Adultez - 14

Hola a todos *-* ta ta ta tan... un capítulo más después de no tardar mucho :D es que como se quedó en algo medio fdbdfbdfb quise seguir y salió este capítulo, espero no me tiren tomates. Muchas gracias por sus comentarios en el anterior capítulo, me gusta mucho saber sus percepciones, algunas de ustedes justifican a Tom y otras lo detestan así como algunas detestan a Bill y lo creen niño, en fin, me gusta mucho su opinión *-* me animan a seguir. Muah :*

Bill gemía sin control, movía sus caderas en busca de más, todo era tan húmedo con la lengua de Tom en él. Sus pierna temblaban tanto y sus manos se enredaban en la suave cabellera de Tom quien, entre sus piernas, ponía todo de sí para que Bill emitiera esos gemidos que a él tanto le gustaban.

Por un momento pensó en todo lo que acontecía, cómo así Bill había accedido, aunque no fue tan rápido, nunca pensó que esa misma noche podría tenerlo así de cerca y que se dejara hacer lo que él tanto quería en días… tocarlo sin restricción alguna. Pensó también en lo peligroso que era todo, en cómo reaccionaría Bill si se enteraba que Andrej estaba en casa… ¿Cómo estaría el rubio? Eso logró molestarlo por un momento, haciendo que parara de meterle la lengua, lo cual Bill no se quedó tranquilo, gimoteó un poco y acercó su trasero pidiendo más. Tom soltó una risita y le dio lo que quería, total, mientras Andrej permaneciera donde lo dejó nada malo podría pasar.

Bill arqueó su espalda, abrió la boca y se sintió en éxtasis, aunque su mente le gritara que hacía mal, que era el peor momento y la peor persona para entregarse, no podía retroceder, se sentía tan excitado, Tom sabía muy bien cómo ponerlo así, temblando por más.

—Voy a terminar —gimió con aguda voz, alzándose un poco en el sofá, llevando sus manos a ambos lados y Tom tomó su miembro, presionándolo, haciendo que se quejara—. Tom…

—Shh, te correrás cuando yo lo ordene —dijo con una sonrisa en sus labios, tomando con una mano una de sus piernas para jalarlo y acomodarse entre ellas, quería hacerlo, concretar el hecho y venirse dentro de él lo cual Bill no quería.

—Hey, no intentes, no quiero —dijo con el ceño fruncido, lo cual causó mucha risa en Tom—. Hablo en serio. Para ti es fácil, para mí no.

—La estamos pasando bien los dos, ¿cuál es el problema? Sé que te gustará, te conozco.

—¿Y luego qué? A ti te importa más el sexo que hablar conmigo y arreglar las cosas. —Tom lo miró con interés, Bill hablaba de arreglar esto.

—¿Quieres arreglar las cosas? —preguntó inclinándose, buscando sus labios para darle pequeños besos—. Yo no te dejo hablar porque solo me reclamas, estoy harto de escuchar lo mismo.

—Y yo estoy harto de que siempre me hagas daño.

—Tú me haces daño con tus reclamos —dijo Tom en un susurro—. Yo no soy como quieres que sea.

—¡Tom! Me anotaste en una sucia libreta, ¿por qué? —Otra vez ese tema en el momento menos preciso, aun Tom tenía en manos el miembro de Bill, ahora acariciándolo de arriba hacia abajo—. Por qué no puedes ser simplemente como cualquier pareja…

—Ya te expliqué lo de la libreta, fue un error. —Tom se irguió sobre su cuerpo para mirarlo a los ojos, la agitación de Bill estaba pasando, soltó su miembro porque ya no estaba tan excitado como hacía minutos. Bill hizo una mueca de disgusto y miró hacia un lado, evitando sus ojos, el momento había sido arruinado de manera brusca—. ¿Te das cuenta? Aishh, estábamos pasándolo bien y tú saliste con tus cuestionamientos. —Bill lo miró con el ceño fruncido y le dio un golpe en el hombro.

—¡No son simples cuestionamientos! Hace horas me dijiste que me olvidara de ti, que no me quieres cerca, y ahora me tienes así… —Tom se llevó una mano hacia su rostro.

—Bill, Bill, Bill, ¿qué haré contigo? Eres un completo niño, ¿lo sabías? Dime, ¿qué crees que sentí cuando te vi con el profesor? —Bill lo miró a los ojos recordando ese momento.

—Te equivocaste, pensaste mal, el profesor no es nada mío, tú lo eras.

—Quería olvidarte —dijo Tom prefiriendo no mirarlo a los ojos. Aun entre sus piernas, arrodillado, las ganas de proseguir con el acto sexual había quedado atrás por un momento—. Quería odiarte para así dejar de… esto.

—¿De qué? Me confundes, Tom. —Tom frunció el ceño, quería ser sincero con Bill pero no sabía cómo explicarle todo lo que pasaba por su mente y su corazón.

—Me desequilibras, me pones mal —dijo con una seriedad que asustó a Bill, no sabía cómo tomar eso—. Me aprisionas en ti. —Bill llevó una de sus manos hacia un de sus mejillas, para tomar su rostro y ver sus ojos, quería comprenderlo.

—¿Te pongo mal? —preguntó con culpa—. No es mi intención… A veces tú también me pones mal.

—No me entiendes. —Se ofuscó, levantándose de sobre su cuerpo para buscar sus ropas—. Bill, debemos salir de aquí.

—¿Qué? —Bill se removió del sofá y comenzó a buscar su ropa.

Tom se preocupó de la idea de que Bill supiera que Andrej estaba en la habitación, mejor y lo sacaba de casa y así evitaría una desgracia.

Por su lado, en el pasillo, el rubio estaba impaciente, había oído la pequeña conversación entre los amantes y estaba seguro que el chico de cabellos negros no era para Tom, no, Tom se merecía alguien más arriesgado, menos complicado, como… como él, como Andrej.

Retrocedió al ver a Bill ponerse en pie para subirse los pantalones y Tom logró verlo de reojo, lo miró con miedo y Andrej terminó por adentrarse a la habitación.

—¿Qué pasa? —preguntó Bill al ver la cara de Tom.

—Nada, vámonos.

—¿A dónde? No vine para irme, vine por mis cosas… —dijo bajando la cabeza, esperando que Tom le dijera que no, que no debía irse… que se arrodillara como en las estúpidas novelas y le pidiera perdón. Pero eso no pasaría porque Tom no era como esos galanes.

Tom se ofuscó, no quería obligar a Bill a hacer algo que no quería pero tampoco iba a permitir que entrara a la habitación.

Bill terminó por ponerse la chaqueta, de todas formas quería tomar un baño, su trasero no se sentía nada normal y eso se lo debía a Tom, eso le incomodaba, el haberle permitido tanto, besarle en esa zona y no haber conseguido arreglar las cosas, pero él no sería quien se rebajara a pedir explicaciones, deseaba tomar sus cosas e irse. Se sintió otra vez incómodo y no quería ver a Tom a los ojos.

—Vamos, Bill —ofreció Tom yendo a la puerta—. Te invito a cenar para hablar. —El corazón de Bill latió acelerado con esa invitación, pero luego la misma incomodidad de sentirse húmedo y sudado le hizo desistir.

—Quiero, pero tengo que cambiarme… —dio media vuelta y fue hacia el pasillo, alertando a Tom quien corrió a su tras bastante asustado.

—¡Bill! —éste volteó sospechando de su extraño comportamiento—. No entres, no… hum. —titubeó nervioso y Bill se asustó.

—¿Pasa algo? —Entró a la habitación donde vio la caja de pizza con algunos trozos, eso se le hizo extraño y temió. 

Tom pudo ver su expresión entre susto y duda, la forma en cómo le miraba a los ojos solo le pedía una explicación.

—Yo… —Tom no sabía cómo explicarlo—. Sé que reaccionarás mal, sé que no me entenderás… —Estaba muy asustado, temía perder a Bill pero no sabía cómo explicarle, qué palabras usar para que no pensara mal por si descubría a Andrej.

El rubio estaba indignado, no podía creer que Tom se intimidaba por un chiquillo al que calculó dieciséis años, era un niño ante sus ojos, delgado y frágil como él pero con el carácter de una mariposa, y hasta pensó que sería fácil deshacerse de él, solo tenía que salir del armario y sonreírle descaradamente, luego se encargaría de conquistar a Tom.

—Pasa algo, ¿verdad? Estuviste con alguien aquí —dijo comenzando a temblar, nunca antes había pasado algo así, no sabía cómo afrontarlo.

—Bill… —trató de sonreír, levantando sus manos para acercarse y atraparlo antes que echara a correr y escaparse.

—No te me acerques.

—Quiero explicarlo y sobretodo decirte la verdad. —Tragó saliva, no sabía cómo decirle la completa verdad. Por un momento Bill se percató de la inseguridad de Tom, de que estaba nervioso igual que él y eso lo llevó a querer escucharlo.

—Habla ya —dijo sentándose en la cama y mirándolo con los brazos cruzados.

—Hum…. Bueno, yo… yo… Es verdad que quise olvidarte. —Bill pestañeó seguido, se llenó de inseguridad y bajó la cabeza—. Pero no te pongas así, Bill… —reclamó un poco y se sentó a su lado, Bill se alejó un poco de él—. No creo que pueda, no sé qué me has hecho.

—¡No te hice nada! —se defendió como pudo y Tom se llevó una mano a la cara, para él Bill no entendía y él no sabía cómo explicarle todo.

—Solo escúchame. —Bill se serenó un poco—. Bien, quise olvidarte, pero no pude, así que me conseguí un amigo… bueno… esa es la parte complicada…

—¿Qué? —Bill lo miró con indignación—. Tienes otro…

—Dije un amigo.

—Tom, tú no tienes amigos.

—Pero éste lo es.

—¡Y lo trajiste aquí! ¡Tom! —gritó indignado, no podía comprenderlo, se levantó de ahí queriendo tomar sus cosas, pero Tom tomó su mano. Por un instante Bill volteó a ver esos ojos que tanto le gustaban, parecían suplicarle que no se fuera, pero ¿cómo quedarse sabiendo que Tom había traído a alguien a casa, a su nido de amor? — Suéltame, no sé cómo quieres que reaccione.

—Te dije la verdad, no te estoy mintiendo —dijo jalándolo y Bill enfocó su vista en el armario donde escuchó una risita.

Tom sintió cómo tembló, como en segundos se puso frío y su respiración se aceleró, sus ojos brillaron lagrimosos y Tom no podía resistir eso, no quería que a Bill le doliera un mal entendido, una jugada mala del destino, así que no lo soltó, lo jaló hacia él para abrazarlo y así aprisionarlo en su pecho, susurrando en su oído algunos de sus temores.

—Bill, no me dejes, déjame explicarlo, no…

—¡Que me sueltes! —gritó y Tom no quiso que mirara hacia el armario—. Sé que se esconde ahí, ¿quién es? —Temblaba y gritaba en los brazos de Tom—. ¡Sal de ahí!

—Tranquilo —susurraba, pero Bill no podía hacerle caso—. Andrej, sal. —Ordenó y el rubio abrió el armario, saliendo, acomodándose el tirante de su camiseta sin mangas y luego poniéndose un mechón de cabellos rubios detrás de su oreja.

Tom tomaba a Bill de la cintura, aprisionándolo mientras Bill, con el rostro girado hacia el ropero vio salir al más lindo chico que sus ojos hayan visto y se asustó mucho, sus labios temblaron al verlo semejante a un ángel sin alas, rubio, tan rubio que al compararse, él con cabellos muy negros, su autoestima cayó en segundos, así como al comparar su talla, el otro era mucho más alto, casi como Tom, Bill aún era pequeño… no solo fue eso, vio sus labios saludables, medios brillosos y carnosos, y Bill creía tener los peores labios de todos, además de que si no se delineaba los ojos no se creía atractivo y el rubio los tenía muy remarcados además de tener ojos tan celestes y Bill no los tenía así… Se sintió muy feo y perdió las fuerzas en los brazos de Tom, lo miró con susto.

—Bill, escúchame… —Bill no podía escucharlo, estaba llorando y se sentía tan humillado, no podía seguir forcejeando con Tom.

—Eres un maldito, cómo pudiste —dijo con el rostro tapado con ambas manos, lloraba como un niño y eso molestaba a Tom quien lo sacudió.

—Puff, vamos, hombre —reclamó Andrej al ver la escena, Bill no quería verlo, él había sido un golpe a su autoestima y seguridad, se sentía muy mal—. Ya no seas dramático, por Dios, no entiendo, Tom, cómo puedes…

—Andrej, por favor —reclamó Tom mirándolo molesto—. Hablamos luego, por favor, déjanos. 

Andrej hizo un gesto de molestia, pero prefirió retirarse, para él estaba claro que Tom quería a ese jovencito por más dramático e infantil que lucía, eso le bastó para que pensara en que era mejor y odiar a los amores que no pueden ser porque de lo contrario le haría daño. Y salió de la casa dando un sonoro portazo.

Bill no podía creer lo que había visto, se sentía decepcionado, traicionado, humillado y avergonzado, eso quería decir que ese rubio había estado escuchando toda su intimidad, no sabía cómo reaccionar frente a todo eso, y hasta pensó que mejor y buscaba a su mamá para que le diera uno de esos abrazos, pero él ya era un adulto a pesar de todo, debía afrontarlo. 

—Eres un cerdo —dijo con débil voz. Tom lo seguía abrazando, como dándole consuelo.

Tom detestaba los abrazos, no sabía su utilidad fuera de querer follar, para él el contacto físico era un preámbulo para algo netamente sexual, sin embargo, abrazaba a Bill y hasta de animó a acariciarle la espalda para que dejara de llorar.

Bill se sentía perdido por un momento, había sido desastroso darse cuenta que no podría estar a la altura de ese chico rubio, que Tom había conocido a alguien en tan poco tiempo, que no confiaba en él y una serie de pensamientos negativos inundaron su mente haciéndole ver que lo más sano era alejarse de Tom para no sufrir de esa manera, además hasta su autoestima estaba mal, se sentía feo y un niño para Tom, aunque se llevaran solo dos años de deferencia, ahora se sentía tan pequeño.

—Quiero irme —dijo Bill secándose las lágrimas y evitando ver a Tom quien lo soltó pon un momento y sopló su rostro para que sus lágrimas se secaran más rápido.

—Maldita sea, Bill —se ofuscó y tomó una de sus manos, comenzando otra vez a forcejear. 

—Por favor —pidió ya sin fuerzas.

—No dejaré que te vayas pensando mal.

—¿Qué quieres que piense? No te entiendo… qué necesidad tenías, Tom, ¿follar? No te entiendo, por qué buscar a otro, no tienes por qué reclamarme que el profesor me busque y… —se llenó de rabia—. Y para que sepas, Jared me ha besado ayer. —confesó mirando muy bien el rostro de Tom el cual se contrajo y lo soltó.

Bill corrió hacia el armario para tomar parte de sus cosas y ponerlas en su maleta azul que reposaba al lado de la cama.

—Besé a Andrej también —dijo Tom muy serio—. Nos besamos algunas veces.

—¡Cállate!

—¡No, tú empezaste primero! ¡Además de besarlo casi follamos, varias veces, hoy no se pudo porque tú entraste!

Bill temblaba aún más, no podía creerlo, su relación era como una pesadilla, volteó y le lanzó la ropa que tenía en manos.

Prefirió salir de ahí sin cosas, total, sentí que Tom era como un monstruo que le había herido con sus palabras.

Tom aún no se reponía de la nueva información, Bill había besado a su profesor, eso entendió, y quizá se quedaría con él… ese profesor haría suyo a Bill y descubriría lo hermoso que es en ese sentido, Tom dejaría de ser su primer amor, su primer todo y eso también lo desequilibró.

Su chico salía del departamento y Tom lo siguió, no quería que se fuera así, pero también quería hacerle ver que su confesión le había dolido.

Ambos habían actuado mal pero ninguno quería reconocerlo.

Bill bajó las escaleras tan rápido y cuando Tom logró alcanzarlo gritó asustado. —¡No me sigas!

—Bill, espera. —Tomó su brazo y lo jaló hacia arriba. Pero Bill jaló hacia adelante sin contener su fuerza, y cayó por las escaleras gritando de miedo.

Tom lo vio caer, cómo rodaba por las escaleras, cómo su pierna se dobló de manera anormal, cómo gritó de manera desgarradora y se quedó tirado abajo. Todo ocurrió como en cámara lenta.

—¡Bill! ¡Bill! —bajó las escaleras tan rápido y se arrodilló para auxiliarlo. Bill respiraba rápido, agitado y tenía ambas manos en una de sus piernas.

—Me rompí la pierna…

Bill se había roto una pierna y el dolor fue tan horrendo que a Tom se le escarapeló el cuerpo de solo recordar que él una vez la tuvo rota.

u_u le tocó a Bill, aunque no se lo merecía, pero de seguro alguien de ustedes piensa que sí lol, en fin, se viene una pausa en el fic, Tom analizará lo que siente y Bill se sentirá más inseguro que nunca, ahora cojo u_u XD fdvdfvfdb waaa, tengo ideas cruzadas, pero veremos, espero sus opiniones *-* son importantes.