viernes, 11 de octubre de 2013

Vacaciones - 24

Hola a todos, lamento mucho demorar x_x espero les guste este capítulo, aunque... XD veremos.
Por Bill:

Me costó mucho salir. En verdad me gustaba pasar tiempo con Tom, a solas, los dos juntos, prefería eso. Pero yo tenía mi vida aquí, mis amigos, mis pasatiempos favoritos. Adaptarme a todo esto estando con Tom sería un problema. Después de su gran demostración de celos allá en la habitación, después de haberme marcado como suyo, tuve que ponerme una polera con cuello alto, qué atrevido Tom, acaso no sabía que mamá o papá podrían notar semejante marca.

Afuera, ya con Gustav, me llevó a su auto, él era muy atento y amable conmigo, será por eso que me gustaba estar junto con él, compartíamos muchas cosas, él solía defenderme en la escuela, siempre sacaba cara por mí, pues antes de las vacaciones Tom siempre estaba con sus amigos o amigas, prefería pasar de mí… éramos diferentes, aun lo somos, pero ahora nos complementamos de una manera especial. 

Estaba ansioso por regresar a casa… a sus brazos, a su cama. Bueno, sería en la mía, ese era el trato.

—Bill —llamó Gustav ya dentro del auto—. Estás muy bien hoy, en verdad las vacaciones te han sentado de lo mejor, tu cuerpo amigo, es diferente. 

—¿En verdad? ¿A qué te refieres? —Me señaló mis brazos.

—Tus brazos, no son tan delgados como antes.

—Oh, Gustav, no sabes todo lo que pasé allá, construí un establo, ¿puedes creerlo? 

Y así empezamos a hablar de todo lo que hice allá, quería contarle de Tom, pero sin mencionar su nombre, no quería sermones de nada. Como mi mejor amigo debía saber que había “conocido” a alguien y mantenía una relación prohibida. Pero la oportunidad de decírselo aun no llegaba, él me hablaba de cómo se sintió sin mí.


—No sabes Bill, fue difícil, sabes, debemos hacer un trato tú y yo…

—¿Qué trato?

—Debemos ir de vacaciones juntos mejor, eso sería muy divertido. —En verdad lo sería, Gustav era un buen amigo, pero no cambiaría mis vacaciones en casa de lo abuelos con Tom por un viaje con Gustav—. Solos tú y yo, haríamos muchas cosas divertidas como ir a todos los parques de diversiones, ya sabes, las montañas rusas, todo eso.

—Jajaja, si fueras conmigo a la casa de mis abuelos, de seguro no soportarías ni un día.

—Rétame, contigo claro que sí. —Una sensación algo extraña me comenzó a incomodar, eso me sonó raro, pero era Gustav mi mejor amigo. Me miró y sonrió, le devolví la sonrisa un poco tímido, bajé la cabeza y no sabía qué decir—. Llegamos, tu peluquería favorita, seguro que Natalie se emocionará al verte.

—Muero por hablar con ella, además se horrorizará de mis uñas, si supera que he cortado madera, las perdí todas.

—Oh, pobre de mi amigo.

Él y yo entramos al local, pasaríamos la noche hablando mientras me teñían el cabello, me hacían una manicura, todas las cosas que me encantaban, debía ir de compras también. Tal vez mañana, mejor con Tom, quería salir con él. Natalie, mi amiga, me hablaba de lo mucho que me había extrañado, todos ahí me querían tanto, me sentía como en casa.

Algo vibró en mis pantalones era mi celular, pero tenía las uñas esmaltadas y no podía contestar.

—Gustav, por favor, mira quién es. —Amablemente me sacó el celular del bolsillo y miró la pantalla.

—Es tu mamá.

—¿Mi mamá? Contesta, debe ser algo importante. —Así lo hizo y reconocí la voz, no era mi madre, era Tom.

—Él ahora no puede Tom, él ahora está con sus uñas esmaltadas, que no…

—Gustav, pásamelo —pedí, pues sabía que Tom se molestaría demasiado si no le contestaba—. Aló, Tomi…

—Hola… qué pasaba, por qué no contestabas.

—Ya sabes, estoy en la peluquería, mis uñas están pintadas, ¿pasa algo? 

—No, quise saber cómo estás, si todo está bien… veo una película para matar el tiempo mientras espero por ti, tengo pensado algo… algo que te gustará que hagamos. —Su voz era tan sensual, deseaba estar allá, el sonido de una secadora cerca de mí me impedía escucharlo mejor.

—Tom, debo colgar, me están por peinar, regresaré pronto, mantente despierto que allá voy.

—Está bien… guarda energía para aquí, te espera algo grande y duro, ya verás… —Me mordí el labio y hasta creo que me ruboricé. Tuve que cerrar el celular, ya me terminarían de peinar.

Luego de estar en la peluquería salimos a cenar, Mcdonalds era uno de mis lugares preferidos, todos los colores y la diversidad de comida chatarra. Gustav amablemente me invitó esa cena.

—Ahora luces genial —dijo mientras mordía su hamburguesa—. Tu cabello, perfectamente negro, tus uñas como a ti te gusta. —Le sonreí.

—Tu cabello corto también tiene estilo.

—Bill, en verdad te extrañé. —Por milésima vez lo repetía, en verdad no sabía que era tan importante para él, pero era de imaginar pues él era hijo único, yo era como su hermano—. Yo… —Me sobresalté al sentir el celular vibrar otra vez en mis pantalones. 

—Disculpa —excusé, miré el celular y otra vez el número de mamá, estaba seguro que era Tom, no sé cómo fue capaz de convencerla de usar su celular—. ¿Aló?

—Hola Billy, ¿qué haces?

—Tom, estoy ahora en Mcdonalds, como una ensalada con papas fritas, ¿tú ya cenaste?

—No, quiero mi postre, quiero que vengas ya…

—Pronto… ya estoy allá pronto.

—No sabes lo que es estar sin ti. —Sus celos, o podían molestarme tanto o podían hacerme estremecer.

—Bill —llamó Gustav—. ¿Es tu hermano? —preguntó con una mueca de sorpresa, asentí mientras escuchaba a Tom suspirar.

—¿Está ahí el enano ese, no?

—Tom, hablamos más tarde.

—Tú y yo no hablaremos mucho… tú y yo haremos mucho… —Empecé a tener calor—. Lo que te espera, mi Bill. —Hizo un sonidito como de excitación de esos que solo yo le sacaba cuando lo hacíamos.

—Oh, Tomi. —Debía colgarle—. Lo sé, espérame. —Cerré el celular otra vez. Y esta vez lo guardé en el bolso que llevaba, que esté vibrando en mis pantalones me ponía nervioso.

—¿Qué pasa? Ahora te controla ese rapero rastrudo, me preguntó muchas cosas cuando te fui a recoger.

—Estamos más unidos, Gustav. —Me corté, mejor no decirlo del todo…

—¿A qué te refieres?

—Olvídalo. —Me miró y sonrió, le devolví la sonrisa.

Terminamos de cenar, él me llevó a un pequeño parque que había cerca de Mcdonalds, estaba impacientándome por regresar, pero él insistía, después de casi un mes de ausencia le debía mi compañía.

—Quiero darte algo —dijo cuando estuvimos cerca de un lago artificial con luces, la noche era fresca.

—¿Otro peluche? —Le bromeé.

—No… es… —Metió su mano en el bolsillo y sacó algo—. Esto. —Abrió su mano cerca de mi rostro y algo brillaba ahí, era una pulsera plateada—. Para ti, mi amigo…

—¡Oh, Gustav! —Me emocioné, amaba cuando me daban cosas brillantes, él era tan gentil—. No debiste comprar nada. —Tomé la pulsera en forma de cadena.

—Sé que te gustan los accesorios, así que te compré este. —De seguro le había costado mucho, abracé a mi amigo por su gentileza. Él correspondió a mi abrazo de manera dulce. 

Me puse la pulsera y pedí que me llevara a casa. Consideraba que ya era tarde. Aunque yo solía antes pasarme toda una noche fuera en fiestas, en reuniones, o con Gustav paseando en el auto. Pero al ver la hora, cerca de las 11 de la noche, dije mejor regresar o Tom se impacientaría más… y yo también moría por estar con él. 

En el camino hubo una feria por el verano, había un concurso para ganarse peluches.

—Voy a participar, ganaré peluches para ti —dijo amablemente.

—Gustav, quiero ir a casa, estoy algo cansado.

—Vamos Bill, un peluche nada más… —Me costaba decir no, así que accedí.

Bajamos del auto y pasamos un tiempo divertido, todo lo que él hacía para ganar un peluche era gracioso, tener que darle con dardos a patos artificiales, tumbar latas, de esos concursos con trampa hasta que consiguió un par de peluches para mí, más para mi colección en mi habitación. 

—Ahora sí, deseo ir a casa —dije algo cansado, no debía estarlo pues allá me esperaría mucho, un ansioso Tom me esperaría.

—Sí, vamos. —Pasó un brazo por mi cuello, atrayéndome a él en un abrazo amistoso. Traté de no pensar en otra cosa, él me sonreía.

Entramos a su auto, ahí puso música y empezó a conducir de regreso a casa. Estaba ansioso, ¿qué tramaba Tom allá? Me hice una idea mental de una noche larga de puro sexo, era lo que necesitaba en ese momento después de estar sin Tom, los dos juntos en mi habitación, eso prometía mucho. Pero Gustav manejaba tan lento y no dejaba de mirarme.

—Bill…

—¿Sí?

—¿Alguna vez te has enamorado de alguien que crees que no debas enamorarte? —Suspiré resignado, esa era mi situación.

—Sí, sé cómo es eso…

—¿Y qué es lo que harías? Si descubres que sientes algo por alguien de quien no debes estar enamorado.

—Pues… no lo sé, seguirle, luchar por ese amor, ¿no? Así no se pueda, si los dos se quieren, pues que estén juntos. —Hubo un silencio prolongado—. ¿Te gusta alguien? No me has dicho quién es…

—¿Te gustan los chicos, Bill? —Su pregunta me sorprendió.

—¿A qué viene eso?

—Sólo quiero saberlo. —Hubo un silencio algo incómodo, tal vez había llegado la hora de confesar que estaba con alguien y que era un chico.

—La verdad es que sí, no lo sabía antes, antes de estas vacaciones… y ahora yo…

—Tampoco yo… —me interrumpió. Abrí los ojos sorprendido, ¿Gustav era gay?

—Gustav… —Frenó su auto en la puerta de mi casa y me miró fijamente.

—He descubierto algo. —Tragué duro. Se me acercó un poco más, retrocedí en el auto hasta casi estar apoyado en la ventana, ¿debía pensar mal de él? —. No tengas miedo. —Mi respiración se agitó un poco, ¿debía darle un puñetazo? ¿Qué debía hacer?

—Gustav, ¿qué pasa? —Tomó mi rostro con una mano, inmovilizándolo, toqué su mano para apartarlo, él hacía un poco de presión contra mí, se me acercó.

—Me gustas… —diciendo eso me besó, aún tenía los ojos abiertos de la impresión. Empujándole, rompí con el besó, salí del auto temblando, aún no dejaba de creer que esto era una pesadilla, perdía a mi mejor amigo de esta manera, sus acciones me ponían nervioso. Debía rechazarlo pero no quería que sufra por mi culpa o armar un escándalo en la puerta de la casa—. ¡Bill! —llamó saliendo por el otro lado del auto—. Espera, espera. —Mis manos temblaban un poco, qué le diría, qué debía pensar.

—Esto está mal. —Le di la espalda y avancé hacia la puerta de la casa, me tomó de la muñeca y me encaró.

—Bill, lo siento, lo siento… es lo que siento por ti, desde que te fuiste, no dejé de pensar en ti ningún momento.

—No Gustav, yo no sé qué decir, esto está mal, eres mi amigo, solo eso, además yo… —Se pegó a mí, su aliento me rozaba los labios—. No… —dije débilmente.

Mis nervios me ponían indefenso, aun no salía del asombro de la situación, tomándome de la cintura se empinó un poco y me besó otra vez, mi cuerpo se tensó, puse mis manos sobre su pecho empujándolo hasta separarme de él. Estaba agitado por el nerviosismo y lo incómodo de la situación. Pero comprendí que él interpretaba todo mal, mi atención, mi falta de reacción, él talvez pensaba que sus sentimientos eran correspondidos.

—Tú me quieres… —dijo decidido—. No te resistas más, lo puedo ver en tus ojos, en el temblar de tu cuerpo, me quieres Bill, sólo tienes miedo, ven conmigo. —Me extendió la mano pero esta vez escapé, dándome la vuelta caminé hacia la puerta de la casa, sacando las llaves de mi bolso, con mis manos temblorosas, miré arriba, hacia la ventana de mi habitación, estaba totalmente oscura, suspiré aliviado—. Vengo mañana. —dijo pero no contesté nada, de un portazo cerré la puerta detrás de mí, agitado y avergonzado por lo ocurrido, me quedé por un momento ahí en la oscuridad de la sala. No sabía cómo sería capaz de darle la cara a Gustav después… estar enamorado de mí, si antes lo hubiera descubierto tal vez hubiese aceptado ser algo más, pero ahora solo tenía cabeza para Tom quien me esperaría arriba. Mis piernas aún temblaban, fui a la cocina por un vaso de agua, la noche recién comenzaba.

Subí las escaleras ansioso, mi corazón ahora latía velozmente por lo que me esperaba, entré a mi habitación lo más silencioso posible, quería cambiarme, ponerme un pijama y llamar a Tom. Pasé mis manos por mi cabello liso, recién pintado, me pondría un poco de brillo y saldría por Tom. Caminé rumbo hacia mi mesita de noche a prender la lámpara, aun respiraba agitado. Encendí la lámpara y casi me desmayo del susto, Tom estaba parado en una esquina con sus brazos cruzados mirándome de manera extraña, tragué saliva.

—¡Ahh! ¡Tom! Me asustaste… —Mi voz sonaba nerviosa.

—¿Tan tarde? —Le sonreí tímido.

—Lo siento, ya estoy aquí…

—¿Qué has hecho? ¿Eh? —Sigiloso se me acercó retrocedí un poco, no sabía cómo interpretar sus acciones—. Confié en ti ¡Mira cómo me pagas!

—Tom, no sé de qué hablas, qué pasa, Tomi —dije intimidado, sus palabras me ponían aún más nervioso y su mirada, nunca lo había visto así, con esos ojos llenos de rabia, apretaba los dientes de tanto enojo, reprimiéndose y yo solo retrocedí ¡Qué mierda, no podía reaccionar, todo parecía tan irreal!

—¡Besaste a ese Gustav! —Eso me cayó como agua fría, lo había visto—. ¡Crees que no te vi! ¡Estuve llamándote y tú no contestaste! —Había puesto el celular en el bolso pues a cada rato vibraba en mis pantalones me ponía nervioso eso.

—¡No lo besé! ¡No es así, no contesté porque puse el celular en la bolsa! —Me tomó el rostro y me miró con ira. Arrinconándome contra la pared—. Tom… —Tomé su mano que me presionaba con saña—. Suéltame…

—Te vi, desde aquí arriba. —Mi corazón latía asustado y sus ojos llenos de odio de clavaban en los míos—. No te basta solo un hombre, ¿no? Tienes que ir por ahí tentando, buscando. —Un quejido salió de mi garganta, ¿qué pasaba con mi Tomi? Me hacía daño y no lo sabía o era su intención hacerme daño por una equivocación—. ¡Eres peor que una zorra! —Y eso fue devastador. Lágrimas empezaron a salir de mis ojos, sus palabras se clavaban en mi corazón una a una—. No comparto lo que es mío con nadie, ¿me entendiste? —. No lo entendía, esto era peor que una pesadilla—. ¡Moriste para mí! —Me soltó y mis piernas flaquearon, caí sobre mis rodillas mientras él salía de mi habitación furioso, dando un sonoro portazo.

Mi voz no salía de mi garganta, me quedé más solo que nunca…

Él había entendido todo mal…

u_u veremos qué más pasará... ¿Comentarios? *-*~!

4 comentarios:

  1. Hay Gustav tenia que venir y arruinar las cosas entre Bill y Tom .... Tom no puede ser mas bestia de lo que ya es, parece que no conoce a Bill, las cosas no pintan nada bien para este par.

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  2. Nooooooo, qué le pasa a Tom ? :/ dm posesivoo
    se volverán a odiar?? CHAN CHAN CHAN

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  3. Buenoooo... siendo sincera creo que yo en lugar de Tom hubiera pensado lo peor también, pues era obvio que Gustav tenia demasiadas atenciones con Bill, como para que no tuviera ningún interés en él...

    Y Bill es un tonto, como dejo que Gustav lo besara y no decir nada, eso para cualquiera que no pueda saber que piensa, indicaría que no estaba en desacuerdo con el beso...

    Saludos!

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  4. eso le pasa a Bill por pendejo y confiado, hace todo mal, ains me estresa lo lloron que esss ahora que le riegue a Tom por su perdon

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