lunes, 2 de marzo de 2015

Cautivo - 22

Hola a todos *-* uff... se que demoré mucho en publicar~ u_u pero bueno, mejor avanzo con este fic para pronto subir lo nuevo *o*. Gracias a quienes siguen la historia y los demás fics. Besos<3 
Bill podía sobresalir ante cualquier adversidad, así como fue capaz de sobrevivir con su secuestrador en condiciones infrahumanas. Había aprendido cómo hacerlo, cómo hacerle frente a las adversidades y los retos, y su única debilidad, su talón de Aquiles siempre sería Tom.
El éxito le sonreía, la posibilidad de entrar en muchos trabajos que no necesariamente eran la música habían tocado su puerta y lo habían tentado a probar nuevas cosas, pero ahí estaba su sombra, su ex secuestrador, detrás de él, en su casa, a dónde vaya y eso era el principal problema… Bill no aparentaba ser un inofensivo cervatillo detrás de su captor, ahora sus grandes cuernos le permitían defenderse y querer escapar, lo que ocasionaba en Tom todo un temor e inseguridad.
—¿Qué significa esto? —preguntó Tom al encontrar entre sus cosas una invitación de unos diseñadores importantes incluso del mismo Paris.
—Bueno… es… —Bill estaba bastante nervioso pues sabía que Tom se molestaría mucho si supiese las recientes conversaciones que ha estado teniendo con muchas personas.
—¿Qué es? ¿Una invitación? —Lo miró con reproche.
—Sí, hem…
—Ni que fueras modelo, debieron haberse equivocado. —Con ambas manos arrugó el papelito pensando que era eso, una equivocación.
—Tom…
—¿Hum? —Lo miró a los ojos mientras se deshacía de la hoja.
La otra vez que había realizado una presentación de violines, unos empresarios se le acercaron porque habían visto potencial en él no sólo artístico sino también físico, Bill era muy bello y a comparación de cuando fue rescatado del secuestro había crecido varios centímetros más y echado cuerpo, además cuidaba mucho su imagen, pero lo hacía para Tom, su principal motivación.
—Bueno… yo… —Tom frunció el ceño, sabía que Bill le ocultaba algo.
—Habla ya.
—Quieren que modele… la otra vez se me acercaron unas personas importantes —habló emocionado, hasta sonaba como si le faltara el oxígeno—… no puedo creer que se hayan fijado en mí, o sea, no sólo en mi música, sino en mí, me dijeron que tengo cualidades para pasar por una pasarela, ya sabes, modelar y que además de eso me pagarían mucho dinero, un poco más de lo que gano en la academia. —Tom se lo imaginó por un momento y se molestó.
Miles de pares de ojos mirando a Bill, no sólo eso, deseándolo… imaginando perversiones con su belleza. Su estómago dolió de la incomodidad y se acercó a Bill borrándole esa sonrisa de emoción que tenía en sus labios.
—¡No irás! ¿Te das cuenta? ¡Eres músico, no un puto modelo de trajes pequeños! ¡Ni se te ocurra pensar que podrás modelar! ¿Dónde está tu cabeza? ¡Esa gente no tiene cerebro, Bill! ¡Sólo les importa el físico! ¡Mírate, eres más que un cuerpo bonito, eres un músico!
Bill ya sabía que reaccionaría así, sabía que Tom se convertiría en una prisión para sus sueños, pero aun así no concebía la idea de separarse, lo amaba aunque nadie entendiera ese sentimiento.
Corrió hacia a habitación a encerrarse y pedir tiempo a solas. Tom golpeó la mesa de vidrio del centro de la sala y la rajó. Estaba furioso, otras personas veían la belleza de Bill y la codiciaban de una forma enferma. Su mente era su peor enemigo, solía obsesionarse con esos pensamientos de que podían quitarle a Bill y es que su sentimiento de inferioridad podía más con él.
Aunque sabía y pocas veces dudaba del amor de Bill, esta vez creyó que comenzaría uno de los más grandes problemas de su relación y que no podría hacerle frente. Bill deseaba volar más allá y él más que nadie sabía que tenía talento para hacerlo.
*
Las discusiones habían ocasionado en Bill un enorme moretón en su pómulo. Tom le había golpeado después de tantos meses sin hacerlo.
—Lo siento… —apenas dijo cuando lo vio corriendo a la habitación a empacar sus cosas—. ¡Lo siento, no escuchaste!
Bill había aprendido no soportar maltratos graves, sabía que debía irse, pero Tom entró en un ataque de ansiedad.
Respiraba agitado, buscando llamar la atención de Bill. Lucía como un león herido, a punto de morir y cuando quiso entrar a la habitación, Bill se lo impidió.
—¡Tom, déjame! —gritó detrás de la puerta. Le dolía el pómulo, sabía que se estaba hinchando parte de su rostro y que quizá le impidiera abrir bien el ojo.
—No quise… —dijo a punto de llorar—. No quise…
Bill comenzó a llorar pues él era su debilidad, pero sabía que debía irse o todo podría empeorar en días…
Para salir de la habitación, esperó un silencio que llegó en casi dos horas luego de haber discutido y hasta pateado la puerta para que la abriera.
Al momento de salir, Tom se arrodilló ante él, cansado, abatido. Bill nunca lo había visto así, jamás pensó que él sería capaz de hacer lo que estaba haciendo.
—Regresaré —dijo Bill con pequeña voz y luego corrió hacia la puerta con una pequeña maleta y no vio hacia atrás… había escuchado a Tom llorar y sabía que podía caer fácilmente en las garras de su león herido.
*
Llegó a su casa y su madre se horrorizó del horrible moretón que, efectivamente, había cerrado un poco su vista.
—… se pondrá negro, se hará una bolsa de sangre coagulada debajo del ojo…
—Ya mamá, no tienes que decirlo.
—Qué horror, debemos denunciarlo, mira cómo te dejó tu perfecta carita —decía Simone, limpiándole y además echándole una crema para hematomas.
Bill sólo podía pensar en cuánto necesitaría para recuperarse, pero vivir lejos de Tom sabía que sería algo muy difícil. En cambio Simone estaba esperanzada en que Bill cambiara de opinión y se quedaría o al menos rehacería su vida como debió haberlo hecho desde que salió de la cabaña cuando fue secuestrado.
—… espero recapacites. —Terminó por decirle su madre y Bill frunció el ceño para luego dejar de hacerlo por el dolor que sintió.
—Mamá… —se quejó.
—Es que esas cosas no se pueden tolerar, mira lo que te ha hecho, recapacita.
—Sólo quiero un tiempo para pensar, no lo dejaré, lo amo.
—¡Pero cómo puedes amarlo! —Eso era algo difícil de explicar para Bill, así que prefirió alejarse de ella, se fue a su habitación dejando que su pequeño perrito lo siguiera.
Se encerró y recostó en su cama apreciando la decoración de su adolescencia… su violín, los pósters de músicos y deportistas, el orden de las cosas y el olor particular que le hacía sentirse en casa.
—Si todo fuese más fácil… —dijo con los ojos cerrados, aguantando las ganas de llorar—. Si todo fuese como en las demás parejas, nada de esto estaría pasando, ¿por qué tendré que amarlo? ¿Qué amo de él? —Se quedó pesando—. Pero no puedo dejarlo, no quiero.
*
Los días pasaron y Bill se recuperó, pero a la par de eso, disfrutó un poco su casi libertad viajando un poco, visitando a sus demás familiares.
El secuestro lo había marcado mucho, había creado una brecha entre él y los demás, nadie lo entendía, no sabían si consolarlo o decirle algo que lo hiciera sentirse mejor, pero al momento de que se enteraban que mantenía una relación sentimental con la persona que le había causado tal mal, las personas lo aislaban, no sabían qué decirle o cómo reprocharle. Bill estaba cansado de tener que explicar, así que evitaba tocar el tema.
Tenía tíos de dinero los cuáles no lo veían desde hacía años, cuando apenas era un frágil adolescente con sueños de ser músico y vivir una vida tranquila.
—¿No te has casado? —preguntó uno de ellos y Simone tosió indicándole que mejor no diera detalles de su vida sentimental.
—Aun no —dijo Bill con una sonrisa.
—Vaya, tan guapo, podrías ser todo un galán de telenovelas o un modelo de esos de torta… —rió su tío y Bill se quedó pensando en eso. No era primera vez que le decían eso, así que pensó en la propuesta que le habían hecho hacía ya un mes.
—¿Crees que podría ser modelo? —preguntó un poco inseguro a su tío de avanzada edad.
—Pues claro, además de músico, si deseas, podrías ser modelo, sacaste el porte de mi hermano… —Y siguió hablando.
Bill se animó a aprovechar un poco de su libertad y luego de visitar a sus familiares regresó a la ciudad, cerca del departamento que compartía con Tom, pero se hospedó en un hotel.
Había tenido que pedir vacaciones forzosas en su trabajo en la academia y lo bueno era que tenía ahorros con qué vivir.
Decidió llamar a los diseñadores que hacía un tiempo lo habían contactado después de un concierto de violines que organizó en la academia.
—¿Aló?
—Sí, habla Bill Kaulitz, yo… usted me propuso una vez modelar para sus diseños…
—Vaya, claro que me acuerdo de usted, pensé que nunca llamaría, pero valió la pena mantener la esperanza.
Y así fue como se pusieron en contacto y Bill accedió visitarlo en su casa de modas para así conocerlo un poco más.
Se quedó sorprendido por conocer la casa de modas de uno de los más famosos diseñadores de Alemania, Wolfgang se llamaba y era un tipo ya mayor, pero muy amable que lo recibió con un beso en cada mejilla.
—Eres de la talla perfecta, eres perfecto, sería grandioso trabajar contigo —dijo un emocionado Wolfgang. Bill casi enrojeció, tanto halagos de personas importantes no era el pan de cada día en su vida un poco controlada.
—Es una experiencia que quisiera tener, aparte de la música, quisiera saber de esto.
—Te enseñaré todo lo que quieras.
Y así comenzaría una amistad agradable, nuevos conocimientos y experiencia que hicieron que poco a poco Bill se olvidara del mal rato vivido hacía ya más de un mes, pero eso no era suficiente para olvidarse de Tom y tampoco quería hacerlo, aun lo amaba.
Probarse las ropas extravagantes del diseñador fue una experiencia casi placentera para Bill, su capacidad artística le hacía disfrutar cada uno de los detalles creativos y las texturas de los trajes, Wolfgang amaba verlo sonreír como un niño cuando se probaba sus más preciados trajes.
—Quisiera que modelaras este fin de semana.
—No sé qué decir —dijo emocionado, ya había ensayado en la pasarela junto con otros jóvenes altos y atléticos como él. Lucía emocionado y Wolfgang sonrió—. Usted sabe que no sé de estas cosas, no soy un modelo.
—Lo eres y créeme cuando te digo que naciste para esto, eres perfecto y aprendiste rápido, incluso lo hiciste mejor que mis modelos habituales. Vamos, acepta, serías mi plato de fondo.
—¿Plato de fondo?
—La estrella principal.
—Pero no soy una estrella.
—Vamos Bill, eres uno de los mejores músicos de la ciudad.
—Pero no soy famoso, apenas y toco el violín.
—Qué modesto —le sonrió—. Te haré famoso Bill, piénsalo o al menos tómalo como experiencia, ¿de qué vale que hayas ensayado tanto si no modelarás para mí? Te pagaré con creces…
—El dinero es lo de menos, le agradezco mucho la confianza y creo que sí me gustaría por la experiencia, modelar, sería un honor.
—No jovencito, el honor es todo mío.
Y así Bill comenzó a superar su depresión asistiendo a los ensayos, saliendo a cenar en grupo con los demás modelos. No era gente superficial como él pensó, cada uno tenía una vida vinculada a lo artístico y sueños grandes y locos que le perecían interesantes. Así fue como descubrió que el tener amigos lograba llenar su vacío corazón de experiencias lindas.
No había regresado al departamento y estaba seguro que buscaría hacerlo después de darse la experiencia de saber cómo sería modelar.
*
—… la adrenalina fluye por tu cuerpo, es todo tan orgásmico, la gente te mira, siente tu energía y tú la de ellos, es como caminar sobre la luna, tocar el cielo, la música entra a tu sistema y enloqueces… modelar es una pasión. —Le decía Michael, uno de los modelos con el que había entablado más cercanía.
—¿Y si tropiezo? ¿Y si a nadie le gusta?
—No pasará, si caminas firme, si vives el momento, el instante con mucha entrega, no te caerás, tus piernas se moverán coordinadamente y verás que al acabar, querrás volver a empezar. —Bill le sonrió y caminó hacia los vestidores junto a los demás modelos. Él abriría la pasarela, tenía un vestidor un poco privado y especial con muchas mudas de ropa que modelaría esa noche.
—¡Vamos, vamos, bellezas, luzcan mis trajes, impresionen, brillen! —animó Wolfgang en los vestidores, dando palmas y luego la música de violines que Bill había creado sonó y las luces se alistaron en la pasarela para dar inicio al desfile.
Bill estaba vestido y maquillado con el primer traje elegante, blanco brilloso con un par de alas atrás, cabello negro suelto y lacio, maquillaje sutil, delineado y sombras azules que realzaban sus facciones angelicales.
Al momento de salir, su corazón bombeó rápido y decidió memorizar cada segundo de la experiencia. Era verdad, la adrenalina fluía por sus venas y todo era electrizante. Caminó firme sin temblar, con la frente en alto y luego dio un repaso visual y vio cómo los demás lo miraban como si fuese un ángel de verdad. Hacía días no se sentía así de especial.
Sonrió triunfante y regresó por la pasarela, entrando por la puerta de cortinas con plumas blancas y luego corriendo hacia su camerino para cambiarse de ropa.
—¡Muy bien, ese es mi chico! —gritó el diseñador, felicitándolo por su entrada triunfal y Bill le sonrió feliz para luego entrar a su respectivo camerino.
La música sonaba distante y sabía que tendría menos de diez minutos para estar listo con un traje negro.
Su camerino no tenía puerta, apenas era un cuarto con ropas colgando y luego debía salir hacia otro lleno d espejos en donde le darían retoques en el rostro.
Se inclinó para quitarse las botas blancas y escuchó a alguien entrar… pero apenas pudo alzarse pues un arma le apuntó en la nuca ocasionando que se le bajara la presión de golpe cuando una voz sonó detrás de él.
—Alto. —Bill volteó lentamente y alzó las manos, asustado, petrificado.
—Por favor… —apenas dijo y vio un hombre alto con capucha negra en el rostro, y lentes negros, tenía guantes además y en una mano un par de sogas negras.
Todo pasó rápido, lo jaló de la chaqueta y las alas que tenía en la espalda cayeron al suelo.
—No grites, no hagas nada o disparo.
Bill podía sentir un extraño olor ácido en el ambiente, pero apenas pudo reaccionar o pedir ayuda, era llevado a empujones por el pasillo rumbo a la salida trasera. No había personas cerca, todos estaban modelando o en el cuarto de retoques, Wolfgang había preferido darle a Bill uno de los lugares más privados del local pues sabía que era tímido y le incomodaba cambiarse delante de los otros, pero jamás pensó que eso pondría en peligro a Bill.

Había un grupo de personas cerca de la salida y Bill quiso pedir ayuda, pero un pañuelo húmedo tapó por detrás su boca y al momento de tomar oxígeno por lo agitado que estaba, perdió el conocimiento… olvidando todo.
u_u como sabrán, de seguro ya se imaginan lo que ha pasado... pronto subiré más. ¿Comentarios? 

3 comentarios:

  1. Que capitulo mas impactante, de nuevo el secuestro.
    Espero el proximo >.<

    ResponderEliminar
  2. Hola Pink!!! lei el capi en cuanto lo publicaste y quede impactada O: Nuevamente los celos enfermizos de Thomas dejaron huella en el delicado rostro de Billy ¿porqué reaccionar con violencia por cualquier situación en la pareja? Inseguridad es sinónimo de violencia? y él lo sigue queriendo, pero debía alejarse POR SU BIENESTAR PSIQUICO Y FISICO. y AHORA OTRA VEZ LO HARA PADECER UNA NUEVA OLEADA DE AGRESIONES DE TODA ÍNDOLE??? THOMAS ARE YOU CRAZY??? :'( Encuanto puedas actualiza DamitaRosa :) ♥

    ResponderEliminar
  3. Nooo secuestro de nuevo ojala no sea Tom aunque bill lo hubiera reconocido haa el trama esta bienisimo pink eres genial huuu espero lemon XD hace tiempo no lei tus fics tan bellos haaaaa estoy n anciedad haaaaa continuaaaa

    ResponderEliminar