domingo, 5 de mayo de 2013

Como un ángel

Hola a todos *-* les traigo un nuevo shot que ya antes lo había subido al grupo de Autores de fanfics, para un intercambio de fics. Dejo aquí mi nota para la chica a quien le escribí esto que por cierto no tengo el honor de conocer: Me costó, pero lo cumplí; espero que al menos te guste, Kitty Puffy<3
Resumen:
Con una nota en sus manos llegó a la puerta de su casa y terminó quedándose dentro de su corazón.
Autora: Pink Girl
Clasificación: +16
Advertencias: Twc no relacionado, Lime.
Género: Romántico, Drama, Universo alterno, Fantasía.
Pareja principal: Bill - Tom.
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, solo la trama y el banner está hecho por Silencekanndestroy a quien le agradezco tan bonito arte *-* quedó perfecto.




Caminaba en medio de la lluvia, con el aire frío chocando sus mejillas y mojando su vestimenta raída. Había estado caminando por horas y tenía la mente en blanco total, sin ningún tipo de recuerdo de quién era ni mucho menos dónde estaba. Apenas tenía un nombre: “Tom Kaulitz”, esa era su misión por el momento, encontrar a ese humano que se llamaba Tom, a quien supuestamente debía conocer, pero de quien no recordaba nada en lo absoluto. 

Sin zapatos, ni abrigo y con el estómago vacío, siguió su rumbo por una carretera, un poco asustado por algunos autos que pasaban tocándole el claxon, él no sabía si es que era para asustarlo o para ayudarlo, solo se hacía a un lado para que el agua que las llantas levantaban no le siguieran mojando el traje semi blanco que tenía. 

Sentía el tiempo pesado. Como si pudiera sentir que pasara y quería salir de él, pero ya no podía. Pasaron algunas horas y llegó a una zona urbana, casi amanecía y escuchaba el cántico de las aves. 

Miró la nota arrugada que tenía en una de sus manos, al abrirla pudo leer una dirección, se supone que estaba cerca. Ya era de mañana y cuando llegó a la puerta de la casa indicada, pasó el jardín de la entrada y apoyó una mano en la madera tallada, suspiró aliviado. Al fin alguien sabría de él. 

Alzó la cabeza y vio el timbre así que lo tocó escuchando a un perro ladrar insistentemente y se puso en alerta. 

La puerta se abrió y un joven alto era quien la había abierto. 

—¿Si? —preguntó, pero luego de percatarse el estado del joven frente a sus ojos solo lo tomó del brazo para mirarlo a los ojos—. ¿Está usted bien? ¿Le pasó algo? —El joven misterioso le miró y le extendió la nota. El de trenzas negras la tomó con duda y al abrirla se sorprendió de ver su nombre y su dirección—. ¿Quién le dio esto? 

—Eh, no lo sé. Yo… no recuerdo nada. 

—¿Cómo dice? —El muchacho de cabello negro lacio, agachó la cabeza, no tenía el valor de mentir, no podía; solo quería decir lo único que estaba en su mente en ese momento, seguir lo que decía ese papel. El de trenzas sintió una especie de remordimiento al observarlo de pies a cabeza, ¿qué le había pasado?— ¿Está bien? No entiendo. —El joven de cabello negro alzó la mirada y en ella el otro vio desesperación—. Algo te pasó… —Le tomó del brazo— Ven, pase y cuénteme. Me llamo Tom. 

Y sí, era lo único que él sabía, que debía buscar a Tom y ahora que lo tenía cerca no sabía qué decirle o qué hacer. Tom tampoco. 

Le llevó a su cocina y le preparó una tortilla. Al dársela, pudo ver cómo se la devoraba entera, quién sabe en cuánto tiempo no había comido. 

Tom trató de preguntarle muchas cosas: cómo se llamaba, de dónde era, por qué tenía una nota con su nombre y su dirección, qué tenía pensando hacer; pero ninguna de sus pregunta tuvieron respuesta más que un “no sé” de parte del otro. 

—Debemos hacer algo con esa memoria, no estás bien. —El sujeto le miró con cierta vergüenza, si él tuviera qué decidir, hace rato hubiera recordado algo, pero no podía, su mente estaba en blanco total—. Quizá ir al hospital… Dios, se me hace tarde, debo ir al trabajo y… —Se llevó las manos a la cabeza—. No puedo dejarte, espérame, haré una llamada. 

Tom se quedaría ese día en casa. 

Tuvo que quedarse casi toda la semana. Decidió llamar al chico que había acogido Bill y éste lo había aceptado. 

—¿Sabes? Exactamente no sé si deseo saber quién soy, me siento cómodo aquí contigo. —Fue lo que le dijo una mañana en la que Tom no tenía que ir al trabajo, ambos lavaban los platos luego del desayuno y Tom le sonrió, mas no le dijo nada y es que el hecho de que sea un extraño le cohibía. 

Bill sabía muchas cosas del mundo, más de lo que una persona común debía de saber, eso asombró mucho a Tom, ¿qué clase de ser sabía hablar casi todos los idiomas, sabía poesía y todo lo referente al romanticismo? Apenas aparentaba tener dieciocho años. 

—Estoy seguro de que eres alguien importante, quién sabe, pero no eres un chico común que se ha perdido —le dijo luego que Bill le recitara en francés un poema de amor. 

—No lo sé, todo lo que recuerdo es que estoy aquí. 

Una semana más había pasado y Tom le había confesado que tenía una novia con quien pasaba conflictos últimamente. Se había distanciado de ella y es que el amor que en un principio sentía por ella había acabado. Bill le aconsejó como si él supiera realmente lo que Tom debía hacer, como si supiera de relaciones amorosas. Le dijo que el amor era lo primordial que debía haber en una pareja y sin eso para qué atormentarse más. 

—Siento un pesar en el pecho que no sé cómo sacármelo, es culpa, no sé por qué pero siento que esto es mi culpa —le decía Tom mientras se alistaba para su última cita en donde terminaría con ella. 

—Entiendo eso, pero recuerda que le haces daño si alargas algo que ya no es un sentimiento de a dos, el amor debe ser así, mutuo y correspondido. 

Tom le miró fijamente y asintió, suspirando, armándose de valor. Le regaló una caricia sobre su cabeza y Bill sonrió animándole. —Cuando regrese te contaré cómo me fue. 

—Te estaré esperando… 

Tom fue como quien va a ser sacrificado, detestaba tener que ser el que terminara con una relación. Luego de cuatro horas regresó muy de noche a casa. Pasó por el pasillo arrastrando el paso, solo quería tomar un baño y dormir para que se le pasara el malestar que sentía en el pecho por tener que haber visto llorar a su última novia. 

Pasó la habitación que le había dado a Bill y la encontró semi abierta, el lamparín estaba encendido. No podía estar despierto si ya eran las casi cuatro de la mañana. Pero cuando asomó la cabeza por la ranura de la puerta, lo vio sentado de espaldas a él y estaba desnudo peinando su cabellera negra y lacia. Tom tragó saliva ante esa visión, era algo que nunca había visto y hasta parecía un ángel. Su blanca piel era iluminada por el lamparín y sus suaves movimientos le hipnotizaron por segundos, solo por un corto tiempo pues cuando se puso en pie y logró ver parte de su trasero, prefirió no hacerlo más y retrocedió. 

No debió haberle visto a detalle. No. 

Casi no pudo dormir esa noche, había una especie de mar de emociones remolinándose dentro de él que hasta náuseas le provocaron. 

A la mañana siguiente, Bill fue entusiasmado a preguntarle cómo le había ido, mas Tom no quiso darle muchos detalles, casi ni lo podía mirar a los ojos, Bill trataba de entenderlo, quizá estaba dolido, quizá no quería hablar del tema y prefirió darle su espacio. 

Dos días más pasaron y el estrés laboral consumía a Tom, y más que eso era las ganas de no tener que hablar mucho con Bill, éste solo estaba en casa y preparaba la cena cada que Tom llegaba, leía libros y los volvía a leer. Tom estaba cansándose un poco de la situación pues al parecer Bill no tenía definido qué hacer, solo deseaba quedarse ahí, se sentía cómodo como si desde antes lo hubiese deseado y no se hacía problemas con no recordar su pasado o quién era, estaba cómodo a diferencia de Tom. 

—Bill… —lo llamó con cierto temor una tarde que llegó a casa y Bill le esperaba con la cena sobre la mesa. 

—Dime —respondió con una sonrisa mientras servía el espagueti que había preparado. 

—Bueno, esto puede sonar… no sé como suene, pero quizá debas pensar hacer algo con tu vida, ¿no crees? —A Bill se le borró la sonrisa, él no tenía planeado hacer algo, solo vivir. 

Dejó el bold de comida a un lado y se quitó el delantal. Tom quería evitar ese momento incómodo. —Oye, no tienes que… 

—Descuida, ya entendí, no quiero explicación. 

—No, no te estoy echando de aquí. Puedes quedarte, así lo acordamos desde que llegaste. 

Trató de enmendar su posible error con bonitas palabras, se le acercó para que se sentara a la mesa y no pensara en irse de casa, pero para Bill fue como abrirle los ojos y pensar que estaba metido en la vida de un desconocido y que él ni sabía por qué permanecía ahí, simplemente era la sensación de encontrar lo que estaba buscando y que fuera de esa casa no tenía nada más. 

Tom se fue a dormir sin conversar con Bill y el pelinegro se quedó en el comedor pensando en quién era realmente, por qué estaba ahí, tendría o no alguna misión. 

Una semana pasó y Tom volvió a asomarse por la puerta de la habitación de Bill, se había contenido muchas veces, sabía que hacía mal, pero simplemente la tentación venció esa noche. Había regresado a casa y no había dicho palabra alguna. Bill estaba pensando mudarse quién sabe a dónde, presentía la incomodidad de Tom. 

Bill estaba recostado en la cama y estaba de costado, dándole la espalda otra vez. Se veía angelical, Tom pensó que si podía acercarse y verlo dormir entonces calmaría su ansiedad extraña, no quería admitir que su nuevo amigo le estaba comenzando a atraer de una manera que no era la adecuada, según él. 

Entonces avanzó un poco más y se detuvo al verlo moverse un poco, no quería despertarlo y ser descubierto. Aún no entendía por qué de su nerviosismo, pero le estaba incomodando un poco esa situación. 

Casi ni pudo prevenirlo cuando Bill se volteó y abrió los ojos para luego sorprenderse de encontrarlo ahí. Por un momento se sobresaltó y Tom quiso abandonar la habitación sin decir alguna palabra al respecto, pero en un movimiento, Bill le tomó de la muñeca deteniendo su paso, lo que ocasionó que Tom se sobresaltara. 

—Lo siento, yo… —Trató de liberarse, pero Bill no soltaba su mano. 

—¿Deseas algo? 

—Suéltame. —Bill lo hizo y se sentó en la cama un tanto confundido—. No deseo nada, no te preocupes. 

Bill se puso en pie y Tom detuvo sus pasos. Ese momento fue como el de más tensión que había podido sentir en su vida, Tom se arrepentía por haber tenido que entrar esa noche justamente a su habitación. Bill se le acercó queriendo entenderlo, queriendo alguna explicación de sus actos y lo miraba extrañado. 

—Si quieres que me vaya de tu casa, lo haré —dijo en un susurro—. Si todo esto te incomoda entonces… 

—No, no digas nada. Perdón por haber entrado. 

Y desde esa noche nada fue lo mismo. En los siguientes días, Tom trataba de escapar de Bill y cada vez que éste decidía irse, Tom le suplicaba que no lo hiciera. La relación entre ambos se había vuelto un tira y afloja. 

Una tarde, cuando Tom llegó a casa, no hubo cena que lo esperaba, ni tampoco indicios de Bill por ningún lado de su casa. Sintió una angustia incómoda en el pecho y tomó otra vez su chaqueta para salir a buscarlo, ¿dónde podría estar? No tenía idea. 

Para su conveniencia llevó a su perro Scotty, le había puesto una camiseta de Bill en la nariz y luego le había dicho que lo buscara. 

—Vamos muchacho, sé que puedes hacerlo, tráeme de vuelta a Bill. 

Toda la tarde hasta llegar la noche y nada, el perro caminaba casi en círculo por un parque en donde muchas personas estaban tratando de llegar a casa, pronto llovería otra vez, era tiempo de lluvias y temía que Bill se hubiera perdido. 

Regresó a casa cuando las primeras gotas lograron mojarlo y cuando estuvo por entrar logró verlo sentado en medio del rosal que tenía en el jardín de la entrada de su casa. El perro ladró y movió la cola y Tom sonrió de alivio al verlo ahí, pero luego su semblante decayó cuando no vio la bella sonrisa en los labios del otro. 

—Bill, estuve buscándote… ¿Estás bien? Ven. —Le llamó extendiendo una mano para que se pusiera de pie, mas Bill no quiso moverse. Tom se angustió y buscaba ideas de cómo resolver esa situación, exactamente no sabía si había hecho algo malo en contra de Bill, no sabía de qué disculparse exactamente. 

—Estuve buscando quien era… —le dijo luego de que el silencio se volviera incómodo. 

—¿Y lo encontraste? —Avanzó a paso lento por entre las plantas del jardín para luego ponerse en cuclillas a su altura y mirarlo a los ojos directamente. Bill asintió—. ¿Y entonces? —Bajó la cabeza y se mordió el labio. El silencio otra vez. Vio la mano de Tom cerca de la suya, extendida para que se la tomara—. Por favor… —le susurró y Bill decidió tomarla. 

Tom lo llevó a la casa otra vez. Ambos estaban mojados y recordó que así una vez Bill había entrado a su casa. Lo abrazó con una sensación de alivio de tenerlo cerca otra vez. 

—Pido disculpas por cualquier cosa que haya hecho y te haya dañado. —Bill le correspondió al abrazo, en realidad Tom no le había hecho nada, solo sintió que debía buscar quién era. 

Había estado en una capilla mirando estatuas angelicales de criaturas míticas y había recordado que era alguien así en alguna otra vida y ahora era un simple humano que debía hacerle frente a la vida para sobrevivir, que si no fuera por Tom estaría realmente perdido. Lo único por el cual se sentía mal era tener la sensación de que a Tom él no le importaba como creía debía importarle. 

—Yo… buscaré tener una vida —le dijo Bill—. Te dejaré vivir la tuya. —Tom sintió una serie de remordimientos, como una incomodidad que lograba ahogarle en esos momentos. Tomó las manos de Bill y lo miró a los ojos queriendo decirle y confesarle lo que sentía. Bill esperó con curiosidad, pero Tom al final solo asintió. 

Bill subió a su habitación y se sentó en la cama comenzando a doblar su ropa, que inicialmente había sido de Tom, las doblaría para ponerlas en una mochila y buscar donde ir. 

—No tienes que hacer eso, no quiero que te vayas. 

—No hay una razón para quedarme. 

—¿No la hay? Bueno, ¿y yo? ¿No es una razón? —preguntó Tom con incomodidad. Bill lo miró a los ojos desde su posición y luego Tom se sentó a su lado, tomó una de sus manos con temor—. Quiero decirte algo… —Bill tragó saliva con nerviosismo en todo su ser—. No me vas a creer pero yo… yo no quiero que te vayas porque yo… yo… —Tom rió un poco para tratar de calmar sus nervios, se sentía estúpido, nunca le había confesado a un chico sentirse atraído y es que quizá solo había pasado con él—. Yo te amo. 

Luego de decirlo, Bill se sintió emocionado, era como volver a la vida en segundos. Su vientre se contrajo y sus labios formaron una sonrisa, Tom lo miraba con detenimiento, cada reacción de su bello rostro. Bill se le acercó y fue cuando sucedió, tan natural e imprevisto, sus labios estaban juntos en un tierno y suave primer beso. Ambos con los ojos cerrados, ambos con la misma emoción del primer amor, esa sensación nueva y revoltosa que les llenaba y les daba esperanzas de esperar qué más vendría mañana. 

El primer beso duró apenas unos segundos para luego ambos abrazarse. Bill le susurró que también lo quería y que solo tenía miedo a que Tom quisiera hacer su vida lejos de la de él y que había comprendido que de verdad no tenía nada en el mundo más que a Tom. Eso último, Tom no lo entendía, pero sabía que en esos momentos lo más especial que tenía estaba entre sus brazos. 

El resto cayó por su propio peso. Tom organizó una fiesta para presentar a sus amigos a quien era su novio y aunque todos cuestionaban cómo así lo había conocido Tom solo decía que era como si un ángel había caído del cielo directo hacia él. Bill sabía en el fondo que era verdad. 

Sobre la cama de Tom le entregaba su primera vez. Los dos con mucho temor y casi inexpertos, temían dañarse o arruinar el bello momento que estaban experimentando. La primera vez que Tom oyó a Bill gemir creyó enloquecer de placer. Todo él era perfecto, hermoso en todos los sentidos que podía ser. 

Abriendo sus piernas y su corazón para Tom, lo cobijó dentro de sí y luego de tantos movimientos sincronizados sintió tal placer desbordante y pese a las lágrimas en sus ojos producto del dolor de sentirlo en carne viva, pudo sentirse como flotar en una nube esponjosa y luego caer en la cama exhausto. 

Ninguno podía creer lo que había acontecido, lo que estaba claro era el sentimiento mutuo y que eso quizá se repetiría mucho. 

Luego de una ducha en conjunto, estaban sentados en el sofá de la sala a punto de ver una película. Tom besó su cabeza aún con sus cabellos húmedos y Bill suspiró acurrucándose a su lado. 

—¿Eres un ángel? ¿Qué clase de ángel fuiste? —le preguntó pues ya Bill le había confesado quién había sido y aunque para Tom eso no era literal quería creer que Bill era un ser así de especial como un ángel. 

—Cupido. —Tom rió pensando que era una broma y Bill le siguió, él no quería discutir ese hecho, pero algo le había quedado de su anterior condición: un ángel nunca miente.

Fin.
¿Qué les pareció? Espero me lo hagan saber n_n
Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas. Gracias por leer<3 

10 comentarios:

  1. Awwwwwwwww!
    -muero de amor-
    Estuvo PERFECTO.
    No sé, me encanto, todo, las reacciones, las sonrisas las dudad, todo.
    Muy bien one shot :33

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  2. Awwwwwwwwwwwwww, me encantó! ;n; <3 Extrañaba leer tus Shot's. c: Besitos.

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  3. WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA ;taldos; sakajkskjsjkskjasl cssm lo ultimo me mato Hay Hay >.< lo ame ;w; cssm pink por que eres tan buena para escribir ;w lo ame tanto *-* kajskajsjka nada pink te quedo perfecto como siempre BESOS<3

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  4. Hermoso hermoso. Me ha encantado :3

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  5. Hallo!
    Wow!!
    De verdad que es hermoso ;-; quise llorar, pero no me salio TwT y es que la forma en la que lo escribiste es tan tan tan hermoso!! <3
    tienes un talento mmuy bonito en la forma de escribir cosas así, y el final fue hermoso!
    Que mal que es Oneshot y lo Ame c: y de verdad ya no se que decirte, solo que wow!! Nya!! fue hermoso *3*
    Bill es un Ángel, en tu fic y en la vida real *para mi es mi ángel* <3 y que mal que u.u se quería ir, pero ellos son el uno para el otro <3 y que bien que no se fue c:!

    TIERNO, NOSTALGICO Y REALMENTE HERMOSO y bueno *ME ENCANTOOO!!!!*

    Cuidate, Besos <3
    Zuii

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  6. *o* ...fue hermosooo...
    Me encanto totalmente, mas cuando Bill le dice que fue cupido *muere de amor*....
    *o* en serio...fue precioso....

    Cuidate! Besitos <3
    Criis.

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  7. HERMOSOOOOOOO!!! NO TENGO PALABRAS!!! *-* me encanto!!!!

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  8. Awww!! que hermosos!!! :3 *-*

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  9. enshsnsssbsvfdwy Pink q hermoso fic *0* fue tan oehebdtehhbshssns tierno y nuse *-* me encanto *o*

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