Hola a todos *-*~ sé que demoré en subir x_x espero hacerlo más seguido para alcanzar los capítulos nuevos
Había pasado ya casi un mes, y las cosas
parecían mejorar.
El trabajo de Tom consistía en apoyar en la
administración de la academia, estar en la biblioteca archivando la
documentación del Instituto. También recibía clases de música, había decidido
aprender a tocar la guitarra. Todo el día se mantenía ocupado en aquello y en
la noche Bill pasaba para recogerlo, cenaban juntos y luego cada uno tomaba el
viaje largo hacia sus hogares.
Así estuvieron algunas semanas hasta que Bill
lo invitó a pasar la noche cuando se hacía tarde, Tom no se negó, había dormido
en su casa algunas veces, pero no le tocaba más de lo debido.
Hace pocos días Tom le había regalado un
estuche nuevo para su violín, Bill de la emoción lo besó en los labios. Fue
cuando Tom empezó a pensar en la posibilidad de recuperar a su Bill del todo,
así que estuvo frecuentando su casa cada noche.
—El profesor Peter es muy serio —dijo Bill.
—Quisiera que tú fueras mi profesor. —Le
sonrió y Bill le pasó una taza de café caliente, estaban sentados en la sala
comiendo galletas, ya era muy tarde, y Tom había aceptado quedarse en su casa
otra vez.
—Tendrías que estudiar violín, Tom. —Le sonrió
y Tom le devolvió la sonrisa tomando su café caliente. Pasaron un tiempo así,
en silencio, pero Tom tenía cosas que decirle.
—Bill, hoy… hoy fue a la oficina una mujer. —Lo
miró tratando de ver si se sorprendía o no—. Era tu mamá, podría asegurar. —Bill
dejó su taza a un lado y lo encaró.
—¿Te dijo algo? —Su rostro denotaba temor.
—No dijo nada, es que no me vio, pero si me
hubiera visto y reconocido, de seguro me sacaba a patadas o llamaba a la
policía.
—No puede Tom, nadie tiene por qué saber tus
antecedentes, si quieres te cambio de puesto, hablaré con mamá, no me dijo que
me visitaría.
—Descuida, te lo decía sólo porque, bueno, ya
sabes, todo lo que ha pasado. —Se incomodó y tomó más galletas de la mesa para
comerlas. Era un tema que no trataban así no más.
—Es mi vida —dijo seguro de sí mismo—. Yo lo
quiero así, te quiero cerca. —Tom lo miró, dejó su taza de café en la mesita,
luego se acercó decidido a esos labios apetecibles del contrario.
—Quiero estar cerca también, aún más cerca de
lo que piensas —dijo cerca de sus labios y Bill retrocedió ruborizado hasta que
su espalda dio contra el mueble, se mordió el labio estando ansioso.
—Tú puedes —se rindió ante él y sacudió su
cabellera con rastas provocándolo sutilmente—. Soy tuyo…
La invitación estaba clara. El de trenzas no
dudó más. Hacía tiempo lo deseaba, sólo que simplemente no se atrevía a hacerlo
por la sencilla razón que se había planteado no hacerle daño, y para él, tocarlo,
era como hacerle daño. Pero tantas semanas había pasado, y había pasado por
alto tantas insinuaciones, él ya no resistía más, y al sentir los temblores y
jadeos de Bill, supo que él también no aguantaba más.
Sus labios eran los mismos que antes, suaves,
temblorosos y cálidos; una combinación que le agradaba, le excitaba en
sobremanera. Amaba tener el control sobre él y amaba que Bill le pidiera eso,
justamente, ser devorado.
—Ahh… Tom —musitó tembloroso al sentirlo
demandante sobre él, besándole, aplastándole el cuerpo en aquel sofá—. Vamos… a
¡ahh! —Besó su cuello y ahí se quedó,
preso del placer, absorto de la dominancia del otro. Llevó sus manos a la
espalda de Tom y la acarició.
—Esperé mucho para tocarte. —Se alzó un poco y
lo observó detenidamente, Bill estaba jadeando bajo él, y con sus manos
temblorosas le acarició el rostro, con mucho cariño—. ¿Por qué me acaricias? —Bill
le sonrió tímido.
—Porque te quiero…
—Puedo hacerte daño, ¿no tienes miedo? —Negó
con la cabeza y atrajo a Tom con sus manos para besarlo, sus labios hicieron un
sonidito tierno sobre los de Tom, éste sacó su lengua y la pasó por los labios
de su amante, Bill sonrió.
—¿Cómo podría temerte? No eres un león que
come a su presa, eres un gatito que me acaricia. —Tom rió en los labios de
Bill.
—No te confíes —eso lo dijo serio. Moría por…
él en verdad quería llevarlo a la cama y hacerle el amor toda la noche. Pero
sabía que si cruzaba esa línea, todo podría echarse a perder, él lo sabía.
Es que dentro de él estaba la idea de que
cuando se domina a alguien, se le quiere sólo para eso, cuando se doblega la
voluntad de otra persona y se es capaz de hacer lo que se quiera con ella, sin
límites, entonces ese ser prácticamente llega a pertenecerle… entonces daba
libertad para hacer lo que se quiera con él, así fue antes, y a Bill le
gustaba, por más daño que le hiciera, él disfrutaba de esas pequeñas caricias y
ese calor que Tom le daba a cambio de dolor y humillación. Pero ahora que era
libre… Tom tenía temor de tocarlo, porque sí él volvía a hacerlo, entonces
sentiría la necesidad de poseerlo como antes… y eso sería perjudicial para
Bill, más que para Tom mismo.
—Confío en ti y… —se ruborizó aún más, se
mordió el labio nervioso—. Hazme tuyo por favor… tómame en tus brazos, llévame a
donde quieras, mi piel arde por sentir la tuya… —Tom jadeó cerca de sus labios
y luego le mordió el cuello haciendo que Bill gritara de la sorpresa y sus
manos estrujaran sus brazos—. Ahh… —gimió
cerca del oído de Tom.
—Eres mío… grr…—Tom sintió como su sangre
corría por sus venas a una gran velocidad, su corazón latía y todo su cuerpo
pedía profanar el otro. Estaba perdido—. Te arrepentirás, mi Bill —lo tomó en
sus brazos, alzándolo, viendo aquella marca roja en el blanco y largo cuello
del menor.
—No me arrepentiré, yo lo quiero. —Se aferró
al cuerpo del otro mientras era cargado, sus piernas rodearon su cintura y era
llevado hacia su habitación entre jadeos y respiraciones aceleradas, miraba a
los ojos de Tom, lucía diferente, lucía excitado y eso a él lo llenó de una
emoción que no sabía descifrar… era su Tom, el Tom de la cabaña, su
secuestrador.
Al sentir su cuerpo caer en la suave y amplia
cama, todas las sensaciones lo llevaban a aquel lugar en el bosque, a esa
oscuridad y a sentir tanto calor que lo sofocaba.
“Cómeme, muérdeme, hazme tuyo ahora…”
Sus pensamientos salían de su boca en susurros
que incitaban a Tom a seguir. Prácticamente su ropa fina terminó rota en el
suelo de su habitación. Tom parecía intentar controlar aquella sensación de perder
el control, pero por momentos fallaba en eso, recordaba los gemidos de Bill y
las súplicas que decía antes, buscaba eso de Bill, así que alzó sus manos sobre
su cabeza y las aprisionó mientras se acomodaba entre sus piernas, con la otra
mano la bajó hacia el miembro palpitante de Bill.
—Dime que quieres más de esto, dime Bill —jadeó
en sus labios para luego morderle un poco.
—Sí… —Apretó los dientes y cerró los ojos
fuertemente al sentir cómo Tom le presionaba y masturbaba, casi dolorosamente—.
Oh sí… ahh…—soltó un gemido que estremeció a Tom.
Soltó sus manos y besó el pecho de Bill,
sintiendo como temblaba y se agitaba con su tacto. Gozaba en sus brazos, podía
escuchar su corazón latir y hasta querer salirse de su pecho, eso le fascinaba,
le encantaba. Su vientre plano fue lamido insistentemente y sus costados
acariciados. Bill no podía ver, tenía los ojos cerrados sólo disfrutando de las
caricias y besos de Tom en su cuerpo. Los dedos del mayor bajaban lentamente
hasta tocarlo íntimamente entre sus nalgas, el otro gimió algo temeroso y muy
avergonzado.
—Relájate —dijo mientras metía un dedo en su
interior—. Estás tan… tan…
—Tomi —se tapada el rostro con ambas manos
mientras no sabía cómo controlar sus temblores. Miró a Tom y vio que éste
estaba entre sus piernas con toda la cara cerca de su trasero —. Oh… no, espera
ahh… ahh… —Estrujó las sábanas fuertemente y todo su cuerpo dio para atrás al
sentir la ávida lengua del otro descaradamente en toda su piel. Gemía tan alto
que Tom supo que estaba listo, él ya no podía resistir un poco más.
—Estás listo —Bill lo miró con lágrimas en los
ojos y posó sus manos sobre los hombros de Tom, sintiendo que éste se acomodaba
entre sus piernas a las cuales tomó y abrió un poco más—. No sabes, cómo
extrañé todo esto, tu cuerpo, tu esencia… tu todo. —Besó sus labios y luego
tomó su miembro para guiarlo por ese apretado agujero el cual había preparado.
—Te extrañé de esta manera ¡Ahh! —Cerró sus
ojos al sentirse penetrado.
—También te extrañé —susurró y luego esperó a
que Bill se relajara un poco… hace años no sentía lo que sentía en ese momento.
Tom lo miraba con detenimiento empezando a moverse sobre él, haciendo que la
cama sonara y que Bill le arañara un poco los brazos, tratando de adecuarse a
la intromisión.
Luego, cada vez más, las cosas empezaron a
hacerse intensas y desbordantes. Sus cuerpos sudorosos, se recordaban y sus
mentes se conectaban para dar y buscar placer. Hacer el amor, después de tanto
tiempo, era esperado y ansiado. Parecían dos personas hambrientas devorándose
uno al otro.
Tom se sentó y luego Bill subió a su regazo,
al borde del orgasmo, ya ni lo besaba, sólo gemía en sus labios buscando más de
él, buscando esas caricias que le hacían perder el control. Bill no aguantó
más, y casi gritando se corrió, apretando a Tom en el proceso. Cayó en la cama,
agitado, aún sintiendo el placer recorrer todo su cuerpo, sus brazos cayeron a
sus costados y enfocó su vista en Tom.
—No pares —jadeó sintiendo como Tom lo
embestía, se mordió el labio y cerró los ojos conteniendo el dolorcito extraño
en su interior.
—Yo… Bill —Abrió sus ojos y lo miró, Tom
estaba sudando, al borde del orgasmo aún dándole más—. Te amo —dijo cerca de
sus labios y Bill se quedó impresionado, tratando de procesar eso—. Siento que
te amo —volvió a decirlo y besó sus labios.
—Tom… —salió de él y luego esparció su semilla
por el vientre del menor, quien respiraba agitado, emocionado, una mezcla de
sentimientos que hacía que su pecho subiera y bajara agitadamente, y su corazón
latiera casi audiblemente. Llevó una mano temblorosa hacia su vientre y cogió
parte de aquella sustancia y la arrastró hacia su pecho, dejó su mano ahí,
cerca de su corazón apretando un poco y sonrió tímido a Tom, que yacía a su
costado suspirando, acompasando su respiración.
—Te amo también —dijo rompiendo el silencio,
Tom se acercó y besó su frente, Bill apartó un poco las sábanas y se acurrucó
cerca de Tom abrazándolo, suspirando.
Tenía a Tom, tenía su corazón… se sentía parte
de él y no quería que eso acabara nunca.
***
Algunos días habían pasado. Bill llamó a su
jefe, pidió vacaciones, él había trabajado tanto y sin parar por voluntad
propia, había conseguido todo lo que tenía y la posición social a base de duro
esfuerzo, sintió que se merecía un respiro. Su jefe, obviamente, se molestó
mucho; sabía que era lo justo, pero simplemente no le entendía ¿para qué pedir
vacaciones? Bill no se justificó, simplemente las pidió. Y allá, en la academia
de música, el joven que estaba en la biblioteca el nuevo contrato de Bill,
también dejó de ir por esos días. Raro…
Tom había llamado a Georg diciéndole que se
quedaría en casa de Bill no sabía hasta cuando, pero que así lo había decidido.
Él no cuestionaba nada, sólo le dijo un ‘de acuerdo, amigo’, y eso fue todo.
Los días lo pasaban en casa, viendo alguna
película, Bill le contaba de cómo había logrado alcanzar todo lo que quería, de
las veces que se sintió morir, de las veces en que no confiaban en él. Tom
prefirió ahorrarse el tiempo en contarle las cosas que había pasado preso.
Escuchaba a Bill con mucha calma, aparte de las palabras que salían de sus
labios lo veía sonreír, veía como le brillaban los ojos al contarle algo
emocionante, también veía ese rubor cuando quería pedirle un beso y algo más
después. Tom no se negaba, él lo quería para sí, para siempre.
Eran cerca de la seis de la tarde cuando ambos
amantes descansaban abrazados en la cama después de haberse demostrado lo mucho
que se querían, tal vez dormirían hasta el día siguiente. Pero el teléfono de
Bill sonaba a cada segundo, era ya molestoso.
—Quiero destrozar tu teléfono, ¿qué parte de
que estás de vacaciones no entienden? —Bill rió bajito ya cansado de escuchar
su teléfono de casa, el celular lo tenía apagado hace días.
—Creo que debo contestar…
—Entonces ve —le dio un beso en los labios y
observó cada movimiento de su bello cuerpo desnudo en cuanto se levantó de la
cama, caminó desnudo por su casa, con sus rastas sueltas. Tom se mordió el
labio y suspiró.
Ya en la sala apretó el botón de mensajes,
buscando alguno interesante. El mensaje de su jefe sonó en toda la sala.
“Aló
Bill, esta es la quinta vez que te llamo, no sé tú pero creo que me debes una
explicación sensata de tu desaparecida de vacaciones ¿no crees? El profesor
Félix te está reemplazando con tus alumnas, pero ya hay quejas, esto no está
bien. He pensado ir a visitarte, no sé si estás en casa, pero mañana estaré por
ahí. Saludos Bill, aquí te extrañamos mucho.”
Suspiró al vacío, sentía que el deber le
llamaba, pero por otra parte él estaba tan enamorado, no quería dejar a Tom, no
quería pensar en responsabilidades estando con él. Quería vivir el momento,
cada instante. Apretó otro botón para escuchar las demás llamadas.
“Bill,
habla Andreas, ya sé con quien andas… es intuición mía, la otra vez los vi
saliendo juntos del Instituto, ¿pretendes arruinar tu vida? Tropezar otra vez
con la misma piedra, eso es exactamente lo que haces. Ese tipo no es bueno, no
es para ti, date cuenta…”
Bill dio finalizado ese mensaje, lo cortó y no
quiso seguir escuchando más. Para él era claro que quería a Tom y que era
correspondido. Pero pensó en que ya era tiempo de volver a su trabajo, no
quería que Alfred, su jefe, lo visitara mañana, aún era temprano, tal vez sería
bueno ir allá como paseando con Tom y hablar cara a cara con su jefe diciéndole
que tenía derecho a tomarse unas vacaciones con quien quisiera y el tiempo que
quisiera.
Regresó a su habitación, Tom parecía
intranquilo.
—¿Alguna llamada interesante? —preguntó sin
mirarle a los ojos.
—No, todas diciendo lo mismo, creo que debo
regresar al Instituto y explicar esto. —Se sentó en la cama. Tom se sentó a su
lado y acarició su espalda.
—¿Te irás ahora? —Bill lo miró e hizo un
puchero.
—¿Vamos? Quiero salir, quiero salir contigo a
caminar donde sea y de paso visitar el Instituto.
Tom no se negó, prefería acompañarlo antes de
no saber qué hacía Bill mientras él no lo veía.
Ambos salieron abrigados, hablando de cosas
superficiales, comiendo gomitas dulces en el auto rumbo al Instituto, después
de ir ahí tenían planeado ir a algún cine donde ver una película romántica.
Al llegar al Instituto, Bill entró primero,
decidido, detrás de él iba Tom, un tanto inseguro, no conocía a casi nadie pues
su trabajo era en la biblioteca y en administración. No conocía a todo el
alumnado como Bill, sólo a los de su clase de guitarra que dejó de asistir.
Bill miró hacia atrás y sonrió a Tom, luego
estiró su mano y se la cogió, Tom estaba frío y Bill cálido.
—Ven, vamos, no demoraremos mucho, lo prometo —dijo
un Bill seguro, tratando de tranquilizar a Tom, éste sólo asintió intentando
con todas sus fuerzas y optimismo caer bien a todos. No era fácil, no para él.
Caminaron por el pasillo de la entrada,
algunos estudiantes se cruzaron con ellos y Bill saludaba con una sonrisa
amable y seguía avanzando, algunos se percataron de que el profesor Bill
llevaba de la mano a otro sujeto que ante la vista de otros lucía bastante
molesto. Algunos que pasaban sonreían a Bill de manera amable, lo saludaban y
luego miraban detrás de él poniendo mala cara, preguntándose ¿y quién es el
otro? ¿Su novio? ¡Pero qué cara! Tom podía percibir los murmullos, las
indirectas, esto lo ponía cada vez más molesto. Pero para Bill pasaba
desapercibido, aunque notó la mueca de molestia de una de sus alumnas, sólo
apretó más la mano de Tom y siguió avanzando.
—¡Bill! —gritó su amiga Catherine en cuanto lo
vio, acercándose a él para abrazarlo hasta que prácticamente frenó en seco al
notar que jalaba de la mano a un sujeto—. Oh… lo siento, digo ¿Quién es él? —Lo
señaló con el dedo y Bill lo jaló a su lado.
—Es Tom, mi novio. —Ella lo miró sorprendido y
Tom trató de sacar una sonrisa amigable, pero ella carraspeó media nerviosa,
eso Tom no sabía cómo interpretarlo—. Tom, ella es Catherine, mi amiga y
estudiante.
—Oh… oh, —rió nerviosa—. Ok, sí, tu novio,
hola Tom —extendió su mano temerosa y Tom la saludó.
—Mucho gusto, Catherine. —Por el tono de voz
que usó Bill pudo darse cuenta que no se sentía cómodo, así que decidió dar fin
a la conversación.
—Catherine, sólo vine a hablar con Alfred,
nada más, así que hablamos otro día. —Hizo un gesto de despedida y tomó a Tom
de la mano otra vez, siguiendo su camino.
La chica se quedó estupefacta, pero Tom sintió
que miraba mucho a Bill, él se sintió extraño, así que mientras era jalado de
la mano miró a la chica y le hizo un gesto de desprecio que ella tomó como
ofensa.
—¿Falta mucho? —Apretó un poco la mano de
Bill.
—No, descuida Tom, es en la puerta celeste que
ves ahí, sólo entraré un momento, explico algunas cosas y nos vamos, ¿deseas
entrar conmigo? —preguntó viéndolo a los ojos.
—Yo… —Esquivaba su mirada—. Entra tú mejor, te
espero aquí.
—No demoro, lo prometo.
Así fue, entró a la oficina de su jefe, Tom se
quedó en la puerta esperando, viendo pasar a muchos estudiantes y profesores de
un lado a otro, se sentía pequeño, todos eran tan elegantes, todos parecían tan
amables. Él no se sentía amable ni elegante, sentía temor de opacar,
decepcionar a Bill. Sobó sus manos, nervioso y se mordió el labio jugando un
poco con el piercing que tenía. Un chico de cabellera rubia lo miraba de lejos,
su vista chocaba tanto con aquel sujeto que se incomodó en sobremanera.
Bill, dentro de la oficina, intentaba
explicarle a su jefe que se tomaría más tiempo de vacaciones.
—Te daré un aumento —sacó de su cartera su
chequera—. ¿Cuánto quieres?
—No es eso, mis vacaciones me corresponden por
derecho, tengo meses acumulados, los tomaré por voluntad.
—¿Por qué? ¿En qué andas jovencito? —lo
inquirió. Bill prefirió callar.
—Asuntos personales.
Y eso fue todo, no le quedó otra cosa que
dejarlo ir. Ya afuera, notó a Tom bastante incómodo, miraba a todos lados como
sintiéndose amenazado. Bill lo tomó de la mano pero Tom decidió rodear con un
brazo su cintura mirando hacia un lado de pasillo, pasó su mano por su trasero
y lo apretó ocasionando que Bill se sobresaltara.
—¿Qué pasa? —preguntó Bill sonrojado por el
atrevimiento de Tom.
—¿No te gusta que te coja el trasero? Sabes lo
mucho que me gusta hacerlo. —Bill se intimidó algo, se ruborizó aún más, Tom
miraba de reojo hacia el mismo lado del pasillo, fue cuando Bill decidió
levantar su mirada hacia ese lado, encontrándose con la mirada atónita de
Andreas.
—Mi amigo Andreas está allá. —Levantó una mano
en señal de saludo y le sonrió. Tom puso una mano en la cintura de Bill, miró a
Andreas de reojo y prácticamente evitó que se acercara—. Tal vez está ocupado. —Miró
a Tom y le sonrió—. Vamos a casa…
Por el estado tan extraño de Tom, prefirieron
ir a casa, la salida al cine quedó frustrada. Al llegar de noche Tom tomó a
Bill en sus brazos y lo hizo suyo, aunque Bill estuviese cansado. Aquella noche
Bill lo sintió extraño.
A la mañana siguiente, muy temprano, llamaron
a su puerta. Bill se levantó pesadamente y sintió a Tom tomarle de la muñeca.
—Llaman a la puerta, veré quién es, tal vez es
una emergencia.
—Ve —Así lo hizo después de vestirse.
Caminó pesadamente hacia la puerta de su
departamento y vio quien era: Jared, un profesor, ¿qué hacía él en la puerta de
su casa? La abrió para saber.
—Profesor jared, pase —dijo algo apenado.
—Disculpa que venga así a tu casa sin avisar,
como no te había visto hace tiempo, decidí saber qué pasaba.
—Descuide, yo… bueno, tomé unas vacaciones.
En la habitación Tom se sobresaltó al escuchar
una voz masculina distinta a la de su Bill en la sala, salió de la cama y se
cambió, estaba nervioso, no sabía por qué pero se puso frío otra vez. Salió de
la habitación sin zapatillas, caminó descalzo hasta estar cerca de la sala, se
quedó en el pasillo, escuchando…
—¿Que tienes novio?
—Sí —rió bajito.
—Pensé… pensé que… —calló nervioso—. Pensé que
te gustaba, Bill. —Algo dolió en el pecho de Tom, apretó sus puños, estaba
asustado por lo que Bill pudiera contestarle a ese sujeto. Se asomó un poco y
lo miró, estaba sentado en el sofá, era rubio, de ojos celestes, muy bien
parecido y elegante.
—Oh, Jared —su voz sonó excitada—. Cuánto lo siento, no quise dar esa impresión,
eres un buen amigo, un buen profesor también, en verdad no sabía que pensabas
eso de mí, lo siento…
—Descuida, tu novio ha de ser un buen tipo —escuchó
como Bill rió nervioso—. Aunque sabes que podría… bueno, me gustas mucho,
siempre me has gustado, podría darte todo lo que te mereces, eres tan especial
Bill, supongo que ya lo sabes hasta de sobra. —Bill lucía acalorado, rió otra
vez tratando de no estar nervioso.
—Oh Jared, ¿todo eso viniste a decirme justo
hoy? —Tom estaba temblando, sentía un mar de emociones que querían salir de su
cuerpo o explotaría.
—Lo siento, la verdad que sí, te sentía lejos
últimamente, de todas maneras ya es tarde —dijo sonando lastimero, Bill se
preocupó.
—Lamento que sea tarde, es verdad, yo lo
aprecio mucho, su profesionalismo, su amabilidad… —Una lágrima se deslizó por
el rostro de Tom, se enfadó mucho y salió del pasillo sorprendiendo a Bill y su
invitado—. Tom, Tom, él es el profesor Jared —se apresuró a presentarlo, pero
los ojos rojos de Tom lo preocuparon y luego lo asustaron cuando no dejaba de
ver a Jared.
—¡Largo! —gritó cerca del rostro del otro que
yacía de pie, sorprendido, llevó una mano a su pecho demostrando un gesto de indignación
y luego miró a Bill—. ¡Ni lo mires, largo, fuera! —Bill fue al lado de Tom,
tomando su brazo, intentando calmarlo, pero éste sólo miraba a los ojos de
Jared, los miraba con odio. Se paró cerca del otro, retándolo frente a frente.
—¿Éste es tu novio? Parece loco. Amigo,
pareces loco —le dijo mirándolo a los ojos. Parecían dos fieras a punto de
enfrentarse por una presa.
El cervatillo, temeroso, agarró a su león, lo
jaló diciéndole muchas cosas, intentando calmarlo. Sus manos estaban frías, su
garganta se secó y un grito salió de su boca en cuando vio a Tom lanzarse sobre
el otro que cayó en el sofá. Una pelea horrible se desató en su sala, él no sabía
qué hacer, cómo calmar a Tom, cómo librar a su amigo Jared. Sólo veía como el
puño de Tom se manchaba de sangre del labio de su amigo y luego vio como Jared
asfixiaba a Tom hasta casi ponerlo morado. Bill agarró un palo de escoba y dio
con eso a Jared.
—Vete… lo siento, pero vete —dijo agitado
después que vio que Jared soltaba a Tom.
Luego se desesperó en cuanto vio que Tom le
golpeaba con su rodilla en el vientre al otro —Tom, basta ¡basta! — gritaba.
Tom cogió del cabello al otro y lo sacó de la casa, entre insultos, empujones,
terminó por sacarlo de ahí y cerró la puerta.
—Bill —Lo miró y éste retrocedió pues vio
fuego en sus ojos, temió después de tanto tiempo, le temió hasta temblar.
—Yo lo siento…lo siento —decía mientras Tom se
le acercaba, no sabía por qué le decía que lo sentía si no tuvo culpa.
—¡No puedo confiar en ti! ¡No puedo! —Tomó su
brazo y apretó un poco.
—¡Ahh! No fue culpa mía…
—¿Que no? ¡Todos te quieren, todos te miran,
todos te alejan de mí, todos me odian!
—No me grites… no es así Tom, suéltame —pidió lastimero cuando ambas manos se posaron
en sus brazos, haciendo una presión que dolía.
—¡No te suelto, eres mío!
“Mío, mío, mío” lo repetía insistentemente
mientras lo golpeaba y desnudaba rompiendo su ropa en el proceso. Bill se
sentía tan débil, incapaz de defenderse, aún no podía creer lo que le estaba a
punto de pasar, estaba como en una especie de shock emocional, sentía que todo
era como una pesadilla; sólo reaccionó cuando estaba boca a bajo en el sofá de
la sala y Tom lo aprisionaba de la nuca mientras que con la otra mano tomaba su
cadera levantándola un poco para tener todo su trasero expuesto.
—Tom… no… —logró decir. Pero ninguna súplica
sería escuchada.
Tom había perdido el poco control que tenía y
sus ganas de reafirmar que Bill le pertenecía eran intensas. Quería que Bill
supiera que él hablaba en serio, de alguna manera tenía que afirmarse en él. Lo
marcaría y en ese momento no podía ver la magnitud del daño que le estaba a
punto de hacer.
Bill gritó tanto y hasta lloró, le dolía
mucho, sus manos arañaban aquel sofá y sus lágrimas lo mojaban. Su corazón se
rompía en miles de pedacitos…
No era primera vez que era violado en un sofá,
por la misma persona.
Que horrible era sentir en carne propia
tropezar otra vez con la misma piedra. Ahí, mientras era embestido con fuerza
evocó en su mente su error… “Otra vez no, otra vez no…”
Luego que todo pasó, Tom se le acercó con un
bold de agua tibia y una toalla, Bill yacía sobre el mueble ensangrentado con
la mirada perdida en algún punto del techo, sintió como Tom le limpiaba…
exactamente igual a cuando estaba en su cabaña.
—Bill…
mírame. —Bill lo hizo, era su Tom de todas formas—. Sé que lo que te voy a
decir no arreglará nada… pero te quiero. —Bill le frunció el ceño, y se levantó
del sofá reprimiendo su dolor, Tom tomó su brazo, pero Bill sigilosamente se
zafó de él—. Bill… —Caminó desnudo hacia su cocina, y tomó un cuchillo—. Espera…
qué haces. —se dio la vuelta y encaró a Tom.
—Largo de mi casa. —Le apuntó con el cuchillo
y abrió los ojos, en signo de amenaza—. ¡Vete!
—Por favor, Bill…
Tropezar dos veces… pero tres, tres ya no.
u_u lo que tanto temíamos, pasó. A ver cómo se soluciona, aunque hablar de solución en este caso es bastante complicado... gracias por leer, pronto el siguiente capítulo. No olviden comentar ;)
Voy a llorar, ¿Por qué ma haces esto? Quiero que se den una oportunidad, pero god, lo que Tom hace es imperdonable, si fuera yo absolutamente lo enviaría lejos y fuera, es que agg, es, como tú dijiste, demasiado complicado que le perdone eso, y lo entiendo sino lo llega a hacer uwu, quiero ver que hace Tom :( so, espero el siguiente capítulo ^-^
ResponderEliminarPink ame este capitulo no puedo esperar a saber que pasara =D Amo este fic es mi favorito <3 estoy muy ansioso por saber que hará Bill... sube pronto el próximo cap que no me aguanto por leerlo :3. Bueno Pink espero que te este yendo bien besos y abrazos! de tu fiel lector Nico XD.
ResponderEliminarPink he venido hasta aqui a tu pagina, solo para decirte que... TE SUPLICO POSTEES EL ULTIMO CAPITULO en thficcion t.t el dia de hoy me he puesto a leer todo el fic nuevamente, y encontrarme con que ha pasado TANTO tiempo y nisiquiera recordaba que aun queda un capitulo inconcluso. De verdad amo cautivo. Siempre me dejas esperando por meses. Y asi mismo pasa con adultez, y ahora una de tus ultimas historias vagabundo, que espero par favar no la dejes inconclusa, incluso si es posible alargarla mas ¿?... Disculpa las molestias pero por favor. Apiadate de nosotras tus lectoras(?
ResponderEliminarRecuerdo esta parte, espero que esta vez Bill sea firme y no lo deje volver porque si, amo este fic, que bueno que lo subas aqui :D
ResponderEliminarGracias a cada uno por comentar y amar este fic, es bastante complicado y espero al fin llegar a los capítulos inéditos.
ResponderEliminarLos quiero<3