viernes, 3 de mayo de 2013

Rebelde - 3

Hola a todos, espero no demorar en subir aunque luego de ver todo el trabajo que tendré algo me dice que lo que menos tendré es tiempo, pero bueno, espero les guste este capítulo~
Las horas pasaban, y el cansancio y debilitamiento hicieron que Tom pudiera dormir, sólo él, porque Bill estaba con los ojos muy abiertos observando a su hermano. 

Una mano de Tom estaba sobre la suya, minutos antes se la había tomado para acariciarle, pues Bill no quería hablar, así que de tanto esperar alguna respuesta terminó así, dormido. 

Bill pestañeaba seguido sintiendo el calor de su hermano, esa sensación familiar y reconfortante que era sentirse seguro, querido en cierta forma a pesar de lo que había hecho. Suspiró y cerró sus ojos, pero todo lo que veían eran sombras perturbadoras de su conciencia que le recordaba lo que había pasado apenas horas antes. 

Había gastado los trescientos euros que su tía había mandado, había podido comprar algunas cosas eso sí, pero duraría tan poco. Junto a Georg había gastado todo en drogas y cervezas, aún sabiendo que hacía muy mal, no había podido evitarlo, necesitaba escapar, lo necesitaba con urgencia. 

Con los ojos abiertos en la total penumbra, se acercó más a Tom, para luego acurrucarse en su pecho, intentando poder dormir esta vez. Sintió a su hermano moverse y con el brazo que no tenía vendado, rodeó su cintura. 

—Bill, estás frío… —susurró despertando. 

—Es la noche. 

—Ven aquí —abrió sus brazos, aunque solo pudo extender uno ya que el otro estaba con el yeso. Bill se le acercó dudoso, y posó su cabeza sobre su pecho—. Duerme… 

Le acariciaba la cabeza, y eso a él le encantaba. Cerrando los ojos intentó dormir. 

A la mañana siguiente. Tom despertó con dolor en el pecho, estaba tosiendo y recordó que debía tomar algunas pastillas. Su cabeza daba vueltas y se lamentaba en sobremanera. Aquel estado lo tenía postrado en la cama, se sentía como un anciano convaleciente, él quería recuperar su vitalidad y así sacar adelante su familia, o sea: Bill, que por cierto, no estaba en la cama, había dejado al lado un revoltijo de sábanas que no acomodó, aún estaban tibias. 

Se levantó pesadamente y salió de la habitación después de cambiarse de ropa. Sin muchas ganas se aseó y bajó a preparar el desayuno, aún tenía ese deseo de responsabilidad en el pecho, algo que le decía que debía hacer algo. 

Bill no estaba y él suspiró resignado, ¿dónde estaría? Era demasiado temprano para ir a la escuela, eran las seis de la mañana, Bill solía salir a eso de las siete y media, ¿dónde habría ido? Otra vez la angustia regresó a él. 

Mirando en la cocina, estaba la bolsa de compras que había traído Bill la noche anterior. Sus medicinas y algunas cosas para la semana. Cuando empezó a revisarla y ver los recibos de las compras frunció el ceño al percatarse que apenas había comprando medicinas para dos días y comida también para pocos días… apenas un importe de setenta y cinco euros, de los trescientos que había en su tarjera. 

Exclamó un grito de desesperación y golpeó la mesa. Miró a todas partes, se sentía perdido y sin poder trabajar, ¿cómo podrían sobrevivir? 

Caminó hacia la sala, llamaría a David, su jefe de la cafetería en donde trabajaba, estaba por rebajarse y pedir un préstamo. Pero cuando estuvo a punto de llamar, la puerta se abrió y un abrigado Bill entró en casa, con una capucha que le cubría casi hasta el rostro. 

—¿Dónde fuiste? —habló Tom bastante serio, Bill bufó notando que su hermano mayor quería regañarlo. 

—No te importa. 

—¡Me importa! —gritó y luego tosió lamentándose de su estado, Bill quiso ir por él, pero Tom retrocedió, no quería que le tocara—. Escúchame… cof, cof… ¿cómo puedo confiar en ti? ¡Dime! ¿Quieres que nos muramos de hambre? ¡Quieres matarme! Porque si es así, me hubieras dejado allá desangrándome. —Bill tragó saliva, sabía que lo había descubierto, apretó sus puños queriendo responderle, gritarle, quería hasta golpearlo, se sentía rabioso. Aquella sensación de fastidio intenso regresó. 

—¡Déjame en paz! —diciendo eso, sacó de su bolsillo doscientos euros y se los lazó a la cara—. Ahí está tu puto dinero, no te debo nada. —Corrió rumbo a su habitación ante la atenta mirada de Tom quien se quedó anonadado. ¿Y ese dinero? 

No se quedó ahí parado, pesadamente empezó a subir las escaleras, y casi agitado llegó a la habitación de Bill, ésta estaba cerrada, así que la tocó. 

—Abre Bill… —había un silencio sepulcral—. ¡Bill! —otra vez empezó a toser desesperadamente. 

Bill sabía que si no abría la puerta, su hermano gritaría por él así su pulmón amenazara con salírsele del cuerpo. Entonces arrastrando el paso, se acercó a la puerta y le quitó el cerrojo, regresó y se sentó en la cama. Su hermano entró y en silencio se sentó a su lado. 

—¿Qué pasa? —le dijo calmando, Bill no quería mirarlo. 

—Nada… ¿pasa algo contigo? Si no dejas de gritar tu pulmón no sanará. 

—Bill, qué hiciste con… 

—¡Nada! Deja de meterte en mi vida Tom, soy grande, ¿no me ves? —Se puso en pie y Tom se quedó quieto, no quería provocar que se vaya otra vez, podía ver como su hermano se molestaría aunque intentara calmarlo. 

—De acuerdo, no te diré nada aunque merezca saberlo. —Se levantó de ahí y se dispuso a salir, pero su mirada se enfocó en una mesa vacía del cuarto de Bill en donde debería estar un estéreo—. ¿Qué pasó con la radio? —Bill se encogió de hombros—. Bill… 

—La mandé a arreglar, ¿te importa? 

—Bill… 

—¡Deja de mencionar mi nombre! Ahora sal… 

*** 

Ya eran las cinco de la tarde y en todo el tiempo libre se dedicó a limpiar toda la casa, aunque lentamente. No quería sentirse débil ni mucho menos inútil, así que soportando un poco el dolor y el cansancio arregló todo… incluso la habitación de Bill, encontrando algunas colillas de cigarrillos debajo de su cama, se amargó al darse cuenta que era marihuana, cómo Bill fue capaz de fumar eso a los dieciséis años. 

En medio de ropa sucia y papeles de hojas de cuaderno rotas, encontró una libreta, una bastante usada, no le dio importancia, la tomó para ponerlo en un pequeño librero que ahí había, pero por sus manos algo débiles, se le terminó cayendo de las manos y se abrió en el suelo, habían unos garabatos hecho con lapicero negro, parecían dibujos. 

—¿Qué es esto? —le dio curiosidad. 

“A veces siento que no soy de aquí… apuesto y soy adoptado” decía una parte con letras desordenadas y luego había un dibujo de alguien apuñalando a otro y muchos garabatos como bolitas negras echas con mucha presión hasta casi romper la hoja. Volteó la página dándose cuenta que toda la libreta estaba llena de frases, dibujos y garabatos extraños. “Tomtomtomtom” decía una página y luego un dibujo de él con rastas muy largas como ramas de un árbol que se elevaban al cielo y se quemaban en una especie de sol… algo que a Tom le pareció un poco perturbador. Debajo de aquel dibujo había otra frase “Te odio por ser así…” cerró sus ojos algo apenado. ¿De qué tenía culpa? No lo sabía, pero en aquellas páginas había muchas caricaturas de él y muchas frases extrañas “El perfecto Tom”, “Naciste para vivir, nací para morir”, “Maldito, hoy me quitaste las ganas de quererte”, “¿Por qué todos quieren ser como tú?”, “Alguien te dio corazón y alguien quitó el mío”, había un corazón dibujado con mucha sangre. Los dibujos eran hechos todos con una pluma roja en esas páginas… Luego de voltear la página, había dibujos de muchas lágrimas y lo que parecían ser ojos. Había además una curiosa cruz dibujada, algo en Tom saltó al ver esa cruz como si fuera realmente una letra T y más adelante muchos dibujos con aquella cruz clavada en muchos corazones sangrientos. 

Él no podía interpretar lo que eso significaba, pero se llenó de sensaciones extrañas ante eso, como si pudiera sentir lo que Bill sentía, una especie de frustración y una desesperanza. 

—Me ve como su enemigo… ¿por qué? ¿Por qué me odia? —Tom se desesperaba por saberlo, pero no podía hallar respuesta en su mente. 

Guardó la libreta en el estante de libros y salió de ahí con una bolsa llena de basura, dejando la habitación de su pequeño hermano, reluciente. 

Ya abajo, buscó tomar agua, sentía que se asfixiaba, de todas maneras debía velar por su salud, debía mejorar o si no… no habría más que hacer. 

En la cocina, preparó una cena, algo sencillo como pasta con queso, algo que sabía que le gustaría a su hermano. Alistó la mesa cerca de las siete de la noche y llamó a Bill, éste no le contestaba el teléfono y empezó a angustiarse. 

—No podré ir por ti, Bill —dijo a la nada comenzándose a desesperar. 

Luego de cinco minutos, la puerta se abrió, entrando Bill totalmente serio. Se miraron sin decir nada y Tom le señaló la mesa. A Bill se le hizo agua a la boca el olor del ambiente, había una cena. 

—La cena está lista… —Algo dentro de Bill saltó, esperaba una regañada, un reclamo, algo de parte de él, pero lo esperaba con la cena. 

—Pensaba… creí que debería hacerlo yo, por eso vine algo temprano… —apenas dijo yendo a la cocina para lavar sus manos. 

—Descuida, tengo mucho tiempo aquí, en realidad debo hacer algo. 

—Ya veo —dijo Bill con su voz calmada. Tom sintió un alivio, al parecer su hermano estaba de buen humor—. Espaguetis con queso, sabes que me gusta. —Le sonrió yendo hacia la mesa para sentarse, tenía un hambre voraz. 

—Justamente, lo hice para ti. —Bill seguía sonriéndole, Tom había olvidado lo lindo que era Bill cuando sonreía. 

Ambos cenaron tratando de no tocar temas incómodos como el dinero, o que hacía Bill cuando salía, o si Tom estaba mejorando o empeorando, o si mañana habría comida o no. Evitaron eso y se dedicaron a hablar de temas superficiales, de recuerdos lindos del pasado. 

—Extraño a Scoty —dijo Bill—. A esta casa de mierda le falta una mascota. 

Tom podía recordar cómo Bill quería a ese perro de la infancia, jugaba con él, y hasta era demasiado amable con ese perrito, sólo con un animal podía mostrarse así. A veces Tom se ponía celoso de la preferencia que Bill tenía para con Scoty y no para con él. Cuando Scoty murió meses antes que sus padres murieran, fue la primera vez que Tom lo vio llorar amargamente días… casi ni hablaban, su estado de ánimo se había vuelto insoportable, y ahora hablaban de aquel perro como si nada hubiera pasado. 

—Tienes razón, pero una mascota es toda una responsabilidad. 

—Yo vería por él, si fuera como Scoty, quién no quisiera velar por un perrito así. 

—Yo —rió Tom y Bill levantó su pie por debajo de la mesa dándole una patada—. ¡Auch! Ya verás —Alzó su tenedor y le lanzó un fideo que cayó sobre el cabello revoltoso de Bill, éste se levantó de la mesa con una enorme sonrisa y se acercó a Tom sigiloso, el de rastas levantó ambas manos en señal de disculpas. 

—Así que quieres jugar a la comidita, ¿eh? 

—Ya, me pasé, lamento arruinar tu cabello. 

—Los espaguetis combinan más con el tuyo —diciendo eso, levantó su plato y lo vació en la cabeza de Tom. 

Bill retrocedió pensando que su hermano se enfadaría a tal punto que le daría una reprimenda, como siempre creía que era Tom con él. Veía como la comida se esparcía por toda sus tan cuidadas rastas, tragó saliva sintiéndose mal por hacerle eso, reconocía que se le había pasado la mano. 

—Ups… —dijo, pero Tom lo miró y se le lanzó encima—. ¡Lo siento! —gritó algo asustado y ambos cayeron al piso. 

—Ahora me toca a mí… —Bill abrió los ojos sorprendido, él no esperaba esa reacción de Tom, no esperaba que lo mirase con esa sonrisa y esas ganas de jugar como cuando eran más pequeños, no esperaba que estando enfermo esté sobre él jugando con tanta energía. 

—Tomi… —apenas dijo y luego sintió como Tom frotaba toda su cabeza en él, ensuciándolo de comida—. ¡No! 

—Muajaja… —reía divertido—. Tú quisiste jugar, estamos iguales. —Lo miró a los ojos, y Bill se puso serio, pero no como acostumbraba, no un serio de fastidio, era como estar cómodo ahí debajo de él. 

Tom se levantó un poco, no quería aplastarlo, luego se arrodillo para mirarlo, todo manchado de queso en las mejillas, claro que Tom tenía todos los fideos enredados en sus rastas, ni pensaba como se sacaría todo sin arruinarlas, en ese momento no le importaba. 

—Te quiero Bill —dijo aprovechando esa mirada intensa que tenía el pelinegro que yacía recostado en el suelo, apoyado en sus codos mirándolo. Vio como comenzó a ruborizarse y sonrió bajando la mirada. Tom se mantuvo quieto en silencio y luego Bill se sentó en el piso para luego gatear hacia él. Tom retrocedió por instinto, debía estar alerta por si su hermano se vengaba. 

Pero Bill no quería vengarse, solo quería saber si su hermano lo quería, solo eso, así que llegando hacia él, levantó ambas manos y tomó su rostro, Tom abrió la boca de la sorpresa. 

—Bill… —susurró tratando de adivinar sus intenciones. El menor le sonrió bastante tímido acercándose a él. 

—Eres mentiroso…—susurró al oído, poniendo su cabeza sobre su hombro, Tom posó una mano sobre su cintura, tratando de no caerse hacia atrás. Pestañeó seguido—. Nadie puede quererme… nadie lo hace. 

—Yo sí —lo abrazó—. No me es difícil, siempre te he querido. —Recordaba en su mente aquellos garabatos que había visto, no quería que Bill no se sintiera querido, empezó a buscar palabras en su mente. 

—Soy… soy lo contrario a ti… —apenas dijo sintiéndose pequeño y bastante infantil, se desconocía, había dejado de lado su coraza agresiva por un momento. 

—Así te quiero. —Sintió cómo los labios de Bill le hacían cosquillas en el cuello, sintiéndole suspirar y luego todo su cuerpo se tensó en cuanto su labios se abrieron y luego se cerraron ahí, como un beso. Se removió un poco, agitándose de nervios ante la humedad de su lengua, ¿le estaba besando? 

—Mentira… —le dijo con una voz sugestiva a lo que Tom no sabía cómo responder o qué hacer, tenía a Bill tan cerca, y sus brazos le rodearon el cuello, Tom solo pudo dejarse nada más, no quería romper el contacto. 

—No miento… 

—Demuéstramelo…

¿Lo demostrará o no? *w* xddd lo veremos en el próximo capítulo. Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas *.*~ 
 
 

6 comentarios:

  1. :/ algo me dice que no lo demostrara...
    no entiendo a Bill y sus frases y dibujos...
    especialmente la que decía:
    “Maldito, hoy me quitaste las ganas de quererte”... :/
    quiero entenderlo...

    Cuidate! besos!
    Criis.

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  2. OMG! Es lo único que puedo decir OMG! Que pasara? Ya quiero saber *-*

    Danke por subir nena n.n Saludos y besos <3

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  3. Omg! Quiero saber qué mas pasará *-*

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  4. Hallo
    No se, pero ag!!! Me dan ganas de ir a golpear a Bill ¬¬
    No puedo creer, que sea tan malo con él pobre de Tom, él casi se muere! y que hace él? se va y se droga!! y quien sabe (Pink Sabe) de donde saco el dinero ¬¬!
    es un tonto u.u
    D: quisiera que le pase algo malo xD
    pero DD: ya veo porque lo hace, esta enamorado de él y no me digas que no, porque ese Beso lo dijo todo *w*

    Apesar de que Bill me enoja, me gusto el capitulo :33
    Cuidate, küses <3
    Zuii

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  5. Yo me acuerdo de ESTO!!! no recuerdo si lo terminaste o no pero me encantaba, que bueno que lo estes posteando aqui :D

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  6. Gracias por actualizar este fic ke para mi es NUEVOOO!!! Asio ke billito es asi de agresivo y rebelde por celos hacia su "perfecto" hno??? Pero no por eso se droga y hace desastres SON LAS MALAS KOMPAÑIAS TMB!!! y ahora está "encariñandose" komo debio ser siempre kon su hno mayor??' sigo leyendooo TE KIEROOO DAMITAROSA!! ♥

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