lunes, 27 de mayo de 2013

Vacaciones - 19

Hola a todos, estoy de salida fbfdbfdb pero les dejo este capítulo, espero les guste y lamento la demora, aquí nada es como antes y debo adaptarme a las exigencias de este remoto lugar. Este capítulo se llama "Obsesión". Los quiero!!!
Por Bill: 

No pude dormir… 

Amaneció, dando lugar a otro día y estaba nervioso. Lo que habíamos hecho anoche había sido lo más increíble de mi vida. Creo que estábamos perdidos, los dos, había empezado algo serio con él y no pensaba dar marcha atrás. 

Pero por otro lado es horrible sentir que el mundo está en tu contra. Estábamos solos. 

Me levanté de mi cama, pero esta vez me vi en el espejo del armario. Tenía los ojos brillantes, tenía las marcas de Tom en mi cuerpo, estaba feliz. 

Me di una ducha, me cambié y salí a tomar el desayuno. 

Y ahí estaba él sentado en el comedor me miró y agaché la cabeza. Algo intenso se apoderó de mi estómago, nervios y excitación de solo recordar lo de ayer, mis mejillas ardieron un poco, pero suspiré y di la cara a los abuelos saludándolos y me senté lejos de Tom. 

No había oportunidad para un beso de buenos días. 

Mi corazón latía nerviosamente, ¿cómo le haríamos para continuar? Las exigencias de la vida nos llevaban a separarnos. 

El abuelo me llamó después del desayuno, debía salir de la casa, y me mordía el labio ansioso, mi Tom caminaba hacia la cocina para hacer los quehaceres con la abuela, dio la vuelta y me miró, el brillo de sus ojos me recordó que su corazón seguía conmigo, le sonreí y él me devolvió la sonrisa y me guiñó un ojo. 

Salí de la casa más esperanzado… pero vería la forma de estar con él, hoy, como sea. 

—Bill. —El abuelo tenía trabajo para mí, sabía sus intenciones, algo le decía que yo no era un completo hombre, y se estaba empecinando en enseñarme todo lo que según él eran cosas de hombres. Estábamos construyendo un nuevo establo para los animales, uno pequeño de madera en donde también viviría Bambi, ellos habían decidido tenerlo, estaba feliz por el pequeño cervatillo, pero no feliz por lo que le esperaba a mi cuerpo, tener que construir algo, de verdad cansaba mucho—. Ya sabes, todas esas maderas deberás cortarlas como te indiqué, estas son las medidas. —Me pasó un papel, asentí, pero de todas maneras era demasiado. 

—Abuelo, perdone pero es que… —Mi manicura, ya ni quedaba nada de ella—. Es que… mis uñas se han maltratado mucho. —Me puse nervioso—. Si… si tan sólo podría ayudarle pasándole las maderas en vez de cortarlas. 

—Bill, esto es algo que un hombre debe hacer, no preocuparse por la manicura de sus uñas. 

—Un hombre puede tener manicura abuelo, ahora es así. 

—Te limita, ¿que no ves? —Simplemente no estaba hecho para esto—. Tus uñas crecerán, así que deja de quejarte. 

No repliqué más, el abuelo era de tener mente cerrada, así que resignado agarré las maderas y empecé con el trabajo de carpintería. 

Las horas pasaron, el abuelo me preguntaba muchas cosas, cosas en especial de mi futuro, estaba curioso por conocer de mis planes, me pareció lindo de su parte. 

—Estudiaré música, es lo que más me gusta —dije sonriente. 

—¿Y piensas casarte en el futuro? ¿Cómo es tu chica ideal? —Eso no me lo esperaba… Mi chica ideal. 

Recuerdo la última vez que me creí enamorado, era de una compañera de clase, Annie se llamaba, era muy linda, de ojos azules, piel tersa y perfecta, de labios rojos y carnosos, de linda manicura también y sabía de moda. Pero con el paso del tiempo sólo llegué a la conclusión de que me gustaba como un reflejo de belleza, sólo me gustaba su belleza, pero eso no fue suficiente para que me gustara ella, como una chica, como una pareja. 

Durante mi vida, mi adolescencia prácticamente, me pregunté si era gay y no daba con una respuesta clara pues ningún chico me gustaba, quizás sólo una admiración por Gustav, mi amigo, quizás sólo eso. Él era fuerte y solía defenderme de las burlas de algunos compañeros y en ese tiempo Tom no estaba muy cerca a mí, él tenía a sus amigos y yo los míos, él tenía sus veinte novias y yo fantaseaba con Annie. 

Pero ahora toda mi vida había dado un vuelto tremendo, estaba con Tom, y quería que sea para siempre. 

—¿Bill? 

—Oh, mi chica ideal… —Le sonreí fingido—. Que sea linda, y fuerte, que prepare una cena, me saque a bailar. —Me miró extrañado—. Era broma, jeje, sólo que sea buena. —Qué general mi descripción, ni yo mismo me la creía. 

—¿Nada más? Eres un Kaulitz Bill, los Kaulitz somos buenos partidos, de seguro tienes muchas jovencitas a tu disposición, tienes que ser sabio para escoger cual sería tu compañera para siempre y la madre de tus hijos—. Huy, eso tocó fondo… madre de hijos, no quería una mujer para que sea madre de mis hijos, no quería pensar en mujeres en este momento, ni en hombres, sólo en Tom. 

—Abuelo, tengo dieciséis años, no pienso casarme. 

—Algún día lo harás, y debes estar preparado. —El abuelo no entendía—. Junto a Tom no lograrás mucho. —El serrucho se me cayó de las manos, hace días no tocábamos ese tema, debía fingir. 

—Abuelo, no tengo nada con mi hermano, ¿de acuerdo? Él tiene su vida yo la mía. 

—Está bien, sólo decía. —Hubo un silencio prolongado, recogí el serrucho y volví a cortar la madera, esta vez con más ahínco, estaba molesto. —Te han picado las pulgas a ti también, ¿no es verdad? Las del Bambi. —Lo miré extrañado, su mirada estaba en mi cuello; oh no, que poco precavido de mi parte, me quedé helado, pero carraspeé, él no sabía nada, no podía saberlo. 

—Pulgas, abuelo, hay pulgas en la casa, debemos de desinfectar el lugar, en serio. —Me puse serio mirándolo—. Suelo ser alérgico. 

Él dijo que haría algo, ahora no sabía cómo hacer para infectar mi habitación de pulgas. 



Por Tom: 

—Sí, así mi niño, ahora sabes hacer un pastel, te ha quedado divino, lo bañaremos con chocolate ¿Te parece? 

—Sí, es una buena idea, y podemos ponerle fresas encima, están de temporada. 

—Sí, es verdad, voy a buscar fresas, chocolate con fresas, es una excelente combinación. 

No sabía que tenía dotes para la cocina, eso era algo que había descubierto aquí, con la abuela y disfrutaba mis tiempos cocinando con ella. 

Ahora hacíamos pasteles pues se me había ocurrido una excelente forma de hacer negocio, ella hacía muy ricos pasteles no sé cómo no había pensado en venderlos, probaríamos con algunas opciones y ella los llevaría al pueblo, donde sus amigas, de la iglesia. 

—Iremos a la iglesia este domingo. —Oh, no… 

—Abuela, no tengo por qué ir. 

—Claro que sí, allá van todas mis comadres y podré venderles los pasteles. 

Ella era de convencerme, pero no quería ir a una iglesia, no era de creer en Dios. 

Terminamos de cocinar y ya me sentía cansado. 

—Abuela, creo que me gustaría unas vacaciones. —Reí con ella un poco—. Todos los días es lo mismo, cocinar, y hacer los quehaceres de la casa, es muy… es femenino. 

—Oh, mi niño, lo siento, es verdad, no haces cosas de chicos, como el abuelo con tu hermano. —Grr… el abuelo y mi hermano, me puse celoso, no pude evitarlo, el abuelo me lo quitaba, evitaba a toda costa que esté cerca de él. 

—Exacto abuela, quisiera hacer cosas de chicos. —Cosas de chicos, entre Bill y yo, los dos a solas como anoche, estaba teniendo una erección de sólo recordarlo… lo quería en mis brazos ahora. 

—Hablaré con tu abuelo, es verdad que estas son sus vacaciones, deben tener momentos divertidos. —¡Sí abuela! ¡Momentos divertidos mi hermano y yo, solos los dos! 

—Abuela. —La miré con ojos de… con emoción, ella me entendía, y aunque no estaba de acuerdo con la relación que llevaba con Bill, ella me decía que nunca dejaría de ser su nieto favorito—. ¡Es genial quiero tiempo libre! —Me miró enarcando una ceja. 

—Tom, sé cual es tu punto, tendrás tiempo libre, pero no creas que puedes estar con tu hermano… me refiero a que intentes algo más con él, sabes que puede ser peligroso. 

—Es mi hermano abuela, jamás le haría daño, no quiero estar con él para hacerle daño. 

—Te creo. Hablaré con tu abuelo, pero no garantizo nada. 

Almorzamos juntos, los cuatro, y otra vez las miradas serias, fingir entre los dos. Mi hermano lucía hermoso, lindo, fresco. Era difícil evitar mirarlo. 

Mis abuelos se fueron a descansar, por primera vez los dos juntos, en estos últimos días los abuelos se turnaban con respecto a nosotros, estaban siempre ahí, mirándonos, pero hoy, sólo fueron a sus habitaciones. Estuve lavando los platos cuando escuchaba pasos por la casa, mi hermano caminaba sigiloso. 

—Tomi. —Se paró en el lumbral de la puerta, dejé lo que estaba haciendo y fui por él. 

Lo arrinconé contra una pared, él empezó a respirar rápido, se sonrojó un poco y me abrió la boquita y caí en sus redes. 

Le besé apasionadamente, metiéndole mi lengua bien adentro, tomé su cintura, y metí mis manos por debajo de su polera sintiéndole estremecerse, gozando mi Bill, moviéndose en mis brazos. —Ahh… —Sus gemidos recorrían mi espalda hacia abajo, hacia mi entrepierna y se la hice sentir, presionando contra él, me miró cegado por la intensidad de nuestros besos. 

—Te extrañé —dije en sus labios—. Quiero tenerte otra vez. 

—Debemos ser cautelosos, Tom… —Puse mis manos en su trasero, se lo acaricié fuertemente—. Aquí no… —Sus jadeos sólo intensificaban mis caricias, era capaz de hacerle el amor en la cocina, hasta lo pensé… lo pondría contra la alacena, y le daría fuerte, estaba cegado. 

—Bill... 

—Tom, no Tom. —Leyó mis intenciones en mi mirada—. Sabes que soy ruidoso. 

—Oh sí, eso me encanta. —Me restregué contra su cuerpo, pero él me empujó, se liberó de mi agarré y aún agitado me dio la cara. 

—Esta noche… te espero en mi habitación en la noche. —Se mordió el labio, amaba cuando hacía eso, tan inocente—. También lo deseo… 

Apreté mis puños, me mordí una mano estando ansioso, respiraba agitado como un adicto que tenía la droga al frente y tenía que reprimirse esas ganas infinitas de poseerlo. Cómo quería que el tiempo volase y volverlo a sentir bajo mi cuerpo, sudando y gimiendo mientras se lo hacía hasta el cansancio. 

—Esta noche, hoy, prometo hacerte el amor hasta el amanecer, cariño. —Retrocedió un poco, sabía que podía ir tras él y tomarlo… entonces no habría marcha atrás, lo presentía—. Ahora vete. —Vi la duda en su mirada… él también quería correr a mis brazos, pero sabía que podía ser peligroso, me sentía un bestia desesperado ¿Cómo llegué hasta este estado? No lo sé, estaba atrapado, y sólo quería tenerlo. 

—Te espero entonces —dijo jadeante—. Hoy Tomi, hoy. —Dio media vuelta y salió de la cocina. Volví mi vista al caño abierto del lavaplatos, me mojé la cara, tomaría una ducha fría esta tarde. 


Las horas pasaban lentamente y me mordía el piercing labial que tenía, ansioso, desesperado, incluso sudaba de tanta ansiedad. 

Estaba ayudando a la abuela con los últimos quehaceres de la casa, ordenar la biblioteca, nunca me resultó tan pesado y frustrante. Ella me hablaba de tantas cosas, yo sólo escuchaba y escuchaba, mi mente estaba en otra… recordando cada parte de Bill, y escuchando en mi mente sus palabras, gemidos y todo lo que pasó ayer. 

—Tom… ¡Tom! —Mi abuela gritó en mi oído y le di la cara. 

—¿Ah? —Fue lo único que pude decirle. 

—Te decía que hablé con tu abuelo, y malas noticias. —Ya ni me importaba—. Él quiere terminar de construir el establo en esta semana. 

—Oh… 

—Sí, y por eso no piensa dejar a Bill, lo necesita. —No tanto como yo—. Pero, sabes, creo que este fin de semana, tendrán libre total, podrán ir al pueblo los dos a divertirse, y pensé en llevarlos a la tienda del padre de Georg, es un buen joven. 

—Bueno… —No podía concentrarme. 

Así el tiempo pasó, y nos sentamos todos para la cena. Miré las manos de mi hermano de reojo, las tenía dañadas, su manicura, no quedaba nada de ella, me miró y al ver mi mirada fija en sus manos las ocultó. Le hice sentir mal y me lamenté en mi mente. 

—Bill es un chico fuerte —dijo el abuelo, sacándonos a todos de nuestro silencio—. Hoy me ayudó con la construcción del techo, gracias Bill. —Él lo miró y le sonrió. 

—No es nada, abuelo —dijo con su dulce voz. Estaba lejos de mí, no podía tener ningún contacto con él, quería felicitarle por lo que era capaz de hacer, se lo haría saber más tarde, oh sí… 

Los abuelos, como de costumbre nos dieron las buenas noches, y se cercioraron de que cada uno esté en su respectiva habitación. Cerré mi puerta e hice al que dormía. Mi corazón latía nervioso, todo yo lo estaba. 

Bill me esperaría en su habitación, yo no podía esperar más. Pero tenía que esperar o lo echaría todo a perder. 

No se permitiría no el más pequeño de los errores. 

Pasada algunas horas, mientras escuchaba música pensando que podía calmarme, decidí levantarme e ir por mi Bill. 

Salir en plena oscuridad. Caminando por la sala sigiloso, tratando palpar las cosas en la oscuridad para no chocarme, llegué a las escaleras. Las subí, y luego estaba el pasillo que me llevaría al paraíso. 

Caminé de puntitas, me sentía un depredador cauteloso, sigiloso que comería a su pequeño cervatillo, que por felicidad mía, me esperaba. 

Llegué al frente de su puerta, tomé el pomo y lo giré… estaba abierto, para mí. 

Entré sigiloso y lo encontré sentado en la cama. Semi desnudo. 

Tenía la lámpara encendida, la luz tenue me hizo parpadear rápidamente y mi corazón dolió por lo que mis ojos veían. Como un angelito me esperaba, su pecho subía y bajaba agitado, me sonrió. 

—Tomi, te estaba esperando. —Me acerqué lentamente, debía controlarme, esto era demasiado para mí. 

—Mi amor… —Mi voz sonaba extraña, empecé a respirar pesadamente, suspiré cuando lo vi recostarse en la cama, me miraba tímido y expectante—. No sabes cuánto esperé este momento. 

Caí sobre él y lo besé, él empezó a agitarse, ansioso, y deseoso. 

—Tomi, Tomi… ahh… —Se mordió el labio y abrió sus piernas, se las acaricié, y les quité sus boxers, se sonrojó, pero se pasó la lengua por sus labios, me miró expectante—. Quiero estar contigo… humm… 

Me precipité y lo tomé en mis brazos, abriendo sus piernas le miré todo… no pude más y me friccioné contra él, totalmente excitado, ansioso y deseoso de penetrar su cuerpo, suave, caliente, todo para mí. 

—Lame. —Le mostré la palma de mi mano, él la lamió como un gatito, ansioso. Pasé mi mano húmeda por mi miembro por demás endurecido. 

Puse una mano en su boca, pues sabía que él gemiría fuerte, y no era mi intención que nos escucharan, amaba como me gemía, pero por hoy no, tal vez eso nos perjudicaría—. Oh Bill… —Abrió aún más sus piernas y tomando mi miembro con una mano y presionando su boca con la otra, decidí entrar. 

Entonces empujé sintiendo que me apretaba tanto, sus manos fueron a mi espalda, me recorrió con ellas, cerré mis ojos y empecé a penetrarlo, él tembló y se estremeció, pero me clavó las uñas tan fuertemente en los hombros, que me sacó de mi nube, abrí mis ojos, se agitó y liberé su boca, escuchándole quejarse, entonces gritó alto. 

—¡Ahh! ¡Ahh! ¡Me duele! —Tapé su boca otra vez, me apretaba demasiado. Empujé un poco más… pero ya era tarde. Esto no estaba bien. 

Le había hecho daño, lo presentí, pues sentí un líquido caliente envolverme el miembro. Oh no, oh mierda, oh madre mía… 

Liberé su boca y se encogió sobre la cama, quejándose, temblando empezó a llorar. Apretó los ojos y temblaba. ¡Maldita sea! ¡Lo había arruinado! Salí de él sintiéndolo temblar. Miré hacia abajo, había sangre que manchaba las sábanas. 

—Ahh… me duele… —Abrió sus ojos, con muchas lágrimas, y seguía quejándose, a mí se me bajó la presión, mi corazón latía asustado. 

—Bill… —Tomé su rostro para que me viera—. Bill, mírame. 

—¡Quítate de encima! —Me gritó y asustado retrocedí. Él se quejaba y luego empezó a temblar desesperado, sus ojos demostraban total pánico—. Oh, Tom… sangre. 

Su maldita fobia, aquí venía un ataque de pánico de esos horribles que le daba cuando veía la sangre. 

—Escúchame, lo siento Bill, por favor. —Temblaba y lloraba, se pasó una mano por su trasero—. Bill, no… yo lo arreglaré, ¡Bill! —Su rostro demostraba total susto, estaba muy pálido y aterrorizado quiso gritar, pero tapé su boca—. Por lo que más quieras, no grites, Bill mírame. —Temblaba, estaba frío, se removía en la cama—. Yo lo arreglaré. 

Esperé un momento hasta que dejó de moverse, se había debilitado. Lo cubrí con una sábana, él lloraba y temblaba. 

—Tom, sácame de aquí… 

Con parte de la sábana lo limpié. Había sido un animal, un completo animal, me sentí como un perpetrador, un violador en potencia. 

Horrible realmente. 

—Perdóname —decía una y otra vez—. Perdóname, Bill. —Pero su mirada era de pánico, él no estaba nada bien. 

La noche se había arruinado y todo por mis ganas de poseerlo. 

Yo era el culpable. 

Maldita obsesión, había dañado a Bill, a mi amor, y era algo que no podía perdonarme así no más…

4 comentarios:

  1. Huy la noche no resulto como ambos esperaban, solo espero que sus abuelos no se hayan dado cuenta de los gritos de Bill, porque entonces se armara una grande.

    Espero el próximo, saludos c:

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  2. Es muy lindo este fic... lastima que todo se estropeara u.u...
    pero estoy segura que si sucedió fue por algo xD

    Espero estés bien, te extraño ;w;
    Saludos...

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  3. Hallo c:
    El abuelo me cae mal ¬¬'
    Porque no puede ser como la abuela -_-' déjenlos solos y ya...
    Oh bueno no, pero que no tengan que fingir
    y Bill :c lo siento poor ti, Pero es Tom, Tom es ... es Tom xD tenias que saber que algo pasaria :'c
    y si así como dice el comentario de arriba, si sucedió es por algo y siento que eso es un boleto de ida al infierno por parte del Abuelo ._.'
    heheh ok dejo mis deducciones hasta ahí xD

    Quiero saber que pasara T_T'
    Gracias por actualizar :33
    Cuidate
    Besos
    Zuii~

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  4. pink no puedo ver el episodio 20 y los otros estan como bloqueados pero estoy soprendida pobre bill y tom le tapo la boca bill queria desirle que le dolia y el enfermo de tom no iso caso y aora mira como quedo bill y lo pero es la fobia que pasa y no puedo leer los sigientes episodios

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