miércoles, 18 de noviembre de 2015

Artificial - 9

Hola a todos, debido al pedido de algunos, aquí les traigo un nuevo capítulo de este fic, espero se acuerden de él xd lamento tanto la demora, espero poder terminar los demás fics de a pocos. Gracias a ustedes por leer *-* 
Correr en el bosque para regresar a la gran ciudad era lo más horrible de sus existencias. Tom no pudo evitar controlar sus emociones, las lágrimas salían por si solas y miles de planes se armaban como telarañas en la cabeza. La necesidad de esperanza era tan fuerte que buscaba alguna solución.

—Espera —se detuvo en el bosque deteniendo a Bill con su mano entrelazada con la suya. Bill se detuvo y giró a verlo—. Debe haber una forma… debe haber una salida… no sé, ¿cuánto vales? Debe haber una forma de comprarte.

—Tom, en la época antigua era eso, ahora no… no tengo un valor, solo pertenezco al Sistema o a donde me mande el Sistema.

—¡Te mandó a mí, me dieron a ti, no tienen por qué alejarnos! —Bill hizo una mueca de angustia y bajó la cabeza, las cosas no eran así, él pertenecía a un lugar y debía obedecer las órdenes superiores, estaba programado para eso aunque tenía voluntad—. Puedes quedarte conmigo… no tenemos que ir.

—Explotaré si no lo hago, ¿no entiendes? No es inteligente si me quedo con mi voluntad, no funcionará, desapareceré y tú también, y no quiero eso.

Otra vez la desesperación se apoderó de Tom, el cual se resignó a correr tras Bill quien lo jalaba de la mano.

*

En la pequeña isla de puros, había llegado la noticia de que alguien de ellos convivía con un robot. 

Como en toda sociedad, siempre había una minoría en contra del Sistema. Estas personas eran perseguidas y eliminadas en las famosas “cacerías de rebeldes”. En muchos casos los puros, la gente que no quería “contaminarse” con la tecnología, preferían vivir una vida lejos de los robots. Había una comunidad en una isla donde algunos puros escapaban de las grandes ciudades y podían encontrar paz en esa isla artificial. 

Hasta esas zonas había llegado una pequeña delegación de personas curiosas comentándoles sobre el “incidente”, sobre el humano conviviendo con un robot que no tenía utilidad, solo cumpliría funciones vitales como cualquier otro ser humano.

Los puros que se enteraron del hecho estuvieron advertidos y buscarían la forma de no permitir entrar a dicho humano en compañía de algún robot, ellos tenía reglas claras en su comunidad… no dejarían pasar a ninguna máquina.

Las personas en las grandes ciudades continuaron la búsqueda, curiosos por descubrir qué clase de robot era ese Androide 483.

*

La luz en el tobillo de Bill se volvió más intensa, lo que le indicó que los que lo rastreaban se estaban acercando. Tenía en pantalón remangado para ver aquel foquito. 

—Tom, debo irme —se dio la vuelta para decirle eso, tomando su rostro y viéndolo comprensivo—. Ellos están a metros de mí… es mejor así, si voy solo.

—Pero… ¡No! No definitivamente, tengo que ver a dónde te llevarán, cuándo me regresarán a ti, no puedes irte así no más. —Bill sintió la angustia de Tom pero no podía permitir que Tom viera la escena cuando se lo llevaran.

—Me llevarán a la Fábrica, me harán los exámenes de siempre, las preguntas, solo eso, de seguro me regresarán a ti cuando terminen, no pierdas las esperanzas. Solo no quiero que veas cuando me vaya, te dolerá Tom y eso me dolerá a mí también, aquí… —señaló su pecho—. El amor duele. —Había llegado a esa conclusión.

Se abrazaron por algunos minutos. Bill consolaba a Tom, éste no podía evitar llorar por todo lo que sentía, nunca antes en su vida había experimentado tal tristeza, era diferente a lo que sintió cuando perdió a su abuelo, esto era mucho peor pues la idea de no saber el futuro lo atormentaba.

Tom vio cómo Bill se alejaba a paso lento, mirándolo de vez en cuando y mandándole besos en el aire, despidiéndose con la mano. Tom avanzaba lentamente, ocultándose entre los árboles, no se quedaría quieto sin saber quiénes se lo llevarían.

Pronto, Bill se detuvo ante unos perros robots que lo habían olfateado, estos aullaron y atrajeron un trineo con dos robots cazadores quienes miraron a Bill y lo identificaron rápidamente.

—Sube —ordenó uno de ellos y Bill subió al trineo para luego ser llevado apresurado hacia la fábrica. 

Tom había visto todo detrás de un frondoso árbol y se desplomó en el suelo boscoso a terminar de llorar su desdicha.

*

Bill sentía tantas sensaciones desagradables en el cuerpo que no podía entender cómo así el amor por Tom lo ponía así. Los otros robots que lo conducían en el trineo le hacían muchas preguntas y lo examinaban, pero él solo quería abstraerse en su mente y recordar a Tom, a todo lo que sintió con él y pensar en que lo mejor que le pudiera pasar era regresar a sus brazos otra vez.

Pero regresó a la Fábrica que lo vio nacer un día, cuando sus ojos chocaron con los de su amo Tom hacía ya tres meses. Todo eso era sólo un recuerdo ahora.

Gordon le saludó con ambos besos en la mejilla y lo observó un poco descuidado, su cabello ya no brillaba tan saludable y su piel tenía lunares y pecas, lo que indicaba que estaba con déficit de vitaminas y necesitaba toda una intervención de mantenimiento.

—Mi Bill, el único en su especie, por el momento… —sonrió—. Te hemos traído de vuelta, queremos hacerte pruebas…

—¿Regresaré con Tom?

—Eso lo veremos, hay mucho por hacer acá y… será mejor que te concentres, ¿de acuerdo? Sé que estuviste muy cerca de ese humano, de Tom, pero aquí perteneces. —Miró a sus guardias—. Examínenlo en todo aspecto, díganme si algo ha cambiado.

Se lo llevaron al cuarto blanco con algunos espejos y le quitaron toda la ropa para examinarle más. Estaba un poco sucio y las evidencias de semen en su trasero indicaron que no era más virgen, que Tom había concretado con él lo que todos ellos suponían. Bill se sintió bastante incómodo estando boca abajo en esa camilla blanca y sintiendo a los científicos tocar su trasero de muchas formas.

—Vaya, nuestro Bill ya sabe lo que es el sexo, mira Ría —la robot pelirroja entró a la habitación y Bill evitó verla, todos lo veían y la incomodidad aumentaba.

—¿Puedo vestirme? —pidió queriéndose levantar.

—No hemos terminado. —El científico que lo examinaba metió un debo en su abertura y Bill se retorció de incomodidad.

—Eso te gustará —dijo Ría cerca de él—. Te estimula para ver tus reacciones. —Ella lo decía como lo más normal del mundo y hasta tenía una sonrisa en sus labios.

Bill comenzó a sudar y a gemir, pero frunció el ceño sabiendo que lo que sentía en esos momentos no era correcto, no, porque no estaba Tom con él haciendo el amor, eran los dedos del científico lo que le causaban placer, pero supo callarse y mirando a Ría con cólera se sacudió.

—¿Quieres quitar tus dedos de ahí? No quiero hacer esto contigo, lo hago solo con Tom, déjame tranquilo. —Miró hacia atrás, hacia el científico que sentía gratas satisfacciones por tocar así a Bill.

—Deberás enseñar esto que hiciste a los demás como tú. —Bill sintió cierta impotencia ante sus palabras—. Deberás programar a los demás androides en el comportamiento humano.

Entonces Bill supo para qué había regresado a la Fábrica. 

*

Para Tom llegar a su departamento era una experiencia de tortura. Había muchos hologramas esperando ser abiertos en la puerta de su casa y cuando la abrió, todos ellos se abrieron automáticamente buscando su vista.

“Se le necesita a usted y al robot en la Fábrica cuanto antes. Mensaje autodestruido”.

“Si no se presenta en la Fábrica, deberemos ir a buscarlo bajo apercibimiento de resistencia a la autoridad. Mensaje autodestruido”.

“Usted ya no es bienvenido en la Fábrica, iremos por el Andriode 483 y usted perderá los pocos derechos que ha tenido sobre él. Fin de los comunicados. Mensaje autodestruido”.

Tom pasó de todos ellos dejando que se cayeran en el suelo y desaparecieran uno a uno.

Entró a su casa y vio sus plantas semi marchitas. Su pequeño manzano con los frutitos esperando por él, pero no le prestó atención, pasó de todo lo que quería y solo se refugió en la oscuridad de su habitación a pensar en Bill, en alguna forma de solucionar todo el desastre.

Los recuerdos de hacían horas en el bosque lo atormentaban… el haberse unido a Bill, sentir lo que es tenerlo en sus brazos, acariciarlo, amarlo sin límites, sentir y darle todo el placer del amor y ahora sentirse desdichado, aun no podía creer cómo así su vida había dado todo un giro de 360 grados.

Entonces supo que debía luchar, raptar a Bill, llevárselo lejos, pero ¿cómo lo haría? 

*

Bill estaba sorprendido por ver a los otros como él vestidos de blanco como alguna vez él estaba, esperando por sus instrucciones.

Eran cerca de cincuenta androides, todos igual a él, todos con el mismo corte de cabello negro, encendidos, sentados, algunos parados en un inmenso cuarto de laboratorio. Él ya los conocía, ya los había visto cuando “dormían”, cuando aún no estaban activos y programaba sus mentes con sus experiencias. Ahora todos ellos lo miraban expectantes, sabían quién era y a qué venía. Les enseñaría el mundo.

Ría, la androide 482, también entró junto con él al laboratorio, ella también aprendería.

Gordon, el presidente de la Fábrica, tomó a Bill del brazo y lo animó a entrar. —Mira Bill, todos ellos están ansiosos por aprender, estamos por sacar al mercado estos nuevos e inteligentes modelos, estamos incluso pensando darles características de distinción, pero por ahora nos conviene que todos se parezcan a ti y copien todo lo que has aprendido.

—¿Y podré ver a Tom? —Gordon se incomodó con esa pregunta.

—Escucha, Bill, Tom ya no será más tu dueño, regresaste oficialmente aquí, donde perteneces, nada te faltará, de ser posible te daremos a un nuevo buen amo, pero primero, esto tomará mucho tiempo, programar a todos los cincuenta…

—¡Quiero regresar con Tom! —reclamó sintiendo todo su sistema agitarse, estaba molesto, preso de sentimientos tan humanizados, no se sentía cómodo.

—¡Androide 483, no puede alzar la voz a su creador! —Lo empujó con los demás androides y envió a su equipo a trabajar—. Si da problemas, desconéctenlo. —advirtió y Bill sintió miedo.

Su trabajo empezaba esa misma tarde y al acercarse a los androides y sentir todos esos toques para que le pasara más información sintió, extrañamente, náuseas y tuvo arcadas que hicieron que se arrodille. 

Parte del equipo se le acercó para levantarlo. —Jefe, no funcionará —le dijo uno de ellos—. El androide no cooperará. 

Gordon se acercó a Bill, tomó su rostro y lo miró a los ojos, entonces Bill esquivó la mirada. Era algo que no solían hacer los androides. —Vaya, tienes razón, lo hemos perdido, nada de lo que hagamos logrará traerlo de vuelta, ¿no es así? Se humanizó. —Su equipo de científicos asintieron—. Díganme qué sugieren, saben que es valioso, no podemos solo deshacernos de él.

—Formatearlo —sugirió uno de ellos y Bill comenzó a temblar, él sabía lo que eso significaba.

Le borrarían sus recuerdos, lo regresarían a cero y eso implicaba olvidar lo único que le hacía “feliz”, su Tom. 

—¡No! —se resistió y tuvieron que hacer ingresar un equipo de robots especiales para inmovilizarlo, Bill ponía resistencia como cualquier persona lo haría. Sin embargo, contra las máquinas no pudo más que rendirse o terminarían por romperlo.

Lo ataron a una máquina y pese a sus sollozos y temblores, el equipo de investigadores procedió. Uno de ellos tomó su cabeza, bajándola para exponer su nuca y así encontrar un pequeño agujero casi invisible e introducirle una aguja muy larga que lo inmovilizó desconectándolo de la realidad. Así fue que empezaron con el largo proceso de abrir su sistema para resetearlo. 

*

Tom no soportó ni un día más en casa. Se sentía solo y era extraño sentirse así pues siempre había estado solo, salvo su infancia que la pasó con su abuelo, pero luego de ello, siempre fue solo él. Ahora se sentía fatal en la casa sin Bill y no pudo soportarlo.

Viajó en su auto dual y llegó a la Fábrica. Vería la forma de obtener a Bill otra vez con él, sea como sea, así tenga que enrolarse en el Sistema y deberle la vida, sabía que sería capaz de todo por tener a Bill otra vez.

—¿Quién? —preguntó Gordon cuando le avisaron que había un hombre “puro” haciendo problemas y que decía se llamaba Tom—. Vaya, debí suponer que esto pasaría. Hazlo pasar.

Así fue como Tom entró, muy nervioso, a las instalaciones donde ya antes había estado. Se encontró con Gordon en la enorme y blanca oficina. —Cuánto tiempo, toma asiento —lo invitó, pero Tom permaneció de pie mirándolo consternado y apretando los puños.

—Solo vine por él —Gordon sonrió ante eso.

—Mira, Tom, esto era un trato…

—¡Por seis meses! Firmé un contrato, no pueden solo quitármelo, recién pasó tres meses.

—Pensamos que ese sería el tiempo que te tomaría adaptarte a él y enseñarle a ser más humano, pero hemos visto que no y tú al fallar en nuestras cláusulas de traerlo cada semana para los experimentos rompiste el contrato, Tom. Bill permanecerá con nosotros a partir de ahora. —Tom no resistió tal noticia, comenzó a desesperarse hasta que la voz le tembló.

—Por favor, se lo suplico —dijo rendido. 

Gordon se sorprendió de ese acto y sonrió para sí mismo pensando que había conseguido su objetivo. El chico “puro” rogaba por una máquina, quizá ya no era más “puro”, entonces sintió algo de pena por él y quiso confesarle la verdad. 

—Mira Tom, por lo visto insistirás tanto y realmente no quiero que sigas perdiendo el tiempo. Bill no está más con nosotros, me refiero al robot que conociste.

—¿Qué dice?

—Tuvimos que formatearlo. Al darle tú voluntad, él ya no quería obedecer y eso no era propio de los androides. 

Tom no lo podía creer, era como si Bill hubiese muerto, así se sentía.

Lo último que hizo Gordon, al ver que Tom no quería aceptar tal hecho, fue llevarlo al laboratorio donde permanecían los cincuenta androides para que viera por sí mismo.

Ninguno lograba reconocerlo.

Incluso caminó al medio de la enorme sala, observando sus rostros bellos, sus sonrisas… todos eran como Bill pero él sentía que ninguno era él, su Bill. Aun consideraba a Bill único. 

Sin embargo, había un único Androide que no se le había acercado, permanecía en la esquina viendo cómo los demás querían interactuar con el “nuevo”. Increíblemente, ningún científico se percató de ese hecho pues daban por sentado que el androide inicial había sido formateado, por lo tanto, era igual que los otros, pero no era así.

Tom hizo contacto visual solo unos segundos y supo reconocerlo, pero sabía que no debía demostrarlo o alertaría a los demás.

Así fue como sintió un poco de alivio en medio del dolor.

u_u lo sé, parece difícil, pero espero puedan estar juntos, aunque es extraño pensarlo sabiendo que Bill no es "real"... ... ... ¿comentarios? 

8 comentarios:

  1. Que horror! U.u. Me leí los 9 capítulos por el celular. Senti mucha tristeza cuando formatearon a Bill u.u. Sólo espero tenga final feliz o algo por el estilo u.u _Ivi_

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  2. Dios... ;-; es tan trizte :c
    Por favor siguelo pronto y no demores demasido

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  3. Hola DamitaRosa! he leido y releido este capi. Y me embarga un cúmulo de sentimientos que van de la tristeza a la rabia. Él tiene que estar con Tom, el cariño y todo lo vivido con él, lo ha humanizado, ES TAN DIFICIL DE ENTENDER??? QUIERO HACERLE A GORDON LO QUE LE ESTAN HACIENDO A BILL!!! ¬¬
    Y Tom fue a tratar de rescatarlo pero LO LOGRARA???
    Actualiiiza querida Karla, la angustia me mataaa!!1 Besito

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  4. Actualizalo pronto porfis!! en verdad me encantoooo

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  5. Actualizalo pronto porfis!! en verdad me encantoooo

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  6. hola damitaRosa! en cuanto puedas actualiza este increible fic!!! TQM Katzchen ♥

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  7. Hola me gusto mucho este fic me pregunto cuando Vas a actualizar? Es muy hermosa y atrapante esta historia como para que la dejes, por favor continúala. 🙏❤❤

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