miércoles, 11 de julio de 2012

Uno para el otro - IV

Hola a todos n_n~ Otro capítulo dedicado a Aliss R Aleman *-* Esta vez debo agradecer a Aelilim por el beteo y los consejos, ¡gracias infinitas! Sin más, disfruten 

Algunas semanas pasan y Bill cada vez más se siente acorralado, pero no le dirá nada a Tom, no, porque sabe que es capaz de tomarse las cosas muy en serio. Quien sabe y decidía terminar con lo que tienen, y le consta lo celoso que es.

Rick le ha estado acosando a tal punto de amenazarlo.

—¿Por qué hablas con ese del último grado? —pregunta Tom con cierto fastidio, ya lo ha visto algunas veces y no le gusta cómo ese sujeto mira a Bill ya que puede adivinar sus intenciones—. ¿Qué quiere?

—Bueno, es un amigo, nada importante…

—¿Quién es?

—Un alumno, se llama Rick…

—Me refiero a quién es para ser tu amigo. —Bill ríe nervioso, no quiere entrar en detalles porque sabe que levantará sospechas.

—Ehem… un día me saludó y me pregunté por qué no devolverle el saludo, así que por eso lo hago. Siempre me pregunta por alguien del salón, ajá, está interesado por una de mis amigas, ya sabes…

—Es algo mayor para fijarse en tus amigas, ¿no crees? Se nota mañoso, no me agrada, no quiero que le hables. —Bill frunce el ceño y se cruza de brazos.

—¿Celoso? Te recuerdo que tengo derecho a hablarle a quien desee.

—A él no. Me da mala espina, sé lo que te digo.

—Está bien, no le hablaré —dice con una sonrisa. Bill no quiere hablar de Rick ni hablar con Rick; quiere olvidarlo o nunca haberlo conocido.

Los pensamientos y recuerdos de esa noche cuando se besaron aún bombardean su mente. Y Rick ha estado llamando y mandándole mensajes de texto como recordatorio de ese incidente, es por eso que Bill tiene el celular apagado pues sabe que si lo prende Rick llamará y le dirá cosas sucias. Así está pasando los últimos días, Rick ya no es tan caballeroso como parecía en un principio, solo quiere sexo con Bill y se lo ha dicho de miles de formas posibles al grado de intimidarlo.

Los gemelos se encuentran en casa, es un sábado por la tarde y habrá una reunión familiar que sus padres han organizado pensando que será divertido para todos. Tíos, tías, sus padres y quizás algunos primos también asistirán.

Bajan a la sala y encuentran a su mamá estresada, gritando y refunfuñando.

—Debo sacar el pastel del horno y su papá no trae las bebidas. Los muebles están desordenados y el piso aún está sucio ¡y todo lo tengo que hacer yo sola! Claro, ser madre significa eso, ¿no? Ninguno de ustedes mueve un dedo porque se creen muy hombrecitos para ser capaz de tomar una escoba, ¡verán que se casarán con una mujer mandona! Ahí verán, mis pequeños, lo que es el karma. —Bill y Tom se miran con desgano, esa fiesta será tremendamente aburrida y su madre está estresada—. ¡Qué esperan para traerme los manteles! ¡Están en el sótano! ¡No se queden ahí parados!

Bill y Tom corren hacia el pasillo por donde se entra al sótano de la casa. Hay muchas cajas, polvo y recuerdos. Bill traga saliva mas luego trata de concentrarse en la búsqueda de los manteles.

—No tengo idea de dónde puedan estar, creo que aquí solo guarda los de navidad —dice Bill comenzando a buscar.

—Qué importa… —le dice cerca de su oído. Bill se estremece por el tono seductor que usa su hermano—. ¿Quieres jugar?

—Tom… —dice sorprendido. Tom casi nunca es el que inicia los “juegos” y por eso Bill no sabe cómo reaccionar.

Toda la semana ha estado tranquilo con respecto a los roces entre ambos, y es que la culpa todavía lo carcome. Pero justamente la falta de eso ha puesto a Tom así, extraña a Bill y teme que sea su culpa que su sexy hermano haya desistido de ser quien inicie los juegos— ¿Aquí? —pregunta Bill con temor y Tom se le acerca un poco más.

—Sí, ¿dónde más? Habrá mucha gente allá afuera.

—A-Ahora quieres… ¿Ahora? —Tom ríe ante su nerviosismo y le besa el cuello. Bill en vez de emocionarse se incomoda, esas sensaciones se combinan con recuerdos en su mente y empuja a Tom.

—Claro que no ahora. Estás extraño…

—No, no… yo… —Toma el rostro de Tom y lo besa, no quiere discutir. Hará lo que Tom quiera—. Quiero. Quiero estar contigo hoy… —Tom ríe un poco y besa a Bill dulcemente.

—Cuando la fiesta empiece, la música y la comida los distraerá, entonces vendré aquí y tú tocarás la puerta tres veces para que te abra, ¿quieres? Y pasaremos un tiempo aquí. —Bill se muerde el labio, está emocionado aunque dudoso, tiene sentimientos extraños, pero asiente. Lo desea también.

—¡Los manteles! —grita Simone desde la entrada del sótano.

Ambos gemelos se separan y buscan con desgano. Al final no encuentran los que su madre desea y solo sacan los manteles que tienen botitas navideñas. Simone grita de frustración y los manda a otras tareas como limpiar la casa mientras ella busca por su cuenta.

Luego de casi una hora de hacer cosas aburridas, la gente comienza a llegar y los cachetes de ambos gemelos son estrujados por tías y tíos que los consienten. Saludan a cada uno y deben fingir que están contentos y no se sienten aburridos, pero el ambiente familiar logra hastiarlos así que Tom es el primero que se ausenta dejando a Bill muy ansioso.

Bill trata de seguirlo, pero cambia de decisión pensando que es buena idea alistarse un poco para Tom. Ya en la habitación escucha su celular sonar y se asusta, poniéndose en alerta y lo toma con preocupación y es cuando desea apagarlo, pero al percatarse de los mensajes de Rick le da en “ver”.

«Comienzo a impacientarme con tu actitud, no te hagas el inocente que bien sabemos que querías que pasara algo. No me rendiré, precioso, ya verás». Parece una amenaza y ante eso Bill se cohíbe, siente que se está metiendo en graves problemas y esa sensación de sentirse acosado le asusta. Traga saliva y luego de eliminar ese mensaje mira otro: «Te deseo tanto, no desistiré hasta hacerte mío, te gustará, ya lo verás».

—No puede estar pasando —dice con voz temblorosa, Se arrepiente de haberlo conocido, de haberle dado cabida y sobre todo confianza, ahora sabe por qué siempre la gente mayor le advertía que no diera sus datos con facilidad a alguien extraño. Rick le parece un psicópata.

Los minutos pasan y sabe que Tom lo está esperando, eso le llena de emoción y expectativa, así que decide apagar su celular para no ser molestado y lo deja en el cuarto, sobre su cama. Va al baño a asearse, preparándose para su encuentro con la persona que sí vale la pena en su vida.

Luego de pasar por toda la sala en donde las conversaciones aburridas reinan, se adentra al pasillo que le lleva al sótano. Nadie se ha dado cuenta, es el lugar menos sospechoso para refugiarse en medio de una reunión familiar. Tom ha ideado un buen plan.

Toca las tres veces acordadas y Tom le abre la puerta, le recibe con esa sonrisa que siempre tiene, la que le trasmite tranquilidad y complicidad. Tom toma su mano y le hace entrar para luego poner seguro por dentro, nadie debe enterarse o sería el fin.

—Hueles tan bien —le dice Tom abrazándolo y llevándolo así hacia una caja de telas que hay al fondo. Apenas entra luz por una pequeña ventana, el lugar parece una guarida acogedora para dos personas que buscan refugio. Es ideal.

—¿Me harás el amor? —tienta Bill con una risita, quizá y Tom se ha decidido, aunque no lo cree capaz. Sabe que cuando su hermano dice que no, será así por mucho.

—Te complaceré —le susurra. Tom baja al suelo algunas de las telas que hay en la caja y Bill se deja recostar sobre ellas y Tom va con él—. Te haré sentir en las nubes… ¿Te parece? —Bill ríe comenzando a quitarse la ropa, se siente tan bien y su respiración se agita cada vez más. Tom es delicado con él, le acaricia y besa cada que puede—. Te llevaré a las estrellas…

Y esa es precisamente la frase que menos quiere escuchar. Bill cierra los ojos un poco frustrado, recordando el incidente de hace semanas con Rick. Deja de escuchar lo que Tom le está diciendo, se pierde en sus pensamientos y la calentura que comenzaba a sentir se va perdiendo poco a poco hasta que Tom lo nota.

—¿Qué pasa? ¿Bill? ¡Bill! —Solo al gritarle éste reacciona haciendo contacto visual—. No estás bien, ¿qué ha pasado?

—Nada, no… Yo… es que este lugar es nuevo y me pone nervioso. —Tom ríe y se sienta a su lado para quitarse los zapatos. Piensa que quizá Bill necesita tiempo para acostumbrarse, así que aprovechará en quitarse la ropa. Bill ya no tiene la polera, solo sus pantalones negros y botines.

—Luces tímido, es raro en ti. Creo que vendremos al sótano más seguido, me siento bien cuando no estás intentado todo el tiempo, ya sabes. —Recibe un codazo de parte de Bill quien intenta relajarse. No quiere estar en evidencia, no ante Tom.

Bill gatea sobre las telas y decide ponerse en frente de Tom que se ha quitado toda la ropa y no tiene vergüenza, solo sonríe pícaramente. Hace tanto que ambos no sienten vergüenza, hay confianza entre los dos de verse desnudos—. Espera y verás —le dice Bill como una amenaza juguetona.

Se baja de a pocos el ajustado pantalón ante la mirada de escrutinio de Tom. Ya desnudo, se da la vuelta y se pone en sus cuatro extremidades, mostrándole su trasero. Tom ríe ante eso y se agita, ese es su Bill, provocador y tentador, capaz de llevarlo a la perdición en una. Duda poder resistirse, aunque sabe dominar su deseo con respecto a consumar el hecho, solo planea caricias prolongadas y satisfacer a su hermano sin llegar a tener sexo “de verdad”. Tom le da una nalgada y Bill ríe de emoción.

—Cuándo no, provocando.

—¿No quieres probarme? —desafía meneando sus caderas y claro que Tom quiere. Se pone detrás de él mirando su rosada entrada y toma sus caderas comenzando a pasarle su miembro por su trasero de arriba hacia abajo tanto que Bill se sorprende—. Espera… —dice pensando que Tom al fin lo hará, no puede creer que haya elegido el peor momento para al fin hacerlo. Bill comienza a hiperventilar—. Tom, no estás pensando… oh, no puede ser…

—¿Ahora no quieres? Sinceramente no te entiendo —le dice y la punta de su miembro está directamente contra su entrada aún no preparada, por eso Bill piensa que está jugando, que no sería capaz de hacerlo sabiendo que le haría daño. Bill se ensaliva dos de sus dedos luego se los lleva hacia atrás. Si Tom no lo hace, lo hará él mismo, no perderá esa oportunidad—. Así que precavido, eh.

Tom ve cómo se introduce sus dedos, traga saliva pues es muy tentador verlo así, pero prefiere detenerlo y tomarlo del brazo para jalarlo hacia arriba. No más esa posición tentadora, quiere besarlo, acariciarlo, sentirlo cerca, tan cerca como le sea posible.

Bill no se resiste, todo lo contrario, coopera y es Tom quien le besa acomodándolo sobre su regazo. Sus pieles se juntan y todo se hace más caliente, es lo que Tom busca, estar así con Bill. Para él, eso es amarlo, no tiene necesariamente que penetrarlo para que signifique eso.

—Tomi, Tomi —gime Bill sintiendo a Tom besarle el cuello y friccionándose para luego mirarle a los ojos. Ambos están sudando y muy excitados en poco tiempo.

—No quisiera que alguien más vea, ni sienta lo mismo que siento ahora contigo —dice Tom cerca de sus labios y una mano desciende hacia su miembro entre sus vientres. Bill aprieta los dientes ante las caricias—. Eres solo mío.

—Sí —le dice muy bajito, y luego le abraza para no verle a los ojos. Todo lo que Tom le está diciendo en vez de reconfortarlo incrementa su culpa… Él quiere ser solo de Tom y aunque lo siente así, hay algo dentro de él que le acusa.

—¿Te pasa algo? —le pregunta porque se ha detenido. Por lo general Bill suele moverse mucho, le encantan las caricias y Tom sabe que tenerlo controlado es algo muy difícil. Pero esta vez parece tranquilo o casi ido, no siente que piensa en Tom ni que quiere proseguir.

—No… Bésame —pide Bill tomando su rostro con ambas manos, Tom le sonríe, pero al instante que le besa siente los labios de Bill temblar de una manera extraña. Se preocupa.

—Dime, ¿qué está pasando? ¿No te sientes cómodo? ¿Es mejor una cama? Creí que sería buena idea este lugar porque…

—Shh, no es el lugar. Déjame complacerte —diciendo eso, se separa de Tom un poco para inclinarse hacia su miembro. Tom se sobresalta un poco, sabe lo que Bill hará y cierra sus ojos disfrutando de esas caricias húmedas que le da con sus labios y lengua.

—Eres fantástico… humm… —Tom se pierde en esas sensaciones hermosamente placenteras, pero luego piensa en lo distante que siente a Bill en ese momento. Siente que lo que le está haciendo es por compromiso, no por deseo y por eso deja de estar cómodo—. Espera, quiero saber si pasa algo contigo, no me lo ocultes. —Bill alza la vista, Tom le ha tomado del mentón y quiere que lo mire. Deja su miembro fuera de su boca y se arrodilla a su altura.

—¿Crees que hoy no estoy dispuesto? Sé que es raro, deseo esto, pero a la vez… no. —Tom frunce el ceño, no le parece convincente lo que le ha dicho, así que ladea la cabeza y trata de analizar la mirada extraña que tiene Bill. Alza una mano y toma su rostro, acaricia sus mejillas y luego sus labios húmedos con la yema de sus dedos, delinea su cuello y luego lleva su mano hacia su nuca para atraerlo y abrazarlo.

—Te amo, Bill. Habrá tiempo y el momento indicado para hacerlo, solo quiero estar así contigo. No tienes que acariciarme ni nada de eso, no quiero más que un momento a solas aquí antes de subir.

—Sí, sí —dice correspondiendo a su abrazo. Siente a Tom relajarse poco a poco al igual que Bill. Sus erecciones se han ido y se recuestan frente a frente a mirarse a los ojos.

Tom desea hablar de tantas cosas pero guarda silencio. Sabe que su hermano le está ocultando algo y es paciente, quiere esperar a que sea Bill quien se lo cuente por voluntad propia.

Bill suspira, tratando de sentirse cómodo junto a Tom, pero lejos de conseguirlo y sumando al hecho de estar en el sótano en donde había escondido los presentes de su detestable admirador, lo que logra es sentirse aún más mierda de lo que ya se siente. Prefiere no mirarlo a los ojos, solo está recostado a su lado, esperando a que el tiempo pase.

—Sé que no me quieres decir qué te pasa…

—Tom, por favor, quiero estar aquí contigo sin discutir —le mira con súplica y Tom asiente para luego besar la punta de su respingada nariz. Bill se remueve y pone su cabeza sobre su pecho como lo ha estado haciendo cada vez que intiman así. Tom acaricia su mano en donde está el anillo puesto y con ese gesto trata de hacerle ver que están juntos, que tienen un pacto, mas el gesto en vez de reconfortar es una señal de acusación para el pelinegro.

Logran dormir un poco y se levantan horas más tarde cuando todo está oscuro y la música en la casa se ha puesto fea. Música del recuerdo, algo que detestan.

—Debemos salir de aquí… —le dice Tom en un susurro.

—Sí. Oh no, me duele la espalda —se queja y es que dormir sobre telas no es lo mismo que en una cama.

Se visten y salen de ahí. Pero el ambiente tenso sigue persistiendo entre los dos.

~*~ 

Bill está con sus amigas en el comedor y otra vez el mismo chiquillo mensajero le da una nota que no quiere recibir.

—¿Pasa algo? —pregunta una de sus amigas y Bill prefiere coger la nota para que ninguna de ellas la tome y haga un escándalo de su aún secreto.

—Nada, es una tontería. Ya regreso.

Se levanta y casi corriendo va al baño a leerlo. Teme que sean problemas, y efectivamente, es Rick otra vez. «Te deseo, quiero verte, vamos Bill, no huyas de mí. Sé que te gusto, me lo demostraste. Te estaré esperando cerca de los baños del comedor».

—Maldita sea —murmura con temor pues él está ahí, en los baños, aunque precisamente no ha corrido para verlo. No quiere que nadie se entere de eso, quiere voltear la página definitivamente y ahora ha caído en una trampa.

—Hola, te estaba esperando —le dice Rick desde la puerta, con ambas manos en sus bolsillos.

—Bien, ya estoy aquí y seré claro.

—¿Qué me dirás? —pregunta con una sonrisa y luego se lame los labios—. Ya no huyas de mí, sé que me quieres. Solo tienes miedo. —Bill comienza a hiperventilar, respira agitado por el temor que comienza a sentir. Si antes confiaba en Rick porque le parecía un chico interesante y experto en temas de su interés, ahora siente rechazo y no desea volver a verlo, así que se debate cómo decirle eso—. Te mueres por otro beso, ¿no es así? Ven aquí…

—¡No! Solo quiero decirte que no deseo verte. No me gustas, es eso, descubrí que no me agradas ni como amigo. —Rick frunce el ceño y se le acerca tan rápido que Bill retrocede y choca contra uno de los lavabos. Abre los ojos de la sorpresa y seguido de eso siente los labios de Rick en los suyos. Es un beso demandante y para nada suave, casi le está comiendo la boca y Bill está en shock, así que con el poco valor que tiene alza una rodilla y le da en sus genitales. Rick le suelta y Bill se queda petrificado por los ojos celestes que le están mirando desde la puerta del baño.

—¿Bill? —pregunta con una cara de asco. Es Andreas, el mejor amigo de su hermano y está mirándole con una expresión que solo indica que vio ese hecho.

—¡Andreas! —grita Bill. Está agitado, rojo de vergüenza y no sabe qué hacer. Rick está quejándose y luego mira a Bill con rabia.

—Chiquillo… me las pagarás. —Toma el rostro de Bill en sus manos y le planta un beso en sus labios para luego empujarlo lejos y salir del baño. Bill trastabilla y choca contra la pared cayendo de trasero en el suelo.

Andreas se hace a un lado para dejar pasar a Rick quien es más alto que ellos dos.

—¿Estás bien? ¿Quieres que llame a Tom?

—¡No! —grita asustado. Se levanta del suelo y se acerca a Andreas con cierto temor—. Necesito que no le digas nada, por favor, te lo ruego, no le digas a mi hermano lo que viste. —Andreas aún le mira con extrañeza total.

—¿Te gustan los hombres?

—¡No!

—Entonces ese matón se aprovechó de ti. Debemos de decirle al auxiliar, Bill, te estaba besando de una manera y luego… ¿Y si te viola?

—No digas tonterías, no lo hará y sé defenderme. Es solo un idiota que me molesta, me cree gay, pero no se lo cuentes a Tom, sé cómo reaccionará, de seguro querrá defenderme y luego sería expulsado, no quieres eso, ¿verdad? —pregunta mirándolo de manera retadora. Sabe que Andreas es un niño a pesar de sus quince años, sabe que es un “boca suelta”—. ¡Júramelo! O habrá consecuencias. —Andreas frunce el ceño.

—Tranquilo, no diré nada, pero que conste que te dije para reportarlo al auxiliar. Ten cuidado, ese chico no está bien… —Bill escucha sin poca atención a todo el sermón que le da el amigo de Tom y solo ruega que no sea capaz de contárselo.

Bill piensa en lo desdichado que es. Se siente inmerso en una situación bastante complicada para llevarla él solo. Tom le reclama en casa el porqué de su rara actitud y es que Bill prefiere evitarlo y no le da excusas válidas.

Tom analiza la situación y una tarde decide salir de casa para pensar y por inercia termina en la casa de su mejor amigo. Hablan de temas aburridos como la escuela y luego Tom intenta, con cautela, de hablarle a Andreas de Bill y decide mencionarle un tema que al rubio le recuerda solo una cosa: lo que vio en los baños de los comedores.

—Me trae mala espina, últimamente lo he estado viendo cerca de Bill, no sé pero…

—Entonces ya lo sabes —dice Andreas con una mirada de preocupación.

—¿Saber qué?

—Oh, nada. —Andreas no sabe disimular.

—Habla o si no… —le mira amenazante y Andreas tuerce la boca.

—Tu hermanito me va matar, creo que hay cosas que es mejor no saber. —Tom se levanta del sofá y se abalanza contra Andreas, el rubio se asusta pues la forma en cómo le mira es amenazante y va en serio, no está jugando ni dramatizando—. Hey, Tom…

—Habla —dice con los dientes apretados. El corazón de Tom está latiendo de una forma dolorosa, puede imaginar lo que Andreas le oculta—. Sabes que no debes ocultarme cosas relacionadas con mi gemelo, ahora habla.

—Ya, tranquilo, solo vi a ese sujeto que dices aprovechándose, ¡pero! Descuida, tu hermano se hará cargo, no creo que lo tome bien si tú intentas defenderle. —Tom le mira confundido y sacude a Andreas para que soltase toda la información de una vez—. Tom… tu hermano va a matarme…

—Sabes que yo puedo matarte aún peor. Ahora suelta todo de una vez.

—Le estaba besando.

—¿Qué dices? Eso no es posible, ¡cómo que le estaba besando! —Tom siente como si viviera una pesadilla, sus manos se ponen frías y Andreas se sorprende un poco de lo airado que parece.

—Bueno, pero no te exaltes…

—¡Habla!

—Ese tipo le besaba y cuando entré, tu hermano se defendió, le dio un rodillazo en sus partes y el chico se molestó, ya sabes… luego de eso salió, aunque bueno, le dio otro beso antes de eso. —Tom lo suelta y se sienta lejos del otro. Pone ambas manos sobre su cabeza e intenta pensar en algo coherente, no en la desesperación que siente y le lleva a una especie de hoyo negro y doloroso. Su corazón se ha roto, siente tal desilusión que eso basta para bloquear cualquier pensamiento coherente.

La conclusión que logra sacar es que tarde o temprano algo así pasaría. Bill se aburría de él por su falta de iniciativa, y qué mejor que conseguirse alguien mayor y atrevido que de seguro es todo lo que Bill desea. Tom siente mucho dolor y no sabe cómo lidiar con él.

—Pero Bill dijo que se encargaría, no vayas a intervenir. —Los consejos de Andreas no son escuchados, Tom solo desea aislarse del mundo.

Regresa a casa con un semblante decaído, prefiere no pedir respuesta de Bill, es más, no quiere verlo. Se encierra en su habitación y escucha los pasos de Bill en el pasillo y luego el tocar de su puerta, tres veces.

—Tomi… —llama con voz cantarina, mas Tom no responde—. ¿Tom? ¿Estás bien? Tomi… —vuelve a tocar la puerta—. Tom, por favor, ábreme. —Los minutos pasan y Bill se cansa de insistir, resignado va a su habitación y se siente muy solo.

En su cama, Tom llora de desesperación, no sabe cómo remediar o hacerle frente a una situación así de inesperada. Se ha desilusionado de Bill tremendamente.

~*~ 

En la escuela Bill va corriendo a buscar a Andreas en el salón de Tom y al verlo le lanza un puñetazo en el estómago que deja sin aire al rubio. Algunos compañeros han visto esa agresión, pero al ver a Bill enfurecido de esa forma desisten de meterse en el asunto y huyen.

—¡Te dije que no hablaras! —grita con voz entrecortada. Andreas alza la vista y logra ver los ojos hinchados de su amigo, luce demacrado—. No sabes todo lo que has ocasionado… —se quiebra ante la mirada de susto que Andreas tiene.

Desde anoche Tom no le habla y ha suplicado a su mamá no ir a la escuela, Bill ha ido solo y con la discusión que tiene con Andreas confirma su sospecha, el rubio platinado ha abierto su bocota.

Tom, en su habitación, trata de reponerse, trata con fuerzas de no pensar en cosas feas y que es el fin de todo. Se seca las lágrimas y baja de su cuarto, su mamá está cocinando en la cocina, entonces hace planes: debe ir a la escuela, o mejor dicho, afuera en la escuela para esperar a ese idiota que se atrevió a besar a su hermano. Debe verlo y desaparecerlo.

 No sé qué puede pasar! Bueno, sí sé, espero no tardar demasiado. Saludos a todos <3

6 comentarios:

  1. Ohhh ese Andreas y su gran boca :s espero que a Tom no se le vaya la mano y el afectado resulte el, publica pronto ya quiero ver el siguiente pronto, te quedo buenisimo me encanta ya quiero ver!!

    Saludos
    :)

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    1. Gracias, espero publicar pronto y bueno, en sí va a haber varios afectados, veremos cómo salen de eso...
      Gracias <3

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  2. Que bocon es Andreas XD vino y arruino todo... aunque por otro lado es lo mejor y que pronto aclaren todo... imagino que habran muchos afectados pero sino ya la historia acabaria asi que adelante... inspirate que aqui estare leyendo =)

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    1. Sí, Andreas tenía que ser XD veremos qué más pasará... tengo muchas ideas.
      Gracias por comentar. Besos~

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  3. Bendito Andreas hahaha TuT
    noooo!! todo va hacia el abismo negro
    morir lentamente ;u; hermoso drama TuT hahah
    Oh Pink justo Tom tenia q enterarse y no por Bill hmmm y me imagino q al hablar con Rick le dira q casi casi con Bill
    mas dramaaaaaa Oh G! haha pero bueno esa es mi teoria xD!!! veo una grande tormenta T,T hahaha >_<
    estare pendiente del prox cap muchas gracias Pink

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    1. estoy escribiendo lo que seguirá y creo que correré con los hechos un poco o no me alcanzará, veremos qué más pasa. Por cierto, tengo un chat *-*!! pronto subiré el resto.
      Besos <3

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