Adultez - 13

Hola a todos *-*~ éste es el capítul 13, sí, 1313 XD espero les guste Gracias por sus comentarios, los leí todos y sé que algunos ya creen saber o que va a venir u odian a Bill XD veremos qué pasa esta vez. Los quiero *-*~

Bill lloraba y su propio llanto le impedía escuchar ruidos extraños en el departamento.

Horas antes, Tom había ido al bar y Andrej salió casi corriendo de ahí y apenas lo vio, lo abrazó y con una enorme sonrisa le preguntó a dónde lo llevaría esta vez. Tom se había vuelto su especie de ángel de la guarda, su mejor cliente, alguien que le regalaba la felicidad que le faltaba.

—¿Dónde iremos? —A Tom le gustaba su entusiasmo, siempre le sonreía, buscaba agradarlo, no como otros que lo miraban con el ceño fruncido y con ganas de insultarlo, Andrej no era de esos, por no decir, no era como Bill.

—Hum… quiero hablar, solo eso, te pagaré por ir a cualquier lado a hablar.

—Sí, como quieras, luces terrible. —No era para menos, Tom quería tomar licor para olvidarse lo último que había hecho: terminar con Bill. Y eso para él era nuevo, no sabía cómo quitárselo de la cabeza a pesar de que Andrej le había dicho que lo odie, Tom sentía que no podía odiar a tan bello y puro ser. 

La última mirada que Bill le había dado aún quedaba como un dolor en su pecho cada vez que su memoria lo evocaba. Sus ojos muy abiertos y lagrimosos, su naricita roja de querer llorar, los temblores de sus labios semi abiertos… eso le estrujaba el corazón de tal forma que hacía que quisiera desaparecer de la tierra.

Como Andrej estaba muy inquieto y de seguro le haría gastar una fortuna en compras, decidió llevárselo al departamento que hace días compartía con Bill, pensó que el pelinegro no iría al departamento pues de seguro se iría donde el profesor.

Andrej pidió que comprara una pizza pues tenía hambre y Tom así lo hizo. 

Subieron al departamento y al entrar, lo primero que hizo el rubio fue querer tener sexo, quería complacer a Tom como sea, que experimentara lo bien que era él en la cama y así tenerlo en sus manos, pero Tom no se dejó, solo rió entre besos y manoseos y es que Andrej buscaba como sea excitarlo, pero no sabía que Tom sabía manejar muy bien su cuerpo y cuando no quería era así, no quería.

—Ven aquí —dijo Tom riendo un poco, jalando a Andrej de la mano, rumbo a la habitación.

—Quiero creer que me trajiste aquí por un poco de privacidad y… ya sabes.

—No, bueno, no sé, no me hagas pensar en esas cosas. Siéntate. —Pidió tendiendo un poco la cama, y Tom se sentó a su lado.

Andrej le dio un beso en los labios iniciando lo que creía sería una buena noche, pero Tom supo esquivarlo. —La pizza, deja que primero comemos.

—Y luego nos comemos mutuamente, ¿no? —Tom rió, de todas formas el humor de Andrej lograba robarle una que otra sonrisa.

Tom se recostó en la cama observando comer a Andrej, el rubio tenía mucha hambre, en cambio Tom no, solo quería complacer a su compañía.

Andrej observó a Tom, recostado en la cama, mirándolo comer, podía intuir que quería decirle muchas cosas. —Habla ya —ofreció amistoso—. Te noto mal, como la otra vez, algo me dice que es por ese chico Will.

—Es Bill.

—Como sea, es por él.

—Terminamos —dijo frió y miró hacia el techo de la habitación—. Creo que puedo deshacerme de él ahora. 

—Hum, ya veo… pero ¿sabes? A veces se vuelve todo una relación tormentosa y enferma, debes ser firme en lo que has hecho, me refiero a que si ahora es el fin, que realmente lo sea así. —Tom escuchó eso con incomodidad.

—Me cercioré de eso —dijo con pesar—. Ya ni trabajará en mi casa, no tendré razón de verlo. 

—Comprendo —dijo con una sonrisita—. Tom, tú eres tan bueno y tan guapo, creo que podrías conseguir muchos como ese Will.

—Es Bill.

—Sí, podrás conseguir muchos si quieres. —Tom se incomodó más, llevó ambas manos a su rostro y se jaló un poco sus cabellos rubios.

—El maldito problema está en que ya no pienso en otros… no sé cómo explicarlo. Mi vida siempre fue bastante fácil, en especial esto de las relaciones, estuve con tantas personas, solía pasarla bien, cada fin de semana tenía sexo como mínimo, ahora no, todo parece ser como una pesadilla y… —“y duele” pensó—. Y no me gusta.

—Te has enamorado, como te lo dije antes, eso es porque te has enamorado. —Tom pensó en eso, en esas palabras que tanto detestaba.

—No digas eso, yo solo lo deseo, deseo tenerlo como yo quiero tenerlo, pero él es complicado, siempre me verá como un… como el peor, no soy perfecto como él. Además está ese jodido profesor rondando y rondando, terminará estando con él. —Frunció el ceño ante la idea de que ese profesor tocara a Bill o lo besara y sintió desesperación en solo imaginar que el profesor se acostara con Bill—. Quiero que todo esto termine. —Suspiró para relajarse y Andrej dejó de comer la pizza para recostarse a su lado.

—Me tienes a mí si eso te consuela.

—Gracias, pero perdí todo el interés, ¿puedes creerlo? Me siento mal hasta por eso, por no tener las ganas de simplemente follar y pasarla bien.

—Estás deprimido… pero si te entregas al placer verás que se te quitará esa depresión. —Tom rió ante eso, parecía todo tan simple.

Comenzaron a besarse luego de que dejaran lo que quedaba de la pizza a un lado. Tom trató de concentrarse en lo agradable del beso, en lo húmedo que era y en todas las insinuaciones de Andrej, pero no tuvo ninguna erección y eso lo desanimó mucho, tuvo miedo de quedarse impotente, nunca antes le había pasado tal cosa.

—Puedo ayudarte con eso —sugirió Andrej llevando una mano a su entrepierna y Tom jadeó, pero de frustración.

—No… ¡joder! Maldito sentimiento, no puedo —se separó con brusquedad y es que estar en esa misma cama donde hacía poco había hecho el amor con Bill lo llenó de un enorme fastidio—. Eres muy lindo, de verdad lo eres, pero no puedo, esto me domina más. Mejor dejemos esto a un lado y solo conversemos. Disculpa.

—Bueno, pero si te es de consuelo, en verdad si me pruebas no te arrepentirás, sé mucho del sexo y de complacer a hombres y créeme cuando te digo que el que me prueba siempre regresa.

—No lo dudo.

Se miraron a los ojos y Andrej tomó la caja de pizza para pasársela. —¿Pizza? —dijo con una sonrisa y Tom tomó parte de un trozo.

Y luego la puerta de la casa sonó, su corazón latió de miedo, de preocupación y abrió los ojos de la sorpresa. Andrej también se sorprendió y Tom fue rápido en taparle la boca.

—Escúchame bien —dijo en un susurro, en el oído de Andrej—. No hagas ruido o juro que te arruinaré la vida.

Andrej lo miró a los ojos un poco intimidado y asintió pues los ojos de Tom le indicaba que hablaba enserio y no quería decepcionar a quien le había apoyado.

Tom no sabía qué hacer estaba asustado, no pensó que Bill iría al departamento prácticamente abandonado, realmente no lo esperaba y ahora que pasaba se encontraba asustado y su corazón latía acelerado.

Lo escuchó llorar y eso le escarapeló el cuerpo, pocas veces lo había visto u oído llorar y menos por su culpa. En ese momento no sabía qué hacer. Solo sintió sus manos helarse y quería que Andrej desapareciera a como dé lugar.

—Escúchame —susurró muy despacio—. Esto no debió pasar, quiero que… que permanezcas muy callado, hum. —Vio su ropero semi abierto y lo levantó con cuidado, indicándole con la mirada meterse ahí.

Andrej negó con la cabeza, no quería encerrarse, le dio algo de temor. —Solo será por un momento, te lo prometo, luego te sacaré de aquí, pero si él nos ve… no sé —prefirió no pensar en eso, sabía que sería catastrófico, ¿cómo le explicaría que había metido al departamento a un prostituto?

Terminó empujando al rubio dentro del armario y lo cerró indicándole silencio.

Abrió la puerta de su habitación con mucho cuidado para salir por el pequeño pasadizo que conducía a la pequeña sala donde lo vio, sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la puerta, temblando por el llanto y con la cabeza agachada. Sus cabellos negros y largos tapaban su rostro y aun no se daba cuenta de que Tom estaba ahí.

—Bill —susurró con temor y fue cuando el menor se estremeció y alzó la vista.

—¿Qué haces aquí? —preguntó intentando ponerse en pie cosa que no pudo, sus piernas temblaban y todo él era un manojo de nervios por ver al causante de todo ese dolor, cerca.

Tom no sabía si acercarse más o no, pero ver las lágrimas de Bill en sus redondas mejillas lo perturbó mucho. Bill terminó por secarse las lágrimas y Tom terminó a su lado, arrodillado para verlo más de cerca.

—Bill, ¿estás bien? —preguntó preocupado, extrañamente nervioso y eso llamó la atención de Bill quien lo miró a los ojos—. Bill —dijo con grave voz para acercar ambas manos a su suave rostro.

Bill se quedó inmóvil ante eso, solo podía sentir su corazón tan acelerado. —No te entiendo, Tom.

—Shh… no me reclames, no me digas nada.

—¡Tom! —se quejó frunciendo el ceño—. Me dijiste que…

—No quiero pensar nada de lo que dije. 

—Tom… —se quejó como siempre solía hacerlo y eso aceleró el corazón de Tom, estaba tan cerca de Bill que no quería pensar en que quizá Bill quería a su estúpido profesor, que quizá Bill lo despreciaba mucho, le tenía asco y todo eso y tampoco quería pensar en que lo mejor era odiarlo—. Si vas a pedirme perdón, no quiero oírlo. —Tom tomó su rostro con ambas manos, secando algunas lágrimas con ambos pulgares y mirando sus acuosos y rojos ojos muy de cerca, sintiendo el aliento de Bill rozarle el rostro y sentir sus cabellos negros hacerle cosquillas en las manos.

Bill llevó ambas de sus manos a las muñecas de Tom y así éste se percató de las marcas moradas que Bill tenía en ambas muñecas, marcas de haber sido amarrado la noche anterior.

Había pasado tan poco tiempo y ambos lo sentían como una eternidad de sufrimiento, cada uno a su manera.

—Esto está mal —murmuró Tom, más para él que para Bill—. Estás mal.

—Tom, suéltame.

—No lo haré —dijo mirándolo a los ojos.

—Me haces daño, ¿no ves? —habló con la voz entrecortada—. Quiero que todo termine si va a terminar, no quiero caer en tu juego otra vez… —cerró los ojos suspirando hondo, sentía que no podía mantener la mirada fija en Tom, en alguien que le hacía daño. Sentado en el frío suelo, volvió a sollozar pues la situación lo abrumaba y eso desesperó a Tom.

—No… —dijo, no quería hablar, ni escuchar a Bill, solo quería calmar ese dolor.

Lo empujó con su cuerpo y Bill se quejó comenzando a forcejear, eso no le era ajeno, sabía cómo era Tom y terminó con ambas de sus manos a los lados de su cabeza y con los labios de Tom sobre los suyos, aprisionándolo y siendo rudo en el beso.

Tom no podía controlar esas ganas, no sabía qué era, pero no era puro deseo carnal de buscar penetrarlo, era otra cosa mucho más fuerte, eran sus ganas de consolarlo.

Bill se quejaba y por momentos intentó voltear su rostro, pero no podía, los labios de Tom encontraban los suyos y los succionaba fuerte hasta que consiguió que abriera la boca y entró en ella con su lengua.

Andrej no oía nada y la oscuridad del ropero lo incomodaba, ¿cuándo podría salir de ahí? No lo sabía.

En la sala, Bill logró liberarse por un momento. —¡Ahh! —jadeó de la sorpresa—. Esto no está bien.

—¿Por qué no? —preguntó agitado, viendo la acelerada respiración de Bill—. No quiero que estés mal.

—Me pones mal, me confundes… —quiso hablar más, pero no pudo, Tom volvió a besarlo y esta vez lo jaló hacia su cuerpo y forcejeó hasta tumbarlo al suelo y ponerse sobre él—. ¡Tom! —gritó reclamando.

Tom no podía decirle cosas agradables, no podía expresar con palabras las intenciones que tenía de calmarlo, de consolarlo, de ser una pareja normal, de pedirle perdón o algo parecido, arreglar el problema, él no sabía cómo decir alguna cosa que englobara todo eso.

—Te daré placer —fue todo lo que pudo decirle y Bill recordó haber escuchado eso ya antes, en su habitación, cuando Bill le pidió solo besos y Tom terminó haciendo más que eso y le había dicho justamente que le daría placer.

—Estás loco, no…

Bill cerró sus ojos por un momento, su espalda estaba en el frío suelo y Tom ya se había acomodado entre sus piernas, pero pudo darse cuenta de la incomodidad.

Tom terminó alzando a Bill de la cintura y se sorprendió que Bill se aferrara a él con sus brazos y piernas, lo miró a los ojos y apoyó su frente en la suya, Tom cerró los ojos solo sintiendo eso, a Bill en sus brazos, y correspondiéndole, parecía todo irreal, pero Bill estaba cansado emocionalmente de luchar, se rindió por ese espacio de tiempo.

Creyó que lo llevaría a la cama, pero Tom solo aprovechó cagarlo para llevarlo al sillón que tenían. —No quiero hacer el amor, no me siento listo —dijo Bill temblando—. Para ti siempre fue más sencillo Tom, no quiero. —Su espalda dio con el sofá y Tom lo observó.

—¿Solo besos? —preguntó Tom con una sonrisa, sonrisa que confundió a Bill, parecía un niño pidiendo eso, se parecía a Liam cuando le rogaba salir a jugar antes de hacer las tareas y luego recordó que era él quien siempre decía eso “solo besos, Tomi” y pudo ver en Tom lo infantil que eso sonaba.

—Pero tú crees que todo se solucionará así, sin más… eres un…

—Cerdo. ¿Una tegua? —pidió acercándose a Bill.

—Tom… —reclamó con el mismo tono de voz que usaba cuando hacían el amor, Tom sabía eso, sabía muy bien que esa forma de llamar su nombre no significaba un reclamo, era que se rendía y luego su nombre sería nombrado en gemidos prolongados que a él le encantaba.

Andrej abrió un poco el armario, estaba tan cansado y supuso que Tom se había ido con el otro chico, pero al salir del armario y caminar hacia la puerta escuchó la conversación e hizo una mueca de disgusto.

En la sala, Tom besaba a Bill y se frotaba en su cuerpo. Por un instante sintió miedo de que su cuerpo no respondiera como siempre lo había hecho, pero solo le había prometido besos.

Bill trataba de no pensar en el problema. Su mente le decía una y otra vez que estaba haciendo mal, que no debía dejarse besar porque era como mal acostumbrar a Tom a burlarse de él… y así fue cuando descubrió lo débil que era ante Tom. Aun la sonrisa y la petición de besos estaba en su mente y sentir sus caricias lo excitaron muy rápido.

Tom siempre había sabido cómo tocarlo, cómo excitarlo, era un experto, Bill solo le limitaba a sentir.

Abrió la bragueta y jaló sus pantalones hacia abajo. —Tom… —soltó arqueándose un poco, sintió un poco de temor y algo de vergüenza, estaba semi desnudo ante sus ojos llenos de deseo. 

Bill vio cómo Tom se miró el bulto en su entrepierna y sonrió como si hubiera conseguido algo nuevo. —Sí… —se dijo a sí mismo y eso le pareció raro a Bill y le hizo reír. Tom regresó la vista a su bello y ruborizado rostro.

—Será mejor que le digas que no entrará en mí —dijo Bill refiriéndose al pene de Tom.

—Descuida, ha vuelto a ser quien era solo por ti. Eres genial. —Tom bajó la vista por el vientre de Bill hasta legar a su miembro erguido que pedía atención, Bill estaba excitado y Tom gustaba mucho de eso.

Bill cerró los ojos cuando Tom tomó su miembro y comenzó a masturbarlo a su antojo. Quería perderse en su propio placer, solo dejarse, rendirse ante todo eso.

Sus piernas temblaron tanto cuando Tom bajó y lo tomó en su boca. Para Tom no había mejor recompensa que escuchar que a Bill le gustaba, podía sentirlo y eso le incentivaba a seguir.

Bill evocó en recuerdos lo bien que la pasaba cuando Tom le hacía una felación, recordaba el tiempo en que de manera sigilosa, terminaba en la habitación de huéspedes, en la cama, con Tom entre sus piernas, donde no habían muchas complicaciones y Tom era su maestro.

Llevó una mano a los cabellos rubios de Tom y tomó un poco de ellos para jalarlo cuando sintió mucho placer, Tom succionaba su glande y eso descontrolaba a Bill.

Se estremeció pensando que el orgasmo llegaría sin poder evitarlo pero Tom desistió poco antes de que eso pasara.

—¿Ansioso?

—Tom… —No sabía qué decirle, su espalda volvió a tocar el mueble y abrió un poco más las piernas esperando por más, lo cual hizo sonreír a Tom, una sonrisa maliciosa ya que tomó sus piernas, las juntó y las alzó un poco—. Tom… —otra de esas quejas que Tom amaba y su vista seguía en el miembro de Bill, luego un poco más abajo, volviendo a bajar hasta ahí—. ¡Tom! —chilló sabiendo lo que haría, ya antes había pasado, en su habitación de su casa, cuando quiso entregarse y demostrar que era atrevido, terminó contra la cama siendo lamido en partes que nunca pensó que podrían ser lamidas y gritándole muchas veces que era un cerdo.

—Me encantas, Bill, ¿sabías eso? —Necesitaba decirle algo, algo que expresara lo que sentía y para calmar la agitación de Bill quien se movía evitando que Tom hiciera contacto con su boca.

—No sé qué decirte —dijo jadeante, no pudiendo seguir evitando los besos de Tom ahí abajo—. Tom… —cerró los ojos, suspiró y sintió la primera lamida entre sus nalgas—. No puedo creerlo, eres tan cerdo, no puedo…ahhh, creerlo, oh… —Sus manos fueron al mueble y Tom tomó su miembro continuando. 

Bill no podía creer que su propio cuerpo se impulsaba hacia Tom buscando más de todo eso.

Tom no podía creer lo que estaba haciendo, que Bill se dejara y que sintiera que volvía a ser el hombre, el maestro del sexo de Bill y su orgullo de hombre regresó haciendo que se esforzara por complacer más a Bill.

Y Andrej, en el pasillo, no podía creer que estaban teniendo sexo en la sala y ¿qué haría él?

No sé qué más puede pasar XD ok, sí sé, pero veremos... x_x no lo sé, me debato entre varios finales, pero para el final del fic falta un tramo más pues les cuento que me gustaría tratar temas psicosociales como la adopción, la infidelidad y cosas así, pero veremos... ¿comentarios? *-*~