Niñerías - I

Hola a todos, traigo un nuevo fic, aún no sé su extensión, pero quizá es un minific. Quiero agradecer a MaaPee por el bello banner *-*!! 

Resumen: Bill fue contratado para cuidar a un niño cuyo hermano mayor ama a las niñeras y no se esperaba que su mamá contratara a un joven.

Autora: Pink Girl

Clasificación: +18
Advertencias: Incesto no relacionado, Lemon.
Género: Romántico, Drama, Universo alterno.
Pareja principal: Bill - Tom.
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, solo la trama.

Banner hecho por MaaPee

Niñerías

Sus padres pasaban por una crisis, el divorcio se veía venir y Gordon le había anticipado que se iría con él a otra ciudad porque ya no podría pagarle los estudios de la escuela. Debido a eso, Bill decidió dejar sus documentos en una agencia de empleo.

—Aún eres menor de edad —dijo la evaluadora cuando le tocó su turno.

—Cumpliré dieciocho en tres meses, soy casi mayor.

—¿Experiencia de trabajo? —cuestionó bajándose los lentes negros que traía en su arrugada cara.

—Bueno, limpiar jardines… hem, no, cuidar ancianos, atender mascotas. Sé hacer de todo y acepto lo que sea. Quizá de apoyo en una tienda.

—Hum, dudo podamos conseguirte algo como eso. Déjame ver en la base de datos. ¿Qué horarios dispones?

—Las tardes. Estudio todas las mañanas incluido los sábados y puedo trabajar a partir de las cuatro hasta la noches, dependiendo de lo que me toque.

—¿Eres paciente con los niños?

—Los tolero.

—¿Has tenido experiencia cuidando niños? —Bill pensó que si respondía a todo sí, le darían un empleo más rápido.

—Sí… bueno, a mis primos que son pequeños, los cuido a veces, mis tíos me pagan por eso.

—Ya veo. Bien, aquí tengo un pedido para un niñero, especifica que tiene que ser un joven con buen trato a los niños, experiencia en cuidarlos y que debe disponer tiempo en las tardes además que se le pagará por horas. —Bill abrió los ojos con interés—. Tengo otro que es para cuidar dos ancianos, pero debes saber algo de medicina y además tener paciencia pues dice que uno de ellos es un poco conflictivo.

—Prefiero lo primero, el cuidar niños, ¿son varios?

—Según han referido, es uno de casi ocho años.

—¡Solo uno y de ocho años! —Se emocionó pues la idea de no cambiar pañales o tener que cuidar a un niño como un bebé le desanimaba, mas ahora se animó a tomar ese trabajo—. ¡Lo quiero!

—A ver, déjame confirmar si sigue disponible y si es así está tarde te envío.

La señora hizo las llamadas correspondientes y confirmó el trabajo disponible. Bill sonrió de oreja a oreja, no podía creerlo que al fin iba a trabajar.

Antes tuvo que pasar por las pruebas de rigor. No todo el que quería cuidar niños lo podía hacer, así que la evaluadora lo envió a exámenes psicológicos y médicos los cuales pasó con éxito y luego de todo eso le dio un papel con la dirección y un recibo de certificación que la agencia le estaba enviando e indicaba que estaba apto para ese trabajo.

Regresó a casa y avisó a su papá Gordon que al fin tenía un trabajo.

—No daré más molestias, terminaré mis estudios y todo lo que me he propuesto. —Gordon lo miraba con duda—. Sé que no me crees capaz de trabajar por mi cuenta, pues fíjate que sí.

—Está bien, lograste solucionar eso por ti mismo. Te felicito, pero eso no quiere decir que no nos mudaremos.

La separación de sus padres le había afectado en muchos sentidos. La idea de que Bill no podría pagar sus estudios era la excusa perfecta para que Gordon se lo llevara de Hamburgo a Bremen, pero Bill deseaba quedarse con su mamá aunque sabía que pasaría penurias. Por eso se prevenía y ahora que tenía un trabajo podía suspirar aliviado.

—No me voy, me quedo aquí. Soy lo suficientemente grande para tomar mis decisiones, quiero terminar mis estudios en esta escuela y entrar a la universidad de esta ciudad. No me cambiaré a otra.

—Bill, es algo que debes pensar, no voy a mandar dinero a tu madre, ¿no entiendes? Conmigo estarás mejor.

Bill torció la boca y prefirió irse de la sala a su habitación. Pronto su papá salió de casa pues llegaría Simone y ya ni podían verse.

Se dio una ducha y luego buscó algo de ropa que le hiciera lucir un buen tipo. Su estilo eran los pantalones ajustados y poleras con estampados vistosos, pero sabía que no podía ponerse eso para cuidar a un niño.

Al final, salió con algo deportivo y una gorra. Dejó una nota en la mesa del comedor diciendo que llegaría en la noche.

Tomó el tren hacia la dirección indicada en el papel y al llegar se sorprendió de la casa. Era muy grande y bonita, de seguro proveniente de familia con dinero. Suspiró esperando no encontrar un niño caprichoso, y aún no sabía por qué estaban buscando un niñero y no una niñera.

—¿Diga? —respondió una voz por el interruptor.

—Buenas tardes, me llamo Bill Kaulitz y vengo de parte de la agencia de empleos, es para cuidar un niño.

—Un momento.

Algunos minutos pasaron y la puerta se abrió dando pase a una señora con cabello esponjoso que lo miró de pies a cabeza y luego sonrió.

—Pasa, jovencito.

—Muchas gracias. —Le extendió el certificado de trabajo que la compañía le había dado juntamente con sus datos.

—Hum, ¿no tienes mucha experiencia en esto?

—No mucha, pero, piense que será difícil encontrar un joven que sea niñero.

—Tienes razón. ¡Si supieras! Bueno, tengo dos hijos, el mayor no está por ahora, pero siempre acosa a las niñeras que contrato, es por eso que esta vez solicité que sea un joven, aunque ya lo intenté con señoras, pero mi hijo menor se encariña mucho con ellas y eso tampoco lo veo sano además de que han intentado corregir al mayor ocasionando conflictos, por eso busco un joven. El niño que cuidarás tiene ocho años, en realidad podría quedarse solo, el detalle es que es flojo en hacer sus tareas y cumplir con sus responsabilidades en casa, por eso requiero que alguien lo esté cuidando. Espero seas paciente.

Ella le explicó sus funciones de trabajo mientras se adentraron en la casa pasando un hermoso jardín y luego llegaron a la sala.

—¡Liam! —llamó a su menor hijo—. En un momento bajará.

El rubio niño bajó las escaleras y se quedó parado en la última grada mirando al jovencito sentado en uno de los sofás de la sala.

—¿Quién es él? —preguntó señalando con el dedo índice.

—Él es Bill, tu nuevo cuidador.

—¡Qué! —Liam no lucía muy entusiasmado y Bill torció la boca.

Parecía ser del tipo de niño engreído que no obedecía y siempre buscaba hacer travesuras, pero necesitaba ese trabajo con urgencia, así que sabía que tenía que ser empático.

—Hola —le sonrío—. Nos llevaremos bien. —El niño ladeó la cabeza, aún le observaba.

—Humm… ¿sabes jugar fútbol?

—Claro que sí.

—¿Playstation?

—Por su puesto. —Liam sonrió un poco.

—¿Odias el brócoli?

—Con todas mis fuerzas.

—¡Es genial! ¡Lo quiero! —gritó emocionado yendo hacia Bill.

Dunja vio positivo esa reacción de su hijo, al menos no le haría la vida imposible al niñero por ser un chico, pero debía darle órdenes.

—Un momento, ten esto. —Le pasó una nota a Bill—. Deberás guiarte de la lista, nada de jugar fútbol toda la tarde.

La señora Dunja debía irse a trabajar, así que los dejó en la sala y Bill suspiró resignado. Tenía el trabajo y no sabía qué tan bien le podría ir. Al menos el niño Liam no reaccionó mal.

—¿Quieres conocer mi cuarto?

—Claro…

Liam tomó su mano y lo guió escaleras arriba. La casa era muy bonita, tenía cuadros sofisticados en sus paredes y casi todo el piso estaba alfombrado.

—¿Con quiénes vives?

—Mamá y papá trabajan todo el día, son médicos y mi hermano a veces está en casa, dicen que es un vago. También está Arthur, es chofer y el que se encarga de arreglar la casa, es divertido solo que no me permiten jugar con él.

—Ya veo.

—Este es mi cuarto.

Abrió la puerta y se observó una gran habitación iluminada. Las cortinas eran cremas y había una bonita cama con cobertor de súper héroes, así como un armario grande en donde habían póster pegados de equipos deportivos.

—¿Quieres jugar? Tengo de todo aquí, ¿qué quieres jugar?

—Bueno… —Bill dio una vista a la lista y luego a su reloj.

Primero tenía que estudiar y hacer sus tareas hasta casi las seis de la tarde en donde cenaría algo que Bill debía preparar o calentar, habían indicaciones con respecto a eso, luego a eso de las siete, Liam tomaría un baño caliente, después podría ver televisión y a las nueve ir a su cama a dormir. Esa era su hora de salida y aún eran las cuatro y media.

—Espera, no podemos jugar nada, tu mamá me dio una lista.

—¡Pero ella no sabrá que pasamos de eso! Ninguna niñera ha seguido ese papel.

—Pues yo no soy ellas. Conmigo seguirás la lista —dijo serio, mirándolo a los ojos y luego tomó parte de su brazo haciendo que Liam frunciera el ceño.

—¡No quiero! —Se soltó de su agarre y Bill no iba a soportar berrinches, debía hacer algo.

¿Qué hacía su madre Simone cuando él de pequeño se ponía así? Un flash le vino a la mente y negó, no usaría la violencia, debía pensar en buenas opciones.

—Pues bien, estaré esperando en el comedor revisando tus cuadernos.

—¡Espera! ¡No! —Liam salió de la habitación y tomó su brazo queriendo jalarlo hacia dentro de la habitación—. ¡Jugaremos algo! ¡Ven! —Pero Bill era más fuerte así que siguió avanzando con el niño colgado de su brazo y no dijo nada, así bajó las escaleras—. ¡Te estoy hablando!

Llegó al comedor y Liam lo dejó para ver cómo buscaba algo y cuando lo encontró el niño volvió a gritar.

—¡Son mis cosas! ¡Deja mis cosas! —Bill no le decía nada. Vació la mochila sobre la mesa y cogió los cuadernos para abrirlos y buscar tareas—. Qué tonto eres, no tengo tareas…

—Resolver las hojas número setenta y cinco y setenta y seis del libro de práctica.

—¡No lo haré!

—Lo harás o te quedarás sin cenar, si no cenas no te bañarás, si no te bañas no verás televisión y si no ves televisión no podrás dormir, y cuando venga tu mamá le diré que no quisiste hacer nada, ¿entendiste? —Se miraron a los ojos por algunos segundos y Liam se cruzó de brazos para luego hacerle una mueca de indiferencia.

Bill se sentó en el comedor dejando de verlo y centró su atención en las tareas del pequeño.

—No me simpatizas —dijo pero Bill no le respondió—. Le diré a mi mamá cuando venga. —Bill comenzó a tararear una canción y luego de minutos Liam desapareció del comedor.

—Mocoso. —Golpeó la mesa.

Salió a buscarlo, pero lo haría disimuladamente. Tenía muy claro que no lo perseguiría ni le haría caso en sus niñerías o empezarían mal.

Fue al jardín y ahí lo vio de espaldas a él. Estaba sentado en una de las bancas cerca a las flores y pateaba algunas rosas con frustración, Bill se le acercó y se sentó a su lado sin decirle nada.

—Eres aburrido —dijo Liam, sin mirarlo.

—Soy adulto, pero puedo jugar contigo cuando termines la tarea y la cena después.

—Y luego toca el baño y no podré jugar.

—Pero luego en vez de ver televisión, quizá sí. —Liam le miró y sonrió.

Esa tarde el niño colaboró en hacer sus tareas. Bill no era como las niñeras aburridas que había tenido y de carácter infantil que luego terminaban en la cama de su hermano mayor y su mamá siempre armaba dramas por esas situaciones, por eso no podía confiar en cualquiera. Él parecía amable.

—Termina de pintar eso que voy a prepararte la cena.

El niño se quedó en la mesa obedeciendo. Bill fue a la cocina y sacó la lista de su bolsillo, había un horario de comidas y ese día tocaba sándwich de pollo con batido de piña.

Comenzó a buscar los ingredientes y cuando estuvo a punto de pedirle ayuda a Liam alguien entró a la cocina y se detuvo en seco al verlo.

—¿Quién eres tú? ¿Qué haces en la cocina? —el tipo no parecía amable y su forma de vestir tan horrenda llamó la atención de Bill.

—Disculpa. Soy Bill, el nuevo cuidador de Liam.

—¿Cuidador?

—Niñero. — dijo con una mueca de disgusto pues ese término no le gustaba.

—¿Qué? ¿¡Y Katrina!?

—No lo sé, soy nuevo.

—¡Eres hombre! —Bill frunció el ceño, la conversación le estaba incomodando.

—Sí, la señora Dunja lo prefirió así, pero no se preocupe, pasé exámenes que me acreditan este trabajo.

—¡No puedo creerlo! Bah, qué aburrido. —Bill alzó una ceja.

—Si me permite, debo preparar la cena de Liam.

—Uno para mí también por favor, si toca sándwich le echas kétchup y no le pongas ensalada. Mi habitación está al lado de la de Liam, estaré ahí y si no me encuentras arriba estaré en la sala viendo televisión.

—Disculpe pero solo prepararé la cena del niño.

—Estás trabajando en esta casa, tu deber es obedecer lo que te digan los demás.

—¿Y quién es usted?

—El hermano mayor de Liam. Me llamo Tom; mucho gusto, niñero.

Es casi la introducción, pronto o que sigue. Gracias por leer *-*!!!!