jueves, 28 de agosto de 2014

Cautivo - 12

Hola a todos n_n  aquí tienen otro capítulo más de esta historia. Gracias por seguirla, pronto vienen los capítulos nuevos.  
Bill era llevado hacia la patrulla envuelto en su manta celeste con estrellas, la que Tom le había comprado. Miró la cabaña detrás de él, aún no lo creía. No pronunció palabra alguna desde que salió libre… Las piernas le temblaban y muchos oficiales entraron a tomar fotos, estaba nervioso que se dieran cuenta de muchas cosas que ahí habían pasado, cosas que él lo tomaba como parte de su vida privada, de su intimidad.

—Estás a salvo aquí, tus padres te están esperando —dijo el oficial para que cambiara esa cara de tristeza que tenía mientras lo llevaba. 

Bill pudo ver dos patrullas cerca de la carretera y un hombre dentro de una girar el rostro para no verlo, notó que tenía trenzas, era Tom.

—¡Tom! —Exclamó con el corazón bombeando rápido—. ¡Espere! —pidió al oficial que sostenía su brazo dirigiéndolo hacia la otra patrulla—. ¡Debo hablar con él! —Tom no lo miraba, estaba con otros oficiales en la patrulla y el oficial que acompañaba a Bill indicó con su mano que se lo llevaran—. ¡No, qué hace! —Intentó librarse de su agarre e ir donde Tom, lo consiguió corriendo nervioso con dos oficiales por su tras, llegó hacia la patrulla y golpeó la ventana con sus manos, Tom seguía sin dar la cara, en él estaba la consigna de no dañar más a Bill, él sabía lo frágil que era, pensó ¿por qué no se lo llevaban? —. ¡Tom! —gritó y un oficial lo tomó del brazo.

—Joven Bill, él tiene que irse, y usted también.

—¡Suélteme! —Aquel grito molestó a Tom quien dio la cara e intentó patear la puerta de la patrulla desde adentro para que el oficial soltara a Bill, veía que forcejeaban y se llenó de furia, quería que soltaran a Bill… quería protegerlo, que no tuviera que ver nada de eso.

—¡Déjenlo! —gritó y el conductor de la patrulla puso en marcha el auto—. ¡No! —Logró exclamar.

Bill lo vio irse, ambos se miraron con angustia a través de la ventana de la patrulla. El oficial lo tomó de la cintura al ver que Bill intentaría correr tras el auto, y lo metieron a la fuerza al otro vehículo.

Bill enmudeció, el contacto con extraños había comenzado a fastidiarle.

—Tu familia te está esperando —dijo el oficial a su lado, Bill miraba la carretera, aún pensaba en Tom ¿Qué iba a ser de él? Aquellos ojos llenos de desesperanza y dolor lo tenían angustiado—. Ellos están tan contentos de que regreses.

—Sí —habló resignado—. Quiero verlos.

—Creo que necesitas descansar chico, tu familia te ha preparado una bienvenida. —Recordar a sus padres le llenó de ilusión, dejó de lado su curiosidad por Tom… las cosas habían pasado tan rápido que no había tiempo para idear un plan.

*

Antes de llegar a casa pasó por el médico de la delegación policial en donde le hicieron muchas pruebas y revisiones, algunas preguntas incómodas que él no contestó, ahí sus padres lo esperaban, al verlo, corrieron y lo abrazaron, Bill no lo creía, era libre y tenía su familia consigo… debía estar feliz, aparentemente lo estaba, lloró en brazos de su madre pues la había extrañado mucho, su voz, sus palabras de aliento, sus engreimientos. 

Salieron de ahí, rumbo a casa. 

Prefirieron no hacerle preguntas de cómo la había pasado secuestrado, ya habían hablado con los investigadores, ellos le dijeron que lo que más necesitaba Bill era la cercanía de ellos, su apoyo, y que poco a poco regresaría en sí, que no le recriminaran nada, que le dieran la oportunidad de desahogarse en algún momento y que no mencionaran nada de Tom.

Al llegar a casa, Andreas lo esperaba, acercándose a su amigo lo abrazó, Bill estaba adormecido, le habían dado un calmante pues tenía temblores extraños en el cuerpo, su cuerpo se había puesto en alerta ante tantos cambios.

—Andreas, pasa —dijo Jörg, el papá—. Bill te necesita ahora más que nunca. —Andreas mal interpretó eso, y sonrió ilusionado, la familia de Bill lo aceptaba.

Él estuvo casi todos los días con los padres de Bill, animándolos, pegando volantes en la ciudad. Sólo olvidó un gran detalle, cuando Andreas vio a Bill en la calle junto a Tom, no dijo nada pues temió que Bill estuviese con otro que no fuera él. Prefirió callar por su egoísmo. Y ahora que Bill estaba libre, su deseo era estar con él.

—Bill, no puedo creerlo, amigo —dijo mientras Bill recorría su habitación a paso pesado, los calmantes estaban haciendo su efecto, tenía mucho sueño, se recostó en su cama.

—Andreas… esto es raro… —Bostezó—. No me lo esperaba así de repente. —Sus ojos se cerraban.

—Ya estás a salvo. —Se sentó en la cama y acarició su cabeza—. Te extrañamos mucho, no sabes cuanto.

—También yo… —El sueño le ganaba—. Pero necesito hablar con él… necesito decirle que estaré bien y que pronto lo veré… sus ojos… él debe estar mal ahora, sé que me necesita… como yo a él.

—No sabes lo que dices… Descansa. —Acariciando su cabeza Bill no pudo más y se dejó envolver en el sueño, su cuerpo lo obligaba a eso, pero él en realidad quería tener la energía suficiente para recuperar su vida y recuperar a Tom. ¿Dónde estaría él? ¿Estaría bien? ¿Le extrañaría?

*

Al día siguiente despertó, Andreas no estuvo a su lado… se sentía extraño al estar con ropa sobre una cama, se cogió la cabeza medio adormecido y miró la ventana… era diferente.

—Tom —llamó al vacío, se sentó en su cama con dificultad y al abrir bien los ojos, su habitación le golpeó la vista—. Estoy en casa… —Y recordó todo.

Se enrumbó al baño aún despertando, luego, decidió bajar a hablar con sus padres. 

Bajando las escaleras escuchaba una conversación, le sonó extraña, se detuvo en la escalera.

—Gracias, muchas gracias por encontrarlo. —Su madre le decía a alguien.

—No tiene por qué agradecer señora, fue un placer. —Una voz femenina, era una conocida.

Terminó de bajar las escaleras y los ojos de los presentes se enfocaron en él.

Sus padres estaban sentados en el sofá de la sala junto a una mujer, una muy hermosa, rubia de cabellos lacios y labios carnosos y tenía en las manos un sobre.

—Hijo. —Se levantó su padre y fue hacia él, queriéndolo sostener, parecía medio mareado—. ¿Estás bien? —Bill no dejaba de ver a la mujer ahí sentada. 

—¿Quién es ella? —preguntó con el ceño fruncido, ella lo miraba como si lo conociera.

—Es una amiga, ella nos ayudó a encontrarte. —Jörg miró a la mujer—. Cindy, él es Bill; Bill, ella es Cindy. —La mueca que hizo Bill ella pudo notarlo, era de disgusto así que se levantó.

—Espero que estés bien —dijo al chico parado cerca de la escalera—. Debo retirarme.

—No —se interpuso Bill y sus padres se pusieron nerviosos por el tono que usó.

—¿Cariño, pasa algo? —preguntó su madre Simone.

Bill se les acercó aún más y se detuvo frente a Cindy, miró sus labios carnosos que se movieron para formar una sonrisa, una muy desagradable a los ojos de Bill, se miraron fijamente, Bill le puso una mueca de molestia y ella sonrió aún más.

—Qué bueno que estés libre —dijo, y su voz le sonó al de una víbora venenos y algo recorrió su cuerpo en ese instante, una sensación desagradable, sentía que explotaría.

—¡Maldita! —gritó y se le lanzó encima fuera de sí, olvidando que ella era una chica, una invitada, la que le ayudó a ser libre. La empujó sobre el sofá, ella gritó y él le golpeó el rostro cual fiera salvaje—.¡Aprovechada! —Eso lo dijo sólo con una intención, con un significado que sólo ellos dos supieron. Cindy lo miró con recelo.

—¡No sé de qué me hablas! —gritó asustada.

Jörg tomó a su hijo y lo alzó por la cintura, Simone no sabía cómo reaccionar, sólo fue a auxiliar a la joven que yacía en el sofá totalmente asustada al borde de las lágrimas, eso había sido tan inesperado.

—Lo siento tanto señorita, nuestro hijo no está bien… discúlpenos por favor. —Cindy se levantó y como pudo se acomodó su vestido negro.

Bill intentaba liberarse de su padre, a quien golpeaba ligeramente y gritaba rabioso.

—¡Que se vaya! ¡Que se largue!

—¡Me voy! —gritó ella—. Todavía te hago un favor, o ¿no me digas que te gustó estar ahí…? —Se sonrió—. ¡Pues disfruta tu libertad! —Eso lo tomó muy mal de su parte, casi se le lanzó otra vez.

—¡Largo! ¡Aprovechada, víbora, destructora de sueños! —decía con rabia.

—Señorita, disculpe, por favor retírese —suplicó Simone bastante nerviosa.

Ella salió de casa y ahora Jörg y Simone miraban su hijo tembloroso, él no sabía qué explicación darles.

—Ella fue quien nos ayudó a encontrarte… —dijo Simone—. No es ninguna aprovechada.

—Sí lo es —dijo rabioso—. Es una destructora de vidas… es una maldita aprovechada.

—Hijo, debemos hablar —intervino Jörg, pero él lo que menos quería era hablar del tema. Excusándose regresó a su habitación. 

***

Había pasado algunos días, en los cuales Bill tuvo que asistir obligadamente a la Delegación Policial a dar declaraciones. Lo había pensado, él no diría nada de lo que había pasado mientras estaba secuestrado sin antes saber algo de Tom. 

Últimamente le negaban toda información, él preguntaba mucho a sus padres y ellos se ponían nerviosos, querían que Bill estuviera bien, que olvidara todo lo que pasó en esos dos meses de cautiverio, querían que volviera a ser el niño alegre que era antes. 

Pero las cosas no habían vuelto a ser así, Bill permanecía encerrado en su habitación, era de poco hablar y ahora dormía más que antes. Andreas estaba con él casi todo el tiempo y al menos hablaban un poco. 

Las cosas con sus padres no eran las mismas, discutían por todo, más si se trataba de asistir a alguna terapia, Bill se negaba, no quería que nadie supiera por lo que había pasado y sus padres lo interpretaban todo mal… pensaban que Bill no quería recordar ese hecho, lo cual era comprensible, pero lejos de ser la realidad, en lo que más pensaba Bill era en los días que pasó junto a Tom.

*

—¿Cómo está joven? —preguntó un especialista en casos de secuestro en la Delegación Policial, querían armar un perfil de Tom y necesitaban la ayuda de Bill.

—No bien… —contestó cabizbajo.

—¿Qué ha pasado? cuénteme por favor.

—Yo… quiero saber de Tom, y nadie me dice nada de él… no sé qué será de él…

—Oh, pero yo puedo informarte, ¿qué deseas saber? —Bill lo miró con interés, al menos no le había preguntado por qué preguntaba por él… casi todos con los que había podido hablar del tema salían con esa pregunta, pero al parecer el especialista parecía amable.

—¿Qué va a ser de él?

—Será procesado por secuestro, está en una delegación temporalmente antes de ser transferido a un establecimiento penitenciario—. A Bill se le aceleró el pulso.

—¿Puedo verlo?

—Lamentablemente no, eres menor de edad, y además, dudo mucho que quiera verte…

—Usted no sabe, nadie sabe. —Empezó a incomodarse.

—¿No saber qué?

—Él no me hizo daño… no… no es lo que ustedes piensan… ustedes no lo conocen…

—Entonces dime cómo es él. —Bill frunció el ceño, temía decir algo incómodo, algo que perjudicara a Tom.

—Él es… es alguien en quien confío y… yo lo quiero.

—Pero no me has dicho cómo es. —Empezó a comerse las uñas de sus nervios, cómo explicar algo tan especial, algo tan único para él.

—Es… dulce conmigo… me… me quiere… —El investigador lo miraba fijamente sin ninguna expresión, escuchando esas palabras temblorosas y esa inseguridad.

—Oh, entiendo, él te quiere, aquí tengo algo que mostrarte. —Sacó de su escritorio un sobre con algunas fotos—. Esto puede ser perturbador para ti, pero quiero que las veas. —Bill tragó saliva, pero tenía la esperanza de ver alguna foto de Tom, quería recordar su rostro… su sonrisa. Abrió el sobre y sacó una foto, era de la cabaña, con manos temblorosas se evocó a esos días… otra foto, era del pozo negro, Bill la volteó, le causaba mucha incomodidad; tomó otra foto y era de él, con un ojo morado y más delgado… con manchas rojas en el cuello y pequeños moretones en el pecho—. Éste eras tú al salir de esa casa o cabaña. —No se había puesto a pensar en su aspecto así de demacrado, Tom siempre lo miraba como si fuera el ser más lindo sobre la tierra. Otra foto más era de la habitación de Tom… era raro verla por foto, todo parecía tan tétrico y desordenado, la cama echa un revoltijo de sábanas, poca luz que entraba por las ventanas.

—Esta no parece su habitación, ¿qué le pasó?

—Sí lo es, así estaba cuando entramos, son fotos de ese mismo día, puedes ver la fecha. —El hombre sacó otra foto que tenía guardada en otro sobre, era una gran foto de Bill con una linda sonrisa junto a sus padres—. Éste eres tú, el verdadero tú, Bill Kaulitz. —Bill frunció el ceño y no quiso tomar esa foto.

—No soy más él… —dijo rechazando tomar aquella foto.

—¿No prefieres ser él? —Negó con la cabeza…

—Ya no puedo.

—Claro que sí.

—¡No! Usted no entiende —gritó molesto—. ¡Nadie entiende!

—Bill, ¿te has puesto a pensar que sólo te contentabas con migajas en vez de querer el pan entero?

—Él significa mucho… usted no sabe por lo que estoy pasando… —El investigador sí supo, y se cruzó de brazos resignado, suspiró al vacío.

—Necesitas ayuda…

*

Al salir de la delegación habiendo dado poca información, el especialista llamó a su madre, ella después de veinte minutos salió y le dio el alcance a Bill, quien permanecía en el auto familiar junto a su padre. Simone le informó que iría a terapia quisiera o no, era necesario.

Fueron a casa y Bill se enteró que Tom sería procesado por múltiples delitos esa misma tarde.

—¡Ustedes no saben, debo verlo! —gritó en su habitación, Andreas estaba con él y sus padres le pasaron un vaso de agua con una pastilla la cual Andreas disolvió antes de dársela a Bill.

—Calma amigo, tómate esto. —Cogió el vaso y se lo tomó.

—Andreas, debes llevarme, llévame a la delegación policial ellos sabrán dónde está Tom, por favor amigo, llévame. —Andreas lo miró con pena.

—No nos dejarán entrar, tenemos diecisiete años, lo verás por las noticias mañana.

—¡Él no es culpable de nada! Y… yo… yo lo quiero —dijo en un susurro—. Me siento mareado. —Tocando su cabeza decidió recostarse.

—Descansa, amigo. —Tomó su mano y la acarició—. Todo estará bien… ese maldito debe pagar por todo lo que te hizo, hasta cambió tu mente.

—No Andreas… no… —balbuceaba con los párpados que se le cerraban, terminó por dormirse—. Yo lo quiero…

—Eres mío Bill y de nadie más.

***

Lo había secuestrado, violado, torturado, encerrado en un sótano, amarrado. Había sido encontrado con signos de desnutrición y mala salud.

Expedientes médicos y psicológicos corroboraban el daño.

La realidad pesaba demasiado y todo había caído por su propio peso.

Culpable y culpable.

Fue conducido a la cárcel de la ciudad esposado y con su traje naranja, no hubo buena defensa, era lógico que pasara más de ocho años en la cárcel.

Los padres de Bill lo miraron con ojos críticos antes de que él fuera retirado de la sala.

—¡La pagarás, monstruo maldito! —dijo Simone—. Por arruinarle la vida a mi hijo. —Tom la miró y no dijo nada, se quedó fascinado por los ojos de aquella mujer, sabía de donde Bill tenía aquellos ojos tan lindos.

Su suerte estaba trazada. Todos hablaban de él como la peor inmundicia de la tierra, y en la cárcel lo esperaban.

Pasó por un pasillo en donde vio a los presos ahí encerrados cada uno en su celda. Algunos chancaban objetos en las rejas para llamar su atención, otros le gritaban insultos y hasta piropos. Ese lugar era espeluznante.

—Aquí es tu celda —informó el oficial—. Ese es Georg, tu compañero, traten de llevarse bien, no peleas, no sexo ya sabes las reglas, cualquier infracción es castigada. 

Entró en ella y la reja fue cerrada con un sonido frío, el de metales. 

Acomodó su caja de cosas en una mesa, miró de reojo aquel chico a su lado.

—¿Eres el loco secuestrador? —Ya todos sabían de él. Tom no dijo nada, siguió en lo mismo—. Soy Georg y aquí la pasaremos la mayor parte del tiempo.

—Lo sé. —Se sentó en la cama.

—No sufres de claustrofobia, ¿verdad? —Lo miró molesto—. Bienvenido al cautiverio. —Le sonrió burlonamente.

“Cautiverio” todo se paga, todo… ahí sentado en su nuevo destino sólo pudo pensar en Bill ¿Qué sería de su niño?

Al fin, podría decirse, se hizo justicia... aunque de seguro muchos estarán preocupados por Tom o por Bill, veremos el desenlace final, el primer final de este complejo fic. Gracias por leer, espero comenten *-*

3 comentarios:

  1. Continualo pronto! por favor Pink ^-^ Saludos y abrazos! de Nico.

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  2. lo amé! lo estoy leyendo de nuevo (luci)

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  3. Lo estoy leyendo otra vez, después de mas de 7 años. No recordaba esto ahhh!!

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