jueves, 2 de mayo de 2013

El Hada Azul

Hola a todos *-* este es un fic muy extraño que una vez se me ocurrió y no me costó escribirlo. Está dedicado a mi amiga Aliss *-* ¡Te quiero! y pues tiene unos nueve capítulos. Disfrútenlo~

 Resumen:

De un mundo mágico, un hada salió, cuya misión era cuidar los sueños de un humano.
—Madrina, ¿existen las hadas? —preguntó el pequeño Tom. Bianca se quedó pensando.
—Claro que no… —dijo algo apenada.
Y la criatura sentada cerca de la cama de Tom, frunció el ceño y se cruzó de brazos.
Autora: Pink Girl
Clasificación: +18
Advertencias: Twc no relacionado, Lime, Violencia, Shota.
Género: Romántico, Drama, Universo alterno, Fantasía.
Pareja principal: Bill - Tom.
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, solo la trama y el banner está hecho por Aliss R aleman, es precioso ;_; uno de los mejores que me ha podido dar *-*

—…Y en el medio del bosque frondoso existía un hada azul, bella y hermosa que tenía el poder de dar buenos sueños a todos los niños que quisieran dormir… —A Tom se le caían los párpados de tanto cansancio.

Su madrina era muy fantasiosa. Sentada al lado de su cama le contaba alguna de esas historias llenas de criaturas raras.


Cuando era pequeño solía entusiasmarse mucho con aquellos cuentos, tanto que muchas veces ni dormía justamente por escucharlos, imaginárselos y hasta creer que realmente existía ese mundo de duendes, unicornios, hadas, sirenas e infinidades de criaturas místicas en mundos mágicos y fantásticos, ¿de qué mente podría salir todo eso? Solo de su madrina Bianca. Una mujer ya anciana que le cuidaba ya que su padres eran de viajar tanto debido a negocios de la familia y él era hijo único. Aunque ya tenía catorce años, él no podía decirle a Bianca que ya no entrara a su habitación a contarle esos cuentos ya infantiles… Aunque sabía que debía decírselo algún día, simplemente no podía porque sería como romperle el corazón a ella.

Pero ya estaba cansado. Poco a poco sus cuentos surgían efecto rápidamente. Apenas ella empezaba a contarlos él ya bostezaba y se dormía.

Bianca lo vio dormirse y se levantó de la silla. Iría a su habitación a dormir. Cerró con cuidado la puerta del cuarto de Tom, al que consideraba un hijo. La vida no le había dado familia, solo la oportunidad de cuidar a un pequeño cuyos padres viajaban por el país.

Vivían cerca a la entrada de un bosque frondoso. Por su casa cruzaba una carretera en la que pasaba un bus que lo llevaba a la escuela cada mañana. Era tan independiente que podía movilizarse solo por aquel pueblo de Haverbeck, ya se había acostumbrado, además de que Bianca era casi como su mamá.

Antes de cerrar la puerta, Bianca divisó un destello pequeño de luces cerca de la jaula del hámster de Tom, sonrió ante ello.

—Dale buenos sueños, Hada Azul… —dijo en un susurro. Y no es que ella creía realmente en esas cosas. Pero imaginarlas le llenaba de una tranquilidad. La trasportaba a su niñez cuando su madre le hizo creer que de verdad existían esas criaturas pequeñas en un mundo alternativo. Ella lo creyó tanto que solía jugar con una del tamaño de una mariposa. Pero cuando creció un poco le dijeron que eso no podía ser cierto. Ella creyó a los adultos más que en ella misma y en el hada… Entonces, su hada dejó de visitarla.

En la habitación de Tom, todo parecía estar tranquilo. Había esos sonidos característicos de los animales nocturnos y del mismo bosque en sí. Todo lucía de unas tonalidades azules gélidas por la noche, y a los sonidos acompañaba el roer de un hámster comiendo una nuez dentro de una jaula y sobre ésta estaba sentado un pequeño ser…

En el corazón del bosque, una vez nacieron un grupo de hadas. Al principio eran capullos de flores saludables y llenas de vigor cuyo rocío de las mañanas las alimentaba. Algunas otras hadas cuidaban a estos retoños cerrados y luego, cuando un arco iris se posó sobre aquellas flores, éstas se abrieron en gran esplendor y de dentro de ellas salieron unas pequeñas criaturas con alas del tamaño de unas mariposas.

Paradas desnudas cada una en el centro de una flor… excepto una, la más pequeña de todas.

Un hada vieja se le acercó, viéndolo de cerca a los ojos… Aquella hada era distinta. Había nacido varón misteriosamente. Todas aquellas pequeñas criaturas se asombraron de ello. Era el único con alas azules brillantes.

—Extraño, muy extraño —dijo Clara, un hada vieja, la que las cuidaba a todas—. Pero es nuestro, es un Hada como todas, trátenlo como parte del grupo. Alguna misión tendrás tú, pequeño. —La anciana no podía darle un diminuto vestido, el hada recién nacido se cubrió su desnudez con los pétalos de la flor que le dio a luz—. Deberé tejerte otra ropa… —rió emocionada—. ¡Jamás vi uno como tú! —El pequeño la miró y ella se sonrojó un poco—. Ven conmigo.

Lo llamaron Bill y como a todas, se le dio una varita de poderes y una alforja de polvos mágicos. Cuidaría el sueño de algún niño, esa fue la misión que le dieron.

Todas las hadas lo aceptaron. El hada vieja quizá tenía razón, él tenía un propósito por la cual tuvo que nacer así.

Los años pasaron y le dieron la misión de cuidar los sueños del pequeño Tom. Entraba a su habitación por las noches y escuchaba las historias que su madrina le contaba, se sentaba sobre la jaula del hámster y antes, cuando Tom era un niño, se sentaba sobre una pecera de peces.

Y ahora, sentado sobre la jaula del hámster, estaba algo triste pues ni le prestó atención al cuento de Bianca que justamente hablaba de un hada azul… como él. Ningún hada sobre la faz de la tierra tenía alas azules, solo él. Todas las demás tenían las alas amarillas, naranjas, verdes o rosadas y en casos especiales, blancas. Pero él las tenía azules.

—Bah… —bufó algo aburrido—. Ya se durmió y no pude escuchar más del cuento. —Estaba algo frustrado. Entre todas las hadas era afortunado de imaginar. Y ahora debía velar todo el sueño de Tom en silencio. Eso no era justo.

Se puso en pié y el hámster lo miró por arriba de su jaula.

—Tranquilo Pikachú, sé que no te dio agua hoy, me encargaré ahora. —Voló hacia su nariz y se posó ahí—. Oh, no puede ser… olvidé mi varita —se lamentó, pero avanzó hacia sus ojos y con sus pequeñitas manitos jaló un poco de sus largas pestañas. Tom se removió algo incómodo y luego el hada otra vez hizo lo mismo.

Estaba prohibido despertar a quien cuidaba… Pero en ese momento estaba aburrido.

—Hada… —dijo él en un susurro y Bill se sobresaltó emocionado, volando cerca de su rostro.

—¿Cómo me llamaste? —le preguntó audiblemente, mirándolo fijamente.

—¿Hada? —le contestó Tom en sueños casi en un susurro.

—¿Me oyes? —preguntó el pequeñito.

—Obvio —dijo frunciendo el ceño. Bill rió emocionado. Nunca antes había entablado un contacto, una conversación tan cercana con su Tom, con su protegido.

—Me llamo Bill y soy tu hada azul… —Tom se removió un poco. Y el hámster chilló desde su posición—. Oh, antes que me olvide, ¡dale agua a Pikachú! —gritó y las pupilas de Tom se removieron tan velozmente… Y despertó.

Se sentó en la cama algo perturbado y con las rastas en su rostro. Abrió sus ojos y encontró penumbra. Aún no sabía si seguía soñando. Él creyó soñar con un hada azul y que ésta le hablaba con una voz no tan fina. Y luego de pestañear algunas veces miró la jaula que tenía sobre una mesa al lado de su cama.

—Pikachú —dijo para encender su lámpara y ver el recipiente de agua totalmente seco, sin una gota de agua—. ¿Desde cuándo no tomas agua? —Extrañado de despertar en medio de la noche después de escuchar una vocecita, se levantó con pesadez y le dio agua.

Se acostó de nuevo y en instantes se durmió.

Bill revoloteó en la oscuridad llenándola de brillos y destellos.

—¡Me escuchó! —gritó emocionado y luego se sentó a su lado sobre la almohada. Las hadas no dormían nunca. Pero él simuló dormirse a su lado.

Su pequeño corazón latía diferente… ¿Qué era eso? Él no lo sabía. Solo sabía que se sentía tan bien estando junto a Tom.

***

Un día nuevo empezaba para Tom. Tenía que ir a la escuela. Bajó a desayunar como siempre, su madrina le tenía un desayuno suculento sobre la mesa.

—Madrina, adivine… —le dijo con las mejillas infladas comiendo un pan—. El hada me visitó anoche. —Ella lo miró de reojo algo incrédula.

—Te gustan mis cuentos, ¿verdad? —Tom bajó la cabeza y tomó un sorbo de leche.

—Sí —dijo sin verla.

—¿Cómo era ella? —le preguntó la anciana mujer.

Tom pestañó seguido tratando de recordarla… frunció el ceño intentando saber si era su sueño o lo había vivido.

—Era azul… brillaba azul y su voz era tan dulce, aunque no muy fina —rió recordando.

—¿Te dijo algo? —Tom trató de recordarlo.

—Solo que le diera agua al hámster. —La madrina rió y Tom también.

Sentado sobre la panera, Bill observaba la escena. Él no recordaba si se había mostrado a Tom, ¿cómo él sabía que era azul? Eso lo emocionó y sonrió.

Luego Tom se fue. Y él debía esperarlo en casa, o regresar al bosque a alimentarse.

Decidió volar hacia Clara, la anciana hada que le había adoptado. Vivía en las raíces de un frondoso árbol, donde rojos hongos sobresalían, ahí estaba sentada trenzando su largo cabello castaño con algunas canas.

—Bill, mi pequeño Tulipán —le dijo extendiendo sus brazos para abrazarlo.

—Clara, vengo a visitarla un momento. Algo ha pasado y no sé si es bueno o no. —Se sentó sobre otro hongo y ella lo miró curiosa.

—¿Qué pasó, pequeño? —Bill apretó los labios buscando en su mente las palabras para explicarle esa sensación extraña que sentía en el pecho y en la boca del estómago, esa sensación que a veces le provocaba la risa y que su respiración se volviera profunda en suspiros prolongados que le hacían sonreír.

—Pues… Quiero hablar con Tom —le fue sincero y la anciana abrió la boca algo sorprendida.

—¿Hablar con quien proteges? Pero él no entenderá. Sabes que eso no se debe hacer, puedes confundirlo y luego soñará cosas malas contigo, eso iría en contra de tu trabajo. —Ella era algo ruda y Bill se encogió apoyando su cabeza sobre sus manos. Estaba serio y lucía hasta triste—. Ten cuidado…

Bill recordó el pequeño incidente de ayer, fue tan imprevisto, tan natural. Y Tom no había soñado algo malo con él, todo lo contrario, había soñado con él y le había mencionado. Eso significaba mucho para el pequeño ser alado.

Estaba en el mundo real de Tom de alguna manera.

La anciana hada solo le miró a los ojos por un momento, eso bastó como para darse cuenta que algo pasaba con el pequeño corazón… Y es que las hadas también podían sentir. Justamente no lo mandaron a cuidar a una niña… Justamente su misión era cuidar de un niño. Ella calculó mentalmente la edad de aquel bebé; claro, ahora tendría catorce años. Ya no era ningún niño.

—Extraña a sus padres, lo sé —le dijo Bill a la anciana—. Ama los animales, y quiere este bosque… En invierno viene y alimenta a los animales que se quedan, él ha hecho eso desde que tenía siete años y… —suspiró sonoramente totalmente recostado en ese hongo rojo, batiendo un poco las alas soltando chispitas de alegría—. Además ama mucho su cabello, tiene unas cosas… como serpientes hechas de su cabello color rubio, le cae genial, usa ropas anchas y cuando ríe… —suspiró otra vez—. Eso suena como la primavera llena de aves… Ese es Tom —dijo cerrando sus ojos recordándolo en su mente.

—Te estás tomando las cosas muy en serio Bill, eso no es muy sano. —Bill abrió los ojos sorprendido.

—¿Sano?

—Para tu corazón. —La anciana se preocupó, esas cosas de sentimientos no debían de pasar. Era como si alguien se enamorada de otra especie. Como su una sirena se enamorada de un humano, o un hombre lobo. Simplemente no podía pasar. La anciana lo miró extrañada—. Quizá debas tomarte un tiempo.

—No. No quiero tiempo aparte… Me gusta lo que hago, estar allá junto a Pikachú hacer florecer las flores de su jardín. Cuidar sus sueños. Amo lo que hago, no me impida regresar. —La anciana se quedó pensando, y vio inocencia en los ojos de su niño, no le impediría. Al menos por este tiempo.

Bill voló hacia la casa de Tom. Últimamente pasaba su tiempo ahí más que en otro lado del bosque. Jugaba con Pikachú muchas veces. Simplemente respirar el aire de su habitación lo ponía alegre. Todo olía a Tom.

Llegada la tarde, Tom regresó, entró rápidamente a su habitación y dejó su mochila sobre su cama. Bill batió las alas emocionado… Tom estaba en casa, ¿cómo estaría? Moría por saberlo.

Voló por la sala buscándolo, y ahí estaba, sentado frente al televisor con los pies sobre la mesa de centro, todo desmarañado y con un rasguño en su mejilla, ¿algo había pasado? Se cuestionó el hada. Su rostro denotaba preocupación, se mordió el labio y apretó sus puños. Tom no estaba bien, podía hasta olerlo.

—¿Qué pasó? —preguntó en el aire. Sus alas decayeron y una emoción sintió en su corazón, era como un dolor que le hizo gemir. Voló hacia el sofá y ahí se arrodilló. Observando casi sin fuerzas como la respiración del otro se incrementaba y sus ojos se llenaban de lágrimas.

Bill había visto a Tom llorar muchas veces de pequeño. Por la muerte de algún animal, porque sus padres tardaban demasiado tiempo en llegar a casa, por alguna mala nota en la escuela, por algún castigo injusto. Pero todos esos llantos eran intensos y de poca duración en el momento del problema.

Esto parecía nuevo. Estaba sentado en el sofá con la mirada perdida, con un rasguño en el rostro y con una tristeza que Bill podía sentir.

—¡RGGGG! —De la nada gruñó tan alto que Bill se sobresaltó y vio como Tom se levantaba del sofá y tiraba el control del televisor al piso—. ¡Me las pagarás! —gritó al aire y salió de casa dejando un rastro de aire en el ambiente que hizo volar a Bill.

Se sentó en el pórtico de su casa con la vista hacia el bosque cruzando la autopista. Se puso a llorar. Bill podía sentirlo diferente a los demás llantos. Se angustió un poco y no supo qué hacer.

Voló a su lado y se posó en su hombro, sintiendo los temblores de Tom. Lloraba por algún dolor en el corazón, él podía percibir eso. No era algo físico, no era nostalgia, o capricho. Eran sentimientos.

Tomó su varita mágica e hizo que un ruiseñor se posara cerca de la casa y cantara una melodía para calmarlo. Pero no funcionó. Luego hizo florecer una flor cerca de sus pies. Pero la atención de Tom no estaba ahí, no se percató de eso. Y por último, perfumó el lugar con aromas florales y del bosque. Tom suspiró sintiendo aquel olor agradable, pero eso no aminoró su tristeza. Bill se sintió impotente.

La noche llegó en silencio. Y Bianca regresó a casa para darle de cenar. Así fue. Y luego ella subió junto a Tom, éste quería algo de privacidad, pero cuando estaba por cerrar la puerta de su cuarto, ella entró. Tom suspiró resignado y se recostó en la cama.

Un cuento le sería contado.

—… Esta hada del bosque era especial…

—¿Las hadas pueden enamorarse? —preguntó Tom.

—No, que yo sepa no. —Tom puso los ojos en blanco—. ¿Por qué la pregunta?

—Bueno… —se sonrojó un poco—. Me importan esos temas.

—Oh, temas de amor. —Los ojos de su madrina se abrieron un poco—. ¿Estás enamorado? —pudo ver el rostro de Tom contraerse y sonreír algo incómodo. Tom asintió un poco.

Y ante esa afirmación Bill solo parpadeó rápido y se removió desde su asiento sobre la jaula de Pikachú. ¿A Tom le gustaba alguien? ¿Cómo pasó eso tan rápido? Se mordió el labio prestando atención a la conversación. Tom no tenía muchas personas con las cuales hablar, no quedaba otra que quitarse el peso de encima diciéndoselo a Bianca.

—Hoy le dije que me gustaba —confesó con un hilo de voz—, y ella… solo me rasguñó, dijo que… —sus labios temblaron un poco— que yo era muy inferior a ella. —Su madrina se indignó. No podía creer que una niña pensara así de él.

—¡Pero qué se ha creído esa!

—No le diga así…

—Mi niño, tú no eres poca cosa para nadie, eres muy valioso y un buen chico. Si ella piensa eso de ti, realmente no vale la pena. Alguna otra muchacha esperará por ti, alguien quien te merezca de verdad.

Asuntos del corazón… Bill no podía entenderlos, eran cosas nuevas para él. Pero podía sentir un pequeño dolor en su pecho. Él no era nada de Tom, nunca lo sería. Aunque era su hada, eso qué importaba si Tom nunca sabría que tenía uno. Eso era injusto. Injusto para Bill.

La madrina salió del cuarto luego de besar su frente. Ya no le contó alguna historia esta vez.

Tom se quedó pensando en su cama, aún no podía dormir. Y Bill tomó su varita mágica, la agitó sobre los párpados de Tom y lo relajó.

—Duerme mi Tom… duerme —cantó y lo vio dormirse.

Parado otra vez sobre su nariz, curó su rasguño dejando solo una pequeña marca que se vería como una peca. Eso no estaba bien, él no podía curar sin antes consultarlo, pero lo hizo sin pensarlo.

Suspiró sintiéndose tan pequeño y poca cosa…

—Si tú… si tú me vieras ahora, si me conocieras… —le dijo apenas.

—¿Hada? —abrió la boca para decir, pero aún dormía.

—Sí, soy yo otra vez. —Su corazón latía tanto con solo aquella mención.

—Bill —mencionó y el hada casi chilló de tanta emoción, batió las alas iluminando el lugar—. Regresaste… hoy quería verte —dijo removiéndose un poco—. Te necesité… para que me cumplieras un deseo.

—¿Un deseo?

—Sí… —él no podía conceder deseos, él solo era un hada del bosque que cuidaba los sueños—. Quiero a Cindy como novia… —pidió y Bill se desesperó, parándose sobre la punta de su nariz.

—¡No! —le gritó tan alto que segundos bastaran para que del mundo de los sueños rápidamente despertara y abriera los ojos dándose cuenta de que alguien estaba parado en su nariz.

Ambos gritaron algo asustados. A Bill se le olvidó hacerse invisible, y aunque podía no lo hizo. Había pasado en el anonimato por años… Sentía que perdía a Tom, la madrina ya no contaba cuentos de hadas, él quería una novia. Todo estaba pésimo, así que voló cerca de él sin ocultarse.

Hacía mal, él lo sabía… Pero estaba emocionado.

Pequeñito Bill se mostró.... ¿qué creen que pueda pasar?
Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas. Gracias por leer *-*

5 comentarios:

  1. awwww que lindosh gritaron juntos *.* Xd

    Esta historia es muy linda ,mi imagino a bill con sus alitas volando de aquí por aya , no se creo que esta fic va ha sacar esa parte dulce que tengo guardada XD-nomedigas-

    Y bueno que mas puedo decir yo siempre me pregunte de que fic era la imagen que esta en la parte superior :)

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  2. hsvdshajvdjsa que lindooooo *-* quiero leer mas *3*

    saludos :DD

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  3. Hallo!
    Recuerdo cuando publicaste de tu anterior FB que ibas a escribir una fic que se llama así c: y esta es hehe *-* Por fin la leeré <3
    Y wow esta muy hermosa *wwwww*!!
    Bill como un Ada, es hermoso hehe ya me lo imagine *3*
    Me gusto muchisimo <3 Pero la idea de que Tom tenga novia y menos con una tonta como ella ¬¬ no me agrada la idea
    *w* Espero actualices pronto hehe

    Cuidate, besos <3
    Zuii

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  4. Gracias a los tres por leer *-*<3 perdón por no poder responder comentarios un a uno pero mi tiempo ahora es limitado~

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  5. Gracias por hace realidad mi deseooo!!1 keria volver a leerlo!!! Lindisimo el bannar reiterooo!! y esta ada tan especial enternecera el korazón de todas y por supuesto el de Thomas !! TE KIEROOO DamitaRosa!! :) ♥

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