domingo, 14 de abril de 2013

Vacaciones - 15

Hola a todos~ lamento mucho demorar en actualizar este fic, pero aquí les traigo este capítulo que se llama "Sospechas" y verás por qué :D ¡Los quiero! Gracias por seguir ahí y animarme a seguir.
Por Tom:
—Tomi… —Bill gemía mi nombre y eso era como música para mí, una muy placentera, su cuerpo se estremecía de puro placer. Había conseguido quitarle los pantaloncillos de pijama y con él sus boxers también. Pude sentir bajo mío su excitante erección y cada parte de su suave piel. Su pecho subir y bajar agitado y un fino sudor brillar en su frente. Sus ojos lucían grandes, abiertos, brillantes; amaba los ojos grandes, él los tenía. Se mordía en labio mientras yo ávidamente acariciaba su vientre viéndolo desde arriba, estaba con las manos en el cabecero de la cama, entregándose a mí, abriendo las piernas y atrapándome entre ellas… sabía que no había marcha atrás, él sería mío esta noche, eso significaba tanto para mí, y por ver su intensa mirada enfocarse en la mía supuse que para él también—. Sé cuidadoso, esto me dolerá —dijo contrayendo la cara de dolor cuando empecé a prepararlo con mis dedos, quería ir de frente, pero sabía que primero debía hacer esto o le haría daño, de imaginar que podía sangrar si fuese rudo me asustaba, pues traumatizarlo con algo así, más de lo que ya estaba, no me lo perdonaría nunca, y él tampoco a mí.

—Seré lo que tú quieras, estás apretado, oh Bill… —Se removía jadeante, arqueándose sobre su espalda buscando más profundidad de mis dedos.

—Ohh… eso duele… ahh…

—Lo siento. —Había empezado a moverlos tanto, penetrándolo con ellos que no reparé en la intensidad de mis caricias. Saqué mis dedos y decidí bajar un poco más, debía humedecerlo y sólo se me ocurrió una forma. Pondría mi saliva directamente ahí.

—Ohh… Tom, no, para, para, ¿qué haces? —Bajó sus manos del cabecero y tomó mis rastas, se sentó en la cama asustado.

—Tranquilo, sólo quiero… debo humedecer esa parte —susurré—. Así será más fácil… que… entre. —Se tapó el rostro con ambas manos avergonzado, reí despacito y puse una mano en su hombro—. Bill, no es para tanto.

—Me da cosas… sólo ponla ahí.

—¿Estás seguro? —Tomé sus manos y las separé pudiendo ver su rostro brillante de sudor y esos ojitos tan hermosos, todo mío.

—Sí… —dijo tímidamente—. Sólo métemela o me arrepentiré. —Oh, no quería que se arrepienta. Así que empujando su cuerpo con el mío volví a recostarlo, tomando sus piernas, flexionándolas, él me tomó de los hombros sin dejar de mirarme. Lo alcé un poco hasta ponerlo sobre mis muslos, se apoyó en sus codos y empezó a temblar—. Oh, Tom. —Lo besé de manera desesperada mientras lo rozaba con mi miembro presionando en su entrada, quería entrar en él, así que tomándolo de la cadera empujé para penetrarlo. Todo él dio para atrás, sentí la resistencia de su cuerpo y lo escuché gemir agudamente, de dolor prácticamente. Me cogió de los brazos apretando su agarré, abrió los ojos y la boca de manera desesperada, así que paré—. Duele, espera. —Besé su frente tratando de calmarlo.

—Mi idea funcionará, lo juro.

—Me da vergüenza, Tom.

—Vamos que somos gemelos, somos iguales, sé como es tu cuerpo, no hay de qué avergonzarse. —Aun temblando tomó mi rostro mirándome fijamente.

—No menciones eso mientras lo hagamos, no quiero pensar en que somos eso… gemelos… —Lo dijo muy serio que tragué saliva algo intimidado.

—Oh… —Para él eso era lo que lo complicaba—. No lo haré, eres Bill, mi Bill. —Vi que me sonrió y se llevó una mano hacia su boca, chupó dos de sus dedos y los dirigió hacia su trasero sin dejar de mirarme—. Bill… —Hacía muecas de placer y alzaba sus piernas, las sostuve con ambas manos.

—¡Ahh! —gimió moviendo sus manos, bajé la vista y vi que se metía sus dedos tan profundamente. Giró su cabeza mordiendo la almohada, de sólo ver eso quería correrme sobre él, quería ser yo quien le produjera ese placer, así que tomé su mano deteniendo sus propias embestidas.

—Ya estás listo —susurré en su oído, asintió sacando sus dedos.

—Te quiero en mí.

—Oh, sí. —La cama hizo un sonido mientras otra vez tomaba sus piernas para acomodarme entre ellas, alzando su trasero logré presionar su entrada, sintiéndome hundir, apretándome con su estrechez y calor. Esto no lo olvidaría nunca, estaba seguro que esta noche sería la más especial en la vida…

—Ahh… - Me gimió y oí pasos en el pasillo.

—¿Bill? —La voz de la abuela me hizo golpear la cama de frustración y tomar mi erección sacando parte de ella de dentro de Bill. Él me miró sorprendido, se sentó en la cama y aclaró su garganta para responder.

—¿Qué? Abuela, quiero dormir. —Ella tocó la puerta, pues ésta la habíamos trancado. Me levanté de sobre Bill pasándome a su cama rápidamente, mordiéndome el labio, lamentándome.

—Lo siento, oí gritos. —No lo podía creer, pero si la abuela era casi sorda.

—Lo siento —dijo Bill—. Es que... —Me miró en la oscuridad, no sabía qué decir—. Es que Tom me contaba cuentos de terror, me asusté un poco, jejeje…

—Oh, no puedo oírte ¿qué dices? —Golpeé mi cara de la frustración.

—¡Que nos contábamos cuentos de terror! —Gritó molesto.

—Oh, era eso, bueno iré a dormir, saben, el cervatillo duerme en el establo pero… es que hay zorros por aquí, es una presa fácil creo que debieron traerlo para aquí, dentro de la casa. —Bill puso los ojos en blanco, la abuela quería que saliéramos por el bambi, en estas condiciones, no sabía si podía caminar con semejante cosa erecta que tenía entre las piernas y Bill también.

—Bueno… —dijo Bill—. ¿Tan grave será? Es que… no puedo salir.

—Tom tal vez pueda ¿No Tom? Oh mañana encontrarán sólo su esqueleto, con sangre. —Enfatizó eso último y Bill me miró preocupado—. Vamos, ustedes son jóvenes, salgan por él. —La abuela se había empecinado en hacernos salir… y ¡Rayos! Bill se levantó de mi cama empezando a vestirse.

—Ya voy —dijo pesadamente.

—Está bien, les dejo una linterna aquí sobre el mueble. —Escuchamos sus pasos alejarse, él y yo nos miramos serios, el momento íntimo había sido arruinado.

—Tomi —dijo mientras se ponía un pantalón—. No sé tú pero yo noté algo con la abuela… algo está pasando.

—Oh… —Pero mi vista estaba enfocada en su precioso trasero mientras se subía el pantalón, la luz de la luna entraba por la gran ventana y hacía que Bill luciera simplemente erótico a mis ojos—. Prométeme que seguiremos esto que comenzamos. —Me miró.

—Pues te decía que creo que la abuela sospecha algo.

—En este momento no me importa. —Me levanté acercándome a él, semidesnudo—. Quiero continuar con lo que estábamos haciendo hace algunos momentos.

—No Tom, debemos ir por Bambi, te decía que presiento que la abuela lo hizo a propósito y tú me sales con que quieres sexo. —Me miró indignado.

—No lo veo de esa manera, no es solo sexo, no hables así.

—Entonces te esperarás, no me siento seguro, es eso, creo que aquí sospechan y… —Bajó la cabeza—. Soy muy ruidoso, no puedo evitarlo —dijo en un susurro, que sea así me ponía mucho.

—Me encanta que lo seas. —Acaricié su rostro y me sonrió tímidamente, se mordió el labio inferior—. Te esperaré… —¡Quería hacerlo mío ya mismo! Pero me tragué mis ganas, no lo obligaría.

Salimos y tomando la linterna, buscamos en el establo a Bambi, para colmo lo habíamos amarrado cerca de los caballos, él era muy pequeño para estar ahí solo. Lo desaté y lo alcé en brazos y caminamos rumbo a la casa.

—Bill… —Me miró—. Aquí nadie nos ve. —Le sonreí insinuante.

—¿Qué quieres decir?

—Estamos… en el huerto… bajo la luz de la luna, aquí… y…

—¿Quieres hacerlo aquí? —Me miró sorprendido, pero unos pasos nos alertaron, enfocamos hacia la luz que se acercaba, la silueta del abuelo apareció entre los árboles del huerto.

—Qué tal —nos dijo sonriente—. Se demoraban tanto que decidí buscarlos, por si se perdían otra vez.

—Descuide, abuelo —dije—. No nos perderemos más.

Debía empezar a escuchar más a Bill, pues no sólo la abuela sospechaba algo, últimamente me sentía asechado, vigilado con respecto a mi hermano, estaba seguro que aquí pasaba algo.

Regresamos a la casa y pusimos a Bambi en una cesta que el abuelo nos dio y lo llevamos a nuestra habitación.

—Chicos —nos dijo—. Es muy tarde y mañana salimos de aquí a las cinco de la mañana, deberían dormir, ¿no les parece? —Lo miramos algo confundidos, es que estábamos en nuestra habitación, qué más se hace un una habitación que no sea dormir.

—Claro que dormiremos —dijo Bill aún con expresión de asombro—. ¿Qué más haríamos? —Lo miré sorprendido, intenté hacer que me viera, pero después sentí la mirada del abuelo sobre mí.

—Ustedes sabrán, ¿no? ¿Qué más hacen en la habitación a parte de dormir? —Tragamos saliva juntos, las luces estaban prendidas, vi un ligero rubor en las mejillas de mi hermano.

—No-nosotros. Bueno… —Empezó a tartamudear, a veces yo tartamudeaba cuando me sentía nervioso, pero ahora él lo hacía, así que decidí intervenir, Bill lo estaba tomando por otro lado y el abuelo se daría cuenta.

—Pues ver estupideces en nuestra laptop —dije—. Eso hacemos, también leer, o contarnos cuentos. —El abuelo asentía con cada cosa que le decía, la conversación se había tornado bastante bizarra.

—Oh, ya veo, entonces no tienen por qué trancar la puerta ¿No? Si están viendo estupideces en ese aparato. —Nos miró como regañándonos—. Que tengan buenas noches, quiero la puerta abierta y que duerman, mañana hablamos.

—Sí… —Contestamos bajito, como rendidos, como descubiertos, como humillados, como si algo sumamente raro acabara de ocurrir, claro que había ocurrido, ellos sospechaban… ellos podían saberlo.

Ambos nos metimos en nuestras camas, después de apagar la luz, ninguno dijo nada, teníamos miedo de que estén escuchando.

A la mañana siguiente, el abuelo entró a nuestra habitación un cuarto para las cinco, no habíamos trancado la puerta, y él entró como sorpresivamente, haciendo que saltara de la cama del susto, nos dio los buenos días y nos prendió la luz, Bill y yo nos miramos molestos, el abuelo se había excedido en nuestra opinión, había invadido nuestro espacio, nuestra privacidad, nuestra intimidad.

Nos levantamos pesadamente, algo sudados por el calor. Hubiese querido que fuese por haber concretado algo más con Bill, pero no, no fue esta noche. Quise besarlo, pero me giró el rostro, así que decidí salir. Tomé a Bambi y lo saqué de nuestra habitación llevándolo al establo otra vez, después de haberle alimentado.



Por Bill:

Algo raro pasaba y todo eso comenzaba a molestarme, nuestro secreto se desmoronaba y lo que más temía era tener que afrontar algo así con los abuelos. Tom me quiso besar, pero por la luz prendida y por el temor a que alguien entrase a la habitación, me alejé de él, Tom no reaccionó bien, se había molestado. Yo deseaba que me tocara, sí, en verdad quería estar con él más íntimamente, pero debía de pensarlo antes, no sólo porque los abuelos sospechaban, sino también porque lo consideraba incorrecto. Si pruebas lo prohibido puede que no lo dejes… y eso es aún peor.

Ya en el auto del abuelo, trataba y trataba de no mirar a Tom y menos rozarlo, así que miré hacia la ventana viendo el paisaje del campo.

El abuelo interrumpió el silencio. —Chicos, he estado pensando, ustedes tienen dieciséis años ¿No es verdad? —Asentimos—. Pues la abuela y yo hemos hablado de darles una mejor comodidad en la casa.

—¿A qué se refiere? – Preguntó Tom.

—Pues, mientras ustedes están aquí ella está ambientando otra habitación que tenemos, era un depósito en realidad, creo que ustedes estarían mucho mejor en habitaciones separadas, así lo hemos decidido.

—Pero… —replicó Tom—. Abuelo, es que compartimos la laptop, Bill trajo la suya… y en las noches vemos películas, nos contamos cuentos.

—A ti no te gusta, nunca te vi interesado en ese aparato, eso es de Bill. —Ambos nos miramos, otra vez acorralados—. ¿Acaso no les gusta la idea de ser independientes? Cuando llegaron chillaban por estar en la misma habitación, lo sé, es que pensábamos erróneamente que aún eran pequeños, pero no, ustedes son jóvenes, y como jóvenes que son, es mejor que estén separados.

—Pero… —Intervine.

—¿Pero qué? —Me miró el abuelo por el espejo retrovisor de carro y simplemente callé, volví a mirar el paisaje, estaba preocupado. Ninguno replicó nada más.

—Te gustará la otra habitación, Tom. —Oh… sería él quien se mudaría, chasqueé los dientes molesto, ni siquiera nos preguntó nuestra opinión.

Llegamos a un lugar diferente, el abuelo nos dijo que le ayudemos en meter todas las cosas a una casa, Tom miró aquella casa pensativo.

—¿Qué pasa? —pregunté.

—Es la casa de la chica de la otra vez, Ximena, ¿la recuerdas? —Fruncí en ceño, claro que la recordaba, esa atrevida pueblerina que estuvo con Tom y él me dejó mirando el torneo horrible en donde un toro murió en mi delante.

—Claro que la recuerdo ¿Quieres verla?

—No, claro que no, ella habla mucho —rió Tom, no le veía lo gracioso—. ¿Qué pasa?

—Nada, no pasa nada. —Le di la espalda y me dirigí donde el abuelo para ayudarle a bajar las cosas que habíamos traído.

—Sabes, Bill —dijo el abuelo—. Aún no te he presentado a una linda chica de este lugar. —Creía poder presentir a quién se refería—. Es la hija del Teniente Gobernador de Oberhaverbeck, su única hija, una niña muy educada y da la casualidad que es de la edad de ustedes. —Me sonrió complacido—. Su padre compra mis productos, por eso hoy venimos directamente aquí.

—Entiendo —dije serio mientras, por primera vez, bajaba una jaula de pollos, Tom vino a mi ayuda pero me negué, no quería que me ayudara.

—Hablaré con el padre de ella, mientras ustedes la conocen un poco más, después les avisaré cuando regresar, ¿está bien? —No estaba bien, ¿y la libertad?

—Pero abuelo, ya no somos niños —habló Tom, coincidimos en eso—. Queremos… no sé, ir a caminar por el pueblo como la otra vez.

—Oh sí, qué graciosos —dijo él burlonamente—. Después se van a tomar por ahí y regresan en ese estado y para colmo Bill ebrio con ganas de follar. —Me atoré con mi saliva, ¿qué dijo el abuelo? Cómo podía hablar así, yo no dije eso, mis mejillas ardieron y miré a Tom expectante.

—Era orinar abuelo, pues había tomado mucho.

—Sí, cómo no… —Nos dio la espalda mientras acomodaba las cajas de huevos—. ¿Se van a quedar ahí parados o me ayudarán a meter esto? al menos alguien que toque el timbre.

Lo cierto es que la actitud de mi abuelo me incomodaba mucho, no sólo a mí, noté lo mismo en Tom. La chica rubia con ese bronceado horrible abrió la puerta y sonrió emocionada de ver a Tom cargando pollos.

—¡Regresaste! —Saltó ella— Buenos días señor Hans.

—Buenos días linda, estos son mis nietos, de Hamburgo, son muy educados y saben tratar a niñas lindas como tú. —Estaba claro que el abuelo quería empatar a esta chica con alguno de los dos, conmigo no sería, eso estaba claro, pero con Tom, él ya estaba sonriéndole de una manera que para mí no era amistosa. Tom cuando no, agradecería a la abuela por interrumpir nuestra noche ayer, pues con esa actitud no demostraba que me quería… él sólo quería follarme, sólo eso. Mi corazón dolió, pero me tragaría mis lágrimas.

Ella nos hizo pasar, y terminamos por meter todas las cosas a su casa, el señor teniente, padre de la chica, salió y tuvimos que ser formales, detestaba la hipocresía, quería salir de ahí, con Tom. Francamente perdernos en el bosque había sido mucho mejor…

—Que chicos más extraños. —Sonrió el Teniente—. Se parecen tanto.

—Son hermanos —dijo el abuelo—. Hijos de mi hija Simone.

—Oh, que interesante, hermanos. —El abuelo obvió decir que éramos gemelos, Tom y yo nos miramos con un ligero presentimiento.

Intenté decirlo. —Somos ge…

—Chicos —Interrumpió el abuelo—. Gracias por ayudar con las cosas, sabe señor Alfredo, a ellos les encantaría conocer algo más de Oberhaverbeck, estaba pensando en la dulce Ximena, si ella puede mostrarles el lugar, la plaza y los establos. —Era una idea aburrida, ya había conocido el pueblo la última vez, no había nada interesante—. Mi nieto Tom sabe montar caballo, le acabo de enseñar aquí.

—Es buena idea —dijo el Teniente—. Ximena. —Ella estaba emocionada—. Muéstrales a estos chicos el establo, préstales unos caballos. —Estaba en problemas, es que sólo Tom había montado uno, yo sólo lo hice cuando estaba desmayado, la abuela me ayudó, ella me sostenía, yo sólo me apoyaba en ella.

—Bill —llamó el abuelo—. Si quieres puedes quedarte con nosotros. —Oh, nada de eso, ni loco—. Es que él no sabe montar caballo. —El abuelo le dijo al teniente.

—No, yo aprenderé. —Miré a Tom y él asintió.

—Quiero que Bill aprenda —dijo Tom sonriendo, eso me reconfortó.

Así los tres salimos dejando al abuelo con el señor Teniente. La chica esta se pegaba demasiado a mi hermano, parecía muy emocionada, pero Tom sabía que ella no me caía así que disimuladamente él se me acercó, me miró y sonrió, agaché la cabeza en una risita cómplice.

—Tom, ¿cuál es tu color favorito en caballos? —Chica estúpida con preguntas tontas como ella. Habíamos llegado a su enorme establo, había muchos caballos ahí.

—Oh, digamos que el marrón. —Miré a Tom molesto, cómo le contesta esa pregunta.

—Entonces tendrás a Tormenta, ella, la yegua ¿Te gusta montar yeguas? —Preguntó insinuante, esa chica era una atrevida.

—Quisiera montarme un caballo. —Me miró y le abrí los ojos—. Uno azabache con ojos de avellana. —Me ruboricé hasta las orejas, atrevido Tom, delante de ella no.

—¿Qué dices? —Interrumpió—. ¿Qué pasó contigo? ¿Cómo era tu nombre? —me preguntó mientras me daba aire a la cara. Que pocas neuronas para retener mi nombre, suspiré molesto.

—Bill, mi nombre es Bill y no me pasa nada.

—Está bien, como eres el que no sabe montar aquí, tendrás ese caballo, ese blanquito de ahí, se llama Nube jajaja. —Rió de manera horrible, miré al tal Nube, parecía una cría de caballo, era pequeño, no sería nada rápido de seguro, comprendí por qué me lo había dado ¡Ni si quiera me había preguntado por mi color favorito en caballos! ¡Desgraciada!—. Y yo montaré a Rayo, es ese negro que está ahí, es mío, es el mejor, regalo de papi. —Como si nos importara.

—Oh, que interesante —dijo Tom, mi hígado reventaría en cualquier momento.

Los tres sacamos a nuestros caballos, el mío era lindo si, presentía que nos llevaríamos bien, aunque no les quitaría los ojos de encima a Tom y esa chica. Ella nos enseñó a alistar un caballo, había tantas cosas que se tenía que poner sobre el cabalo, cada una tenía un orden, complicado para mí.

—Bien, terminamos —dijo ella—. Pero hace falta algo más, ustedes no tienen pantalones adecuados, hace falta. —Se dio la vuelta buscando algo dentro de una caja—. ¡Pantalones de vaqueros! —Extendió uno en nuestro delante, era un jean pero con flequillos a los lados, nada fashion, era horrible.

—No, no —dije—. No me pondré eso.

—Claro que sí, Willy.

—Bill.

—Ajá, tienes que ponértelos, son mucho mejor que eso que tienes puesto, eso es como… apretado, como los míos. —Giró un poco para mostrarme su trasero, en realidad quería mostrárselo a Tom, descarada. —Tom ponte uno también, tus pantalones parecen tan anchos, no son para montar.

—Está bien —dijo él y lo fulminé con la mirada.

—Tengo botas también. Deberán ponerse estas de aquí.

—No usaré nada que sea de otra persona. —Eso no era higiénico.

—Pues tendrás dificultades —dijo ella sin mirarme—. Tom te pondrás unas, ¿no?

—Claro —dijo él y ella sonrió; no me quedó otra que tomar los vaqueros y las botas y dirigirme hacia unos probadores que habían ahí.

Ya cambiados, una de las botas era algo ajustada, y rozaba la herida vendada que tenía, aquella herida que me hice cuando me caí del cerro discutiendo con Tom y vi la sangre horrible. Había mucho que se confabulaba en mi contra, detestaría este día. Tom se me acercó.

—Mi Bill —susurró al oído—. Ya deja esa cara, montemos estos caballos que después me monto algo mejor, qué dices… tú yo ¿Quieres ser mi caballo? —Lo empujé un poco, lo cierto es que me agradaba lo que me decía, pero tenía dignidad, él me demostraba que sólo quería eso, follarme, montarme, eso no era amor para mí.

La chica nos llamó, y subimos a los caballos, nos dijo que primero aprenderíamos a dominarlos bien, cómo pararlos, cómo hacerlos correr, Nube era amable, pero era medio tonto y despistado, así que ella se adelantó con Tom por un sendero.

—Iremos al pueblo por este camino —habló ella adelante junto a Tom. Hinqué un poco a Nube para que se adelantase cerca de Tom, pero no medí mi fuerza, creo que se asustó y gritó, empezó a correr como loco.

—¡Ahhh!! ¡Tom! —grité mientras Nube me llevaba galopando rápido hacía quien sabe dónde…

El caballo Nube resultó ser un loquillo XD veremos a dónde lleva a Bill por ende a Tom y a esa chica jojo.
Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas. Gracias por leer~

6 comentarios:

  1. Me encanto este capitulo jaja especialmente por los celos de Bill y como trataba a.. a la tipa que hasta se me olvido su nombre ya jeje...

    :O creo que Bill se caera de Nube. v_v
    y... :S no me gusta la actitud de los abuelos :S
    están siendo tan indirectamente directos...
    son muy obvios... :S
    ¿por qué no solo les explican a Bill y Tom lo que sucede?
    ¿no confían en sus nietos?
    umm, bueno, tal vez no sea algo de confiar o no.... pero entonces, no sé qué podría ser. :S

    pd: ¿es mi impresion o el mundo rosa es nuevo?
    :S me siento un tanto vigilada con él. ô_ô

    cuidate! besos!
    Criis. <3

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    1. hallo<3 *-* te gustará lo demás, algo me dice jajaja veremos qué más pasa...
      sobre los abuelos, verás poco a poco por qué actuan así de raro :x
      El mundo rosa lo puse por seguridad ;) espero no te sientas vigilada, solo es para saber quiénes leen ^.^
      Besos<3

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  2. buuuu... empiezo a odiar a los abuelos è_é
    Me encantó la actitud celosa de Billi el vaquero jajajajaja
    Tom, tom y su cabeza que esta más hacia el sur que el propio sur xD

    Creo que con los celos de Bill acabara dandole en la cabeza a la chica con un trozo de leña jijijiji

    Besos y hasta el prozximo capi de lo que sea :D

    C-

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    1. hallo<3
      bueno los abuelos tienen una razón de actuar raro XD ya se verá...
      Se vendrá más de Bill celosín jijjii
      besos<3

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  3. hay sus abuelos los interrumpieron en lo mejor de su noche y para colmo los van a separar... sin duda algo extraño esta pasando.

    Nube travieso, corrió desbocado y Bill esta mas que asustado.

    espero el próximo, saludos C:

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    1. jijjii saí, esos abuelos inpertinentes :x
      veremos a dçonde lleva Nube a Bill *o*
      besos<3

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