martes, 9 de diciembre de 2014

Vagabundo - 9

Hola a todos... eco... eco... XD ay, sé que demoré mucho, son por varios factores que ahora no importan. Aquí les dejo otro capítulo más de este fic que pienso está llegando a la mitad de todo lo que tenía planeado, así que el desenlace final se está acercando~ Que lo disfruten n_n
Tom fue hacia los suburbios, hacia la zona peligrosa pasando el puente. Todo estaba oscuro y el dolor de cabeza continuaba torturándolo. 

Llegó a su barrio y fue hacia donde sabía podía encontrar a Bushido, su único amigo. Estaba jugando casino en una especie de patio improvisado con algunas mujerzuelas que al ver a Tom se pusieron de pie y se acercaron coquetas, pero él pasó de ellas, no quiso que ninguna lo tocara. 

Bushido lo distinguió y se puso en pie. Pudo notar lo afectado que estaba como las otras veces que regresaba de deambular, lucía como si tuviera dolo de cabeza y necesitara recostarse en algún lado, como si escapara de algo, podía ver el miedo en sus ojos y fue con él.

—¿Otra vez? —preguntó refiriéndose a que otras veces había venido en esas condiciones.

—Necesito recostarme y… necesito una pastilla… —alzó una mano que apoyó en el hombro de Bushido, sintió que iba a desmayarse, así fue como Bushido, rápido, lo llevó a su habitación pasando por un callejón.

—¿Recordaste algo? ¿Tienes las respuestas que necesitabas?

—No quiero pensar…

—Algo te ha pasado, vienes con ropa de marca —dijo ayudándole a acomodarse en su cama.

—Estuve con Bill.

—Ya veo —dijo con una sonrisa.

—Pero tuve que salir… mi cabeza otra vez comenzó a traicionarme… la pastilla, necesito una de esas pastillas.

—Sí, sí; iré por ella, tú no te muevas de aquí.

*

Bill no pudo dormir y cuando fue lunes tenía unas enormes ojeras que le hacían sentirse feo. Ni con lentes de sol logró ver mejor, así que se resignó y fue a estudiar.

Se sentía cansado, pero cuando recordaba lo que había pasado con Tom, una sonrisa y un pequeño sonrojo aparecía en su rostro. Suspiró varias veces antes de entrar a su salón de clases, de todas formas debía tratar de concentrarse.

Su amigo Andreas apareció y notó la especie de cambio.

—¿Algo pasa? Te olvidad de los amigos, ¿no es así? Quería salir contigo el sábado, qué pasó… —Bill bajó la cabeza y se puso serio, había llegado el momento de tratar de explicarle.

—Andreas, eres mi amigo y te quiero…

—¿Me quieres? —dijo emocionado.

—Sí, pero como amigo. Están pasando cosas —se mordió el labio inferior—. He conocido a alguien y… —se detuvo al ver el rictus de molestia que Andreas tenía en su rostro—. Lo siento, Andreas.

—No, no; sigue, quiero saber quién es.

—No, esta vez no podré decírtelo. —Andreas se molestó aún más y golpeó el pupitre llamando la atención de los demás estudiantes, todos esperaban al profesor.

Andreas se puso en pie y dejó a Bill solo, se había molestado y Bill se sintió más solo que nunca, aunque en el fondo era una especie de alivio, Andreas se había vuelto muy pesado, más al revelarle sus sentimientos, creía que era el más indicado para estar con él, pero no era así, Bill nunca pudo dejar de, en cierta forma, pensar en Tom, en ese vagabundo misterioso que una vez conoció. 

Casi no podía prestar atención a las clases debido a que no podía evitar pensar en todo lo acontecido con Tom, definitivamente estaba perdido en el amor, no había otra explicación para tan poderosa sensación capaz de enfocarse solamente en eso pese a todo.

Las clases transcurrieron como de costumbre, Bill se dio cuenta de que debía tener el control sobre sus emociones ya que podía perjudicarle el estudio y además debía, en lo posible, tratar de arreglarse con Andreas, podía ver el despecho en sus ojos, lo miraba hasta con odio y Bill no podía soportar ese hecho.

Regresó a casa solo. Al momento de llegar a su cuarto, se recostó un poco, incluso buscó su almohada para olerla y así recordar lo que había pasado la noche antepasada, así fue como se dio cuenta que no podía esperar hasta el siguiente sábado para verlo, para sentirlo, para tener la seguridad de que tenía algo con Tom… no podía y planeó irlo a buscar lo más antes posible.

*

Tom tomaba una sopa de verduras junto a Bushido, se había recuperado del dolor de cabeza y ahora debía tratar de olvidar lo que había pasado. 

—¿Todo bien? —preguntó su único amigo—. Luces pálido.

—Sí, de seguro dejé de comer —frunció el ceño.

—Amigo, algo pasa contigo, no es normal, ¿sabes?

—Lo sé, lo sé, no volverá a pasar.

—Eso dijiste la última vez. ¿Qué es lo que pasa realmente? —Tom dejó la cuchara y se reclinó hacia atrás en señal de incomodidad—. Lo siento, pero nunca hemos hablado de eso, capaz pueda ayudarte.

—Nadie puede.

—No seas pesimista. Escapas de algo, ¿cierto? —Tom lo miró serio.

—No, no escapo de nada, no creo que sea el momento de hablar de esto, estoy tratando de recuperarme, no quiero que Bill salga afectado. Lo veré este sábado y para eso simplemente quiero recuperarme, eso es todo.

—Ay, el amor, el amor. ¿Te atrae mucho? —Tom sonrió volviendo a comer—. Es bastante joven…

—Tiene dieciocho.

—De todas formas, es joven para ti que tienes… ¿treinta? —Tom lo miró serio otra vez—. Es solo un cálculo.

—¿Parezco de treinta?

—Pareces de treinta y cinco en realidad.

—Capaz necesite un corte de cabello.

Ambos comenzaron a bromear y así, poco a poco, Tom fue sintiéndose otra vez en “casa”, si no fuera por Bushido quizá otra vez hubiera salido errante a caminar hasta desmayarse en algún sitio como otras veces había pasado.

Terminó de comer y se dispuso a regresar a lo que era su habitación, al fondo de la entrada. 

Una de las prostitutas que trabajaba cerca de la zona, lo siguió coqueta y dispuesta a conquistarlo.

—Hoy no estoy de ánimo.

—Vaya, recuerdo cuando solíamos divertirnos, aún estoy dispuesta. —Tom le sonrió coqueto.

—Gracias, pero hoy no.

—¿Mañana? —Rió despacio.

—No, lo siento, pierdes el tiempo.

—¿Hay otra? —preguntó haciendo un puchero.

—Sí, lo siento.

Al entrar a su habitación se percató que sus plantas estaban marchitas y todo lucía tétrico, un poco que la tristeza lo invadió otra vez y se dispuso a arreglar lo que podía.

Poco a poco algunos recuerdos llegaron a su mente y algo mucho mayor logró inmovilizarlo así de repente.

Estaba poniendo una de sus macetas en su sitio, eran retoños de rosa que necesitaban agua y miró a su costado, hacia abajo lo que le pareció una niña que le pasaba una maceta con rosas rosadas y le sonreía.

—“papá…” —dijo la criatura y cuando Tom escuchó eso se asustó mucho que la maceta que tenía en manos, cayó al suelo haciéndose trizas. 

Comenzó a temblar y no querer pensar más, necesitaba con urgencia la ayuda de Bushido, así que salió de su habitación y caminó lo más rápido que pudo en busca de su amigo.

Lo halló cerca de la reja, conversando con comerciantes de droga, pero pasó de ellos y se acercó a su amigo, quien lo notó mal como otras veces lo había notado. Se alejó de sus amigos para atenderlo.

—No estás nada bien, algo pasó.

—Últimamente está pasando. Ya no sé qué hacer.

—Tom… —se quejó—. Es sencillo, necesitas ir al médico. —Tom rió un poco con ese comentario.

—¿Indocumentado? 

Bushido comprendió que eso era el problema en sí y no tuvo más ideas, pero a lo lejos, logró ver a Bill que venía en ropa deportiva y una gorra que cubría su hermosa cabellera negra.

—Mira quien viene ahí —dijo con una sonrisita en sus labios y Tom logró ver quien era, no pudo evitar sonreír al percatarse que era Bill, de solo vero el temor que sentía fue desapareciendo—. Vaya, en tan poco tiempo, lo miras como si ya fuesen esposos —rió palmeándole la espalda—. Solo ten cuidado, mira que… —Tom se puso serio, era verdad, Bill ni sabía que se acercaba a ellos quienes estaban rodeados de traficantes, no era un lugar para Bill.

Tom se adelantó para evitar que pasara la reja y detrás de esta, metió las manos por los agujeros en los que podía y tocó sus manos.

—Tenía que verte —dijo Bill agitado y sonriente—. Escapé de casa solo porque necesitaba ver cómo estás. —Tom sonrió y buscó la forma de pasar la reja.

—Este lugar no es para ti, ya lo he dicho, no entres que yo saldré. —Bill asintió y esperó a que Tom saliera y así fue, en cuanto lo tuvo al frente, lo abrazó y luego besó con discreción, mirando antes a ambos lados por su habían personas que pudieran observarlos. 

—Te extrañé demasiado… quería ver que estés bien. —Tom bajó la cabeza—. Algo pasa Tom, lo presiento…

—Son las consecuencias de estar con un vago.

—No digas eso.

—Es la verdad, no podré explicarte algunas cosas, pero sí puedo abrir mis brazos para dejarte ir.

—Tom —reclamó—. Vine a verte, no quiero que me dejes ir. —Tom asintió—. No vuelvas a decirlo así.

—Y ahora, ¿a dónde te llevaré? No puedes entrar, hay personas de mal vivir, Bushido habla con ellos. —Bill giró la cabeza y se percató—. Son comercializadores, si entras podrían ofrecerte drogas y si no les compras, podía ocasionarse una pelea.

—Ya veo…

—Mejor vamos a otro lado.

—A donde sea —dijo un muy agitado Bill quien no dudó en seguir a Tom hacia otro lugar, en el suburbio, cerca de un río y muchas plantas. No había personas, pero tampoco era un lugar peligroso.

Tom solía caminar por esos lados en busca de plantas que podía cocinar o también peces en el río para pescar. 

Para Bill la experiencia le resultó muy aventurera, era de poco salir al campo por su problema de asma además de lo sobreprotectores de sus padres, nunca le habían permitido correr por algún campo sin pensar en que podía respirar polen y eso le sería perjudicial. Pero ahí estaba, de la mano de Tom quien lo jalaba y casi le hacía correr por el césped que poco a poco fue creciendo hasta sus rodillas cuando llegaron a la orilla del río.

—Wow… —dijo agitado, deteniéndose porque el oxígeno comenzó a faltarle—. Jamás he venido por esta zona… 

—Lo sé, está alejado de todo lo urbano y cerca de la zona peligrosa como ustedes le llaman, difícil se atreven a venir y los de mi zona tampoco les gusta.

—Me encanta —dijo admirando el río, escuchando las avecitas y sintiendo la brisa fresca dar con sus sonrojadas mejillas. Tom lo jaló hacia los arbustos, donde entre juegos, terminó por recostarse y hacer que Bill se sentara sobre él, posó sus manos en su cintura y ahí se quedó, observándolo. Bill lucía tímido y suspiraba de rato en rato.

—¿Qué tanto me ves? —reclamó haciendo un puchero.

—Trato de memorizar tu rostro… ¿sabías que eres muy bonito? Quisiera despertar y verte a mi lado cada mañana.

—Pienso que eso será posible.

—¿En verdad lo piensas?

—Sí… cada noche antes de dormir, pienso en el día en que despertaré contigo al lado y estar viviendo juntos.

—Pero ni me conoces, no nos conocemos aún…

—Lo sé, por eso decidí venir, para qué perder el tiempo, ¿no crees? —dijo Bill con cierto temor.

Lo cierto era que no tenía tiempo para Tom, era lunes, tenía un trabajo grupal, responsabilidades en casa. Había salido con mentiras y se suponía debía regresar en media hora… hacía quince minutos que su tiempo límite había vencido.

Tom lo atrajo a su cuerpo y comenzó a besarlo. Amaba sus suaves labios, le gustaba humedecerlos hasta que Bill comenzara a temblar de ansiedad.

—Para, para —dijo agitado y Tom paro pero solo para meter sus manos por debajo de su playera y se sentó aun con Bill sobre él, le besó el pecho queriendo memorizar eso, su plano pecho donde se notaban sus costillas.

Bill se mordió el labio fuertemente, llevó su cabeza hacia atrás dejándose, comenzando a temblar mientras era besado y lamido, cerró los ojos solo sintiendo mucho calor.

No quería que el tiempo le dijera que debía irse a casa, que tenía tarea y deberes; solo quería vivir el momento y sentir a Tom cada vez más cerca.

A lo lejos, un rubio los había observado desaparecer entre los arbustos, era Andreas quien se dispuso a seguir a Bill esa misma tarde en vista de que no le había revelado quién era el hombre del cual se había enamorado, así que quería cerciorarse.

Le dio mucha indignación al ver que se trataba de un vago, un hombre con fea barba y que aparentaba ser muy mayor para Bill… un vagabundo que osaba tocar la blanca piel de Bill con sus sucias manos callosas. Sintió tanta indignación que lágrimas comenzaron a descender por su pálido rostro.

Retrocedió y casi corrió hacia la zona urbana, hacia la casa de Bill donde tocó la puerta y Simone le abrió, quedando sorprendida por sus lágrimas que aún se notaban.

—¿Qué pasó? ¿Por qué traes esa cara? Creí que Bill había ido a visitarte —dijo sorprendida, llevando una mano hacia su pecho.

—Señora, Bill está en problemas.

—Dios mío, qué pasó…

—Su hijo está… —otra vez el llanto logró vencerlo—. Bill está en el río con un vagabundo, se lo ha llevado y… 

—¿Qué? —Simone salió de su casa muy angustiada, su esposo no estaba y ella no sabía qué hacer—. ¡Dios mío, Dios mío! —exclamaba— ¿En dónde está?

—Cerca del río, lo acabo de ver… ese hombre le está tocando.

—No puede ser, tenemos que avisar a la Policía…

Simone casi corrió hacia dentro de su casa en busca de su teléfono, llamaría a todos los que pueda e iría a rescatar a Bill.

Muchas imágenes se le pasaron por la mente. Para una madre sobreprotectora, el hecho de que Bill esté en el río con un vagabundo ya significaba peligro extremo, debía encontrarlo.

Salió llamando por teléfono a la policía quien llegó rápido en un patrullero.

—¡Es mi hijo, está en problemas! —les dijo angustiada.

—¿Está segura?

—¡Sí! ¡Santo Cielo, debemos ir a traerlo!

Simone hizo todo un escándalo y convenció a los efectivos policiales quienes junto a Andreas fueron hacia la entrada de los pastizales cerca del río.

En la orilla, Bill no dejaba de temblar, se había quitado la polera y dejaba que Tom le besara uno de sus pezones, jamás pensó que se sentiría así, que le hiciera temblar y casi gemir. Se abrazó a Tom fuerte en busca de más besos, las manos de Tom descendieron por toda su espalda desnuda sintiendo sus vértebras dar en las yemas de sus dedos, pero un sonido de un patrullero a lo lejos lo detuvo.

Andreas fue quien bajó primero y casi corrió guiando a Simone y a los dos efectivos policiales para, supuestamente, rescatar a Bill de un vagabundo.

u_u chanfle, como diría el fallecido Chespirito... no sé qué puede pasar, pero imagino que si los descubren se armará una grande. Espero pronto sus comentarios *-* Gracias por leer hasta aquí. 

12 comentarios:

  1. Yo en vdd muero por saber que ocurrio en la vida de Tom, para que lo haya bloqueado de esa manera.
    Estupido Andreas, que no pudo soportar que Bill lo bateara, ahora los va a meter en problemas.

    Espero el proximo, saludos c:

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  2. Que hermosa historia amiga! Amo este fic! continúa :))))))))))) (Ivi)

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  3. Maten a Andreasss!!! Que horror de hombre, como se atreve!! Dios pobre Tom :O

    Atte. Lily V.

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  4. :OOOOOOOOO no quiero que Bill lo pase mal... es tan llorón hahahah
    maldito Andreas metiche 77
    sigue por favor

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  5. Por favor actualiza el de Adultez ya lo extraño eres Genial

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  6. SE QUE NO TENGO PERDÓN NI AHIII DAMITAROSA!!! :( PERO YA LEI LOS CAPIS ATRASADOS Y ME GUSTABA Y ME SIGUE GUSTANDOOO!!! BILLY SE ENCARIÑO CON TOM DSD QUE LO SALVO, ESE CARIÑO SE VOLVIÓ AMOOOR Y DESEA CONOCER LA VIDA ANTERIOR DE SU QUERIDO VAGABUNDO D: :/ Y TOM CON LAS AUSENCIAS, LOS DEJA VUS Y LOS FLASHES DE SU VIDA PASADA... CÓMO y PORQUÉ LLEGO A SU ESTADO ACTUAL??? EEEH???

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  7. Omg! Maten a Andreas. Maldito como va de chismoso. Cómo puede ser tan malo, ojalá le caye Tom la boca algún día. Espero que no le hagan daño a Tom. EXIJO QUÉ BILL DIGA ALGO!! Ya quiero él siguiente xc

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  8. Gracias a todos por comentar *-* y si, Andreas fue muy bocón, pero dudo que Bill quiera algo con él jejee veremos qué mas pasa, sé que suelo tardar, pero espero terminar pronto con este fic.
    Saludos<3333

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