Cada lágrima es una cascada

Resumen: Regresa a casa y pone un CD, le sube el volumen. Necesita de esa música porque él ya no está…

Autora: Pink Girl

Clasificación: R
Advertencias: Incesto no relacionado, Muerte de un personaje.
Género: Romántico, Drama.
Pareja principal: Bill - Tom.
Drabble.
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, solo la trama que nació en un mal tiempo. el título y parte de algunas frases está inspirada en una canción de Coldplay "Every Teardrop is a Waterfall"

Toma su mochila y sale del trabajo. El cielo se ve rojo, es una tarde extraña y algo fría así que se abriga más con la chaqueta y se pone unos guantes. Caminando por la calle se amarra las rastas en una coleta y toma el tren.

Mucha bulla a su alrededor: niños jugando con sus padres, jóvenes con sus parejas, familias, gente regresando del trabajo, hablando por celular, sonriendo, otros ensimismados en sus pensamientos; cada uno buscando regresar a casa.

Él no quiere regresar, pero debe.

Llega a la calle de árboles secos, es otoño y eso le llena de una sensación extraña y le hace suspirar. Saca las llaves de su bolsillo, entra a su departamento. Hay un perro que salta y salta casi llorando por su llegada. Se agacha y se deja lamer en toda la cara, al menos Scoty está.

Termina de entrar y tira su mochila al sofá. La casa está sin luz, la prende y luego se percata que todo sigue igual excepto que Scoty la ha ensuciado un poco, se ha orinado otra vez sobre la alfombra. Suspira resignado y empieza a limpiar. Va a la cocina y saca una sopa instantánea, la pone en agua hirviendo, será su cena.

Scoty sigue saltando cada que lo ve, no lo ha visto en horas. La casa suena silenciosa, le falta algo, le falta alguien.

Toma su estéreo y pone un CD, su música favorita resuena en la sala, acelera su corazón, llena la casa de melodías que le hacen suspirar, pero su corazón duele, hay un vacío, él lo sabe; así que no quiere sentir eso. Alza el volumen de la radio y se pierde en las intensas melodías que hacen vibrar su cuerpo.

Termina de cenar y sube a su habitación, su perro fiel le sigue a donde va, tanto así que mientras él toma una ducha, éste está rascando la puerta del baño.

Sale del baño con una toalla, se pregunta para qué se la pone si no hay nadie, así que se la quita. Aún la música suena en toda la casa, él la necesita, sabe que es la única manera de tragar el dolor. No quiere pensar en ello, solo quiere que el tiempo pase y mañana sea otro día, aunque sabe que será lo mismo.

Se sienta en la cama y sonríe un poco. Scoty está jugando, ladrando y quiere que Tom haga lo mismo. Pero él no puede pues siente un nudo doloroso en la garganta, hay algo que desea salir por cada poro de su ser; odia eso y se levanta. Camina hacia la ventana y la abre.

Aún hay luz, aún el cielo está rojo y las aves cantan para dormir, afuera hay vida, adentro él siente que no, pero no es verdad… Su corazón late, aún está vivo, ¿por qué? No lo sabe.

—Bill… Bill —dice hacia el cielo.

Él sabe que no debe pronunciarlo, sabe que eso duele. Pero lo necesita. Así que grita —¡Bill! —y grita hasta quedar sin voz.

La gente afuera no entiende; le miran, se detienen en la vereda y alzan la vista, ante ellos un demente, pero a Tom no le importa.

Deja de ver por la ventana, la cierra y siente sus ojos nublarse de lágrimas. Odia eso con todo su ser. No debió pensar en él, pero cómo no hacerlo si en esa habitación Bill permanecía, recostado, esperándole cada noche, cada mañana despertaba con él, cada día sacaba al perro junto a él.

Y ahora no está, y no regresará más, pues murió.

Aún la música suena en toda la casa.

—Tom, cuando te sientas solo, pon esta canción, que suene por toda la casa, así no te haré falta —¿Qué le decía? Tom empieza a llorar sobre su pecho—. No llores Tomi, no…—Le toma el rostro y le mira a los ojos. Sus lágrimas parecen cascadas de agua, le mojan las manos, Bill lo besa, no quiere que llore, pero Tom no puede evitarlo.

—¡Tú vivirás! ¡Vivirás! —le grita con más lágrimas en los ojos.

Y ante eso, ambos sabían que no sería así. Los médicos habían dicho que no podían creer su fortaleza para sobrevivir tanto a pesar de su estado. Decían que era la fuerza del amor, pero el corazón es de carne, y un día dejó de latir…

—Estaré en el cielo, no te preocupes, allá nada me dolerá, allá estaré bien…

Muchos recuerdos, parece que Bill hubiese vuelto con sus gritos, lo cree así. Y la primera lágrima se desliza por su mejilla.

Sabe que cada lágrima es una cascada.

—Pueden herirme hasta morir… —recuerda las palabras de Bill, aún convaleciente y las repite—. Pero siempre alzaré la bandera…

Luchó hasta el final, jamás se rindió, tampoco lo haría él. No le quiere dar ese gusto a la muerte de ser el siguiente.

—Vivirás Tom, vivirás más años.

—No —llora desesperado—. Sin ti no hay vida.

—Si la hay, lo harás por mí, vivirás…— Tom asiente, Bill le limpia las lágrimas.

Tom viviría por Bill.

Así que toma su ropa y se viste, camina con el corazón acelerado. Toma la correa de Scoty y se la pone, el perro se alegra en sobremanera, y él, limpia cada lágrima que cae de sus ojos, pero no desiste.

Abre la puerta, aún el cielo está rojo, hay muchas personas todas queriendo regresar a casa, todas con su familia.

El camina y se traga sus lágrimas.

Cada lágrima, cada lágrima es una cascada.

FIN.

Gracias por leer. Los quiero.