Póster - 65

Hola a todos *-* mientras escribo capítulos nuevos de otros fics, les traigo otro de Póster, disfrútenlo~ personalmente me gusta este capítulo, sabrán por qué. Besos :*

Bill reía con toda la adrenalina en su ser, amaba con toda su alma esas sensaciones poderosas que le hacían temblar.

Estaba sobre una moto acuática a gran velocidad y Tom iba detrás de él sosteniéndose de su cintura, totalmente en shock, Bill parecía no tener ninguna consideración por él.

—¡Bill, podrías ir más despacio! —exclamó temeroso y Bill pese a eso aceleró. El agua salpicaba hasta en sus rostros, emocionándolos. El pelinegro amó las manos de Tom sujetándose a él con desesperación, apretándolo con ellas—. ¡Es en serio, joder!

—¿Vas a llorar? —Rió Bill casi maliciosamente y Tom solo se aferró más a él cerrando los ojos, no era divertido, podían caer en cualquier momento.

Dentro de Tom había un mar de emociones extrañas de miedo, desesperación; combinadas con excitación y algo más que le hacía cosquillas pese al momento. Abrió sus ojos y trató de tener el control de su cuerpo en esos momentos, a dominarse. Se le ocurrió algo, veía la nuca de Bill tan cerca, éste tenía una coleta alta de sus negros cabellos y Tom le veía los lunares que tenía en el cuello y parte de la espalda, ambos tenían puestos chalecos salvavidas, pero Tom pudo acercársele mucho y sacando la lengua le lamió ahí, eso duró tan poco pues Bill casi perdió el equilibrio, Tom chilló ante eso causando risa en el otro.

—¡Quieres ser más consciente! —le gritó Tom.

—¡No soy el que se atreve a lamerme en esta situación!

—¡Era una manera para que te detuvieras!

—¡Pues no funcionó!

—¡Ya lo sé!

—¡Sí!

Continuó manejando rápido y luego otra vez Tom le lamía cerca del oído riendo atrevido, Bill trató de no perder el equilibrio, se dejó hacer comenzando a excitarse cuando Tom acariciaba su cintura posesivamente. Frenó en el agua y volteó el rostro. Se miraron fijamente por un momento, Bill quería hablar pero exactamente no supo qué, Tom no deseaba hablar, solo verlo así, con el cabello mojado, la boca semi abierta y sus ojos resaltados de negro, lo único que pudo hacer fue capturar esos labios húmedos con los suyos tomando con una mano su rostro. Un beso intenso que hizo sobresaltar a Bill frunciendo el ceño y quejándose levemente, pero luego que una especie de electricidad le recorriera la espina dorsal solo abrió un poco más la boca. Segundos de éxtasis, se separaron por aire y Bill regresó la vista hacia el frente dándole la espalda, estaba algo cohibido, avergonzado sin saber exactamente el porqué, sólo buscó establecerse, calmarse un poco, su entrepierna había despertado sin su consentimiento, haber sentido la lengua de Tom en su boca se había sentido tan… tan bien.

Tom por su lado, agitado pasó una de sus manos por los brazos desnudos de Bill, acariciándolos.

—Se puede saber qué pretendes —se quejó Bill—. Estamos paseando, divirtiéndonos…

—Exactamente, eso hacemos.

—Pero no tenías que…

—Igual que tú, hace días buscabas besarme todo el tiempo, ¿por qué yo no? Me gustas…

—No digas eso.

—¿Por qué no? Dame una razón.

—Mañana regresaremos, ¿no es suficiente razón?

—Debiste pensarlo antes. Mira todo lo que pasó, ¿crees que puedo tapar el sol con un dedo? Hagamos algo, regresemos al hotel ahora mismo, prefiero no estar cerca de ti si no podré tocarte.

—¿Prefieres eso? Pues bien. —Arrancó la motoneta asustando a Tom quien se aferró cual gato salvaje en su espalda, gritando despavorido, a Bill parecía divertirle mucho eso.

La cosa fue que Bill no regresó al búngalo como Tom se lo pidió, él tenía un plan para ese día, nada de estar encerrados los dos, temía por lo que fuera a pasar si así fuese. Quería distraerse, así que manejó hacia la orilla en donde el hombre de las motonetas le guió hacia una isla restaurant, parte del hotel.

—¿Qué es esto? —preguntó Tom desde atrás.

—Un restaurant, ¿no ves?

—Lo sé, pero creí que regresaríamos a…

—No, cambié de planes, comeremos algo y luego regresamos. —Tom suspiró resignado.

Frente a frente sentados dentro del restaurant comían comida vegetariana muy fresca de la zona. Era inevitable cruzar miradas, había un ambiente de tensión entre los dos.

La tarde estaba por llegar y Tom no quiso bucear en el mar, estaba cansado por la aventura del paseo en moto, quería algo más tranquilo.

Regresaron en un bote que mandaron a llamar, Bill decidió darse un baño mientras Tom cambiaba de canales en la televisión de la sala, estaba ansioso y no quería pensar mucho en Bill, sabía que estaba haciendo todo mal.

Luego que Bill saliera de la ducha Tom pudo entrar, ninguno cruzaba palabra que no fuera lo necesario como “terminé de bañarme, puedes usar la ducha”, “gracias”, “sí”, “no”, y todo eso. Fue hasta llegada las seis en donde Tom se le acercó algo dudoso, Bill yacía descansando sobre el sofá mirando una serie americana.

—Hem… estoy aburrido —le dijo Tom sin mirarle a los ojos.

—Justamente te decía miles de veces, vamos a bucear, y tú “no quiero” —le remedó con voz de niña—. Decía vamos a Malé a alguna discoteca y tú “no quiero, prefiero ir con las sirvientas”.

—Hey, yo no dije eso.

—Pero lo pensaste. También dije para visitar más islas y tú peor que mujer “no quiero Bill, estoy cansado” y ahora estás aburrido… ¡Te lo dije!

—¡Ok, ya! Es mi culpa mi propio aburrimiento, pero quiero hacer algo ahora, cualquier cosa…

—Pues piensa tú, yo… de seguro desapareceré por ese póster maldito en cuanto duerma.

—¿Aún sigue en pie la fogata afuera en la orilla de la playa, y comer malvaviscos? —Bill le miró pensativo, tenía sus dudas y en cierta forma sus temores—. Tú lo dijiste ayer.

—Sí, pero no sé, no quiero salir a armar una fogata, ¿hay leña? No tengo idea de cómo hacer una, además el humo malogrará mi cabello.

—¡Tú lo dijiste ayer! —reclamó Tom.

—¡Pues ya no quiero! —Tom se sintió algo ofendido y le dio la espalda desapareciendo de la sala.

Bill se quedó pensando otra vez, se jaló un poco los cabellos. —¡Tom! —le llamó pero éste no acudió.

Fue en su búsqueda no encontrándolo en ninguna parte. Desde la habitación del búngalo pudo verlo afuera, en la orilla, juntando ramas y palmas de palmeras secas, prefirió ignorarlo yendo hacia la cama en donde reposaba su laptop cerrada y su celular, ya hasta tenía temor de ver qué noticias habían de él, aunque debía comunicarse al menos con Jost, pero en vez de tomar la laptop tomó su celular y prefirió llamarlo.

Estaba algo molesto pues sabía que era cómplice de Georg con eso de la modelo Sarah, esa pelirroja atrevida que quizá buscaba fama estando junto a Georg.

—Hola Bill, qué gusto, y saber que regresas —le contestó un risueño David.

—Sí, regreso, mañana cerca de la media noche estaré llegando allá.

—Lo sé, ¿quieres que mande un auto por ti?

—No, quiero que me expliques con qué derecho le pones una puta a Georg.

—¡Bill! Sara no es ninguna puta, no hables en ese tono…

—Hablo como me da la gana, dime qué pretendes.

—Está todo bajo control, Georg no se irá de tu lado, tranquilo, de eso me encargo yo.

—No parece, lo empujas a que afirme una relación seria con alguien conocida, ¿cómo pretendes que reaccione? ¡Que me ofrezca de padrino!

—Hey, bájale un poco el tono, jamás podrás afirmar una relación con Georg, tarde o temprano debemos anunciar algún romance sea de él o tuyo para bajar las sospechas. No sabes cómo está este asunto de tu sexualidad, la mayoría cree que te fugaste con un hombre.

—Es algo que solucionaré cuando esté allá, no por eso tenía que meterle una mujer por los ojos a Georg.

—Él se la buscó solo. —Eso era lo que menos quería escuchar—. La conoció por sus medios, yo sólo me enteré por los medios al igual que tú y luego aclaré a la revista Bild que sí, que Georg salía con ella, la noticia se regó como oficial, pero eso ya era acordando con Georg que así lo haríamos.

—Ya, no quiero oír más. Regreso pronto y hablaremos cara a cara…

—Sí. Bill, antes… —le cortó con algo de molestia.

Ya estaba oscuro, el sol se había ido y la noche empezaba.

Se sintió solo, debía enfrentar mucho allá en Alemania y no sabía si tendría las fuerzas suficientes para hacerlo.

Regresó a la sala a mirar una película cursi a ver si pensaba en otra cosa. Los pasos de Tom en la cocina le interrumpían su concentración, Tom salía y entraba del búngalo llevando cosas y tarareaba una canción, parecía de buen humor. Bill no le decía nada, pero luego de muchos minutos de no verlo entrar otra vez, se animó a salir en silencio a ver qué tramaba.

Afuera, una fogata ya estaba encendida, había dos mantas en la arena, unos bolds de malvaviscos con palitos atravesados, una botella de alguna bebida, vasos y un mini estéreo de música, su música específicamente. Tom le daba la espalda y se movía al ritmo de la música pinchando malvaviscos para llevarlos al fuego.

Se le acercó algo tímido.

—¿Puedo entrar en tu fiesta? —le dijo desde atrás y Tom volteó sonriéndole.

—La fiesta es para ti. —Le dio un collar de flores que Bill aceptó sentándose a su lado mirando ese cálido fuego, suspiró.

La última noche juntos. Lo que menos quería era un contacto así, justamente así, cerca, íntimo, pero ya estaba ahí.

Fiesta privada en la playita *.* alguien ya quería estos capítulos n_n se viene el descenlace final, no se lo pierdan.
Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas~
Gracias por leer *-*