sábado, 4 de enero de 2014

Vacaciones - 27

Hola a todos *-* les traigo otro capítulo de este fic que personalmente al revisarlo me dio tanta risa XD espero les guste~ el fic está en linea recta acercándose al final.
Por Tom:

Alguien debía dar el primer paso o esto acabaría no sólo conmigo. Era evidente que Bill estaba llorando en su habitación. Si bien es cierto no soy de llorar mucho pero el simple hecho de saber que él lloraba por mi causa me afectaba mucho. Estaba intranquilo y frustrado. 

Caminando por el pasillo me detuve frente a su puerta y pedí entrar, en realidad no sabía qué decirle, sólo quería que todo esto terminara de una buena vez. Quería regresar con él. 

Al no abrirme decidí probar, la puerta estaba sin seguro, así que entré sigiloso, escuchando los sollozos de Bill quien estaba recostado en su cama con la almohada sobre su cabeza. Me acerqué y posé una de mis manos en su espalda sintiendo como se estremecía con mi tacto y volteó a verme.

—Tom… —Su voz sonaba llorosa.

—Sí, tenemos que hablar —dije seguro.

Se sobresaltó e inmediatamente se puso en pié, acomodando sus ropas y secándose sus lágrimas empezó a agitarse nervioso, yo sólo retrocedí un poco al ver a mi hermano hecho una fiera, si no lo conociera.

—¡Qué te has creído para entrar así a mi habitación! ¡Fuera! —Nervioso empezó a buscar algo que lanzarme en la cabeza, lo presentí así que me armé de valor y acercándome a él lo tomé de un brazo antes que pudiera lanzarme la lámpara que estaba sobre su mesa de noche—. ¡Suéltame, Tom! —Me miraba airado—. ¡Suéltame! —Comenzamos a forcejear.

—Escúchame, sólo quiero que me escuches.

—¡Tú no me escuchaste! ¡¿Acaso no lo recuerdas?! —Él sabía que yo era más fuerte que él, así que de un empujón lo tumbé sobre su cama.

—¡Tranquilízate! —grité mientras él intentaba ponerse en pié otra vez.

—No me pidas eso Tom, después de lo que hiciste, ¿te parece poco? —Sabía que me reclamaría eso, lo de Heidi. Se sentó en la cama y empezó a querer patearme con sus largas piernas—. Largo, en serio, largo de mi cuarto.

—¿Vamos a dejar que idioteces arruinen nuestra relación? Porque eso es lo que estamos haciendo.

—Tú Tom, tus idioteces, yo no lo besé, ni siquiera me gusta; me insultaste, me trataste como si fuera una perra. —Bueno, alguien tenía que rendirse, en mi opinión él era el culpable pues se dejó besar, recordarlo me enfurecía, tal vez no debí haber hecho subir a Heidi, tal vez, pero ya lo hecho estaba hecho.

—Lo hecho está hecho —dije. No tenía más armas para enfrentarle, puse mis manos al aire en signo de rendición—. Ya pasó Bill, lo de Gustav y lo de Heidi, no más de eso.

—Fácil para ti… —Me acerqué un poco más al verle sentarse más relajado en la cama, suspiró tratando de calmarse. Le extendí una de mis manos para que la tomase. Él me miró dudoso, pestañeando rápidamente, aún tenía cara de molesto, con una mano temblorosa cogió mi mano y le alcé, levantándole de la cama, no me miraba a los ojos—. ¿Y crees que yo deba perdonarte? —preguntó soltando mi mano y cruzándose de brazos.

—¿Por favor? —Me sentía fatal, pero si debía humillarme para que me perdonara, lo haría, sólo para volverlo a tener—. Perdóname —dije con un hilo de voz, agaché la mirada y me puse nervioso. Sentí que volteó a verme, extendió una mano y la llevó a mi mentón, alzando mi cabeza me miró a los ojos.

—Tomi… —Se emocionó, pero yo aún me sentía avergonzado—. Claro que sí…

Estaba avergonzado, pero al fin, las cosas habían mejorado, había recuperado a Bill, pensé que sería más complicado, conociendo lo terco que es, era para que ni me dejara hablar. Una mano suya se posó delicadamente en mi cintura, se me acercó sonriente y me abrazó, le correspondí con gusto, un abrazo de hermanos. Olí sus cabellos, mi Bill había vuelto a mí. Besé su mejilla gentilmente, y luego otro beso más en su mentón, estaba sonriéndome y le devolví la sonrisa—. Promete que no me celarás así. Tengo muchas amistades… —Eso era tan difícil. Allá en Overhaberveck, no había con quien celarle, pero si hasta sentía celos con el abuelo, o con Georg y hasta con Bambi, era algo que escapaba de mí por más que lo quisiera controlar.

—No sé si pueda controlarlo… es que tú eres tan hermoso, y llamas mucho la atención, muchos te miran cuando caminas, cuando sales, no quiero que nadie te mire como yo lo hago, que te desee o que quiera tocarte. —Él me sonrió comprensivo y besó la punta de mi nariz.

—Tomi, pero yo no les haré caso, ¿no entiendes que te amo a ti nada más? —Tuve dudas de sus palabras…

—¿Por qué me amas?


Por Bill:

¿Por qué lo amo? Era difícil de contestar, me quedé callado por un momento, aunque al ver la mirada de Tom expectante y después angustiada para pasar a una mirada molesta, me preocupé. ¿Por qué lo amaba?

—¿Sólo porque te besé la mejilla cuando viste un pollo muerto? —Recordó lo que alguna vez hablamos allá en la casa de los abuelos, desde ahí consideré que vi a mi hermano con otros ojos. Pero la realidad no era así. Esto venía de antes.

Recuerdo cuando era pequeño, los dos jugábamos siempre juntos, íbamos a la escuela juntos, hacíamos tantas cosas juntos hasta no bañábamos juntos. Pero cuando entramos a la adolescencia Tom cambió, yo quería permanecer siempre con él, pero él me rechazaba, me ignoraba e insultaba y las razones de aquello siempre me las he preguntado. Una vez se lo pregunté allá en la casa de los abuelos, pero me confundió con su respuesta, me dijo que quería alejarse de mí porque no me soportaba cerca, que si estaba cerca de él podría pasar algo malo.

Con respecto a mí, sólo sabía que lo amaba porque simplemente se preocupaba por mí, me demostraba amor, me cuidaba y mimaba. Todo esto había nacido allá, desde el momento en que él decidió acercarse a mí. La vez en la pradera… su mirada tierna puesta en mí, cuando me pintó por primera vez, esos nervios extraños me indicaron que me estaba empezando a enamorar, porque de que me gustara creo que siempre me gustó, la razón, no lo sé, tal vez las ganas de ser fuerte como él, yo lo admiraba, aunque en los últimos años más eran las peleas que los tiempos bonitos. Tiempos hermosos sólo allá en la casa de los abuelos.

—¿Debo darte un argumento de por qué te amo? —pregunté viendo su mirada angustiada… él dudaba. Asintió impaciente. ¿Por qué?

—Recuerdas allá, creímos que era una maldición… al menos así lo creí por un tiempo, pero ahora estoy seguro de esto, pero tú Bill, yo no sé tus razones. —Demoraba en armar una idea en mi cabeza de cómo explicarle que lo amaba.

—Te amo porque pude ver en ti el verdadero Tom detrás del odio que sentías por mí… —Parecía que no era suficiente—. Tomi, te amo, es en serio, ¿por qué no me crees?

—Sólo estoy pensando en tus palabras… ¿Tú creías que te odiaba antes? —Asentí, eso era obvio, el que debía estar dudando del amor debía ser yo, pues que él se comportara amable conmigo allá en Oberhaverbeck me parecía raro en cierta forma ¿sólo porque me vio llorando una vez por un pollo muerto? Yo debía de dudar de su amor, no él del mío—. Nunca te odié… sólo te rechazaba porque… bueno, no sé cómo explicarlo. —Tomé su mano y se la acaricié mirándole fijamente a los ojos, él estaba como nervioso—. Antes yo había descubierto que me atraías, esa es la verdad, por eso te rechazaba… era porque tenía tanto temor de que me rechazaras y además de la presión de saber que estaba mal… tenía temor, eso era; por eso te insultaba, no podía tenerte cerca porque tenía miedo de hacerte daño. —Me confesó y para mí fue tan especial saberlo, el odio que decía tenerme nunca fue así.

—Gracias por decirlo, gracias Tom. —Abracé a mi hermano dándole fuerzas—. Te amo, no lo dudes.

—Yo más, desde antes…

Tomé el rostro de mi hermano con ambas manos para darle un beso, uno de los que extrañaba, uno intenso que él me correspondió al instante, abriendo su boca dando pase a mi lengua, estaba ansioso y demandante de él después de días… lo había extrañado. Sentía como se agitaba poco a poco, sus manos bajaban por toda mi espalda hasta posarse posesivamente en mi trasero, tocándolo descaradamente, bueno, era suyo. Pero las ansias mías eran más, él terminó contra la pared, aún luchaba contra mí para recostarme en la cama, reí agitado con mis manos en su cintura empujándolo contra la pared.

—Bill… —Jadeó—. Te quiero en la cama, ahora.

—Demandante, ¿no?

—Desesperado —Volvió a besarme y quiso cargarme, pero no me dejé, que yo también era fuerte, además con haber ayudado al abuelo a construir el establo había echado algunos músculos—. Quiero hacerte mío… —dijo en mis labios.

—También yo… —Se me vino a la mente tantas cosas… quería que todo esto fuese diferente hoy, dar un paso diferente, además de hacer pagar a Tom de alguna manera… sí, yo era algo terco en ese aspecto, él la vio muy fácil, aunque le había perdonado, la espina seguía ahí. Arrinconándolo contra la pared le quité la gorra y luego la polera, él hizo lo mismo conmigo, un poco más demandante, tomó la hebilla de mis pantalones y la abrió, tratando de quitarme los pantalones, empezó a agitarse, podía sentir cerca de mi cuerpo su erección, hace un buen tiempo yo ya tenía una. Con sus manos en mi cintura me dio la vuelta sin aviso, me resistía y él me besaba el cuello, me abrazó por la cintura pegando su cuerpo semi desnudo a mi espalda.

—No… —decía bajito, estaba perdiendo el control, esa no era mi idea—. Así no… —Se restregaba contra mí haciéndome notar su dureza en mi trasero. Terminó de bajarme los pantalones y él se bajó los suyos.

—Estás muy inquieto hoy, ¿no? —me dijo debido a mis movimientos por querer librarme de su agarre, quería encararlo.

—Mírame, quiero verte. —Me dio la vuelta encarándome, Le sonreí sugestivamente—. Hoy haremos algo diferente. —informé.

—Tengo lubricante —dijo insinuante—. Será genial, espérame aquí. —Salió de la habitación rápidamente sólo en sus boxers. Estaba ansioso y deseoso, y a la vez muy pero muy curioso. Quería probar a Tom y no descansaría hasta hacerlo con él. Regresó con una botellita de lubricante, a saber si lo había comprado en estos tiempos o lo tenía desde antes—. Esto ayudará.

Otra vez me tomó de la cintura y me recostó en la cama, quitando mis boxers, hice lo mismo con él. Su cuerpo empezó a restregarse con el mío de manera frenética, nuestros miembros duros se rozaban haciendo que el calor se incrementara y una fina capa de sudor envolviera nuestros cuerpos. Nos removimos tanto en la cama que mis sábanas se enredaron en sus piernas, me puse sobre él y empecé a moverme colocando mis piernas entre las suyas.

—Bill. —Me empujó un poco al sentirse limitado de movimiento—. Ábrete para mí. —Su mirada lujuriosa me excitaba mucho. Pero tomé sus manos y las alcé sobre el cabecero de mi cama y con una sábana que caía cerca de mí la enredé en sus muñecas empezando a atarlo—. Qué haces… —Se removía debajo mío, hizo fuerza e intentó librarse—. Libérame que quiero tocarte. —Le sonreí complacido al verlo a mi merced, él no podría soltarse. Sus rodillas luchaban con las mías, de seguro él quería que esté a horcadillas sobre él… pero hoy tenía deseos de probar otra cosa.

—Serás mío —Le dije demandante, abrió los ojos sorprendido al entender mi punto, pues su mirada descendió hacia mi entrepierna, me la toqué para que la viera lo grande que era. Empecé a masturbarme en su delante.

—No Bill… así no es como debe ser.

—¿Quién lo dice? —pregunté mientras tomaba una pierna suya y la flexionaba, pero él no se dejaba fácilmente—. Yo también puedo.

—No lo niego, claro que puedes, pero no conmigo… —Trató de liberarse, estaba como sorprendido, vamos, que no era tan malo lo que pedía.

—Con otro será entonces. —Me miró asustado, creo que no hacía bien chantajeándolo de esa manera, en su punto débil, ya que él dudaba de que lo quería. 

—¡Eso nunca, Bill! ¡Que yo me entere que se la metes a otro u otra, sea quien sea, te mato, ¿me escuchaste?! —Eso me sonó gracioso, tan celoso, me reí en su cara, mi Tomi.

—Jajaja… Tom, esto no es tan difícil, te va a gustar, por favor. —Hice un puchero—. Tomi… - Puso los ojos en blanco, agitado, estaba seguro que no cedería.

—No quiero, Bill, así no, te quiero a ti en cuatro patas con tu culo expuesto para mí, así siempre es mejor, ¿ya no te gusta como te lo hago? ¿Es eso?

—Sólo tengo curiosidad… pero si no quieres no te obligo. —Me levanté de sobre él e iba a desatarlo, creo que él notó mi mirada decepcionada, me miraba sintiéndose culpable, respiraba como resignado, estaba por librar sus muñecas hasta que él me detuvo.

—Espera… yo… —Respiraba agitado, parpadeó un millón de veces ante mi atenta mirada… que suspenso—. Está bien… —dijo resignado.

—Awww… ¡Ahhh!! ¡Tom, te amo! —No pude ocultar mi emoción, se dejaría.

—¡Pero que quede claro que sólo será por hoy!

—Eso lo veremos… —Lo besé con insistencia acomodándome sobre él, aún estaba atado y se removía nervioso. Bajé una mano hasta su miembro, lo tomé y empecé a masturbarlo, se agitaba más y más, conseguí excitarlo, yo estaba a mil. Besaba su cuello, él estaba nervioso—.Tranquilo —dije mientras abría sus piernas y me acomodaba entre ellas, me arrodillé y alcé la mirada, lo miré—. Te prepararé —dije decidido. Me miraba nervioso, sólo asintió y busqué la botellita de lubricante.

—No dolerá, ¿verdad? —preguntó bajito, un rubor empezó a formarse en sus mejillas mientras abría la botellita y vaciaba su contenido en una de mis manos—. Te estás vengando.

—No… y no quiero que te duela.

—A ti te dolía siempre que lo hacíamos. —A veces cuando él no me lubricaba o cuando el tiempo estaba en contra nuestra siempre trataba de relajarme cuando lo sentía entrar porque sabía que si me resistía dolería mucho. Además tenía temor de sangrar, como aquella vez, la segunda vez; después de eso, sólo pasó una vez más pero ya no le tenía tanto temor.

—El dolor no se compara con el placer que se siente. —Fui sincero, era verdad, las relaciones sexuales por ahí duelen, pero la gratificación que se sentía cuando tenía a Tom dentro valía la pena—. Confía en mí – Él sólo asintió y cerró sus ojos temeroso mientras colocaba lubricante entre sus nalgas, tratando de palpar aquel agujero que desvirgaría pronto. Al encontrarlo, empujé dos dedos que se deslizaron sin problemas en su interior, tan caliente y apretado, esto iba a ser genial. Él jadeó un poco, al mirarlo apretó sus labios, abrió los ojos pero no quiso mirarme—. ¿Duele? —Negó con la cabeza. Mis ganas de poseerlo aumentaban, pero quería que él disfrutara más, se resistía, su orgullo, tenía temor de parecer débil. Pero eso no era así. Moví mis dedos simulando penetraciones, recordaba todo lo que Tom me hacía a mí, y la manera como buscaba mi punto, la próstata.

—Ahh… —Gimió removiéndose en la cama—. No —dijo, había encontrado la esponjosa sensibilidad de Tom, su pequeño punto así que con mis dedos estimulaba esa zona viendo como él se arqueaba, sabía lo que sentía, me miró algo consternado.

—¿Te gusta? —pregunté intensificando mis caricias, aunque ya me sentía al límite, quería entrar en él. No me respondía, cerró sus ojos y abrió la boca, respirando agitado, gimiendo bajito. 

—Estoy listo… ahh… —Mi sueño hecho realidad, estaba cooperando, el rubor en sus mejillas aumentó mientras tomaba sus caderas y alzándolas las puse sobre mis muslos, rozando su entrada dilatada, lo miré para luego verle asentir nervioso—. Apúrate o me arrepentiré. —Tomé mi miembro y empujando contra su entrada me hundí en él, sintiendo su acalorada estrechez.

—Oh... Tom… —Jadeé su nombre al sentirlo por primera vez así, abrió un poco más sus piernas y ladeó la cabeza tratando de ocultarse en sus brazos, con los ojos cerrados, se moría de vergüenza—. Tom… —Llamé sintiendo como los músculos de su interior me apretaban atrapándome en él—. ¿Estás bien?

—Sí… ahh… —Apretando sus labios trataba de no gemir.

—Gime para mí… vamos que es rico lo que te hago. —Le sonreí empezando a moverme sobre él, entrando y saliendo, mi cuerpo temblaba por la intensidad de hacer el amor de esa manera. Aumenté el ritmo y Tom empezó a mover sus caderas, sus piernas se aferraban en mis costados. Me miró demandante, se pasó la lengua por lo labios.

—Mmm… —Gemía despacio—. Desátame —pidió moviendo sus manos. Con una mano traté de hacerlo mientras que con la otra tomaba su cadera para dar una y otra vez en él. Logré desatarlo y sus manos fueron a mis hombros, me sonrió tiernamente con la frente sudada y las respiraciones a mil—. ¿Te gusta, verdad? —me preguntó. Y yo asentí totalmente extasiado—.Te amo —Abrió la boca y gimió, había encontrado el ángulo perfecto. Sus piernas se enredaron alrededor de mi cintura pegándome más a él. —Ahh… —Gimió más alto—. Bill… —Era como reclamos de por qué le causaba ese placer, le sonreí mordiéndome el labio mientras le daba más.

—Pídeme más, Tom… pídeme que te monte… —Negó con la cabeza.

—No… - Me miró fijamente. —Ya me estás dando suficiente…

—¿Te gusta? —Esta vez asintió. Me erguí un poco y miré hacia abajo… nunca había visto semejante acto, mi miembro hundirse en él y volver a salir, sonreí complacido.

—No me mires ahí… —Me frunció el ceño y luego con ambas manos me atrajo a él. El vaivén se hacía más rápido, pero algo en él me llamó la atención aparte de los temblores de su cuerpo, con una mano sobre si espalda como arañándome llevó la otra hacia ¿Su boca? 

—Que erótico —dije al ver que se chupaba dos dedos, la carita que tenía era un poema de los subidos de tono. 

—Erótico ni que nada, muajaja —Su risita me sonó rara.

—¿Tomi? —Sus manos bajaron hacia mis caderas, luego mucho más abajo, Tom siempre obsesionado con mi trasero debí imaginarlo, tanteó mi entrada—. Tom… —Empujé en él con fuerza.

—¡Ahh! – Ahora si me gemía con ganas —¡No tan fuerte que me duele! —Gritó y le sonreí. La electricidad en mi cuerpo aumentó al sentirlo entrar. Jamás había experimentado algo así, era algo así como un placer doble, mi miembro en su interior y sus dedos en el mío—. Creo que esto te gusta más a ti. —Su dedo se curvó en mí haciéndome gritar.

—¡Ahh… Tom! —Por más que quería dominar él siempre conseguía darme el placer suficiente para quererlo siempre de esa manera—. Espera… —Me pegué a su cuerpo tratando de dominarlo. Esto no era hacer el amor, era como una guerra placentera de saber quién domina o no, ambos ardíamos en el placer de la situación. Salí de él sintiéndole contraerse.

—¡Ahh! ¡Cuidado! —Pobre mi Tomi, él siempre salía así de mí y ahora sabía que dolía.

—Perdón… 


Por Tom:

Que experiencia la mía, jamás me imaginé ser follado, menos por Bill. Aunque no quería admitirlo, él lo hacía muy bien, el placer era diferente a lo que acostumbraba pero era con Bill. Verlo sobre mí disfrutando de esa manera era lo más gratificante, su carita de excitado, aún quería darle más, así que con mis manos en su trasero estimulaba muy bien esa área, de la cual conocía muy bien. Conocía cada rincón del cuerpo de Bill, sus pecas y lunares, sabía donde tantear para hacerlo gritar. 

El sinvergüenza salió de mí y descubrí sus intenciones, con las manos sobre mis caderas intentaba voltearme, que ni piense que me voy a poner en cuatro para él… en parte era mi intención que él acabara en mí, quería darle ese placer porque era mi Bill además de que ahora estábamos reconciliados. Abrí mis piernas algo fastidiado y tomé sus brazos pegándolo a mí. Puso sus manos en mis costados y entró otra vez.

—¿Quieres esto verdad? Frente a frente. —Asentí. Lágrimas se acumularon en mis ojos al sentirlo dar en una zona placentera. Volví mis manos a su trasero, logré colar un dedo otra vez, él me sonrió—. Tú no paras, ¿no?

—A que no te gusta. —La cara que tenía, empezó a gemir ruidosamente, le sonreí complacido, era difícil concentrarme en el placer que me daba. Su miembro se hundía en mí tanto que arqueé la espalda, sentía su cuerpo tensarse cada vez más.

—Ah… Tom me vengo… —Lo pegué más a mí tanto que dolió mucho, sentirlo entrar tan bruscamente, vi estrellitas luminosas por todas partes, una electricidad proveniente de Bill pasó a mi cuerpo—. Nnn… ¡Ahh!

—¡Ahh! —Un gemido algo raro salió de mi garganta, apreté su trasero y arqueándome me corrí en todas partes. Pude ver el rostro de Bill contraerse en su placer, lo había aplastado, lo sentí llenarme de su esencia y luego caer debilitado sobre mí, jadeante, ahora sabía lo mucho que cansaba dar placer. Besé su frente, me gustaba hacer eso—. Te amo, Bill —Le dije por más cursi que sonara en ese momento. Él me miró y sonrió aún agitado—. Me ha gustado como me lo hiciste. —Sus ojos brillaron emocionados—. Aunque sólo sea por hoy. —Rió levantándose de sobre mí—. ¡Ahh mierda, que no salgas así! —Era doloroso, esa zona estaba tan sensible en mí, mi culito, cerré mis piernas escuchándole reír.

—Gracias, Tom… tienes un culo de puta madre. —Bromeó y le di con la almohada en la cabeza—. Ya, en serio. —Me miró como embelesado y besó mis labios—. Nunca te cambiaré por nadie, ¿me entendiste? Porque te amo, eres mío y soy tuyo, así será… —Sus palabras me infundían confianza, no sé por qué dudaba de su amor. Pero después de esta noche mi percepción de él cambiaría.

—Quiero que sea así. —Le sonreí y luego mi vista descendió por su cuerpo aún desnudo, su vientre estaba manchado de mi semen. Se recostó a mi lado suspirando, relajándose, muy gracioso, tan mono él creyó que la noche había acabo ahí—. Bill —llamé impaciente.

—¿Humm? —Sus ojos se cerraban, tenía sueño.

—La noche no acaba, cariño. —Le codeé, abrió los ojos—. Te toca —dije insinuante.

—Oh, tomi…

—Nada de Tomis… en cuatro Bill, ahora mando yo. —Intenté ponerme sobre él pero el dolor punzante en mi trasero regresó—. ¡AHH! ¡Bill me jodiste! —Empezó a reír a carcajadas.

Pero bueno, él había vuelto a mí, tal vez podía esperar a recuperarme mejor y luego vendría la parte divertida.

Esto de estar enamorado de él me tenía dominado, creo que en nuestra relación él siempre mandaría sobre mi voluntad, era tan grande lo que sentía por él que sería capaz de doblegarme ante sus voluntades. 

Amar tiene sus precios...

n_n Tom perdió su virginidad trasera XD veremos qué más pasa. ¿Comentarios? No sean fantamas u_u

3 comentarios:

  1. Arreglaron las cosas y Tom termino siendo el pasivo lo que hace el amor.
    Espero el proximo, saludos c:

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  2. JAJAJAJAJAJAJA me reí mucho xd Con eso de que ahora Tom ya no es virgen por detrás jajajaja espero que las cosas sigan bien entre ellos, y no les pase nada anormal en la ciudad ;-; no peleas o rompimientos :c
    Hasta el proximo cap :D

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  3. Jajaja me ha dado mucha risa la actitud de Tom con su "asi no deben ser las cosas" jajaja bueno espero que esos dos esten juntos y felices por mas tiempo, pero según recuerdo la primera vez que la leí, no dura mucho la tranquilidad... O si?

    Atte. Lily V

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