sábado, 13 de abril de 2013

En el barrio de St. Georg - II

Hola a todos *-* no quise demorar mucho y subo este capítulo por July, espero le guste aunque como dije, este fic tiene sus temidas advertencias así que u_u ya saben. Agradecer a todos ustedes por apoyarme en cada cosa que pasa, es por eso que amo este fandom, porque a pesar de tantas cosas malas existen personas como ustedes, los que leen, los que apoyan a la banda Tokio Hotel, o los que son mis amigos a pesar de todo. Los quiero *-*
—No… qué haces, no quiero irme. —Ya afuera, Tom caminó jalándolo del brazo hasta llegar al estacionamiento de autos. Abrió el suyo y ahí lo empujó, entró por la otra puerta aún sin decirle nada a Bill—. ¡Qué haces!

—Salvo tu trasero, ahora no digas nada.

—¡Bushido te matará! En serio no sé qué pretendes… —decía mientras ponía en marcha el auto.

Tom se sentía algo así como la Madre Teresa de los niños maricas, ¿a dónde debía llevarlo? Bill gritaba como si alguien le hubiese secuestrado y Tom lo tomó del cabello encarándolo en cuanto hubo una luz roja y tuvo que parar.

—Escúchame, marica, te hago un favor, ahora no lo entiendes porque estás caliente y drogado, pero mañana temprano me agradecerás, así que cierra esa boquita y ponte a contar ovejas en la mente, ¿entiendes?

Bill se calmó y su cuerpo comenzó a temblar. Se sentía extraño.

—Joder… me drogó —dijo con total decepción y Tom asintió.

—Quería follarte luego. —Bill frunció el ceño algo incómodo, se sonrojó un poco más de lo que ya estaba.

—Es mi novio —defendió a Bushido. Tom apretó sus manos en el volante.

—Cierto… ustedes los maricas no tienen consideración por sentimientos, ¿verdad?

—Qué mierda hablas —Bill podía sentir el desprecio en la forma de hablar de Tom.

—Ustedes, los maricones, gays, como se hagan llamar, el sexo libre es de ustedes, se acuestan con medio mundo, entiendo que reacciones así, pero mañana me agradecerás. —Bill le dio un manotazo en el brazo.

—¡Eres homofóbico! ¡Quiero bajarme de tu auto! —Tom puso los ojos en blanco por un momento y encaró a Bill.

—No soy homofóbico, solo digo lo que sé.

—¡No sabes nada! Dices que nos acostamos sin sentimientos, somos seres humanos como todos, ¡joder!

—¿Quieres a Bushido? —Preguntó girando el volante—. Porque si me dices que lo amas, regresamos y te dejo allá para que te folle bien duro esta noche como era su intención, vamos. —Manejó dando la vuelta de regreso a Tom´s Saloon, pero el brazo tembloroso de Bill le detuvo.

—Aún no lo amo… —Lo miró serio y Tom frenó en la carretera, algunos autos de atrás le tocaron el claxon—. Llevamos solo días de novios, apenas lo conozco…

—Aishh… él no te quiere, me lo ha dicho, me ha dicho tantas veces que solo quiere sexo. —Bill se mordió el labio y agachó la cabeza.

—Bueno, sí él me lo hubiera dicho, quizá le tendría una respuesta. —Frunció el ceño algo fastidiado—. Pero me drogó… Me siento mal…

Y lucía algo mal, estaba comenzando a sudar y esa no era una buena señal, Tom lo observó bien y decidió arrancar el auto.

—Niño marica —masculló y luego recibió un palmazo en el hombro, Bill lo miraba rabioso—. Ya, lo siento.

Manejó hacia su departamento y el celular de Bill sonaba insistentemente. Él no quería contestarlo, miraba de reojo a Tom y éste no le decía nada.

—¿Puedo decirle que estoy contigo? —preguntó inocente a lo que Tom le quitó el celular inmediatamente y lo apagó.

—Claro que no… —dijo algo molesto.

Manejó en silencio y miraba de rato en rato a su acompañante, éste ahora jadeaba por la boca y se removía en el asiento.

—Oh… Tom —pidió con una voz extraña—. Para el auto…

—¿Qué? —Frenó y el pequeño salió casi volando de ahí, se paró en la carretera apoyando sus manos en sus rodillas, comenzó a vomitar—. Aishh… —Tom apoyó su cabeza en el volante y se quedó ahí dentro de su auto, esperando a que el otro terminara de vomitar.

—Lo siento —dijo regresando al auto, lucía muy agitado. Tom le pasó una botella de agua.

—Calma, estamos por llegar…

—¿Por qué no me llevas a mi casa? —pidió entre jadeos. Tom lo pensó.

Después de preguntarle la dirección, enrumbó hacia su casa, un hermoso departamento cerca de una zona bonita del barrio. No tardaron ni diez minutos y al bajar, Tom tuvo que sostenerlo, Bill se caía, había perdido el equilibrio y estaba algo agitado con pequeños temblores en todo el cuerpo.

Comenzaba a alucinar algunas cosas como destellos y su sensación de preocupación se incrementó en sobremanera, cuando estando al frente de la puerta de su departamento, no encontró su llave en su bolsillo.

—Es el fin, Tom —dijo con temblores en sus labios—. Estoy jodido… No podré entrar… y, oh Dios… Dios… —Puso ambas manos en su cabeza y comenzó a llorar.

—Ya… niño marica, es producto de la droga, quien sabe qué te habrá dado, no dramatices.

—¡Ahhh! —gritaba golpeando su puerta.

—¡Ya! ¡Calma, joder! —Le tomó de una mano y lo jaló hacia su auto, él gritaba y lloraba desesperado.

Ya dentro de auto, Bill lucía agitado y sudoroso, Tom ya ni intentaba calmarlo, pronto olvidó su desesperación por enfocar su vista a las luces de la autopista.

Condujo en sentido contrario y llegó al condominio en donde vivía.

—Llegamos —le dijo Tom bajando de su auto, pero Bill no le seguía.

Fue a abrirle la puerta de su auto, y cuando Bill pisó el suelo, cayó hacia abajo prácticamente de narices.

—¡Bill! —le gritó arrodillándose para levantarlo.

Tuvo que cargarlo en sus brazos. Bill se aferraba a él y Tom podía sentirlo temblar un poco más… Lo miraba a los ojos con sus pupilas totalmente dilatadas, y le sonrió de una manera extraña.

—Tom, eres muy bonito, jijiji —Rió y el de trenzas le frunció el ceño.

—Niño marica —le dijo subiendo con él a su departamento—. Te bañaré con agua fría.

Ya arriba, a Tom le costó mucho abrir la puerta de su departamento, pero pudo entrar y recostar a Bill en su cama. Éste se removía sensualmente y jadeaba. Tom no podía creer como alguien podía respirar de esa manera, su pecho subía y bajaba tanto, y cada músculo suyo temblaba.

—Estás muy apretado… —le dijo observándole. Bill le sonrió y extendió sus brazos.

—Ven conmigo —pidió inocente.

—Así que esto quería Bushido —dijo para sí mismo—. Depravado, infeliz… Tranquilo niño —le dijo a Bill tomándole una pierna para quitarle las botas que tenía puesta—. Qué clase de botas son estás, ¿eh? Tenías que ser gay —se burló y recibió un botazo en el mentó de parte de Bill—. Ya, lo siento —dijo y le sonrió desabrochando sus botas que las tenía hasta las rodillas con tantos pasadores. Bill se mordió el labio, y posó sus manos en el borde de sus pantalones—. ¡Ey! ¡Qué haces! —Las manos de Tom fueron a las suyas y Bill gimió.

—Aow, Tomi…

—Shh —Tom se ruborizó ante eso, jamás en su vida había escuchado a un chico gemir así—. ¡Las manos sobre tu cabeza! —le ordenó y Bill no se resistió, puso sus manos en la almohada y abrió sus piernas—. ¡Y cierra esas piernas, niño marica! —Tom no se daba cuenta que su voz autoritaria excitaba más a Bill, quien cegado por la droga no podía quitar toda su atención en el chico que le desvestía.

—¿Lo haremos? —preguntó muy ansioso desde su posición sintiendo cómo Tom le terminaba de quitar la otra bota.

—¡No! ¡Qué me crees! Intento que te recuperes de los efectos de esa droga, dormirás aquí y mañana regresaremos a tu casa… Y veremos qué le inventamos a tu novio… ¿recuerdas que tienes uno? —Bill frunció el ceño.

—¡Me drogó!

—Exactamente, pero es tu novio, tú lo escogiste de sobre todos los hombres de la tierra.

—Porque quizá no estabas tú. —Tom se molestó un poco, chasqueó lo dientes y acercándose a él le tomó el rostro.

—Escúchame, niño marica, no soy como tú o ustedes, ¿entiendes? Yo solo tías, mujeres, chicas, vaginas, coños, como mejor lo entiendas —diciendo esto lo soltó… Y algo le golpeó el vientre al verlo tan vulnerable, indefenso y sobretodo tan atrayente. Sin querer regresó su mano hacia su rostro, y lo acarició un poco. Vio como Bill giraba la cabeza en busca de más contacto y como sus labios buscaron su mano para darle un beso en la palma de esta… Y otra vez esa sensación le azotó evitando que quitara la mano de ahí… Pudo sentir la suavidad de los labios del pequeño.

Uno, dos, tres pequeños besos en su palma, con los ojos cerrados, abrió un poco más la boca jadeando, y sacó su lengua, la cual tenía un piercing, y lamió su mano.

Tom solo pudo retirarla de ahí en cuando tenía dos de sus dedos dentro de la suave boca del otro.

—Qué haces —se quejó Tom queriendo levantarse de ahí. Y en cuanto se impulsó para salir, Bill se irguió aferrándose a su cuello.

—¡No! ¡No me dejes! —Tom lo abrazó sonriendo de lado.

—Ya, calma, no me iré. Pero debes descansar… Voy a traerte agua.

Salió de ahí y fue a su pequeña cocina, debía cuidar que Bill no se deshidratara y controlar su pulso.

Al regresar a su cuarto, casi se le salió el corazón. Toda la ropa de Bill estaba tirada en el suelo alfombrado y él yacía metido en las sábanas… estaba desnudo. Se había cubierto todo hasta la cabeza y cuando Tom se le acercó con el vaso de agua, Bill bajó un poco las sábanas de su rostro y descubrió sus ojos.

—Regresaste —dijo emocionado.

—No debiste quitarte todo…

—¿Dormirás conmigo?

—Qué pregunta más idiota. Toma. —Le pasó el vaso de agua. Bill se sentó en la cama y dejó al descubierto su torso desnudo. Su cabello negro caía sobre sus hombros. Lucía tan atrayente.

Tom se sentó en la cama viéndolo tomar el agua. Se quedó pensando en la belleza de Bill, no era como todos, era diferente, aún no sabía en qué lo era, pero no podía evitar luchar en su mente por lo contradictorio de sus pensamientos.

—Sé lo que piensas —dijo Bill para luego sonreírle, aún tenía en sus manos el vaso de agua—. Crees que si fuera una chica sería mucho más fácil, ¿no es así? —Tom se alejó un poco de él, y agachó la cabeza.

—No sabes lo que dices.

—Sí sé… Lo veo en tus ojos. ¿Por qué no me follas? Puedes hacerlo así yo no quiera. —Tom le miró fijamente y Bill se ruborizó por decirlo todo tan directo.

—Estás drogado… No hables más de eso —esquivó su mirada—. Además no soy gay…

—Tonterías, qué haces viviendo en St Georg y frecuentando el Tom’s Saloon, que por cierto, tiene tu nombre. —Rió bajito y Tom le puso mala cara.

—Una equivocación en escoger dónde mudarme… Sé que suena estúpido, pero es así, estoy aquí por error… —El pequeño no se tragó el cuento y Tom suspiró y mirándolo fijamente, continuó—: Bien, mi padre murió, ¿ok? Y ya no tenía quien me pagara el departamento allá en Altona, me mudé aquí porque vi un anuncio de departamentos en el periódico, llamé al dueño, me dio un buen precio y listo, no pregunté si era un barrio gay ni nada de eso. Muy idiota de mi parte, ¿no?

—Sí, bastante idiota… Nada te costaba ver por Internet este lugar y ver lo gay que es, así no vengan más gente homofóbica aquí.

—No soy homofóbico, niño gay, estás en mi casa, ¿no ves? —Bill volvió a tomar otro sorbo de agua.

—De todas maneras gracias por traerme aquí… Y arruinar mi noche caliente. —Rió ruborizándose. Aún se sentía caliente.

—¿Y tú? ¿Qué hace un menor de edad viviendo en Sodoma y Gomorra? —Bill puso los ojos en blanco.

—Bah. Insisto, eres un homofóbico de mierda.

—Ya… párale —habló Tom y Bill se puso serio—. ¿Pasa algo? —Bill suspiró.

—Escapé de casa… de papá específicamente. Él… él nunca iba aceptarme, antes me preferiría muerto, puedo jurarlo. Lo peor es que así lo quiero. —Su semblante decayó y Tom se sentó un poco más a su lado.

—Es curioso lo mucho que podamos querer a alguien solo por ser nuestra familia… pasamos por alto si él nos quiere o no. —Bill le miró a los ojos y asintió.

—Papá es buen tipo… o sea, cuando yo era pequeño deseaba ser como él —suspiró—. Pero ahora…somos tan opuestos…

—Pues —tomó su mentón—, yo veo en ti un buen tipo. —Puso su dedo índice en la punta de su nariz, causando que Bill se volviera bizco, rió ante ello—. Heredaste eso de él. —Bill suspiró algo más calmado. Tom tomó el vaso vació en manos y se levantó de la cama.

—Regresa…

—En un momento.

Al regresar, decidió apagar la luz y encender la lámpara. Bill seguía envuelto en las sábanas. Tom fue al baño y se puso una polera simple con unos shorts de algodón, y fue hacia un armario de donde sacó una bolsa de dormir, la extendió en el suelo alfombrado, al lado de su cama y luego peleó con Bill para quitarle una almohada.

—Puedes dormir aquí… —le decía Bill sosteniendo el extremo de la almohada, aún tenía energías, quería jugar un poco.

—No, nada de eso, trae aquí... ¡Que la sueltes! —Y la almohada terminó partida en dos. Todas las plumitas blancas volaron por la cama.

—¡Oh, por Dios! ¡Navidad! —Se removió en la cama con ganas de seguir jugando, reía y en eso… estaba sobre todas las plumas como vino al mundo—. ¡Tan suaves! Humm… hmm…hmm… Nieve…

Tom simplemente se quedó ahí petrificado viendo como aquel chico se removía sobre la cama emplumada… viendo cómo eran sus piernas, su sexo, su cintura, su vientre desnudo, y su bello rostro con los ojos cerrados respirando agitado, su blanca piel...

Bill abrió los ojos luego de gemir bajito y se topó con la mirada extraña que Tom tenía y le sonrió… Luego se dio la vuelta para que lo terminara de ver. Parecía una especie de cortejo sexual. Tom se agitó y se arrodilló en la alfombra.

—Tom… —preguntó aún sin cubrirse—. Si tú fueras gay… ¿yo te gustaría? —Tom regresó a la realidad y negó rotundamente.

—No hay forma…

—Me estás mirando todo —le meneó el trasero desnudo y Tom apagó la luz de la lámpara escuchando una queja de Bill—. Tomi…

—Así es mejor, ya deja tus mariconadas. Bill, Buenas noches.

Lo cierto era que Tom estaba duro, no había podido controlar sus reacciones fisiológicas… Es que haber visto a ese chico bastante atrayente, desnudo sobre una cama llena de plumas, había sido bastante gratificante.

En medio de la oscuridad intentó dormir… Pero no pudo.

Un rato más tarde, Bill bajó hacia él, y se arrodilló a su espalda, Tom podía sentirlo.

—Bill, ve a la cama ¡Ahora! —demandó con voz muy sería, totalmente envuelto en su bolsa de dormir. Bill no dijo nada—. Vete antes que… —se calló y cerró sus ojos. Igual si intentara hacerlo suyo, él ni sabría cómo hacerlo. No lo haría a pesar de estar aún excitado.

—Adelante… tócame, Tom —A Tom se le erizó el vello, y lo encaró. En la oscuridad de la noche, los ojos de Bill podían reflejarse y el brillar de sus labios ensalivados le hipnotizaba.

—No provoques… —dijo apoyándose sobre sus codos, acercándose a él.

—No lo hago —jadeó cerca de sus labios y el pequeño desnudo fue hacia el calor de su cuerpo.

Tom tocó con la yema de sus dedos los húmedos labios del otro… Se le hizo tan provocativos que, en la noche templada, se besaron. Bill podía sentir toda la inseguridad del otro. Y Tom podía sentir todo el fuego del menor. No quería quemarse, así que lo separó de sí y lo recostó a su lado.

—Te quiero… —jadeó Bill. Era todo tan precipitado, pero su corazón nunca había latido así por alguien.

—Estás así por la droga… ¿me entiendes? No vuelvas a mencionar esa palabra. —Bill comenzó a agitarse y a gemir bajito, Tom le controlaba sus agitados movimientos teniendo una de sus manos en uno de sus hombros, lo miraba fijamente.

—Alguna vez… has deseado algo con tanta fuerza que… sientes que no puedes tener el control.

—Sí…

—Así me siento… te deseo —dijo Bill y Tom besó su mentón, luego su garganta, sintiendo como Bill se agitaba.

—Sabes, niño marica, contestando tu pregunta anterior… si fuera gay, tú serías mío, y no permitiría que nadie más te tocara… —fue sincero, aunque no se sentía gay, sabía que Bill era el único hombre sobre la faz de la tierra capaz de hacerle dudar.

Bill rió y buscó sus labios. —Cuánto daría porque fueras gay… —le besó y Tom esta vez no pudo resistirse más, se posicionó sobre él y le acarició parte de su costado, apoyándose con otra mano para no aplastarlo. Ambas piernas desnudas de Bill se enredaron en su cintura, sus rodillas subían y bajaban haciéndole estremecer.

—No… no tengo condones —al fin habló Tom bastante preocupado.

—Soy virgen…

—¿Pretendes que te crea? —Bill rió y aunque lo fuese, no tenía cómo demostrarlo. Bill bajó las piernas de la cintura de Tom y luego sintió la mano de Tom sobre su miembro—. Que grande la tienes. —Rió Tom a lo que Bill abrió la boca de puro placer aferrándose a sus hombros, rasguñándole con sus uñas—. Eso es… —siseó Tom—. Disfruta… —Lo besó mientras gemía y se deshacía en incontrolables temblores.

Las manos de Bill descendieron por el pecho de Tom hasta rodearle su sexo, y comenzó a acariciarlo al mismo ritmo que Tom le acariciaba.

El de trenzas gruñó incapaz de contener todas las oleadas de placer que su cuerpo sentía. Bill se aferró a él y ambos se corrieron al mismo tiempo en un fuerte espasmo de placer que hizo gemir a los dos a una voz.

Tom le acarició la cabeza, sacándole los cabellos pegados en su frente para luego besarle en los labios. Bill cerró los ojos y abrazó a Tom.

—Duerme… —susurró Tom a lo que el otro se acomodó a su lado y Tom le tapó con parte de su bolsa de dormir. Bill tenía una sonrisa en sus labios, y tan agitado como estaba, se limitó a suspirar hondo y dormir.

Tom se levantó de ahí y se aseó. Luego regresó y cargó en brazos a Bill poniéndolo sobre la cama, tapándolo luego con las sábanas. No quiso quitar las plumas que ahí estaban esparcidas…

Se le quedó mirando con la lámpara encendida un momento, ¿cómo podían existir chicos bellos? Pensó él. Se suponía que él no era gay, pero Bill tenía algo, desde el primer día que lo vio en el supermercado, aunque en ese instante lo detestó, ahora no podía negar que… quizá lo quería y mañana en la mañana no querría dejarlo ir.

Ya estaba amaneciendo y cayó en sueños… A la mañana siguiente tendría clases en la universidad. Se lamentó por aquello.

***

Se levantó pesadamente y vio su reloj en la mesita de noche, cerca de las nueve de la mañana. Se sentó en el suelo sintiendo como su espalda dolía por dormir en una superficie tan dura además sin almohada.

Al ver su cama, aún Bill dormía, tenía el maquillaje corrido y todo su cabello esparcido por la blanca almohada, la única que le quedaba. Tomó el borde de las sábanas que le daban por la cintura y las jaló para cubrirlo más, Bill se removió, pero no despertó… Una de sus manos se estiró en la cama y se aferró ahí cogiendo muchas plumitas. Tom lo dejó ahí, soñando quién sabe qué.

Eran un poco más de las nueve de la mañana, demasiado tarde para ir a la universidad, estaba jodido. Llamó a Gustav pidiéndole el inmenso favor que le excusara y que luego lo buscaría para saber qué clases había perdido.

Se lamentó y luego preparó un desayuno fresco con frutas para los dos. Las puso en la mesa y fue a su habitación para despertar a su nuevo “amigo”. Suspiró sentándose a su lado y picándole un hombro desnudo. Bill gimoteó un poco y luego abrió sus ojos.

—Buenos días… —susurró Tom y Bill le sonrió.

Irguiéndose, se apoyó en sus manos y luego se le acercó a Tom tanto que aferró una mano en su chaqueta para evitar que se alejara, y le dio un beso en sus labios el cual Tom no rechazó, más bien, cerró los ojos y pasó una mano por la nuca de Bill, tratando de lo alejarlo…

—Niño marica… —dijo separándose de él, a lo que Bill lo miró intensamente.

—Quiero ser… tu niño marica —le dijo cerca de sus labios—. Tuyo… solo tuyo. —Tom pestañeó y abrió la boca para hablar… ni sabía qué decirle. Su corazón latía tan rápido. Le sonrió y pasó la yema de sus dedos por sus suaves labios.

—Yo…

Pero antes que puso hablar tocaron a su puerta. Tom sintió una corazonada no muy buena.

La puerta sonó, la puerta sonó y todas las malas advetrtencias serán para el último capítulo.
Comentarios, sugerecias y críticas, son bienvenidas. Gracias por leer.

17 comentarios:

  1. ¡ay no!... ¡ay no! *tiene un mal presentimiento* :S
    definitivamente no me gusta quien está en la puerta >.<
    espero que nada le pase a Bill

    cuídate. Besos.
    Criis.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. hallo<3
      sí u_u es bueno sospechar, algo muy malo está por pasar :/
      besos!!

      Eliminar
  2. Waaa ¡¡¡me encantó lo que sucedió!!!
    Uy... los malos presentimientos me asustan, ¿que sucederá?
    Espero el próximo pronto *-*

    Tengo ganas de leer zombies jijiji

    C-

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. hallo<3 sucederán muhas cosas raras x_x verás... debes leer las advertencias
      besos<3 y el de Zombies te lo recomiendo *-*

      Eliminar
  3. ESTA MUY BUENO SIGUIENTE CAPI SIGUIENTE >U< !!

    ResponderEliminar
  4. para mi que es bushino y su tracalada de amigos XD
    que buscan venganza por que Tom se llevo a Bill
    sube pronto el siguiente capitulo di que si ????

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Adivinaste *-* y u_u veremos lo que pasará... de ley que le reclamará<3
      besos<3

      Eliminar
  5. Plumas, plumas, plumas gay :'3 Tutututu...
    ¡Me gusto! Lo adoré, esa inocencia de Bill, ese macho de Tom XDDD & todo me agrado, como todo lo que escribes me agrada :DD
    Y...y... Tocan la puerta, no es un buen presentimiento, pero a quien le interesa?
    ¡A mi!...
    ¡M E G U S T A!
    Lo veo tierno, las palabras están bien, no tienen nada que sea ofensivo, o por mi parte no lo veo así.
    Creo que en el próximo capítulo termina la historia.:(
    Ni modo-
    Este capítulo me recuerda a que muchas personas terminan contrariándose alguna vez en la vida...
    Tom sera un claro ejemplo :3.
    Gracias por el capítulo.
    ¡Lo disfruté!
    Atte: July

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hallo<3
      jajaa sí, por eso este capítulo se llama así, plumas gays :D
      Gracias *-* me alegra que te haya gustado *.*~
      veremos qué más pasará... y bueno, las advertencias están hechhas :/ y viste el estudio que habla de los homofóbicos que se excitan con las porno gay más que otros XDDD tiene sentido :3
      besos<3<3

      Eliminar
  6. me encanto, la parte de las plumas y la declaracion de Bill fue muy tierna *w*

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. awww la parte de las plumas *-* <3
      veremos qué más pasará
      besos ^.^

      Eliminar
  7. fisjfcisunygv rivgmfigbmfhrsfjdhf AME este capitulo :3 enserio q pt es lo maximo *-* esperare con ansias el ultimo ;.;

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. hallo<3 gracias *-* el último capítulo es un poco raro x_x y fuerte
      besos<3

      Eliminar
  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar