viernes, 17 de mayo de 2013

Protegido - Parte I

Hola otra vez :D en esta oportunidad les traigo mi primer Billshido, sí, espero a nadie le ofenda porque si no leen este tipo de fics mejor ni lean esto. Bushido me cae simpático, aunque no es mi costumbre escribir este tipo de escritos, pero lo hice para el grupo Billshido World, la idea no es mía, el prompt pertenece a Moonchild, yo solo escogí desarrollarlo. No tengo banner porque pedir uno para esto de seguro nadie querrá u_u pero vi esta imagen y decidí que era perfecta para este fic aunque  Bill sea mucho menor en el fic ;-) Espero les guste *.*


Resumen:
Un día, una caja fue dejada en la puerta de su casa y Anis, cuando descubrió que era un bebé abandonado, decidió protegerlo.
Autora: Pink Girl
Clasificación: +16
Advertencias: Chan adulto/menor.
Género: Romántico, Drama, Universo alterno.
Pareja principal: Bill - Anis (Bushido)

 

La vida para Anis, un jovencito de diecisiete años, no podía ser menos difícil, estaba tan acostumbrado a su condición y a lo que la vida le había dado y quitado que simplemente vivía el día a día como mejor le parecía.

Abrió el refrigerador de la cocina mal oliente percatándose que ya no había nada, el vientre rugió demando alimento y suspiró pensando que ese sábado debía esperar hasta la madrugada para que su madre le trajera algo a la casa o al menos dinero.

Se percató de un poco de pan seco y no dudó en comérselo, ya antes había estado en una situación parecida y es que la vida en Teltow era así, más aún si no tenía un padre el cual pudiera aportar algo a la casa, solo tenía a su mamá quien lo tuvo de adolescente, así que era muy joven y guapa, solía trabajar en un club nocturno aunque lamentablemente ya no le pagaban como antes, la proliferación de jovencitas inmigrantes le habían quitado gran parte de las ganancias en ese negocio, pero Helen no sabía otra cosa que no sea el baile exótico y el calentar a los hombres por unos billetes.

Anis no sabía quién era su padre, era algo que Helen nunca le había dicho, así que tuvo que aprender a crecer así, prácticamente a la deriva y no tuvo una adolescencia normal o como lo tendría otro muchacho, muchas veces era el hombre de la casa a su tan corta edad cuando lo llamaban del club diciéndole que su mamá estaba mal, que a veces era golpeada por un cliente ebrio u otras veces se le pasaba as copas y Anis debía ir a por ella.

No era que Anis se deprimiera por la vida que tenía, él no conocía otra forma de vivir, así que se adaptó en todo sentido a asumir responsabilidades que no le debían competer desde muy chico.

Ese día sábado, luego de comer los panes secos, se puso a ver un poco de televisión, si bien era cierto podía salir de casa con amigos, mujeres u otras cosas, sin embargo, recientemente parte de sus amigos habían sido arrestados e interrogados por comercialización de drogas, una de las cosas que Anis había aprendido de la vida misma, era que si quería vivir debía mantenerse lejos de situaciones de riesgo, si algo pasaba con él estaba seguro que su madre moriría, él no quería cargar con todo ese peso, por lo tanto, se alejó esa semana de sus amigos que efectivamente solían comercializar con drogas cerca del barrio.

Se estaba aburriendo y no solo eso, realmente tenía hambre y recién eran las cinco de la tarde. Comenzó a planear ir al antro donde su mamá trabajaba para pedirle algunas monedas y comprar un poco de comida, pero luego los sentimientos encontrados que eso implicaba lograban incomodarlo, prefería no mirar los riesgos que su mamá corría en su trabajo.

Sus ojos parpadearon y poco a poco entró en sueños.

Algo logró alertarlo, parecía ser el sonido de un gato maullando insistentemente así que decidió levantarse del pequeño sofá e investigar de dónde provenía ese particular maullido desesperado. Alguien tocó la puerta y frunció el ceño yendo a abrirla.

Cuando lo hizo, grande fue su sorpresa al ver una caja de cartón puesta en el suelo y que el sonido del gato maullando no era más que un bebé. Anis se sorprendió mucho y se inclinó hacia la caja, la abrió y vio un bebé maloliente envuelto en una manta celeste. Se levantó y miró intrigado a ambos lados de la calle, no había nadie transitando, las luces de las farolas estaban encendidas y se escuchaba la bulla de las calles aledañas, los antros de perdición.

Sin más, tomó la caja y se adentró a la casa con ella. La puso sobre el sofá y el llanto del bebé logró perturbarlo un poco, nunca antes había tenido uno en brazos o siquiera la oportunidad de cuidar de uno. Lo sacó de la caja y vio caer una nota al piso, pero el papelito no fue lo que lo desconcertó, quería que el bebé dejara de llorar así que lo puso sobre el sofá y buscó calmarlo jugando con sus manos, dándole palmaditas en su rostro y luego encontró metido entre sus ropas una pequeña sonaja la cual agitó y el bebé dejó de llorar un poco.

Anis recogió la nota y la leyó “Se llama Bill”, eso era todo lo que decía y se preocupó.

El bebé estaba mojado y olía mal, Anis no sabía qué hacer para atenderlo y luego pensó que no quedaba otra opción que salir a buscar una tienda cerca en donde pedir fiado un pañal y un tarro de leche o el bebé no dejaría de llorar.

Lo cargó en brazos y tomó sus llaves para salir. Había una tienda en la esquina que se había cansado de darle créditos, pero Anis debía persuadir esta vez porque no quería ir al club con un bebé en brazos y sabía que su mamá regresaría en la madrugada.

Discutió por algunos minutos con el hombre de la tienda, nunca simpatizó de Anis ni de su madre, pero luego de tanta insistencia y de que Anis le dejara empeñado su reloj viejo, le dio una bolsa de leche y dos pañales.

De regreso a casa pensaba en si debía salir otra vez para llevar al niño a la delegación policial, pero luego recordó unas anécdotas que su amigo Georg le dijo. Él era adoptado, le contó que cuando un bebé era abandonado los llevaban a los orfanatos y que ahí solían pasar cosas feas aun siendo bebés, era como un criadero de animales. Esa idea lo angustió puesto que al cambiar al bebé se dio cuenta de lo frágil que era, no merecía sufrir más de lo que ya estaba sufriendo con el simple hecho de haber sido abandonado como un animalito.

Desde ese día, las cosas para Anis no serían las mismas, desde ese primero de setiembre no solo cuidaría de su joven madre sino también de un niño que se llamaba Bill.

Cuando Helen regresó a casa con sus tacones en una mano y un poco tomada, llevó la bolsa de comida rápida hacia la cocina y luego se percató del vaso de leche puesto con una cuchara, su hijo no tomaba leche y eso la preocupó, pero luego apareció Anis en el lumbral de la puerta de la cocina con el bebé durmiendo en sus brazos.

—Llegó ayer, se llama Bill.

—¿Qué? ¿Es un bebé?

—Sí, lo dejaron en la puerta…

—Debes llevarlo a la policía.

—No lo haré, ellos lo llevarán a uno de esos lugares en donde lo maltratarán.

—Ese no es nuestro asunto Anis, no podemos quedarnos con un bebé.

—Si lo llevo a la delegación creerán que yo lo secuestré. —Eso tenía más lógica para Helen, así que se quedó callada pensando.

—No puedo criar a un bebé, no a otro…

—¿Olvidas que me crié solo? —Helen torció la boca y luego vio con buenos ojos a ese bebé. Se le acercó para verlo más de cerca.

—Vaya, es hermoso, no tiene ninguna malformación o síndrome, ¿quién querría abandonar un bebé así?

—Solo alguien que no lo quiso.

*

Bill creció adoptando los mismos pensamientos que Anis a quien consideraba su hermano mayor. Se angustiaba porque su mamá casi no estaba en casa, pero hacía todo lo que Anis le decía. Era obediente y muy despierto desde pequeño.

Anis tenía veintitrés años cuando Bill de siete les había dicho a los de su escuela que Anis era su papá y es que todos tenían un padre o la gran mayoría tenía uno y en el día del padre solían homenajearlos, para él enterarse que no tenía uno era un poco incómodo, así que dijo que Anis era el suyo y los niños no lo cuestionaron.

Anis asistió a su homenaje y recibió el portafotos hecho por sus manos.

—Feliz día Anis —dijo con una sonrisa.

—No tenías que hacer esto. —Se le había acercado en privado, lejos de sus compañeros y el pequeño se cohibió un poco ante el aparente rechazo.

—¿Qué hacías en el día del padre? —preguntó curioso pues sabía que Anis no tenía un padre. Anis sonrió y lo atrajo más a él para decirle un secreto al oído.

—Decía que mi padre era tan genial que estaba en otro país y que venía en Navidad. —Bill sonrió ante eso, aprendería de Anis a mentir para cubrir la ausencia de un padre—. Pero por hoy puedo ser tu papá. —El niño lo abrazó muy fuerte, no había mejor hombre para él que su hermano Anis.

*

Anis debía mudarse. Trabajaba de repartidor en una empresa cerca de la casa por un salario mínimo, pero ya casi tenía treinta años. La única razón por la que había permanecido en casa de su madre era por Bill ya que si lo dejaba estaba seguro que Helen lo descuidaría, para ella estaba muy claro que Bill no era nada suyo, la idea de tenerlo en casa era más de Anis que de ella.

Bill, de ya doce años, estaba destrozando las cosas de su habitación, no podía creer que Anis lo dejaba, así lo sentía él y ese sentimiento era un poco diferente al anterior de hacía meses en donde Anis llevó a una mujer a la casa presentándola como novia, él no estaba de acuerdo con eso pero no sabía cómo explicarle a su hermano, todo cambió cuando Anis dijo que ya no salía más con ella y Bill volvió a sentirse aliviado.

Ahora las cosas eran distintas, Anis planeaba mudarse, salir de la casa para vivir en otra y esperaba que Bill sea lo suficientemente maduro para entenderlo, pero ¿qué esperar de un niño de doce años? Era obvio que no quería aceptar la idea.

Anis entró a su habitación y recibió un zapatazo en la cabeza.

—Hey, basta.

—¿Por qué te vas? No es justo que te vayas ¿y yo? ¿Qué será de mí? —dijo sentado en la cama, lucía demacrado como si la noticia fuera devastadora, para él lo era, la sensación de sentirse abandonado era como caer en un hoyo negro, no sabía por qué reaccionaba así, pero sentía que podía perder a todos en el mundo menos a Anis.

—Estarás bien, además vendré a visitarte…

—¡No! —gritó e hizo un puchero cruzándose de brazos—. Si me dejas yo… yo… —no pudo completar la frase y llevó sus manos al rostro comenzando a llorar como un niño.

Anis detestaba que sufriera, alguien como Bill no merecía eso, pero él se iba porque ya no sentía normal lo que tenía con su “hermano”, estaba comenzando a creer que lo que los unía tarde o temprano terminaría perjudicando a Bill más que a él. Sentía que los años pasaban para él y efectivamente, había sido padre, madre y hermano para ese chico que vino en una caja, pero él ya casi no tenía vida y quería irse para Bill pudiera tener un mejor futuro, pero ¿con quién lo dejaría? La dependencia estaba formada, lamentablemente.

Anis no soportó verlo así, indefenso llorando por estar a punto de ser abandonado como una vez llegó en una cajita. Se sentó a su lado y lo cargó para abrazarlo, Bill solo lloraba tratando de entender todas esas palabras que Anis le había repetido, poco a poco lo había estado preparando para ese día en que se mudaría a un departamento.

—No te vayas… —lloriqueó y Anis suspiró sintiéndose atado a Bill—. Eres mío —esas palabras de Bill lograron asustarlo un poco, pero el menor las decía con inocencia, lo miraba con súplica buscando palabras en su mente para demostrarle lo que sentía.

—Bill… —Anis no supo qué decir, simplemente sentía que empeoraba las cosas.

—Mamá no me quiere —confesó con labios temblorosos aun sobre el regazo de su hermano mayor—. Solo tú, pero ella… ella nunca me vio como su hijo. ¿Por qué no me parezco a ella? ¿Por qué tengo su apellido y no el tuyo? —Anis se angustió un poco, él no quería que llegara ese momento de revelarle la verdad simplemente porque no sabía cómo lo debía de contar, pero Bill ya había hecho análisis desde mucho antes—. Dime.

—Bien, te diré todo lo que sé, pero promete que…

—Dime.

—No eres hijo de mamá. Llegaste una noche en una caja de cartón, tenías un ropón celeste y una sonajita. Había una nota en la… la caja donde te encontré y decía “se llama Bill”. No quise entregarte a la policía, solo quería… quería protegerte y convencí a mamá de tenerte. Pagué tus estudios hasta la fecha. Tú eres lo más especial que tengo.

Esas palabras, ni el momento, serían olvidados por Bill quien oyó atento la historia y no lloró, no sintió conmoción o shock, era como ver en su mente que todo se acomodaba fácilmente y corroboró lo que sentía desde mucho antes, que solo tenía a Anis en esta vida, entonces ¿cómo lo iba a dejar?

—¿Y así planeas irte? —reclamó Bill con el ceño fruncido.

—No, ya no.

No pudo, sencillamente no pudo dejarlo esa noche ni las que siguieron…

*

Helen administraba parte del local nocturno por la relación que tenía con uno de los hombres de ese lugar, un viejo y panzón señor llamado Ed o así se hacía llamar. Entonces Anis no quería dejar a Bill solo en la casa pues ahora era un adolescente de quince años, había crecido mucho y tenía un buen aspecto. Ya antes el señor Ed lo había visto y a Anis no le gustó para nada la clase de mirada que tenía, así que evitaba dejarlo solo en casa o siempre llegar a las seis y quedarse toda la noche hasta esperar a que su madre llegara con el hombre a acostarse en la madrugada.

Helen dejó de ser la proveedora de la casa por depender de ese hombre, ser administradora del club era solo un título que no le traía beneficios, a ella solo le importaba estar cerca de Ed.

Bill solía gustar de cocinar, era su pasatiempo favorito y se debía a que a Anis le gustaba la buena comida, el menor había descubierto que era la única manera de llamar su atención y atraerlo a la mesa para tener largas conversaciones como hermanos.

Había olvidado un ingrediente y fue al pequeño almacén que Anis había creado cerca de la cocina, una de sus metas que se había impuesto al trabajar era que en esa casa no faltaría la comida, Bill no pasaría hambre y así era.

Sacó una botella de salsa de tomate, pero al cerrar el almacén se tropezó con una cáscara de fruta y cayó al suelo raspándose una de sus rodillas. Estaba en short y se había hecho una herida. El incidente llamó la atención de Anis quien estaba en su computadora viendo parte de su trabajo.

Corrió a la cocina y lo encontró, sentado en el suelo soplando la herida en su rodilla. La botella de salsa de tomate se había roto, así que la escena se veía perturbadora en cierta forma.

—Ehem, no es mi sangre —dijo Bill con una sonrisa.

—Vaya, déjame ayudarte. —El corazón del menor dio un brinco. Eran muy pocas las situaciones que tenían cercanía entre los dos.

Anis tomó un paño de agua tibia para limpiar la pequeña herida, tomando su pierna con cuidado, limpió la herida. Bill se quejaba un poco aunque en realidad no le dolía. Inesperadamente, sin que Bill lo quisiera, emitió un jadeo que era producto de lo que las manos de Anis provocaban. Se sonrojó sin querer, sin tan siquiera buscarlo, pero no se sintió incómodo, extrañamente quería que Anis lo siquiera tocando, pero el mayor, al percatarse de eso, lo soltó inmediatamente.

—Me duele —dijo Bill en casi un susurro.

—No, no te duele, estás bien —habló serio y Bill se mordió el labio.

Aquella noche supo que quería que Anis lo tocara, no sabía por qué, pero si Anis ponía sus manos sobre él sabía que se sentiría muy bien. Pero Anis no pensaba así, la imagen de Bill sonrojado, jadeando sentado en el suelo con las piernas semi abiertas y una herida en la rodilla lo había perturbado un poco a tal punto de molestarlo consigo mismo. Bill era hermoso, muy hermoso, pero no debía tan siquiera pensar en tocarlo de otra forma que no fuera la fraternal aunque lo había tocado así, solo que causó una reacción en Bill que no esperó.

El fic tendrá unas tres partes, espero les haya gustado a los valientes que leyeron hasta aquí :D
Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas. Gracias por leer, espero pronto subir lo que sigue *.*

5 comentarios:

  1. Te dije q me gustadia *-* me encanto!!!! quiero maaaaaaaaaaaaaaas, tmr tendre q esperar hasta el 5 de junio :C

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  2. No soy de leer este tipo de fics pero me gusta como lo planteaste. En la mayoría sólo se centran en lo físico y en las ganas que se tienen. La imagen de un pequeño Bill en una caja abandonado me hizo llorar... Espero puedas seguirla pronto.

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  3. Preciosos. Hermoso. Grandioso. Fabuloso. Eso y más *-* Adoro el Billshido, lo adoro y que tú lo hayas escrito me maravilla. Siempre espere que escribieras algo así y al fin puedo leerlo.
    A pesar de que leí el fic en el concurso y di mi voto para ti, pues me pareció igual de genial haberlo leído por segunda vez.
    Se va a mi lista de preferidos. No importa si ya sé lo que sucederá, me emociona leer la segunda parte *.* Eres genial. Agradezco que hayas escrito algo tan lindo como este fic y dibujes a un Anis demasiado lindo y amable con su pequeño hermanito, con su pequeño Bill.
    Un saludo, Pink~ Tus escritos siempre son una ternura como lo que me inspiras tú ><
    Cuídate. Beshos *3* <3

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  4. De los poco Billshido este es el fic mas lindo *w* que lei a pesar del drama de la vida que tiene Anis no se pero tu haces que hasta el riaxtom se lo máximo

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  5. me encantó, aunque estoy de acuerdo contigo pink a mi cae bushido demasiado bien y hasta me gusta su musica. me encantaaa tenias que ser tu awww me encanta como escribes.

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