Adultez - 6

Hola a todos. Esto lo escribí en mi tiempo libre aquí en mi trabajo. Prometo actualizar más seguido cuando tenga internet. Los quiero *-* y los extraño mucho ;_; 

Tom discutía con su mamá el hecho de no quedarse en casa. Aunque Tom en realidad quería quedarse a dormir más por Liam que por iniciativa, no quería hacerle eso a Bill y hasta lo extrañaba, deseaba poder decirle que el peligro había pasado y que ahora no habría más motivos de discusión. Quizá y planificaba hacerle el amor hasta el amanecer y era esa idea lo que más lo motivaba a irse.

—Lo siento, pero ahora vivo con Bill —confesó abiertamente, aunque todos los presentes ya lo sabían, que Tom lo haya admitido era algo extraordinario.

—Algo así no va a durar —dijo la abuela muy molesta—. Yo quiero bisnietos, no voy a tolerar a ese…

—Abuela, sabes que te quiero mucho, pero no permitiré que hables así de Bill. Con el permiso de todos, me voy de aquí.

El pequeño Liam dormía en su habitación luego de haber corrido mucho, pero Tom subió para darle un beso en su frente.

Salió ocasionando discusiones en la familia, pero no iba a dar marcha atrás así que mientras se iba, sacó su celular para intentar llamar a Bill, pero el teléfono sonó y sonó sin embargo nadie le contestó.

Llegó muy de noche a casa, desde abajo podía ver las luces apagadas de su departamento y eso lo alertó un poco, Bill no estaba. Sacando conclusiones lógicas dio que de seguro estaba en casa de Simone, pero lo raro era que no le contestaba el teléfono y eso lo puso de mal humor, ¿qué pasaba con Bill?

*

El profesor Jared lo seguía reteniendo en el auto, Bill quería regresar a su casa, junto a su madre ya que el reciente beso le estaba incomodando, aunque por otra parte el hecho de leer tantas cosas íntimas escritas por el mismo Tom lo ponían aún peor, pero no quería darle falsas ilusiones al profesor.

—En serio estoy bien —dijo mirándolo a los ojos ya que el profesor no quería dejarlo ir de su auto.

—Sé que no, lamento haberme sobrepasado, no pude controlarme y es que me da mucha rabia que ese no sepa respetarte ni mucho menos darte el valor que mereces.

—Profesor, quisiera que las cosas sean distintas, no sé…. Que usted fuera él o no sé, ¡Dios, qué estoy hablando! —Se tapó el rostro con ambas manos estando muy avergonzado—. Disculpe…

—No tienes por qué, estás confundido.

—Quizá, en estos momentos solo deseo estar en casa, descansar, olvidarme del mundo, no lo sé, desaparecer de la realidad por un momento, quiero dejar de pensar simplemente, me siento abrumado.

Jared puso una mano en su hombro haciendo que vuelva a verlo a los ojos, le sonrió y eso confundió a Bill un poco.

—Necesitas entrar en razón de una buena vez.

—¿Qué dice?

—Tomar una decisión ahora, por tu bien.

—Profesor, estoy tan confundido, una decisión no es lo que necesito, necesito descansar.

—También, pero necesitas despertar, darte cuenta…

—Ya me di cuenta, ya… ya sé —bajó la cabeza—. Ya sé que es un patán, pero contradictoriamente aún lo quiero, no puedo tomar una decisión. —El profesor se desilusionó de esa respuesta.

—El hecho que lo quieras no te va a condenar a que tengas que soportar todo el daño que te hace, piensa en eso. —Bill suspiró hondo y volvió a cubrirse el rostro con ambas manos.

—Profesor, si usted dice quererme siquiera un poquito, lléveme a mi casa, ahora no quiero ni puedo pensar en nada.

Jared entendió eso y no quiso insistir más.

—Te quiero más de lo que te imaginas, pero ya no diré más. Ahora mismo te llevo a casa.

Arrancó el auto y lo llevó a casa… a casa de su madre.

Simone lo vio con un semblante tan decaído que fue de frente a abrazarlo con una cara de extrañeza total. Jared permanecía a su lado y Simone lo vio con cierto celo. Y es que ahora ella podía creer que su hijo tuviera pretendientes de su mismo sexo, ya eso no le era incómodo, pero dentro de ella sabía que a Gordon esa idea no le gustaría para nada y utilizaría ese hecho para decir que ella era una mala madre.

—¿Qué pasó?

—No preguntes mamá, no quiero pensar ni hablar más de eso. Quiero dormir, ¿me haces uno de esos tés que relajan? —Ella fue rápidamente a la cocina.

Jared acarició una de las mejillas suaves de Bill y éste solo bajó la cabeza.

—¿Podré llamarte?

—No lo creo, tengo el celular apagado por si ése quiere llamarme, hoy no quiero nada.

—Está bien, lo comprendo, pero sabes que cuentas conmigo para todo, absolutamente todo, incluyendo ir tras ese sujeto a pedirle cuentas. —Bill sonrió ante eso un poco.

—No será necesario, solo no quiero saber de nadie por esta noche.

El profesor lo abrazó sintiéndose más unido a Bill que antes y aunque sabía que hacía mal en enamorarse de un ex alumno, no se arrepentía porque podía ver en Bill todo lo que Tom no había sido capaz de ver, Bill era único, aparte de su belleza física era muy noble de corazón e inteligente, y esa combinación le gustaba mucho.

Bill subió pesadamente a su habitación y Simone fue tras él con la taza de té caliente. Podía ver a su hijo arrastrar el paso mientras subía y tuvo el presentimiento de saber lo que le pasaba… era dolor del corazón.

Llegó a su habitación y suspiró con los ojos llorosos al ver sus muebles, su ropero de madera con algunos stikers deportivos y frasesitas de autores motivacionales, su escritorio en donde una vez Tom pasó mucho tiempo dibujando su proyecto de investigación y su cama muy bien tendida con su edredón celeste infantil, en donde había pasado momentos agradables y de todo tipo junto al hombre que creyó sería para toda su vida.

Ahora solo quería desaparecer y dejar de pensar en su existencia.

Deseaba tanto ser el niño que alguna vez fue, el niño que podía sentarse en la falda de su mamá y llorar por haberse caído o tropezado mientras jugaba, o el niño que corría a los brazos de ella cuando tenía miedo… Había llegado a la conclusión lógica que de niño era feliz, mas ahora estaba lejos de pensar en la sensación o idea de lo que era felicidad…

Simone se sentó a su lado y lo vio llorar en silencio, ni quería preguntar lo que le había pasado, con solo verlo podía darse cuenta.

—Soy tan tonto —sollozó recordando haber confiado en Tom, haber creído que todo iba en serio y no era uno más en una larga lista. Pero así lo era.

—No lo eres, esa es una gran mentira.

—Creí que era para él alguien… alguien importante o especial, pero solo soy uno más en una lista. —Bajó la cabeza y vio caer sus lágrimas en sus puños cerrados puestos sobre sus muslos. Sintió la mano de su mamá sobre su hombro y luego el abrazo cálido que solo ella le daba. Olió su perfume mientras apoyaba su cabeza en su suave pecho y se aferró a ella como alguna vez lo había hecho mientras era un niño.

—Mi niño, mi Bill… —susurraba mientras acariciaba sus cabellos lacios y negros como los de ella.

—No me quiere…

—No pienses en eso ahora, solo llora.

~*~

Tom estaba en la habitación y la observaba con extrañeza, ¿a dónde había ido Bill? ¿Por qué demonios no le contestaba el teléfono? ¿Por qué ni siquiera le había dejado una nota? Estaba comenzando a angustiarse y a pensar si había hecho algo malo, pero no se sentía culpable, aunque sí reconocía que estuvo distante más por el problema de Vicky que por alguna otra razón, entonces no había excusa, Bill actuaba raro.

Se sentó en su cama y luego vio parte de las cosas de su maleta fuera de ella. Él solía ser un poco desordenado, Bill tenía sus cosas muy bien guardadas ya en los muebles de la habitación, pero Tom aún no.

Entonces fue cuando vio la pequeña libreta que tenía y se puso frío, sintió una tremenda incomodidad y culpa a la vez pero culpa solo por haber empacado esa libreta. “Pero qué tonto fui”, se lamentó mentalmente llevando ambas manos a su cabeza y luego recogió la libreta del suelo y la ojeó. —No puede ser —susurró—. Debí deshacerme de esta cosa y no traerla aquí… Joder conmigo, esto no puedo explicárselo. —Y es que Tom sabía cómo era Bill. Estaba seguro que no entendería sus razones de conservar esa libreta y las razones era más que todo el sentirse el Tom de antes y no perder su esencia, más que todo era eso y no porque quería ver a Bill como uno más en una sucia lista.

Se recostó en la cama sacando su celular e intentó volver a llamar, escuchando en típico sonido de la contestadora para dejar su mensaje.

—Bill, sé por qué te fuiste, pero si no hablamos no solucionaremos nada, por favor, contéstame. —Dejó ese mensaje en su celular.

Él creyó que esa noche dormiría junto a Bill y que le haría el amor sin más complicaciones pues ya el problema que lo tenía estresado había pasado, jamás pensó que encontraría la casa vacía y ahora no sabía qué hacer pues nunca antes en su vida había experimentado una situación parecida.

Repentinamente, el recuerdo de haberlo oído pronunciar el nombre de ese profesor le hizo sentarse en la cama y pensar… Había otro hombre en la escena, aunque no tuviera nada que ver con lo de la libreta, el hecho de que Bill mencionara un nombre mientras dormía le hizo ponerse furioso y hacer puños con sus manos en la cama. Podía imaginarse una serie de cosas, que de seguro Bill había ido a los brazos de ese profesor, que de seguro estaba con él y le ofrecía todo… Entonces salió de la habitación muy rápido, tomando su chaqueta para luego salir de la casa.

Buscaría a ese profesor pues tenía el presentimiento de que él sabía cómo estaba Bill.

Fue a la ex escuela de Bill y entró a la dirección con la finalidad de que le dijeran dónde vivía el profesor. No fue difícil mentir, ni poner una bonita cara, saludar a todos amablemente y así obtener la dirección del pequeño departamento al cual no dudó en ir esa misma noche.

Estacionó su auto y se bajó de él para acercarse a la puerta de los condominios. No demoró mucho en encontrar el departamento del profesor y cuando tocó, éste mismo le abrió sorprendiéndose luego por verlo ahí parado en su puerta con el ceño fruncido y los labios apretados.

—¿Sí? ¿Qué deseas?

—Vine a hablar algo serio con usted. —Claro que Jared sabía a qué venía hablar, pero no lo dejó pasar a su departamento, salió hacia el pasillo y se cruzó de brazos mirándolo fijamente con sus grandes ojos azules los cuales intimidaron un poco a Tom, pero se paró frente a él y mirándolo a los ojos se cruzó de brazos también.

—Pues adelante.

—Bill es mi novio, tenemos una relación por si no lo sabías.

—Lo sabía pues ahora no tienen nada, él está solo. —Eso lo ofuscó tanto que sintió las ganas de golpearlo, pero se contuvo.

—No lo está y quiero advertirle que no se acerque a él, ¿me entendió? Usted es un profesor, no es ético…

—No me hables de ética, por favor —interrumpió—. No puedes prohibirme acercarme a quien es mi amigo, además él me quiere ver.

—Mire, profesor Jared, solo quiero advertirle que Bill es mi novio y…

—Le haces daño, tú y tus acciones, Bill no merece sufrir por un tipo como tú.

—No me falte el respeto —se exaltó y temía perder el control. El profesor retrocedió un poco para meterse a su departamento por si Tom decidía atacar.

—Quien debería alejarse de Bill es usted, hoy estuvo llorando desesperado por algo que le hizo.

—Usted no tiene que meterse en eso.

—Bill me necesita.

—No es así, si no se aleja de él tendré que…

—¿Qué vas a hacer? Nada. Deja que Bill sea feliz, merece serlo porque es un buen tipo, no merece sufrir por alguien como tú.

—Usted no sabe, no sabe nada de lo que tenemos él y yo. —Jared rió un poco y supo que debía cerrar la puerta o Tom entraría a empujones a golpearlo.

—No tienen más que una relación tormentosa, y no me pida que me aleje de él porque no lo haré, ¿sabe por qué? Porque me necesita, necesita el cariño verdadero de alguien que no anda en niñerías, engañando e ilusionando a otros. Con su permiso. —Cerró la puerta pues sabía que Tom se le iría encima.

Tom se quedó más ofuscado de lo que vino y solo tuvo las inmensas ganas de ver a Bill para zarandearlo y pedirle una explicación, aunque luego recordó que el que debía dar alguna explicación debía ser él mismo.

Su cabeza comenzó a doler mientras manejaba hacia su departamento pero luego sintió las ganas desesperantes de ver a Bill así éste le recibiera a golpes o no lo dejara ni pasar a casa. Sabía además que Simone se opondría por proteger a su hijo, pero Bill ya no era un niño, era un adulto y como tal debía dar la cara al problema.

Se estacionó frente a la casita de Bill. Las luces estaban apagadas y supo que todos dormían, pero quería ver a Bill.

Tocó la puerta y ambos escucharon el timbre. Bill aún no dormía, no podía hacerlo, solo había seguido llorando en su cama y se había calmado, pero no había sueño ni paz.

Simone frunció el ceño sospechando que sería Tom y se apresuró en abrir, pero en el pasillo se encontró con Bill.

—Hijo, mejor abro yo.

—No, sé quién es.

—Justamente.

—Mamá, necesito aprender a decirle en su cara que ya no quiero verlo. —Como adulto que era, debía hacerle frente al problema él mismo.

Simone entendió y lo dejó ir, con cierto temor, pero Bill tenía razón, debía ser él quien solucione su problema.

Bajó las escaleras con las piernas temblorosas, vio la alta silueta de Tom a través de la pequeña ventanita de la puerta y encendió la luz. Se acercó y abrió la puerta encontrando a Tom serio y rápidamente tomó su brazo.

—Tom, suéltame.

—Sal un momento.

—No, no empieces Tom o pediré ayuda. —Tom lo soltó y trató de relajarse, estaba tan nervioso.

—Quiero hablar contigo.

—Yo solo quiero aclararte algo.

—No, espera, antes que digas algo quiero explicarte que…

—No expliques nada Tom, no tienes que decir nada con respecto a esa libreta, no quiero excusas tontas ni arrepentimientos por algo que yo mismo vi, leí, y además lo supe, solo que estuve ciego por un tiempo, no quise ver que eras un simple cerdo, quise ilusionarme en pensar que todo sería diferente, pero sé que no es ni será así.

—¿Por qué eres tan pesimista? Déjame hablar. —Bill se cruzó de brazos y esperó.

—Sé que hice mal en llevar la libreta.

—Ese no es el punto.

—¡Ya! Solo escúchame. No quise hacerte daño, sé que hice mal y… —Nunca antes había hecho tal cosa, ¿qué debía decir en ese momento? Podía ver el rostro molesto de Bill, eso le estaba intimidando y por un instante pensó en solo escapar de ahí y cambiar de vida, ser el mismo de antes, total, mujeres, hombres, gente dispuesta a estar con él nunca faltarían… ¿por qué querer permanecer al lado de Bill? ¿Cuál era esa razón fuerte que le obligaba a estar frente a Bill y buscar en su mente la mejor excusa, la mejor respuesta para lograr que el volviera a casa?—. Regresa…

—No seas tonto, no regresaré contigo nunca más. —Eso le dolió como nunca antes algo le había dolido.

—Bill, deja la coraza, sé que me quieres.

—Sí, te quiero, pero no está bien, dejaré de quererte pronto. ¿Te libraste del problema de Vicky? —Tom asintió—. Bien por ti, Tom. Ahora déjame en paz.

—Bill… —tomó su brazo y Bill se estremeció.

—Suéltame, no me toques.

—Bill… —volvió a decir su nombre de una forma lastimera, nunca antes había usado ese tono con otra persona, pero estaba dispuesto a rebajarse con tal de regresar a casa con Bill—. Bill, por favor.

—No Tom, no vengas con tus palabras fingidas.

—No finjo, Bill… —Lo jaló y Bill tuvo que usar la fuerza para intentar librarse sin éxito en ese momento. Tom parecía un niño encaprichado queriendo conseguir su objetivo y luego sintió la inmensa necesidad de decirle lo que sentía, pero no sabía cómo, lo único que sí sabía era que había algo grade en su pecho que quería salir. Bill lo miraba molesto y forcejeaba con él para que soltara su brazo. Entonces los labios de Tom temblaron un poco en palabras que nunca antes había dicho a nadie—. Te amo…

Se confesó fbfdbfdbfdbdf veremos qué más pasa.

Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas. Gracias por leer. Los he extrañadooo ;_;