Hasta el final de los tiempos - 11

Hola a todos *-* actualizo tarde porque me fui de fiesta, ¡Feliz cumpleaños Karem! este capítulo caótico XD va para ti *-* gracias por ser mi amiga. ¡Disfurten! Y espero no tardar más u_u

Cada quien despertó en horas distintas. Primero Jörg el cual, en la madrugada, salió de la cama para ir a su escritorio que estaba casi a la entrada del sótano y así registrar sus pesadillas. Era meticuloso en ese aspecto y prefería anotar todo lo que veía por si había algún detalle importante.

Se sentía bien pese a lo monstruosas que eran sus pesadillas, se sentía bien porque todo estaba saliendo conforme a sus planes, algo que le atemorizaba mucho antes. Pero era el único del grupo que se sentía bien, fuerte y con la mente despejada.

Tom había despertado dándose cuenta que su amigo a su lado tenía los ojos abiertos, recostado sobre su espalda mirando hacia el techo sin ninguna expresión en su rostro; parecía como muerto y eso lo asustó un poco así que lo sacudió con cierto temor. Georg pestañeó y eso le indicó que estaba consciente. Se extrañó de su amigo, pero tenía temor de perturbarlo más de lo que lucía y evitó tener que sacudirlo o llenarlo de preguntas, por más que le hablaba, Georg no decía nada.

Miró a su otro costado, Bill aún dormía y se veía radiante. Lo primero que vio fueron sus labios que parecían más rojos de lo normal, eso logró encantarle, pero no podía hacer nada, era de día y había meditado en lo que había pasado. Bill abrió sus ojos y se encontró con la mirada fija de Tom a lo que le frunció el ceño ocasionando un sonrojo en el de rastas quien dejó de verlo.

Pamela se sentó en la cama y se puso a conversar con la señora Simone que despertaba con su cabello castaño hecho un revoltijo y la menor rió ante eso.



—Uy, señora Simone, ahora sufriremos el no poder estar muy guapas aquí.

Simone salió de la cama dándole una sonrisa a la jovencita y quiso buscar a Jörg que no lo veía

Pamela fue al baño y demoró mucho ahí adentro, Tom tocaba la puerta insistentemente hasta que Bill se le acercó.

—Déjala, no tienes que tocarle tanto. —Lo miró serio y Tom se sintió distante a él.

—Somos seis personas, Bill, ella debe tener consideración.

—Es mujer, es diferente a nosotros.

—¿A mí me vas a dar lecciones de mujeres? —Tom se había ofendido y Bill comenzaba a cansarse de su tono de voz.

—Hey, no discutan —dijo Pamela desde adentro—. Ya voy a salir. —Ella quería ponerse bonita, asearse muy bien, era la única en el grupo con ese ánimo.

Salió con su vestido floreado, sus zapatillas y algo de maquillaje que había podido traer en su mochila. Tenía un peinado, dos trenzas de sus castaños cabellos y sus lentes. Bill sonrió pues de todas formas le gustaba su novia, pero Tom se incomodó por verla así, como si saldría a una fiesta un fin de semana.

Tom pasó de ellos y se adentró en el baño. Ahora detestaba en sobremanera tener que compartir eso con Pamela.

Bill no vio con buenos ojos a Georg, aún recostado en la cama no se movía, no respondía a las preguntas, no reaccionaba. Pamela lo miró con preocupación comenzando a analizar la situación.

—Shock, está en shock y puede reaccionar mal… son como una bomba de tiempo.

—No sé, Pamela, creo que debe descansar…

—Necesita medicación, no está bien.

Tom salió del baño escuchando la conversación en la habitación de las camas, se acercó a la suya sentándose en el borde y puso una mano sobre el hombro de Georg con mucho cuidado. —Amigo, te entiendo —dijo serio—. Pero estamos a salvo y estamos contigo, te necesitamos.

—Creo que haces bien —le dijo Pamela con una sonrisa, pero Tom no le dio la cara—. Las personas con afecciones mentales de este tipo necesitan el apoyo de sus amigos más cercanos.

—¡Quieres callarte, zorra! —gritó Tom como nunca creyó que alguna vez le gritaría y eso se escuchó hasta la entrada donde sus padres estaban.

Pamela se puso detrás de Bill quien fue rápido en reaccionar yendo contra Tom y tomándolo del cuello para mirarlo a los ojos y forcejear con él en la cama, cerca de Georg quien salió casi asustado y se pegó a la pared mirando a los dos gemelos pelearse.

—¡Señora Simone, señora Simone! —gritó Pamela sin saber qué hacer.

Pronto, Jörg separaba a Bill de Tom, jalándolo de su polera, lo sacó de su encima y lo pegó contra la pared entre gritos. —¡Qué les pasa!

Tom estaba agitado en la cama y se levantó de ella. Se sentía harto, estaba tan molesto con Pamela que esa misma molestia sentía por Bill quien no dejaba de mirarlo airado.

—¡Quiero decirles algo a todos! —gritó Jörg—. Si empezamos así, nunca saldremos.

—Pido salir —habló Georg después de horas sin hacerlo y Simone fue con él, lo tocó del hombro viendo cómo sus facciones se transformaban en una de pánico.

—No, no… no jovencito, tranquilo —quiso calmarlo.

—¡Quiero salir! —gritó como loco y todos los presentes temieron un poco pues eso era un comportamiento aún más extraño que la pelea entre gemelos—. ¡Déjenme salir! —corrió hacia la puerta comenzando a golpearla.

—Se los dije… —murmuró Pamela.

—¡Cállate! —le gritó Tom con los ojos muy abiertos y con el dedo índice apuntándole.

—¡Hey! —gritó Bill siendo aún sujetado por su papá.

Georg golpeaba la puerta y Jörg debía prevenir que la abriera o que hiciera ruido… justamente el ruido podría costarles la vida, así que soltó a Bill y fue corriendo hacia la puerta para sujetar al muchacho desequilibrado y jalarlo hacia el grupo entre forcejeos.

Tom se levantó de la cama y fue donde Georg a intentar calmarlo. Tomó su rostro entre sus manos y lo miró fijamente a los ojos mientras Jörg lo seguía sujetando de la espalda.

—Cálmate, Georg, no nos hagas esto.

—Dile que si sigue así va a morir afuera —advirtió Jörg usando más la fuerza.

Pamela se acercó a Simone con cierto temor y tocó su brazo. La señora la miró asustada. —¿Tiene un sedante?

—¿Qué dices? No lo sé.

—¿Alguna cosa que adormezca? Una pastilla para dormir servirá. —Simone recordó el botiquín que tenían y fue hacia la despensa de comida, Pamela le decía para moler la pastilla y dársela a Georg sin que se diera cuenta y Simone vio buena la idea pues su cuerpo temblaba por los gritos de ese jovencito a los que se añadió Tom y Bill.

—Si ella no hubiera dicho nada, él seguiría descanso en la cama —reclamó Tom a Bill. Estaban juntos tratando de controlar a Georg quien efectivamente estaba sufriendo un ataque de pánico, gritando, sudando, temblando y hasta se había orinado en sus pantalones. Los gemelos estaban asustados pues Georg no parecía entrar en sí, en cambio Jörg estaba pensando seriamente sacarlo del grupo, aunque eso implicaría que muriera…

—Pamela solo quiere ayudar, deja de sacar conclusiones precipitadas, Tom —casi gritó Bill. Estaban frente a frente discutiendo delante de Georg quien era sujetado por Jörg.

Simone se acercó con un vaso de agua y aprovechó que el muchacho se estaba debilitando y su rostro estaba casi rojo por el esfuerzo, así que con ayuda de Jörg le dieron el agua. —Cariño, necesitas descansar —alentó Simone a Georg—. Sé que esto es difícil para ti, pero necesitamos paz aquí.

—Lo perdí todo… —dijo en un susurro luego de tomarse en agua. Su mirada era asustada y sus labios temblaban ahora húmedos por el líquido—. Afuera todo es muerte… ¡no quiero morir!

—No morirás, no pienses eso.

Todo el cuerpo le temblaba así que Simone aprovechó para conducirlo a la cama otra vez susurrándole que debe descansar. Pamela casi corrió a la cama para acomodar las mantas revoloteadas y esperar que Simone lo ayudara a recostar.

Cerca de la puerta aún los gemelos discutían entre ellos y Jörg también.

Tom no sabía cómo explicar todo lo que sentía, entre celos, entre enojo, entre angustia, todo era una mezcla desagradable y no quería ver a Pamela pues la veía como entusiasmada en medio del desastre y veía que Bill la apañaba en todo, ¿dónde estaba su gemelo? Luego de haberle permitido tocarle los labios ahora estaba distante y defensivo con su molestosa novia.

Por su lado Bill se sentía como hostigado, cansado de ver a su hermano tener que reaccionar así con la persona que para él era importante. Si bien era cierto que la noche anterior había disfrutado las caricias así como en el día haber sido protegido por su hermano en la ciudad, ahora deseaba sentar cabeza y hacer lo que sentía correcto.

El padre de ambos podía entender a Tom pues conocía de su extraña atracción por su gemelo pues lo había visto en sueños y tenía dos cuadros en la montaña sobre ellos que retrató David, un vidente de la desgracia mundial a quien no había podido contactar luego de que todas las señales de comunicación colapsaran. Pero entendía a Tom y tomó del cuello a Bill para mirarlo fijamente a los ojos.

—Escúchame tú —habló serio—. Mantén a Pamela controlada, evita estas cosas.

—Pero qué dices papá, fue Tom quien reacciona mal.

—Solo hazme caso. —Y lo soltó.

Bill se apartó de ellos dos en busca de su novia. Eso lo había enfurecido y no quería acercarse a Tom ni mucho menos dirigirle la palabra. Jörg se acercó a Tom y lo miró también severamente. —Tú no te acerques a ellos, ¿queda claro? No quiero problemas.

Recién era el primer día en el sótano y ya la histeria, el miedo y las enemistades se habían formado, era algo que Jörg debía controlar o no sobrevivirían, así que comenzó a armar un plan mental.

Georg se estaba calmando y poco a poco se estaba adormeciendo en la cama. Tom estaba a su lado y pidió que las mujeres dejaran de estar ahí pues quería quitarle los pantalones mojados y ayudarlo a descansar.

Georg había sido su amigo de casi toda su niñez, siempre habían compartido momentos agradables y era casi su confidente, le había confesado casi todo a excepción de su atracción por su hermano. Ahora más que nunca lo necesitaba, el simple hecho de pensar que vería a Bill con Pamela todos los días a toda hora lo enfermaba, necesitaba de su amigo para dejar de pensar en eso. —Te pondrás bien y seremos los mismos de antes, por favor no me abandones, amigo —pedía en susurros mientras lo arropaba.

—Esa chica me cae mal —dijo Georg en un momento de lucidez y Tom rió un poco.

—Te necesito Georg, sin ti esto será peor que la mierda, no vuelvas a alocarte así.

Georg pestañeó seguido, era consciente que no estaba bien y prefirió aislarse mentalmente de la realidad buscando el sueño pues tenía miedo seguir pensando lo mismo de siempre: que todos morirían, que estaban encerrados bajo tierra y que morirían de una forma horrenda.

Pamela era abrazada por Bill quien le decía que algo así no se repetiría y que sea más prudente. —Te juro que no quería causar todo eso, te lo juro, yo solo quiero apoyar, solo que debía advertir que Georg no estaba bien.

—Lo sé, solo mejor no meterse con ellos, ni con Georg ni con mi hermano, ¿entiendes? Solo somos tú y yo, y mis padres, pero principalmente yo. —Había visto conveniente limitar todo para evitar conflictos, había pensado en alejarse de Tom para tener sus sentimientos a salvo.

Luego del alocado incidente, Simone repartía unas latas de atún con galleta, Pamela le ayudaba con las bebidas, un té con algo de azúcar, pero evitaba todo contacto con Tom.

La mañana se hizo extraña y las parejas se refugiaron entre ellas. Jörg con Simone en el escritorio conversaban de sus planes, del mantenimiento de la casa y de cómo prever incidentes como los de hacía horas. Bill y Pamela estaban sentados lejos de todos, cerca de las camas en donde reposaba Georg profundamente dormido. Nadie los veía estando cerca del baño, así que Bill aprovechó la situación para besarla y hablar bajito.

—Si no fuera por ti, estaría devastada. Eres mi fortaleza. —Esas palabras lograban calmar a Bill quien la besaba cada vez más.

Tom estaba solo, sentado en el suelo queriendo pensar en otra cosa que no sea Bill, pero pese a la distancia, lograba escuchar los murmullos y los sonidos pegajosos de los besos. No sabía cuánto más iba a soportar.

La tarde llegó y el estrés aumentó un poco cuando no sabían qué hacer y habían murmullos de quejas, entonces Jörg decidió instalar un pequeño proyector de video para ver películas de comedia, él era el único que había pensado en actividades y cosas para no enloquecer ahí adentro, así que luego de instalarlo, Simone repartía cojines y almohadas para que se acomodaran. Georg estaba adormilado en la cama y aún estaba con los efectos del somnífero, así que fue el único que no se movió de su lugar.

Pamela estaba sentada junto a Bill y se pasaban unas galletas. A su lado se sentó Simone con Jörg a reír un poco con la película y muy tímido, Tom se sentó al lado de Bill pero sin mirarlo.

Bill se sintió un poco incómodo por tenerlo cerca y se hizo a un lado, pegándose más a Pamela. Tom bajó la cabeza y era el único quien no reía con la película.

Sentados en el suelo alfombrado, las parejas parecían pasarlo bien, reirse un poco, abrazarse y decirse cosas en susurros era lo ideal en ese momento, la segunda noche en el sótano, pero para Tom no era nada divertido, estaba esa sensación de incomodidad que lo ponía triste y le hacía sentirse lejos de su hermano en todos los sentidos.

Pamela se excusó para ir al baño y Bill aprovechó para codear a Tom y ver qué le pasaba, en todo el día no se habían dirigido la palabra y eso incomodaba a Bill un poco.

—Déjame —pidió Tom evitando verlo.

—Vamos, ya deja esa cara, pasaremos tanto tiempo todos juntos —dijo buscando su mirada cosa que Tom se negaba hasta que luego de tanta insistencia lo vio a los ojos directamente y Bill tragó saliva un poco nervioso pues Tom lo miraba molesto.

—Evítame, mientras estés con ella evítame —dijo con los dientes apretados, Bill pudo percatarse lo molesto que estaba y dejó de verlo.

—El hecho de que sea mi novia no nos separa como hermanos, Tom, deja ya de verlo así.

—¿Te ha puesto a pensar que no te veo como un hermano? —Bill pestañeó un poco sabiendo a qué se refería, pero él no quería tocar ese tema pues le provocaba una serie de sentimientos que no le gustaba.

—Tom, somos hermanos. —Tom se sintió desesperado y se levantó de ahí para adentrarse al cuarto de dormir.

Bill se quedó angustiado y cuando Pamela regresó a su lado él no quiso hablar ni tampoco prestar atención a la película que veían. Se sentía un poco mal por estar peleado con Tom por cosas tontas.

—Un momento —le dijo a Pamela y se levantó para ir supuestamente al baño.

Pasó por el lugar de las camas y ahí lo vio, recostado al lado de Georg quien dormía y ambos cruzaron miradas. Bill le hizo un gesto indicándole que quería hablar con él, Tom lo dudó un poco puesto que seguía molesto, pero luego pensó en si estaría desaprovechando una oportunidad de amistarse o quien sabe, de todas formas la sensación de sentirlo lejos no le gustaba ni un poco aunque él de boca para fuera dijera que no lo quería cerca.

Se levantó pesadamente y siguió a Bill cerca del baño, al fondo, donde nadie pudiera escuchar nada, además aún pasaban la película cómica y se escuchaba en todo el recinto.

—Qué quieres —dijo arisco y sin verlo a los ojos.

—Seamos adultos Tom —pidió Bill aún con sus diecisiete años—. Necesitamos madurar y esto nos está distanciando, debemos enfrentar todo esto juntos, ¿qué pasó con el Tom de hace días? El que me tomaba de la mano para correr a rescatar a nuestro padre, te quiero de vuelta.

—Yo no tengo problema, Bill, es tu jodida novia la que no quiero cerca. —Bill bajó la cabeza entendiendo.

—Debemos llevarnos bien y… —Una de mano de Tom fue hacia la suya tomándolo desprevenido—. Tom —se quejó, sabía que ese toque no era fraternal, podía sentirlo—. Tom, no empecemos ahora… —No había nadie cerca y Tom de todas formas quería su contacto, quería el permiso de Bill para ir más allá como ayer por la noche, pero Bill no quería caer en ese juego, tenía temor no solo de ser descubierto sino de lo que pudiera sentir, ¿y si le gustaba? Se sentiría perdido si fuera así, por eso lo evitaba.

—Solo quiero comprobar algo —dijo cerca de sus labios y Bill los apretó para luego recibir su beso entre temblores y suspiros. Empujó a su hermano y lo miró serio, tocó sus mejillas mientras Tom lo miraba con frustración y hasta desilusión.

—No me quieras Tom, esto no es correcto, entiende —dijo comprensivo no queriendo recriminarlo.

Bill se separó y pasó sus dedos por sus labios húmedos del reciente beso frustrado, pero cuando quiso dirigirse de retorno a la especie de sala donde se proyectaba la película, sus pies se detuvieron al ver a Pamela parada frente a él, asombrada… ella había visto ese raro beso.

e_e ella lo vio y ahora, ¿cómo reaccionará? Se vienen tiempos malos.
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