martes, 2 de febrero de 2016

Venganza - 2

Hola otra vez n_n acá les dejo la segunda parte, la parte final de fic, espero haya al menos una reflexión de eso. Gracias por leer y comentar, he respondido de forma general en el otro post. Los quiero *-*

Bill era un chico muy inquieto, siempre lo había sido. Era excéntrico y vivía con su mamá y hermana mayor en una pequeña casa en Alemania.

Tenía doce cuando la curiosidad le llevó a perder la poca inocencia que tenía.

Su hermana Katrina era muy vanidosa y solía pelear con él porque Bill quería estar siempre en su compañía, pero ella, como típica adolescente, prefería a sus amigas y en especial estar con su reciente novio, un chico mayor de nombre Tom. 

En aquel entonces Tom tenía veintidós, seis más que Katrina, pero la muchacha se las había ingeniado para estar con él sin levantar la sospecha de su mamá casi ausente.

Un día en la tarde habían llegado a casa y Bill estaba muy aburrido, así que se la pasó tratando de espiarlos. No pensó que llegaría a ver a su hermana teniendo relaciones sexuales con su nuevo novio, y le impactó de sobremanera. 

Había estado oculto en el armario, queriendo ver qué hacían o de qué conversaban para luego molestar a Katrina, pero lejos de eso, logró ver algo muy íntimo. Pero lo más extraño fue que Bill sintió cómo Tom miraba hacia donde estaba él mientras embestía a su hermana. Incluso podría haber jurado que lo veía a través de las rendijas del armario. 

Aquella experiencia fue el inicio de una especie de obsesión con el novio de su hermana. 


Bill buscaba verlo y como casi nunca Katrina lo dejaba a solas, lo veía con curiosidad desde lejos.

Lamentablemente, se sentía enamorado. 

Y una vez, en una noche de Halloween, tanto su hermana como Tom llegaron a casa muy ebrios.

Bill ya había regresado de pedir dulces con algunos amigos, era muy entrada la noche, pero como su hermana salía con un hombre mayor, ella se había ido a una de esas fiestas de disfraces, aunque el suyo no parecía ser más que un bikini. Tom tenía un disfraz bastante ridículo, era un hombre de nieve hecho con tela de peluche blanco y una máscara con una zanahoria de nariz. 

Su mamá dormía lejos de imaginarse lo que estaba pasando. Total, todos los jovencitos salían a pedir dulces y a divertirse, y ella había dejado a sus hijos salir según sus planes. 

Esa madrugada, Bill bajó de su habitación preocupado por las risas y la forma en la que su hermana había llegado. Casi se le veían los pechos de lo mal abrochado que tenía su top y a Tom parecía importarle muy poco ese hecho. Quería sexo, pero Bill salió en defensa de Katrina, quien terminó corriendo al baño entre tropezones porque quería vomitar.

—¿¡Por qué la traes así!? —reclamó el pequeño Bill y Tom acarició su cabeza riendo, burlón.

—Ya, niño, son cosas de grandes.

—¡Ella tiene dieciséis! —dijo y luego le pisó uno de sus pies. Tom se quejó del dolor, pero su principal objetivo era Katrina. Sabía que su madre dormía y nada en el mundo lograría despertarla, como siempre pasaba, pero estaba Bill, el hermanito caprichoso. 

Tom subió las escaleras en busca de Katrina, pero ella se había encerrado en el baño. Bill empezó jalar a Tom del brazo, haciendo que este volteara a verlo. 

Bill lucía ofuscado, pero indefenso, agitado, asustado y eso logró gustarle a Tom quien tomó uno de sus brazos y lo sacudió para luego empujarlo hacia la pared y darle un beso, comiéndole la boca.

Las piernas de Bill flaquearon, todo él se sintió como flotar y eso le asustó un poco, así que lo empujó y reclamó. Él no quería hacerle eso a su hermana, se sentía hasta culpable. 

—Te gustó, ¿eh? Vaya… —dijo Tom viendo su rostro sonrojado y la forma en la que lo miraba.

Su hermana tardaba en el baño y estaba muy ebria, buscaría dormir, eso era seguro. Tom lo sabía, no buscaría tener sexo y él estaba deseoso.

Así que tomó a Bill del brazo y lo jaló hacia su propia habitación.

Bill estaba asustado, pero a la vez… a la vez él quería a Tom, solo que sin hacerle daño.

—¡No, Tom, no! —reclamó asustado.

—No te haré daño. —Tampoco quería hacerle daño… solo estaba deseoso y Bill, a pesar de todo, incrementaba su deseo.

Lo empujó hacia la cama y Bill se asustó, claro que podía darse cuenta qué era lo que quería hacerle, lo que solía hacer con su hermana.

—Tranquilo —dijo para calmarlo y Bill, tembloroso, solo buscó abrazar a Tom. Quería sentirlo cerca de todas formas, no quería llegar a más, pero quería aprovechar la situación para abrazarlo.

Nunca había abrazado a alguien en una cama de esa manera.

—Yo… —dijo nervioso—. Yo te quiero, pero sé que eres de mi hermana —dijo inocente, confesándole su más sucio secreto. Tom sonrió emocionado y comenzó a besar su cuello.

—Lo sé, lo he notado, siempre mirando. 

—Lo siento —susurró con los ojos cerrados. Luego de eso, sintió a Tom quitarse en el traje de hombre de nieve.

—Espera —dijo Bill al notarlo apurado.

—Deja —replicó Tom serio. El ambiente se tornó extraño para Bill, no sabía si confiar o no, era su primera experiencia de ese tipo. No sabía ni qué decir o si había sido buena idea o no declararse así a un hombre mayor y ebrio.

Para Tom había sido suficiente… él iría hasta donde sus instintos le guiaran. Tomó a Bill a la fuerza, no volvió a decirle ninguna palabra más, solo tapó su boca con una mano y con la otra lo desnudó. Le metió la zanahoria que tenía la máscara para así prepararlo utilizando mucha saliva, para que no le doliera, pero más que dolor físico lo que primaron en Bill fueron el miedo y la culpa.

Todo fue muy rápido y agresivo. Bill quedó sobre la cama, totalmente asustado y nervioso. Tom se quitó de encima de él y le pidió perdón.

—Lo siento —susurró—. Prometo arreglarlo, ¿de acuerdo? —Bill no sabía qué decir. 

Había confiado en él… no merecía lo que le había pasado.

Cerró sus adoloridas piernas y se puso de costado, comenzando a temblar. Tom se le acercó y acarició su cabeza.

—Tranquilo, mañana no recordaremos esto, te lo prometo. —Salió de la cama tambaleándose. 

Al día siguiente, Bill despertó con todas las consecuencias. Nunca su vida volvería a ser la misma, pero Tom también sintió algo de culpa, sin embargo, él lo asimiló de otra forma. 

En su borrachera, él había olvidado y justificado muchas de las cosas que había pasado y hasta llegó a creer que no había sucedido nada.

Ese mismo día la relación con Katrina se terminó, ella recibió un castigo fuerte por parte de su madre por andar bebiendo alcohol y prohibió la entrada a Tom.

Tom tenía culpa en cierta forma, no podía estar cerca de Katrina sin pensar en Bill. Solo recordaba que lo había besado y la idea de introducirle la zanahoria, eso nada más estaba en su mente. Esperaba que Bill lo hubiera olvidado porque era casi un niño.

Así que se alejó de esa familia sin soportar ver a Bill observándolo con extrañeza, con tristeza y hasta rabia. No sabía cómo hacer para revertir lo que había hecho.

Y ahora, en su propio departamento, cuatro años después de lo acontecido y en la misma fecha de Halloween, se encontraba bajo la merced de Bill.

Bill lloraba sentado a un lado de la cruel escena que había creado. Tom semidesnudo, ensangrentado con una zanahoria en su parte trasera, amarrado y agitado, aún permanecía en shock. 

—Bill, escucha… 

—¡Calla! —Tom guardó silencio por un momento—. Nada de lo que digas logrará librarte de tu destino final.

—Espera, escúchame un momento. Yo no quise.

—¿Te das cuenta lo estúpido que eres? De ser así, no lo hubieras hecho.

—Escúchame —suplicó Tom—. Reconozco que… que soy un monstruo, lo sé, Bill, no debió pasar… yo… estuve ebrio, no tenía cabeza, yo…

—Son excusas. —Tom se rindió.

—Está bien, está bien, Bill, tienes razón, me merezco esto —dijo rendido—.Quisiera no haber hecho lo que te hice, lo digo en serio. 

Bill se puso de pie y tomó un cuchillo. Tom tembló, era el fin de todo, podía presentirlo y en cierta forma sentía que lo merecía. 

—Dime Tom, ¿qué se supone que debo hacer, qué es lo que te mereces? —Tom estaba muy asustado, pero también se sentía culpable.

—Escucha Bill, me merezco lo peor… pero tú no mereces convertirte en un asesino, no mereces pasar por esto.

—Tú me llevaste hacia esto. No sabes todo lo que pasé después, para mí no fue nada fácil, cada Halloween imaginaba lo que debía hacerte, pero a la vez… —comenzó a llorar—. A la vez me aborrecía por ser tan estúpido, por haberlo permitido.

—No fue tu culpa, lo admito, soy el único culpable. No creí que te causaría tal mal, ni lo pensé.

—Pues fuiste un idiota.

—Lo sé, pero no mereces ensuciarte más conmigo. —Bill comprendió que tenía razón.

Había imaginado tantas veces cómo sería mutilarlo, torturarlo y hasta matarlo, ahora que casi lo había hecho, se sentía muy mal. Se sentía más sucio.

Tomó el cuchillo y con una mano quitó la zanahoria de sus entrañas, luego cortó las cuerdas de sus manos y pies.

Tom siguió sus instintos de supervivencia, se subió el pantalón y se alejó de Bill. 

Bill permanecía arrodillado en la alfombra, estaba ido y se sentía muy frustrado. Tom encendió la luz y ahí lo vio, indefenso como alguna vez lo había visto solo que más alto y robusto.

Tom tomó una toalla y se secó parte de la cara, estaba hinchándose cada vez más, no tenía cabello y parecía un monstruo. —¿Sabes Bill?, necesito ir al hospital —dijo rendido, Bill solo se levantó y caminó hacia la puerta y se fue sin mirar atrás.

Tom sintió mucho alivio. Luego de minutos y tomar su billetera, salió despavorido de su domicilio rumbo al hospital.

Nadie en la calle se inmutó ante su horrenda presencia, parecía ser el mejor y más realista disfraz de Halloween.

Se tambaleó luego de caminar apenas una cuadra y decidió tomar un taxi. 

Al llegar al hospital las enfermeras llamaron a los policías, lo que había pasado era una atrocidad.

—Y bien, señor, ¿no va explicar quién fue el que le hizo todo esto?

Tenía un diente roto, el tabique inflamado, un ojo morado, sin cabello, heridas en su cuero cabelludo, heridas en las muñecas y tobillo, moretones en la espalda y pecho, una mordida en el pene el cual estaba hinchado y además casi un desgarro anal. Se iba a quedar en el hospital hasta que estuviera estable y no había pedido que se le comunicara a nadie.

—No lo sé —dijo ido, no quería interrogatorios.

—¿No va a presentar cargos?

—No —dijo con mucha culpa. 

Él sentía que se lo merecía.


u_u quizá el ver tantos temas sobre esto decidí escribir algo al respecto... Espero les haya gustado o no sé, al menos entretenido. Gracias por leer y comentar, siempre se valora eso<3 Los quiero~

8 comentarios:

  1. Lei la 1ra parte hace un tiempo ya y al principio, no lo voy a negar, senti pena por Tom pero avanzando la lectura presenti que todo el maltrato inesperado que recibió tenia una razón muy valedera y asi fue. El acto que cometió hacia Bill, consentido o no ( él solo quería cariño de ese pervertido pelilargo ) fue una aberrante violación y muy merecido fue su castigo.
    Bill le confeso su cariño y él le respondió abusando de él, mancillandolo sin pensar en las posteriores consecuencias de ese acto tan ruin.
    Gracias por haberlo actualizado DamitaRosa Cariños Lily

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  2. Me gusto mucho el final porque a pesar de todo se lo merecía. Pobrecito Bill. ���� -Ivi-

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  3. Hola Pink !!! realmente me encanto ! aunque me dió mucha pena Tom .... de alguna manera se lo merecía .... Bill era un niño y lo que le hizo fué un horror . Gracias por compartir !!!! como siempre una genia. Besos : muakkk !

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  4. Muchs gracias por sus bellos comentarios *-* por ahí alguien me preguntó si sería capaz de continuarlo, la verdad está difícil pero uno nunca sabe >:D
    muah muah

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  5. Me recordó a los fics de la vieja escuela, de esos donde el plato fuerte eran las emociones que te llegaban tánto a la médula psicologica que tenemos. Casi terminas sintiendo (de una manera fisica) lo que ellos sienten

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  6. Extrañe tus fics Mi Pikyna hermosa, me llevara mi tiempo ponerme al día en todo y con todo :p
    Pero ya andaré por aquí y te comentare
    Abrazos y besos mija

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  7. Valla si que fue rudo! Espero leer mas relatos así jejeje realitas y sin finales felices cuando no puede haberlos.

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  8. Me encanta *-* eres pero si buenisima escribiendo!!! <3

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