lunes, 15 de julio de 2013

El Hada Azul - VI

Hola a todos n_n lamento demorar con este fic, subiré dos por eso, espero les guste. Los quiero *-*
Su papá había ido al colegio, y no había escapatoria, se enteraría de la peor manera su gran error.

Toda su sangre se bajó. Sintió que era el fin. La cuchara que sostenía en una de sus manos terminó por caer sonoramente sobre el plato de cereales salpicando un poco de leche. Todos los presentes se percataron de ello y de su mirada perdida. Una mano de Bill se posó sobre sus jeans, haciendo presión en la pierna para que le mirase, y así viera que él estaba con él. Pero Tom no volteó a verlo. Se levantó de ahí y se agitó.

—¿Tom? —llamó Bianca— ¿Qué pasa cariño? 

—¿Le pasa algo? —su propia madre preguntó, ella casi no lo conocía bien— Tom, responde —le encaró ella y Tom simplemente salió de ahí.

Bill se puso en pie y le siguió algo nervioso. Tom quería escapar. Las señoras presentes se angustiaron un poco, mas Bianca podía ver el grave estado de angustia que Tom tenía.

Caminó hacia la puerta y cuando estuvo a punto de abrirla, ésta sola se abrió dando entrada a su papá, serio y con la mirada extraña, inmediatamente le tomó de un hombro empujándolo dentro de la casa.

—¡Déjenme solo! —gritó Jörg.

—Señor Kaulitz, por favor —suplicaba Bianca al ver que el señor estaba furioso. Al parecer Simone no entendía la gravedad del asunto.

—De seguro usted lo sabía Bianca, apañadora de semejante cosa, déjenme con mi hijo —pidió y todos los presentes se angustiaron.

—Jörg… —llamó Simone con una voz de confusión— ¿Qué pasó?

—Tu hijo fue expulsado por robar un examen.

Aquello fue lanzado así sin más. Bianca cerró los ojos sintiéndose muy mal, cómo Tom no le confió algo así. Simone miraba atónita a su hijo quien permanecía cerca de su padre con los puños cerrados y la cabeza agachada, muerto de vergüenza y angustia, incapaz de defenderse, no había como. Bill se agitó, y quería ir por Tom, sacarlo de ahí, pero miraba a su alrededor, personas mayores que él y más influyentes no hacían nada, ¿qué podía hacer él? Una mano tocó su hombro, era Bianca que lo invitaba a salir de la sala comedor. 

—Tom… —habló Bill con minúscula voz. Tom alzó la mirada, roja de lágrimas.

Salieron al patio trasero, no pudo hacer nada más que acompañar a Bianca y a Simone. Al parecer el señor Kaulitz era drástico y autoritario. Ahí en el patio Simone discutía con Bianca quien al borde de las lágrimas no podía explicar por qué no sabía lo que estaba aconteciendo. 

—Tú lo sabías —le señaló Simone a Bill. Él no dijo nada, su miraba lo delataba, era incapaz de fingir, de mentir—. Mocoso, viste lo que le pasó ahora a mi hijo, todo por ocultar semejante cosa…

En la sala, Jörg deslizaba su correa, le castigaría a la antigua. Tom se agitó y con lágrimas en sus ojos peleó con su papá. Algo que nunca antes había sido capaz de hacer.

Gritos, golpes, insultos, patadas, cachetadas, correazos. Mucha violencia. Jörg se percató de que su hijo tenía la fuerza de un jovencito, ya no era un niño. Así que de un fuerte golpe lo inmovilizó sobre el sofá.

—Cómo pudiste, qué clase de crianza te dimos, ¡responde! —Con lágrimas en sus ojos y el labio ensangrentado miró con furia a su papá.

—Ninguna crianza —habló en un susurro—, porque no están…

—¡Insolente! ¡Trabajamos por ti! ¡Cómo puedes justificar tu acto! ¡Robar así un examen! ¡Ser expulsado! —le gritaba sus verdades. Ante eso Tom no podía replicar.

Después de algunos golpes más, Jörg desistió al ver que su hijo ya no se defendía. Se sentaron en el sofá en silencio.

—Sabes Tom, desearía no tener que trabajar tanto, para cuidar de ti… Pero si no lo hago, cómo pagaré tus estudios y el sostenimiento de la casa —Tom estaba aún furioso, con qué derecho le castigaba de esa manera— Creo que te irás con nosotros allá, buscaremos matricularte en una escuela en Berlín…

—¡No! ¡No quiero irme de aquí! —Jörg le miró molesto.

—No haremos lo que tú quieras…

—Bill viene conmigo —habló seguro, su padre frunció el ceño.

—¿Y quién es él? Claro que no vendrá con nosotros.

—¡No me iré sin él! —gritó frustrado, levantándose y corriendo hacia la puerta de la casa rumbo al bosque.

Llorando de frustración, ahora sí estaba completamente perdido.

Nadie fue tras él. Corría y corría hasta que sintió que el aire le faltaba y los músculos del cuerpo dolían por la paliza antes dada. Se sentó en las raíces de un árbol respirando entrecortado, ahora muchas lágrimas impedían su buena visión. Lloraba de desesperación al no poder controlar su propia vida… Si tan solo eso fuese posible.

Aquel lugar le llenó le llenó de paz, habían muchas mariposas y flores, los rayos del sol penetraban ligeramente el espeso bosque y el canto de muchas a veces armonizaban el lugar. Comenzó a relajarse, secando sus lágrimas, aspirando el agradable aroma floral. Cerró sus ojos y descansó.

—Él era el protegido de Bill —minúsculas voces entraban a sus oídos, quería abrir sus ojos.

—Déjenlo —habló una voz como de alguien mayor— Bill aún está con él, no lo molesten más.

Abrió los ojos dándose cuenta de que ese lugar era antes el de Bill cuando era un hada, entonces los demás no sabían exactamente lo que había pasado. Se llenó de extrañeza. 

Al momento de levantarse, sintió tal dolor en el cuerpo… Se le pondría moradas algunas partes, frunció el ceño algo molesto, que tal paliza que le había metido su padre. Se sentía frustrado y decepcionado, haber caído así, robar un examen. Nunca se lo perdonaría, ahora la pagaría y aún más.

Escuchó pasos en el bosque y luego un quejido, alguien se había caído y por el sonido particular de esa caída, Tom supo quien era. Apresuró su paso para darle el alcance y en medio de tantos árboles, arbustos y flores del bosque lo encontró, levantándose pesadamente de una de sus tantas caídas en aquel lugar. Bill había ido a buscarlo, casi había caminado una hora, lo que a Tom le costó correr apenas veinte minutos.

Se levantó y sin dudarlo corrió hacia los brazos de Tom, soltó un quejido angustioso por lo que veían sus ojos; sus labios ensangrentados, un moretón en el pómulo, las rastas desordenadas por jalones de cabello. Llegando a él lo abrazó fuerte, ocultando su rostro en su cuello, queriendo llorar, pero no lo hizo, se quedó en silencio abrazando a Tom.

—Bill… Tranquilo —aún estaba en Tom esas ganas de protegerlo—. No me separarán de ti.

—Están… ellos gritan a Bianca, no entiendo —Tom comenzó a desesperarse. Sus manos se aferraban a la cintura de Bill con una desesperación—. Si fuera un hada… si aún lo sería podría ayudarte, tendría la habilidad, pediría ayuda, algo… —su voz se quebró en un llanto silencioso— Ahora soy un simple mortal…

Tom no pudo evitar sentir esa sensación abrumadora de desesperación otra vez. Alzando a Bill de la cintura, éste enredó sus piernas en su cadera. Tom lo alzó en un abrazo desesperado. Apoyado en un enorme árbol, se sentó ahí con Bill sobre sus rodillas.

—Somos mortales —le dijo cerca de sus labios—. Puedo amarte de manera palpable ahora, no me arrepiento de tenerte así, en carne y hueso.

Un beso casi doloroso se dio. Tom se quejó y Bill paró por consideración, podía sentir el ligero sabor a sangre. Con sus delicadas manos, acarició parte de su labio herido y tomó el borde su camiseta para limpiarle un poco aquella sangre seca. Tom se dejó mirando aquellos ojos, pestañas, y hasta los poros de su hermosa piel tan cerca de sus ojos… Bill era fascinante y no podía sentirse más que enamorado de tenerlo justamente en aquel momento de su vida, el más difícil.

—Papá quiere llevarme —le dijo Tom con la voz entrecortada. Bill se apoyó en su pecho, dejándose abrazar por Tom—. No quiero ir con ellos… no sé ni por dónde andan viajando… no me gusta su tipo de vida, me gusta estar en este pueblo, el bosque, Bianca… Ahora tú.

Si fuera Bill un hada, lo hubiera seguido a donde fuese. Pero ahora, él ni tenía una identidad… ¿Dónde viviría? ¿Cómo viviría?

—Escúchame Bill —suspiró tratando de tener el valor de no llorar más con sus palabras—, Bianca es una buena persona, ella… —tragó saliva comenzando a agitarse— Ella podrá cuidar de ti, se lo pediré —las manos de Bill se aferraron a Tom, en sus brazos, aplastándole, comenzando a temblar de solo imaginar que lo perdería… que se iría lejos y él se quedaría solo junto a Bianca, sin Tom.

—No… no quiero…

—Lo sé, tampoco yo, pero no encuentro salida alguna, no sé…

Permanecieron en el bosque por algún rato. Luego supieron que debían regresar y dar la cara al mundo, enfrentar lo que vendría, lo que pasaría. No había salida, no podían escapar, simplemente no había donde ir.

Regresaron a la casa y entraron como dos conejos asustados. Tom buscaba con la mirada a Bianca, Bill iba a su tras algo nervioso, no tanto como Tom.

La sala estaba vacía, no había nadie aparentemente, así que entraron. De la cocina salió Bianca con el rostro un poco descompuesto, caminó apurada hacia Tom y lo abrazó.

—Mi niño… Lo lamento mucho —estaba vestida como para salir y hasta tenía un sombrero en la cabeza y un chal elegante.

—Madrina… ¿Qué pasa? —ella no quería llorar, pero no sabía cuánto pasaría para volver a ver a Tom, por quien sentía sentimientos de madre— Lamento no habértelo dicho… Lo lamento.

—Tranquilo —se separó de él y lo miró a los ojos—. Te escribiré, lo prometo… —Tom abrió los ojos un poco asustado.

—¿Te irás? No puedes… no… no es justo, no pueden alejarme de ti, ¿dónde están ellos? —Bianca suspiró tratando de calmar su llanto.

—Están comprando boletos para llevarte…

Lo que Tom temía, estaba pasando. Miró a su costado, Bill lucía triste, Tom tomó su mano.

—Madrina… Te ruego que cuides de Bill, por favor, él no tiene a nadie… 

Bill comenzó a llorar en silencio, incapaz de hacer algo realmente. Bianca lo miró a los ojos y asintió extendiendo su mano. Había recibido una buena liquidación de parte de los padres de Tom por cuidarlo… Le habían dicho que se retirara de la casa, que la rentarían para tener un ingreso y que se llevarían a Tom a Berlín para que termine de estudiar. Bianca tenía una casa en el pueblo, pero vivía sola allá, así que cuando su comadre Simone le pidió encarecidamente cuidara de Tom, para ella fue lo mejor que le había pasado en la vida. Y ahora se quedaría con Bill, lo haría por Tom, porque lo quería.

Tom abrazó a Bianca, sabía que no podía hacer nada para revertir las cosas. Ella le dijo que sus padres le habían dicho que hiciera una maleta de sus cosas, que se iría mañana por la noche.

Subió de la mano de Bill, estaba desecho, no sabía qué más decirle, qué darle, qué prometerle. Su futuro era tan incierto y lo sentía condenatorio a sufrir pagando un mal, una culpa.

En la habitación, Bill le ayudó a abrir la inmensa maleta en donde Tom comenzó a meter su ropa, separando algunas no tan anchas que sería para Bill.

—En serio que no… Tendré que trabajar para comprar mis vestimentas —decía Bill tratando de meter en la maleta aquellas ropas que Tom le había dado.

—Bill, por favor, no llevaré esto, será para ti y también Pikachú —caminó hacia la mesita de noche que tenía y tomó la jaula— Le gustan las semillas de girasol con…

—…Con migajas de pan —completó Bill. Claro que él sabía mucho del hámster, era su amigo. Tom le sonrió y dejando la jaula en la mesa fue a su armario a seguir sacando más cosas.

Luego, con ayuda de Bill, cerró la maleta y suspiró viéndola. Un nudo doloroso se formó en su garganta y los labios le temblaron, sus ojos se llenaron de lágrimas y Bill supo qué le pasaba.

—Te extrañaré demasiado —dijo Tom siendo abrazado por Bill—. Odio esto, lo odio… No quiero irme de aquí, de ti…

Con la yema de sus dedos, secaba sus lágrimas, y con sus suaves labios le besaba el rostro, dándole confort, queriéndole. Bill tenía que ser fuerte para no quebrarse, sabía que eso empeoraría las cosas.

Luego de minutos de suaves caricias, su largo cuello era besado por Tom con una extraña urgencia y desesperación que solo incrementaba esas ganas de quererlo sentir así siempre, tan profundo y allegado a él. Ninguno de los dos podía parar. La ropa sobraba y la enorme maleta que yacía sobre la cama terminó siendo empujada por la pierna de Tom, no quería verla, comenzaba a repudiar cada centímetro de ella, su color marrón se le hizo nauseabundo.

Se precipitó en el vientre de su chico, besándolo, tocando su piel directamente, quería memorizar cada parte, cada sensación, no quería dejar de sentir su calor, ni su olor, sus latidos, todo aquello que le recordaba lo real que era en ese momento, su Bill. Quería que sea suyo. Sabía que su corazón lo era, ahora demandaba todo.

Bill se dejaba hacer. Suspiraba prolongadamente y hasta jadeaba cada que Tom le acariciaba el contorno de su cuerpo, sus lados, llegando hasta sus largas piernas ya desnudas.

—Eres tan… el más hermoso ser que mis ojos han visto —le susurró Tom besando aún su ombligo, subiendo un poco, sintiendo con la punta de su nariz como su piel temblaba, se estremecía y los latidos de su corazón bombeaban intensamente. Las piernas de Bill le acariciaron sus costados, subiendo un poco hasta que Tom le tomó una de ellas, presionando su rodilla, abriéndole más. Bill gimió ansioso en cuanto Tom se presionó en él con un solo objetivo, consumar su amor.

Se estremeció, se quejó y casi gritó esforzándose por soportar aquel dolor. Tom desistió otra vez y Bill esta vez se sintió culpable. Abrazó a Tom, llenándole de besos. Lo empujó un poco hasta sentarlo en la cama.

—Lo siento —le susurraba Bill con las mejillas calientes y el cabello suelto—. Quiero complacerte, pero duele —fue sincero, se lo decía cerca de sus labios y no dejaba de frotarse en Tom, tocándole la espalda.

Tom lo recostó otra vez sobre la cama y con las manos temblorosas tomó ambas de sus piernas, abriéndolas. Miró a los ojos de Bill por alguna resistencia, pero solo vio entrega a pesar de lo doloroso que pueda ser.

—Pide que pare si duele —se frotó en Bill hasta que humedeció su entrada con el líquido pre seminal. Y a Bill le dolió mucho cuando se abría paso en su estrechez, pero no se quejó. Apretó sus labios fuertemente y cerró sus ojos.

Segundos, solo segundos de sentir todo tan intenso. Alguien llamó a la puerta interrumpiendo que Tom siguiera.

—Lo siento —habló Tom en un susurró frustrado—. Llegaron…

Bill le besó y rápidamente se sentaron en la cama tomando sus ropas. Ninguno decía nada, había como un dolor incómodo en ambos, no solo físico, eso era secundario, había una angustia instalada en sus corazones.

—Apúrate Tom, qué tanto demoras en abrir —era su papá, era mala señal.

Se vistieron rápido, acomodando la cama. Bill se sentó en una silla en el pupitre de Tom con sus cuadernos. Y Tom abrió la puerta dando pase a su papá quien lucía serio.

—Abajo está el almuerzo, hace como una hora Bianca me ha dicho que está puesto.

—Alistaba maletas —dijo Tom sin mirarle a los ojos.

La última comida con todos reunidos. Fue la comida menos sabrosa del mundo. Ninguno se miraba a los ojos, todos miraban sus platillos comiendo en silencio.

—Bill —habló el padre de Tom, rompiendo el silencio—, jovencito, no queremos problemas, debes regresar con tu familia, no está bien que vivas con Bianca…

—Papá —dijo Tom golpeando la mesa un poco frustrado—, no hables de lo que no sabes… Él vivirá con Bianca.

—Sí, vivirá conmigo, él no tiene a dónde ir —Jörg miraba a Bill, le daba mala espina, sospechaba que él era el causante de que su hijo se haya descuidado en el estudio.

—¿En esta casa todos hacen lo que quieren? —miró retadoramente a Bianca— ¿Hasta el niño invitado? —rió sarcástico.

Tom se puso en pie totalmente indignado—. ¡Cómo puedes reclamar algo si no estás aquí! ¡¿Cuántas veces vienes al año?! ¿Diez, nueve, ocho, siete? ¡NO! ¡Apenas vienes dos veces al año! ¡Y quieres disponer de mi vida así, sin más!

Era la primera vez que Tom gritaba a su padre. Nunca antes alguien lo había visto así de furioso, por lo general era de tener un carácter calmado y risueño. Pero había cosas, heridas internas que explotaron esa tarde.

Jörg odiaba perder el control sobre algo, en especial sobre su familia, ¿qué pasaba con Tom? Siempre le había dado de todo, nunca le había faltado algo. Así lo creía él. Entonces miró mal al amigo que se levantó al lado de su hijo y se le acercó a Tom, poniendo su cabeza en su hombro, acariciando su espalda mientras los ojos de Tom enrojecían de cólera y su mandíbula temblaba queriendo gritar y estallar en llanto. Le susurraba un “cálmate Tom, tranquilo…” todo sonaba demasiado cariñoso. Era él la mala influencia. 

Así que Jörg, levantándose de la mesa, tomó del brazo a Bill, jalándolo lejos de Tom, mirando amenazante a su hijo.

—¡Déjalo! —la manera en como Tom se le lanzó encima, y lo furiosa de su reacción confirmó sus sospechas.

Una nueva pelea se iniciaba. Las mujeres presentes se levantaron de la mesa queriendo contener al rabioso del señor Kaulitz quien golpeaba a su hijo como si este fuese de su tamaño, sin ninguna consideración. Bill, en su desesperación, trató de impedir que un puñetazo lograra impactar en Tom, metiéndose entre ellos, recibiendo el impacto del puño en su rostro y cayendo velozmente sobre el pavimento.

Su cabeza sonó tan audiblemente que los presentes se detuvieron al mismo tiempo. Y luego de ver que el piso se ensangrentaba y Bill no reaccionaba, Tom se arrodilló lo más rápido que pudo, llorando de la desesperación.

—¡Sí está muerto juro que me mato! —le gritó a su papá.

Jörg nunca había visto a su hijo así, ni siquiera había podido imaginar que él reaccionaría así.

Bianca cayó al piso desmayada y Simone no dejaba de gritar como loca. 



Tom se inclinó sobre en pecho de su Bill, llorando desesperado, si Bill moría, estaba seguro que él también.

Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas. Gracias por leer n_n

4 comentarios:

  1. :O ¡Noooooo! ¡por qué los separan? es injusto, es realmente injusto... Tom, ash, ¿cómo se va sin Bill? ash ash... :(
    ¬¬ estúpido Jörg, si algo le pasa a Bill quien muera luego no será Tom.. ¬¬'''
    :( pobre de Bill... :( me imagino la escena, él inconsciente y ensangrentado T-T
    espero el proximo.

    pd: Pink, no sé si soy yo... pero, creo que no aparece el capitulo 5 aquí... bueno, yo no lo veo... no sé si sere yo la ciega xD pero por si acaso, lo menciono.

    Cuidate! besos!
    Criis.

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  2. ahhha!!!!!!!!!!!!!!!! no lo puedo creer , jorg es un maldito como puede maltratar a tom,es su hijo!!!!!.pasando al otro lado, bill esta sangrando!!!!!!!!! . ya quiero leer el siguiente capitulo,lo esperare con ansias .
    cuídate mucho
    melany.

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  3. :O Cuántos que se hacen llamar "padres" solo por que los engendraron, dan el dinero para su alimentación y vestimenta, creen tener EL DERECHO de maltratar física y psicológicamente a sus hijitos??? y el cariño. la comprensión, la tolerancia, la protección dónde están??? Sr kaulitz UD ES UN BRUTO y BESTIA!!! -_- Cómo puede dejar a Thomas tan golpeado y hasta a Billito inconciente en el suelo??? y ud estúpida Simone ya hubiera llamado a la policia para que lo encierren por violento y abusivo de menores!!! FUCK!! :'c
    Angustiante, desesperante y frustrante capi! Cuidate muchooo DamitaRosa ♥

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  4. A conchadesumare ;-; q le paso a bill dios mio :c quieromas q. Mas va a pasar dios muero

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