Póster - 70

Hola a todos, les escribo desde el pueblo XD resulta que a las 6 de la mañana funciona mejor el internet, así que aprovecho subir siquiera este fic para no atrasarme más. Los extraño y quiero muuucho.

Los días habían pasado, cada vez la distancia mataba poco a poco las reacciones del corazón. Tom bloqueaba sus pensamientos si de Bill se trataba, para cosas del amor él era así, algo reservado. 

En sus sueños veía los ojos hipnotizadores de Bill remarcados por ese delineador, el brillar de su piel desnuda y sudorosa junto la suya, su cuerpo de fuego combinado con el suyo casi fundido y hasta podía sentir su caliente respiración, escuchar sus gemidos, esos particulares sonidos de su garganta cuando estaba por llegar a la cúspide. Tom se lamentaba por recordar todo eso en sus sueños involuntarios, quería escapar de esa burbuja placentera que le rasgaba el alma contradictoriamente… 

Se despertó sudando, apenas era de madrugada, estaba en una habitación pequeñita en casa de su tía, había soñado con Bill otra vez, su mente quería hacerle creer que todo lo que vivió fue sólo una fantasía, pero en sus sueños se reflejaba que no, que eso había sido real, palpable. Se quejó de su palpitante erección, rozaba las sábanas de manera dolorosa, debía aliviarse él solo y al hacerlo, cerró los ojos recordando esos labios carnosos… todo lo sensual para él era concebido como Bill. 

Salió al baño y luego de asearse bajó sin zapatos por un vaso con agua, lo necesitaba. 

Encontró a su mamá en la cocina, tomando agua, ella se sorprendió al verlo. 

—Hijo, ¿te pasa algo? —ella tan atenta, Tom era su único hijo varón. 

—No, creo. 

—Oh, presiento que sí, hace mucho no sé de ti… 

—Sí. —Él le dio la espalda para servirse un vaso con agua. 

—Mi hijo ya es todo un hombre y no me creo que dejaste tu trabajo porque estuviste cansado, ha de haber otra cosa por la que viniste aquí como escapando de algo… o alguien. —Su madre había acertado y es que así son las madres muchas veces, Tom esquivó su mirada y ella asintió. 

—Sólo quiero superarlo, eso busco, espero conseguirlo… 

—Escapando… 

—Mamá, es complicado, muy complicado, es más, creo que es tan complicado que he dejado de pensar en eso para no seguir martirizándome. —Ella sólo pudo tocarle el hombro. 

—Lo mejor es hacerle frente como el hombre que eres, sé el hijo que tengo, ninguna muchacha merece la pena si te tiene así. Piénsalo. 

Ella salió de la cocina y Tom suspiró apenado, nadie valdría la pena… ¿pero acaso eso entendía su corazón? No hacía más que latir cada que pensaba en Bill y en todo lo vivido. 

*** 

—Oye Molly, antes de ir deberás pedirle disculpas a tu mamá, no fue justo la forma en que le reclamaste no ir. 

—Tom… —dijo pesadamente— Es que no entiendes, tuve problemas ¿ok? Mi vida no es fácil. 

—Lo sé, puedo imaginarlo, pero ella no merecía que la trataras así. —Molly se quejó y suspiró sentada en su cama, Tom estaba arrodillado a su altura. 

—Me desaprobé matemáticas no porque no haya estudiado sino por… por un chico que no es Bill, Bill es el principal en mi corazón pero hay otro real… y es que… 

Molly le contó en casi una hora todo su drama, como adolescente había tenido una relación pequeña con un compañero de clases, claro que eso no podía decirle a su mamá pero eso no indicaba que ella era una mala estudiante. 

—Bueno, entiendo lo que me dices y cuenta conmigo por si Mike intenta sobrepasarse. Ahora debes pedirle disculpas a tu mamá o no iremos a ese concierto. 

Así lo hizo Molly, fue hacia el cuarto de su mamá a arreglar ese asunto, Tom prefirió salir a dar un paseo, al día siguiente sería el tan ansiado evento y él no sabía si estaría preparado para verlo. 

Esa noche temió dormir, temió soñar con él y en especial temió tener esperanzas. Las cosas con Bill no funcionarían, era eso, estaba destinado a no funcionar porque ¿qué artista sería capaz de dejar todo por el amor hacia un fanático? Las palabras que Georg le había dicho ese día y las cuales le habían enfurecido tenían razón… Tom sabía eso. 

*** 

Tom no podía creer que su prima le haya pedido semejante favor. 

—¿Estás loca? No saldré a esta hora, ese concierto es en la noche y en la noche iremos, ahora anda a la escuela. 

—Por favor, es importante, ¿sabes cuánto debo esperar para otro concierto así? 

—No lo sé. 

—¡Tampoco yo! —se quejó—. Justamente Tom, por eso debes acompañarme, no podré llegar allá sola, di que sí… 

—Lo siento, tu mamá se molestará por ende conmigo, así que no. 

—Ten presente que iré contigo o sin ti, pienso faltar a la escuela, llegando a la puerta correré sin rumbo y buscaré la forma de llegar al estadio, lo juro. —Tom frunció el ceño, esa niña sería capaz de hacerlo y si se metía en problemas sería el primero en ponerse mal. 

—Me las pagarás, ahora espérame que me alisto. 

—No podré esperarte aquí, pero en la esquina lo haré, anda rápido, si no vienen dentro de poco me iré sola. 

Así fue, Tom se alistó para acompañarla a quién sabe dónde, de seguro al hotel en donde el cantante se hospedaba o a las filas de entrada del concierto. 

Salieron y tuvo que controlar a Molly. 

—Estás yendo conmigo, no con alguna de tus amiguitas así que será mejor que sepas comportarte, nada de niñerías. 

—Bleh, es Bill Kaulitz, lo vale. —Tom puso los ojos en blanco, debía admitir que estaba yendo con una adolescente. 

Lo siguiente que Tom vio fue un grupo de adolescentes desquiciadas a la puerta del local en donde Bill cantaría. La cantidad de pancartas, póster y demás cosas relacionadas con ese chico le hicieron doler el estómago de la incomodidad. Molly no podía estar quieta, tenía amigas, muchas amigas y simplemente quería jalar a Tom a todos lados, pero éste decidió hacerse respetar y quedarse en una esquina del parque, lejos de todas esas chiquillas. 

—Estaré aquí, no me iré, anda a hacer tus cosas. —Molly ni le agradeció, simplemente desapareció aún faltaban horas para que el concierto empezara. 

Se escuchó el rumor de que el cantante estaba por la zona para entrar al estadio, de seguro ensayaría. Tom vio correr a todas esas adolescentes por todos lados, él solo tomó sus audífonos para escuchar alguna música que no sea la de Bill. Sentado en la banca a su lado tenía un póster de Bill, no era suyo, era de Molly, se lo había encargado para no tenerlo en sus manos. 

*** 

—Joven, sé dónde está Tom —le dijo por teléfono Dave, lo había podido ver en medio de la multitud y es que Tom era alto. 

—¿Qué dices? No puede ser, aquí en Roma… 

—Sí, está en el público, pienso que asistirá hoy a su concierto. —Bill no pudo articular palabra, de solo imaginarlo en ese país le había emocionado. 

—Me ha seguido… —habló bajito en su egocéntrico corazón— Pues, no sé, tráelo, permite que pase… ahora estoy por terminar de ensayar y bueno, puedo firmar algo. 

—Coordinaré eso. 

Luego de eso, Bill no pudo estar tranquilo, en su mente estaba que Tom había sido capaz de seguirlo hasta Italia, era por él, aún le quería… Bill sonreía de par en par, casi le era imposible ocultar su emoción. 

—¿Todo bien? —preguntó Georg y Bill le dio la espalda. 

—Daré autógrafos saliendo de aquí. 

—Ya veo, firmaremos. Será divertido relacionarse con las fans. 

—Firmaré yo solo, ustedes irán al hotel —refiriéndose a Georg y Gustav. 

—¿Por qué haces eso? Somos un equipo, no puedes mandar aquí como te dé la gana, hablaré con David Jost. 

—No. Voy solo y punto, será mejor que no busques airarme o tomaré medidas Georg, hablo en serio, si no podemos convivir bien en la banda no veo por qué seguir cargando contigo. —Georg calló inmediatamente, sabía que el jefe era Bill de todos modos y ya había intentado por todos los medios posibles reconquistarlo, sin éxito. Bill esperaba terminar la gira para poder restablecer su equipo. 

Terminando el ensayo se metió a su camerino para que se alistara, ya habían anunciado una firma de autógrafos, solo pocos podrían acceder. 

—¿Es usted un fanático? —preguntó un hombre con lentes negros, Tom le miró extrañado. 

—Bueno, no. 

—Oh, es que como le veo con un póster… 

—Es de mi prima, bueno, ella debe estar por aquí. 

—Estamos seleccionando personas para que Bill Kaulitz firme autógrafos, solo algunas y pues usted es un joven, sabemos que el cantante tiene mucho público masculino también, está invitado. —El asistente personal de Bill esperaba ver una reacción mucho más entusiasmada que una pequeña sonrisa del sujeto de rastas mirando a todas partes. 

—Bueno, creo que cederé la invitación a mi primita, verá, ella es fanática de verdad. 

—No, la invitación es para usted. 

—Es que… —Tom le miró con angustia, no sabía cómo explicarle. 

—Qué más quiere, podrá llevarle el póster a su prima, ese sería un ideal regalo. —Tom ladeó la cabeza sospechando. 

—¿Bill sabe que estoy aquí? ¿Es omnipresente? 

—Vamos, Tom… —el aludido se angustió con la mención de su nombre y solo pudo pararse de la banca tomando el póster. 

—Ni lo sueñe, dígale que deje de buscarme, yo no estoy aquí por él, estoy por otra cosa. —Le dio la espalda caminando hacia la multitud de fanáticas, buscaría a su prima para comer alguna cosa, la tarde ya caía y el público se ponía cada vez más ansioso y eso que aún no se abrían las puertas para el concierto. 

Dave se preocupó mas no le diría a Bill lo que Tom le había dicho, mejor, así no le arruinaría la noche. 

Bill firmó y firmó de todo mirando el rostro de cada fanática escogida y luego que vio pasar toda la fila su rostro decayó al percatarse que ninguno fue Tom. Dave le dijo que no pudo localizarlo, pero de que estaba a las afueras del estadio era seguro. 

—¡Tom, no es justo! ¡Dicen que hicieron pasar allá al estadio a algunas fans! ¡Malditos organizadores, escogieron en secreto! —gritó Molly al borde de las lágrimas, Tom se la llevaba de la mano a comer alguna cosa por ahí. 

—No vas a llorar por eso, ¿no? Mira que mal tu cantante al escoger personas, debió usar otra estrategia, no sé, un sorteo hubiera sido lo ideal. 

—¡Lo peor es que escogió a fanáticas que estaban por los alrededores, a esas que pocos les importa! 

—Las fanáticas menos locas, tiene sentido, Molly, deja el mal carácter. 

—¡Joder, es que es injusto! —gritaba llorosa. Tom se puso a pensar que hubiera sido buena idea ir, le hubiera traído un póster firmado por Bill. 

*** 

—Pareces aburrido —le decía ella ya en la noche. Habían entrado al local y ellos estaban en una buena posición, Tom le había advertido que permaneciera cerca suyo pues al parecer habría mucha histeria y no quería sentirse culpable por si algo le pasaba a su prima, ella era pequeña y menuda, fácil y sería tragada por la multitud de fanáticas, así que Tom le había amenazado para que se quedara quieta junto a él. 

—Estoy cansado, debimos venir a esta hora… 

—Bill lo vale, vale el sacrificio por verle. —Tom puso los ojos en blanco. 

—Él de seguro debe estar recostado en un sillón limándose las uñas, calculando el dinero que sacará por este concierto y deseando regresar a su cómodo hotel cuanto antes. Conociendo lo calculador que es… 

—¿Calculador? Nada que ver, Bill es sensible, tierno y sexy, pocos hombres son así, por eso lo amo con todo mi ser. 

—Molly, la gente famosa no es solo lo que se ve, nadie sabe lo que está dentro de ellos… Y ese Bill a quien tanto quieres no es una inocente palomita. Calculador, maniático, frío, insensible, manipulador, hiriente aparte de histérico y caprichoso, engreído y avaro. —La cara de Molly era de decepción total, levantando uno de sus puños le pegó en el vientre muy fuerte, Tom se quejó. 

—No vuelvas a hablar así de Bill o juro que me escapo de aquí. 

—Joder Molly, no lo conoces, eso es todo. 

El concierto empezó y todo fue histeria total, cuando Tom miró a Bill salir corriendo hacia el escenario y comenzar a cantar Ready set go, sintió su corazón latir tanto, lo maldecía por no poder olvidarlo, se supone que ya había pasado un buen tiempo, tenía en mente un mal concepto de Bill, no debía dar marcha atrás por solo verlo. 

—¡Cárgame, cárgame! —le gritaba Molly saltando por seguir viendo a Bill. 

Tom la cargó en sus hombros, ella pudo ver así todo el concierto. Qué sacrificio el de Tom, pero bueno, él sabía que estaba ahí por Molly no por Bill. 

Había una pasarela por donde el cantante caminó y buscó con la vista pese a todos los flashes de luces, con la mano en la frente y una sonrisa para el público, saludó… casi frente a él una niña movía los brazos con tanta desesperación sentada sobre los hombros de un chico alto con gorra. Algo dio un brinco en el pecho de Bill y señalando a la niña volvió a cantar. 

Molly lloraba gritando histérica, Tom pensó que se le caería de los hombros. 

—¡Viste eso, Tom! ¡Me cantó, me señaló, a mí, a mí! —en realidad no fue a ella, Tom sabía por qué Bill lo había hecho, se había percatado de él. 

El concierto terminó y al salir Molly lloraba por la experiencia, Tom la alzó en sus brazos pues se moría de cansancio, eran casi las once de la noche y debían regresar a casa, ya le había mandado un mensaje a su tía para que no se preocupara. 

—Fue lindo, fue lindo —decía ella queriendo dormir en sus brazos. Tom prefirió no decirle nada. Caminó hacia la estación de tren para regresar. 

—Jove Tom —le llamó Dave desde un auto blindado. Molly dormía. 

—¿Otra vez usted? —preguntó deteniéndose al lado del auto. 

—Sí y puedo llevarlo con él ahora mismo. 

—No lo deseo, en serio, dígale que no, que me olvide que yo hace tiempo ya lo he hecho. Solo vine por ella, mi prima, nada más. —Dave frunció el ceño. 

—Le está esperando, desea hablar con usted. 

—¿Cuentas pendientes? No he usado su dinero, solo el que Saki me dio, dígale eso, si quiere puede retirarlo de mi cuenta, no quiero nada de él. 

—No es eso, es… usted ya sabe. 

—No sé, él me quitó toda ilusión, así que adiós. 

Y es que Tom tenía dignidad pese a todo. Siguió caminando con la frente en alto pero dentro de él con la esperanza de que el auto le siguiera o quién sabe, alguna cosa, pero no fue así. 

Dave regresó al hotel y entró en la suite de Bill quien se comía las uñas sentado en su cama, hacía eso cuando se sentía intimidado, nervioso y perdido, como cuando era niño y la falta de apoyo le causaba ansiedad. 

—¿Está abajo? —preguntó ansioso. 

—No, él se negó. Joven, debe recapacitar, Tom no desea nada con usted. 

—¿Qué dices? No puede ser… él estuvo ahí, él vino por mí… 

—Lo dudo, él vino por su familia aquí. Lo lamento, debe recapacitar. 

Bill le dio la espalda dándole una señal de que se retirara de la habitación cosa que hizo. 

Abrazado a su almohada solo pudo pensar lo miserable que era…

Bill se siente miserable... veremos qué más puede pasar. Recuerden que solo tiene 74 capítulos, estamos en la recta final. Lamento no poder contestar todos los comentarios, pero los leo y me animan *-*