Póster - 68

Hola a todos, debo darles una mala noticia, no podré acuatizar seguido mis fics por mucho, espero tenga solución, pero desde ya aviso que este jueves 08 me estoy yendo a mi nuevo trabajo en una provincia alejada de la ciudad así que no sé. Por otro lado, dejo una imagen que va de acuerdo con este capítulo. ¡Los quiero y los extrañaré! ;_;

Bill fue a buscar a Tom encontrándolo en el pasillo, le frunció el ceño queriendo decirle algo, reclamarle por escuchar. 

—Ahórrate tus palabras —le dijo Tom. Tenía puesto unos lentes de sol para ocultar sus ojos llorosos. 

Bill pasó de él directo al baño. 

Tom salió hacia la sala encontrando a Georg sentado ahí, apretó su mandíbula, quería gritarle muchas cosas, lo odiaba. 

—Así que eres Tom, el fanático más afortunado, felicitaciones. Si quieres un autógrafo de parte mía y de Gustav no duces en pedirlo, eres parte de nosotros ahora, como el representante de los fanáticos de Bill —dijo eso sonriéndole, queriendo entablar alguna conversación agradable, pero Tom estaba furioso—. ¿Pasa algo? Lamento que haya venido así por Bill, debemos regresar pues la gira nos espera, tendrá mucho trabajo, pero se dará tiempo para los fans —le guiñó un ojo. 

—No soy un fan… 

—Bueno, sé que no eres como las Billicitas o las Kaulitzitas que quieren un hijo, pero sigues siendo un fanático más de los miles que Bill y yo tenemos. 

—Cierra la boca. —Se le acercó molesto y le tomó del cuello. 

—¡Hey! ¡Seguridad! —quiso llamar por su celular a alguien, pero Tom se lo impidió. 

—Quiero que te quede claro que Bill no es alguien con quien se juega, no sólo busca sueños en esta vida, busca ser amado de verdad, respetado y querido por quién es y no sólo por su fama y belleza. 

—¿Qué tiene que ver todo eso? Él y yo nos entendemos muy bien porque somos iguales, será mejor que sepas diferenciar las cosas, eres sólo un ilusionado fanático, un groupie nada más, ponte en tu sitio Tom y deja de fantasear con mi novio. 

Tom no soportó todas esas palabras, le dolían mucho y se percató de lo poca cosa que Georg era para Bill. Los golpes empezaron y Georg gritaba asustado, poco sabía de defenderse él mismo, era golpeado por un enfurecido Tom. Bill salió del baño percatándose de los gritos y corrió auxiliando a Georg. 

—¡Tom, déjalo en paz! ¡Qué pasa contigo! ¡Aléjate de él! —A golpe limpio defendió a su novio. Tom cayó al suelo y se encogió del dolor, Bill le había golpeado fuertemente—. ¡No quiero que se peleen, regresaremos juntos a Alemania y ay de ustedes que se pongan lisos soy capaz de aventarlos del avión! 

—¡Él empezó! —se defendió Georg alisándose el cabello revoloteado. 

Tom no dijo nada, Bill parecía otro, estaba airado y como lo conocía sabía que reaccionaría de mala manera ante cualquier réplica a sus palabras. 

Bill llamó a un bote para que los recogiera y pateó el oso de Georg lejos de su vista tomando sus maletas. Georg salió a su tras yendo lo más cerca de Bill como la pareja que ellos eran y Tom, él solo se puso sus audífonos de música abstrayéndose del mundo, no quería saber nada de nadie en esos momentos. 

Tenía el corazón roto. 

El viaje de regreso se hizo bastante ácido. Tom se puso sus audífonos con alguna música, Bill y Georg cubrieron su rostro con capuchas y lentes enormes. En el aeropuerto les esperaba Saki quien había viajado acompañando a Georg. 

—De regreso, Saki —ordenó Georg, el alto guardaespaldas tomó sus maletas para hacer los trámites de los equipajes. 

Los tres jóvenes se quedaron juntos con pasaportes en mano esperando por el avión. Bill le daba la espalda a Tom en casi todo momento, para él era una de las situaciones más incómodas el estar en un aeropuerto y claro que Georg conocía eso. 

En todo el tiempo en que estuvieron en las islas, Tom no había dejado a Bill fumar, por lo general en las noches, le escondía los cigarros, pero esta vez vio cómo Georg le pasaba un par de esos. 

—¿Fumarás en un lugar público? —reclamó Tom. 

—Hey, no le hables —interrumpió Georg poniéndose en medio de los dos, Bill miró de reojo a Tom, sentía algo de pena, sabía que no debía sentir eso, pero lo sentía y no pudo hacer nada. Tom notó la especie de rechazo y se alejó un poco. 

Llamaron a abordar el avión y como era de esperarse Bill fue junto a Georg seguido de Saki y Tom fue un asiento atrás, cerca de la ventana. 

El viaje había acabado así y lo sintió como una vivencia lejana, como un sueño que se desvanecía poco a poco… Maldijo su corazón por enamorarse así de la persona menos indicada, se suponía que él tenía el control con respecto a eso… Había podido controlar sus sentimientos tanto tiempo y ahora ya no. Su corazón latía por Bill quien regresaba a su mundo junto a su novio. 

Al bajar del avión les esperó un bullicioso y congestionado aeropuerto, el de Hamburgo era así y Bill sabía que debía aguardar en una de las salas a que llegaran más hombres de su seguridad para poder salir de ahí sin levantar sospechas de los paparazzi o alguna otra persona que lo reconociera. 

—¿Tom? —llamó Saki y Tom le dio la cara—. Tenga esto —le dio un sobre. 

—¿Qué es? 

—Es dinero y el ticket de su maleta… Debo decirle que ahora no podrá seguir a Bill. —El cantante yacía a varios metros rodeado de dos hombres de seguridad junto a Georg también, estaba sentado y tenía puesta una capucha, lentes además de un pañuelo, Georg también estaba así. 

Tom no pensó que así sería el momento de la despedida… mejor dicho, que no habría una despedida, debía irse, alejarse de ahí e ir a su casa dejando a Bill con los suyos. 

—¿Puedo… puedo decirle algo? 

—Todo lo que quieras decirle dímelo a mí y se lo diré. 

—No, quiero hablar con él antes de irme. 

—Me temo que no será posible, ¿ves esos hombres? Estamos completos, sólo esperamos órdenes para salir por un lugar secreto hacia el auto, no podrá hablarte ahora. —Los ojos de Tom se aguaron. 

—Bill es especial, al menos permítame decirle adiós. 

—Lo lamento, es restringido. 

Tom vio regresar a Saki junto a los demás guardias y él se quedó parado ahí por un momento, ¿qué debía hacer? 

Se arregló la chaqueta y salió de esa sala perdiéndose entre la multitud. Iría a casa, sería lo mejor. 

—¿Saki? —llamó Bill algo nervioso—. ¿Has visto a Tom? no logro verlo, quiero hablar con él. 

—No joven, él ya se fue. 

—¿Qué? ¿Sin decirme nada? Anda ve a buscarlo, quiero hablar con él un momento antes de ir a casa. 

—Bill, no creo que sea buena idea —interrumpió Georg—. Debemos estar listos para partir. 

—No, yo tenía cosas que decirle, ¿por qué no le dijiste que se quedara? —preguntó a Saki y éste miró a Georg algo preocupado. 

Georg le había dicho que despachara al muchacho de una vez por todas y que le diera algo de dinero cosa que así hizo. 

—Cariño, mi Diva, eres Bill, podrás ponerte en contacto con él de cualquier forma, es un fanático, mejor que no se tome atribuciones que no le corresponda o querrá mandar como le venga en gana. —Bill lo miró bastante incómodo y se cruzó de brazos. 

—No debió irse así, no así de la nada después de todo… —Georg escuchó eso con celos, así que al parecer había pasado algo entre ellos, debía ser cuidadoso con Bill, debía buscar la manera de tenerlo para él como antes. 

El estrés otra vez, Bill sabía lidiar con eso, aunque tanto tiempo lejos le hizo perder la práctica. Casi corriendo por un pasillo del brazos de sus guardaespaldas le sacaron de aeropuerto e inmediatamente su séquito de hombres de seguridad resguardaron un auto afuera en donde entró rápido. 

De regreso a casa… a su vida común llena de caretas, cálculos y negocios… La gira empezaría otra vez. 

Llegó a casa y mandó a llamar a Dave, quería hablar con él, era su asistente personal de mucha más confianza que David Jost quien sólo era su productor descubridor. 

—Déjame solo con él —pidió a Georg y a éste no le quedó otra opción que salir de la habitación dejándolos solos. 

La puerta de la habitación se cerró y Bill caminó dándole la espalda hacia una ventana, afuera la noche oscura prevalecía. 

—¿Desea algo, joven Bill? 

—Cometí un error… —susurró con cierto temor. 

—¿Qué pasó? Cuente conmigo para remediarlo. 

—Esto quizá no tenga remedio… debo confesarle algo que sonará malo. Estoy perdido Dave, me siento así. —Dave se extrañó de su tono de voz tan calmado, parecía hablar en serio, como si algo fuera de lo común estaría pasando. 

—¿Debe deshacerse de algo? —Bill bajó la cabeza y Dave vio que temblaba conteniéndose. 

—No —dijo lloroso—. Necesito un consejo, eso es todo. 

—Dígame, en qué le sirvo. 

—Dime, ¿cómo puedo olvidar a alguien? 

Dave vio como el joven cantante lloraba sin darle la cara, le extrañó demasiado, nunca lo había visto así de… vulnerable, así que no sabía si acercársele o no, quizá no sería buena idea, pero tampoco tenía un consejo exacto para su mal. 

Al otro lado de la gran ciudad, Tom entraba a casa sumamente cansado por el viaje en su departamento había una capa de polvo, todo lucía tétrico… como su vida. 

Entró a su habitación quitándose los zapatos, abrió su maleta y sacó todo al suelo pateando la ropa, esparciéndola para tomar lo que buscaba… ese pedazo de cartón vacío, el póster que le había llevado a Bill y ahora todo había acabado. 

Lo pegó detrás de la puerta de su habitación y luego se sentó en su cama a verlo. Estaba vacío. 

—Regresa… —dijo con la voz temblorosa y luego se recostó en la cama hecho una bolita, nada de lo que dijera haría que regresara…

Capítulo triste u_u lo sé, pero el fic está llegando a su fin muy pronto... veremos qué más pasa. Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas. Gracias por leer.