Hasta el final de los tiempos - 17

Hola a todos *-*~ gracias por sus belos comentarios XD veo que casi todos quieren que Pamela muera XD pero no sé, quizá eso no pase >:D espero les guste este capítulo, a mí me gustó en cierta forma *-*

El pequeño niño a quien le habían puesto de nombre Alex, aun no hablaba, pero no daba problemas.

Había pasado casi una semana en donde, por el miedo y los arranques de ira de Bill, decidieron no moverse de la pequeña casita.

Como estaba alejada de la ciudad, los que la habitaban habían sido muy precavidos en cuando a la comida, sobretodo la comercial, tenían un almacén de todo tipo de conservas, cereales y hasta leche así que los nuevos inquilinos, mientras no escucharan el sonido de ninguna criatura decidieron quedarse en la casita.

Antes era Simone quien se preocupaba de dar de comer a todos, pero ahora era esa la primera gran discusión pues Tom y Georg no querían que Pamela cocinara, preferían hacerlo ellos mismos, pero ella siempre quería que le dieran la razón.

—¡Pasta, pasta y más pasta! ¿Creen que eso es comida? Por eso quiero ser yo la que lo prepare.

—No —dijo Tom en la pequeña cocina—. Todos estamos hartos de cómo combinas la comida.

—Es comer inteligentemente.

—A la mierda con lo inteligente, queremos ser nosotros quienes cocinemos —dijo Tom refiriéndose a él y a Georg.

Jörg entró a la cocina muy molesto.

—¿Quieren dejar de discutir? Pamela está criando al niño, debe ser ella quien cocine pues ella sabe lo que un niño pequeño come.

Continuaban la discusión mientras Bill vigilaba en la azotea de la casita por algún movimiento extraño. Eran muy rigurosos en ello, siempre debía haber un vigilante.

Bill se sentó por un momento, estaba algo confundido por la mordida que tenía. Se suponía que debía hacer efecto, que hacía tiempo debió darle esa maldita fiebre para luego convertirse en un zombi, pero ¿por qué aún no había pasado nada?

Su corazón latió muy rápido al ver su herida color verde, pero un verde extraño y su mente voló hacia el recuerdo de su padre poniéndole un inyectable. Jörg no había vuelto a hablar de ello… luego de haber sido encerrado en el manicomio, al salir, no habló de sus sueños, no hubo mucho tiempo.

Vio a su padre subir a la azotea con una pequeña sonrisa y se cubrió el tobillo poniéndose inmediatamente en pie para seguir vigilando.

—¿Todo bien? Es mi hora, puedes bajar —dijo su papá cumpliendo con lo acordado—. Abajo hay algo de comida que hizo Tom, lo mismo de siempre, tu novia está molesta pues no quiere comer más pasta con salsa de tomate. —Bill torció la boca, Pamela se había vuelto muy especial después del apocalipsis zombi, pero era de esperarse pues era una mujer.

—Papá, quiero que me cuentes algo… 

—Dime.

—La inyección, qué era eso, recuerdo que me pusiste una, ¿recuerdas? —Jörg se incomodó un poco recordando los planes iniciales…

—Hay algo de lo cual no les he hablado, pero ya ni sé si se cumplirá, Bill, todo se ha modificado, inclusive mi talento de soñar predicciones, poco antes que tu madre muriera, no volví a soñar nada. —Bill lo miró con mucho interés y con algo de preocupación por si escuchaba alguna tragedia con respecto a su herida.

—Habla, papá, quiero saberlo.

—Traje los mapas, hay más de nosotros en este mundo, no fui el único que predecía, ¿recuerdas que te comenté de un tal David? —Bill recordó el cuadro que había visto en la cabaña de la montaña, su padre le había contado que un tal David había pintado sus sueños, e incluso tenía un cuadro de ellos dos tomados de la mano. Miró a su padre muy confundido. 

—Lo recuerdo, ahora explícame qué tiene que ver él con la inyección que me pusiste.

—Cuando estuve con él el Hamburgo, me llevó a la casa de otro sujeto, se llama Nick, es un señor de avanzada edad, es un profesional de salud. Nick me dijo que debía inyectar ese líquido al más fuerte de mis hijos, que debía escoger entre los dos a quien sería más fuerte… —Bill lo miró con asombro.

—Pero qué era eso, papá, necesito saberlo. 

—Eso era un virus…

—¿Qué? ¡Pudiste matarme!

—No, no, yo vi cuando se lo metieron a una rata, la rata no murió, no le pasó nada.

—¿Entonces? No entiendo, para qué inocularme ese virus. —Jörg se preocupó, supo que de todas formas hubo mucho de locura en él para hacer tal cosa.

—Era una orden, David lo había pintado en un cuadro, me dijo que lo tenía que cumplir o luego… —bajó la cabeza—. Si tú morías, seguía Tom, eso me dijo, que debía inyectarte eso para que no murieras y así garantizar la vida de ustedes dos, me dijo que algo iba a pasar y podías morir entonces el futuro estaría en peligro… Eres importante, tú más que yo, ninguno de ellos me veían en su arte, o el otro en sus escritos. 

—¿Quiénes?

—David y su gente, los únicos sobrevivientes del apocalipsis, los que formarán una nación juntamente que los sobrevivientes de Asia y América; África desaparecerá así como toda isla, incluido Oceanía. Debemos llegar a ellos para garantizar eso, esa es la meta, primero la montaña donde estará también Robert y su gente y luego buscar a David.

Bill dejó de ver a su padre, así que le había inyectado algo solo porque sí. Eso le preocupaba pero a la vez le aliviaba de saber que era inmune a las mordeduras, con más razón podría acercarse a las criaturas sin temor a morir por si lo mordían, pero no quería ser imprudente. 

*

Después de haber comido, el niño Alex dormía en una de las habitaciones, Tom y Georg jugaban cartas en la salita y Pamela lavaba los platos, bastante incómoda. Bill la observó desde el lumbral de la puerta, se mordió el labio cuando ella se agachó para guardar unos platos en la alacena y el pequeño vestido que tenía se le alzó un poco.

Su pene reaccionó muy rápido ante la idea de intimar, hacía tiempo no lo hacía, Pamela se negaba buscaba discutir con él todo el tiempo y la razón era porque prefería defender a su hermano antes que a ella.

Se le acercó por detrás y la abrazó, presionándose un poco para que notara su dureza.

—Bill, basta, no quiero, no me convencerás con besos. —Bill besaba su cuello mientras ella se removía en sus brazos, evitándolo.

—Vamos, la habitación principal está vacía, mi padre cuida en la azotea y los otros juegan, vamos…

—No, ya te he dicho. Me duele Bill —confesó y Bill detuvo sus besos.

—¿Qué?

—Para ti es fácil, solo lo metes y ya, para mí no, me duele, mi bajo vientre me duele y se pone duro, y sé que a ti te gusta fuerte, no piensas en mí. —Bill se preocupó por eso—. Además no tenemos más preservativos. —Ese era el problema, ella tenía temor de quedar embarazada, pero Bill solo deseaba follar, correrse fuertemente para luego dormir. Se sentía muy estresado.

—Tampoco piensas en mí ni en mis necesidades…

—Bill, solo ves nuestra relación para sexo, nada más, ¿dónde está mi novio? El atento Bill, el romántico Bill.

—Murió como toda la humanidad. —Ella lo miró asustada.

—No Bill, no te vuelvas insensible, te quiero de vuelta, te… —no pudo seguir hablando, Bill la dejó sola en la cocina y se fue.

Quería follar, nada más que eso, no quería escuchar dramas de mujeres, ni tener que explicar sus sentimientos nuevos, ni su nueva percepción de vida porque no se sentía el mismo Bill optimista de siempre, el chico feliz, de él quedaba muy poco. Solo quería distraerse un poco, respirar aire puro, tener un buen orgasmo y evitar tener que pensar en si mañana sería comido por una bola de seres.

Subió al segundo piso y vio al niño dormir en una de las habitaciones, a Bill no le extrañaba en nada que el pequeño no hablara, estaba triste de solo saber que crecería en medio de seres monstruosos y se juró a sí mismo no tener nunca hijos pues sabía que eso sería catastrófico.

Se encerró en otra habitación que había tomado como suya, se bajó los pantalones y buscó en su mente algo en qué concentrarse, ¿Pamela? ¿Pamela desnuda? Frunció el ceño, Pamela perdía su encanto pues casi ni se arreglaba, siempre con el mismo vestido floreado, su pelo hecho una o dos trenzas, sus mismos lentes, no tenía nada de interesante y luego imaginó los labios de Tom, eso le hizo poner una mueca de molestia mientras tocaba su duro miembro.

Con la espalda apoyada en una de las paredes, tocándose, llevó la cabeza hacia atrás y emitió un gemido al lograr sentir placer con solo la imagen de los labios de Tom, cómo sonreía, cómo se pasaba la lengua por sus carnositos labios.

—Hum… —Con los ojos cerrados, su corazón se aceleró.

La puerta se abrió asustando a Bill al lado de ésta quien cogió sus pantalones para subírselos gritando: “¡Con un carajo…!” Y su vista se fijó en los ojos de su gemelo, y claro, tenía esos carnosos labios también.

—¿Pero qué…? —comenzó a reírse al verlo así, alzándose los pantalones, rojo de vergüenza, Tom también enrojeció de solo verlo así, sabía muy bien lo que estaba haciendo… es más, últimamente Tom lo hacía pues el estrés lo consumía, no había alegría ni placeres, la convivencia era caótica y el estrés de saber que podían morir los tenía constantemente ansiosos, así que desde que supo que Bill mantenía relaciones sexuales con su novia, él decidió buscar darse ese placer.

—No digas, nada, ¡vete! —gritó Bill empujando a Tom con una mano mientras que con la otra se presionaba la entrepierna pues aún su sangre seguía ahí.

—Ya, oye, tranquilo —dijo Tom con una sonrisa pillina, cerrando la puerta a su espalda y tomó la mano de Bill que lo empujaba.

—No creo que sea buena idea que me toques —dijo Bill queriendo que soltara su mano.

—Vamos… sé lo que quieres.

—Tom, no. No creo que sea buena idea hablar de esto, aquí, a solas… no.

—Me sorprende que Pamela no esté acá, pensé que al tenerla no necesitabas, hum, eso. —Bill terminó por abrocharse los pantalones y miró a Tom.

—No hablaré de eso. Quiero irme.

—No, no me dejes así. —Puso una mano en su entrepierna y Bill bajó la vista, Tom se había excitado. 

—Pero qué… ¿por qué tú? —Tom sonrió y se le acercó para tomar su cintura con ambas manos.

—Sabes que te deseo, Bill lo sabes. —Bill seguía serio, pero luego sonrió un poco queriendo tentar a Tom.

—Hum… lo sé, pero tengo miedo, si me tocas, no sé qué seré capaz de hacer. —De todas formas estaba caliente—. No lo hagas… —susurró sintiendo las manos de Tom bajar a sus caderas, hacia adelante, al botón de su pantalón, y luego bajarlo—. Hey…

—Shh, deja de quejarte y cierra los ojos. —Ambos respiraban agitados, Bill terminó con la espalda en la pared otra vez y cerró los ojos.

Tom miró su entrepierna, igual que la suya, por algo eran gemelos. El pantalón de Bill cayó hacia sus rodillas y llevó ambas manos a los hombros de Tom haciendo una pequeña presión. Tom entendió eso, Bill abrió los ojos sorprendido al ver a Tom bajar hasta que sus rodillas toparan el suelo.

—Tom… —dijo sorprendido.

—Cierra los ojos. —Bill cerró los ojos para no tener que ver lo que su mente le decía que era el error más grande en su vida… su gemelo le haría sexo oral.

Tom se lamió los labios y luego abrió su boca tomando el miembro de Bill dentro de ella. No sabía cómo hacerlo, pero usó su lógica y comenzó a succionar despacio y a darle placer e incluso de esa forma él se sentía excitado de solo saber que a Bill le gustaba y de sentir sus embestidas en su boca, cómo Bill tomó su rostro con posesión y se descontroló.

—No puedo creerlo —musitó Bill, muy excitado, no podía dar marcha atrás a lo que tanto había considerado que estaba muy mal, que no debía pasar—. Me las pagarás, Tom, no debemos. —Tom no decía nada porque no podía hablar—. Hum, pero se siente tan bien… —Se relamió los labios llevando la cabeza hacia atrás, eso lo miró Tom desde abajo.

Bill amaba sentirse así, en el éxtasis, había caído en un sucio vicio desde que todo el mundo había acabado, solo quería sentir placer y nada más que eso, además la misma depresión había hecho descuidar su relación con Pamela, solo buscaba placer como los adictos a la droga. Tom podía entender eso así que no le juzgaría, había decidido aprovecharse de esa vulnerabilidad.

Tom abrió más la boca al sentir a Bill embestir fuerte, y tuvo que controlar las arcadas que le producía la intromisión abrupta pues llegaba hasta su garganta. Le tomó de las rastas descuidadas y se vino en su boca con un prolongado gemido. Para Tom eso era nuevo, nunca antes había visto a su gemelo correrse y se sintió emocionado.

Pero luego de que todo pasó, Bill no quería verlo a la cara.

—Será mejor que mantengas tu distancia —dijo Bill subiendo sus pantalones—. No te quiero cerca. —Tom se apenó, pero a la vez se ofuscó.

—¿A qué mierda le temes? No hay más leyes, no hay nada que nos juzgue.

—¿Te has vuelto loco? Es incesto, esto está mal, no debiste, Tom, date cuenta, somos hermanos, esto es abominable. —A Tom le dolió que usara esas palabras, eran sus sentimientos expuestos siendo pisoteados.

—Te amo —dijo serio—. No sé cómo Bill, pero me siento atraído por ti. —Y eso Bill lo sabía perfectamente. 

—No hay sentimientos en este mundo, entiende eso, no se puede amar a quien se puede perder en un abrir y cerrar de ojos, así que no vengas a hablarle de sentimientos porque yo no siento nada —dijo inexpresivo, casi sin verlo a los ojos—. Tengo una relación correcta con una chica, así que olvídate de eso, solo pasó porque me pescaste así, que conste que yo no quise.

Tom lo miró con molestia, ese no era el Bill que él tenía como hermano, sabía que fingía, que se hacía al fuerte cuando en realidad los dos tenían casi la misma debilidad.

—Te haces al fuerte.

—Tom, soy fuerte, mira a tu alrededor, date cuenta, aquí no caben los sentimientos, entiende eso.

—Lo dices porque estás dolido, por mamá…

—¡No la menciones! —gritó mirándolo temblando, ese tema lo ponía mal.

Salió de la habitación lo más rápido que pudo encontrando en el pasillo al niño Alex despierto con el oso de peluche entre sus manos.

—Papá —le dijo con mirada triste y Bill se asustó, era la primera vez que escuchaba su voz y se detuvo en el pasillo prestándole atención.

—¿Cómo me llamaste?

—Papá —dijo mirándolo a los ojos. Bill se quedó pensando en eso, el pequeño niño deseaba una familia, la había perdido de la peor forma y ahora lo llamaba papá, ¿por qué a él? Eso lo atemorizó.

—Alex, al fin escucho tu voz. —Le sonrió amable y el niño extendió su mano para querer tomarle la suya, Bill así lo hizo.

Detrás de ellos dos, Tom observaba la extraña escena, vio a Bill cargar al pequeño y bajar con él las escaleras. Apoyo su cabeza en la pared y suspiró hondo, amaba a Bill y aunque hace un día le había dado el “sí” a su ahora novio Georg, sabía que eso lamentablemente no funcionaría, pero ahora no sabía qué hacer.

Tom es novio de Geo y nadie de ustedes lo sabía XD ok, ni yo misma, mi propio personaje me sorprendió en estas últimas líneas, pero veremos cómo pasó y u_u Bill no siente nada, ¿alguien sabe por qué? D: Espero sus comentarios *-* quiero saber sus opiniones. Los quiero *-*~