viernes, 19 de diciembre de 2014

Cautivo - 20

Hola a todos, este es el último capítulo de Cautivo, sin embargo hice otros más siguiendo la historia con lo complejo que es este fic, así que digamos que aquí termina una temporada. Gracias a todos los que leen y comentan, es importante para mí. 
—¿Qué haces? —Le preguntó Georg, su único amigo. Tom estaba sentado en su sofá mirando el periódico.

—Se supone… se supone que debo de cambiar de trabajo, estoy pensando, además debo hacer una jodida lista, no tengo cabeza para eso, ¿sabías que ese doctor parece más loco que yo? Es en serio, no le entiendo a veces… —había estado cumpliendo sus citas, y él no veía ninguna mejora…

—Pero, ¿te sientes mejor, verdad? Digo… en verdad tu manera de ser es bastante anormal —Tom le puso mala cara, aunque al único que le permitía burlarse de sí mismo era a Georg ya que con él había compartido sus más malos momentos, ¿qué más ocultarle? Georg sabía que él era un fracaso.

—Se supone que debo salir, que debo dizque socializar y no sé cuánta mierda más, yo… yo acudo a él porque él es el único quien me puede acercar a Bill… de una buena manera —tiró el periódico a un lado. —esto no está funcionando… Y Bill ha cambiado de número… capaz hasta se ha mudado, ya no me quiere ver, de seguro… de seguro tiene otro hombre —Se enfureció y ningún ejercicio de respiración le calmaría ese estado en ese momento… otra vez empezaba con sus pensamientos extraños

—¡Oh, Dios santo! ¡Otra vez con lo mismo! —Aquello hizo entrar en razón a Tom y a pensar en sus propios pensamientos, a no hundirse ni encerrarse en ellos sino racionalizarlos, era algo que el doctor le había enseñado hacer, aunque para Tom eso no bastaba, nada bastaba para calmarlo…

—¡Joder! Detesto todo esto… no sé qué debo hacer… no me interesa nada de lo que diga el doctor, quiero ver a Bill… sólo eso. —Ahí estaba su verdadera razón… —quiero intentar ser… ser normal… 

—Ya, amigo, en serio que puedes, a veces hablas como si todo estaría bien, pero realmente no sé qué pasa por tu cabeza que a veces actúas como un animal salvaje, tienes que ser conciente de eso.

—Ya loquero Georg, ya…—Georg rió y contagió su risa a Tom por un momento…

—¿No trabajarás más en la mecánica?

—No es lo que quiero para mi vida… se supone que debo pensar qué quiero ser en la vida y hacer la puta lista. —Tom había pensado y mucho, qué realmente hacer o ser… él quería ser músico, pero sabía que eso sería tan imposible. Bill le había intentado ayudar y él había perdido esa oportunidad, ahora no sabía qué rumbo tomar de su vida.

—¿Llegaste a vender tu casa allá en el bosque?

—Sí, me dieron una miseria por ella, vendí el terreno porque la casa… esa casa ya ni existe, tengo dinero en el banco, pero… justamente quiero pensar qué hacer con ello.

—Estudia música como quieres, ¿por qué no lo intentas otra vez?

—No será rentable, debo pensar en otra cosa, a estas alturas estudiar Georg… ya no soy un niño, tengo casi 27 años y una vida desperdiciada.

—No te veo en otra cosa que no sea música.

—¿Autos? No sé, algo de eso me estoy animando… —suspiró —pero… a veces siento que no tengo fuerzas, me desespero pensando en Bill y el idiota ni rastro de vida ha dado, aún no regresa a su trabajo.

—¿Lo estuviste buscando? —Tom carraspeó siendo evidente.

—No…

—Tom.

—¡Mierda Georg, qué quieres que te diga, claro que lo seguí, es… es mi tesoro, como crees que voy a dejarlo ir así no más!

—Es que… no te pertenece, amigo…

—Ya cállate, te pareces al jodido doctor ese, y creo que está mal de la cabeza porque es un anciano, no me busques que me encuentras… —se puso en pie y lo miró amenazante.

—Estás en mi casa, Tom…. —habló con voz suave y Tom prefirió salir de ahí.

“Si sientes que pierdes el control, sal del lugar donde te encuentras y evita el contacto con tus seres queridos, tiempo fuera Tom, camina, fuma un cigarro, pero nunca te vayas en contra de la gente que tienes al lado”

—Jodido doctor sabelotodo, cuando lo vea le partiré la cara… —aún así le hizo caso, estuvo caminando por las calles desoladas… Y vio un aviso en un poste de luz.

“Se necesita joven experto en autos para tienda”

Tom se quedó pensando, el destino era raro… ¿era lo que debía ser? De seguro la paga era poca… pero quizá podía ser socio de esa tienda de autos con el dinero que tenía en el banco y así poder surgir, tener un trabajo fijo al menos, no le vendría nada mal. 

Esa misma tarde fue a aquella tienda, y para su suerte, le dieron el puesto.

***

Por otro lado Bill aún no regresaba de vacaciones, ya había pasado como dos meses… incluso podría perder su trabajo, pero no se sentía listo. 

Lo que más deseaba era olvidar a Tom, lo deseaba con todas sus fuerzas, pero muy dentro de él estaba aquel chico que había conocido en las peores condiciones posibles… gran masoquista, no había otro término en su mente para definirse, eso le hacía sentirse muy mal a veces. ¿Por qué no podía darle una oportunidad a otra persona y ser feliz?

Decidió intentarlo y ahora salía con el profesor Jared, un hombre de casi la misma edad que Tom, muy apuesto como Tom, pero amable, muy amable de trato… qué más podía pedir Bill.

Se alistaba para salir con él.... se echaba mucho perfume y se peinaba esta vez su corto cabello, se había quitado las rastas bicolores que tenía, lo hizo en un intento de lucir más varonil, menos débil, menos presa, menos cervatillo. Había estado haciendo pesas en un gimnasio, había resultado, tenía músculos en sus delgados brazos, se había comprado ropa distinta, dando un look como aguerrido, aunque sin peder su toque personal, sin dejar de delinear sus ojos ni echar brillo en sus labios, sin dejar de ser sensible, sólo que ahora quería aparentar ser un nuevo Bill. 

El timbre de su casa sonó y suspiró mirándose al espejo… 

—Debo hacerlo… tú puedes Bill —mentalizando sus metas —debo darme la oportunidad de ser feliz, él me quiere, me lo ha dicho y demostrado—. Salió y abrió la puerta.

—Buenas noches Bill, estás radiante como siempre —se acercó y le dio un pequeño beso en sus labios.

—Oh, Jared —sonrió fingido —¿dónde iremos hoy?

—Al paraíso —él no estaba acostumbrado a tanta cursilería… evitó mirarlo mientras iban a su auto… la noche recién empezaba y él ya quería que acabara…

Fueron a un hermoso hotel, uno de los más lujosos, cenarían ahí algo de comida vegetariana mientras veían una especie de show de música clásica, lo que a ambos le gustaba.

—Bill, —le llamó, en casi toda la cita no había hablado, sólo se limitaba a comer, escuchar la música, mirar a las demás personas y luego comer otro bocado. —¿estás bien? Mira que soy tu novio, puedes confiar en mí, te noto distante…

—Lo lamento, sé que parezco así, pero estoy disfrutando de esto… gracias —se sintió mal por mentir, otra vez él pensando agradar a alguien...

Había descubierto ese defecto suyo, a él le gustaba agradar a los demás, no hacer problemas, no ocasionarlos, le gustaba complacer. Pero no se ponía a pensar si él realmente estaba disfrutando algo o no… eso era secundario. Con Tom muchas veces pasaba así, quería agradarlo y cuando Tom estaba bien, entonces Bill automáticamente lo estaba, obviaba el daño.

Regresaron a casa y Jared pasó a beber unas copas de vino y a hablar más de música.

—Disfruté del concierto, en verdad.

—Oh, pero tú tocas aún mejor mi lindo Bill; vamos, trae tu violín y toca una pieza. —Bill así lo hizo, aunque lo que menos quería era eso. —que preciosura… sí, así —exclamaba Jared ante el sonido del violín, Bill cerró sus ojos evocándose a esos recuerdos cuando tocaba para Tom… él nunca exclamaba eso… —Hermosa melodía… la amo, la amo —él sólo se quedaba quieto mirándolo embelesado, y luego de un prolongado silencio le decía alguna cosa corta como “tocas muy bien” y eso bastaba para que Bill se le lanzara encima y lo llenara de besos y el violín terminara a un lado de ellos mientras hacían el amor, así era con él… y ahora tantas palabras lindas le incomodaban… Tom no necesitaba fingir halagos para tenerlo —Perfecto… —Jared se le acercó y tomó su rostro entre sus manos y le dio un beso, Bill jadeó intentando zafarse, pero se rindió ante su amante, él otro tomó ventaja y lo levantó de su sitio para arrinconarlo contra la pared y besarlo más intensamente.

—Jared… —estaba agitado. —Yo no sé…

—Juro ser cuidadoso… mi precioso —Tomó su cintura y empezó a besarle el cuello, Bill se agitaba pero cerró los ojos… sentía que necesitaba darse una oportunidad.

Ya en la cama, tener que sentirse desnudo bajo el cuerpo del otro le incomodó mucho… era un casi “desconocido” viéndole todo y deleitándose. Aunque le trataba bien, aunque sus manos eran delicadas al tocarlo, algo dentro de él se sentía incómodo…

—Jared… —musitó.

—Bill… eres tan exquisito, te deseo tanto —besaba su cuello y sus manos separaron sus piernas, Bill se agitó ante eso, lo haría… Vio como Jared se sentaba en la cama y con sus manos temblorosas se ponía un preservativo, deslizándolo en su miembro, luego alzó la vista y miró las piernas de Bill… —Te haré mío…

—Ahh… —Jadeó mientras lo sentía entrar, le daba besos por todo su rostro, le susurraba palabras bonitas… pero él no deseaba eso, quería tener el control de la situación. Sabía que si Jared continuaba, pasaría lo mismo que con Tom, le gustaría y así lo querría… dentro de Bill había un debate, él quería quererlo pero a la vez no quería dejar de querer a Tom. —Jared, —habló con voz más firme. —Sal… me duele —se contrajo. El sexo sin amor no valía la pena.

—Tranquilo, —notó lo agitado que estaba —voy por lubricante…

—No, no… —cerró sus piernas —no puedo, no… no quiero hacerlo —dejó de mirarlo…

—Es por ese sujeto, ¿verdad? Te gusta que te golpeen, que te amarren en la cama, ¿eso quieres? —Bill lo miró con rabia… tarde o temprano tocaría ese tema, tarde o temprano hablaría de Tom y todo se vendría abajo. —Si eso quieres, puedo hacerlo… —eso le sonó tan mal, ¿qué creía que era? Él no permitiría más maltrato.

—Sal de aquí… —empezó a vestirse, Jared le tomó de un brazo y lo tumbó a la cama otra vez —¡No! ¡Qué no entiendes! ¡Nadie me toca si no quiero, nadie! —Alzó una pierna y lo pateó en el pecho tan fuerte que Jared cayó al suelo.

No iba a ser más la víctima de nadie…

***

—Tom, después de… ¿dos semanas?

—Sí doctor… es que estoy trabajando, me di un tiempo hoy, pues deseo hacerle preguntas. —el doctor rió.

—Preguntarme… interesante, deseo responderte —Se sentaron en su estudio y Tom miraba a todas partes, no sabía cómo empezar…

—Bueno, es que… ¿sabe algo de Bill? —el doctor se quedó serio mirándolo.

—No sé nada de él, debe estar haciendo su vida, ¿no crees?

—Se supone que… que me ayudaría a estar con él, ¿no?

—En ningún momento dije eso, dije que les ayudaría a ambos en manera individual, y él no ha regresado hace ya mucho. —Tom se inquietó —¿Por qué esa cara?

—¿Cómo que por qué? Qué cree… No sé nada de él y empiezo a desesperarme, no hay día en el que no piense en él y como está y lo que debe estar haciendo ¡con quien sabe Dios! Mientras que yo aquí, haciendo sus estúpidas listas no gano nada, ¡nada!

—Estás viviendo Tom, estás aprendiendo, mejorando, todo eso, Bill es una parte de tu vida no toda tu vida ni toda tu razón de vivir…

—Usted dice eso, pero no es así, no pasa eso conmigo, siento que me desespero cada vez más, ya ni sé como sacar esto de mi cabeza.

—Pues vamos a sacarlo. Vamos, dime todo lo que quieras decirme de él, hablemos de Bill hoy y de seguro llegaremos a una conclusión —Tom se molestó pero después de un rato, mientras pensaba qué decir, se rindió.

—Siento que lo he perdido para siempre…

—Eso puede ser verdad… ¿sientes que eres incapaz de recuperarlo?

—¡Cómo hacerlo doctor! Ni sé…

—Tal vez debes dejar de atormentar tu cabeza pensando en otro sino en ti, quizá ha llegado el momento de mirar a otro lado, encajado en una sola cosa pierdes vida, pierdes energía y te malogras el hígado lamentándote por eso. —Tom se removió en su sitio, como le molestaba que el doctor hablara así.

—Fácil para usted que sólo dice los defectos de los demás, no sabe nada de cómo soy ni de todo lo que pasé en mi vida…

—Tom, el primer día que viniste aquí te expliqué de cómo iba esto, no señalo defectos, hablamos de dar solución a las situaciones de tu vida y que debes poner de tu parte si realmente quieres mejorar, te planteo la pregunta inicial, ¿deseas mejorar?

—Ya ni sé para qué…

—Por ti —Lo pensó un rato y luego asintió algo fastidiado…

Hablaron por casi una hora, y otra vez trataron el tema de la socialización, algo que a Tom le fastidiaba en sobremanera.

—Usted… de seguro usted era un niño como todos, en sus casitas con sus hermanos un papá y una mamá; yo no, no me pida ser como el resto porque no lo soy.

—Todos vivimos en el mismo mundo Tom, así yo haya tenido un padre y tú no, eso no quiere decir que estás destinado a ser un fracaso, eso te lo pones tú en la mente, no aceptes tal cosa como verdad…

—Ya no empiece —evitaba verlo —que me sugiere… no sé qué hacer, ya estoy trabajando y no tengo que hablar mucho con la gente que entra, sólo con los que van a comprar un auto, es complicado hacerlo a veces, pero ya lo intento.

—Es un excelente avance, ¿qué me dices de tu cumpleaños? Es la otra semana.

—Ah… pues, ¿qué tiene?

—Es una buena ocasión para celebrar, ¿no crees? —Tom rió fastidiado.

—¿Quiere que haga una puta fiesta? No lo haré.

—No te ordeno nada, sólo… sólo piénsalo —Tom se imaginó haciendo una fiesta, le pareció tan ridículo. —¿a quienes invitarías?

—Ese es el detalle, no tengo a nadie quien invitar, odio las fiestas, no lo haré.

—Piénsalo, anda dime, quienes irían… mencióname las personas que conoces. —Tom le frunció el ceño.

—Pues… Georg, es el único, Georg, usted, nadie más.

—¿En tu trabajo?

—Un señor, nadie más, el que me contrató.

—Pues esa es tu lista: tu amigo Georg, el señor de la tienda y yo, seremos tus invitados. 

Tom salió de ahí un tanto aliviado por una parte y algo fastidiado por otra parte. Aún pensaba en Bill, aún lo quería… sentía que por más que hablara con el doctor Müller eso no cambiaría…

Pasó una semana y era un domingo, curiosamente su cumpleaños número 27.... Para él un día normal, no había hecho planes, no pensaba hacerlo tampoco. Se alistaba para salir a caminar un momento, pero Georg salió de su habitación y lo abrazó.

—¡Feliz cumpleaños Tom! —le dio unas palmadas en la espalda.

—Ya… ya no me grites así que me molesta.

—Tenemos que hacer algo, ¿no crees? —Tom lo miró serio. 

—No quiero nada…

—Tom… —le persuadió.

—No sé cómo hacer una fiesta, no quiero nada.

—Una reunión con cervezas, nada más, pero hagamos algo.

Se sentó en el sofá escuchando a su amigo planear algo, en todo estaba en desacuerdo, pero después decidió abrirse un poco, aunque le costaba intentaba hacer las cosas como deberían ser. Luego de tanto debate llamó a su jefe, éste confirmó para ir en la noche a tomar unas cervecitas en su casa, luego llamó al doctor Müller, aceptó ir también, tenía todos sus invitados confirmados.

—Voy por las cervezas —dijo Georg —Tú… pues, como sabes mejor de cocina que yo, podrías preparar alguna comida.

El día se pasó en eso… recordaba que su abuela le había enseñado a cocinar, cada vez que cocinaba era una experiencia relajante para él, era como volver a ser niño y sentirse protegido en aquella casita, ¿cómo dejó que el tiempo y las circunstancias cambiaran su forma de pensar? Aún no lo sabía. 

Su celular sonó, fue a contestar pensando que era Georg.

—Aló…

—Aló Tom —Esa voz sólo podía ser de una persona… Bill —Feliz cumpleaños… —le llamaba de un teléfono público, le tomó desprevenido. Su corazón latía desbocado que tuvo que sentarse para procesar todo aquello así de sorpresa —si… si no quieres hablarme, lo entenderé…

—No, no, no… digo, gracias. —¿qué decirle? Tramaba en su mente una serie de ideas, todas malas, empezó a luchar consigo mismo, con sus ganas de controlarlo. 

“Si crees que estás pensando algo que te está dominando totalmente, detén ese pensamiento, ponte otro pensamiento que lo contrarreste”

—Ah… —Bill tampoco sabía qué más decirle.

—Bill, ¿estás bien? —lo escuchó suspirar.

—Hem… estoy vivo —rió un poco —estoy bien, aunque, aún no regreso al Instituto, ¿tú?

—Yo… trabajo ahora, y… —debatía en su mente qué sería hacer lo correcto y qué no. —Bill, ¿te gustaría venir a… aquí? Tendremos una supuesta cena, el doctor Müller también vendrá.

—¡En serio! —Bill sonaba excitado —Tom… ¿hablas en serio? 

—Sí… fue su idea, y Georg, me está ayudando, ¿tomas cerveza?

Así empezó una conversación entre ambos, duró cerca de media hora mientras Tom terminaba de cocinar.

—Bueno… iré a tu fiesta, estoy allá en una hora, nos vemos.

—Te espero. —Georg había regresado con las cervezas y lo miraba desde la sala —¿Qué me miras?

—¿Vendrá quien creo que vendrá? —Tom no contestó, Georg lo supo por la sonrisa que tenía en sus labios.

Las horas pasaron y su jefe llegó a la casa que compartía con Georg, luego llegó el doctor y se sorprendió al saber que Bill vendría. Tom no lucía nervioso, lucía asustado. Su jefe hablaba tanto de autos que el doctor le entró a la conversación y se pusieron a ver videos de carreras de autos en la sala mientras Georg ayudaba a Tom a poner la mesa.

—No vendrá, no vendrá —Murmuraba.

—Tranquilo, ya Tom, deja esa cara, es tu cumpleaños.

—Yo no quise esto, en serio que no… —pero todo su cuerpo dio un salto cuando escuchó en timbre sonar.

—¿No lo quisiste?

—¡Cállate Georg! —caminó nervioso, y la abrió, delante de él: Bill y en sus brazos un cachorrito. Tom se quedó por un momento mirándole fijamente, su nuevo look tan distinto, Bill tan distinto pero con la misma sonrisa de siempre y con esos ojos brillantes e inocentes, ese era el Bill que él amaba.

—Feliz cumpleaños Tom… te traje esto ya que me diste un gatito que por cierto aún lo tengo. —Le sonreía cómo sólo él podía hacer, Tom se sintió tan extasiado y emocionado. 

—Gracias… —miró al animalito y lo tomó en sus brazos —es precioso, es muy lindo, pasa. —El perrito le movía la cola, tan rápido se había adaptado.

Saludó a los presentes que ya estaban en la mesa a punto de cenar y se sentó junto a Georg. No pasaba desapercibido el nerviosismo de Tom ante todos, pero el doctor tomó la palabra.

—Gracias Tom por invitarnos a todos nosotros tus amigos, me alegra que hayas organizado esto para celebrar tu cumpleaños, y quiero hacer un brindis —alzaron sus copas de vino y así lo hicieron.

Los invitados se pusieron a conversar de muchos temas, su jefe le preguntaba muchas cosas y él no quería responder, pero luego de tanto rato, hablaba tratando de calmarse tratando de socializar en grupo.

—Así que conociste a Bill de casualidad… —habló su jefe, Tom no sabía qué decir en ese momento, agachó la cabeza y fingió comer algo, pero Bill quiso responder.

—A veces la vida te da sorpresas de esa manera, aunque la forma en como conocí a Tom no fue la indicada, ahora sé que valió la pena —Tom jamás pensó escuchar a Bill hablar así.

—Entiendo —el jefe de Tom ni podía imaginar en qué clase de circunstancias lo había conocido. —¿Y al señor Müller? —Tom frunció el ceño otra vez.

—Entró inesperadamente a mi casa —soltó el doctor —fue un accidente y así nos conocimos —estaba en su ética no revelar los pormenores de su paciente.

A uno lo había secuestrado, al otro lo había golpeado y al otro lo había conocido en la cárcel… pero no tenía por qué revelarse toda la información, ¿para qué hacerlo? 

—Interesante, también lo conocí así —rió —entró a mi tienda y ya vamos a ser socios el mes que viene, nos mudaremos de local a uno más grande.

—¿De casualidad venderán autos Ferrari? —Preguntó Bill.

—Así es joven, traeremos los mejores autos del mundo.

Siguieron con la cena hasta que el doctor tenía que irse, se despidió con un abrazo y unas fuertes palmadas de ánimo en la espalda. Luego su jefe se fue, haber conocido más a Tom, su futuro socio, le había parecido interesante. Georg se quedó mirándolos hasta que notó algo extraña la situación y decidió meterse en su habitación despidiéndose de Bill.

Tom estaba sobre el sofá con el cachorro sobre él, haciéndolo dormir, Bill estaba a su lado contemplándolo.

—¿Crees que deba manejar a estas horas? ¿Es seguro por aquí? —Tom lo miró inquieto.

—No es tan seguro, puedo acompañarte si quieres, ¿debes irte?

—Humm… —lo miró provocador —no quiero, pero creo que debo… —Tom lo miró sincero.

—Quédate… si puedes quedarte quédate un tiempo más.

Y se quedó toda la noche, hablando de muchas cosas, de ellos, de sus planes, de sus metas. Tom no podía recordar haber pasado un cumpleaños así y Bill empezaba a sentirse seguro a su lado otra vez.

Cuando ya tuvo sueño, Tom le prestó su cama y lo abrigó, Bill jaló una de sus manos atrayéndolo a él.

—Juré… juré nunca más quererte… pero te quiero —rodeó el cuello de Tom y lo abrazó. —No te he olvidado —le susurró al oído.

—Tampoco yo… —Tom cerró sus ojos y se sintió seguro, se sintió querido, se sintió especial.

—Creo que mi destino es estar atado a ti. —lo miró con los ojos aguados.

—Me tienes en tus manos Bill…

Volver al inicio… pero esta vez de una forma diferente.

***

—¡Por qué hiciste eso! —Ambos vivían juntos en una casa que habían alquilado después de algunos meses de estar saliendo. Una cosa eran las citas y otra era la convivencia…

Tom había hecho añicos el celular de Bill, había sonado tanto y su mente le ganó, pensó que alguien lo acosaba y lo destrozó.

—Tenía una reunión en el Instituto. —Tom se le acercó furioso.

—¿Con quienes hablas? ¿He? ¡Contéstame! — alzó una mano pero Bill le dio una patada entre las piernas y salió corriendo de su departamento. —¡Regresa!

“Sal en busca de ayuda, o simplemente sal cuando te veas amenazado, no intentes dialogar con alguien fuera de sí”

Tom se quedó en la casa, adolorido pero con mucha rabia, tanta que quería exteriorizarla en alguien, hacerle pagar a Bill por sus propias inseguridades y temores.

“Cuando sientes que pierdes el control, no te cierres en tus pensamientos, busca ayuda, no busques culpables, sal de ahí.”

Tomó su teléfono y llamó a Georg, se sentó en el sofá y habló.

—Lo detesto… siento que, ya sabes, no me quiere, acaba de salir de la casa así por así, escapando.

—¿Qué le hiciste? —No era la primera vez que lo llamaba diciéndole algo semejante.

—Nada, no le hice nada…

—Oh, sí… entiendo Tom.

—¡Joder! Le partí el celular porque alguien le llamaba, ¿contento? —Georg rió.

—Ya sabes lo que tienes que hacer, tranquilo amigo, él no se irá, hace tanto lo hubiera hecho… no lo hizo, así que supongo que debes agradecer por eso, ¿no crees? —apaciguó en algo su ira… Miró a Scoty su perrito jugar con Kazimir el gato de Bill, pequeñas bestias que podían convivir, ¿por qué ellos dos no siendo humanos?

—Ya… te llamo luego. —colgó y fue donde Scoty, le puso una correa y lo sacó. —Vamos con papá…

Al salir, vio a Bill fumando dentro de su auto. Era verdad, no se había ido, estaba ahí… Tom lo miró y se le acercó tímido. Bill evitó mirarlo, aún estaba enfadado con él, pero al ver a Tom cerca de su auto volteó a verlo.

—Ten… —Tom le extendió un teléfono, su celular. Bill lo miró aún molesto. —Lamento ser tan bestia… te compraré otro.

—Eran llamadas de mi jefe, todos tenemos uno.

—Lo sé… por eso, ten —extendió una mano y lo tomó.

—Tu celular es feo —rió un poco y Tom se relajó ante eso.

—Ya… que exclusivo eres… ¿Regresarás a cenar?

—¿Qué pregunta es esa? Claro que regresaré… —Bill le sonrió y Tom le creyó. —Dame un beso —acercándose a Bill lo besó…

Salió a su trabajo y regresó en la noche a cenar con él…

Sus días no siempre eran bonitos, pero habían aprendido como manejar los malos momentos.

Porque nunca es tarde para aprender nuevas formas de convivir, ni nunca es tarde para otras oportunidades.

Fin.

n_n ¿qué les pareció? Espero subir pronto lo que sigue, es la continuación años después... al parecer personas complicadas y complejas se han unido, veremos qué sale de todo eso y qué futuro les espera. Gracias por leer. 

4 comentarios:

  1. Segunda temporada, eso me emociona saber como ha seguido la relación de Tom y Bill al paso de los años >.<

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  2. aCABO DE LOS LOS ÚLTIMOS DOS CAPIS( HABIA LEIDO EL FIC COMPLETO EN THF TIEMPO ATRAS ) Y ESTARE DICHOSA DE LEER UNA 2DA TEMPORADA!!! SALUDO Y UN FUERTE ABRAZO DAMITA ROSA!!! :)

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  3. Dior (': ¡¡¡¡Por favor sigue!!!! Espero mucho la continuación (/u\) <3 espero subas lo que sigue pronto. Amo tus fics (': . (-Sailly(:) (No te escribo mucho por qué me da pena Dx).

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  4. Hola<3 gracias por comentar a las tres *-* lo valoro mucho.
    Pronto este fic estará llegando a su fin, le estoy creando capítulo nuevos que subiré solo aquí.
    Un abrazo grande!!!

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