Póster - 67

Hola a todos n_n ¿Recuerdan que puse la imagen de dos pandas fusionándose? e_e bien, este era el capítulo donde debí ponerlo lol, aquí lo pongo otra vez n_n ¡Los quiero!

—No llores —le decía Bill al otro niño, que era él mismo también.

—No lo veré más… te quedaste con todo lo que yo amaba.

—Bueno sí —rió triunfante—. Pero tú eres yo… somos uno, ¿lo recuerdas?

—Pero no lo veré, mas tú sí y te hará el amor a ti a mí ya no… no existiré...

—La vida no es como uno la planifica de niño, no se tiene lo que se quiere y es más… yo tampoco lo veré. Tom no es para ninguno de los dos. —Los ojos rojos del pequeño Bill lograron conmoverlo, parecía realmente angustiado—. Deja esa cara, aishh, contigo no se puede hablar directamente, eres exasperante, ven aquí. —Le extendió una mano que el otro no quiso tomar pero Bill, el cantante le jaló y le abrazó.

—Yo lo quiero… lo quiero —lloraba en sus brazos.

—Lo sé, ¿olvidas que yo soy tú? Al final tú venciste… no sé qué hacer con esto que siento.

—Sentimos.

—Sí. Sentimos.

No serían más dos… ese abrazo logró unir a ambas partes. Y luego Bill despertó algo asustado.

—¡Tom! —llamó en un grito a la mañana siguiente, el de rastas aún estaba en la cama y le dio la cara detrás suyo.

—Bill, ¿estás bien?, estás agitado…

—Tuve una pesadilla… ¿desperté? ¿Qué pasó?

—No lo sé, pero ayer no te fuiste de mis brazos, creo que… ¡el póster ya no sirve! —le dijo con una sonrisa—. No más póster aunque… —su sonrisa decayó—. No veré al otro Bill… no es justo, o bueno sí lo es, pero… yo... le quiero a él también.

Bill no salía de su asombro y salió de la cama aún desnudo para tomar el póster que yacía en el suelo al pie de ésta. Estaba vacío, no había más un remolino tornasolado, ni gris, ni tampoco alguna imagen de Bill, estaba sin nada, sólo decía su nombre.

—¡No puede ser! ¡Tom, no más póster, algo pasó que hizo que esto cambiara! —gritó con una sonrisa y luego volvió a la cama gateando hacia Tom a quien llenó de besos, muchos besos con sus labios curvados en una sonrisa, pero Tom estaba algo serio—. ¿Pasa algo?

—No veré más al otro…

—Aishh... el otro —le remedó—. El otro soy yo, todo yo.

—Tú no eres el otro aunque tienes parte de él.

—Tomi… —habló en un tono que le hizo sobresaltar y luego se sentó en sus piernas por encima de los cobertores dándole piquitos como el otro Bill.

Tom se quedó conforme riendo de a pocos.

—De acuerdo, eres él también… No puedo creer que estés libre de ese póster así podrás viajar y cumplir con la gira —le abrazó como felicitándole y Bill rió emocionado, era verdad.

Nuevos aires se respiraban en el búngalo. Bill puso su música a alto volumen mientras alistaban maletas.

—Tom.

—Dime.

—Pues… gracias —le dijo con una sonrisa.

—¿De qué?

—No sé —rió para sus adentros, no quería decirle “gracias por amarme y gracias a eso el hechizo del póster quedó resuelto” —. Por… por aceptar venir hasta aquí.

—No tenía opción —rió Tom—, me obligaste, ¿lo olvidaste? Pero no me arrepiento.

—Menos yo. Quiero que nos sigamos viendo aunque esté con Georg. —La sonrisa en los labios de Tom decayó.

—¿Seguirás con él?

—Bueno… —se mordió el labio.

—¿Qué?

—No hablemos de eso ahora… no arruinemos esto. —Tom se angustió por un momento, quería tomar a Bill de los brazos y sacudirlo para que reaccionara… ayer le había entregado todo.

—Sólo quiero decirte que para mí no eres algo pasajero…

—Tom —le interrumpió— Tom… tengamos las cosas claras, nos gustamos, es verdad, nos deseamos, no podemos ocultarlo pero… —Tom bajó la cabeza ante la mención de la palabra ‘pero’ y Bill se sintió morir con eso—. Pero… no me importa en estos momentos —dijo acercándose a Tom para abrazarlo dándole un beso que Tom no pudo rechazar.

Con los ojos cerrados y el corazón latiéndole a mil Tom quiso tener esperanza.

La puerta sonó y fueron por sus maletas, el bote de regreso a Malé, la capital, les esperaría.

—Tan temprano… es extraño —dijo Bill tomando su maleta—. Espero y nos den desayuno allá en el hotel.

—Me imagino pues es temprano, felizmente tenemos las maletas ya listas.

Bill fue primero y abrió la puerta percatándose del chico de cabello liso y lentes negros, traía consigo un oso de peluche enorme, ridículamente enorme, a Bill se le cayó la maleta a un lado.

—¿Qué haces aquí? —le reclamó y Tom detrás se sorprendió aún más que Bill.

—Bill, vine a buscarte para llevarte a casa, dije que vendría, te dije que tenía mi boleto en las manos, te estuve llamando…

—Tenía el celular apagado, pero Georg, no tenías… ¡quítame ese oso de enfrente!

—¡Qué hace ése ahí! —reclamó Georg al percatarse de Tom.

—Es Tom, pero no quiero darte explicaciones…

—Bill, debemos hablar.

—No deseo hablar, no deseo nada de ti en estos momentos.

—Por favor Bill —rogó Georg—. Hablemos ahora, aclaremos este asunto para regresar mejor.

—Él no quiere hablar —dijo Tom algo enfurecido.

—¡Cállate! —fue lo que Georg le respondió. Bill dio la vuelta suspirando algo abochornado como muy pocas veces había estado, inflaba sus cachetes y botaba aire buscando relajarse y miró a Tom.

—Escúchame Tom, debo hablar con él un momento, luego iremos al aeropuerto… —Tom lo miraba angustiado, quería decir que le contara lo que había pasado entre ellos.

—Dile de…

—Shh… Tom, necesito privacidad, anda déjame solo, ve a… a la piscina o sal del búngalo.

—Bill —se quejó queriendo decirle muchas cosas pero Bill tomó sus hombros y lo empujó adentro del búngalo para que saliera por la terraza hacia la parte de atrás.

—Vendrás cuando te llame, no escuches conversaciones ajenas.

—¡Bill! —se quejó pero Bill le dejó ahí, afuera junto a la piscina para adentrarse él a la sala.

Tom se quedó con los puños apretados y queriendo decirle tantas cosas… estaba inseguro y con justa razón, el chico a quien amaba iba a tener una conversación con su novio, porque Georg seguía siendo su novio pese a todo.

Bill estaba airado, no quería descargar sus frustraciones con Tom en esos momentos, Tom no tenía la culpa, no, era Georg el que le causaba todo ese malestar…

—Bill, ¿qué mierda estás haciendo? —reclamó Georg al verlo entrar a la sala acercándose de manera agresiva—. ¡Espera! —gritó agujo cuando Bill empuñó una mano y le dio en vientre mandándolo al suelo. Georg comenzó a toser desesperado—. No tenías por qué pegarme…

—¡Sí tenía, tengo y tendré! Aprovechaste mi ausencia para hacer de las tuyas y vienes aquí con un oso pretendiendo que te perdone.

—Déjame explicarte, hablemos civilizadamente. —Georg gateó hacia el sofá de la sala y se sentó calmando su dolor, Bill fue con él y se sentó al otro extremo del sofá—. ¿Sabes todo lo que piensan de ti ahora? —Ese era sin querer, el punto débil de Bill—. Piensan que eres gay, que te escapaste con un don nadie a algún lugar lejano cosa que es verdad, David Jost ya no sabe qué hacer para que dejen de manchar tu nombre.

—Lo arreglaré, cuando esté allá todo será como antes…

—No mi Diva, eso será difícil. Suiza, Inglaterra y Austria han cancelado definitivamente la gira, tres países hermanos nos han dado la espalda, solo queda Alemania y Francia para reivindicar tu nombre, no será una tarea fácil, las fans están molestas. La única manera es que nos vean heterosexual, debes tener una novia, quien sea, Sara tiene amigas muy hermosas.

—¡No me la menciones!

—Ya, cálmate, es la única salida…

—Eso lo hablaremos cuando esté allá, tengo mis planes, la gente amará el nuevo álbum, yo lo sé —dijo con esperanza—. Lo que me molesta es ya no poder confiar en ti, me traicionaste.

—No podría cambiarte por una modelo, eres todo lo que amo.

—No parece, es más, no lo siento, no veo ni siento tu amor, todo es interés…

—Tenemos mucho en común, compartimos los mismos sueños, ¿lo olvidaste? Sabíamos que nuestra relación no sería fácil, no lo es, pero sabríamos manejarla, ¿qué pasa contigo ahora? ¿Es por ese fanático que trajiste? Te lo perdono, si algo pasó con él allá tú, ni me cuentes, esas cosas pasan pero las verdaderas relaciones fuertes como la nuestra saben sobrevivir ante todo, ¿recuerdas nuestra meta? —Georg se arrodilló en la alfombra avanzando así hacia Bill—. ¿Recuerdas todo lo que un día nos juramos? Seríamos estrellas… los dos juntos, conquistaríamos el mundo entero, haríamos que nuestra música no tenga límites, seríamos los mejores, ¿recuerdas que lo juramos? —Tomó sus manos y se las besó varias veces—. Regresa conmigo, mi Diva.

—Es que… —él no sabía cómo explicarle todo lo que sentía.

—¿Recuerdas lo que pasó cuando te enamoraste de uno de los de seguridad? Ese Frederick o como se llame… Recuerdas que él quería estar contigo por tu fama sí, pero al final te dejó por una pueblerina de esas, una mujer simple… cada quien con los suyos, ¿no crees? ¿Crees que ese fanático tuyo va a poder lidiar con tu mundo? Será lo mismo que el guardaespaldas mediocre, no sueña más que en trabajar para mantener a su esposa e hijos, ¿eso quieres? ¿Una vida así?

Bill no quería una vida así, pero no podía tapar el sol con un dedo.

—Mi Diva, deberás escoger ahora entre seguir tus sueños junto a mí o mandarlos todo por la borda arruinando tu carrera, dejando la gira, los conciertos, la música y la fama.

Y lo peor de todo era que Tom escuchaba la conversación desde el pasillo. No pudo evitar que lágrimas de desesperación bajasen por sus mejillas al ver que Bill asentía apenado ante las palabras de Georg y que éste le daba un beso en sus labios.

Y llegó el hombre que todos menos esperaban e_e veremos qué más pasa, ¿qué creen que hará Bill? humm
comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas, gracias por leer *-*