Una esperanza - 3

Hola a todos *-*~ aquí les dejo el tercer capítulo de este fic. Espero les guste n_n

—¿Qué? —apenas dijo. Louis detestaba su mirada, pero debía decirlo.

—Sabes… sé que no nos llevamos nada bien —sonrió un poco—. Es decir, lo que pasó fue bastante perturbador.

—Lo siento… —bajó la cabeza.

—Necesito un favor.

—¿Qué? —Harry no podía creerlo. Louis le sonrió un poco.

—Ten —le extendió una hoja de papel con los sesenta ejercicios y Harry frunció el ceño—. Quiero que lo resuelvas.

—No creo poder hacerlo —dijo Harry serio, sabía que se estaba aprovechando, por más que quería hacerle el favor tenía dignidad. Estuvo por darle la espalda a Louis cuando éste le tomó del hombro y Harry se estremeció.

—Lo necesito, no sé a quién decirle… ¡Te puedo pagar! —dijo Louis con una sonrisa más amplia—. ¿Cuánto quieres? —Harry sonrió un poco, su familia era de dinero y eso era lo que menos necesitaba.

—No, no creo poder hacerlo. —dijo y vio como Louis se angustiaba.

—Liam me golpeará mañana si no lo llevo listo.

—EL profesor Smith se dará cuenta, mañana sacará a algunos a la pizarra y si no sabes todo los ejercicios que pudiera hacerlos yo, no serviría de nada.

—Pero no me importa, solo quiero que los hagas. —Harry suspiró, estar conversando aunque sea de eso con Louis lo emocionaba, pero sabía que no debía caer en la trampa o siempre se aprovecharía de él en ese sentido—. Por favor, Harry… —Jamás lo había escuchado suplicar—. Aunque sea… aunque sea dime cómo hacerlo. —Eso a Harry le pareció una buena idea.

—¿Quieres que te enseñe? —Louis frunció el ceño, pero luego de pensarlo asintió algo avergonzado.

—Bueno, no sé cómo, pero si dices que el profesor mañana sacará a alguien a la pizarra entonces quiero siquiera saber cómo hacer uno. —Harry sonrió y Louis se alejó un poco.

—Puedo enseñarte un poco —ofreció con una sonrisa—. Si tú quieres…

—¡No! —rechazó, pero luego bajó la cabeza—. Bueno… sí. —No había otra opción.

—Entonces, vienes a mi casa —sacó un papelito y apuntó su dirección.

—Trabajo en las tardes —dijo Louis y eso era algo que Harry no sabía—. Salgo a las seis…

—A esa hora está bien.

—Oh, mierda —dijo aceptando el papelito—. Pero al menos tenlo avanzado para esa hora.

—Avanzaré solo cuando estés para que aprendas. 

—Es raro eso, sonó bastante gay, no lo digas así.

—Lo siento —se avergonzó un poco.

—Como sea, a las seis pasaré por tu casa. No vives solo, ¿verdad? —preguntó un poco intimidado.

—No.

—Más bien —dijo en son de broma y Harry rió un poco, nunca se había bromeado con Louis—. Chao. —dijo para irse en sentido contrario y Harry se quedó parado en la acera, aun con el corazón bombeándole a mil.

Con una sonrisa en sus labios, regresó a casa y agradeció mentalmente al profesor de matemática por haberles dejado trabajo. 

Para su mamá no pasó desapercibido su extraña felicidad.

—¿Todo bien? —preguntó y Harry sonreía y hasta reía de manera espontánea. Estaba lavando los platos y su mamá sabía que era una de las actividades que menos le gustaba, pero lo vio feliz a pesar de eso.

—Sí. —dijo secando los platos y luego desapareció escaleras arriba, a su cuarto.

Para Harry fue fácil hacer los diez ejercicios de matemática que le faltaba a su grupo. Juntó las hojas en un folder y suspiró aliviado de haber terminado sus deberes. Miró el reloj y aunque para él haya pasado una eternidad, apenas eran las cuatro de la tarde. 

Se recostó en su cama y buscó su libro de dibujo. Amaba retratar los ojos de Louis. 

¿Cómo así se había enamorado? Él no recordaba el inicio. Lo que sí recordaba era que Louis iba a su casa cuando vivían en otra parte de la ciudad, cuando apenas tenía seis años. La mamá de Louis era muy amiga de la suya y cuando iba a la casa llevaba al pequeño Louis para que jugara con Harry.

Lo que el de rizos recuerda son casi pequeñas escenas de peleas infantiles en su habitación de ese entonces. Pelearse por los juguetes y por la forma en la que se jugaba. A Louis e gustaban las peleas de autos u robots, pero a Harry no mucho, más le gustaba hacer conversar a sus juguetes. Y muchas veces, por esos detalles, terminaba llorando y corriendo hacia su madre.

Cuando ingresó a la escuela secundaria de London, Harry había podido reconocer a Louis por su apellido y los hermosos ojos que recordaba de cuando eran infantes, pero cuando se le acercó y quiso decirle que lo conocía, Louis fue muy indiferente. Así que desde ese entonces siempre lo observaba.

Pero ahora Louis sabía que le gustaba y eso era un dolor de estómago fuerte cada vez que lo recordaba.

A eso de las cinco y cuarenta y cinco, Harry bajó de su cuarto bastante nervioso, no sabía si Louis se atrevería a venir a su casa y quizá cuando vea a su mamá se recuerde de cuando eran niños, pero por otra parte no quería que vea a su mamá porque no quería lucir infantil. 

—Mamá, un amigo vendrá para hacer un trabajo y… y no quiero que nos molestes. —Fue claro y preciso. Esperaba que su mamá lo entendiera y así fue.

—Está bien, por mí no hay problema.

Harry se sentó a esperar en el sofá de la sala, cambiando los canales de la televisión una y otra vez. Estaba tan nervioso que sus manos se enfriaron y la boca se le secó.

“No puede ser, Harry, no puedes demostrarle tu miedo o nerviosismo, él se dará cuenta y te odiará más”, pensaba preocupado, “¿y si no viene? Es probable… él creerá que haré su trabajo, de seguro mañana me reclamará con todos sus amigos y… me darán una paliza”. Se asustaba con sus pensamientos “ya son las cinco”, miró el reloj y se paralizó. Como todo inglés la puntualidad era algo muy importante. 

Pero Louis no llegó a tiempo. Harry se levantó del sofá un poco aliviado de que sean ya pasadas las seis de la tarde. Entró a su cocina y se sirvió varias galletas que su mamá había cocinado, un vaso de leche y cuando estuvo por ir a su habitación, el timbre de la puerta sonó y todo el hambre que tenía desapareció, además de la sangre en su cabeza que le hizo marear un poco.

—Santo cielo —dijo bajito, dejando la cena en la alacena y casi corriendo hacia la puerta.

Suspiró tres veces antes de abrirla y ante sus ojos estaba un nervioso Louis. Era extraño para Harry verlo así, fingiendo una sonrisa y hasta siendo “amable”.

—Hum… había tráfico, no calculé bien el tiempo y… me demoré —se excusó ni bien lo vio.

—Oh, no te preocupes… ¡pasa! —dijo nervioso, abriendo la puerta más y dejándolo entrar.

Louis entró muy nervioso y se percató que Harry no era de una familia de bajos recursos como la de él. 

Estuvo algo nervioso porque creía que Harry podría aprovecharse de él, tenía tantas creencias estúpidas que se sentía como una chica virgen entrando a la casa de miles de hombres hambrientos de sexo, aunque precisamente ese sentir era tan extraño para él.

—¿Y cómo vas con los ejercicios? —quiso ser muy puntual, sólo iba a su casa por los ejercicios de matemática, no por otra cosa y no le iba a permitir siquiera otra cosa.

—Pues… no fueron nada difícil.

—¿Hiciste los míos?

—No, aun no, solo los de mi grupo. —Louis lo miró algo serio.

—No tendré mucho tiempo.

—Comprendo —dijo un Harry bastante nervioso—. Te enseñaré.

—Sí, solo eso, necesito saber…

—Sí —rió nervioso—. Hem, ¿pasas? —señaló las escaleras—. Arriba tengo un escritorio.

—Eh… bueno… —nervioso, rascándose parte de la nuca, aceptó subir. 

Harry lo condujo a su habitación con el corazón latiéndole a mil…

¿Qué creen que pasará? jijiji veremos. Espero sus comentarios *-* los respondo todos~