viernes, 15 de agosto de 2014

Cautivo - 11

Hola a todos n_n lamento demorar tanto, pero esta vez no volverá a pasar, ya quiero que lean los nuevos capítulos de este fic pronto así que espero apurarme. Este capítulo generará sentimientos encontrados, veremos de qué lado está. Saludos, y gracia a los que comentan *.* 
Habían pasado muchos días y ya el dinero escaseaba, Tom era el más estresado en cuanto a eso. En cambio Bill, tomaba ese tiempo como una especie de luna de miel. Experimentar un poco de libertad junto a Tom nunca antes había significado tanto para él, a pesar de tantas cosas que vivieron en esos días; buenas y malas, Bill las asimilaba como especiales.

Ambos estaban en la habitación del hotel que Tom había podido pagar, no era la gran cosa pero fue el único que aceptó que Bill entrase sin documentos. Raro…

—La, la, la, laaaaa… —Cantaba una melodía alegre cerca del oído de Tom, quien permanecía en la cama con la mirada perdida en algún punto menos en Bill, pensando en todo—. Tom, Tom, Tom, mi Tom… —Tarareaba haciendo que Tom frunciera el ceño—. ¿Tom?

—¡Calla un momento! —Bill se alejó de él asustado, le dio la espalda echándose en la cama. 

No era primera vez que le gritaba, ni que le golpeaba. Hace algunas horas, cuando estaban en el restaurant del hotelucho, un hombre de casi cuarenta años se acercó a Bill mientras Tom pagaba unas sodas, el hombre le hablaba amenamente. Tom se molestó mucho y casi fue corriendo a llevárselo. Entre empujones y jalones se lo llevó al baño. 

Bill estaba molesto, muy molesto por la vergüenza que le había hecho pasar delante de todos los presentes siendo forcejeado por Tom. Al entrar al baño la discusión empezó, Tom le reclamaba el por qué había hablado con ese hombre, él le explicaba que no tuvo culpa alguna de que ese hombre se le acercara.

—¿Te crees tanto por ser lindo? —preguntó arrinconándolo contra el lavabo.

—Suéltame, Tom… no me creo nada, no tuve la culpa de que ese hombre quisiera saber de mí.

—No debiste hablarle ¡No debiste! —Bill lo empujó debido a que le gritaba en el oído prácticamente, pero Tom volvió a cogerlo de la muñeca apretando un poco.

—Es por esta carita que tienes —dijo molesto—. Y todo ese maquillaje ¿Eh? ¿Qué pretendes? ¡Llamar la atención de medio mundo!

—¡No!... —Hizo un puño con su mano e impactó en el rostro frágil de Bill—. Sólo tu atención… —dijo sumisamente cayendo sentado en el suelo.

Le había golpeado… y Tom se lamentó por ello. Cargó a Bill en brazos porque estaba mareado. 

Saliendo, el hombre vio como Tom se lo llevaba a la habitación del hotel, muchos de los presentes se dieron cuenta de que algo raro pasaba.

Ya en la habitación, las cosas volvían a lo de siempre, Tom suplicaba perdón poniendo hielo en el ojo de Bill… estaba morado.

—No volverá a pasar… es que… —Prefirió callar—. Ven aquí… —Bill no se resistió esta vez, él mismo se pegó más a Tom, buscando consuelo de su mismo agresor.

Y claro, Tom lo consoló de la forma como él sabía. Tomó a Bill y lo llenó de besos, éste se dejó y terminó en la cama sin ropa, con Tom sobre él.

*

Tom pensaba y pensaba en cómo mejorar esa situación, cada vez tenía la seguridad de querer a Bill pese a todo, pero sabía que su relación era la más anormal que el había experimentado alguna vez… ¿Por qué las cosas no podían salir como en las novelas o en los cuentos de hadas? ¿Por qué la vida a veces ponía circunstancias tan bizarras? ¿Por qué todo era tan complicado? 

No había respuesta en su mente. Así que hacía cálculos mentales del dinero que tenía… ya no podría estar un día más en ese hotel, y ya no tenía más dinero, tenía algo pero solo para el petróleo de la camioneta. 

—Bill —llamó al percatarse que le había gritado, después de la mañana pasional que habían tenido tratando de compensarle el ojo morado—. Ya… está bien, pide lo que quieras, anda. —Lo codeó y Bill no se movió—. Sé que no duermes. —Silencio—. Billy… nene. —Suspiró—. ¿Amor?

—¡No me llames así! —Gritó desde su posición con el cuerpo tenso y un nudo en la garganta—. ¡Tú no me quieres! —Gritó como niño despechado. Tom sólo se quedó mirando su espalda y esos temblorcitos que le indicaban que quería llorar, pasó una de sus manos por su hombro descubierto y Bill lo sacudió—. No me toques… —Su voz sonaba llorosa.

—Por favor no llores… yo te quiero. —Ahora las palabras bonitas no tenía valor ni las demostraciones de afecto, cada vez perdían más sentido.

—No lo haces.

—Que sí… Bill ¿Qué tengo que hacer para me creas? —Tom pensó que le hablaría de que lo liberara, se puso en alerta un poco ansioso. 

—Sólo… no me pegues, ni grites… eso… cuando haces eso… me asusto y te siento lejos —habló casi en un susurro aún de espaldas.

—Yo estoy aquí…

—Físicamente, siempre estás. Pero por ratos… por ratos tú te ausentas y luego me gritas. —Tom lo abrazó desde su posición, entendía qué era lo que a Bill le molestaba, era una parte de él… qué difícil cosa para cambiar.

—Es que… oh, Bill, es que a veces estoy pensando en cosas y no puedo estar pendiente de ti, y además me molesta que otros te miren o que intentes… escapar.

—No lo haré, otros no me importan… solo tú y quisiera saber las cosas en las que piensas. —Era una de las pocas veces en la que hablaban de ellos dos. Tom no le tenía mucha confianza pues sabía que algún día sería libre, pero no tenía a nadie más que a él.

—Bueno, en este momento pienso en que eres la única persona que tengo en este mundo. —Bill suspiró.

—¿Y por eso me gritaste?

—No, es que, Bill no tenemos nada ahora, sólo tengo casi cincuenta euros para el petróleo de la camioneta, ¿cómo podré cuidarte con eso? Alimentarte, vestirte y darte cada cosa que te mereces… eso me enfurece, eso me tiene preocupado y sé que quieres ayudarme. —Bill se giró encarando a Tom.

—Mi Tom, ¿era eso? Si sólo me explicaras… si sólo pudiéramos hablar así siempre, sería tan genial. —Tom miraba el ojo morado de Bill con tanto remordimiento que se puso serio y fastidiado—. ¿Qué pasa?

—Nada. —Vio el semblante de Bill entristecerse otra vez—. Oh, bueno, es que… soy un imbécil de primera, eso pasa; eres el ser más precioso que haya visto y mira lo que te hice, soy peor que la mierda… no, aún peor que eso, soy…

—Ya basta —frunció el ceño—. Ya pasó. —Acarició con sus delicadas manos el rostro de Tom y él lo besó tiernamente.

—Debemos regresar… —Bill soltó un quejido.

—Oh. Tan bien que estaban las vacaciones…

*

De vuelta en la carretera desolada, se respiraban aires nuevos aunque la supuesta luna de miel había terminado.

Tom manejaba serio y Bill se ponía cada vez más ansioso.

—La, la, la, laaaa… —Otra vez la melodía esa.

—¿Te gusta cantar? Siempre tarareas esa canción, ¿no hay otra?

—Nop, es que estoy feliz. —Suspiró.

—Pero Bill, sabes que esto es muy complicado.

—Me conformo con saber que me quieres. —Se ruborizó ligeramente. Tom le sonrió.

—Aún eres mi cautivo.

—¿Cautivo? Suena muy feo.

—Aunque el cautivado aquí soy yo… eres tan hermoso que cautivas Bill ¿Nunca antes te lo han dicho?

—De esa forma nunca… —Apoyó su cabeza en el hombro de Tom, y el viaje continuó.

*

Llegaron a la casa a horas de la noche, Bill llevaba en manos un boletito de publicidad que el pequeño hotel le entregó antes de irse, lo tendría de recuerdo de la supuesta luna de miel que él pensó que tuvieron. 

Tom estaba tan preocupado de tanto pensar en cómo poder llevar la relación que tenían sin tantas cosas pendientes. Quería al menos recordar si había algo para comer en casa, rogaba que sí.

Volver a la realidad, Tom no estaba de acuerdo con eso… era riesgoso, pensaba y pensaba en ello, ya hasta le dolía la cabeza.

—Puedo hacer la cena. —Se ofreció Bill, aún animoso—. ¿Qué deseas cenar? —Su voz era risueña. Tom no salía de su estado serio y molesto.

—Yo cocinaré —dijo Tom.

—Pero… puedo hacerlo yo, quiero hacerlo para ti.

—Bill —le cortó molesto, pero pronto recordó lo acordado, mejor y decirlo todo, suspiró buscando las palabras adecuadas—. Es que… no hay nada de cena, eso creo, quiero ver si encuentro alguna sopa instantánea o algunas tostadas para ti.

—Por mí ni te preocupes… yo quiero que tú estés bien.

*

Después de haber cenado tostadas con café, Tom realizaba llamadas a algunos de sus compañeros de trabajo, debía retomar lo más antes posible su trabajo. 

Bill tomaba un baño, se preparaba para Tom. Aún le fastidiaba tener esa marca en el ojo, que molesto se le hacía, no sabía cómo disimularla, se lo tapó con un mechón de cabello, se perfumó, y sólo se puso sus bóxers negros, el que siempre tenía en casa y su gargantilla. Quería estar sexy y esperaba haberlo conseguido. 

Salió del baño y Tom seguía hablando por el móvil, estaba como gritando sentando en la cama.

—¡Pero que carajos! ¡No puede! ¡Yo hice toda esa mierda y ahora se queda con mi dinero! —Bill temió acercarse, conversaciones de negocios, su Tom estaba en otras.

Se sentó algo tímido y Tom notó su presencia—. Te llamo luego… —Tiró el móvil por algún lado y empezó a quitarse las zapatillas.

Lo que pasaba en Tom era que el estrés lo inhibía… toda la habitación olía a lo exquisito que Bill estaba, y él sabía lo que buscaba. Pero no estaba en condiciones de complacer a nadie. No, sabiendo que no tenía la oportunidad de regresar a su trabajo anterior y aún con todo el estrés de no sentirse seguro en esa cabaña con Bill.

—Perdóname —le dijo recostándose en la cama y apagando la lamparita—. Estás tan provocador, no puedo evitar fijarme… pero no puedo.

Bien, Bill podía dejar el sexo a un lado, sólo quería complacer a Tom, lo notaba tan estresado. Se recostó a su lado y aunque Tom le diera la espalda lo abrazó besando sus hombros desnudos.

—Eres muy mimoso, ¿por qué lo haces?

—Eres mi hombre… y estás preocupado.

—Sí lo estoy… pero ¿tú has olvidado que te he secuestrado? Has olvidado tu vida allá… —Hubo un silencio de parte de Bill, dejó de acariciar a Tom.

Pensaba en ese hecho, era cierto, había olvidado tanto, es que ahora él se sentía otro, del Bill anterior quedaba muy poco.

Tom se sintió mal por remover heridas en Bill, su pasado, era como decirle “tienes una vida allá, déjame aquí.” 

—Ya… —dijo Tom con voz seria—. No quise tocar el tema. Ahora duerme. —Escuchó como Bill expiraba aire, resignado.

—Eres todo lo que tengo, Tom. —No recibió respuesta—. No te dejaré. —Volvió a abrazarlo—. No quiero hacerlo.

Parecía que hablaba solo, Tom no volvió a decirle algo. Pero se sintió aliviado, sabía que el mañana sería angustioso y estresante, debía arreglar cosas en el trabajo, asumir responsabilidades y buscar la manera de mudarse lo antes posible, antes de que pudieran ser encontrados, eso lo angustiaba más.

*

A la mañana siguiente, Tom despertó primero y observó dormir por un momento a Bill, a su lado, aún tenía maquillaje en su rostro, se veía tan dulce respirando pausadamente.

—Bill —llamó pero no abría los ojos—. ¿Te haces el dormido, verdad? —susurró—. Estuve pensando mucho… —Soltó una risita pues veía la sonrisita que se formaba en los labios de Bill aún con los ojos cerrados—. Sabes, si fueras una chica te pediría matrimonio. —Bill frunció el ceño aun haciéndose al dormido—. Pero supongo que al ser chicos eso cambia, supongo que ya estamos casados… y si soy tu hombre supongo que tú eres el mío. —Acarició su mejilla y fue cuando abrió los ojos encontrándose a Tom mirándolo fijamente. 

—Soy tuyo. —Bill estaba emocionado, aunque no era la primera vez que Tom le hablaba tan seguido de sentimientos, de su relación, eso que le dijo era especial.

Lo besó dulcemente, Tom debía irse, pero se recostó en la cama un momento y Bill fue sobre él, devorando sus labios, acariciando su musculatura, bajó un poco besando su cuello, Tom se dejaba ya que tener a Bill así era una delicia.

Bill sentía ese placer bajarle por el vientre, quería tocarlo tanto como podía.

—Es un poco tarde —jadeó Tom al ver que Bill no paraba.

—Quiero… —Se ruborizó—. Quiero ver esto… —Sus manos bajaron hacia la entrepierna palpitante de Tom, éste abrió los ojos no pensaba que alguna vez Bill le pediría eso, rió ante la propuesta y metió sus manos en sus bóxers sacándosela. Tantas veces lo habían hecho pero Bill nunca se atrevía a mirar más allá de lo que tenía a la vista, sólo sentía como entraba su pene, pero nunca lo había tenido en frente. 

—Estás curioso hoy. —Le parecía una curiosidad inocente, Bill miraba como Tom comenzaba a masturbarse para mantener su erección, no sabía qué decir, sólo estaba embelesado por esa parte de la anatomía de su amante—. La tuya también puede llegar a ser así. —Veía como Bill se pasaba la lengua por sus labios, como ansioso—. Oh… ah… —Los sonidos que Tom hacía lo desesperaban, era como ver a Tom excitado pero no por él.

—Yo quiero —dijo tímido, un poco inseguro—. Quiero besarte. —A Tom se le dibujó una sonrisa pillina en el rostro. Él podía obligarlo, pero quería que naciera de Bill, así era mucho mejor.

—Tú puedes, es todo tuyo…

Bill recordaba que en una de las veces que lo habían hecho Tom le había lamido ahí y se había sentido tan bien, él quería que Tom sintiera eso mismo. Así que con la excitación recorriéndole en cuerpo se inclinó un poco y abrió sus labios, miró a Tom quien lucía agitado y sacó la lengua, lamió la punta y le fascinó la reacción de Tom, quien se mordió el labio y sus manos fueron a sus cabellos.

—Oh, Tom… —Le dijo emocionado y volvió a hacerlo, Tom le guiaba, abrió la boca y dejó que entrara hasta casi su garganta, así empezó a succionar.

—Así… oh sí… —decía, Bill le sorprendía, él no pensó que Bill haría alguna vez eso.

—Mi amor… —dijo, volviendo a lamer la punta con ansias.

Sin más, soltó un gruñido gutural y se corrió en los labios de Bill quien lamió todo como un gatito apreciando ese sabor nuevo para él.

—Me quedaría… me quedaría y te haría el amor hasta el día siguiente, pero debo irme —dijo levantándose de ahí, Bill le tomó del brazo.

—¿Regresarás temprano? —Tom se sentó en la cama y lo atrajo a él, Bill se apoyó en su pecho respirando aún agitado, lo rodeó con sus brazos.

—Quisiera. Intentaré venir lo más temprano posible, quiero traer dinero. —Notó lo agitado de Bill, estaba tan duro, no lo iba a dejar así. Metió sus manos en su bóxer y tomó su miembro, Bill se agitó y abrió la boca jadeante—. Cómo extrañaré esto —le dijo mientras lo masturbaba tanto que Bill cerraba los ojos y se perdía en esa sensación, cómo amaba la mano de Tom, a Tom mismo, a sus momentos íntimos.

—Tom… ahh… —gimió y luego más veces mencionó su nombre, lamiendo sus labios, restregándose contra su cuerpo—. ¡Tom! —Apretó los dientes corriéndose en su mano, Tom se deleitó con los espasmos de su placer para luego recostarlo en la cama. 

Ya estaba tarde.

Después de ir al baño y regresar, Tom se le acercó y besó sus labios húmedos. —Contigo a mi lado el día se hace soportable. —Le sonrió y Bill le devolvió la sonrisa. —Te veo luego, mi pequeño… —Empezó a enrumbarse hacia la puerta.

—Tom —llamó y el otro se detuvo en el umbral de la puerta girando para verlo—. Te amo… —Casi se sonrojó, pero sólo le sonrió, él ya le había dicho que lo quería, pero idearía una forma de confesarlo con esas mismas palabras más profundas y significativas que un “te quiero”. 

—Sólo tardaré una hora, ¿está bien? Luego, prometo sacarte de aquí y… realmente quiero estar contigo, nos iremos, Bill. —Asintió ante sus palabras, Bill le sonreía esperanzado y Tom le sonrió sincero.

—Entonces… nos vemos luego.

—Sí, ya regreso, espérame despierto. —Le guiñó un ojo.

*

Lo cierto era que las cosas cambiarían de manera repentina. Al salir de casa, la policía lo esperaba, Tom no tuvo tiempo para escapar, no tuvo tiempo para darle alguna explicación a nadie… y tenían una foto suya.

—¿Dónde lo tienes? —dijo el oficial mientras lo esposaba, Tom estaba con la mirada perdida, lo había perdido todo—. ¿Dónde está? —Insistió con voz dura.

—Él está bien… está en casa… no lo asusten por favor. —El oficial indicó a otro que entrase, metió a Tom en la patrulla y esperaron ahí. 

*

En casa, Bill descansaba, no había otra actividad que hacer, esperaría a Tom. Sin embargo los sonidos de algo lo sacaron de ese adormecimiento, se sentó en la cama y al ver la puerta de la habitación abrirse sonrió emocionado.

—¡Tom! —habló emocionado, pero al ver a un hombre uniformado, su rostro cambió—. ¡AHHH! —gritó de miedo, no sabiendo cómo reaccionar ante eso, saltó de la cama y trató de ocultarse en algún lado.

—Oficial de policía, tranquilo, Bill. —Oyó su nombre y se volteó mirándolo con pánico.

—¿Qué?

—¡Eres libre!

Jamás pensó que esas palabras le sonarían tan desesperanzadoras.

Y puedo imaginar que muchos no querían que sea libre u_u pues veremos lo que pasa después de esto... ¿Comentarios? *-*

3 comentarios:

  1. Pink que cap mas confuso se supone que me deberia alegrar pero es todo lo contrario :/ Porfavor continualo pronto...Saludos de Nico.

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  2. Amo esta historia! amo esa relación insana pero los amo al fin :) (Mar)

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  3. Gracias por comentar<3 subiré pronto lo que sigue :3

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