martes, 28 de mayo de 2013

Rebelde - 5

Hola a todos, lamento demorar con esto. Espero les guste, aquí no tengo mucho tiempo para publicar u_u. Los quieroo.
Algo pasaba con su hermano, algo muy extraño. Así no era Bill. 

Tenía las mejillas sonrojadas, la boca semiabierta jadeando un poco y los ojos acuosos mirándolo de cerca. 

Una mano de Tom aún estaba por debajo de la camiseta de Bill, tocando su piel a petición de éste mismo. Los pequeños movimientos que hacía sobre su regazo lo tenían absorto, ¿qué pretendía? 

—Bill… —apenas pudo decir, el otro se le acercó y besó su mejilla, y luego la lamió causando que Tom dejara de tocarlo inmediatamente, poniendo su mano en la cintura del menor intentando alejarlo de él—. Espera… 

—No —contestó serio y usando un poco su fuerza, logró recostar a Tom en la cama, con él encima. Tomó su brazo con yeso y lo puso a un lado y luego le levantó la polera que tenía puesto dejando al aire su vientre, y se inclinó ahí, posando su cabeza con sus cabellos revoltosos haciéndole cosquillas al de rastas. 

—¡Bill! —El pelinegro parecía desesperado de contacto, pero Tom no quería hacerle daño, no quería sobrepasarse con él. Tenía temor de tocarlo y luego que quizá las cosas se salieran de control y cometiera una locura depravada con ¡su hermano! Eso le alteró un poco. Esos pensamientos de estar haciendo algo incorrecto. 

Pero por otra parte, no quería alejar a Bill de él. Nunca antes lo había tratado así, nunca antes le había acariciado tan siquiera como lo hacía ahora, y había estado así de cerca de su cuerpo. 

Tom recostó su cabeza en la almohada, simplemente dejándose, mordiéndose los labios y tratando de no pensar en el error que cometía. 

La lengua de Bill delineaba su vientre dejando un rastro húmedo en todo éste, causando que Tom se contraiga de rato en rato y jadeara de la sorpresa. 

—Bill, por favor, no sé qué haces… —Éste gateó hasta estar a su altura, mirando a Tom como una pequeña presa fácil de comer, le sonrió provocativo y Tom pestañeó seguido. 

—¿Te… gusto? —preguntó un poco dudoso. Tom frunció el ceño bastante incómodo, ¿qué pregunta era esa?—. ¿Por qué esa cara? 

—¡Qué pregunta, Bill! ¿Cómo crees que puedes gustarme? —dijo nervioso, pestañeando rápido y con las mejillas tan rojas como un tomate, quería quitarse a Bill de encima en ese momento, era demasiado atrevido y eso le intimidaba. 

Bill se quedó ahí, mirándolo a la cara y frunció el ceño también, haciendo una mueca de molestia y posó una mano en el cuello de Tom como queriéndole asfixiar. 

—¡Bill! —Tom parecía ponerse blanco del susto, que cambios de colores experimentaba. Lo único que seguía intacto eran los latidos rápidos de su corazón… ahora latían de temor y de duda. 

—¡Te hice una pregunta! —Se arrodilló un poco en la cama, irguiéndose aún sobre Tom y llevó sus manos a su pequeña polera, se la quitó en frente de Tom y la tiró a un lado, luego lo miró meneando su cabello revuelto, acomodándolo sobre sus hombros—. ¿Te gusto? —Tom pestañeaba seguido, y cerró los ojos no queriendo verlo de cerca, comenzaba a ponerse muy nervioso y se agitó ladeando la cabeza, esquivando cualquier contacto. 

—Bill, en serio, basta… —dijo con un tono de voz bastante raro, su voz salió muy aguda y provocó una risa al instante en Bill, se burlaba de sus reacciones. 

Pero luego le dio un manotazo en uno de sus costados, causando que tosiera y enfocara su vista en él. —Te hice una jodida pregunta. 

—¡No! ¿Entiendes? Eres mi hermano, cómo vas a preguntarme eso… ahora quítate… —Volvió a cerrar sus ojos y escuchó algo, una cremallera abriéndose— .¡Bill! —esta vez se agitó mucho, y puso una mano sobre sus ojos al ver que se quitaba el pantalón tan rápido como podía. 

—¿Ahora? —canturreó con una sonrisa en sus labios y las mejillas algo sonrojadas, estaba agitado, emocionado, se sentía muy bien provocándole, causándole esa molestia a Tom… Esa adrenalina que tanto le gustaba comenzó a recorrerle el cuerpo calmándole la ansiedad que sentía minutos antes—. ¡Mírame! —demandó con una voz prepotente. Tomó la mano de Tom que tapaba sus ojos y la tiró a la cama—. Hice una pregunta, ¿ahora? 

—Así te quites todo, sigues siendo mi hermano. 

—¡Estupideces! ¿Recuerdas a Bolita? —Era el pequeño hámster—. Se follaba a su madre todo el tiempo, tuvieron crías las cuales papá regaló con todo y ella. 

Ahora sí, Tom se puso serio y bastante molesto, ¿qué quería decir con eso? 

—No somos animales, Bill. Ellos eran hámsteres, eso pasa entre animales. Y no sé a dónde quieres llegar con todo esto, quítate de encima y ¡ponte la ropa! —habló como un padre, con el tono que usaba su papá cuando quería regañarlos, eso molestó mucho a Bill quien se removió sobre Tom con la intención de quitarse su última prenda, sus calzoncillos—. ¡Bill! —gritó con la voz media entrecortada y aguda. 

—¡Sí! ¡Gime mi nombre! ¡Más alto! —Rió y luego levantándose un poco de sobre él, le mostró sus calzoncillos azules en una mano, para luego con una sonrisa tirarlos a un lado—. ¿Ahora? 

Tom solo tenía la vista enfocada en los ojos de Bill y en el techo de la habitación, no quería mirar más abajo. Sus manos estaban a sus lados, no quería tocarlo, quería escapar. Estaba agitado, nervioso, confundido y un poco caliente. 

—No sé qué pretendes —habló casi en un susurró y Bill suspiró acariciando su rostro. 

—Aish, Tomi. Te hice una pregunta creo que hace media hora, y tú no respondes… entonces tengo que tomar medidas, ¿no crees? —dijo con una dulce voz, Tom lo miró con desaprobación y Bill achinó los ojos—. ¿Te gusto? 

—No puedes… 

—¡No pregunté eso! 

—No, no me gustas, ¿contento? —Bill se sintió rechazado otra vez, esa sensación le llenaba de mucha frustración y la frustración le llevaba a cometer locuras. 

Se irguió un poco y comenzó a tocarse, el torso, el cuello, el vientre, lamiéndose los labios ante la mirada de Tom. 

—De acuerdo Tom. Ya entendí —dijo mirándolo desde arriba, comenzando a montarlo, subiendo y bajando lentamente. 

Se apoyó con una mano en su pecho, y con la otra se tocó más abajo del vientre gimiendo un poco ante ello. 

—¡Qué haces! —le gritó Tom sacudiéndose un poco, queriendo liberarse. 

De un manotazo Bill se deshizo de las mantas que lo separaban. Tom miró hacia el techo al verlo totalmente desnudo acomodándose sobre él. El trasero de Bill se puso sobre su entrepierna, por encima de sus pantalones de pijama. Y de un impulso, Tom se sentó en la cama, encarando a su hermano. 

Frente a frente otra vez. 

—Sé que te doy asco —le dijo Bill cerca de sus labios—. Pero al menos… mientras estés así, sabré aprovecharme. —Le sonrió maléfico y luego volvió a subir y bajar, sintiéndose excitado por aquello—. Ahh… —gimió cerca de sus labios. 

—No me das asco, Bill —dijo aún con una mano apoyada en la cama. 

—Lo veo en tus ojos. —Bill apoyó su frente en su hombro, comenzando a jadear. 

Tom sentía mucho calor, algo así nunca antes le había pasado, al menos nunca había tenido tan de cerca una persona totalmente desnuda sobre su regazo, menos alguien como Bill. Éste volvió a gemir y Tom se percató que estaba tocándose en la entrepierna, se masturbaría sobre él. Eso lo llenó de una especie de angustia, como no saber qué hacer. Tom tenía la fuerza suficiente para, con su brazo sano, alzarlo de sobre él, ponerlo en la cama así poder salir de ahí y escapar. Él podía y Bill también lo sabía. Pero no lo hacía, ¿por qué? Tom pensaba en ello ahí, sintiendo los temblores y estremecimiento de Bill y esa manera de jadear cerca de su oído y él simplemente permanecía quieto. Sentía que si lo rechazaba una brecha podía abrirse entre ellos dos y eso era lo que Tom menos quería. 

Llevó su mano sin yeso hacia la espalda de Bill. Éste había comenzado a moverse sin control aparente. Su mano helada sobre la caliente piel del menor hizo que éste gimiera y se colgara de su cuello casi desperado. Tom rodeó su cintura con este brazo, acariciando su piel mientras Bill, casi desesperado, repartía besitos por su cuello, lamiéndole y gruñéndole. 

Su mano subió por la columna vertebral de Bill haciendo que éste se arqueara un poco y le diera la cara, con los labios semi abiertos, respirando por la boca y el sudor en su frente. Tom lo miraba a los ojos y su mano subió hasta su nuca. 

—Me importas más de lo que me gustas… por eso te dije que no me gustas porque esa no sería la pregunta correcta —le susurró mirándolo fijamente. 

—No puedo importarle a nadie, soy… escoria —dijo, pero no con dolor, una sonrisa algo fingida se formó en sus labios. 

—No, mi Bill no lo es, él que está dentro de ti, no es escoria… es dulce, decidido, tenaz, fuerte y buen hermano. 

—¿Lindo? 

—También, es muy lindo y sabe como provocar a medio mundo. 

—¿Incluido su aburrido hermano? —Tom sonrió y bajando la cabeza asintió. 

—Sí. —Se mordió el labio—. Me has puesto duro siendo mi hermano. 

Y eso para Bill significó mucho. Era como la victoria, sonrió triunfante y rápidamente llevó una de sus manos hacia la entrepierna de su hermano. 

—Espera Bill, no, no, no… —Se removió algo asustado empujando a Bill—. No me toques ahí… —Un estremecimiento le recorrió y abrió la boca, Bill sonrió y luego se mordió fuertemente el labio comprobando lo grande que Tom estaba ahí abajo y lo caliente de su piel. Tom cerró los ojos y llevó la cabeza hacia atrás, dejando a Bill hacerle todo lo que quiera. 

—Bésame, Tom —pidió haciendo un poco de presión—. Bésame y te dejo en paz. —Tom lo miró detenidamente… que lindo era su hermano, tenía parte de su cabello negro sobre su rostro, aún tenía ese ligero maquillaje y sus labios brillaban ensalivados y rojos de habérselos mordido—. Acércate a mí… no muerdo —le dijo y luego le sonrió tiernamente. 

Casi como una abeja a la miel, Tom le hizo caso sin resistirse. Tomó su rostro con una mano, apretando sus mejillas Bill abrió su boca… Y Tom le besó en los labios. 

Tan desesperado era su pequeño hermano que Tom terminó recostado en la cama con Bill encima, le rodeó la cintura con su brazo sano, y le continuó besando. Sus labios eran suaves, carnosos, provocativos, era algo delicioso. Bill volvió a moverse sobre él. 

Tom dejó de lado por un momento, sus pensamientos éticos, quería recompensar a su hermano, y quería hacerle ver que sí le importaba, aunque tenga que demostrarle de forma física, precisamente de esa forma, no le importó en ese instante. 

—Te quiero Bill… en serio, te quiero. —Acariciaba su espalda y Bill volvió a besarlo. 

—Me quieres, pero yo te deseo… ahh… —gemía en sus labios. 

—No importa, la cosa es que no quiero separarme de ti. Quiero que dejes de destruir tu vida. —Bill detuvo sus besos. Él sabía que eso no podía, no tenía las suficientes fuerzas para cambiar de vida. 

—No me conoces… 

—Quiero conocerte. 

Bill se presionó en su cuerpo y llegó al máximo de su placer. Con un fuerte gemido cayó sobre Tom y luego éste también se corrió. 

Ambos agitados, permanecieron unos minutos así, y luego Bill se levantó aún desnudo, caminó por la habitación de Tom recogiendo su ropa en silencio total. 

Esta vez Tom lo miró, su silueta tan delgada pero provocativa, abrió sus ojos y mente para verlo de otra manera… a él le gustaba, aunque eso no era sano, le gustaba Bill. 

—Espera, Bill —llamó sentándose en la cama, debía ir al baño a asearse. 

—Me voy —dijo terminándose de vestirse. 

—No… ¿a dónde irás? 

—No lo sé, pero saldré esta noche… gracias por lo de hoy. —Le guiñó un ojo causando mucha molestia en Tom ¿había sido un jodido juego? 

—¡No te irás! —gritó Tom y Bill le sonrió. 

—Adiós, Tomi. —Y salió corriendo de la habitación. 

—¡Bill! 

Otra vez esa búsqueda de emociones nuevas lo llevó a cruzar la puerta de su casa, con el grito desesperado de su hermano llamándole. 

Tom no salió. Se quedó un poco agitado en las escaleras de la casa. Estaba pensando seriamente sanar de una buena vez, no haría esfuerzos que después lo tuvieran en cama por otros días más. 

Bill rió ya afuera. Sabía que lo hacía sufrir, y eso le llenaba de una emoción media excitante. Aspiró el aire fresco y deseó un porro… Sacó su celular y llamó a Georg. 

—Ven a buscarme, estoy en la esquina de mi casa. 

—No puedo Bill… No tengo para la gasolina. 

—¡Que me busques en la esquina, ahora! —le gritó. 

—Esta vez no podré, lo digo enserio, hoy no… 

—¡Te olvidas de mí para siempre! ¿Me oíste? ¡Ni me supliques regresar que te mando al hospital! —Colgó bastante enfurecido, ahora, ¿qué haría? 

Caminó por entre las oscuras calles, buscando algún Bar, alguna forma de distraerse y encontró uno. Entró y caminó por entre la gente. 

Él sabía que podría conseguir lo que quisiera con solo una mirada… Tenía muchos tipos de miradas. Sabía que podía gustarle a hombres y mujeres, a quien sea. Y cuando se proponía algo, por lo general lo conseguía. A las buenas o a las malas, eso era secundario. 

Precisamente quería un trago y algo de droga. Una mujer no podría darle aquello. Así que se sentó en la barra y arregló su cabello revoltoso mirando a un hombre fornido que yacía solo ahí, era rubio y de ojos claros, parecía muy apuesto y claro, con dinero. Repasó a su víctima con los ojos y se acercó un poco. 

—Hey, niño —le habló el barman—. No menores. —Le indicó un letrero que había sobre la licorería. Bill frunció el ceño y luego dramatizó. 

—Solo espero a alguien, ya ha tardado media hora, y deseo pasar una noche divertida —dijo y luego hizo un puchero. 

El hombre que estaba sentado junto a él, lo miró, y Bill sonrió discreto. 

—¿Estás solo? —dijo pasándole una copa de licor. Bill se emocionó. 

—Sí —dijo bebiendo de la pajilla sin quitar sus ojos avellana de los azules del otro—. Ahh… —suspiró sintiendo refrescado y luego sonrió dulcemente. 

Él sabía cómo ponerse como ovejita suavecita si quería conseguir algo. El hombre sacó su billetera y pagó algo de dinero al barman. Esa gorda billetera sería suya esa noche. 

—Un trago para mi acompañante, un licor de lima, por favor —Bill se le pegó más y el hombre pasó un brazo por su cintura. 

—Me llamo David, ¿y tú, pequeño? —preguntó. 

—Georg —dijo y luego rió un poco. 

—Mucho gusto, Georg. 

Y así empezó la conversación entre los dos. David parecía muy interesando en él. Bill solo quería su dinero, y lo conseguiría como dé lugar. Y David sacó dos pastillas verde lima de su bolsillo. 

—¿Alguna vez has volado con éxtasis? —preguntó cerca de su oído. Bill sintió que su estómago se encogía, él no había probado otras drogas que no fuese marihuana. Tenía curiosidad. 

—No… —dijo con los ojos brillantes. 

David tomó su mano y lo llevó a su auto. Bill no era tonto, debía ser precavido así que se cercioró de que estén en un lugar público y nada malo pudiera pasarle. Desistiría de probar aquella droga. 

Subió al lujoso auto y David le pasó una botella de agua y una pastilla. 

—Ten. —Bill la tomó y se la puso en la lengua. Tomó la botella de agua e hizo que se la bebía. La tenía debajo de la lengua y cuando el hombre se inclinó para él tomar su pastilla, Bill se la sacó de la boca disimuladamente, poniéndola en uno de sus bolsillos. Le sonrió en cuanto sus miradas chocaron. 

David, tampoco era tonto. Besó a Bill en su auto y éste se dejó, supuestamente esperado que la droga hiciera efecto. 

David calculó el tiempo y Bill olvidó fingir su estado. Entonces le dio más agua y el pelinegro no pensó, ni sintió peligro. 

Quería estar lúcido para quitarle la billetera con el dinero. 

Pero su cuerpo se adormeció con el agua, obviamente la droga estaba ahí y no en esa pastilla. David era mucho más astuto… 

Bill se dio cuenta de ese extraño adormecimiento aún con su corazón bombeando a mil. David le besaba intensamente y luego se sintió flotar. 

—No… no, no… —decía intentando liberarse, no quería sexo con un desconocido, quería su dinero para un porro, no para una droga adormecedora. 

Se lamentó mucho cuando el auto arrancó y él no podía moverse bien. Cerró sus ojos sintiendo su cabeza latir. Comenzó a balbucear muchas incoherencias, buscaba no quedarse dormido ahí. 

Abrió los ojos en cuanto su cuerpo caliente dio contra las sábanas de una cama… el lugar parecía hermoso y brillante. Luego sintió como alguien le quitaba la ropa. 

—¿Tom? —murmuró en ese lugar iluminado… 

—No Georg, soy David, no confundas mi nombre. —Frunció el ceño abriendo los ojos encontrándose desnudo a su disposición. 

—¿Dónde estoy? —preguntó adormilado. 

—En el paraíso. —David brillaba como un enorme ángel, Bill se removió en la cama pero luego sintió como algo entraba en su trasero. 

—Ahh… ¡No! —Él creyó gritar, pero eso en realidad había sonado como un susurro áspero—. Espera… no, no… 

Algo entraba ahí, los dedos de David se hundían tanto. Bill adormecido, pensó y pensó cómo liberarse. 

No quiso caer en manos de otro así. Se sintió víctima otra vez, él conocía esa sensación tan molestosa. Debía pensar en algo, en alguna salida. No quería pasar por eso otra vez. 

—Te gustará… —le decía besándole el cuello. 

—Espera…—pensaba, formaba ideas. Y fingió sentirse bien—. Sí… sí… —susurraba—. ¿Quieres sexo oral? —El hombre se detuvo y lo miró—. Puedo… —Se lamió los labios—. Quiero… 

Cejado por el deseo, se levantó de sobre él y le tomó de los cabellos arrodillándolo en la cama. 

Bill, en la poca lucidez que tuvo en ese momento, alistaba sus fuertes dientes para propiciarle el dolor más agudo que ese hombre pudiera sentir. Y rogaba por tener un poco de suerte y escapar, aunque sea desnudo, de esa cueva de lobo.

Se salvará a o no o_o

2 comentarios:

  1. Hallo
    ._. Bill se supone que lo quieres, porque haces eso u_u
    Porque no puedes tener tu estupido y sensual rasero dentro de tu casa ¬¬ ya ves lo que te pasa por andar desobedeciendo, Entiende no todo en la vida es sexo, dinero, alcohol y drogas -_-
    si es que te salvas de esta ¬¬ despues puede venir por algo peor, y Tom no podra ayudarte, Ni Georg! e.e

    PINKY!! :'c Regresa :/
    Te Extraño, Espero que la estés pasando bien, con esas cosas que tu escribes :33 supongo que si, es hermoso y triste ._. hehe
    Bueno :3
    Cuidate, Besos
    Zuii~

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  2. no puede ser MAS INCONCIENTE!!! VOLVER LOCO A SU HNO KONVALESCIENTE KON SUS KOQUETEOS Y LUJURIA ADOLESCENTE Y LUEGO DE DECIRLE KE LO DESEA irse asi komo asi y a buscar alguien ke le proporcione LO KE ÉL KIERE :DROGA Y DINERO !!! y se metió en la boca del lobo ESTÁN A PUNTO DE VIOLARLOOO MAL!!! Pendejo estúpidooo !! fuck !! (perdón por los exabruptos) Te dije ke ODIO A ESTE BILLITO y ke TE KIEROOO a TI!!! ♥

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