miércoles, 5 de junio de 2013

El Hada Azul - IV

Hola a todos *o* aww, me siento bien de estar unos días en casita y al fin puedo actualizar todo lo que quiero. Espero les guste este capítulo n_n Los quierooooo.
En medio del bosque, dos jóvenes se reconocían.

—Creí que estaba muerto, en serio creí que Clara me mataría para ayudarme, pero no lo hizo… Creo que ella prefirió convertirme en esto… Aún no lo creo —Tom lo vio sonreír y suspirar. Se llenó de temor… ¿Qué era eso? ¿Qué había pasado?

Clara sí había concedido su deseo de morir, él ahora era un mortal más. Las hadas eran eternas, él quiso renunciar eso a voluntad, y eso fue lo que consiguió.

—¿Bill? —vio cómo éste respondía a su nombre con una sonrisa.

—Sí.

—No eres más un hada… Esto no lo creo, es que… Es imposible.

—Tampoco lo creo, pero dijiste que lo imposible no debe estar en el vocabulario de un hada… Entonces, supongo que Clara sabía eso.

Metía sus manos al agua y se quitaba el barro del cuerpo poco a poco dejando su blanca piel desnuda a los ojos de un anonadado Tom que no podía creer lo que veían sus ojos… Era Bill, ¿qué debía hacer?

Bill entró al riachuelo para terminar de quitarse el barro, tropezando dentro del agua y cayendo estrepitosamente, gritando un poco asustado. Tom inmediatamente fue a socorrerlo entrando con todo y zapatillas al agua.

—Algo pasa con mis piernas —habló Bill. Al parecer no tenía vergüenza de mostrarse. Había mucha luz y Tom podía verle todo y ante eso solo pudo ruborizarse, no sabía hacia donde mirar, siempre sus ojos terminaban sobre su blanca piel y le producían sensaciones extrañas de incomodidad.

—Cuidado… Creo que mejor te bañas en mi casa. —Pudo notar que sus rodillas estaban rojizas, al parecer se las había golpeado, y luego vio algunos rasguños en sus brazos.

Rápidamente Tom se quitó la chaqueta que tenía y se la puso sacándolo del agua. Avanzó dos pasos con él y Bill trastabilló y cayó de rodillas otra vez.

—Bill… —se agachó para levantarlo viendo frustración en su rostro.

—No sé qué será de mí ahora… Ni puedo caminar, ni sé quien soy en este mundo.

Aunque Bill era un poco más alto que Tom, éste se armó de valor y pasando una mano por debajo de sus piernas lo alzó en brazos ante la resistencia de Bill, quien gritó ante ello.

—Estás conmigo ahora —le dijo mirándolo a los ojos—. Eres mi Hada Azul… Aunque seas ahora un humano como yo. —Bill le sonrió pegándose más a él y ocultó su rostro en su cuello. Olía a Tom, eso le reconfortó un poco.

Tom caminó a paso lento con Bill en brazos, podía verle las piernas desnudas sobresalir del abrigo, le preocupó sus rodillas. Y mientras caminaba le preocupaba más el no saber qué hacer para que nadie cuestionara quién era Bill.

—Esto es increíble… Casi no lo creo —habló Tom.

—Tampoco yo. Todo se ve más pequeño, incluso tú. —Rió un poco nervioso y volvió a esquivar su mirada.

—Ya, ni se te ocurra burlarte Bill, llegamos a mi casa. —Se quedó parado frente a ella y la rodeó. Alguien podría verlo, eso sería sospechoso, además cargaba a un hombre semidesnudo y medio herido—. ¿Aún tienes poderes?

—No lo creo… Soy mortal, no tengo nada más que mi cuerpo y alma.

Entró con Bill en brazos por la puerta trasera de la casa y pidió que hiciese silencio total. Caminó como un ladrón sigiloso divisando si Bianca estaba en casa o no. Y al divisar casi toda la planta baja de su casa y percatarse de que ella no estaba, subió rápido a su habitación llegando agitado a ella. Y puso a Bill sobre su cama, se sentó luego a su lado tratando de relajarse.

—Uff… —exhaló aliviado—. Debo curarte eso. —Le señaló sus rodillas—. Y darte algo de ropa.

—Gracias Tom —le dijo mirándolo y luego se sentó en la cama a su lado—. Quisiera quitarme el barro de encima —Tom lo vio y asintió—.¿Me ayudas a… caminar? —preguntó avergonzado. Sabía que estaba en una desventaja.

—Por su puesto. —Eso le llenó de nerviosismo. Al parecer Bill no tenía pudor o vergüenza. Totalmente despreocupado se quitó la chaqueta caminando apoyándose en Tom para entrar a su baño.

—Humm… —Tom no sabía cómo decirle que debía cubrirse—. Ten esto. —Le pasó una toalla—. Voy a llenar la bañera.

Y así fue. Sus manos estaban heladas, todo él se sentía extrañado de tener a Bill así, totalmente real frente a sus ojos. Le ayudó a entrar a la bañera tratando de no ver toda su desnudez.

—¡Ahh! —gritó algo emocionado al sentir la tibieza del agua, todo su cuerpo se remeció un poco metiéndose ahí—. Tom, está caliente… —Al fin podía describir las sensaciones nuevas.

Era como haber nacido otra vez.

—Voy a dejarte aquí mientras voy por algo de comida. —Bill asintió comenzando a bañarse.

Ahí dentro de la bañera, su corazón latía tanto. Estaba en lo que él consideraba su casa, sintiéndose aliviado de tener al menos a alguien en su nueva vida. Luego de algunos minutos, Tom llamó a la puerta y entró.

—¿Todo bien? —le preguntó y Bill asintió poniéndose en pie, mostrándose a Tom. Éste inmediatamente miró hacia el techo, tomando una toalla y pasándosela a Bill.

Salieron del baño y rápidamente entraron al cuarto de Tom. Bill parecía tan emocionado con su nueva condición, estaba sentado en la cama sintiendo lo suave de ésta y se secaba el cabello ante la mirada de Tom, quien al darse cuenta de su intranquilidad decidió darle la espalda.

—Bill —le llamó disimulado aún dándole la espalda.

—Dime. —Casi se le acerca, pero Tom avanzó un poco.

—Voy a darte mi ropa, qué color te gustaría de camiseta. —Aquel ofrecimiento emocionó a Bill, rió algo nervioso y luego se puso a pensar.

—Azul, me gustaría tus poleras azules —Tom se las daría.

Le dio varias cosas, inclusive ropa interior y vendas para sus rodillas. Bill se vistió y luego se sintió extraño con tanta ropa encima. Tom volteó a verlo y le sonrió, parecía un chico como él, solo le faltaban las rastas y ser rubio. Que curioso.

—Te pareces un poco a mí —le dijo acercándose. Eso para Bill fue un piropo y hasta se sonrojó un poco.

Tom se sentó a su lado y simplemente Bill fue más cerca de él apoyando su cabeza sobre su hombro, al fin Tom pudo abrazarlo. Bill le susurró con un poco de temor que no sabía qué hacer y Tom le prometió que cuidaría de él así como él lo había cuidado desde que nació. Eso era muy especial. Luego de algunas horas de charla, Tom le invitó a la cocina a comer algo.

Apenas dio unos cuantos pasos y terminó en el suelo, avergonzado de no poder caminar. Tom fue a socorrerlo, en ese estado no llegaría ni a la puerta de la habitación.

—Debemos hacer algo—le dijo Tom alzándolo y sentándolo en la cama.

—Lo lamento mucho —dijo frustrado cubriéndose el rostro con ambas manos.

—No, nada de eso —tomó sus manos y le miró a los ojos—. Aprenderás. Te enseñaré, no es nada difícil…

—Gracias… —apenas dijo y luego Tom le tomó de la mano levantándolo de la cama—. Creo que… es porque ahora peso. —Esa era su conclusión lógica—. Mi cuerpo antes solo flotaba, no sabía lo que era pesar, siento que puedo caer en cualquier momento, la tierra me absorbe, me atrae.

—Eso es la gravedad, pues para eso tenemos piernas fuertes, sabrás usarlas, estoy seguro.

Así comenzó aquellas clases tan básicas de la vida como era dar un paso. Bill apoyado en el hombro de Tom avanzaba lentamente, y él le sostenía de la cintura. Sentía que las piernas de Bill flaqueaban, al parecer no tenían mucha fuerza. Y Bill estaba nervioso, esa era una sensación nueva para él. Que Tom le tomara de la cintura, estar tan cerca de él y sentir su respiración era demasiado. Pero le gustaba.

—Sí… Eso es, ¿viste? Casi ni te apoyaste en mí y ya caminaste un poco —después de algunas horas, Bill había podido dar unos tres pasos sin apoyarse mucho en Tom—. Ahora te soltaré un poco… Dame tu mano —tomándole solo de la mano le instó a que diera algunos pasos.

—Creo que caeré…

—No importa, igual te sostendré, avanza ahora. —Bill miró a los ojos de Tom, y avanzó algunos pasos al frente solo tomado de la mano del otro. Sintió que trastabilló, pero luego de un movimiento brusco pudo mantener el equilibro.

—Ahh… —chilló algo nervioso, pero Tom apretó fuerte su mano.

—Viste Bill, casi ya caminas… —Avanzaba algunos pasos lentos y cuando giró su rostro para sonreírle a Tom, su tobillo se dobló y cayó al suelo dando un grito, jalando a Tom en el proceso.

Ambos en el suelo, Tom sobre Bill, rieron nerviosos y Tom se arrodilló en el suelo, viendo si Bill se había golpeado o algo.

—¿Estás bien? —preguntó riendo un poco, le tocó la mejilla, se la acarició y Bill enrojeció ante ello.

—Sí… me siento muy bien ahora. —Tom sabía que a él le gustaban sus caricias. Eso era bastante extraño, pero Tom quería hacerlo—. Muy bien —suspiró cerrando sus ojos, sintiendo la mano de Tom en su mejilla caliente.

—Bill —llamó el otro en un susurro, apoyando una mano al lado de su rostro y aún la otra seguía cariñándole—. Antes de que desaparecieras, tú me dijiste que… —calló esperando alguna reacción de su parte, Bill abrió los ojos y le miró. Las sensaciones de nerviosismo le dominaban en ese instante, así que se sentó y trató de esquivar la mirada de Tom.

“Me enamoré de ti” fueron sus palabras, que en ese momento no deseaba pronunciar. Se sentó juntando sus piernas y las rodeó con sus brazos, Tom fue a su costado y puso una mano sobre su espalda sintiendo como Bill temblaba.

—No te pongas así —dijo Tom, no sabiendo cómo reaccionar ante esos casos, parecía que Bill se había incomodado. El pelinegro giró su rostro para verlo y Tom se lo tomó, el otro no pudo reaccionar, vio como Tom se le acercaba de a pocos y luego cerró los ojos sintiendo los labios de Tom sobre los suyos. Segundos de éxtasis combinados con ternura.

Apenas un pequeño beso que cuando se separaron, ambos se miraron extrañados, ninguno sabía qué decir. Tom sentía que debía decir algo, trataba de buscar en los ojos de Bill alguna señal. Solo lo veía más rojo de lo que antes estaba.

Tom tomó una de sus manos y ante la atenta mirada de Bill se la besó sin quitar sus ojos de encima. Bill abrió un poco la boca sintiéndose embriagado de algo que no sabía cómo expresarlo.

—Me agradas mucho, Bill —le confesó, arrodillado a su lado y de esa mano entre las suyas lo jaló hacia él, dándose cuenta de que Bill no ponía ninguna resistencia. Todo lo contrario, Bill avanzó hacia su cuerpo y se sentó entre sus piernas sintiendo como Tom le abrazaba por la cintura y apoyaba su mentón en uno de sus hombros, suspirando de cerca.

—Me agradas mucho —habló Bill con una voz extraña, en realidad no sabía qué decirle, solo quería sentirlo—. No me arrepiento de lo que soy ahora, es por ti. —Tom cerró sus ojos, aspirando su aroma. Le acarició los brazos, y le dio un pequeño beso en su cuello.

—Gracias por estar aquí —le susurró al oído—. Prometo enseñarte mi mundo, Bill… Me toca cuidar de ti. —Y cualquier temor que hubiera en el corazón de Bill, en ese momento se fue.

***

La noche había llegado y Tom cenaba tan rápido como podía. Bianca le miraba extrañada, qué clase de modales eran esos.

—Por Dios, Tom, ¿tanta hambre tienes? Come tranquilo. —Pero es que él no podía estar tranquilo sabiendo que Bill estaba arriba esperando por cenar también.

Su plan era comer rápido y subir más comida allá. Aún no sabía si sería buena idea decírselo a su madrina… Por el momento él solo quería disfrutar eso, el momento, el presente y luego pensaría en alguna solución para dar a conocer a Bill.

—Es-que-tengo-que-dormir-temprano —dijo con la comida en la boca que ni Bianca lo entendió.

Luego de algunos minutos, se había acabado todo el pastel y alistaba otro platillo con lo mismo.

—¿Y eso?

—Para cuando tenga hambre… jejeje —trató de disimular—. Este… Madrina, hoy dormiré temprano, o sea, en este mismo instante, no podré escuchar cuentos hoy. —Vio como el rostro de Bianca decaía un poco.

—Entiendo hijo, pero entonces podré arroparte y luego apagaré tu luz. —Tom se sintió en aprietos, no quería negarle eso, pero sentía que debía.

—Puedo yo, no te preocupes. —El rostro de Bianca decayó y Tom suspiró resignado— De acuerdo, vamos entonces.

Rogaba para que Bill le haya entendido bien cuando le había dicho que debía permanecer oculto por ese día, si alguien subía, por más que sea él, Bill debía ocultarse cerca del armario.

Entró Tom y puso el platillo del pastel junto con un vaso de chocolate sobre la mesita que tenía al lado de su cama cerca de la jaula de Pikachú quien corría en su rueda. Se cambió muy rápido y luego Bianca entró.

—Tom —llamó con una sospecha en su voz—, te he notado distinto, no sé yo, pero te conozco, hijo. —Tom recostado en su cama con mucha ansiedad en el cuerpo solo la miraba atento, no sabía qué responderle, ella tenía razón.

—No sé a qué te refieres.

—Pues… tu mirada es distinta, tus actitudes, ¿todo está bien en la escuela? Tus padres me lo preguntarán cuando regresen. —Tom tragó saliva, en lo menos que quería pensar era en la escuela, causante de sus males, se sentía arruinado y había encontrado en Bill su salida, con él se sentía a gusto—. Hoy me dijeron en el pueblo que ya no te ven en la escuela… Lo sé Tom, algo ha pasado —y eso fue como un balde de agua fría, ¿qué decirle?

—Madrina… yo… —prefirió no decirlo—. Solo falté una vez, no tuve la tarea lista, eso fue todo.

—Bueno hijo, te creo, espero no dejes de confiar en mí… Ahora que no quieres más cuentos me retiro y justo tenía el final de El Hada Azul —se levantó de la silla, pero Tom le sostuvo de su falda.

—Si me lo resumes, puedo oírlo, además estoy seguro que no solo yo lo escucha. —Rió algo nervioso—. Quizá las mismas hadas lo hagan, a ellos les gusta madrina, más que a mí —ella rió y suspirando se sentó en la silla otra vez.

—Bueno, ayer te decía que esta hada le llevó una novia a su protegido, ¿quieres saber qué pasó? —Tom asintió.

—Breve, madrina. —Ella rió.

—Pues este joven no aceptó a la bella mujer, el hada se lo había hecho fácil, las cosas que se consiguen fáciles no durarían para siempre… Eso lo sabía el joven, sabía que en algún momento el encantamiento con esa bella mujer pasaría, y ella se distanciaría de él.

—Entonces ese joven se quedó solo por siempre.

—No —habló ella con una sonrisa—, él tenía a su Hada Azul… —Tom le sonrió feliz, era el mejor final.

En medio del silencio, se escuchó un suspiro extraño en la habitación.

—¿Qué fue eso? —preguntó extrañada y Tom se preocupó. Sabía que a Bill le había gustado el final del cuento y que quizá no pudo evitar suspirar igual que él.

—Fue Pikachú, hace ruidos. —Pero el nerviosismo de Tom alertó a Bianca, ella no se creía cuentos así. Y para comprobarlo se levantó de la silla y se enrumbó hacia donde ella creyó que provenía el sonido— ¡Madrina, no! —gritó Tom algo angustiado saliendo de su cama, eso alertó aún más a Bianca y terminó por ir hacia el armario de Tom y lo abrió.

Los ojos de aquel jovencito le llenaron de ternura, ¿quién era él?

—¡Tom! —llamó ella y éste fue a su lado—. ¿Qué pasa aquí? —Lo había descubierto.

Bill yacía encogido en aquel armario, levantó la cabeza sintiéndose culpable y miró a Tom.

—Es Bill —lo presentó un poco nervioso—. Lo encontré en el bosque, no tiene a donde ir… No recuerda su pasado, bueno, sí lo recuerda, pero… —comenzaba a contradecirse, eso era mala señal— Madrina, por favor, que se quede, no tiene a dónde ir —Ella extendió su mano hacia Bill para que se la tomara, el pequeño así lo hizo y lo sacó de ahí.

—Hola Bill —saludó ella—. No sé qué ha pasado, pero es de noche, te acomodaré en una habitación.

—Gracias Bianca.

—¿Sabes mi nombre?

—Yo se lo dije —interrumpió Tom.

Esa noche, Bianca muy extrañada escuchaba su pequeño relato, no le creería aunque fuese verdad.

—¿Antes eras un hada? ¿Un hada Azul? —Bill asintió—. No te creo.

—Eso es lo que él cree —justificó Tom—, pero verás que no tiene a nadie en este mundo, solo a mí, por favor madrina, haz que se quede…

—Claro que se queda —dijo ella sonriendo a Bill—. Aunque no sé qué explicación le darás a tus padres, esta semana vienen, ¿lo recuerdas?

Era verdad, debía pensar en un plan.

Luego que Bill cenara, Bianca lo arropó en el cuarto de huéspedes. Se dio cuenta que caminaba con dificultad, pero Tom lo justificaba con alguna excusa. Tom le ayudó a caminar hacia el cuarto de huéspedes. La madrina lo cobijó, le dio las buenas noches y se encargó de que Tom también durmiese en su cuarto.

—Mañana nos vemos —le dijo Tom, despidiéndose.

—Descansa Tom —respondió Bill, tenía sueño por segunda vez en su nueva vida.

De regreso a su habitación, la madrina le dio las buenas noches y lo arropó. Tom se sentía nervioso y ella lo notó, sintió una corazonada no muy buena, pero ella quería mucho a Tom, casi como a su hijo, para ella lo era.

—Tom… —le llamó acariciando su cabeza, éste la miró— ¿Él es especial? —preguntó muy nerviosa y Tom se ruborizó.

—Sí, lo es…

—Entiendo, no te preocupes. —Una mirada cómplice logró aliviar sus temores.

Ya en la noche oscura, se dispuso a dormir. Esperaba que Bill también esté durmiendo. Cerró sus ojos y cayó en sueños.

Muchas sombras oscuras lo perseguían, reclamaban haberse llevado un hada. Algo oscuro lo cogió del brazo y luego sintió como quería devorarlo, era espeluznante, gritó tan alto y despertó.

Sentando en su cama, estaba sudoroso y aterrado, eso había sido una pesadilla horrible, prácticamente no vio nada, solo sintió gran desesperación, ¿qué era eso?

Al otro lado de la habitación, Bill tenía los ojos abiertos de par en par, una sensación extraña lo había inundado… Su protegido estaba desprotegido en la noche, durmiendo y quién sabe qué cosas podría estar pasándole. Él ya no podía tener el control sobre ello, solo imaginarse, suponer cosas.

Salió de la cama, y gateó como pudo hacia la puerta, estiró su mano y la abrió. Luego se arrastró por el pasillo hasta la habitación de Tom, usando mucha fuerza se puso en pie y entró. Tom saltó del susto, aún no se reponía de la pesadilla, estiró una mano hacia su lamparín y lo encendió, viendo a Bill en su puerta, sosteniéndose de ésta, tambaleando en sus piernas.

—Bill…

—Estás asustado, lo presiento —le dijo. Tom salió de su cama y fue por él, lo apoyó en su hombro y lo llevó hacia su cama. Aún sus latidos retumbaban en su pecho, pero ahora no era de miedo, era de emoción.

—¿Cómo lo supiste? —Estaban ambos sentados en la cama.

—Lo sentí, como antes lo sentía en mi pecho cuando tú dormías… cuando era tu Hada Azul…

—Quizá lo sigues siendo. Ven. —Abrió los cobertores de su cama y lo invitó a recostarse. También lo hizo Tom a su lado.

Bill se le acercó y puso su cabeza en su pecho, alzándola un poco miró en la oscuridad a los ojos de Tom, éste le miraba fijamente y tenía una mano rodeando su cintura con cariño. Tom le besó la punta de su nariz y Bill cerró los ojos esperando más de eso.

Y lo obtuvo, un nuevo beso en sus labios, uno especial y más íntimo.

¿Qué pasará? Pronto lo sabremos.
Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas. Gracias por leer.

4 comentarios:

  1. ¡No lo dejes ahí! ¬¬' xD
    Ok, me encantó, Bill tan lindo de humano y los sonrojos de Tom xD
    El cuento, Bianca tan linda
    vbhrgtwuimezrnfiuvr *w*
    Síguela pronto.
    Besos :D

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  2. Holaaaa!!! Releyendo taaan precioso relato nuevamente y muriendo de ternura !!! Te kieroooo DamitaRosa !!! ♥

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  3. Hallo c:
    (me pegaste, saludar siempre xD)
    Oka Oka...
    Me siento mal de que Bill no pueda caminar :'c lo bueno es que ahí esta Tom y que suerte que llego en un muy buen momento(cuando lo encontró) así Bill no tendría que Pasar por mas cosas feas DD:
    Primer beso *---* eso solo significa... 1313 asdfghjklñ :B Hehe OK'NO! significa que Tomichu esta enamorado *m* si si, él lo dijo antes, pero yo lo afirmo :33
    Bianca es un amor *w*! No le regaño ni nada y dejo que él se quedara en la casa *w*
    Amm... Un beso mas intimo ._.' Porque lo dejas hasta ahí u.u' Quiero Leer mas ~T^T~
    Pero emm... Entonces Bill es un humada? ._.
    Las pesadillas de Tom quieren decir algo e.e' Por que Si es una "Fic de Pink Girl" No Todo es color Rosa (Para Ella si, pero en sus fics no,Notese que hablo como que tu no lo lees xD) Así que DD: Que cosa mala le pasara a Bill y Tom? D: Que consecuencia traerá que Bill sea un "Humano"? Pink leerá esto como en una Caricatura? Pink se saco el moco ahora?
    Solo hay una manera se saberlo... Hasta que la Hermosa de Pink Vuelva a Actualizar.
    (Hehe ok ya me cayo, mejor dicho ya no escribo :P)

    Me gusto mucho el capitulo \*^*/
    Besos ♥
    Zuii.

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  4. Aaaaaa mierdo lloro de la ternura *-* pero q son tiernos dios mio ellosdos se tienen un amor tan puro e inocente q me dan ganas de llorar!!!! Quiero otro capitulo. Pink muchos besos y acuerdate siempre piensa en positivo *3*

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