Artificial - 4

Hola a todos n_n después de tanto tiempo, al fin subo otro capítulo más. Gracias por sus comentarios, y es cierto que este fic avanza un poco rápido, pero todo tiene un porqué, así que veremos~ espero les guste este *-*

Habían pasado algunos días y Tom evitaba a Bill. Sabía que había hecho mal en besarlo y por esa razón se había alejado. 

Era el día en donde tenían que asistir a la fábrica como un acuerdo del proyecto de investigación en donde estaba inmerso, así que fueron en la mañana.

—Bill, no sé qué tanto nos preguntarán, ¿sabes algo?

—Algo.

—Pues dime.

—Quieren saber mi adaptación contigo.

—No entiendo, ¿tú sabes del proyecto? —Tom estaba un poco confundido.

—No, no sé, solo sé que ellos preguntarán de mi adaptación.

—¿Y qué les dirás? —Bill lo miró a los ojos y sonrió.

—Que me va muuuy bien.

Tom no sabría qué contestar, al parecer las cosas para Bill eran simples, mientras Tom cuidara de él y viceversa todo estaba bien, pero para Tom no era así, había sentimientos, sensaciones nuevas que le incomodaban.

Llegaron a la enorme fábrica y un robot androide les hizo pasar.

—Bill, debes seguirme solo a mí —le dijo el robot.

—¿Dónde te llevarán? —preguntó Tom un poco fastidiado, se llevaban a Bill así no más.

—No sé —dijo Bill serio y algo preocupado—. Pero si quieres puedo apelar.

En seguida salió el jefe principal, el científico Gordon, estaba curioso por saber cómo se llevaban luego de una semana juntos.

—Tom, bienvenido. Nos llevaremos a Bill para examinarlo, ya sabes, es parte del trato y tú me acompañarás a una habitación, solo hablaremos, no te mostraré más androides.

—Gracias por eso —dijo con una sonrisa fingida, aunque ya en la ciudad se había habituado a ver muchos de esos robots, aun así estaba la incomodidad se sentir a todos artificiales.

Entró a la oficina del científico y se sentó en una silla robot la cual puso una mesa plegable cerca de sus brazos donde había bebidas, revistas, entre otras cosas.

—Tom, ¿cómo vas con Bill? —Tom infló sus mejillas y pestañeó seguido, no sabía cómo responder eso.

—Pues bien, él aprende mucho, aprende todo mejor dicho, me ayuda bastante.

—Sí, está diseñado para eso, pero… dime lo que sientes por él. —Eso incomodó mucho a Tom, no sabía a dónde quería llegar con eso.

—Señor, se supone que es un robot, no debo sentir nada.

—Lo sé, solo pregunto pues… quizá sientas algo, quizá simpatía, estás a gusto con el producto.

—Sí, estoy a gusto —calló bastante nervioso—. Señor, ¿de qué trata esta investigación? —El científico se puso serio y se quedó pensativo.

—Verás, te mostraré algo, bueno, dije que no te mostraría más androides, pero quiero mostrarte un video, uno de lo que está pasando en estos momentos con Bill y podrás darte cuenta.

Apareció una pantalla, era de una habitación aledaña, ahí estaba parado Bill, había entrado y sus movimientos eran tan naturales, movía la cabeza curioso y al ver un sofá se sentó.

—Date cuenta de sus movimientos, nadie lo está monitoreando, no hay estímulos, solo es su espontaneidad aprendida.

En seguida entró otro robot a la escena, era la que Tom había rechazado. —Ella es Ría, un modelo exactamente igual a Bill pero no físicamente, ambos son como gemelos en diseño, pero observa. 

Tom se quedó mirando la escena, la robot estaba bien vestida, pero parecía inexpresiva, entró a la habitación y tenía movimientos que la delataban como una máquina. Vio el sofá y vio a Bill para sentarse a su lado. Bill le sonrió, extendió la mano y le saludó comenzando a hablarle de alguna cosa, pero ella no mostraba gestos.

—Me llamo Bill y… wow, eres como yo.

—Soy Ría.

—Ah, ya veo, tienes bonita ropa.

—Tú también.

—¿Tienes dueño?

—Sí, vivo aquí, en la compañía.

—Oh… eso debe ser aburrido.

—¿Cómo?

—Aburrido, no hacer nada… Vaya. —Comenzó a mover sus piernas en señal de aburrimiento.

Tom no se sorprendía de eso, así era Bill, había aprendido mucho. Enseguida entró un hombre a la habitación, Bill se puso de pie y lo saludó con una sonrisa, a diferencia de Ría que solo miraba al hombre e imitó a Bill luego.

—Voy a hacerles algunas preguntas y responderán. 

—Sí —dijo Ría, pero Bill no dijo nada.

—¿Qué es lo que más les gusta hacer? —preguntó y Bill miró a Ría, al ver que no respondía, él decidió hacerlo.

—Hablar con Tom, salir con Tom, ir a la empresa de plantas con Tom, ir al bosque con Tom.

—¿Y tú Ría?

—Responder preguntas. —Bill la miró y demostró asombro, pero ella no entendió sus gestos y le frunció el ceño por eso.

—¿Solo eso?

—Sí —dijo inexpresiva.

El científico miró a Tom, éste estaba sorprendido con lo que veía y es que su corazón había latido acelerado cuando le escuchó decir su nombre muchas veces.

—Dime que el androide parece mucho más humano que la otra. —Tom solo asintió y no dejaba de ver el video, ahora Bill reía porque el entrevistador había tocado un tema que no sabía cómo responder.

—¿Te ha probado sexualmente?

—Señor, esas cosas son vergonzosas —dijo con un sonrojo, Ría lo observaba sorprendida.

—¿Por qué vergonzosas?

—Porque es la intimidad de Tom.

—Responde, androide. —Eso molestó a Tom quien miró al científico Gordon.

—Dígale que no pregunte cosas así, Bill no responderá —dijo rojo de vergüenza y el científico sonrió.

—Déjalo, si le ordenaste no decir eso, el androide no lo hará.

La insistencia seguía y Bill frunció el ceño por eso. —No hablaré de la vida privada de Tom.

—Pero solo debes responder si te ha tocado de otra forma.

—No lo haré.

—Te ordeno, contéstame.

—¡No lo haré! —gritó poniendo muchos gestos, gestos que se parecían a los de Tom cuando se molestaba. La androide a su lado se molestó también y se puso en pie.

—No se grita a los humanos, no lo hagas en mi delante, estás en mi territorio.

—No quiero que ella le haga daño —dijo Tom al científico—. Dígale a ese hombre que pare. —Pero el científico solo apagó la proyección de la pantalla—. ¿Qué hace?

—Nadie dañará a tu androide, solo quería que veas la diferencia en una semana. Aquí todos tratamos a los robots como tal, ellos aprenden lo que les enseñamos, los manuales de conducta androide, pero tú traspasaste todo eso y eso es sorprendente, mi teoría de que los “puros” tienden a humanizar todo es cierta, ninguno podría entrenar a un robot así como tú lo hiciste… —Tom se indignó un poco.

—¿De eso trataba su investigación? Lo único que quiero es irme a casa.

—Lo harás joven, solo una recomendación, no le des mucha voluntad, puede irse de las manos, puede traspasar lo peligroso. —Pero Tom no veía peligro en Bill.

Bill, por su lado, estaba molesto, con los brazos cruzados y no queriendo ver a los ojos al entrevistador, pero sabía que no podía poner mucha resistencia, estaba quebrando muchas reglas. 

Las preguntas seguían y él contestaba solo las que veía conveniente contestar, y luego la dejaron solo con Ría para observar su interacción como robots.

Bill se puso en pie y caminó hacia el enorme ventanal y Ría le siguió.

—¿No sales? —preguntó Bill.

—No.

—¿No quieres salir?

—No.

—¿Por qué?

—Porque no conozco.

—¿No quieres conocer?

—No.

—¿Por qué?

—Porque no hay quién me enseñe.

—Eso es triste. —Bill se refería más a sentimientos, pero Ría no podía entenderlos.

—No siento tristeza.

—Pues deberías —le dijo y Ría hizo una mueca de tristeza aprendiendo ese concepto, no salir significaba eso.

—¿Tom es bueno? —preguntó ella buscando interactuar.

—Es muy bueno. ¿La fábrica es buena?

—Es muy buena. —Pero Bill no le creyó, sonrió y le codeó, pero ella no entendió eso.

Los que observaban podían ver que Bill estaba inquieto, impaciente y luego cómo buscaba cámaras en la habitación, hasta que encontró una, se acercó y con una pequeña sonrisa dijo: quiero ir con Tom.

La puerta se abrió y Bill salió primero, caminando apurado fue a la salida y al ver a Tom fue y lo abrazó. —Tom —dijo con una sonrisa, Tom recibió su abrazo y esa escena fue vista por el científico Gordon… señales de afecto, de afecto humano.

Subieron al auto y no miraron atrás, Tom arrancó muy rápido

—¿Cómo fue? —preguntó Bill por el silencio.

—Hum, un poco raro, ¿A ti?

—Hum, un poco raro también. —Los dos se miraron y sonrieron casi a la misma vez.

—Bill, si luego de ese experimento quieren llevarte lejos de mí, ¿qué harás? —Bill se angustió con esa pregunta, él sabía que podían hacer eso ya que su fábrica era ese lugar.

—Yo quisiera quedarme contigo.

—Pero algún día moriré, ¿sabes lo que es eso? —Bill asintió apenado.

—Guardaría tu ADN para clonarte —dijo Bill y Tom se asustó un poco—. Así tendría a otro Tom.

A Tom le dio ganas de ser eterno, pero no podía y luego ya no quiso pensar. Ya se habían librado de esas preguntas incómodas, ahora quería estar solo con Bill en donde sea. Pero ese mismo instante recibió una llamada en su auto por medio de un holograma que se encendió a un lado el timón, era su viejo amigo Andreas.

—Tom, estoy en Hamburgo, llegué hoy. —Andreas estuvo en unas islas viajando solo por placer y siempre que llegaba a Hamburgo veía a Tom para intentar socializar.

—Bien, entonces ¿nos vemos?

—Sí, iré por la noche.

—Ya no vivo más cerca al bosque, voy a mandarte un croquis, estoy en la misma ciudad.

—Vaya, qué tal cambio, me imagino que querrás exterminar a todos los robots —rió y Tom miró de reojo a Bill, la cámara de la llamaba no lograba captar al androide.

—Ehem, no, ahora los tolero. 

—Hablamos en la noche entonces, nos vemos.

—Sí. —Y colgó.

—¿Andreas? —preguntó Bill para que Tom le diera información sobre él.

—Mi único amigo, pero él tiene una vida muy agitada, casi no lo veo, viaja mucho.

—¿Tú no viajas?

—No. —Y esa era la razón de su carencia de “mundo”, no viajaba por su poca tolerancia con la tecnología, esos viajes implicaba naves, robots, islas artificiales de seres robotizados, todo artificial hasta robots animales y plantas robots, a la mayoría de personas le gustaba todo eso, pero a Tom no, le hacía sentirse inhumano y por eso lo evitaba… claro, era considerado “puro” por eso.

Bill sonrió mirando hacia el frente, conocería más de Tom y estaba curioso.

Llegaron a casa y Tom se percató que no había comprado comida y Andreas era muy comelón en especial de comida carnívora. 

—Puedo traerlo —ofreció Bill al verlo estresado.

—No, hum… —La idea de que Bill saliera fuera de casa no le gustaba, no le hacía sentirse tranquilo—. Iré yo y tú me ayudarás a cocinar carne, yo no sé de eso.

—De acuerdo.

Tom se apuró pues tampoco quería dejar a Bill solo en casa. Bill no perdió el tiempo, vio conveniente arreglar el pequeño lugar para que Tom estuviera contento con su amigo.

El timbre musical sonó y Bill vio por la pantalla de la puerta, era un joven alto, rubio y con una camisa floreada, traía en manos una cesta de frutas. Supo reconocer al mejor amigo de su amo y vio por conveniente abrir.

—¿Tom? —preguntó con el ceño fruncido.

—Tom vive aquí, en un momento llega.

—¿Quién eres tú? —preguntó entrando a la casa, estaba serio y algo molesto por no encontrar a su amigo.

—Me llamo Bill. —Andreas lo observó de cerca, se le hizo muy atractivo y pensó que era pareja de Tom.

—Vaya, mi amigo al fin consiguió a alguien. —Bill lo condujo al sofá, Bill no se percató de que Andreas lo había creído humano.

—¿Desea algo de tomar mientras espera? —preguntó de manera cortés y eso llamó la atención del rubio. Los humanos no eran corteses, solo las máquinas pues servían al hombre.

—¿Eres un robot?

—Sí.

—Oh, wow… —se puso en pie para acercarse—. Vaya, Tom no me dijo nada, pero qué… —Se detuvo observando su rostro, era perfecto, sus labios provocativos y la cantidad de gestos humanos que hacía demostraba la calidad del robot, una nunca antes vista al menos por Andreas—. Eres un robot sexual.

—No, no lo soy —dijo porque ya antes Tom le había aclarado que dijera que no ante esa pregunta.

—Pues pareces uno… Quítate la ropa. —Vio como Bill fruncía el ceño y eso le pareció extraño.

—No.

—¿Qué dijiste? —Los robots no contradecían, obedecían órdenes y no había peligro en esa orden, era solo quitarse la ropa dentro de una casa.

—Dije que no.

—Estás desobedeciendo la orden de un humano, esto puede costarte mucho. —Bill abrió muy bien los ojos, sabía a lo que se refería, las leyes eran claras, si un humano denunciaba a un robot éste era devuelto a su fábrica para su desactivación.

—Tengo órdenes de Tom de no hacerlo. —Buscó una salida.

—Pero él no está y yo soy humano, quítate a ropa ahora o te demando. —Bill se vio acorralado, no podía desobedecer así por así, era una orden y aunque Tom le había prohibido, estaba amenazado y no había una razón de peligro humano en ello.

Retrocedió un poco y se abrió la chaqueta negra que tenía, se la quitó y luego la polera, quedándose quieto con el torso desnudo. —Quítate toda la ropa —fue más específico y Bill se abrió los pantalones, se bajó la ropa interior y se la sacó, también las medias quedándose totalmente desnudo. Andreas observó todo su cuerpo percatándose de que en efecto, era un robot sexual pues tenía todo completo y de las medidas perfectas.

—Vaya, eres uno sexual. —Eso fastidiaba a Bill pues sabía que fastidiaría a Tom, pero no debía hablar o provocaría a Andreas, ya lo iba analizando y le temió—. Date la vuelta. —Bill se dio la vuelta con mucho temor, Andreas quería comprobar algo—. Inclínate. —Así lo hizo un poco asustado pues podía anticipar las acciones humanas—. Wow… —Tomó sus nalgas y las abrió percatándose de su entrada, tenía una así que comprobó que era un robot sexual—. Eres un robot mentiroso, sí eres del tipo sexual, a no ser que Tom te haya enseñado a no responder con la verdad, ¿no es así?

—Creo que usted debe quitar sus manos de mi trasero —dijo esperando le hiciera caso, pero Andreas quería tocarlo más, así que acarició su entrada percatándose de la lubricación propia de Bill y le introdujo su dedo índice.

—Gime —le ordenó para comprobar sus habilidades. 

—Ahh… —Bill emitió un bonito gemido sensual y Andreas se excitó.

—¡Eres fantástico!

El sonido de la puerta los alertó a ambos y Andreas giró el rostro para ver entrar a su amigo Tom quien soltó la bolsa de compras al percatarse de la escena, Bill desnudo, semi inclinado y ambas manos de Andreas en su trasero. 

Su sangre hirvió enseguida, no supo controlar la ira que sintió por semejante bajeza y atrevimiento.

—¡Quita tus manos de sobre él! —gritó y cuando se le acercó, lo tomó de los hombros para empujarlo con tanta fuerza que terminó en el suelo.

—Amigo, qué pasa contigo, es solo un robot —dijo asustado y Tom vio a Bill, lucía asustado y agitado.

—Vístete —le ordenó evitando ver su desnudez, regresó la vista hacia su amigo—. ¿Cómo te atreviste?

—Tom, tranquilo, amigo, ¿qué pasa? ¿Te prestaron esta preciosura y crees que es humana? Es un robot sexual, me hubieras contado que tenías uno en casa…

—¡Cállate! —Andreas se asustó—. No vuelvas a tocarlo nunca más, ¿entiendes? Él no es uno del tipo sexual. —Andreas se sentó en el sofá y trataba de entender a Tom. Bill escapó a la habitación con sus ropas en sus brazos y Tom no calmaba su enojo.

—Nunca tuviste uno así, es por eso que reaccionas de esta forma, pero ellos sirven para esas cosas Tom, pareces esos tipos que se encariñan con mascotas.

—Andreas, no entenderás nada, solo haz lo que te digo o te vas de mi casa ahora.

—¿Qué? ¿Me amenazas?

—Sí.

—¿Por un robot? Bah, sí que eres raro, algo me decía que no estabas preparado para tener uno.

Tom necesitaba aire, necesitaba saber si Bill estaba bien, así que dejó a Andreas solo en la salita y se adentró a la habitación que compartía con Bill, entró y lo vio terminando de subirse los pantalones negros semi ajustados que solía usar en casa. 

Bill lo vio y se angustió, sospechaba una reprimenda, ya antes le había dicho que no se dejara tocar con intención sexual y ahora se sentía amenazado.

—¿Estás bien? —preguntó Tom tomando su rostro para que lo viera a los ojos.

—Sí.

—¿Te hizo algo? —preguntó molesto.

—Solo me obligó a quitarme la ropa, inclinarme, tocó mi trasero, metió su dedo y me pidió que gimiera.

—¡Qué maldito! —Bill supo que quizá no debió haber contestado a esa pregunta.

Tom nunca lo había visto desnudo, jamás se lo pidió y menos había averiguado si Bill tenía genitales, menos orificio anal, ahora estaba en shock más que todo por el atrevimiento de su amigo al cual ya ni lo consideraba como tal.

Abrazó a Bill quien se aferró a Tom. Para el de trenzas era terrible, era como si Bill hubiera sido abusado sexualmente lo cual no fue así, los robots no sufrían traumas o afectaciones mentales, pero esa tarde Bill aprendió algo nuevo, aprendió que a Tom le importaba mucho su integridad física y eso le hizo sentir más que especial, un sentimiento propio de humano.

Sentimientos de humano~ a partir de ahora parecerá que todo correrá un poco, pero creo que es mi propia ansiedad por escribir el desenlace final XD veremos. Espero les haya gustado *-* ¿Comentarios? Sugerencias~ son bienvenidas.