viernes, 17 de mayo de 2013

El Hada Azul - III

Hola otra vez :3 espero este capítulo les guste, es especial en el fic, ya verán por qué. ¡Los extraño mucho!
Aún no le decía a su madrina que no podía regresar a la escuela. Ahora su vida había dado un cambio drástico en la cual salía de casa supuestamente con dirección a la escuela. Pero terminaba entrándose al bosque, ocultándose de todos. Se sentaba en aquel hermoso árbol y esperaba por Bill. Éste siempre se le aparecía y eso para Tom era especial.

—Mi hada azul… —le dijo abriendo sus manos para que se sentara en ellas.

—Mi Tom —él también sentía que Tom le pertenecía. El de rastas rió ante eso y luego de su bolsillo le sacó un caramelo de miel— ¿Y eso? —Era enorme para él, podía sentarse sobre el caramelo.

—Es un caramelo para ti. —Abrió su envoltura y lo puso en la palma de su mano. Bill le sonrió y luego apoyó sus manitas en el enorme caramelo y le dio unas lamidas.

—Está delicioso —era obvio que no podría terminarlo, pero un regalo de Tom él no lo rechazaría.

Tom suspiró y miró al vacío. Su vida estaba arruinada y apenas tenía catorce años.

—¿Qué tipo de deseos podrías concederme? —preguntó a su hada. Bill dudó en responder. Él sabía que no podía concederle deseos que implicaran otras personas o que sean imposibles de realizar, en sí no sabía cuáles eran sus límites.

—No podría decirlo… Solo tengo el poder sobre la naturaleza, el bosque, nada más…

Tom se quedó pensando.

—Sabes Bill… ¿podrías ser tú un humano o yo un hada? —Bill se quedó pensando ante ello. No se podía. Y temió escuchar lo que Tom le dijo—: Y sí tú serías un humano… Yo no dudaría en seguirte.

—¿Yo? —se preguntó nervioso y hasta ruborizado—. ¿Quieres que…?

—Sería un buen deseo, ¿no crees? —Bill dejó que muchas chispitas luminosas salieran de su cuerpo en ebullición, de solo imaginarlo se le hizo un mar de emociones extrañas— Ahora has enmudecido… ¿No tienes nada qué decir? —Bill suspiró y luego miró esos enormes ojos avellana.

—Sí… si fuese grande como tú, y estaría a tu lado… Quizá tuvieras que escapar de mí. Eso pienso —dijo nervioso. Tom ahora estaba en silencio mirándolo, tratando de descifrar que era todo ese rubor y nerviosismo de la pequeña criatura.

—No escaparía… cómo crees. Eres especial, seríamos grandes amigos, tú y yo. Sabes mucho de mí, sé mucho de ti, siempre has estado conmigo. Sería genial si fueses…

—No —interrumpió Bill—, no lo digas Tom, no digas cosas imposibles que después quien terminará llorando por algún lado seré yo —se tapó la boca para no seguir hablando y vio como Tom tomaba una piedra del suelo y con ella escribía en el tronco del árbol dos nombres “Bill y Tom”. En silencio se demoró en darle profundidad a las letras para que el tiempo no las borrara.

—Ya lo escribí, no hables de imposibles, tú un hada, eso no debería estar en tu vocabulario…

Bill voló hacia su nariz y ahí se posó. Desde esa posición con su varita mágica, le puso un corazón alrededor de aquellos dos nombres. Y Tom se sintió especial, entendió la indirecta de Bill…

A la hora adecuada entraron a la casa. Aún Tom no le decía nada a su madrina y en plena cena, sus padres llamaron a casa.

—Tom, cómo estás hijo —que pregunta más incómoda. Él no estaba bien.

—Bien —contestó escueto. Su papá le creyó.

—Estaremos allá la otra semana, tu madre y yo estamos ansiosos por pasar algunos días contigo.

—Que bueno.

—Pues sí… —Y otra vez ese silencio fastidioso—. Bien, te dejo, descansa Tom, allá nos vemos.

—Sí, nos vemos —colgó el teléfono.

—Buenas noticias, ¿no? —le dijo una emocionada Bianca sirviéndole un pedazo de pastel. Tom sentía que debía decirle a ella por lo que estaba pasando. Pero no podía… Ser expulsado de la escuela y que la casa se llenara de notificaciones para que sus padres asistieran a un conversatorio, no era nada bueno— ¿Algo pasa?

—Nada —Tomó su pastel y decidió guardarlo— Mañana comeré, hoy en la escuela nos dieron comida…

Como todas las noches, ella subió a su habitación para contarle un cuento. Tom se arropaba y disponía para dormir, y no pudo evitar que ella entrase.

—…El hada azul era muy astuta… Sabía que podía alegrar a su protegido si tan solo le llevara a la chica que él quería —contaba con una agradable sonrisa en los labios, miró a Tom con una mirada cómplice. Es que Tom quería historias de amor, ella había entendido eso—. Entonces la encantó e hizo que se dirigiera a la casa del joven… Y cuando éste la vio tocando la puerta de su casa, alzó la cabeza y dijo “gracias Hada Azul”, para luego…

—Madrina —se quejó un poco—, es que… Bueno, qué pasaría si ese joven se enamorara de su hada y ya no de su vecina —Bianca lo miró con extrañeza.

—Eso no pasaría, el hada es un hada y la mujer una mujer… El joven está enamorado de la mujer, no de un hada…

—Pero… —se mordió el labio— Si el hada demostrara… Mejor olvídalo.

Y Bianca siguió contando su cuento desde su percepción.

Luego Tom fingió que estaba dormido, y cuando ella salió, se sentó y llamó a Bill, éste como siempre terminó apareciendo esta vez sobre su nariz.

—Aquí estoy mi Tom —le dijo con un lindo tono de voz.

—Ven aquí —volvió a tomarlo en sus manos y ponerlo en su pecho—. ¿Escuchaste el cuento de mi madrina? —Bill asintió— Pues… ella no sabe, pero creo que un humano puede enamorarse de un hada, ¿tú qué crees? —preguntó seguro, no sabiendo que eso causaría emoción en Bill, quien nervioso esquivó su enorme mirada.

—Quizá un hada de un humano sí… porque siempre lo ha visto, ha estado ahí con él, le conoce más… Pero lo que dices… No lo sé —Tom lo analizó.

—Yo… siento que te quiero Bill… o sea, sé que eres un hada, alguien tan pequeño —suspiró resignado y se recostó mirando el techo. Bill brilló con más intensidad, Tom no pudo darse cuenta— ¿Qué me dices Bill? ¿Crees que pueda gustar de ti? —dijo sin prestar mucha atención en sus palabras, lanzando esas preguntas al aire como si fuesen cualquier cosa.

—Yo… —Bill sentía su corazón a mil— Me enamoré de ti —le confesó, y cuando Tom volvió su mirada rápida en Bill, éste se volvió invisible dejando algunas lucecitas en su cuarto.

—¡Bill! —gritó desesperado ante esa confesión— Aparece… no te vayas así, sé que me escuchas, regresa…

Pero ninguna señal suya apareció.

—Regresa… regresa… —entre súplicas se quedó sentado en su cama, ¿sería verdad lo que le había dicho?

Bill voló hacia el bosque con lágrimas en sus ojos. Nada podía ser más imposible que aquello. Y se sentía morir.

Fue donde Clara quien al verlo supo lo que había pasado.

—Otra vez con el dolor del corazón —le dijo—. No es sano.

—Arránqueme el corazón Clara… Prefiero morir que sufrir siglos sabiendo que él un día se casará y morirá de viejo… —ella lo abrazó.

—No puedo hacer nada… Lo lamento, pero creo que debes alejarte de él…

—¡No! —gritó en llanto— Él me necesita… Han pasado cosas —se secó sus lágrimas y se recostó en una flor—. Le amo… —confesó y se sintió aún más pequeño de lo que ya era…

Clara se sintió mal, no sabía qué hacer.

—¿Preferirías la muerte? —Bill asintió sintiéndose traidor, un hada no podía desear tal cosa. Clara agachó la cabeza y simplemente asintió desde su posición.

—Pues es tu voluntad… Adiós Bill —le dijo en un susurro entrecortado, para luego hacerlo dormir con los polvos que tenía en su alforja.

Un hada nunca dormía… Pero en esta ocasión ella lo hizo dormir.

Bill cerró los ojos recostado sobre aquella flor y poco a poco fue conciente que moría… Era una sensación dolorosa, pero a la vez aliviante.

Respiró un aire tan frío y luego sintió como miles de cuchillos filudos caían sobre su pequeño cuerpo inmóvil. Le dolía tanto que abrió los ojos para gritar.

El dolor nunca antes había sido tan nuevo como lo sentía en ese momento… Su piel sentía dolor, habían espinas que se clavaban en su costado y se levantó de ahí queriendo impulsarse hacia arriba para volar, cayendo otra vez al lodo del suelo boscoso. Estaba lloviendo y para él eso nunca había sido doloroso. Ahora lo era.

Lo primero que se dio cuenta es lo pequeño que se veía el oscuro bosque… Y que él ya no producía luz.

—En verdad estoy muerto —dijo asombrado… No sabiendo en qué mundo estaba. Miró hacia sus pies desnudos y luego observó todo su cuerpo sin su ropa habitual. Algo saltó dentro de él, un temor, ¿acaso era su alma? ¿Así había quedado después de morir? ¿Sería ahora un alma en pena sin luz y sin rumbo? Que feo destino, que poca suerte la suya.

Buscó alguna flor con qué cubrir su desnudez… y luego de dar dos pasos torpes y caer al suelo otra vez, pudo ver flores pequeñas cerca de su nariz.

—¿Qué? ¿Tan pequeñas? —se arrodilló en el suelo fangoso tomando algunas flores con una mano, pudo sacarlas fácilmente de raíz— Esto es increíble…

Se puso en pie otra vez apoyándose en un árbol y miró a su alrededor, árboles grandes pero no inmensos, todo aquel lugar se hizo tan pequeño ante sus ojos… él era un gigante. Se tocó la espalda y dio algunas vueltas mirándose la espalda... No más alas.

La lluvia le llenó de una sensación extraña, era dolor. Era lo que para muchos es frío. Él no sabía darle nombre.

No podía caminar bien, quizá ni sabía caminar, nunca necesito mover tanto sus piernas. Antes su cuerpo flotaba, ahora pesaba, y mucho ya que cuando caía podía sentir la velocidad con la que lo hacía y luego el dolor horrible sobre las partes en donde impactaba en el suelo. Supo que debía evitar eso.

Así que, prácticamente como un animal, se arrastró en sus manos y rodillas por aquel lugar sin rumbo alguno.

Aún no sabía lo que había pasado… Su mente estaba cegada por las ganas de vivir y escapar del dolor que sentía. Buscaba abrigo, buscaba seguridad en medio de la oscuridad del bosque.

No supo cuánto avanzó sobre sus rodillas que empezó a arderle de manera muy incómoda. Y luego otra vez esa sensación que él la llamó “muerte” lo inundó y cayó al suelo, exhausto de su intento de salir de ahí.

***

Tom despertó en la mañana extrañado y bastante cansado pues prácticamente había dormido algunas horas. Como siempre bajó, desayunó y fingió que estaba yendo a la escuela. Bianca sospechaba que algo malo pasaba… Pero en sí no tenía idea de qué era exactamente.

Salió con su mochila sobre el hombro y después de fingir que caminaba rumbo a la estación del buss, se adentró en el bosque con la esperanza de ver a su hada. Tenía tantas preguntas para él, deseaba verlo y decirle que si sentía algo por él eso no sería un problema, no lo juzgaría por sus sentimientos.

Caminó por la entrada del bosque hasta llegar al enorme árbol en donde estaba la marca con los nombres, suspiró ante eso y se sentó en las raíces. Abrió su mochila y sacó unos panecillos para merendar.

Se extrañó de que Bill no apareciera y tuvo la sensación de que estaba por ahí cerca, de seguro vigilándolo. Así que suspiró y alzó la vista para hablar.

—Sé que estás aquí —dijo canturreando—. De seguro estás avergonzado o no sé... Por favor aparece Bill, te necesito... —Y otra vez el silencio—Ya… sé que te gusto, eso no es malo, en serio, no estoy molesto ni nada, aparece Bill —Frunció el ceño, Bill no aparecía— Qué clase de hada eres, no puedes dejarme —ahí sentado pateó algunas flores que estaban ahí, la enredadera que Bill una vez hizo crecer estaba pagando sus frustraciones.

Pronto, Tom se quedó ahí no sabiendo qué hacer. Estaba perdido, nadie podría entenderlo, aún no tenía un plan de cómo enfrentar todo lo que sería que sus padres se enterasen que había sido expulsado de la escuela. Y como Bill no aparecía, se sintió solo completamente.

Comenzó a ofuscarse, algo pasaba… Bill había decidido dejarlo así de esa manera después de confesarle sus sentimientos. Quizá sería lo mejor.

Se levantó de ahí y comenzó a patear todas las hojas a su alrededor. Sentía que explotaría de cólera, no había esperanza, ni salidas, ni alguna cosa que pudiera calmarlo.

—¡Bill! ¡Cuándo más te necesito decides ocultarte! ¡Qué clase de hada eres! —exclamó molesto aún pateando las hojas a su alrededor, terminando de arrancar la enredadera— ¡Ante quién debo quejarme, eh! ¡Dónde están todas las hadas!

Caminó iracundo rumbo a un pequeño riachuelo en donde llenaría su botella de agua para seguir permaneciendo en ese lugar… Realmente comenzaba a desesperarse puesto que debía pasar horas antes de poder regresar a casa sin levantar sospechas ya que podía encontrar a Bianca allá, como también no, pero correr el riesgo sería peligroso.

Se inclinó para llenar su botella. Era definitivo, Bill no estaba observándolo, hace ratos hubiera aparecido, pero como no lo hizo, estaba claro que no estaba por ahí. Eso era lo que realmente lo tenía ofuscado.

Al levantarse de ahí, un quejido extraño le llamó la atención, sonaba como el de algún animalito. Se quedó ahí parado en el bosque mirando a su alrededor y luego vio como del suelo enlodado de un sector boscoso algo se movía quejándose. Caminó con cierto temor para percatarse que era una persona.

—¿Está bien? —preguntó algo asustado al verlo totalmente embarrado y quejándose, intentando levantarse con pesadez.

Se percató de su desnudez y que era un muchacho casi de su edad, delgado y con el cabello negro un poco largo.

—Tom… —susurró intentando ponerse en pie, entonces el de rastas se quedó anonadado de lo que veían sus ojos… Se parecía tanto a Bill.

—¿Estás bien? ¿Qué pasó? ¿Quién eres tú? —aquel joven se arrodilló y con la ayuda de Tom terminó por levantarse, todo embarrado y desnudo. Se apoyó en el hombro de Tom y éste lo condujo hacia el riachuelo en medio de preguntas— Por Dios, qué te pasó, ¿alguien te ha golpeado? ¿Estás bien? Respóndeme…

—Tom, soy yo —se arrodilló otra vez y lavó su rostro en el agua cristalina. Tom también arrodillado sosteniéndole de un brazo pudo verlo de cerca. Aquellas finas facciones, esa voz aunque algo rasposa…

—No puede ser…

Se supone que era imposible, pero ahí estaba frente a sus ojos aquella criatura que antes fue diminuta, ahora era como él, un humano de carne y hueso…

Humano :3 exactamente~ veremos qué más pasa.
Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas. Gracias por leer~

4 comentarios:

  1. :O lindo capitulo... :O
    :'( aunque yo quería que Bill siguiera siendo un hada...
    :S Tom, no puede llevar a Bill a su casa... O sí?
    Esto se pondra interesante..

    Cuidate. Besos.
    Criis.

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  2. Holo :3
    Que mal porque Tom ya no va al colegio u.u
    Pero, *w*!! Owww que hermoso eso del caramelo, ya me imagino a Bill comiendo un caramelo gigante *3*

    Tom entendio *w*!!!! Que Bill lo quiere :333! y el también *o* aww el amor, el amor...

    Los padres llegaran D: y no veo que sea buena idea.
    Las historias de la Madrina se cumplen D: asi que, SEÑORA NO LE CUENTE ESO A TOM!! :3

    Bill murio??
    Claro que no *ww*!
    Ahora estará mas unido a Tom :DDD!!!
    Porque?
    ahora el es humano :333 <3!!!!!!
    Pobre de Bill por que tiene que aprender pero D: lo es!! es huumano <3 Que felicidad
    aunque no se porque pero siento que eso traerá consecuencias.

    Me encanto mucho el capitulo, ya mas mas mas T_T
    Pero tengo que esperar ;:c
    Bueno, Te Quiero
    Cuidate
    besos
    Zuii

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  3. Murió Bill... Como hadas, nació como humano. Hermoso *-* Aún que ya lo había leído antes, en thf.es o en SH... No recuerdo xD pero me había gustado mucho xD estaré pendiente para el próximo capitulo. C:

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  4. Mierda :c como no lei este fic antes .-. Es hermoso me enamore.de bill el hada *u* ame el ficc quiero otro capitulo pink ahora ya u.u besos hermosa pink
    ATTE: ckamila hsjashaj la sicopata e.e

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