Hasta el final de los tiempos - 15

Lamento demorar, tuve un bloqueo y luego soñé con lo emocionante que sería escribir este fic y hoy lo pude hacer. Espero les guste, aunque :c el drama empieza a partir de estos capítulos...

—¿En privado? —preguntó Tom alzando una ceja, aun su corazón latía acelerado por lo que había sentido hace segundos… un beso con su mejor amigo y eso nunca antes había sido tan emocionante y sobretodo reconfortante.

—Sí, en privado —dijo eso mirando a Georg, ya no le simpatizaba como antes, podía darse cuenta de la atracción que sentía por su hermano y eso le incomodaba mucho.

Tom rió despacio y decidió no hacerle caso sobretodo porque estaba con Georg jugando ajedrez, ¿por qué habría de levantarse e ir con él? No lo haría.

—Estoy ocupado, ¿no ves? Además lo que tengas que decirme lo puedes hacer frente a Geo, él sabe todo, todo de mí. —habló con una sonrisa en sus labios, mirando hacia el tablero de ajedrez y evitando mirar a su hermano, casi podía adivinar los gestos de Bill, de seguro estaba amargo y así era.

Escuchó sus fuertes pisadas alejándose de ellos dos y por un momento quiso ponerse en pie y salir tras él, pero trató de calmarse, no valdría la pena hacer eso, rebajarse más de lo que ya varias veces había hecho.

—¿Estás bien? Amigo, si quieres ir con él yo…

—No Georg, no iré tras él, no quiero saber nada —habló serio y aunque Georg podía notar sus ganas de ir tras Bill, lo comprendió en ese momento. Así a veces era el amor, dolía, incomodaba más que otra cosa.

*

—¿Qué pasa, Bill? —preguntaba Pamela por milésima vez. Bill no quería hablar con nadie en ese momento, se volvió a encerrar en la habitación y su novia notó su cambio—. ¿Ya no confías en mí?

—No es eso, es solo que no quiero hablar.

—Bill… —dijo en un tono pesado.

—¡Pamela, no quiero hablar! —gritó con el ceño fruncido y ella se asustó un poco.

—Es Tom, ¿verdad? Estoy segura que es algo relacionado con tu hermano.

—Déjame en paz. —Le dio la espalda, recostándose en la cama.

—No puedo creerlo.

—Es el mundo entero, ¿ok? Es la mierda de mundo que ahora tenemos, déjame en paz, no me hables más. —Puso esa excusa y ella dejó de insistir.

Bill debía sentirse afortunado, ¿cuántos seres humanos podrían estar a salvo con toda su familia? Pero no se sentía así, todo lo contrario, se sentía desdichado por creer que perdía a Tom, ¿cómo haría que regrese a su lado pero sin ilusionarlo? Era algo que lo incomodaba, pero estaba claro que Tom buscaría estar con Georg, ese beso en la nariz indicaba mucho.

*

Jörg estaba preocupado, había dejado de soñar… cuanto más deseaba hacerlo y hasta a veces tomaba pastillas para eso, no conseguía soñar nada y eso lo asustaba, ¿qué pasaba?

Simone lo encontró en la entrada del sótano, meciéndose en la silla con ambas manos en la cabeza, repitiendo una y otra vez “dónde estás… dónde estás… dónde estás…”

—¿Pasa algo? ¿Dónde está qué?

—Simone, no veo nada… estoy asustado, no veo qué puede pasar, es extraño, tengo temor, creo que nos quedaremos acá por mucho, no abriré la puerta nunca más. —Sonaba como un loco, eso asustó a Simone quien se le acercó y puso una mano sobre su hombro para calmarlo notando que temblaba—. Algo va a pasar, estoy seguro de eso.

—Pero si no ves nada, no tienes que creer que algo va a pasar, todo está bien.

—No lo está, nada está bien, de repente no tengo el don de ver el futuro, ¡oh, Dios, si existes, qué intestas decirme! —exclamó mirando al techo del sótano y Simone comenzó a temer un poco.

Afuera… en los exteriores de la casa, un tumulto de seres caminaban errantes en la noche buscando comida, estaban desesperados pues ya todo lo vivo habían comido y se les notaba las costillas. Iban arañando las paredes, provocando ruidos para ver si algún animal o persona se asustaba y corría para luego ser cazado y devorado por todos ellos.

A pocos metros había un grifo de gasolina que estaba abandonado, pero las criaturas se amontonaron ahí buscando entrar a una casa en donde escucharon sonidos. Lo que pasó fue que activaron la fuga de gas y gasolina sin querer y luego una chispa desató una enorme explosión que llegó hasta la casa de los Kaulitz.

La explosión provocó un temblor algo fuerte y que las paredes se rajaran.

Las luces se apagaron pues los focos explotaron y los presentes corrieron a buscarse entre ellos con mucho pánico.

—¡Auxilio! —gritó Pamela muy asustada, buscando a Bill, encontrándolo junto a Tom abrazado y Simone fue sobre Bill también, Jörg tomó a Pamela para cubrirla con su brazo y todo fue completamente oscuridad.

Comenzaron a toser desesperados pues el polvo invadía sus fosas nasales. Georg estaba al lado de Tom y éste abrazaba a Bill pues había corrido a sus brazos cuando la explosión sonó.

Seguido a eso otras explosiones más hicieron temblar el suelo y el sonido de las paredes rajándose los asustó tremendamente.

—¡Dios, ayúdanos! —exclamó Jörg desesperado. Él había sospechado que algo malo iba a pasar y podía comprobar que era eso.

Todos se habían juntado mucho, buscaban abrazarse e incluso, presos de la desesperación, terminaron debajo de las dos camas, todos amontonados con los corazones que se les quería salir del pecho, respirando y tosiendo agitadamente, temblando pensando que morirían aplastados o devorados por los seres que estaba afuera. 

Luego de las explosiones escucharon la casa caer encima… las maderas crujir y precipitarse sobre lo que era su techo. Todo sonaba tan caótico en plena oscuridad. Ambas mujeres comenzaron a llorar de la desesperación, Jörg abrazaba a ambas con sus brazos. 

—Todo estará bien —dijo Tom en el oído de Bill al sentirlo temblar en sus brazos. Una de sus manos era tomaba por Georg quien se puso a su lado.

—Amigo, todo estará bien —le dijo Georg a Tom.

—Pamela, Pamela —sacudió Jörg a la jovencita quien había dejado de llorar repentinamente y no respondía, se había desvanecido en sus brazos y se asustó.

Nadie podía ver nada, solo escuchar un zumbido raro en sus oídos y la respiración agitada de todos ahí, incluido en llanto desconsolado de Simone.

—¡Pamela! —gritó Jörg y eso alertó a Bill quien se separó de Tom para buscar con sus manos a su novia.

—¿Qué pasó? —preguntó asustado y encontró la fría mano de la jovencita—. Dios, qué pasó. Necesito luz, alguna luz.

Georg encendió un encendedor y todos se vieron las caras, había mucho polvo, estaban recostados en el suelo debajo de las dos camas. Ni sabían cómo habían llegado todos ahí, cómo se habían metido tan rápido.

Comenzaron a toser y Tom vio cómo Bill le daba respiración boca a boca a Pamela en busca de que reaccionara.

—¿Qué ha pasado? No entiendo nada —dijo Simone aun llorando—. ¿Estamos expuestos? ¿Qué haremos?

—Mamá, calma. Algo explotó varias veces, no lo sé, capaz nos están tirando bombas, no lo sé —dijo Tom muy nervioso buscando salir de debajo de la cama.

—El grifo —dijo Jörg—. Lo soñé hace mucho… el grifo y ahora aparecerán las otras criaturas.

—¿Otras criaturas? —preguntó Georg.

Pamela reaccionó comenzando a toser y abrazó a Bill asustada. —¡Qué pasa! —gritó ella temblando.

—Debemos ser cuidadosos —dijo Jörg—. No debemos salir, ¿me escucharon? No debemos abandonar la casa.

—Papá, esta casa está a punto de caerse, es peligroso.

—Más peligroso será salir y convertirse en comida de esa masa de seres.

Tom recordó uno de sus dibujos de su padre, uno que le asustó mucho. Había criaturas con varias cabezas, como una masa humana de varios pies y manos, era como si se hubieran derretido y pegado cuerpo a cuerpo y en las indicaciones del dibujo decía zombi tipo B, al cual se le tenía que disparar en todas sus cabezas o no moría. Recordar eso lo asustó mucho.

Todos permanecieron en silencio por un momento pues escucharon gritos de los seres mucho más nítidos que antes. —¿Qué es eso? —preguntó Pamela en un susurro—. Parecen quejidos…

—Son los sonidos de las criaturas, nadie diga nada —advirtió Jörg y todos buscaron recostarse sobre el frío suelo para permanecer debajo de las camas. Georg apagó su encendedor y nadie dijo nada.

En la mente de cada uno, muchos planes se trazaban. Bill pensaba que debían escapar al amanecer, Tom pensaba casi igual, solo que tramaba el cómo, cómo salir sin ser vistos. Georg pensaba mucho en la muerte y eso lo asustaba, se pegaba más a Tom mientras pensaba en eso, en cómo sería ser comido, mordido o convertido en uno de esos seres más; Simone pensaba mucho en si debía despedirse de sus hijos, en si la casa podría reconstruirse; Jörg pensaba y pensaba en sus sueños, buscaba alguno que se pareciera a lo que estaban viviendo, pensaba en cómo debía reconstruir el sótano, temía que estuviera roto y si entraba el aire del exterior y se convertirían en criaturas, pensaba y se atormentaba con eso. Pamela pensaba en el dolor que sentía su vientre y en el frío de sus piernas descubiertas por su vestido floreado y pensaba en si debía decirle a Bill que le permitiera dormir sobre su cuerpo.

Todos pensaban, pero nadie decía nada pues los sonidos continuaron, eran como lamentos, gritos de los zombis, sonidos de quejidos y grititos animalescos. Se podía escuchar sobre la casa, incluso el sonido de olfateo y gritos de haberlos descubierto, golpes en el techo, patadas y más gritos de desesperación.

Las criaturas que caminaban sobre la casa en escombros o se escabullían entre ellos, podían oler carne fresca, pero no sabían de dónde venía eso, así que se desesperaban y cada vez que saltaban sobre el techo, caían pedazos de éste sobre las camas asustando a los presentes.

Así amaneció y la luz del día penetró por las rajaduras del techo. Jörg fue el primero en salir y pedir que nadie dijera nada ni mucho menos se moviera de debajo de las camas.

Había toda una capa de polvo sobre el suelo y las cosas, incluso en el ambiente lo cual hizo que se desesperara pues lo estaba respirando, el aire del exterior, pero nada malo pasó, el aire ya no estaba contaminado pues podía respirarse. 

Arriba, en el techo del sótano habían enormes rajaduras una de ellas muy abierta por donde podía verse los escombros de su casa y entraba la luz natural del día.

Caminó muy rápido a la entrada del sótano percatándose que estaba truncada por las paredes, se habían desplomado y con eso tapado las armas y trajes que ahí estaban.

Maldijo por lo bajo y se desesperó, ahora sí temía morir, ¿cómo lograrían remover todo eso para vestirse y salir? No lo sabía y estaba asustado.

Sus dos hijos salieron de debajo de las camas y Bill sacó a Pamela, luego a su mamá y Georg salió solo observando cómo había quedado la casa… era una ruina.

Ninguno quería hablar pues podían atraer a las criaturas y si se amontonaban varias sobre el techo de seguro se vendría abajo y con eso sería el fin de todo.

En la mente de cada uno comenzó a estar la idea de que ahora el sótano no era nada seguro, que debían ver la forma de salir de ahí a como diera lugar.

Bill se acercó a su padre y le susurró al oído que lo ayudaría a buscar las armas y parte de la comida.

—Tom, necesito tu ayuda —dijo Bill decidido.

—¿Qué haremos?

—Saldremos de este lugar, pero antes iremos muy bien preparados, necesitamos los trajes, los seis trajes y las armas, necesitamos aprovechar el día…

—¿A dónde iremos? —preguntó un poco alto.

—A las montañas —dijo Jörg sabiendo que era lo mejor—. Llegó el momento, hijos, llegó el momento en donde en mis sueños están ustedes dos… No sé qué pasará con tu madre y yo y el resto.

—Papá —interrumpió Bill—. Tus sueños solo eran una pequeña muestra de la realidad, no se cumplirá todo si así lo queremos. Nadie morirá, todos iremos a las montañas, a la cabaña que está allá, todos, papá, todos.

Jörg asintió ante su hijo y luego fueron muy silenciosamente a la entrada del sótano en donde debía remover piezas grandes de concreto para sacar los trajes, Georg fue a ayudarlos.

Las dos mujeres se quedaron en las camas muy asustadas mirando las rajaduras del techo y pensando que en cualquier momento se podía caer, pero debían vigilar por si alguna criatura se aparecía…

Las criaturas tenían instintos animalescos, solían salir de noche a cazar, pero de día guardaban reposo en alguna sombra para que sus pieles no se quemaran. Últimamente andaban en grupo, como una manada y algunos de ellos, los más gordos, podían comunicarse con otros en señas, eso quería decir que habían desarrollado alguna forma de actividad mental, alguna forma de pensamiento primitivo cuya misión era sobrevivir. Andaban en grupo pues así les era más fácil encontrar comida.

Era cierto que habían personas sobrevivientes, habían muy pocas igual que la familia Kaulitz y sus dos amigos, había gente en los edificios, algunos muriendo de hambre que había llegado a comer cadáveres de sus seres queridos fallecidos por el mismo hambre. Otros estaban en sótanos también, algunos que salían eran comidos, otros permanecían presos del miedo esperando el gobierno hiciera algo para aniquilar a las criaturas y ser rescatados. 

Los más gordos seres estaban alrededor de las granjas de ganados o de pollos, se habían estado alimentando de eso por días y semanas y eran los que habían desarrollado inteligencia primitiva.

Y ahora, a todo ese tumulto de seres se había agregado otro que eran como unas masas vivientes que comenzaron a moverse cuando el fuego de sus cuerpos se apagó. Eran muchas masas que se movían en las calles y eran las más hambrientas pues sus cuerpos habían sufrido pérdidas por las quemaduras. Así que buscaban la forma de también sobrevivir, debía alimentarse con urgencia. 

Tom fue el primero en tomar un uniforme y pasarle a Bill, lo había podido recuperar y así todos los demás.

—Vístanse rápido —pidió Jörg—.debemos salir con esto o nos morderán.

Luego, encontraron la caja de armas y cargaron en sus trajes todas ellas.

Pamela se puso un traje y su falda floreada quedó fuera del pantalón negro. Se pusieron los cascos y Bill ayudó a su mamá a terminar de ponerse todo el traje.

—Hijito, ten cuidado, tenemos que tener cuidado.

—Mamá, no te preocupes, cuidaré de ti, todos saldremos ilesos, te lo juro. —Antes de ponerle el casco le besó en la frente y su mamá lo abrazó. Tom se acercó y también se dejó abrazar por su mamá.

Jörg comenzó a tener migraña, algo en él le decía que mejor era no salir, estaba temeroso por tener que ver sus pesadillas andando afuera. Pero sus hijos lo incentivaban, debía salir, pero, ¿cómo lo harían? No tenía idea.

—Creo que primero deben salir los hombres y luego nosotras —dijo Pamela, quien era la más inteligente—. Ustedes podrán divisar bien a esas criaturas y protegernos.

—Es buena idea —apoyó Jörg—. Pero no se separen. Iremos mis hijos y yo primero.

Caminaron por entre los escombros de la entrada del sótano, abriendo paso poco a poco hasta llegar a la puerta, la cual Jörg abrió con cuidado, ambos de sus hijos apuntaban con armas al pasadizo que se abrió paso, era el de su casa y divisaron arriba el cielo azul brillando, ya no había más su casa… estaba totalmente destruida. 

—¿Por qué no hay criaturas? —preguntó Bill a su derecha.

—Están durmiendo, estás ocultas, no hables, solo sigue caminando. Buscaremos un auto para irnos, pero debemos ser rápidos. Sea lo que sea que pase, si nos sentimos en peligro, regresaremos al sótano, ¿de acuerdo? —Bill y Tom asintieron, detrás de ellos estaba Georg con el corazón latiéndole tanto y detrás de él, Pamela tomaba su hombro curiosa, queriendo divisar el exterior, queriendo ver alguna criatura y detrás de ella estaba Simone temblando de miedo, tomada de la mano de Pamela.

Al salir todos, encontraron a algunas criaturas paradas en las sombras de los escombros de las casas de sus vecinos, con los ojos cerrados, el cabello largo y blanco, los labios consumidos y los dientes sobresalidos en colmillos; algunos con ropas, otros semidesnudos. 

Jörg hizo una señal de alto y silencio con su mano divisando algún auto disponible en donde pudieran ir y meterse, encenderlo y partir.

A un lado de la carretera había una masa de seres recostados y quemados que se movían lentamente, haciendo ruidos.

Todos los presentes voltearon a ver eso y se asustaron mucho, se juntaron entre sí tocando sus brazos y temblando. Era una masa de seres pegados que se arrastraba en el pavimento de la carretera y tenía varias cabezas que mascaban el aire haciendo un sonido espeluznante.

—Debemos ser rápidos —dijo Jörg para correr hacia un auto con puertas abiertas.

Todos le siguieron, todos menos Simone quien se quedó paralizada pensando que la mejor idea era regresar a encerrarse en el sótano.

Pamela gritó desesperada, un grito muy alto y Bill al voltear, se percató que la masa de seres la había tomado de su falda la cual se rompió y ella cayó al suelo, arrastrándose hasta que Bill la jaló de la mano, pero luego se le escarapeló el cuerpo al oír el grito de su mamá en medio de esa masa.

Tom volteó a ver y corrió apuntando con su arma a las cabezas que podía ver de las criaturas, su mamá gritaba y era envuelta por los zombis.

La imagen fue perturbadora, delante de ellos la masa de seres comenzó a comerse a su mamá poco a poco y Jörg entró en shock por un momento. No había nada que se pudiera hacer, vio a las otras criaturas despertar por los gritos de sus hijos y de Pamela. 

Georg estaba ya en el auto y lo encendió.

—¡Vamos! —gritó Georg con mucho temor, temor de morir así como murió Simone en los dientes de esa masa pues arrancaron su traje de protección y se la devoraron.

—¡No! ¡No, mamá, no! —gritó Bill.

Nunca antes habían experimentado tal miedo e impotencia. Tom lo jaló de la mano pues la masa de seres estaba avanzando peligrosamente, podría irse sobre el auto y eso sería el fin.

Subieron al auto incapaces de creer lo que había acontecido… la madre de ellos estaba muerta.

Y en un abrir y cerrar de ojos una vida fue tomada u_u tenía que pasar pues están en peligro... La vida no será la misma para ellos. Veremos qué más pasará...

 Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas. Gracias por leer :3