jueves, 2 de mayo de 2013

Vacaciones - 17

Hola x_x voy de salida, pero actualizo este fic, espero les guste el capítulo, se llama "Cómplices" ¡Los quiero!
Por Tom:

—¿Crees en hechizos o maldiciones? —Lo tomé de los brazos, en el agua, mirándolo serio, él estaba un poco asustado, sus pupilas se enfocaban en las mías mirándome alternadamente, frunció el ceño pensativo.

—Yo… no creo en esas cosas ¿Por qué? —No quería decirle, si se lo decía él lo creería.

—Pues… —Miré a todas partes pensativo—. No lo sé, esto a veces me parece tan extraño que lo veo irreal.

—¿Qué dos gemelos se enamoren? —Me sonrió tiernamente.

—Sí, eso mismo.

—No sé cómo pasó —dijo dándose la vuelta—. Pero yo… yo lo siento así.

—Estoy… estoy algo confundido. —Le fui sincero, y por un momento le quise contar lo que sabía—. ¿Y si… y si es pasajero? —Volteó rápidamente mirándome sorprendido.

—¿Tú lo ves así?

—No —contesté inmediatamente—. Son solamente dudas.


—Por eso temo confiar en ti Tom, porque si algo pasa, yo quedaré mal… si te digo que “sí” a tus intenciones yo seré el que acabe con el culo abierto, y a ti no te importará. —Sonó molesto, dio media vuelta y caminó rumbo a la horrilla, fui tras él.

—Bill, no es así, yo te quiero.

—Pero dudas, demuestra que me quieres.

—¿Qué quieres que haga? —El salió del agua y no puede evitar mirarle el trasero, él volteó molesto.

—¿Te das cuenta? No dejas de mirarme ahí ni un segundo, que tanto Tom, sólo quieres sexo.

—No es eso lo que quiero. —Alcé mis brazos resignado, él estaba molesto, vistiéndose—. Vamos Bill, qué quieres que haga.

—No lo sé… no sé qué pensar de ti en estos momentos.

—Sólo no dudes de que te quiero en serio.

—Ahora dices eso, antes dijiste que tal si no es real, no te entiendo Tom. —Cogió su ropa y empezó a vestirse, no podía decirle, sólo le haría dudar más—. Vamos, vístete, qué esperas. —Me miró molesto y tomé mi ropa comenzando a vestirme.

Los dos nos alistamos y luego silenciosamente tomamos nuestros caballos provisionales y salimos de ahí, regresamos al sendero de piedras. Me sentí mal, pero no sabía qué decirle, no quería contarle.

Llegamos al camino conocido en donde divisamos el establo de caballos de Ximena, ella no estaba por ningún lado.

—Bill —llamé algo nervioso, me dio la cara estando serio—. No quiero hablar con Ximena. – Abrió los ojos expectantes, pestañando como él solo sabía hacerlo, sexy—. ¿Te parece si dejamos los caballos aquí y nos vamos? —Él quiso sonreír, pero se contuvo poniéndose serio.

—Me parece buena idea, tampoco quiero ver a esa tipa.

Ambos bajamos de los caballos dejándolos ahí cerca del establo y disimuladamente salimos y rodeando la casa llegamos hasta la puerta principal en donde se encontraba la camioneta del abuelo.

—¿Debemos avisar al abuelo que queremos irnos? —preguntó, pero el abuelo salió y se sorprendió al vernos parados en la puerta de la casa.

—¿Qué hacen aquí? Los han estado buscando.

—Todo está bien abuelo —dije, Ximena salió al darse cuenta de nuestra presencia y me miró molesta.

—Confié en ustedes, me dejaste, Tom —dijo ella quejosa.

—Perdón. —Tuve que ser caballeroso, temía que ella dijese lo que le comenté de Bill—. Todo por ir detrás de tu hermano. —El abuelo me miró sorprendido y Bill miró retadoramente a Ximena.

—¿Sabes? —dijo Bill a ella—. Tú no entiendes, es mi hermano, él no me dejaría, tu caballo loco se desquició y me llevó por ahí sin rumbo, es lógico que mi hermano vaya por mí. —Ella puso los ojos en blanco, haciendo un gesto como indicando que no le importaba lo que Bill le decía.

—Son un par de enfermos, eso es lo que son. —La cara de mi hermano fue de indignación, junto con la de mi abuelo que no sabía qué decir, me preocupé debido a que Bill era de reaccionar cuando algo le irritaba y se irritó. Acercándose molesto la tomó del brazo doblándoselo para atrás, ella gritó asustada.

—¡Qué te crees tú para llamarnos así! —Me asusté y salté sobre mi hermano para liberar a esta chica molestosa de su agarre antes de que esto llegara a más. Ella gritó indignada y mi abuelo jaló a Bill del otro brazo, felizmente el padre de ella no estaba, o eso creí porque no salía nadie más de la casa. Pegué a Bill a mi cuerpo y prácticamente lo cargué rumbo a la camioneta del abuelo pues él quería irse contra Ximena que gritaba miles de insultos hacia él.

—¡Afeminado, gay! —gritaba ella y el abuelo sólo pudo ponerse de escudo entre nosotros y ella, caminó nervioso hacia la camioneta y se subió ahí, Ximena gritaba como si Bill le hubiese dado una paliza, todo era horrible, subí con mi desquiciado hermano a la camioneta y ésta arrancó muy rápidamente.

—¡Bill tranquilízate! —grité sentándolo a mi lado, él aún pataleaba de la rabia

—¡Tom, la odio! ¡Qué se ha creído para llamarme así!

—¡Es una zorra! Ya cálmate, Bill, mírame. —Tomé su rostro—. Ya pasó… —El abuelo carraspeó y ambos lo miramos, tenía los nudillos blancos de tanto presionar el timón de la camioneta, estaba furioso.

—Debemos hablar jovencitos, cuando lleguemos, no quiero gritos ni mariconadas en mi camioneta ¿Queda claro? —Creo que sus palabras fueron las más feas que habíamos escuchado de él, Bill y yo nos miramos asustados. Así que separándonos él se pegó hacia la ventana y yo me pegué hacia la otra, separados, nerviosos.

El tiempo pasó y Bill tocó la punta de mi zapatilla con la suya, lo miré de reojo y él me guiñó el ojo, agaché la cabeza, estábamos siendo cómplices de algo, tal vez debíamos llevar todo más discreto. Aquel espectáculo que habíamos montado allá nos estaba trayendo consecuencias muy malas.

Llegamos a casa y el abuelo nos hizo sentar en la sala, estaba muy molesto no quiso hablar hasta que mi abuela se encontrara presente.

—Zelma —dijo él—. Ha pasado algo grave. —La abuela nos miró sorprendida y se sentó al lado del abuelo—. Hijos, seré claro ¿Ustedes tienen algo? —Juro que me atoré con mi saliva, Bill abrió la boca sorprendido, me miró mientras yo trataba de dejar de toser, me removí sobre el asiento.

—¡Abuelo! —gritó Bill—. ¡Qué pregunta es esa!

—¡Qué dices! Cof, cof… —La abuela agachó la cabeza negando algo que le parecía evidente.

—Ustedes tienen algo, pero les aclararé las cosas —dijo el abuelo poniéndose de pié yendo por algo, lo encontró y regresó.

—Abuelo —Intentó hablar Bill.

—Silencio —habló él molesto—. Hablaré yo, miren. —Nos extendió una foto de dos gemelos, yo sabía por dónde iba la conversación.

—Lo sé —intervine—. Sé de esos tipos que se liaron aquí, horrible realmente. —Bill me miró y me codeó, pero no lo miré, tenía la vista fija en el abuelo, respiré hondo, debía estar calmado para mentir—. Lo supe y quise hacer una broma, con esa chica, le quise hacer creer que tenía algo con Bill, y también a todos ustedes ¿No Bill? —Ahora si lo miré y le sonreí, él estaba anonadado, con el ceño fruncido.

—Q-Qué —dijo en un susurro.

—Ustedes no saben —Intervino la abuela—. Es mejor que lo sepan ahora.

Fue cuando ella tomó la fotografía y suspiro, empezó a contar una historia…

—Hace más de cien años, ellos, parte de nuestra familia Kaulitz, desafiaron a la naturaleza, siendo hermanos gemelos, criados en los mejores valores y creencias religiosas, teniendo los mejores padres que pudieran tener, no les importó más que su intención carnal de unirse como pareja. —Hizo una pausa y nos miró seriamente, el abuelo se sentó a su lado, ellos dos, frente a nosotros dos, miré a Bill y él estaba pálido, sorprendido—. Se les advirtió varias veces, se les dijo que lo que hacían era inmoral, pero no les importó, ellos continuaron y…

—Abuela —intervine—. Eso no tiene que ver con nosotros, ya lo aclaré, no tenemos una relación, eso sería ilógico, somos hermanos.

—Déjame acabar. —Miré a Bill de reojo otra vez, tenía los ojos aguados, esto le iba a incomodar más que a mí—. Ellos, los gemelos, decidieron hacer una casa ellos dos, salieron de la casa de sus padres cuando apenas tenían diecisiete años; un sacerdote fue a hablar con ellos, pero no hicieron caso, tercos, su madre fue a hablar con ellos, pero nada. Un día ocurrieron actos extraños en el pueblo, vergonzosos, muchas personas pusieron a ellos como ejemplos, algunos ponían excusas, muchas violaciones, actos repugnantes. Entonces el pueblo se hartó y fue a la casa de estos dos y la quemaron con ellos dentro… —Escuché el llanto de mi hermano al lado mío, empecé a desesperarme—. Ellos habían traído una maldición aquí, y tuvo que pararse de esa manera.

—Eso es injusto… —habló mi hermano ya casi llorando—. ¡Es horrible! —Se levantó de su lugar y salió corriendo de ahí, llorando… yo sabía por qué.

—¡Bill! —Me levanté para ir tras él pero el abuelo me tomó del brazo.

—Voy yo, tú quédate aquí que la abuela no ha terminado. —Lo miré molesto.

—Es mi hermano, me necesita.

—Sí, es tu hermano, pero no te necesita, él tiene que crecer, tiene que hacerse un hombre tú sólo lo conviertes en un débil muchacho como las nenas, no Tom, tú le haces daño. —El abuelo se me había caído… todo lo que creía de él ya no significaba nada en ese momento, cómo me iba a decir que le hacía daño a mi hermano—. Quererle como le quieres es hacerle daño.

—¡Tú no sabes de eso! —le grité en la cara, la abuela fue a mi lado intentando calmarme, pero yo estaba muy molesto.

—¿Qué no sé? Cómo le miras, cómo le hablas, cómo lo proteges, no está bien. —Me soltó y salió de la casa rumbo a buscar a mi hermano.

Él era mi hermano, mi deber era ir tras él, no el abuelo, no, así no era como debería ser.

—Tranquilo, Tom —dijo la abuela, le di la cara, apretando los puños y los dientes, tenía rabia, eso era lo que tenía.

—Él no entiende, abuela… —Los ojos se me aguaron—. Lo amo. —Ella me abrazó…



Por Bill:

¡Horrible! Este lugar era una mierda, cómo van a hacer eso a dos seres que se aman, quemarlos por amarse, no podía creerlo.

Corrí hacia la pradera… en cierta forma esperando a Tom, él iría tras mí. Pero no lo hizo. Vi la silueta del abuelo acercarse, y le di la espalda, no era lo que esperaba.

—Bill —dijo acercándose a mí, yo estaba molesto por lo ocurrido, me parecía ridículo e indignante lo que me habían contado—. ¿Qué pasó?

—Abuelo —Lo miré—. Eso fue horrible, lo que contó la abuela.

—Fue un hecho, eso pasó.

—Pero es injusto.

—Tal vez, pero pasó, y eso pasó porque ellos no hicieron caso, fueron tercos y no quisieron escuchar ningún argumento.

—Ellos no escucharon porque… porque nadie los entendería, ¿para qué escuchar a alguien que no entiende? —El abuelo se quedó pensativo.

—Porque se lo dicen personas que los quieren.

—Si los hubieran querido los hubieran dejado vivir su vida, no matarlos. —Otra vez esa sensación abrumadora se apoderó de mí, empecé a llorar.

—Los querían, por eso les previnieron de cómo esta sociedad toma ese tipo de actos.

—¡La sociedad es una mierda! No se vive por la sociedad, se vive para uno mismo.

—La sociedad es la mayoría… la sociedad somos todos y tiene reglas.

—¡No! Nadie me tiene que decir que es lo que tengo que hacer. —Le di la espalda llorando – Usted no entiende abuelo, nadie lo entiende.

—No es correcto… —Hubo un silencio prolongado.

—Lo sé… —susurré, temblando por todo lo que estaba pasando y más por saber que algo que uno siente está prohibido, y no es correcto, me sentí solo.

Regresé a casa en compañía del abuelo, Tom estaba con la abuela en su nueva habitación, lo vi trasladar sus cosas de la nuestra a la de él, en el sótano… al verme me preguntó cómo estaba, pero miraba a la abuela a cada momento y yo no dejaba de ver al abuelo, sus miradas se clavaban en nosotros todo el tiempo, así que sólo le dije que estaba bien.

Ellos nos dijeron que estaríamos vigilados, nosotros nos molestamos, les dijimos que lo que pasaba entre nosotros era mentira, pero ellos no nos creyeron, Tom amenazó con regresar a casa, a los abuelos los puso tristes, pero ellos dijeron que nuestros padres tendrían que saber por qué regresábamos.

Así nos tuvieron con miles de réplicas más ante todo lo que decíamos y terminamos por resignarnos.

En la noche no pude dormir, me sentía solo…

*

Pasaron tres días largos, los abuelos nos habían designados tareas diferentes, trabajábamos como nunca antes en ese lugar, Tom con la abuela, sacando cuentas de muchas cosas en una máquina antigua por las tardes, en las mañanas le ayudaba a cocinar y en los quehaceres de la casa, pobre de mi hermano.

Yo por otro lado, iba a todas partes con el abuelo, él era un hombre interesante, pero que nos tenga vigilados todo el tiempo me molestaba mucho. En las mañanas iba con él a ver todos los animales, a ayudarle con el ordeño de vacas, era desagradable hacerlo; en las tardes iba con él al almacén a organizar todas las cosas que tenía ahí para la próxima venta. Creo que con el abuelo no era tan engreído que con Tom, cada vez que ponía mala cara a algo el abuelo lo ridiculizaba de tal manera que tenía que hacerlo, como atrapar pollos o procesar la leche de las vacas.

Nos encontrábamos almorzando, últimamente Tom y yo nos habíamos distanciado, llegamos a un acuerdo para no levantar sospecha alguna, haríamos como si a uno no le importara el otro, nos ignoraríamos, si es posible pelearíamos frente a los abuelos. Habíamos llegado a una conclusión, si estar juntos es un problema, sería un secreto. Poco a poco los abuelos ya no nos miraban tanto como antes.

Seríamos cómplices.

Pero debía admitir que extrañaba demasiado a Tom. Aunque ya estaba acostumbrado desde antes a no tenerlo cerca de mí, en este lugar ansiaba tenerlo siempre cerca. Pero no podíamos, por ahora, debíamos ser cautelosos y discretos.

Debíamos fingir.

—Chicos —llamó el abuelo, ambos lo miramos—. Muchas gracias por todo su apoyo, Tom, esta comida está deliciosa, cocinas muy bien – Mi hermano era un cocinero ahora, lo miré tiernamente, pero él bajó la cabeza, tenía razón, no delante de los abuelos.

—Es un asco —dije—. Me gusta más cuando la abuela cocina. —Mentí, sabía deliciosa.

—Lo siento por ti, Bill —dijo Tom en un tono molesto—. No lo hice para ti, lo hice para los abuelos, si no te gusta es lo que menos me importa.

—Ya basta —intervino la abuela y ambos callamos—. Debo decirles algo, es penoso. —La miramos expectantes—. Ha fallecido un amigo nuestro, nos ha llegado una invitación para asistir al velorio, será esta tarde hasta la noche.

—Lo sentimos mucho —dije.

—Sí, y debemos ir, debemos de acompañar a esta familia en su dolor. —La abuela nos miró esperando una respuesta, pero estaba claro, yo detestaba los velorios y estaba seguro que Tom también.

—No los conocemos —dijo Tom—. No tenemos, digo, no tengo por qué ir.

—Tampoco tengo que ir —dije.

Los abuelos se miraron serios, pensativos, talvez uno de ellos se quedaría para vigilarnos, era lo más seguro y nos resignamos, miramos nuestros platos de comida y seguimos comiendo, sin mirarnos, sin hablarnos.

—Tal vez… —habló el abuelo pensativo—. Tal vez pueden quedarse solos. —Nos miró fijamente para ver alguna reacción, mi corazón latía muy rápido, pero no dije nada, mantuve la vista en el plato de comida.

—Me da igual —dijo Tom—. Yo estaré viendo al Bambi esta tarde.

—Creo que pueden quedarse solos —afirmó la abuela—. Sí, no pasará nada, regresaremos en algunas horas y ya saben la rutina, deberán estar acostados en sus camas cuando es de noche.

—Sí —dije—. Hoy tengo quehaceres en la computadora, aprovecharé la tarde o la noche. —Sin Internet y sin libros que leer, no tenía nada que hacer el la laptop, pero los abuelos qué iban a saber de eso.

—Bueno, entonces no hay problema de que se queden solos, disfruten su tarde, regresaremos muy de noche.

Y así fue como los abuelos se alistaron para salir, Tom salió al establo por Bambi y yo decidí tomar una ducha. Me alistaría para pasar un tiempo con Tom, y estaba muy, muy ansioso por hablar con él sin fingir, sin tener que mentir.

*

—Hola – Me dijo cuando salí de la ducha, tenía a Bambi en los brazos y me miraba de una manera… sexy, sensual, muy provocativa, mis mejillas se calentaron.

—Aún no estoy listo, quiero alistarme.

—¿El moreno desea salir conmigo? —Lo miré con una pequeña sonrisa.

—¿Una cita?

—Sí, una cita.

Me alisté lo más rápido que pude, estaba nervioso, me vestí, peiné y maquillé como si fuese una ocasión especial, lo era, tres días sin Tom, sin sentir sus besos, sin sentir su calor, me estaba matando. Pero en parte quería probarlo, si salía por esa puerta y sólo me quisiese follar, entonces estaba claro que no me quería, pero si saliese por esa puerta y me tenía algo preparado, entonces vería su interés Real por mí.

Salí y no lo encontré, el ambiente tenía una música agradable… y lo vi en la cocina, Tom tenía puesto un mandil y preparaba la cena, en la mesa había velas y también una botella de vino. Me acerqué lentamente y lo abracé por la cintura.

—Pasaste tu prueba cariño —susurré al oído—. Ahora puedes hacerme lo que quieras. —Todo mi cuerpo tembló, no teníamos mucho tiempo…

¡Tiempo libre! Lo que los gemelos querían n_n veremos qué más pasa.
Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas. Besos :*

6 comentarios:

  1. Jamas imagine que los gemelos de la historia y ellos estuvieran emparentados, tiempo libre que emoción, mas les vale aprovecharlo. y que sea cierto y no una trampa de sus abuelos.

    espero el próximo, saludos c:

    ResponderEliminar
  2. A mi se me hace que la maldición al pueblo realmente fue por matar a los gemelos, que en realidad porque éstos se amaran.

    *-* tiempo libre... Eso me agrada.

    Cuídate. Besos.
    Criis.

    ResponderEliminar
  3. Vaya capítulo... Ya saben la verdad. Y después de yo también saberla, me doy cuenta de que odio a todo ese pueblo y a los abuelos ¬¬

    Me da la sensación de que los abuelos llegaran antes de lo acordado solo por saber si realmente dicen la verdad o no, entonces los pillaran en alguna situación comprometida...

    Espero pronto el siguiente, la duda me carcome.

    CAARLAA13

    ResponderEliminar
  4. Hola!
    Me gustó mucho el final... Tiempo libre. e_e
    Ok ya, pero eso de que quemen a personas sólo por mostrar su amor es feo, deberían de haberlos apoyado... o bueno, yo haría eso porque a final y de cuentas es amor.
    Gracias por el capítulo :D

    ResponderEliminar
  5. Hallo c:!
    Actualizo! Pnky Actualizo! *wwwwwwwwwwww*!!!
    Ok dejemos mi emocion de lado y pongamos serios -_-
    De verdad que se pasan e.e no puedo creer que quemen a personas por nada ¬¬ bueno por amor *w*
    Los abuelos me caen mal xD
    no los pueden dejar a ellos tranquilos ¬¬ no tienen que estar ahi viendo todo lo que hacen -_-''

    Me gusto el final también xD y hahaha me dio risa en esta parte:
    "—El salió del agua y no puede evitar mirarle el trasero, él volteó molesto.

    —¿Te das cuenta? No dejas de mirarme ahí ni un segundo, que tanto Tom, sólo quieres sexo."

    Hohohoho :33 xD Picaron haha ok no c:
    *Tiempo a solas* /u\ Que haran, que haran :DD quiero saber T_T
    Actualiza pronto c:
    Cuidate, Besos <3
    Zuii

    ResponderEliminar
  6. Hermoso!! Sigueee no demores
    amo esta fic

    ResponderEliminar