sábado, 20 de abril de 2013

Inalcanzable - 17

Hola a todos *-* lamento la demora de este fic, pero solo lo puedo seguir cuando tengo una idea clara, espero les guste este y debo confesar que el final se acerca pero no tengo idea de cómo sería. Este capítulo se llama "Pacto de sangre" ¡Tengan un bien fin de semana!
Bill iba a la cocina y aún no salía de su especie de estupefacción por lo que había acontecido con Tom. Hacía minutos lo besaba y se dejaba acariciar como nunca antes, parecía que se habían refugiado en una burbuja íntima y todo había acontecido sin que ellos lo planificaran y ahora todo se había desmoronado como un castillo de naipes. La realidad era dura.

Simone no dejaba de reclamarle y hablarle de todo lo malo, ella tenía la sensación de que debía ser severa para que Bill no pensara en tener esperanzas.

—¿No te das cuenta? Es el colmo Bill, confiaba en ti, en que pudieras ser sensato, pero Tom lo único que quiere es manosearte, divertirse contigo, y no permitiré algo así. —Escuchó esa última parte y comenzó a desesperarse.

—No sabes nada mamá, él me quiere, no sé cuántas veces te lo he dicho…

—No va a funcionar, créelo Bill, lo siento pero eso que tienen no va a funcionar por la sencilla razón de que él es diferente a nosotros.

Bill sabía todo ello, estaba harto de hacerse problemas mentalmente, sabía que no estaba a la altura de Tom y que las diferencias sociales eran muchas que la idea del amor para siempre era tan inalcanzable.

Se sentó en una silla que había en la cocina y aún estaba esa humedad en su trasero que le hizo tragar saliva y recordar a Tom. Cerró los ojos sintiendo muchas emociones extrañas, como si el mundo se estaría acabando, como si necesitara desesperadamente que Tom le dijera que todo estaría bien, que lo amaba y que no le importaba las diferencias, que lucharían juntos para prevalecer como una pareja, pese a todo y a todos… que su amor no era inalcanzable, sino todo lo contrario, que era real y palpable, consentido y posible.

Tom, por su lado, subía las escaleras finas de su casa con un rictus de molestia total, estaba harto de tener que someterse a los mayores y que sus palabras no tuvieran ningún significado para la mamá de Bill y mucho menos tendría valor para la suya, nadie aceptaría lo que tenía con Bill, las barreras eran muchas: edad, condición social, familia y estudios. Parecía que todo se oponía a su relación y eso lo debilitaba.

—No quiero hacerle daño —se dijo a sí mismo y se sentó en el borde de su cama, llevó ambas manos a su cabeza y permaneció en silencio recordando las últimas sensaciones… no solo amaba a Bill sino lo deseaba con una fuerza única. Deseaba pasar mucho tiempo a solas con él para conocerlo en muchas maneras posibles.

~*~

Los días pasaron uno tras otros y lento, como si quisiera hacerles notar que lo suyo era imposible, lejano.

Lamentablemente uno de los castigos de Simone fue la confiscación del teléfono celular que Tom le había regalado alguna vez. Eso causó mucha rebeldía en Bill, pero no lograba torcer el brazo de su madre, ella había escondido el teléfono y así Bill comenzó a tener bajas notas.

Tom se desesperaba cada vez más pues los días formaban semanas y cada semana que pasaba le hacía darse cuenta que nada estaba funcionando como quería. Su padre se lo llevó a varios países y en Suiza le habló seriamente de estudiar en alguna preparatoria como internado que le daría la grandiosa oportunidad de estudiar una carrera de negocios comenzando desde adolescente. Tom discutía por horas esa decisión, él no quería una vida de lujos ni complicaciones, simplemente quería que le dejaran vivir su vida como él quería.

Una tarde libre fue donde Saki con algo en sus manos, era un fajo de dinero.

—Necesito que me hagas un favor —pidió en el jardín y el hombre alto lo miró curioso.

—Dígame, joven.

—La señora Simone no quiere hablar conmigo, no puedo ir a su casa a ver a Bill pero necesito verlo y quiero que me cubras hoy.

—¿Qué quiere que haga? —preguntó con una mirada cómplice aunque Saki por dentro se burlaba, era tan evidente que estaba enamorado de ese chico.

—Quiero que mantengas ocupada a Simone aquí, sé que terminará su turno a eso de las seis, pero es muy temprano, solo mantenla ocupada y cuando ella esté por irse, me llamas.

—¿Usted irá solo? Eso no está permitido, si usted sale, debo acompañarlo.

—No, solo iré donde Bill, tú conoces esa zona, sabes que no hay peligro, ya no soy un niño, Saki, mis padres deben entenderlo. —A Saki no le parecía, pero tampoco podía mandar en la vida de Tom, así que aceptó la coima y fue a la cocina. Le mandaría a Simone preparar muchos bocaditos sin razón alguna.

Tom se apresuró en ir por Bill. Llamó a una agencia de taxis y pidió uno que no tardó en llegar. Estaba tan nervioso por cómo lo encontraría, pero necesitaba verlo, lo extrañaba en sobremanera y ya eran semanas sin tener noticias, ¿aún lo quería? ¿Aún lo pensaba? tenía tantas dudas.

La pequeña relación solo se basaba en lo que ellos sentían pues no había otra cosa que los unía que no sean los sentimientos que nacieron de repente, como por arte de magia mientras jugaban futbol reiteradas veces, cuando Bill podía salir a su jardín a buscarlo hace meses. Ninguno lo buscó o siquiera imaginó, pero los dos se sentían como dos piezas que encajaban a la perfección.

El taxi lo dejó en un barrio simple que ya Tom conocía y al solo ver la puerta de madera de la casita de Bill se emocionó mucho. Suspiró unas tres veces y tocó el timbre.

Adentro Bill estaba en un short corto y tenía una pañoleta en la cabeza, debía limpiar la sala pues era parte de su responsabilidad y castigo por ser un mal hijo y lamentablemente no podía quejarse.

Escuchó la puerta y pensó que sería el correo o Gustav quien solía visitarlo algunas veces y venía así, sin avisar.

Abrió rápido sin percatarse que debía preguntar o ver por el ojo de la puerta y cuando vio a Tom sintió su vientre contraerse, hacía tanto no lo veía y ahora estaba ahí, a su frente con ese look tan suyo, esa gorra blanca y sus rastas como en una coleta, su ancha camiseta blanca, jeans celestes y sus zapatillas. Era él, el chico que le quitaba el sueño, su mayor preocupación, su primer y único amor.

Sus manos estaban frías y su semblante serio, no había aparente emoción, todo había sido reprimido y es que el tiempo que los había separado había hecho efecto y los pensamientos de desesperanza e irrealidad se habían arraigado en su corazón. Casi creía estar viendo un espejismo o una ilusión, pero cuando Tom se le acercó y tomó su mano fría con una tímida sonrisa, todo pareció volverse tan real que pestañeó y abrió más la puerta.

—Tom… creí no volver a verte. —¿Cuántas semanas? Quizá hasta meses y justamente por eso Tom había ido porque ya no soportaba no saber del otro—. Pasa, pasa… —Los típicos nervios de un adolescente enamorado lo invadieron y un rubor se asentó en sus mejillas por las fachas que vestía y lo ridículo que se veía—. Hum, debo cambiarme… hum, quédate aquí, regreso.

—Está bien —contestó comprensivo y se sentó en el pequeño sofá. Vio que Bill prácticamente escapó de él y la duda entró en su corazón, ¿y si ya no le quería? Entonces pensó que no podía alejarse de Bill por tanto tiempo, el estar lejos debilitaba su relación, los volvía como dos desconocidos, pero en realidad era que Bill por ser más pequeño no sabía cómo lidiar con todo lo que sentía.

Un mar de emociones que se arremolinaban en todo su cuerpo haciéndole doler el estómago, haciendo que su corazón latiera tanto, sudara frío y la garganta se le secara. Sus manos temblaban y se miró en el espejo de su habitación, estaba hecho un desastre, despeinado, desarreglado y hasta olía mal porque estuvo limpiando la casa. Sentía que debía bañarse pero qué tanto podría esperarlo Tom. Eso comenzó a angustiarlo y luego pensó que debía bajar rápido, así que se apuró en vestirse y peinarse.

Después de minutos que a Tom le parecieron horas, Bill bajó con una sonrisa en sus labios y quiso portarse como el novio que era, acercándose a Tom le dio un pequeño beso en sus labios. —No lo esperaba… yo creí no volver a verte, ya sabes, creí que te olvidarías de mí —confesó su temor sentado a su lado y Tom se puso serio por esas palabras.

—No podría olvidarte, estoy tan metido en esto tanto que quisiera escapar contigo, llevarte lejos. —Bill suspiró. Ninguno se atrevía a mirarse a los ojos, estaban sentados uno al lado del otro mirando hacia el frente, al pequeño televisor apagado, pero el tema que habían tocado era precisamente el problema de los dos.

—Parece que todo está en nuestra contra… No puedo desobedecer a mamá, quisiera vivir solo pero ya sabes, me faltan años para eso, no puedo darle la espalda, además no me cree, todos estos días han sido conversaciones serias de esto que siento, ella dice que… —calló pensando que estaba diciendo demasiado.

—¿Qué dice? Me sorprende que tengas comunicación tan cercana con su mamá, yo a la mía no le he dicho nada, a ninguno de las personas con las que vivo.

—Bueno, ella sabe y me habla de eso, ella dice que no funcionará.

—¿Y tú qué piensas? —preguntó tomando su mano y haciendo que lo vea. Bill bajó la cabeza y ese gesto le indicó a Tom que de seguro Simone había influido en él—. Bill…

—Yo solo quiero tener la seguridad de que me esperarás si… si nos separan o si no podemos vernos, solo eso. —Tom se quedó pensando en eso de la seguridad, él no estaba nada seguro y justamente por eso no quería la vida que su padre le exigía, además estaba el viaje de estudios, el internado y los futuros negocios familiares. Nunca antes en su vida se había lamentado tanto por ser hijo único, si tuviera un hermano quizá todo sería más fácil, podría decir la excusa de “tienen otro hijo que puede hacerse cargo de los negocios, a mí déjenme con lo mío”, y punto.

Jaló a Bill hacia su pecho y lo abrazó sin decirle nada, él quería darle la seguridad pero en ese momento las palabras no servían, no podía prometer algo de lo cual no tenía el control.

Bill se aferró a su camiseta y Tom terminó por jalarlo hasta hacerlo sentar en sus piernas, el menor tragó saliva y enrojeció, de todas manera estar tan cerca lo ponía así, tan nervioso como el principiante que era. —No puedo prometer nada, pero quiero hacer un pacto contigo. —Bill alzó la vista y lo vio a los ojos, Tom estaba serio y eso del pacto llamó su atención.

—¿Pacto?

—Sí, quizá es más fuerte que una promesa que se puede romper, un pacto no, un pacto es como un acuerdo, un acto que no se puede romper…

Bill no lo entendía, pero luego a Tom se le ocurrió algo un poco extraño. Pidió ir a la cocina y Bill lo siguió y luego vio que tomó un cuchillo puntiagudo y miró a Bill quien había palidecido pues no podía entender qué era lo que Tom quería hacer.

—¿Alguna vez has hecho un pacto de sangre? —preguntó serio y Bill se mordió el labio.

—No, nunca… —Vio cómo Tom, con la punta del cuchillo se hizo una herida en la palma de su mano y su corazón latió de miedo, de preocupación y de expectación—. Tom, no creo que… —vio su sangre, símbolo de vida, salir en una gota gruesa y tragó saliva.

—No tengas miedo —susurró mirándolo fijamente—. ¿Quieres saber si estaré contigo para siempre? No puedo prometértelo con palabras, pero siempre quiero estar contigo. —Dejó el cuchillo sobre la alacena y Bill lo tomó con el corazón que se le quería salir del pecho—. Si juntamos nuestras sangres estaré en ti y tú en mí a pesar de todo. —Esa sensación logró emocionarlo y no dudó en incrustar el cuchillo en la suave carne de su palma. Casi gritó por el ardor fuerte que sintió y soltó el cuchillo viendo cómo su sangre salía más que la de Tom y bajaba por su brazo.

Tom fue rápido y lo tomó con su mano herida y ambas palmas se juntaron en un agarre doloroso y fuerte. Bill gimió y Tom acalló su boca con un beso mientras los dos movían sus manos, juntándolas más para que sea así como lo había dicho Tom, que su sangre pasara al otro y viceversa.

Lo que ambos sintieron en ese momento fue emocionante, Bill dejó de sentir esa inseguridad, el simple hecho de saber que parte de la sangre de Tom estaba en él lo hacía sentirse parte de él y Tom sentía que ahora debía luchar por ese pacto y hacerlo prevalecer a como dé lugar.

Los besos se hicieron más demandantes y las manos aún permanecían unidas.

—Mi mamá puede venir —susurró Bill y puso los ojos en blanco, apretando los dientes cuando Tom besaba su cuello. Sus piernas temblaron y no pudo evitar excitarse más de la cuenta, ahora había una presión en sus calzoncillos blancos.

—Tu mamá estará en mi casa por un poco más de tiempo —dijo aun besándolo, ninguno quería romper esa cercanía.

—¿Cómo?

—Si Saki me llama, me iré rápido, pero no me llama aun. —Bill entendió eso y lo miró a los ojos. Soltaron sus manos y un ardor los invadió, debían vendar eso.

Bill jaló a Tom de la mano rumbo a su habitación con la excusa de curar la herida, pero ambos sabían que si subían algo pasaría, pero no decían nada sobre ello.

—Vaya, Tom, tú te alocaste esa vez que me hice una herida con la rosa, ¿y ahora? —Tom rió recordando eso, él odiaba las heridas, no sabía cómo había sido capaz de cortarse a sí mismo, pero ni había pensado en ese hecho, solo quería juntar su sangre con la de Bill.

—Ahora es diferente, debía hacerlo.

Llegaron a la habitación y al entrar, ninguno pensó en curar las heridas… cuando la puerta se cerró los dos se miraron con sonrisas cómplices y Bill retrocedió cada vez que Tom avanzaba hasta sentarse en la cama y retroceder hasta la cabecera con Tom gateando hacia él.

Y cuando sus cuerpos hicieron contacto, pudieron sentir como electricidad entre los dos, querían estar así por mucho, sin hablar, sin preocuparse, solo sentirse el uno al otro como algo real, como una sola entidad.

Bill comenzó a temblar en emociones nuevas cuando Tom lo desnudaba poco a poco y cuando estuvo entre sus piernas sin dejar de besarlo sintió como si hiciera el amor por primera vez. Su mente parecía estar saturada de sensaciones placenteras mientras sentía a Tom moverse sobre él.

Tom quería demostrarle todo su amor de esa manera, aunque no quería sobrepasarse porque aún tenía en mente que lo podía dañar, no quería levantarse de sobre él.

—Te amo —confesó Tom—. Te juro que lucharé por esto. —Bill sonrió, era lo que necesitaba escuchar para sentirse seguro y luego la sonrisa se borró de su rostro al sentir a Tom bajar con sus labios hacia su vientre plano en cual se contrajo por los besos y lamidas.

—Tom, no sé, pero eso se siente… hum… —No había descripción, no hallaba en su mente palabras y después todo su cuerpo se contrajo por lo que sintió, su miembro hundirse en la boca de Tom. Su mente estuvo en blanco por un momento y abrió la boca de donde salió un gemido alto que lo asustó.

Tom quería complacer a Bill, quería conocer más su cuerpo y sentirlo así, disfrutando. Los dos sabían que eso no iba a durar mucho, estaban tan excitados que ninguno quería parar. Tom dejó de besarlo ahí y tomó su propio miembro para frotarlo contra Bill y tomó el de él también hasta que llegaron a correrse entre gemidos y suspiros prolongados.

Se besaron hasta tener los labios casi adormecidos y permanecieron uno al lado del otro mirando sus rostros, viendo los lunares, las pestañas largas, memorizando esos detalles que cada uno amaba a su manera. Pero luego el celular de Tom sonó.

—Joven, la señora salió. —Era Saki.

Eso fue todo y Tom tuvo que vestirse tan rápido, no debía arriesgarse esta vez. Bill cayó en cuentas de la realidad y debía ser cuidadoso para evitar problemas.

—Volveré —dijo Tom con una sonrisa—. Estaré en Alemania estas semanas y vendré a verte cada vez que pueda. —Bill sonrió ante eso, el fuego se había avivado otra vez—. No olvides el pacto, no pierdas la fe en esto.

—No lo haré. —Se colgó de su cuello para besarlo y cuando se separaron, Tom cruzó la puerta.

Bill miró la herida roja en la palma de su mano, extrañamente tenía la forma de una T y eso entre que lo asustó e ilusionó a la vez.

Él no olvidaría nunca el pacto de sangre.

 Ahora es mucho más que una promesa, ¿qué más podrá pasar? ¿Podrán luchar contra todos? No lo sé u_u
Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas.
Gracias por leer~

5 comentarios:

  1. Hallo!
    Ohh dios!!! Que hermooooooooooooso!
    de verdad que me encanto *-* y fue tan tierno, me gusto eso de pacto de sangre :3 avces eso pasa u.u todos estan en contra pero Bill y Tom se aman y seguirán juntos asi como lo dijeron "queremos morir juntos" *-* Ellos estaran juntos siempre hehe Me gusto mucho el capitulo c: Síguelo pliss pero que no termine T_T Este fic de verdad que me gusta y me siento tan ._. no se identificad, tu ya sabes por que hehe :DD y me diste mas ánimos c: a no pensar que muchas cosas son Inalcanzables, todo se puede *-* Graciiias por escribir tan hermoso :DD

    Cuidate, Besos <3
    Zuii.

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  2. eso ademas de ser un gran pacto es un gran paso para ambos, ojala que puedan mantenerlo y luchar contra todos, porque las cosas no se ven fáciles para ambos, tienen a todo un mundo en su contra.

    espero el próximo, saludos C:

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  3. Tal vez ahora no puedan luchar mucho contra todos pero si cumplen el pacto podrán pasar años y cuando estén listos y el destino quiera ellos podrán realizar su amor!!!! <3

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  4. Ya lei lo ke me faltaba DamitaRosa!!! Estos niños kon sus demostraciones me hacen recordar lo puro y verdadero ke es ese sentimiento ke lleva a kometer LOCURAS(komo lo ke ellos hicieron, en mi modesta opinión) en su nombre... un sinnúmero de sensaciones komo kariño, komprensión, kuidado, deseo, ardor, ganas de estar kon esa persona ESPECIAL y no kerer dejarla JAMAS!!! :3 ojala puedan koncretar su unión a pesar de todas las circunstancias adversas ke los rodean!!! Hasta el pr´ximo kpi!! TE KIERO MUCHO!! :) ♥

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