Hola a todos n_n Pink se siente feliz porque pudo ver a Tokio Hotel *-*, conocer a Bill significó mucho ;_; creo que me impactó! XD es muy bello y dulce que hasta culpa me da escribir fics como estos u_u pero quiero terminarlo... Este capítulo es u_u así, ya verán, pero luego vendrá el desenlace final el cual ya está escrito. Gracias a quienes siguen el fic a pesar de los años, es especial para mí.
Bill se aferraba a Tom con desesperación, acercando sus labios a su cuello, lamiéndolo y susurrándole lo contento que estaba por verlo. —Tom… Tom… —decía agitado.
—Ya, Bill —trataba de controlarlo, lo
recostó en su cama y buscó una toalla. Encendió la luz y antes de acercarse a
la cama, se quedó paralizado por un momento.
Bill lucía muy mal; ojos rojos, ojeroso,
con los pies hinchados y enrojecidos, el rostro pálido y con la piel rugosa.
Parecía un cadáver o daba la impresión de eso, lucía insano.
—Ten… —le pasó la toalla y Bill la tomó con cierto
nerviosismo, él quería que Tom lo secara, pero Tom estaba un poco asustado.
¿Acaso sentía culpa? Sí, esta vez la sentía pues
Bill lucía aún mucho peor que cuando lo tuvo en la cabaña. Lucía acabado y
destruido.
Tom se sentó en el borde de la cama, dándole la
espalda a Bill mientras éste se secaba y se envolvía en la toalla comenzando a
temblar por el frío.
—Tom… Tom… —llamaba por atención—. Estoy aquí.
—Lo sé.
—Mírame. —Insistía e incluso le lanzó una almohada.
Bill estaba tan nervioso que sus piernas temblaban, debido a eso no se paraba y
se acercaba, se recuperaba de la extraña sensación de debilidad.
Bill se agitó, sus manos se hicieron puños en las
sábanas, se envolvió en la toalla y se recostó de costado, abrazando la
almohada que encontró, oliéndola para reconocer el olor de Tom, lo cual no fue
así, olía diferente y eso lo incomodó.
Tom caminaba apresurado por el pasillo de las
habitaciones hasta llegar a la pequeña cocina desordenada y encontrarse con
Georg un tanto preocupado.
—Hago sopa de carne —le dijo pues sabía que ambos
estarían hambrientos.
—Gracias —dijo asustado y luego tomó un vaso de
agua evitando el contacto visual con Georg.
—¿Qué harás, Tom?
—No lo sé… sinceramente no lo sé —dijo angustiado.
—Bill necesita ayuda médica con urgencia, no debió
haber salido así del hospital, de seguro su familia lo está buscando, piensa
Tom, piensa en el tremendo lío que podrías cargarte por tenerlo aquí, y también
en el tremendo lío en el que me meterías. Sabes que te apoyo
incondicionalmente, pero justamente porque quiero apoyarte te pido que lo
regreses al hospital… es más, si quieres lo puedo hacer yo para que no te metas
en problemas.
—Lo sé, lo sé… —se dio la vuelta y lo miró con
angustia—. Permite que se quede esta noche, solo hoy, te juro que mañana por la
mañana le diré que se vaya… él aún no sabe en qué condiciones estoy; por favor —suplicó
y Georg asintió.
—Está bien.
—Gracias, amigo —Georg le sonrió y luego bajó la
cabeza, sentía muchas sensaciones en el estómago y él sabía lo que era, pero
sabía que no sería correspondido—. Georg, ¿tendrás alguna ropa que no uses?
—Oh…
—Bill está desnudo y… su ropa está mojada en el
baño.
—Bill es tan alto que mi ropa no le entrará.
—Sabes que no tengo ropa aquí.
—Sí, yo guardé parte de tu ropa cuando te mudaste
al bosque, espera que la saco del sótano.
Y así fue, Georg le dio ropa de las tallas de Tom y
además dos deliciosos y nutritivos platos de comida. Tom llevó todo a la
habitación provisional usando una bandeja.
—Servicio especial —dijo al entrar y sonrió al ver
a Bill, quería animarlo de cualquier forma. Vio como los ojos de Bill brillaban
y sonreía como solo él lo hacía, lleno de emoción, suspirando luego.
—¡Tom! —Tom rió con su reacción y puso la bandeja
en la cama. Miró la comida y algo le incomodó, no tenía hambre—. Gracias, pero…
pero no creo que pueda comer.
—¿Cómo que no?
—Es demasiado, no podré, no deseo comer… —lo miró—.
Te deseo a ti —dijo con una sonrisa.
—Pues primero comes y luego me tendrás, ¿estamos? —Bill
frunció el ceño.
—Creo estar bien.
—Bill… —dijo y éste lo miró, pero Tom calló, no se
sentía capaz de decirle que estaba en un estado deplorable y es que todo era su
culpa.
—¿Qué?
—Solo come, está rico… —tomó la cuchara, la llenó
de sopa y la llevó a sus curtidos labios. Bill sopló un poco y se dejó, abrió
la boca y comenzó a comer.
Tom sentado a su lado, le dio de comer, pero solo
fue poco, Bill comenzó a quejarse de dolor del estómago y Tom retiró la sopa
para luego pasarle algo de ropa.
—¿Es tuya? —preguntó oliéndola.
—Sí.
—¿Puede ser mía? —Tom asintió y le quitó la toalla
para ayudarle a vestirle.
Bill comenzó a agitarse y a acariciar a Tom en
cualquier parte de su cuerpo. —Espera, espera —decía Tom.
Eran muy pocas veces, raras las veces en que Bill
buscaba e instaba a Tom a tener relaciones, en casi toda su relación enfermiza,
siempre había sido Tom el que hacía todo y más aún cuando estaba secuestrado
por segunda vez, Tom lo tomaba a la fuerza más de una vez y Bill se había
acostumbrado a tenerlo así de cerca, unido a él y hasta no le parecía ser
forzado.
Tom se quedó quieto porque se había sorprendido.
Bill se había inclinado estando desnudo y con su boca buscaba su sexo abriendo
sus pantalones con dificultad.
—Espera... —instó otra vez.
—No puedo —susurró—. Dame lo que necesito… —suplicó
mirando hacia arriba.
—Bill, estoy en problemas, esta vez no podré
tocarte.
—¿Problemas? —Tom asintió, pero el deseo le estaba
consumiendo cuando Bill metió sus manos frías dentro de sus pantalones y
comenzó a estimularlo.
—Te lo explicaré después —dijo con la voz ronca, no
resistiendo más.
Aunque su cuerpo estuviera muy delgado, su cabello
maltratado y sus labios secos, Tom no podía dejar de ver su belleza detrás de
todo eso. Bill siempre despertaba en él todo sus bajos instintos.
Hundió su miembro lo más que pudo en su cavidad
bucal y luego de eso lo recostó en la cama, mirándolo fijamente, ambos
agitados, Bill le abrió las piernas y se las puso sobre sus hombros,
arqueándose. —Entra… —le instó aferrando sus manos en la espalda de Tom y
arañándole.
—Bill… —dijo besando su cuello y complaciéndolo,
comenzando a moverse en él con rudas embestidas. Se había encendido.
Georg tuvo que salir de su pequeña casa a fumar
algo en el pórtico de ésta pues los alaridos de Bill podían escucharse en toda
la casa y felizmente no tenía muchos vecinos que pudieran quejarse.
Bill terminó boca abajo, acallando sus gritos en la
almohada mientras Tom embestía como cuando estuvo en la cabaña, fuerte al punto
de dañarlo.
Bill gimió de dolor y Tom se detuvo. —Lo siento… lo
siento… —jadeaba Tom sobre su espalda, rendido luego de correrse en su
interior.
—No lo sientas, yo lo quise —dijo adolorido,
tembloroso y rendido.
Los ojos se le cerraban y solo se acomodó en la
cama cuando Tom salió de él. Dormir en una cama era mucho mejor a las
condiciones infrahumanas en las que había estado antes, así que durmió rápido,
no importándole el daño en su parte trasera.
Tom salió hacia el baño trayendo una pequeña toalla
y un poco de agua tibia en una jarra y se detuvo en la puerta. —Otra vez… —se
dijo a sí mismo, vivía la escena otra vez… otra vez le había dañado como la
primera vez que lo había hecho suyo, otra vez Bill sangraba y él le limpiaba,
¿acaso no era eso enfermo?
Luego de limpiarlo y arroparlo, salió al baño a
lavarse las manos, ahí se le acercó Georg y le puso una mano sobre su hombro. —Tom,
espero no olvides lo que hablamos.
—¿Qué hora es?
—Ya es la madrugada.
—¿Tienes un cigarro? Necesito ir a caminar un
momento…
—Sí.
Salió a caminar sintiéndose cada vez
peor. Ni el cigarrillo logró calmar su ansiedad, ¿qué podía hacer? Estaba
perdido, si se quedaba con Bill no solo perdía su libertad sino que sabía que
lo destruiría hasta que no quedara nada de él… estaba en su naturaleza, ya lo
comenzaba a entender luego de años.
Nunca serían felices.
Eso logró asustarlo, ¿acaso él nunca
podría ser feliz?, pero, ¿acaso merecía tan siquiera un poco ser feliz? Ya todo
estaba perdido, ¿para qué seguir luchando? Ya no podía ser más egoísta del que
fue, ya no podía seguir siendo más cruel…
Debía dejarlo ir, pero el problema era
que Bill no quería irse, eso hacía todo más difícil. Entonces, debía echarlo y
eso resultaba mucho más doloroso que solo abrir la puerta y dejarlo ir.
Se suponía que debía ser todo distinto,
que el secuestrador quitara la mordaza y desatara a su víctima y que éste
saliera corriendo rumbo a una vida de libertad, y que luego, aborrezca en
sobremanera a quien le había hecho daño.
Pero con Bill no pasaba.
Tom tenía que ser fuerte y hacer lo que
debía de hacer.
Regreso a la casita de Georg y éste le
dio el alcance. —Tom, luces mal, pienso que deberías descansar.
—No, primero debemos de… solo ayúdame, esta vez
solo no podré. —Georg lo miró comprensivo y asintió.
Ambos fueron en silencio hacia la improvisada
habitación de Tom y entraron hallando a Bill reposando en la casi oscuridad,
boca abajo abrazado a la almohada.
Georg se acercó a la cama y le tocó el hombro unas
dos veces a fin de que se levantara. —Bill, escucha… levántate. —Pero Bill no
le hacía caso, se quejaba y se puso de costado, dándole la espalda.
Tom vio aquello y apretó sus puños conteniendo sus
ganas de ir a despertar a Bill, pero sabía que no debía tocarlo, Georg había
entendido perfectamente para qué necesitaba su ayuda.
Georg insistió más y comenzó a buscar las ropas
esparcidas que Bill había dejado y así ayudarle a vestirse. —Escucha, debes
irte, debes irte ahora, te ayudaré —fue claro, sacudiendo a Bill varias veces
hasta que logró despertarlo.
—¿Tom? Tom, ¿dónde está Tom? —llamó Bill y Tom
prefirió esconderse, retrocedió hasta salir por la puerta y se quedó al lado
del lumbral.
—Él… no está. Debes irte.
—¿Cómo? —comenzó a espabilar y se sentó en la cama
conteniendo el dolor en su parte trasera, incluso tembló un poco por ello—.
Necesito descansar.
—Lo sé, te llevaré para que sigas descansando, pero
debes irte, vamos. —Insistió ya un poco alterado, tomando sus largos y huesudos
brazos para ponerle una ancha polera gris y luego le pasó unos calzoncillos. —Vamos,
no quiero hacerlo yo.
—Espera… —se negaba, no entendía—. ¿Dónde está Tom?
Estoy aquí por él.
—Tom me ha pedido que te vayas, él necesita estar
solo, ¿entiendes?
—¡No! Exijo hablar con él, no me iré hasta que él
me lo pida.
En eso, Tom entró a la habitación, airado, serio,
lucía cansado y lo miró molesto. —¡Vete, exijo que te vayas de una vez y será
mejor que no intentes discutirlo, no lo volveré a repetir! ¡Vete, Bill, vete! —luego
de eso desapareció saliendo de la habitación y corriendo por el pasillo para
terminar de salir de la casa y esperar cerca del auto.
Dentro de la habitación, Georg había perdido toda
la paciencia que tenía y ya que Tom lo había dejado solo, frunció el ceño y
encaró a Bill tomando con rudeza su delicado rostro. —Escucha Bill, estás muy
grave, no solo me refiero a tu físico, estás enfermo, estás mal de la cabeza y
no quiero que sigas metiendo a Tom en problemas, ¿entiendes? —Bill comenzó a
temblar, no lo entendía.
—Estoy con Tom, ¿qué le has hecho?
—No le hice nada, entiende Bill, entiende que
necesitas ayuda especializada, acá solo empeorarás y llevarás contigo a Tom; él
no puede verte, se lo han prohibido.
—¡Soy mayor de edad, yo decido!
—No es así de fácil como lo piensas, así que será
mejor que te retires por las buenas o me obligarás a usar la fuerza y todos
sabemos que serás tú el que pierda.
—¡Eres injusto! ¡Dónde piensas botarme!
—Irás de regreso al hospital, no estás bien.
—¡No, no deseo ir allá!
—¡Bill! —usando la fuerza, lo tomó de la nuca y lo
puso contra la cama, le puso los pantalones a la fuerza, sin ponerle los
calzoncillos y luego lo jaló hacia la puerta. Bill dio un alarido cuando sus
pies heridos y llenos de ampollas chocaron el frío suelo de cemento y Georg maldijo
por ello.
—¡Te das cuenta! —lo sentó con un empujón y luego
cogió dos medias limpias y se las puso doble. Demoró un poco debido a las
muchas patadas que Bill le daba.
—¡Suéltame! —gritó cuando Georg lo alzó en su
hombro como un costal. Bill dio muchos puñetes en su espalda, pero estaba tan
débil que ni fuerza tenía.
En el pasillo, Bill se liberó y cayó sentado al
suelo, Georg lo volvió a alzar de los brazos y forcejearon. —¡No, no me iré sin Tom! —gritó cuando Georg lo volvía a alzar.
Entonces Georg le dio un puñetazo en el
rostro que lo dejó un poco privado y lo miró a los ojos tomando sus cabellos
con rudeza. —Olvídate de Tom, ¿no te parece que él también merece una vida
mejor? ¿Tú qué le ofrecerás? Solo le has traído problema tras problema, si
tanto dices que lo amas, entonces aléjate de él de una buena vez.
Bill comenzó a temblar pensando en esas
rudas palabras y eso lo debilitó, entonces Georg lo volvió a alzar en sus
hombros y esta vez Bill se rindió. Así fue como lo sacó afuera donde su
camioneta estaba estacionada—. ¡Tom, Tom! —comenzó a
llamar desesperado, quería al menos verlo por última vez, pero Tom permaneció
oculto cerca de la camioneta, conteniéndose.
No quería despedirse, no así.
Georg metió a Bill en el asiento trasero
de su camioneta y antes de subir a manejarlo, se aceró a Tom. Lo había visto
detrás.
—¿Deseas decirle algo? —Tom negó y Georg
puso una mano sobre su hombro asintiendo—. Descansa, Tom, no pienses más en
esto, él estará mejor allá.
El león se quedó muy quieto, oculto en la
oscuridad de su maldad, viendo como sacaban a su pequeño y herido cervatillo
lejos de su monstruosa vista…
Bill no podía entender por qué le pasaba
todo eso, ¿acaso Tom no lo quería? ¿Acaso Tom era tan cruel de desecharlo
porque ya no le era útil? Se sintió muy culpable… ¿acaso se había quejado
tanto?
—Georg, ¿por qué me haces esto? Quiero
ver a Tom… ayúdame —suplicaba. Sus manos estabas amarradas y no podía
levantarse del asiento trasero.
Georg no le respondió ni una sola
pregunta, tampoco le habló; solo manejó hasta el hospital de donde salió y al
llegar pidió una silla de ruedas.
—Tuvo una crisis —dijo justificando el
por qué lo había amarrado y lo desató.
—¡Georg, no me dejes! ¡No quiero estar
aquí!
—¿Cuál es su emergencia? —preguntó la
señorita enfermera que ayudaba a bajar a Bill hacia la silla de ruedas.
—Tiene crisis, no está bien, no debieron
darle de alta.
La enfermera tuvo que llamar refuerzos
cuando Bill comenzó a gritar y a querer levantarse de la silla para escapar.
—¡Tom, Tom, Tom, auxilio, Tom! —repetía
con desesperación, pero no había ningún Tom que le pudiera socorrer. Pronto,
una ajuga le era puesta en el brazo y lo hicieron dormir.
*
Todo era blanco y le provocaba dolor en
los ojos, así que volvía a cerrarlos a cada momento. Bill despertó sin poder recordar
rápido quién era y todo lo que había pasado, pero apenas podía escuchar a dos
médicos hablar creyendo que él estaba dormido.
—Paciente psiquiátrico, lo
estabilizaremos en este hospital, pero deberá ser trasladado a otro.
—Comprendo.
—Quiero que llame severamente la atención
a sus médicos anteriores, este paciente ha tenido varios intentos de suicidio y
ha sido expuesto a traumas severos, ¿cómo así se le permitió darle de alta sin
una opinión psiquiátrica? Es antiético. Por otro lado, está más estable, pero
estamos hablando de un paciente con desnutrición crónica y un cuadro de
deshidratación, además está presentando síntomas de trastornos alimenticios y
se le está tratando una fisura anal.
—¿Cómo?
—Lo que oíste, parece que ha sido
violentado sexualmente varias veces.
—¡Hey…! —intervino Bill luego de oír lo
que decían, apenas podía hablar.
—Joven Bill, le saluda el doctor Morgan,
estaré viendo su caso hasta su recuperación, nos aseguraremos de que salga de
aquí rehabilitado, ya hemos comunicado a su familia…
—No, a ellos no, díganle a Tom, que él
venga, lo necesito. —Ambos médicos lo vieron con mucha pena y uno de ellos miró
al otro.
—Además estuvo diagnosticado dos veces
con el síndrome de Estocolmo, el Tom que menciona fue su captor.
—¡Basta!
Bill estaba harto de escuchar ese tipo de
cosas, sin embargo, no podía hacer mucho, se iba a quedad en ese hospital.
*
Georg se le acercó a Tom y le puso un
plato de comida en la mesa, una muy deliciosa llenas de grasa.
Tom miró a un costado evitando ver lo que
yacía al lado del plato de comida.
—Vamos, no creo que sea cosa del otro
mundo —animó Georg.
—Son del asco —dijo con desprecio.
—¿Y si no las tomas?
—Se darán cuenta, vendrán a hacerme
pruebas… debo tomarlas. —Georg asintió.
—¿Qué te parece si tomo esto? —tomó el
plato de comida y se lo retiró del frente—. Y tomas las pastillas para darte el
plato, entonces la comida será tu premio. —Tom sonrió de lado y miró hacia esas
pastillas de colores y poco a poco, con un vaso de agua, las consumió.
No podía evitar sentirse muy triste por
Bill, pero a la vez aliviado, al tomar las pastillas y haber librado a Bill, de
cierta forma le hacía sentirse libre.
Era como reivindicarse, liberarse,
redimirse.
Y así, poco a poco, comenzó a sentirse
persona.
*
Una noche fría, Bill abrió los ojos encontrándose
amarrado en la camilla del hospital y pensó en qué mal estaría pagando para
estar así. Cerró los ojos pensando en Tom y se mordió los labios temblorosos
mientras lágrimas corrían por sus mejillas angulosas.
u_u veremos qué más pasa... ¿Comentarios? Siempre animan mucho!
Bueno, es muy triste en lo que degenerado la historia, pero creo que así pasa en la vida real, todo va a peor y nada cambia sólo porque el universo lo quiera, si dejas que algo perdure parece que solo es para echarse a perder...
ResponderEliminarLily V.
Me duele mucho lo que está pasando Bill :c está sufriendo demasiado, ya prácticamente no lo tratan como persona y eso es horrible u.u él sólo quiere a Tom. Sé que también Tom está sufriendo pero lamentablemente fue él quien arrastró a Bill a este infierno. Deseo de todo corazón que ambos puedan recuperarse y ser felices.
ResponderEliminarGracias por actualizar. El capítulo me rompió el corazón </3 espero el siguiente.
Felicidades por conocer a Tokio Hotel *-*
Tengo sentimientos encontrados en este momento , odio como tratan a bill , el lo único que hizo fue enamorarse de la persona equivocada , se que tom también esta sufriendo pero no voy negar que siento cierta satisfacción al saber que el también lo está pasando mal, buee como sea el cap me encantó ♥
ResponderEliminarTengo un nudo en el estomago, por lo que les esta pasando, siento pena por ambos porque ambos están enamorados, pero su relación es un caos y parece ser que siempre estará condenada al fracaso, pero no voy a negar que me gustaría que ambos se recuperen y vuelvan a estar juntos, pero la verdad es que lo veo, sumamente complicado.
ResponderEliminarEspero el proximo, saludos c:
PS: Espero leer más sobre tus otras historias de Bill y Tom >.<
Hola a todas, muchas gracias por comentar Lili V Rosi, Camila y Mimiiss, <3 por ustedes actualizo seguido!! espero les guste el siguiente capítulo *-* sé que la historia es triste u.u y los sentimientos encontrados que puede causar, lo siento así también. Veremos si pueden o no estar juntos...
ResponderEliminarHallo! La operación a raiz del accidente, la rehabilitación. la preocupación por si podria concurrir al concierto o no, me alejo de la lectura de fics :( pero ya me actualice y ODIO CON TODA EL ALMA AL DESGRACIADO DE TOM Y TMB AL SER DEBILITADO, EMFERMO, ROTO, NECESITADO DE ESA RUDEZA Y DE ESE INSANO CARIÑO EN QUE CONVIRTIÓ A BILL -_- :'( Y QUIERO VER PRESOS TANTO A TOM COMO A GEO, POR AMENAZAR Y GOLPEAR AL PEQUEÑO!!! -_-
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