lunes, 22 de julio de 2013

Rebelde - 7

Hola a todos, espero les guste este capítulo *-* dedicado a un anónimo en mi Ask Los quiero muchoooo.
Tom tuvo que ponerse firme. Tuvo que tomar medidas drásticas. Con el poco dinero que tenía cambió las cerraduras de las puertas teniendo él solo las llaves. Llegando la noche, ponía llave con Bill en casa…

Habían pasado ya tres días, y él vio conveniente poder trabajar o tendrían que mendigar dentro de poco.

Bill empeoraba cada vez más. Había dejado de asistir a la escuela, estaba en casa y ya había tenido dos ataques fuertes de ira destruyendo su habitación con la puerta cerrada, Tom no podía hacer mucho… Solo se encargaba de que no escapara… Sabía que estaba así por la ausencia de droga y la falta de actividades, pero algo estaba claro en él: que dentro de casa estaría a salvo que afuera.

Tom regresaba a casa, había salido a hablar con su jefe, a pedirle regresar a la cafetería, aunque tenía un brazo enyesado, que al menos le permitiera trabajar algunas horas, necesitaba el dinero con urgencia. Su jefe le dijo que sí y le dio un dinero adelantado.

Regresó a casa a eso de las cuatro de la tarde, se daría una ducha y prepararía la cena. Al entrar, Bill aparentemente no estaba… Pero no habría podido escapar, ¿dónde estaba?

—¿Bill? —llamó subiendo las escaleras… Todo el día solo, Tom estaba preocupado por él.

Pero no estaba… Y su angustia aumentaba, ¿había escapado? ¡Se había atrevido!

Pronto escuchó los ligeros sollozos de su hermano en el baño, Tom se sintió morir. Lo había encerrado en casa y de seguro le dio otro de sus ataques de rabietas.

Pero lo que Tom no sabía era que se trataba de algo un poco más grave que una rabieta. No lo sabía hasta que entró al baño otra vez invadiendo su privacidad y se quedó petrificado en cuanto vio a su hermano semi desnudo ahí llorando en el lavabo, limpiando su brazo ensangrentado.

—¡Largo! —le gritó Bill de rabia, un grito que a Tom le erizó la piel, estaba rabioso, con los ojos rojos llenos de lágrimas… Ese no era su pequeño hermano, era un monstruo.

—Bill, por Dios… —Bill se le lanzó encima, empujándolo fuera del baño.

—¡Que te vayas! ¡Fuera! —gritaba y Tom le tomó del brazo causando que gritara de dolor…

—Cómo pudiste cortarte así… —dijo y Bill tembló totalmente avergonzado, solo pudo empujarlo, librarse para correr a su habitación y encerrarse ahí dando un sonoro portazo.

Tom se quedó ahí parado frente a su puerta escuchándolo gruñir, llorar rabioso y se sintió impotente, ¿qué hacer?

Bajó a la cocina a hacer la cena… Lo cierto es que no pudo. La mano que no tenía yeso le temblaba… Le preocupaba su hermano, algo debía hacer, como siempre, pero algo haría.

Recordó aquella vez, cuando eran niños y tenían a este perro Scoty de mascota; bueno, más era mascota de Bill que de cualquier otro. Así que fue hacia sus ahorros, se sentó en el sofá a ver cuánto de dinero tenía, realmente muy poco. Se preocupó.

Pero luego de minutos estaba manejando por la ciudad y dio con su objetivo.

En casa, Bill se sentía morir, era casi literal, sentía una angustia casi desbordante, ya no tenía más lágrimas que llorar… Eran los efectos de su vida desordenada y de su adicción a la droga lo que lo tenía al borde de un ataque de algo.

Y esa sensación de morir… lo había llevado a autolesionarse, era la primera vez que lo hacía, su corazón había latido desbocado en cuanto vio su sangre, tan roja, tan brillante y ese olor especial entrar por sus fosas nasales. La pequeña sensación de alivio había llegado en ese instante… solo pequeños segundos de semi éxtasis en medio del dolor habían hecho descargar toda esa furia reprimida. Claro que solo duró muy poco, Tom lo había interrumpido y él estaba seguro que habría algún tipo de represalia, algún castigo, un psiquiatra quizá; algo. Conocía a Tom.

Se recostó en su cama y suspiró, se había vendado el brazo y ahora la herida le ardía… eso ya no era agradable. Pero pudo cerrar sus ojos un poco aliviado.

—Tom… —murmuró antes de dormir.

Cuando era niño, él vio a sus padres besarse en la habitación y luego como papá recostaba a su mamá que reía tanto bastante nerviosa… Bill salió de ahí y fue a su cuarto que compartía con Tom aquella vez, entró y encontró a su hermano dormido, sus rastas esparcidas sobre su almohada y sus labios semiabiertos. Sin dudarlo, Bill con sus apenas nueve años, se inclinó y lo besó… Tom seguía durmiendo, y Bill lo besó casi de la misma manera que vio de sus padres. Luego de minutos, Tom despertó y se pasó la mano por la boca, limpiándose lo que él creyó era su propia saliva y al enfocar sus ojos en su pequeño hermano que le sonreía, Tom le dio la espalda acomodándose para dormir. No pudo escuchar cuando Bill le susurró que él se casaría con Tom cuando fuese grande.

Se removió en la cama ante ese recuerdo y escuchó a Tom llamar a la puerta.

—Bill… soy yo, por favor, abre —Bill se levantó pesadamente de la cama.

En realidad no quería abrirle, podría ser quizá peligroso, podría… Sería como liberar una fiera rabiosa, así se sentía él en ese momento. Pero suspiró y caminó débilmente hacia la puerta y la abrió.

Frente a sus ojos, estaba Tom y tenía en un brazo un pequeño cachorro color negro. Bill enmudeció, no sabía cómo reaccionar ante eso… Casi ni sintió emoción, solo se quedó parado ahí en la puerta mirando al perrito sin ninguna expresión en su rostro.

—Sé que te sientes solo, y es mi culpa —habló Tom con un poco de temor—. Aunque no entiendas que todo esto es por tu bien, quiero que te mejores… Dime qué hacer, lo haré… —Los ojos de Bill subieron del perrito hacia los ojos de Tom y lo miró fijamente… Sus pupilas brillaban, se sintió indefenso y él odiaba esa sensación.

—Pues… ¿Me ayudas a morir? Eso es lo que quiero —dijo siendo sincero, Tom suspiró resignado y tomando el perrito, poniéndolo sobre su brazo enyesado, con la otra mano libre, le tomó el rostro, Bill se contrajo un poco, pero luego Tom bajó su mano y le tomó una mano jalándolo de ahí.

—Ven, bajemos… —El cuerpo de Bill se puso rígido ahí parado— Bill…

—Déjame aquí… Si no vas a permitir que salga de la casa, quiero quedarme aquí.

—Sabes que no quiero que salgas por tu bien.

—¡Tú no sabes cuál es mi bien! —le gritó algo rabioso y el perrito aulló de temor. Tom frunció el ceño, dio media vuelta y caminó hacia abajo solo.

Bill se quedó un poco tembloroso al lado de la puerta, quizá quería avanzar hacia Tom, pero prefirió no hacer nada.

Otra vez en su cuarto, se llenó de esa extraña angustia, ¿qué debía hacer para sentirse aliviado?, él no lo sabía.

Las horas pasaron, cada vez más y otra vez el llanto lo inundó en una sensación de desesperanza, quería escapar otra vez hacia la nada. Se levantó de la cama y decidió salir.

Abajo como siempre, estaba Tom quien había aseado la casa y había preparado la cena, otra comida favorita de Bill, pizza casera. Escuchó al pequeño perrito ladrar y vio como Tom jugaba con él… Otra vez se sentó en la escalera a observar esa escena.

¿Por qué él no era así? O ¿Por qué no podía ser así? 

Siempre se sintió distinto y sobre todo, se sentía alguien malo que no merecía disfrutar la vida como otros… Era como estar destinado a no ser alguien.

Y fue consciente de ello. 

—Bill —llamó Tom sacándole de sus pensamientos. Bill lo miró a los ojos aún sentado en la escalera—, la cena está lista —el pelinegro se quedó pensando, tenía hambre sí, pero no se sentía con la fuerza suficiente para bajar y hablar con Tom… ¿Debía agradecerle el gesto del perrito? ¿Qué debía hacer?

Tom se le acercó y Bill le esquivó con la mirada. Estaba molesto, de todas maneras Tom lo controlaba ahí adentro, eso le frustraba al punto de mantenerlo de mal humor.

Desistió en llamarlo. Fue por sus llaves del auto ante la atenta mirada de su pequeño hermano.

—Bien, vamos. Si tanto deseas salir, salgamos. Te llevo donde tú desees —se paró frente a la escalera, mirándolo fijamente y le extendió una mano. Bill frunció el ceño… Se sentía un perrito.

—¿Me pondrás una correa en el cuello y me sacarás? —ironizó para darle ese mensaje a su hermano. Tom entendió su punto y le lanzó las llaves.

—Tú me sacarás a mí, ¿de acuerdo? Tú manejarás y yo no te impediré nada —Bill torció la boca, estaba pensando. Su mano tomó las llaves del auto que habían caído a su lado y se levantó.

Ya afuera, ambos estaban en el auto viejo de Tom, éste tenía al perrito nuevo en su regazo, estaba inquieto y Bill manejaba por la autopista, teniendo su vista enfocada en ella.

Y luego su corazón latió de manera anormal, necesitaba adrenalina, alguna cosa que le sacara de ese estado… Quizá droga, al menos un porro o sexo, alguna cosa que no sea estar como zombi manejando.

—¿Dónde vamos? —preguntó con una sonrisa. Y luego vio los ojos de su pequeño hermano mirarle como si tuvieran fuego— ¿Bill?

—Te llevaré a mi mundo —Y pisó el acelerador de una manera que hizo chillar a Tom, se desesperó— ¡Al infierno! —gritó comenzando a adelantarse por los demás autos que le tocaban el claxon, quizá pronto algún patrullero los descubriría y una multa a estas alturas sería tan fatal.

—¡Bill, detén el auto! —El perrito cayó de su regazo, resbalando hasta sus pies. Y Tom se inclinó para tomar el volante— ¡Detente! —Bill forcejeó con él, quería tener el control, perderse en medio de la noche, quizás morir, alguna cosa emocionante.

La carretera era peligrosa, y luego giró el volante adentrándose por unas calles peligrosas, Bill conocía ese lugar. Casi atropella a un par de personas y luego, cuando estuvo apunto de estrellar su auto en un poste, frenó tan seco que ambos casi impactan contra el vidrio. Escucharon el aullido del perrito quien lloraba abajo en el suelo. Tom se agachó para levantarlo. Bill respiraba por la nariz tan intensamente, aún se sentía emocionado.

—¡Grr! —gruñó en el asiento después de intentar calmarse para luego reír a carcajadas ante la atónita mirada de su hermano —¡Tienes que ver tu cara Tom, es un poema! —abrió la puerta del auto y salió, comenzando a caminar por esa oscura calle.

—Espera, Bill —con el perrito en brazos salió dejando bien cerradas ambas puertas de su auto. Le dio el alcance y no sabía qué decirle, su hermanito volvió a ponerse serio y miraba a todos lados buscando algo.

—¿Dónde me has traído? 

—Shh… Aquí mando yo, no hables, ahora no —Tom comenzó a irritarse y luego Bill le jaló de una mano hacia una puerta abierta, Tom se resistió un poco, pero luego simplemente avanzó con él.

—No me gusta esto… ¿qué lugar es este? —caminando por un pasillo escuchó voces de gente.

—Vamos por un poco de cerveza y algo de… alguna cosa interesante —le miró re reojo—, deberás cuidar bien de ese perrito, no lo vayas a soltar.

—Espera, espera Bill, no quiero ir contigo a perdernos por ahí, no vine a eso —Bill se quedó ahí parado en el pasillo, algunas personas salían y los empujaban, era una fiesta interna, de seguro sería fácil encontrar algo de droga a cambio de alguna mamada, Bill sabía eso.

—Entonces… Espérame en el auto —desafió Bill un poco agitado.

—¿Quieres terminar como esta gente de mierda? ¿Eso quieres de tu vida, Bill? —el pelinegro frunció el ceño y aún así asintió— No puedo creer que llegues a esa conclusión, lo haces para molestarme de seguro, pues que te quede claro que lo lograste.

—Bien, esto es lo que quiero, así que… déjame —lo dijo con algo de duda en su voz.

—No voy a esperarte, por más que quiero, no lo haré.

—Alguien me llevará a casa… —Tom se angustió, se sintió impotente y con lo débil que a veces era para con Bill simplemente sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Si eso es lo que quieres, no puedo hacer nada… Esta es tu vida Bill, ya me harte de querer salvarte siempre —le dio la espalda saliendo de aquel lugar.

Bill se sintió algo desorientado, no sabía si entrar a la fiesta y buscar alguna cosa que le calmara, o ir con Tom y sentirse seguro ahí en sus brazos.

Tom llegó hacia el auto y se metió ahí, puso su cabeza en el volante un instante, respirando hondo y comenzando a llorar de frustración, se había rendido, sabía que no podía más con Bill, él había ganado su libertad y nada de lo que él hiciera haría que entrara en razón.

El perrito se durmió en sus piernas y luego encendió el auto para regresar a casa, lamentablemente solo.

Retrocedió el auto para salir de ese callejón de mala muerte, cuando en eso, alguien corrió sobre el auto y lo golpeó con mucha fuerza. Las luces del auto alumbraron aquel rostro descompuesto y esos cabellos revoltosos de su hermano.

—¡Abre la maldita puerta! —le gritó Bill yendo hacia la puerta del copiloto, la cual Tom abrió.

Bill entró tan rápido sorprendiendo a Tom y luego se le acercó como una fiera, posando sus manos en sus hombros e irguiéndose sobre él.

—Gracias por el perrito —tomó al animalito y lo apartó de Tom cargándolo y apoyándolo en su pecho.

—Bill —Tom no sabía cómo reaccionar con semejante cuerpo encima, Bill se acomodaba sobre sus piernas.

—Sabes lo mucho que quiero a los perritos… este es hermoso —acariciaba su cabeza y aún Tom no salía de su asombro.

—¿Te quedarás conmigo? ¿qué hay de tu fiesta?

—La fiesta se ve aburrida… Y me quedo con una condición —le sonrió a Tom y el perrito comenzó a despertar.

—Nada de condiciones… —Tom trató de ser un poco firme.

—¡Que sí! —saltó un poco sobre Tom y éste le tomó de la cintura tratando de controlar sus bruscos movimientos. Bill se le acercó al oído y le lamió la oreja— Necesito acción… dámela. —Tom solo pudo abrir la boca y cerrar sus ojos.

—Bill… —susurró.

—Siempre mencionas mi nombre, nunca me dices un sí o un no, eso me fastidia…

Segundos después, Tom abrió la puerta de su auto, y jaló a Bill quien dejó al perrito sobre el asiento del piloto. Tom le abrió la puerta trasera y lo empujó ahí.

Aquel empujón logró acelerar su corazón y ahí adentro, en lo oscuro del auto, Tom fue sobre Bill por primera vez y le besó.

—Te quiero Bill… no sé qué locuras me haces hacer por ti… —Bill jadeaba en sus labios, ansioso de más.

—No hables… solo hazlo, házmelo Tom.


Veremos si logra su cometido.  *-* comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas, gracias por leer~

5 comentarios:

  1. Y la intriga vuelve a mi... que va a pasar? DDD:
    Bueno... al parecer, desde siempre a Bill le a gustado Tom, pero... por qué es así si le gusta? x_x... no entiendo eso D:

    Pero bueno, ahora a esperar a que s esuba el siguiente capítulo~

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  2. :O simplemente un capitulo absolutamente asombroso... :O me quede sin palabras...
    espero con ansias el próximo!

    cuidate pink! besos y abrazos!! :3
    Criis.

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  3. O_O! no lo puedo creer de tom,aunque se le notaba que le tenia ganas a bill. pero que viva el amor!!!!!!!!.aun asi me gusto el capitulo,esperare con ansias el siguiente.
    adios.
    bsos,cuidate mucho pink .
    Melany. =)!

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  4. aii esta genialoso >u< lo ame ... que salga luego el proximo ... esque fue demasiado emocionante ...
    cuidate

    atte vanee

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  5. Todo lo que puedo comentar ante lo leido O: O: O: TÍTERE Y TITIRITERO??? O VICTIMA Y VICTIMARIO??? O ESCLAVO Y AMO??? se toman medidas tan deseperadas con el fin de complacer al otro???? me tieneee totalmenteee DE LOS PELOS EL FIC!!! A las shokeantes e imprudentes actitudes de Bill se suman las actitudes de Thomas!!! -_- Y ahora??? Cuidate corazoncitooo te quierooo ♥

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