Adultez - 7

hola a todos *-* lamento demorar tannto x_x es que de todas formas mi tiempo es limitado. Espero les guste este capítulo aunque :x ustedes mismos verán...

Te amo…

Te amo…

Te amo…

Esas dos palabras sonaban en la cabeza de Bill una y otra vez como un eco, un eco que le produjo temor, casi lo sentía irreal, como si Tom buscara usar la última carta bajo la manga y que él cayera en la trampa.

Apretó sus manos en la puerta y se puso muy frío aun viendo a los ojos de Tom quien no dejaba de mirarlo y quiso extender una mano para tocarlo, pero Bill retrocedió un poco y frunció el ceño.

—¿Y pretendes que te crea?

Tom pestañeó varias veces seguidas. Estaba confundido, se sentía como flotar, como si se iba a desvanecer en ese momento. No había pensado decirle esas palabras a Bill, ni siquiera había pensado en que alguna vez se lo diría a alguien, se suponía que él ni creía en eso y ahora lo había dicho sin más, como un impulso que necesitaba salir, decírselo de alguna forma todo lo que estaba aprisionado su pecho. Pero la mirada de Bill lo puso frío y nervioso, un nerviosismo que no recordaba haber sentido, era el rechazo.

Nunca antes un rechazo le había parecido importante… nunca sintió la necesidad de rogar a alguien, pedir perdón, enmendarse, suplicar, arrastrarse por alguien.

—Bill, por favor.

—Me haces daño, ¿no entiendes? No hagamos esto más difícil, no… no… —Su poca fortaleza lo abandonó en esos momento y bajó la cabeza pues sentía que la garganta se le cerraba e iba a romper en llanto.

—Bill… —Tom observó los temblorcitos de sus hombros producto de contener su llanto y él sintió ese mismo dolor extraño en el pecho y la respiración se le agitó.

Se sentía impotente y culpable a la vez.

Bill alzó la vista y se asustó de ver una lágrima en la mejilla de Tom. Eso produjo que cerrara la puerta soltando un quejido tembloroso y rompiera en llanto dentro de casa.

Odiaba ser así de débil y no poder controlar sus emociones. Nunca antes había visto a Tom así, con ese semblante y que llorara, nunca lo había visto llorar así y eso lo asustó pues sabía que podía abrazarlo y perdonarlo, pero la falta era muy grande para solo pasarla por alto así no más.

Tom comenzó a llorar de rabia subiendo a su moto pues no se sentía capaz de volver a tocar la puerta.

—¡Maldita sea! —gritó alto mientras manejaba la moto y se mezclaba en la noche—. ¡No debiste, Tom, maldición, nunca debiste! —apretó las manos en la moto y aceleró—. Solo debiste follarlo y ya, nada más. Maldito niñero, ¡me las pagarás!, nadie me hace esto, ¡nadie! —Las lágrimas comenzaron a empañarle la vista y tuvo que estacionar la motocicleta.

Vio un bar pequeño y decidió entrar pues no se sentía en buenas condiciones de seguir manejando.

*

Simone abraza a Bill por segunda vez, el chico no dejaba de llorar pues se sentía morir.

—Vas a superarlo, ¿de acuerdo? No mereces llorar por alguien como él, ¡ay, mi niño!, no debí darle esa confianza, no debí…

—No es tu culpa. Quizá debía aprender… Me siento tan tonto, quisiera arrancarme el corazón y tirarlo muy lejos. 

—¿Qué te dijo para que te pusieras así?

—Él dijo… —“Te amo…”—. Él dijo una tontería, algo que no es verdad… me mintió.

—Ya veo. —Lo abrazó con más fuerza.

Luego de secar sus lágrimas y sobarse los ojos hinchados, suspiró hondamente.

—¿Mañana me acompañas por mis cosas? —pidió a su mamá y ella asintió.

Tendría a su Bill de vuelta.

*

—Sírvame otra —le entregó la copa al hombre de la barra y éste le sirvió más de ese trago fuerte.

Tom miró a su costado una joven prostituta sentada a pocos metros, con pechos grandes y minifalda roja. Pero su interés bajó luego de ser consciente que ya no tenía a Bill y aunque eso significaría que había vuelto a ser el mismo de antes, la idea de liarse con esa mujer no le llenaba del todo.

A su otro costado se sentó un hombre delgado y rubio, incluso tenía los ojos delineados de negro y resaltaba sus ojos celestes. Tom frunció el ceño pues sintió una corriente extraña en su cuerpo, como un interés, lo vio atractivo y eso le incomodó.

—¿Estás solo? —preguntó el rubio y su voz era grave, no como la de Bill, eso le desagradó.

—No. —mintió.

—Ah. —calló y comenzó a fumar.

Tom tomó su tragó y pidió otro comenzando a sentir más intranquilo, más que todo por la presencia del joven a su lado. Lo vio de reojo otra vez, tenía un largo cuello con lunares, un bonito perfil aunque no perfecto como el de Bill, tragó saliva por la especie de desesperación que comenzó a sentir.

—¿Tú estás solo? —se animó a preguntarle y el rubio le sonrió. No tenía una sonrisa tan hermosa como la de Bill, pero parecía en cierta forma adorable. 

—Sí, siempre vengo solo.

—Me llamo Tom.

—Andrej. —Los dos se sonrieron y Tom olvidó por un momento sus molestias.

—Invito todo lo que quieras.

—¿Todo? —preguntó con una sonrisa.

—Sí, no me interesa, vine aquí para consumir todo. Anda, pide algo.

—Hum… quisiera salir a tomar aire, el aire es gratis. —Tom no lo entendía, pero luego de ver que el bar se llenaba cada vez más y el oxígeno comenzaba a escasear, decidió hacerle caso.

El rubio caminó adelante y Tom no pudo evitar mirarle todo, analizar su delgado cuerpo y sentir esa molestosa necesidad de llevárselo a la cama solo para satisfacer su curiosidad.

“Bill”

Ese molestoso nombrecito interrumpió su mente y le hizo fruncir el ceño además de apretar sus puños.

Salieron afuera y caminaron por la acera como dos conocidos.

—¿Por qué un hombre tan apuesto como tú anda perdido en esa zona de la ciudad? —preguntó con una pequeña sonrisa y Tom sintió la enorme necesidad de hablar de lo que le pasaba.

—Mi novio me dejó porque suelo acostarme con mucha gente, pero cuando estuve con él no lo hice. —Andrej soltó una risita.

—No puedo creerlo, ¿y no lo aclararon? Qué poca comunicación.

—No me dejó…

—Se le pasará… —esas eran las palabras de aliento más comunes… se le pasará, pero Tom sentía que no, que todo era definitivo, que ni sus palabras de amor había podido rescatar la situación.

—¿Cuánto cobras? —fue directo al grano pues veía la mirada inquieta de Andrej para con él y sabía que ese desconocido sujeto no se interesaría en saber su patética historia de amor.

Andrej se puso serio, pero no se ofendió. —Lo que quieras pagarme.

—¿Es en serio?

—Sí, eres muy apuesto, para mí no sería un sacrificio incluso hacerlo gratis, estoy ya caliente.

Tom sintió una incomodidad extraña otra vez. Antes, mucho antes, hubiera tomado el brazo de ese joven y lo hubiera llevado a algún lugar oscuro, lo hubiera hecho arrodillar y luego de eso, hubiera obtenido un prolongado orgasmo dentro de su boca.

Andrej notó su especie de letargo así que tomó su brazo para llevarlo a uno de los tantos recovecos que solía frecuentar.

Tom sintió la especie de adrenalina que el sexo casual le daba. Casi corrió junto al otro joven hacia un edificio antiguo y vio cómo daba una tarjeta de algo al encargado del lugar, para luego subir las escaleras ya agitados.

El rubio estaba emocionado, pocas veces encontraba alguien atractivo en el bar con quien pasar un buen momento.

—¿Cómo me quieres? —preguntó cuando entraron a una habitación oscura y se toparon con una cama.

Tom se quedó paralizado, extrañamente sin iniciativa. ¿Cómo lo quería? Eso no podía responderlo. Si bien era cierto que estaba excitado, había una molestia que no le dejaba seguir.

—Yo… Disculpa, ¿puedo usar el baño? —preguntó como una forma de escapar por un momento.

—Sí, hum, el baño no es tan agradable…

Igual fue. Era un baño mal oliente como todo lo que ahí había y se sintió culpable de solo estar así.

Apoyó ambas manos en la pared del baño y posó la frente ahí. Suspiró hondamente aunque luego frunció el ceño porque no era el mejor lugar para suspirar. “Por qué no puedo solo hacerlo, ¿acaso no he estado en lugares como este follando? No te entiendo Tom, cuál es tu maldito problema”, se dijo a sí mismo y se sintió frustrado, ¿qué le diría al rubio para librarse de esa situación?

—Maldita sea Bill, me has arruinado.

Andrej se cansó de esperar, podía adivinar que Tom se había arrepentido y de todas formas era comprensible, ya antes le había pasado pero las razones eran otras como el riesgo de contraer alguna enfermedad por ser un prostituto clandestino.

Tom salió del baño y se le acercó con mala cara.

—Lo siento, yo quisiera pasarla bien, pero ahora no tengo… ahora creo… no sé. —Ni siquiera pudo ser coherente.

—Estás enamorado, lo puedo percibir —dijo el rubio con una sonrisa aun sentado en la cama, Tom yacía parado a su frente. 

—No digas tonterías, no es eso —se excusó muy rápido, la idea le incomodó mucho—. Ya no me interesa Bill.

—Ah, se llama Bill, lindo nombre.

—No quiero hablar de eso, sabes… —metió la mano en su pantalón y sacó dinero—. Ten todo esto, gracias por… hum, la intención. 

Salió muy rápido de ese lugar evitando detenerse por si Andrej saliera a su encuentro o lo llamara, lo cual no pasó.

Regresó al bar un poco mareado y supo que no podía manejar su moto en ese estado o terminaría por matarse. 

Tuvo que tomar un taxi y se fue a casa… a la casa de su mamá.

Era tan de noche que solo entró y se encerró en su habitación un tanto vacía y modificada. Se sentía tan mal que casi no podía dormir por la cólera que sentía, deseaba poder hacerle pagar a Bill todo eso que tenía. “Dejaré de pensar en ti, ya verás, llegarás a ser un perfecto desconocido y solo tomaré en mi mente tu perfecto culito”. Se decía cosas parecidas una y otra vez para calmar su ira. Así, se quedó dormido y tanto fue su sueño que al día siguiente siguió en cama.

*

—¡No puede ser! —gritó Bill al recordar que era sábado—. No puede ser… —se dijo con decepción y sintió temor.

Era lo acordado en su trabajo, le estaban pagando como un sueldo entero el solo ir los sábados y domingos a cuidar a Liam pues dentro de una semana comenzaría a estudiar en la universidad y ahora no sabía qué haría pues podía adivinar que Tom se encontraría en casa de su madre, pero ¿qué excusa diría?

Resignado se tuvo que cambiar de ropa y luego se vio al espejo. Tenía horribles ojeras y lucía triste. —No Bill, él no vale nada, no merece que te vea así. —Sabía que era tan pronto para verlo, pero nada ganaría huyendo de él, debía afrontar la situación—. Debo ir y… yo debo pensar solo en Liam, en nadie más que él. —Usó un poco de maquillaje para tapar esas ojeras y se peinó muy bien.

Simone lo miró con preocupación, a ella no le parecía buena idea que vaya allá, pero Bill le sonrió, aunque fingido y suspiró para decirle un: Estoy bien mamá, estoy bien, debo hacer esto, podremos ir por mis cosas más tarde cuando vuelva. Y salió de casa.

Suspiraba hondamente cada paso, sentía que le iba a afectar, pero luego decidió concentrarse en el rubio niño que le esperaría con los brazos extendidos… una semana sin verlo, eso había sido mucho.

*

—¡Bill! ¡Mi niñero, solo mío, has vuelto! —gritó bajando las escaleras tan rápido como dieron sus cortas piernas y Bill se arrodilló para recibirlo en sus brazos.

—¡Liam! Te extrañé tanto… —dijo abrazándolo. El niño se separó de él y lo jaló de la mano comenzando a hablarle muy rápido tantas cosas que quería contarle.

—… estaba aburrido, la abuela no tiene tu energía, ella solo me engríe, me compra cosas ricas, pero no juega mucho, además no le gusta Tom.

—¿Tom? —Bill se sobresaltó.

—No mi hermano, Tom el conejo, ¿lo recuerdas? Está más grande, vive en el jardín, me gusta mucho. Oye, ¿hoy no haremos tareas, verdad? Estoy cansado de toda la semana lo mismo y lo mismo, solo quiero jugar nada más, además mi hermano no sale de su habitación, creo que se ha desmayado y a mamá ni le importa si baja a comer… —Bill se angustió un poco con eso—… mamá no está y… —Liam siguió hablando mucho mientras jalaba a Bill rumbo al comedor. La señora Dunja no estaba, solo Arthur quien le había abierto la puerta pero no le había dicho nada, solo un simple: pasa, Liam está esperándote. Y una sonrisa socarrona en sus labios.

Encontró una nota en la mesa que era para él, efectivamente ese día no haría tareas.

“Bill, cuida de Liam, pueden jugar o ver televisión, pero no dejes que destroce el jardín. A las seis prepárale un sándwich de pollo, los ingredientes están en la cocina. Y puedes irte cuando Liam esté durmiendo. PD: no molestes a Tom.”

Eso decía y Bill se dispuso a seguir las órdenes tal y como estaban escritas.

Se enfocó en Liam, salió al patio a jugar con él, algo de deporte no vendría mal. Liam le hablaba de muchas cosas y entre ellas algo le pareció curioso.

—Era mi novia, en serio… —refiriéndose a Liliana—. Tom quiso que sea mi novia y luego de eso ya no la veo más. Su mamá era una señora que se llama Vicky… —Bill lo miró sobresaltado—. Pero a Tom no le gustaba verla.

—¿Cómo es eso? 

—Eso pues, no le gustaba verla, siempre estaba molesto y por eso terminé con mi novia —dijo aparentando tristeza.

—Eres muy pequeño para estar pensando en novias.

—Nah, soy como Tom, él me dijo que siempre tuvo novias, aunque ahora te tenga a ti. —Bill bajó la cabeza y le llegó un pelotazo en la cabeza lo cual causó risa en Liam.

—No te burles —se quejó—. Hay algo que debes saber. —Liam lo miró—. Tu hermano y yo ya no somos nada, ¿entiendes eso? —Liam se sorprendió.

—¿Pero seguirás viniendo? —preguntó angustiado.

—Claro que sí, eso no cambia nada.

Bill suspiró y trató de volverse a concentrar en el juego de futbol que jugaba con Liam. Luego de un par de horas, vio la hora en su reloj y supo que debía preparar la cena.

Liam se lavaba las manos tarareando una canción y Bill en la cocina abría el pan para poner la lechuga, el tomate y luego el pollo.

Escuchó pasos y volteó a la puerta de la cocina, estaba Tom mirándolo serio, con ambas manos en los bolsillos de sus anchos pantalones y lucía cansado.

—Uno para mí con harto kétchup, ya sabes.

—Tom… —dijo sorprendido y sintió sus manos ponerse frías, el corazón acelerarse y casi una corriente de sangre subir a su cabeza. Todo eso le causaba el solo verlo, pero apretó los labios para mirarlo con el ceño fruncido.

—¿Qué me miras así? No te he dado la confianza, niñero. —Sonaba tan desinteresado que llamó la atención de Bill—. Llévalo arriba.

—Tom, ya basta.

—¡No! ¡Qué falta de respeto es esa, te estoy dando una orden, niñero, ya sabes cómo funcionan las cosas aquí, yo mando y tú obedeces!

Bill se puso frío y no supo qué contestar, ese no parecía ser Tom.

Hum... ¿qué creen que ha pasado? Veremos qué más pasa, ¿ven futuro en esa relación? u_u veremos- Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas. Gracias por leer *-*