miércoles, 16 de marzo de 2016

Zorrito - VI

Hola *-*~ una más de Zorrito porque lo tengo listo. Espero les guste y muchas gracias por comentar n_n!


Bill encendió el auto y se perdió en sus pensamientos. ¿En qué se estaba metiendo? Solo tenía una semana antes de regresar al modelaje y su vida de trabajo que a veces consistía en giras. Tenía varias llamadas perdidas de su novia Naty, incluso mensajes de texto que le exigían se comunicara con él, pero se sentía asfixiado, además estaba muy entretenido en el misterio del Zorrito.

Y ahora había algo nuevo a ese misterio. No dejaba de pensar en Tom, en lo que había visto… y su deseo de ayudarlo se incrementó.

Como forma de celebración, Bill cumplió uno de los deseos del Zorrito, extrañaba enormemente las grasosas comidas de KFC, Bill era vegetariano y consideraba que esa comida era del asco, pero el Zorrito escribió con su patita, de manera desesperada KFC, KFC, una y otra vez en el suelo de su departamento cuando Bill le preguntó qué deseaba para celebrar, así que ordenó por teléfono un combo suculento de piezas de pollo y papas con cremas y demás. 

—Bien, te lo mereces —dijo Bill y luego vio cómo devoraba toda la orden. Bill solo comió la ensalada y algunas papas fritas.

Se recostó en la cama luego de asearse, viendo desde ahí como el Zorrito terminó de comer y se recostó en el suelo bastante satisfecho.

Bill comenzó a cambiarse dándole la espalda y otra vez el Zorrito lo observó. No se sentía normal o bien al hacerlo, por el contrario, le causaba culpa, pero era algo que no podía evitar y esta vez Bill se quitó toda la ropa, incluida la interior, fue cuando Zorrito dejó de verlo, suspiró resignado.

—Hey, Tom, ven aquí. —Tom lo miró y Bill notó su tristeza—. Es tan tarde, debemos dormir. —Tom negó con la cabeza y Bill no lo entendía. Entonces el Zorrito caminó sin prisa hacia el baño y luego de eso cerró la puerta con una pata.

Bill rió bajito, eso fue tan humano.

Dentro del baño el Zorrito se las ideó para asearse. Bill olía tan rico, él como animal sabía que no estaba a la altura. Demoró mucho intentando asearse, era muy complicado enjuagar su boca, limpiarse las patitas y tanta fue su desesperación que terminó en la tina, remojándose. Fue una mala idea pues todo comenzó a oler a pelo mojado y se sintió aun peor.

Bill pudo percatarse de ello luego de media hora en la cama esperándolo, escuchó la tina llenarse y no pudo creerlo. Así que entró al baño y se cruzó de brazos viéndolo ahí, en la tina, intentando con su hocico derramar jabón en el agua.

—Deja, te ayudo. —Bill se arrodilló y sacó shampoo en su mano para luego bañar al Zorrito. Podía entenderlo, él era humano por dentro.

Cansados, terminaron en la cama con una secadora de cabello secando el pelo de zorro de Tom. 

—Pareces gustar de esto —dijo Bill viendo cómo sonreía y se movía disfrutando el aire caliente. Tom solo asintió varias veces—. Ahora hueles tan bien —Tom lo miró con ternura, eso era lo que quería si iba a dormir otra vez a su lado—. Tiempo de dormir, chiquitín… aunque… tu verdadero cuerpo no es nada pequeño. —Tom asintió—. Podrías ser modelo, ¿lo sabías? —El Zorrito sonrió—. Quizá no me conviene que todo este misterio se solucione, capaz y me quitas el puesto. —Ambos rieron con sonidos diferentes y luego de eso, Bill dejó la secadora y las toallas a un lado y le hizo espacio al Zorrito—. Venga Tom, acuéstate ya, fue mucho por hoy, ¿no crees? Aun no creo que hayamos encontrado tu cuerpo… ¿sabes? Estoy seguro que ese zorro está también asustado, no creo que sea bonito ser un humano y no poder entender nada.

Claro que Tom podía entender ese punto, para él tampoco era fácil ser un zorro y haber estado en lo tenebroso del bosque, asustado, con hambre, al borde de morir, escapando de sonidos extraños y siendo picado por insectos que ni conocía; padeció mucho en adaptarse a su nueva condición, y para que su cuerpo esté en un Hospital psiquiátrico imaginaba que habría pasado por mucho sufrimiento igual. Sin embargo, ahora sentía esperanza y algo más cálido que eso, que incluso se alojaba en su vientre, una sensación de calor y satisfacción por conocer a Bill y por sentirse aceptado.

Bill apagó el lamparín y se puso de costado, frente al Zorrito, y él solo puso acurrucarse a su cuerpo y así dormir. 

A la mañana siguiente, Bill despertó muy tarde y como era costumbre el Zorrito intentaba poner las cosas en la pequeña mesa para tomar un desayuno decente. Bill aprovechó para tomar una ducha y luego revisar su teléfono.

Tenía muchas llamadas perdidas de Naty y algunos mensajes, “qué pasa contigo, Bill, ¿qué te hice?”, le molestaron los mensajes, así que prefirió no contestarlos. Recordó que tenía que presentarse en estos días al trabajo, sus vacaciones estaban por terminar y eso significaba estrés.

Salió del baño y terminó de ayudar a Tom en el desayuno y luego, al sentarse a la mesa, encontró una nota escriba con caligrafía temblorosa: “¿cuál es el plan?”. Bill sonrió y recordó que le había prometido un plan a Tom.

—Cierto, debemos idear uno… estoy pensando Tom, tenemos solo días porque luego deberé regresar al trabajo y eso me quitará mucho tiempo, más si me voy de giras. —Vio el semblante del Zorrito decaer—. No pongas esa cara, ambos tenemos que pensar.

Desayunaron en silencio y Bill se estresó pensando en alguna solución.

Habían dos cuerpos, por alguna loca razón habían intercambiado cuerpos, debía haber alguna forma de revertir ese hechizo. 

—¿Sabes? Aunque suene casi imposible, no se me ocurre otra cosa que llevarte al psiquiátrico otra vez y hablar seriamente con el médico para que permita que conozcas a tu cuerpo. Claro, que debo de tratar de no sonar chiflado o terminaré quedándome encerrado, eso sería fatal. —El Zorrito sonrió ante eso y asintió con la cabeza—. Tiene que ser hoy, no hay otra opción, Tom, no habrá más tiempo.

Diciendo eso y terminando el desayuno, se alistaron para salir. 

Otra vez el celular de Bill vibró sobre la cama una y otra vez, sin embargo, ambos lo ignoraron. Bill tomó su celular para metérselo al bolsillo antes de salir.

—Las mismas indicaciones, Tom, nada de escándalo, nada que llame la atención.

El Zorrito asintió muchas veces, se portaría bien, estaba muy ansioso de lo que podría pasar o encontrar. 

Así, sin más, enrumbaron hacia el psiquiátrico de la ciudad y Bill hizo esperar al Zorrito en su auto. Caminó hacia la entrada y buscó alguna fémina amable y como era de costumbre, con su sonrisa logró atraer la atención de una guapa enfermera.

—¿En qué le puedo ayudar?

—Vengo a visitar a un paciente, se llama Tom Trümper.

—Oh, qué lamentable joven, hoy no es día de visitas, ningún paciente está autorizado, salvo su familia, ¿es usted un familiar? —Bill tragó saliva.

—No. Pero es más importante si logro conversar con el médico de mi amigo antes de verlo, es muy importante, señorita enfermera. —Rogó con ambas manos juntas, como una súplica y puso la cara más triste que pudo y hasta los ojos le brillaron. La enfermera se conmovió y titubeó.

—Bueno… yo… no sé qué pueda hacer, pero intentaré revisar en el sistema.

Bill sonrió y le guiñó un ojo, ella sonrojada fue hacia el escritorio de la recepción a revisar y claro que quería ayudarlo. —Joven, el doctor del paciente Tom Trümper tiene una visita programada para hoy a esta misma hora, es la señora madre del paciente. —Bill se sorprendió de ese detalle—. Y por lo visto entiendo por qué.

—¿Cómo?

—¿No lo sabe? El caso del joven Tom es mediático, quisieron hacerle reportajes y sacarlo a la prensa, su madre está atormentada, por eso viene los jueves cuando hay restricción de visitas.

—Comprendo, conozco a su madre.

—Bueno, ella está por llegar, pero dudo que quiera enterarse que su hijo tiene otra visita, creerá que usted es periodista y si es así entonces debería retirarse, ya hemos tenido problemas con asuntos parecidos. —Bill se asustó al recordar que la señora reaccionó muy mal cuando él la visitó.

Y justo cuando pensaba en alguna salida, la señora entró y se acercó al escritorio para entregar sus documentos. 

—Tengo una cita —dijo y Bill evitó verla.

—Claro señora, Simone, acompáñeme.

Y así fue cómo Bill vio irse su única opción de ingreso.

Desilusionado, esperó en la recepción cerca de veinte minutos.

La señora Simone entró a la oficina del doctor Müller, psiquiatra de su hijo quien la hizo sentar como de costumbre. —Señora, le tengo una noticia extraña, pero positiva. —Ella sonrió emocionada.

—¿Hay alguna solución?

—Me temo que a eso no iba mi noticia, pero su hijo tuvo una respuesta inesperada a un amigo que lo visitó el día de ayer. —Ella se quedó extrañada.

—¿Un joven alto y rubio?

—Sí, se registró como Bill Kaulitz y Tom al parecer lo reconoció pues reaccionó de manera social a su visita, incluso tuvo un contacto físico.

—El joven… —Se quedó pensando y claro que lo había visto—. Hoy también vino, lo vi en la recepción, pero no quise saludarlo pues creo que es uno de esos reporteros, la otra vez fue a mi casa y lo boté a escobazos pues creí se burlaba de mí.

—Pues conoce a su hijo y por lo visto es al único que ha reconocido. 

—¿Puede pasar?

—Claro, depende de usted, aunque sabe que hoy solo es visita de familiares.

Así fue como llamaron a la enfermera recepcionista y mandó a llamar a Bill. El vientre de Bill se contrajo de puro nerviosismo, no sabía para qué lo llamaban, pero supo que la madre de Tom lo había reconocido.

Sabía que esa era una gran oportunidad. 

Entró a la blanca oficina del doctor y saludó a la señora con mucho temor y se sentó a su lado. —Bueno, joven, ya que usted ha venido le comentaba a la madre del paciente Trümper que el joven logró reconocerlo.

—Eso es increíble —dijo ella con una mano en el pecho—. Aunque no sé cómo así conoce a mi hijo, nunca lo vi en la casa, ni sabía que tenía un amigo con su nombre.

—La verdad tengo que confesar que no lo conocía antes, pero señora tampoco soy periodista, vengo por otra razón, aunque quizá no me entiendan, conocí a Tom de otra manera… 

Ambas personas lo miraron estupefactos, nadie se imaginaba lo que Bill podía decirles y tuvo mucho temor de ser considerado loco, así que los nervios estaban matándolo, tanto así que su voz salió temblorosa.

—Yo… no sé qué pasó, pero creo que el cuerpo y alma de Tom se han separado… —Inmediatamente el doctor se reclinó hacia atrás y se cruzó de brazos en una expresión de rechazo por lo que iba a escuchar. Tantos años como médico psiquiatra no le sorprendería, sin embargo, era bastante escéptico; en cambio Simone se inclinó hacia adelante y abrió más los ojos en la expectativa por lo que Bill iba a contarles.


“Ayúdame Tom, necesito saber qué diré…”, fue lo que pensó en esos momentos de tensión.

Jejeje~ creo que el final será un poco complicado, tengo varias teorías de cómo resolverlo, pero... aun no me decido. ¿Comentarios?

9 comentarios:

  1. Amo a zorrito����. Por otro lado me encanto que Bill fuera a visitar a tom y haya reaccionado bien. Yo tambien estoy viendo mas o menos como sigue. Pero sorpréndeme!.�� ������ -Ivi.

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  2. Ooohhhhhhh diooosss!!! Bill va a contarleees?????? Aahhhhhhh que emoción!!! Sigue pronto!!


    Atte: Lía :3

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  3. Bill va a contarles que paso con Tom, me pone nerviosa esa parte, porque pueden considerarlo como una broma de mal gusto o puede que hasta piense que él esta loco, dios esto se pone mejor.
    Espero el proximo, saludos c:

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  4. Bueno creo que Bill será tomado por loco si les dice la verdad y que ahí se acabó la historia jajaja

    La verdad no imagino como se solucionará, por eso espero el siguiente capítulo.

    Saludos

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  5. Oyeee no subes tus historias a wattpad?

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  6. Actualizaaaa :'3 no te dejo comentarios, pero me he leído todos tus fics �� �� �� escribes genial *-*

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  7. O may cat .-. continua prontooooo neta me encanta esta historia *-* <3

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