Zorrito - V

Hola a todos n_n con la intención de acabar con mis fics en proceso, llega actualización de Zorrito :3 espero les guste, tengo ideas para el fic y ya tiene un nuevo capítulo más aparte de este. De seguro olvidaron de qué trataba e_e jajaja, pueden leerlo dando clic aquí.

De regreso al departamento, el zorrito no quería explicaciones ni consuelo, simplemente la desesperanza otra vez había regresado y eso le impedía razonar de manera adecuada, lo único que quería era desaparecer del mundo, morirse y ver si en la muerte encontraba su cuerpo para volver a ser quien era, Tom Trümper. 

Bill hablaba y hablaba como un loro buscando calmar al zorrito, darle alguna esperanza y sobretodo buscando alguna salida.

—¡Ya basta, Tom! Recuerda que eres una persona, compórtate como tal, pareces un animal salvaje aullando así, si alguien te llega a escuchar te pondrán en cuarentena y te regresarán al bosque, así que calma.

El zorrito respiró hondo y luego se desinfló en el asiento del copiloto, permaneciendo ahí sin hacer ningún alboroto.

—Iremos al psiquiátrico, ¿de acuerdo? Ahora mismo, buscaremos respuestas para que estés tranquilo y si agotamos todo entonces buscaremos alguna forma de solución, pero por ahora vayamos por partes.

Bill tuvo que buscar en su GPS el establecimiento mental de la ciudad y dio media vuelta acelerando. Había cierta incertidumbre entre los dos, pero por dentro, el Zorrito suplicaba a alguna entidad superior que le conceda esperanza y alguna salida para su desgracia.

—Llegamos y por favor no hagas nada, ¿queda claro? Si te ven acá es seguro que matarán o algo malo pasará, estamos en plena ciudad, Tom —advirtió y el Zorrito se calmó, debía poner de su parte.

Al momento de entrar, estuvo confundido pues nunca antes había entrado a un hospital psiquiátrico y ni siquiera sabía qué preguntar o cómo iba a averiguar lo de Tom, pero acercándose a la recepción, buscó con la vista a alguna mujer que luciera amable para preguntarle.

Una enfermera joven se le acercó algo tímida, casi nunca se veía a un joven apuesto entrando a ese nosocomio así le llamó la atención.

—¿Desea algo? —preguntó y Bill le sonrió.

—Verá, quisiera preguntar algo que sonará loco —rió un poco por lo extraño que era todo.

—Está en el lugar indicado —rió ella también.

—Bueno, me han encargado averiguar de un paciente, no sé si está aquí Tom Trümper. —Ella se puso seria y caminó hacia un escritorio para buscar en la base de datos ese nombre.

—Mire, esto de averiguar de pacientes no es ético, ¿comprende? Puedo ayudarle si usted me dice para qué quiere esa información.

—Hum, Tom era mi amigo —comenzó a mentir—. Fui a su casa y su mamá me dijo que estaba aquí, solo quería verlo. —La señorita lo miró dudosa.

—Tom Trümper está aquí, pero me temo que no podrá verlo, su condición es crítica, lo voy a derivar con su médico de cabecera, él le podrá explicar algunas cosas, un momento.

La señorita se adentró por un pasillo y se detuvo al ver a un médico, se quedó conversando con él mientras Bill se quedó extrañado de toda la situación. 

El médico se le acercó y lo miró con suspicacia. Bill tragó saliva tratando de calmar los nervios, había algo en la mirada del médico que no le gustaba.

—Buenas tardes —saludó nervioso.

—¿Usted busca a Tom Trümper? —preguntó serio, intimidando a Bill.

—Sí, es mi amigo. 

—Bien, lo que necesita saber es que no podrá hablar con él, es uno de los casos más extraños que hemos tenido pues no responde a los medicamentos, por eso creemos que es un paciente crónico.

—¿Crónico?

—Sí, que no tiene solución.

—Quisiera verlo, por favor, necesito saber cómo está.

—De acuerdo, sígame.

Bill fue conducido por un pasillo blanco en donde había muchas habitaciones con pacientes y luego pasó una puerta muy bien asegurada hasta llegar a unas habitaciones mucho más resguardadas, apenas tenían una pequeña ventanita que los comunicaba con el exterior.

—Mire, por lo general no dejamos a los transeúntes entrar a esta área porque puede causarles conmoción. Aquí están los pacientes más severos, como puede darse cuenta… —Bill frunció el ceño y sintió un hedor muy fuerte, algunos pacientes parecía que usaban sus celdas como baño—. Varios de ellos no reciben visitas y otros han estado involucrados en delitos graves, nos los mandan de las cárceles sin control. Pero el paciente Tom es diferente, solo que necesita estar aislado por su comportamiento poco civilizado además de que es agresivo.

—¿Agresivo?

—Sí, por lo general está sedado, pero ahora está despierto. Le pido por favor no provocarlo, no lo asuste, no le hable.

Bill estaba aún más nervioso, no pensó que existían pacientes así de graves y ahora se preguntaba ¿qué ganaría sabiendo el misterio de Tom? ¿Qué le diría al Zorrito cuando lo vea? Todo parecía ser irreal.

El médico lo condujo a una puerta de una habitación que parecía vacía pues no había gritos ni sonidos provenientes de ésta.

—No lo asuste, no hable —le dijo el médico y Bill se acercó a la ventanita para ver al interior.

Entonces logró verlo, recostado en una esquina, vestido de blanco percudido, parecía como un perrito descansando. Era alto pero lucía delgado, Bill sintió mucha curiosidad y suspiró ansioso.

Tom captó el sonido anormal del ambiente y se despertó de un salto. Bill se puso en alerta cuando lo vio buscando con la mirada. Entonces fue que chocaron miradas por medio de la ventanita.

Bill sonrió y eso no le gustó a Tom, ver los dientes de la otra persona le causó molestias y lo interpretó como agresión. Se acercó a la ventanita y gruñó molesto.

Bill retrocedió un poco asustado y el médico lo jaló del brazo.

—Este es su amigo, ahora no responde a nada. Lo lamento.

—Tom, sé quién eres —dijo buscando que el otro le comprenda, lo cual no pasó.

—No habla, ha perdido esa habilidad aunque su cerebro es normal, sinceramente este es el caso más raro que he visto en mi carrera profesional. 

No dejaba de verlo a los ojos por medio de la ventanita buscando la manera de congeniar con él. Entonces para Bill quedó claro, a quien veía era Tom, pero dentro de su cuerpo estaba el verdadero zorro.

—¿Sabe si se comporta como un… como un zorro?

—Bueno, su comportamiento es salvaje simplemente, pero sí, se acerca al de un zorro. Suele husmear, quiere oler a todo a quien conoce.

—¿Cree usted me pueda permitir entrar?

—No lo creo, es agresivo y muerde.

—Quisiera acércame solo para que me huela —dijo y se acercó poco a poco a la puerta. El médico lo dejó pues esa puerta no se abriría por nada. 

Cuando lo hizo, Tom logró olfatearlo percatándose de un olor conocido y familiar.

El paciente se dirigió a la puerta con una caminada extraña, sigiloso y observando muy bien esos ojos del rubio quien lo miraba fijamente.

Llegaron a estar frente a frente, solo podían verse a través de la ventanita. Bill se quedó sorprendido de los rasgos del joven. Era alto, apuesto, su cabello negro estaba amarrado en una coleta. Tragó saliva al ver sus ojos, lo vio muy atractivo cosa que en las fotos no se había percatado.

—Tom… —susurró pero el joven no reaccionó a su llamado, solo se acercó un poco más y Bill pudo ver que movía un poco la nariz, lo estaba olfateando y se aventuró a meter una de sus manos por la rendija, sintiendo que el médico ponía una en su hombro.

—Yo no haría eso, joven, es mejor que se retire. —Bill quería tocarlo, al menos sentir su piel, era extraño ese sentimiento, pero quería hacerlo.

Y lo extraño fue que no sintió nada más que una lamida en la mano que lo estremeció e hizo reír retirando su mano.

—No es agresivo.

Tom estaba tan curioso por ese olor familiar y ahora podía apenas percibir en su lengua humana el sabor lejano de su naturaleza. Ese humano rubio que se había acercado eran del bosque, era familiar, era… era como si lo conociera pero en su estado natural.

El doctor se quedó sorprendido cuando vio salir una mano de Tom por la ventanilla, buscando contacto… contacto social.

—Esto es extraño, lo recuerda, estoy seguro que usted activó sus recuerdos.

—¿Y si abre la puerta? —sugirió Bill.

—No, eso sería contraproducente, de todas maneras anotaré en su historia clínica lo que aconteció hoy, pero usted no podrá entrar.

—¿Por qué?

—Estamos en una zona restringida. Usted quería ver a su amigo, ya lo vio, ahora por favor retírese.

—Voy a regresar —dijo mirando a Tom quien ahora tenía las dos manos fuera de la ventanita y hacía sonidos extraños.

Bill salió un poco asustado, pero intrigado, no sabía cómo así ese hombre ahora era el zorro y viceversa. 

Llegó a su auto y se sentó con la mirada perdida en el frente mientras el Zorrito se desesperaba en el asiento del copiloto por alguna respuesta. 

Gruñidos, rascadas de pierna, de todo, pero Bill estaba pensando.

—Vaya… ¿sabes? Te vi, te vi…

Tom se desesperó y comenzó a aullar. —¡Pero no chilles!, no sé lo que haremos ahora, pero te vi, eres alto y… —sonrió mirándolo a los ojos—. Eres apuesto. —El Zorrito se tranquilizó más porque se había asustado con ese comentario que con otra cosa—. Tu mirada…

Acarició la cabeza del Zorrito y este la bajó. —Ahora comprendo algo, se separaron de cuerpos, él es el Zorrito, el hijo de la zorra que mataste y lo que acaricio es su cuerpo mas no es él, sino tú, Tom, el humano.

Tom estaba emocionado, su corazón latía mucho y se sintió vivo luego de no tener esperanzas al fin había una luz. 

Lo miró a los ojos y Bill le sonrió. —Ahora debemos idear un plan, no tengo idea de qué podría ser, pero pensemos. —Tom puso una patita sobre el muslo de Bill y asintió. 

Al fin, luego de tanto tiempo, logró pensar en cambiar su condición.

Al fin una esperanza para el Zorrito y... a Bill le pareció guapo ver su cuerpo XD ¿qué pasará? *-* espero comenten<3