viernes, 16 de mayo de 2014

En el campamento - 4

Hola a todos y a Nico :3 les traigo otro capitulo más n_n espero les guste, seguiré usando mi Blog Rosa~
Los días pasaban y uno era igual al otro. En las mañanas siempre había juegos estúpidos y en la tarde libre para aburrirse al menos que buscaran la forma de pasarla bien.

Tom prefería juntarse con Gustav pues éste tenía amigos de su edad cuya diversión era planificar bromas pesadas a las chicas con la finalidad de acercarse a ellas. Eran muy infantiles, adolescentes reprimidos, no eran como Andreas de decididos, pero Tom se sintió a gusto, así que dejó a Bill a su suerte, ya no lo necesitaba.

Bill, como en un principio, hacía todo lo que los guías decían en las mañanas, cooperaba fingiendo una sonrisa y luego, en las tardes, se iba al bosque hasta que veía la puesta del sol y regresaba para cenar. Tampoco necesitaba de Tom, total, siempre había sido así, en vano se había esforzado por tener un amigo si algo le decía que eso no sería fácil.

Era una tarde calurosa y estaba el grupo de chicas contándose secretos de sus novios, hablando de sexo y hablando mal del otro grupo de chicas fáciles que se juntaba con Andreas y sus amigos. Ellas preferían estar aparte de las otras que solían jugar retos y verdades. Bien, en ese grupo había algunas chicas simpáticas que a los nuevos amigos de Tom le agradaba, así que decidieron hacer un plan, un pequeño sabotaje, una broma pesada para hacerlas gritar, era bastante infantil.

—No me parece —reclamó Tom cuando Joe y sus amigos le decía que debía poner en la mochila de una de ellas un escarabajo grande que habían encontrado cerca de los árboles.

—Te cubriremos, somos tus amigos, ¿no es así? Solo debes acercarte y hacer que le buscas el habla y sin que se den cuenta pones al animal dentro de su bolsa, nada más, eso es todo, será divertido.

Tom dudó por un momento, la idea no le parecía buena, pero luego se armó de valor, y decidió hacerlo.

Se acercó con un ligero rubor en sus mejillas hacia el grupo de casi siete chicas que hacían un círculo bajo las sombras de un árbol un poco alejadas del otro grupo que jugaba verdades y retos y de otros pequeños grupos que pasaban la tarde jugando cartas entre otros juegos.

Las chicas se incomodaron por su presencia más al saber que él se juntaba con los palomillas del grupo, con los inmaduros y aún niños, así que se mantuvieron alerta. Tom intentó disimular una conversación, preguntarles cosas tontas y miraba a un lado, cerca de algunos árboles sus amigos esperaban por el grito de las chicas cuando vieran al insecto negro.

Tom buscó la forma de ponerlo en la mochila de una de las chicas, pero cuando estuvo por conseguirlo, una de ellas se dio cuenta y lo delató causando el pánico de las demás quienes se pusieron de pie y fueron rápidamente por los guías. 

Todo pasó en segundos. Se le acercaron tres de los guías, las chicas se quejaron como si hubieran querido matarlas, Tom intentó decir que solo cumplía órdenes pero nada funcionó, ni siquiera pudo acusar a sus compañeros porque una de las reglas era que cada uno correría su propia suerte si de faltas se trataba.

No lo pudo creer cuando dos guías lo tomaron uno de cada brazo y lo apartaron de los grupos quienes lo miraban algunos con burla, sabía que sería castigado. Pasó la vergüenza más grande de su vida cuando fue lanzado dentro de un cuarto de madera apartado de todos y luego lo cerraron con candado pese a sus quejas.

—Estarás ahí por mucho, perdiste nuestra confianza, niño bobo —dijo un guía por la pequeña ventaba que había al lado de la puerta.

Aquel lugar estaba totalmente vacío y se percató del horrible olor a orines, de seguro los otros castigados se habían orinado ahí, más el calor, hacía que sea un horno desagradable.

Caminó en círculos buscando por dónde salir, pero no encontró alguna salida, estaba muy bien construido. Logró sentarse en un pequeño tronco y poniendo sus manos en su frente, bajó la cabeza para apoyarse en ellas, pensando con preocupación, ¿qué haría ahora? Estaba perdido, no podía quejarse, no podía hacer nada.

Las horas se hicieron eternas, pudo ver el sol caer y el calor que sentía se reemplazó por una ventisca fría que entrada por las rendijas de las maderas. 

Cuando escuchó pasos acercarse se emocionó pensando que lo sacarían, pero solo se desilusionó al percatarse que era uno de los guías trayéndole comida. Apenas era un vaso de agua y dos panes con mantequilla.

—Ten. —dijo pasándole por la pequeña ventaba los bocados de comida.

—Oiga, no puede tenerme aquí toda la noche, esto es inconcebible, no pueden hacerme esto.

—Sí podemos —dijo con una voz de autoridad—. El campamento se basa en la disciplina, está en las bases que tus padres o apoderado han firmado, ¿comprendes? Así que será mejor estés calladito o tu castigo aumentará. Estarás aquí hasta mañana en la tarde, los castigos son veinticuatro horas, lo sabías al entrar, se les leyó el reglamento.

Tom no podía creer que le estaba pasando semejante cosa, era infrahumano estar en ese lugar, no sabía ni dónde orinar y mucho menos donde dormir, el guía solo le pasó una frazada y pedazos de cartón para que lo pusiera en alguna parte de la pequeña habitación y también le dio una linterna. 

Cuando el guía se fue, Tom puso el cartón cerca de la puerta, alumbraba con la linterna para acomodarse envuelto en la frazada, jamás en su vida había pasado algo como eso y mientras más lo pensaba más ganas tenía de denunciar a ese campamento por el fraude y el maltrato.

En el comedor Bill guardaba sus panecitos con mermelada en uno de sus bolsillos mientras barría y acomodaba las sillas. Había dejado de comer sus panes a propósito para ser elegido como castigado de la noche y junto a una chica se dispusieron a limpiar todo. Ella se quejaba a cada momento, pero él sin hablar nada continuó su castigo hasta terminar de lavar todos los servicios.

El comedor estaba totalmente desierto, los guías supervisaban que los chicos y chicas estén en sus respectivos lugares para dormir y que nadie se les escapara. Algunos otros estaban queriendo jugar cartas en sus cuartos.

Bill salió de la cocina y se encontró con uno de los guías.

—¡Pero qué haces aquí! —le reclamó.

—Estuve castigado —dijo serio—. Acabo de dejar todo limpio en la cocina. —El guía lo miró sospechando y regresando a la cocina supervisó que todo estuviera en su lugar encontrando una olla sucia.

—Ya sabes, deberás lavarla para que la próxima no pienses en desobedecer. —Bill torció la boca y luego que el guía se fuera, se demoró a su antojo en lavar esa olla, sabía muy bien que todos ellos se irían muy pronto a jugar cartas cuando supieran que ya la mayoría de adolescentes estaban muy bien durmiendo.

Bill sabía que no todos estarían durmiendo. 

Guardó la olla limpia y seca y salió de la cocina viendo que efectivamente, los guías estaban casi todos en su lugar favorito, sus cuartos cerca del comedor y Bill supo escabullirse en la noche rumbo al cuarto de castigos pasando los árboles. Conocía muy bien esas pequeñas habitaciones malolientes y frías.

Llegó a la primera puerta de esas casitas y tocó.

—¿Tom? —Tom yacía en el suelo con el corazón acelerado, había escuchado las pisadas pero pensó que sería algún guía o quién sabe, un cazador… pero supo reconocer la voz que llamó su nombre y se quedó extrañado, podía saber que era Bill, el chico raro.

Se levantó un poco adolorido por el duro suelo y carraspeó. —¿Bill? ¿Cómo llegaste?

—No preguntes —dijo abriendo la pequeña ventana corrediza que había en la puerta. Tom sacó rápido sus manos y Bill tomó una de ellas para poner los panes con mermelada de fresas. 

Tom se quedó sorprendido, no pensó que sería él quien le traería alguna merienda, menos Bill, el chico raro, huraño, serio, de extraña mirada y poco habla, todos menos él.

—Vaya… oh, no sé qué decir más que mil gracias, te pasaste… —dijo llevando los bocados a la boca y devorándolos en instantes. Le pasó luego una botella de agua pura la cual bebió.

—Quédate con la botella, la necesitarás para orinar, luego déjala muy al fondo. —sugirió y Tom así lo haría.

—¿Regresarás ahora? —preguntó sonando angustiado, no quería quedarse solo. Tom sacó sus manos por la pequeña ventanita y Bill se las tomó calentando sus dedos fríos de los nervios. 

—Puedo sacarte si quieres…

—¿Qué? —Tom se sorprendió.

—Ya sabes, pero no regresar a las tiendas, allá los guías rondan…

—No entiendo, ¿cómo que puedes sacarme?

—Por el techo.

—¡Qué!

—Hay una calamina que está floja, solo necesitas de un palo para empujarla y salir por ahí… el año pasado así lo hice. —Tom se sorprendió y con la pequeña linterna alumbró al techo y era verdad, una calamina se agitaba un poco por la ventisca.

—Pero ¿cómo treparé? —Bill se recordó que solo pudo salir cuando su compañero de ese entonces lo ayudó… era una con otra, había llegado la oportunidad de devolver de alguna manera ese favor.

—Espérame aquí, te sacaré.

Y así fue, Bill trepó hacia el techo ayudándose de las ramas de un árbol y luego, cuando estuvo sobre el cuarto, le pasó un palo a Tom y tomó la calamina para levantarla. Así fue como al abrirlo, se arrodilló para pasarle las manos a Tom y éste no dudó en saltar para tomarlas.

Bill casi cayó dentro de ese cuarto de castigo, pero felizmente logró ayudar a Tom a salir y cuando estuvo en el techo, agitado, abrazó a Bill.

—Gracias… gracias… —susurraba sobando su espalda—. Te debo una… pero ahora no sé qué haré. —Lo miró angustiado—. No podré regresar a la tienda, no podré quedarme en este techo.

—Pero sí en mi casita, en el árbol, ¿recuerdas? —Tom abrió la boca, sorprendido.

Tenía temor de decirle que se sentiría solo, con miedo, pero eso sonaría tan infantil, no podía decir semejante cosa.

Bill lo jaló de la mano por medio del sendero oscuro hasta probar la cerca si estaba encendida o no, descubriendo de que no era así, eso extrañó a Tom pero Bill solo le hizo ver que estaban en casi la mitad del campamento, ya el presupuesto se estaba por terminar y ahorrar era una de las mejores cosas que podían hacer los guías. 

—Pero y si te descubren… es decir, si Gustav te delata que no has dormido en la carpa, será peor para ti. —Bill fue consciente de eso.

—Deberé regresar dentro de un rato. Dormirás en la cabaña y antes del amanecer, deberás regresar al cuarto de castigo, es lo mejor que puedes hacer, ¿comprendes? —Tom asintió y luego vio cómo Bill pasaba la cerca eléctrica para ir sigiloso a su casa de árbol.

Tom subió detrás de él agitado, un poco asustado pero muy agradecido, definitivamente dormir en esa casita sería mucho mejor que al mal oliente cuarto de castigo.

—Me dijiste que ya antes estuviste castigado, ¿por qué? —preguntó Tom curioso, mientras terminaba de subir a la casita.

—Bullying.

—Qué mal, pero ¿quién te sacó? —Bill calló por un momento y Tom se sintió más curioso—. ¿Un amigo? ¿Tuviste uno en el anterior campamento? —Terminaron de subir y Bill se puso a alistar unas frazadas que había, alumbrando con la pequeña linterna la cual sostenía con sus dientes para usar ambas manos. Tom esperaría pacientemente a que terminara y así le contestara, pero no fue así.

—Listo, tu cama está lista —dijo con una sonrisa en sus labios.

—¿Por qué no contestas mis preguntas? —Vio como Bill se ponía serio y le daba la espalda, Tom no podía entenderlo—. ¿Pasa algo?

—No pasa nada, ahora debes dormir.

—Bill… —Tomó su brazo y sintió cómo Bill se tensaba—. ¿No confías en mí? —Bill giró para verlo en la oscuridad y no supo qué decirle.

—Eres peor que una niña curiosa —dijo molesto y Tom le frunció el ceño.

—Solo quiero conocerte un poco más, ¿qué hay de malo en eso? —Bill evitó verlo y se dirigió hacia la puerta para bajar—. Espera… no me dejes, no ahora. —Bill se detuvo evitando voltear a verlo, tenía una mano apoyada en el lumbral de la puerta y se disponía a bajar por la cuerda de soga.

—¿Quieres saber quién me sacó el año pasado?

—Sí —dijo Tom acercándose y poniendo una mano en uno de sus hombros.

—Era Matt, un compañero del campamento, eso es todo.

—¿Y no regresó? —Tom no sabía por qué tenía tanta curiosidad, de seguro era porque Bill parecía actuar raro y quería explicaciones.

—No.

—Vaya… hum… ¿lo extrañas? —Sintió cómo Bill se tensaba más y dejó de tocarle el hombro.

—Debo irme.

—Eres raro, Bill.

—Y tú muy curioso.

—Es que no sé, me das a entender cosas raras, ¿pasó algo raro el año pasado? ¿Por qué actúas así?

—¿Así cómo? —Volteó Bill un poco molesto—. Acabo de sacarte de allá, te traje a dormir aquí, ¿qué de raro tiene todo eso?

—No lo sé, tengo temor a todo esto… —se calló por un momento porque estaba comenzando a hablar de forma extraña y se sentía confundido—. No sé, presiento que ese tal Matt te hizo algo por cómo hablas ahora, actúas raro… no me tienes confianza porque de seguro Matt hizo algo malo contigo. —Bill frunció el ceño por las conclusiones de Tom.

—Tú te alejaste de mí y lo harás como lo hizo Matt, ¿para qué sirve la confianza? Dime, no tiene sentido hablar de confianza si te alejaste de mí. —Se dio la vuelta y quiso bajar por la escalera y Tom tomó su brazo deteniéndolo.

—Lo siento, perdona Bill, no quise alejarme de ti.

—Sí lo quisiste.

—Estuve confundido, es solo eso… aun lo estoy, todo esto es raro, perdona, no quiero alejarme de ti. —Sabía que lo que pedía era muy extraño, más aun el contacto físico de tocar sus brazo y detenerlo, pero ya no le importaba como antes—. Quiero saber de ti, ser tu amigo… me siento agradecido por lo que has hecho por mí y quiero retribuirlo de alguna manera.

—No puedes —dijo Bill aun de espaldas.

—Lo intentaré. —Soltó a Bill y éste le dio una última mirada, una muy extraña, le veía los labios carnosos y solo optó por sonreírle un poco para descender por la soga.

—Recuerda regresar antes del amanecer.

—Gracias… —dijo despidiéndose.

Tom se quedó con una sensación extraña esa noche. Durmió abrigado en la pequeña casita y Bill regresó sigiloso a su tienda. Gustav estaba profundamente dormido y ni se dio cuenta de cuándo se recostó a su lado.

No podía dormir, no al recordar a Matt en los ojos de Tom. Pero cerrándolos se prometió a sí mismo olvidar lo que debía olvidar y pensar en otra cosa, quizá en Tom, quizá en la promesa de su amistad…

¿Qué les pareció? espero sus comentarios *-* Gracias por leer!!!

4 comentarios:

  1. Aww...Pink me parecio un hermoso cap ^_^ Que tiernucho Bill al sacar a Tom ♥‿♥...Espero el proximo cap ;-)

    ResponderEliminar
  2. Fantastico como siempre!!!!!....

    Yo qiero saber qien es Matt.
    Me pica la curiosidad =^.^=
    Oh sí... Continúa prontito :3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pronto sabrás quién es Mat... no es una buena persona u_u
      muah<333 gracias por comentar!

      Eliminar