viernes, 3 de julio de 2015

Cautivo - 25

Hola a todos *-*~ lamento la demora, pero acá un capítulo más de esta compleja historia. Gracias a aquellos quienes han comentado y también que han estado pidiendo la historia. 
Tom miró con angustia al doctor y una enfermera entró para auxiliar a Bill. El doctor se hizo a un lado no mirando hacia el cuerpo de Bill, se acercó más a Tom con la mirada fría, Tom estaba agitado y la enfermera que entró se acercó al doctor.
—Señor, usted lo está agitando. —El doctor sacó una credencial.
—Médico psiquiatra, déjeme a solas con Tom, llévese al desmayado lejos de aquí.
—Sí, doctor —dijo la enfermera de manera sumisa.
—¡No! —gritó Tom—. No se lo lleven… —intentó levantarse—. ¡Bill! —El doctor Müller se acercó e inclinó para mirarlo a los ojos, desafiante, entonces la mirada de Tom se oscureció y apretó los dientes conteniendo la ira.
—Sé quién eres —dijo el doctor frunciendo el ceño—. Será mejor que te mantengas muy lejos de él o de lo contrario te buscaré hasta meterte en un manicomio porque eres un peligro para la sociedad, Tom. En estos momentos no llamo a mi equipo solo por consideración a ti, para darte la oportunidad de que desaparezcas por tu propia voluntad. —Tom se agitó.
—No puede quitarme lo único que tengo… —dijo en un susurro.
—Ya lo dejaste, lo liberaste por su propio bien, no hay marcha atrás, o si no…
—¿Me está amenazando?
—Sí, te estoy amenazando. Pediré al Hospital un reporte tuyo y te harán un seguimiento, puedo poner cargos policiales en tu contra usando mi profesión así Bill se niegue, podría meterte en la cárcel de ser necesario, pero no lo haré, solo te mantendré vigilado, no descansaré hasta morir tranquilo sin cargos de conciencia por Bill, no descansaré hasta ver a ese joven recuperar la vida que él solo se había ganado. ¿Estamos o no estamos, Tom? Será la única vez en la que confíe en tu palabra, ¿estamos? —Tom temblaba ante la idea… nunca más vería a Bill, nunca más se acercaría o de lo contrario iría a un manicomio; ni siquiera sabía si eso era legalmente posible, así que miró al doctor, desafiándolo.
—¿Con qué pruebas me metería en un manicomio? ¡Usted se excede!
—¡Quien se ha excedido toda una vida eres tú! —Sacó de un maletín un folder y se lo mostró—. ¿Sabes qué es esto? —Tom negó con la cabeza—. Es tu vida, tu trastorno, tu enfermedad; acá dice que tienes serios problemas para socializar, no solo rasgos de un trastorno de personalidad antisocial, acá dice que puedes empeorar si no tomas medicamentos, acá dice que eres un peligro para la sociedad, acá dice tantas cosas que debí haber hecho caso, pero no lo hice, por eso vine a remediarlo; no aceptaré un no como respuesta o procederé a levantar cargos en tu contra. —Tom cerró los ojos, estaba perdido.
—¿Y qué es lo que debo hacer?
—Aléjate de Bill, solo eso. Estarás siendo vigilado, serás derivado al equipo de especialistas de este hospital, deberás ir a una cita especial de evaluación y luego te llevarán tratamiento ambulatorio a domicilio, deberás firmar la entrega de medicamentos no sin antes de firmar un acuerdo de qué clase de medicamentos tomarás y deberás aceptar ser vigilado.
—No puedo creerlo, me quitará la vida, me controlará con sus medicinas, no sé cuál es peor, la cárcel o aceptar su trato, además no sé bajo qué cargos me regresaría a la cárcel.
—No cumpliste tu condena, Tom, estás en falta.
—¡Firmé mi libertad condicional!
—Pero al secuestrar a Bill otra vez ya perdiste todo, y aunque él no levante cargos yo podría hacerlo alegando que Bill no está en condiciones mentales para hacerlo, es mayor de edad y tiene el síndrome de Estocolmo, pero la sociedad está en peligro por si se te ocurre secuestrar y violar a más personas, porque estás enfermo Tom, nadie en su sano juicio toma a las personas, les quita su libertad y las abusa, y luego piensa que puede formar una relación con ella, ¡jamás! —Tom dejó de verlo a los ojos, se quedó pensativo.
Él era un monstruo por más que no quería verlo, por más que quería hacer caso lo que Bill percibía de él, pero nunca se sintió un monstruo como en ese momento.
—Quizá debería estar muerto —dijo Tom y el doctor Müller asintió.
—Sí, pero ya que no lo estás, al menos déjame ayudarte a controlar esos elementos en los cuales no tienes el control. —Tom lo miró y asintió.
—De acuerdo, no tengo nada más que perder, ya perdí todo.
—Tuviste una oportunidad, se te enseñó cómo integrarte a la sociedad, hasta el mismo Bill te dio la oportunidad de una vida juntos, se agotó todo, Tom, ahora solo déjate amarrar.
Resignación.
Eso era lo que Tom sintió en esos momentos, una resignación que le hizo sentir mal, pero de la cual no había más opciones.
*
Bill despertó en una camilla y su familia estaba a su lado, pero él no quería conversar con nadie.
—Déjenme solo —pidió en un susurro—. ¿Por qué tengo esto? —preguntó a una enfermera a su lado señalando la aguja en su brazo.
—Grave cuadro de desnutrición y deshidratación, usted estará aquí un par de días hasta recuperarse.
—Es por tu bien, hijo —habló su madre acercándose temerosa.
—Vete —dijo reacio.
—Hijo, no me hables así… —se sintió muy mal, habían cerca de cinco personas en la sala, ambo padres, su anterior jefe, una alumna y su ex amigo de la infancia Andreas.
Todos ellos pensaban encontrar alguien asustado que dijera “metan a la cárcel a ese monstruo”, algo parecido o que al menos estuviera agradecido con sus padres por el apoyo, pero a cambio de eso veían un joven ido, débil y frío.
Terminaron saliendo de la habitación, todos menos Simone, ella se quedó y se le acercó.
—No te entiendo, Bill, ¿tanto daño te ha hecho?
—No quiero hablar del tema —evitó verla, pero ella suplicante insistió.
—No puedes decir que no hicimos nada por ti, Bill, ¡hicimos todo, todo! Gastamos todos los ahorros que teníamos, el dinero para las vacaciones familiares a Disney lo gastamos cuando te secuestró, poner los anuncios, buscarte por todo lado… días enteros de búsqueda en las calles, ¿cuánto crees que nos costó? Y no solo hablo de dinero, emocionalmente nos desgastamos. Pagar la recompensa costó el auto de tu padre y los ahorros de tu abuela, pagar los psiquiatras, tu internamiento y medicinas costó endeudarnos cada mes, hacer que termines la academia, pese a las deudas, vivir como pobres, trabajar más horas, ¿no lo entiendes? ¡Todo lo hicimos por ti! ¡Y mira cómo nos pagas! —gritó Simone indignada.
—Señora, voy a pedir que se retire —indicó la enfermera.
Bill cerró los ojos y giró el rostro, se desconectó de todo, no tenía cabeza para reflexionar, agradecer a sus padres y volver al buen camino, para él nada era tan sencillo.
Quería estar con Tom.
Simone terminó saliendo y su esposo pidió disculpas a los demás presentes e instó no comentar nada de lo que habían visto a nadie.
La gente se fue y Simone miró a Jörg, —Debemos tramitar su internamiento a un hospital psiquiátrico. —Jörg frunció el ceño.
—¿Con qué dinero? No valdrá la pena, esas cosas no funcionan, solo vámonos Simone, esto es caso perdido.
—¡Cómo puedes hablar así!
—Es la vida que él escogió, ya es mayor, ya no es nuestra responsabilidad, él tiene que darse cuenta por sí mismo, nosotros al rescatarlo, solo lo malacostumbramos, entiende. —Simone comenzó a llorar, no podía pensar así, pero estaba tan desgastada emocionalmente que terminó yéndose a casa sin tramitar nada.
Esa noche fue muy triste para Bill, le explicaron que tenía un cuadro muy fuerte de depresión y lo mejor sería ser internado en una clínica de salud mental, pero él se negó, rogó porque lo dejaran irse a casa.
—No podemos retenerte —le dijo el médico—. Pero ten presente que tu cuadro es alarmante, deberías pasar por consulta psiquiátrica, podría ayudarte con la cita mañana…
—Solo quiero irme.
—Está bien, no podremos retenerte más, sales mañana temprano.
A la mañana siguiente, a Bill le entregaron su ropa, se cambió y la enfermera de ayer se le acercó. —No debiste tratar así a tu familia… no nos contestan el teléfono, deberás irte solo. —Bill se sorprendió, recordó lo mal que había tratado  a su mamá, pero lejos de querer arreglar las cosas, vio conveniente buscar a Tom.
Solo sentía que tenía a Tom en el mundo.
—¿El otro paciente que vino conmigo dónde está?
—No lo sé, ya no está más en este hospital. —Bill se sorprendió y se apuró en salir.
Salió solo, en el frío de la mañana, sin haber comido, sin dinero, sin llaves de su casa, sin nada más que su existencia.
Trató de orientarse y cuando supo dónde estaba, caminó y caminó bajo el sol horas, casi todo el día hasta que sus pies se ampollaron dentro de sus zapatillas y sentía que moría de sed. Así llegó a casa de Georg, cerca de las doce de la noche y al llegar a la puerta, sus piernas temblaron, estaba tan nervioso, ansioso que calló de rodillas debilitado y Georg abrió la puerta y lo vio en el suelo.
—¡Bill! ¡Santo cielo! —le ayudó a levantarse y le hizo pasar.
—Agua —fue lo primero que dijo y Georg lo recostó en el sofá que tenía en su pequeña sala.
Le alcanzó un vaso de agua y luego Bill se quitó las zapatillas. —Hombre, estás hecho trizas —dijo asombrado viendo las ampollas casi sangrantes.
—¿Tom? —peguntó sentado en el mueble una vez que se sintió hidratado. Georg lo miró con tristeza.
—Salió… —el rostro se Bill se iluminó pese a la respuesta.
—Vive aquí... —dijo esperanzado—. Ya no teníamos apartamento, sabía que lo encontraría aquí.
—Bueno… hum… —Georg no sabía cómo explicarle lo que Tom le había dicho, aunque vio conveniente no meterse—. Mira, le di dinero a Tom para que comprara algo de comer y algunas medicinas que le han recetado, al parecer está demorando porque el lugar para recoger las medicinas quedaba lejos… hum, él te explicará. Amigo, luces mal —dijo con preocupación—. ¿Te dieron de alta así?
—Sí. —dijo sin verlo a los ojos—. ¿Puedo darme un baño?
—Claro que sí.
Georg lo acompañó al baño y también le dio ropa suya para que se cambiara, el aspecto de Bill era deplorable.
Bill pensó en encontrar una bañera donde sumergirse, pero solo encontró una ducha precaria. No se quejó, necesitaba bañarse y relajarse, se sentía aliviado luego de tanto pensar cosas negativas todo el camino como la posibilidad de matarse, sería mejor en su concepto, así dejaba de sufrir, pero al ver el sendero conocido, decidió antes ver a Tom. Lo necesitaba, sentía que si no lo veía, entonces nada valdría la pena, necesitaba saber cómo estaba. Pero al llegar y no encontrarlo, su ansiedad comenzó a consumirlo, pero a la vez, el cansancio de la caminata, la deshidratación y las heridas, lo debilitaron, su cuerpo pedía a gritos un descanso, así que, el agua lo relajó un poco y se sentó en la ducha por un momento, dejando que el agua tibia le cayera en su huesuda y maltratada espalda.
*
Tom había salido de alta en la mañana, solo necesitaban retenerlo un día con la finalidad de que si se levantarían cargos policiales en su contra, no se escapara, pero al ver que nadie haría nada, vendaron su muñeca, le recetaron algunos medicamentos y le dieron una tarjeta con una dirección.
—Es aquí donde tiene que ir ahora mismo, esto es de parte del Dr. Müller. —Tom tomó la tarjeta y la guardó en su pantalón.
Estaba molesto, irritado, se sentía de lo peor… tenía mucha culpa.
Salió encontrando a Georg en su camioneta, éste le sonrió y Tom se acercó casi escapando del hospital. Subió al vehículo y Georg aceleró.
—¿Tienes a dónde ir? —preguntó preocupado.
—No.
—Entonces vamos a mi casa. —Tom lo miró y Georg le sonrió—. Ten. —Le pasó un cigarrillo y Tom se sintió tan afortunado.
Georg era el único sobre la faz de la tierra que lo miraba como si él no fuese el ser más despreciable del mundo.
Georg manejó cerca de una hora, ambos en silencio hasta que Tom decidió hablar. —No lo veré más…
—No sé qué decirte. Me preocupas, Tom, quizá lo mejor será dejarlo ir. —Notó su extrema incomodidad, cómo se removía en su asiento, hacía puños y se aguantaba la ira.
—Él es mío y me lo han quitado —masculló mirando hacia la carretera—. Firmé una especie de experimento…
—¿Qué?
—El doctor loco quiere meterme en un programa, me quiere como conejillo de indias o levantará cargos en mi contra.
—¡Eso no está bien! —Georg se preocupó y frenó en la autopista.
—¿Pero cómo reclamaré? Puede levantar cargos contra mí, no quiero regresar a la cárcel…
—Puede ser peligroso, no sé, no estoy de acuerdo, además, ¿qué tipo de experimento?
—Seguir un tratamiento, no tengo idea de cómo, según el doctor me ayudará, pero debo alejarme de Bill, no sé cómo lograré eso.
—¿Lograste ver cómo estaba? —Tom negó.
—No, de seguro estaría siendo resguardado por su familia, no quería enfrentarme a todos ellos.
—Es lo más probable, Bill siempre tuvo una buena familia.
—Sí, estoy seguro que ellos cuidarán de él… —se sintió extraño por pensar así, pero era su sentir en ese momento, la culpa le estaba carcomiendo.
Llegaron a casa y Tom se dio una prolongada ducha, luego Georg le dio de comer, ninguno decía mucho.
Georg comenzó a preocuparse, a él no le gustaban los hombres, pero cuidar de Tom le daba una sensación muy agradable y aunque su compañía era casi ausente pues no hablaba, le gustaba.
Tom esperó hasta la noche para ir a la cita con los médicos especialistas que el doctor Müller le había recomendado, lo hizo así con la esperanza de no encontrar nada abierto, era lógico, qué institución atendería citas en la noche. Pero Tom cumpliría.
Llegó a la clínica, manejando su camioneta y se percató que había atención por emergencia.
—Qué carajos…. —dijo molesto y bajó de la camioneta, con paso pesado se acercó con la tarjeta en mano.
Entró y la recepcionista lo reconoció, inmediatamente llamó por teléfono indicando que había llegado. Tom lucía nervioso y asustado.
—Bienvenido, tome asiento —indicó ella muy nerviosa.
Salieron dos médicos y le pidieron entrar para la consulta. Adentro, en el consultorio, había una enfermera y un laboratorista. Le harían muchos análisis y Tom se cerró a comunicación, ellos le mostraban una serie de papeles a firmar y Tom así lo hizo.
Era como dejarse amarrar…
El león se dejaba.
Estuvo media hora y le recetaron unas pastillas. —Irán a tu casa un equipo a supervisar las dosis, recuerda que es importante seguir las indicaciones, ninguno de estos medicamentos te hará daño, ¿comprendes? Algunos son relajantes, otros son para dormir, cualquier reacción extraña deberás llamarnos. —Tom los miró con cierto temor.
—¿Seré normal con esto?
—Se espera… se espera que regule tu conducta.
Tom estaba muy confundido. Le habían sacado sangre y le habían hecho varias pruebas un tanto raras como una tomografía cerebral mostrándole imágenes extrañas de hechos violentos, entre ellos hacer daño a otros, habían puesto un dispositivo alrededor de su pene, Tom lo sentía tan humillante, pero cuando se lo quitaron y le dijeron que era parte de las pruebas, sintió un ligero alivio ya que había llegado a pensar que lo castrarían.
Tom salió de ahí cerca de la media noche, se sentía un conejillo de indias, pero no podría reclamar… era un trato.
Manejó preocupado a casa de Georg y al llegar lo encontró en su puerta, esperándolo.
—Lamento llegar a esta hora, es que…
—Tom, debes saber algo. —Lo miró preocupado y Tom se preocupó.
—¿Qué pasó?
—Él vino…
—¿Qué? —se sorprendió y lo supo, no tuvo la necesidad de preguntar.
—Llegó hace poco… estaba en mal estado, yo… no le pude negar la entrada. —Tom sintió cierto temor, pero entró corriendo a casa, necesitaba verlo y a la vez advertirle que no podría verlo más…
—¿Dónde está? —preguntó dentro de casa y Georg señaló el baño.
—Aun no sale… lleva más de una hora, pero no quise entrar…
Tom se apresuró y no reparó en forzar la puerta, la abrió de un golpe con el hombro y ahí lo encontró, sentado en la ducha, por el fuerte sonido se había despertado, pero estaba confundido.
—¡Bill! —gritó y Bill lo miró.
—¡Oh, Tom, Tom! —alzó los brazos, se emocionó al reconocerlo y Tom se arrodilló no sin antes cerrar la llave de la ducha.
Bill se impulsó hacia adelante y lo abrazó. —Tom, Tom, Tom… —repetía agitado, abrazándolo, aferrándose a él con desesperación.
Georg vio la escena desde la puerta forzada, Bill estaba muy mal, fue lo que pensó… ¿cómo alguien en esas condiciones podía aferrarse así a quien le causó tanto daño? Sintió mucha pena, pero también por Tom quien alzó a Bill en brazos y Georg tuvo que evitar verlo, Bill estaba desnudo y se le veía todo, así que salió del baño y se alejó de ambos.

Tom, con Bill en brazos, caminó hacia la que era su habitación provisionalmente. 

¿Qué pasará? dfbfdbfdb ni yo sé, solo sé que debo enlazar estos capítulos con los existentes a futuro. Espero se haya entendido, me está costando crearla. Espero sus opiniones, son importantes para mí. Besos!

10 comentarios:

  1. No me puedes dejar así ;u; rayos! No me gusta que estén sufriendo, eso me hace sentir dolor :( espero que de alguna manera lo malo que los esté afectando, desaparezca, ya sé que es difícil pero no es imposible. A veces el amor es más grande que cualquier obstáculo, yo espero que en esta ocasión sea igual.
    Gracias por actualizar, en serio, sabes más que nadie que esperaba capítulo con ansias <3 estaré pendiente de la historia. Besos.

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  2. Solo me dejas con más incertidumbre sobre ellos y lo que les espera ahora.
    Espero el proximo, saludos c:

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  3. Haaaaaaaa cuanto tiempo te juro q lo vilvere li bro esta tan buenoo .... igual espero al minino mujer dedicate a la escritura seras mas famosa q la autora del crepusculoo espero otro cap ..

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  4. Y hoy recorde a la persona que me inspiró a escribir~
    Ahhh~ ame volver a leer tus fics *---*, espero todo te esté yendo bien <3

    Saludos, Lady Tokita

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  5. Bueno, ya no se que esperar del siguiente capítulo, sólo aguardare a leer y no haré especulaciones, porque estoy en blanco.

    Lily V.

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  6. ¡Siguelo! Mierda >< ¿que pasará? Por favor siguelo lo mas pronto posible <|3

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  7. Hola :) tu fic es genial , espero que la sigas pronto :)
    PD: aaaaaaaaaa de verdad siguela pronto .

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  8. Wow, muchas gracias a cada una por sus comentarios, me emocionan<3 gracias gracias, estoy por subir lo que sigue, espero les guste :3 un abrazo grande y gracias por leer y sobretodo por comentar!!!!!!!!!!!!!!! Rosi, Mimiiss, Jheciel (gracias por los buenos deseos), Lady Tokita!!!! omg volviste ;_; Lily, Corina y Camila son ustedes u amor<33333

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  9. Te felicito, esta historia es increíble!

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  10. Te felicito, esta historia es increíble!

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