viernes, 19 de septiembre de 2014

Cautivo - 14

Hola a todos *-* les traigo el último capítulo, esto se refiere a que originalmente la historia que escribí moría aquí, pero como me pidieron una segunda parte, pronto subiré lo que sigue~ y luego los capítulos nuevos que en parte son como una justificación de los capítulos extras. Así que veremos. Gracias a quienes lo comentan y a Marie Lu<3 por amar este fic. 
En la espesa noche… el niño estaba en la baranda de aquel puente deseando morir.

—¡Por Dios Bill, qué haces! —gritó una vez más una voz masculina.

—Dile que no salte, qué chico… —dijo ella.

—¡Aléjate, Andreas! —respondió Bill, estando serio—. ¿Por qué me seguiste? —Volteó a verlo y Andreas lucía asombrado y cerca de él, una rubia estaba nerviosa—. ¡Qué hace ella aquí!

—Lo lamento —contestó ella retrocediendo un poco.

—Cindy, yo me encargo —dijo el rubio acercándose a Bill.

—¡No te acerques! —Amenazó—. Nada de lo que digas hará que cambie de opinión… —Su cuerpo tembló otra vez decidido.

—¡No! —gritó corriendo hacia él cuando lo vio queriéndose impulsar hacia la muerte. La mano del rubio dio con su brazo jalándolo para su cuerpo provocando que se cayera en su encima—. No Bill. Tú no saltarás —dijo agitado por el susto con Bill sobre él.

Forcejearon y Bill le golpeó severamente, estaba furioso.

—¡Por qué! ¡Maldición, por qué! —gritaba una y otra vez hasta que vio el rostro de su aún novio ensangrentado, desistió de seguir golpeándolo.

—Bill… —dijo agitado—. Tranquilo…

No dijo nada, se quedó ahí sentando en la vereda, ya no tenía fuerzas ni para llorar, se recostó queriendo morir, sintiéndose cobarde por no tener el valor de querer lanzarse de una buena vez al vacío.

Andreas se le acercó dudoso y lo alzó en sus brazos, Bill se apoyó en él y se quedó ahí. Andreas lo llevó a su auto.

—Bill, mi nene lindo —susurraba—. Necesitamos parar todo esto de una buena vez.

—Shh… no entiendes nada…

—Sube. —Lo bajó de sus brazos y le abrió la puerta de su auto. Cindy lo miró preocupada. Ella no era una buena tipa, pero la situación de Bill en cierta forma le preocupaba.

Horas antes, Andreas había llamado a los padres de Bill con la intención de pedirles personalmente permiso para llevar a cenar a Bill en la noche. Sus padres le dijeron que él no estaba en casa y que en la noche no tenía planes con ellos. Andreas supo que le había mentido y su mente maquinó una serie de cosas. Entonces supo cual de todas ellas sería la correcta… Bill había ido donde Tom. Pero Andreas no sabía dónde quedaba el Establecimiento Penitenciario, así que llamó a Cindy, él tenía su número y sabía de ella pues él estuvo cuando ella llegó a la casa por el aviso y contó que sabía dónde estaba Bill. Ella y él se hicieron amigos a partir de ese momento.

—No subiré con ella aquí —habló molesto, resistiéndose a subir al auto de su amigo—. Tengo mi auto.

—No podrás manejar en ese estado —refutó el rubio—. Por favor sube, te lo suplico.

Falta de mucha voluntad… Bill subió en el asiento del copiloto, Cindy estaba atrás avergonzada y nerviosa, no sabía qué decir.

Hubo un silencio grande mientras Andreas ponía en marcha su auto. Bill se encogió en el asiento, él realmente quería morir, encontrarse vivo era como estar en una pesadilla.

—Hay tanta gente que te quiere —soltó Andreas—. No puedes hacernos esto, Bill.

—Quisiera… quisiera tanto regresar con él… lo siento Andreas, pero eso es lo que quiero, y no se puede. —Su voz se entrecortó. Pero se llenó de ira cuando se le vino a la mente la mujer que estaba en el auto—. Aún no me has dicho qué hace ella aquí.

—Lo siento —dijo Cindy—. En verdad no quería verte en este estado.

—¡No me hables, zorra!

—Tranquilo Bill, ella quiere tu bienestar también… te liberó por tu bien.

—¡Ustedes no saben lo que hablan! Y ella encerró a Tom allá…

—Hablas de la cólera nada más, no es así —dijo Andreas tratando de sonar calmado, la actitud de Bill lo alteraba un poco.

—Yo quiero que salga —dijo Cindy nerviosa—. Enserio chico, le ofrecí que saliera, conozco gente que puede liberarlo… pero él no quiere. —Bill puso sus manos en su rostro y empezó a sollozar.

—No me quiere… lo hace porque no me quiere… —Andreas pasó una mano por su espalda.

—Bill, quién no puede quererte, ¡madre santa! No estás bien…

*

Al llegar a casa, sus padres no lo creyeron, estaban asombrados de lo que Andreas les contó… querer morir en la noche de su cumpleaños sólo porque ese tipo no quiso verlo. Se les erizaron los pelos, llamaron a los paramédicos para que les orientaran qué hacer en casos así.

Un equipo de paramédicos intervino a Bill y lo sedaron.

—Señora Simone, su hijo necesita ser internado —habló uno de los paramédicos—. En casos de intento de suicidio es lo mejor… nada garantiza que no quiere volver a intentarlo otra vez. 

***

Meses después de estar internado, salió con una aparente mejoría.

Regresó a casa junto a sus padres y poco tiempo después al Instituto de música, junto a Andreas que volvió a ser su novio.

—Bill… —llamó entrando a su habitación sin avisar—. Oh, por Dios —exclamó cerrando la puerta al percatarse que Bill estaba totalmente desnudo sobre su cama, tocándose. 

Bill se levantó rápidamente soltando muchas malas palabras. Buscando sus ropas para vestirse. No pensó que Andreas entraría así como si nada… pero bueno, aún era su novio. 

—Pasa —exclamó—. Ya estoy vestido. —Andreas entró bastante agitado, lo que había visto aún no salía de su mente, Bill estaba tocándose y de una manera muy sexual.

—Lo… lo lamento… yo… no vi na, nada —tartamudeó sonrojado.

—No te preocupes… sólo estaba… bueno, estaba cambiándome —soltó una mentira, en realidad estaba recordando viejos tiempos. Estaba muy duro y aún sudaba, suspiró molesto e intentó pensar en otra cosa—. Ehem… ¿Qué deseas?

—Oh, vine porque hoy tienes terapia, ¿lo olvidaste?

—¿Mi madre te mandó a decirme? —Últimamente Simone usaba a Andreas para animar a Bill pues la relación con su hijo no estaba tan buena como antes.

—Bill, debes ir.

—Ya estoy sano, qué quieren de mí.

*

Igual, Andreas lo llevó, esta vez no era un psiquiatra, era un psicólogo, algo mayor, y ya estaba por su tercera cita.

—Joven Bill. —Le extendió la mano—. Después de tanto tiempo.

—Sí…

—¿Cómo has estado? —Así empezó una amena conversación. Hablaban hasta de música, de conciertos, el doctor parecía tener tiempo y no era rígido como los psiquiatras del hospital en donde estuvo internado—. ¿Me dices que él te hacía caso? —preguntó mientras Bill estaba recostado en un diván, era muy cómodo. 

—Sí doctor, nadie me creería pero él muchas veces me hizo caso, y era muy noble, sólo yo podía ver ese lado, para mí era tan especial, cada cosa que me decía —suspiró—. Por eso se me es difícil sacarlo de la cabeza… si yo quisiera, hace mucho lo hubiera conseguido, pero sencillamente no puedo.

—No existe “No puedo”, son excusas para el “No quiero”. —Bill giró su rostro y lo miró.

—Pues no quiero… no quiero olvidarlo. —El analista asintió y Bill regresó su vista al techo de aquel lugar, un techo celeste color cielo.

—Y bien, qué vas a contarme hoy… —Bill sonrió y se evocó a un recuerdo, uno de los mas lindos que tenía.



Estaban ambos en el bosque recogiendo frutillas para hacer una ensalada, ya sabían cual era el camino de siempre, pero esta vez Bill se adentró más por un sendero de árboles enormes.

—Espera, Bill. —Tom cogió uno de sus brazos—. No vayas por ahí…

—Ya no hay más frutillas cerca de la casa, además no escaparé. —Lo miró comprensivo y Tom le creyó.

—Lo sé, pero… —Su vista se enfocó a unas cajas de metal que estaban cerca de unos árboles—. No quiero que veas lo que hay aquí. —Bill enfocó su vista a aquel lado del bosque… trampas, muchas de ellas. Trampas para conejos u algún otro animalillo que sirviera de cena.

—Pero… —Su curiosidad podía con él, así Tom lo tuviera de un brazo, él avanzó hacia delante rumbo a aquellas jaulas.

Se sobresaltó asustado al ver una liebre dentro.

—No, Bill… aish… —Resopló molesto al ver el interés del pelinegro—. Ya sabes, cazo animales aquí, conejitos, liebres, a veces caen algunas aves que son apetitosas. —Bill lo miró con el ceño fruncido.

—Hay uno aquí. —Se arrodilló y miró en la jaula—.Es… ¡mi liebre! —dijo sorprendido.

—Liebre idiota, cayó dos veces en la misma trampa, ¿viste? Ella merece ser nuestra cena, es tan tonta. —Bill abrió la jaula y la liebre semi blanca salió corriendo sintiéndose liberada—. ¡Qué haces! —Le recriminó un poco molesto.

—Puede tener una segunda oportunidad, ¿no crees? Será idiota pero… el destino está a su favor. —Con algo de temor se acercó a Tom, no quería que estuviera molesto—. Ya Tom. —Abrazó su cintura y eso apaciguó al otro quien acarició su cabeza, Bill sonrió.

—Esa liebre morirá libre y los buitres comerán su carne, ¿que no lo entiendes?

—No, simplemente tiene suerte, nada malo le pasará. —Tom acarició su mejilla, verlo así le llenaba de tranquilidad y paz interior, bajaba la culpa que sentía por tenerlo consigo—. Bésame —pidió Bill cerrando los ojos, Tom lo hizo, uniendo sus labios en un beso cálido y suave. Bill rodeó con sus brazos el cuello de Tom y éste lo alzó un poco para que Bill rodeara su cintura con sus piernas—. Y ahora… deshazte de las trampas.

—No, eso no… y qué comeremos.

—Frutillas. —Bill volvió a besarlo—. Hazlo… no más de esas cosas en el bosque. —Los ojos de Bill eran tan convincentes que Tom lo bajó de sí y se dirigió a las trampas, una a una empezó a quitarlas. Bill empezó a ayudarlo emocionado.

—¿Contento el conejito? —Asintió frenéticamente.

—Sí, gracias…

—Me lo cobraré llegando a casa —dijo insinuante, moviendo aquel piercing que tenía en el labio. Algo revoloteó en el estómago de Bill, él se dejaría. Tom rió por su expresión y el rubor en sus mejillas—. Espérame aquí —dijo mientras se dirigía por el sendero a otro lugar en donde tenía más de esas trampas, no quería que Bill le siguiera para que no tuviera que ver algún animal moribundo que dañara su susceptibilidad.

Bill se quedó ahí parado, mirando las jaulas sacadas de sus lugares empinadas para ser llevadas a casa y ser eliminadas. Se sintió feliz, emocionado… no pensó que Tom le haría caso así tan fácilmente. 

Escuchó el sonido de alguien cerca… logró verlo, era otro sujeto, no era Tom, era un alguacil del bosque, estaba con una escopeta sobre su hombro. Bill se agitó mucho, pero se ocultó cerca de un árbol ¿Qué debía hacer? Podía escapar, podía ir con aquel hombre y pedirle que lo sacara del bosque… podía hacerlo, pero ¿quería?

Caminó nervioso ocultándose entre las plantas y siguió el camino que Tom había tomando minutos antes, ahí lo encontró.

—¿Qué haces aquí? —preguntó algo fastidiado tratando de sacar todas aquellas jaulas que habían ahí, una de ellas tenía una liebre a la cual liberó delante de Bill—.Vete liebre idiota, a que te coman los buitres… —dijo terminando de tirar la jaula cerca de las demás—. ¿Bill? —Bill lo miraba con una expresión de confusión y de un cierto temor—. ¿Pasa algo? —diciendo eso se le acercó y Bill no dudo en abrazarlo, se sentía confundido y desprotegido.

—Llévame a casa… sácame de aquí... —dijo agitado contra el pecho de Tom, quien lo abrazó.

—Creí que querías que quitara las trampas. —Bill asintió y Tom escuchó los pasos de algún desconocido en el bosque se puso en alerta—. No hagas ruido —susurró y Bill apretó sus labios aun abrazándolo—. Saldremos de aquí. —Le tomó de la mano y corrieron rumbo a la casa.

Ninguno se detuvo, ambos así lo quisieron.



—Y así pasó… preparamos juntos una ensalada con frutillas y luego él me invitó a ver una película, toda la tarde…—Suspiró—. Luego de eso… disculpará usted, pero ya no lo cuento. —Rió emocionado y ruborizado.

—Puedo imaginarlo. Y ahora ha llegado mi parte de las preguntas. —Bill puso los ojos en blanco… ya se las imaginaba—. Vamos, que te escuché atento, además descubrí algunas cosas interesantes del tal Tom.

—No lo psicoanalice.

—No lo hago, dije que descubrí algunas cosas interesantes de él, ¿no las quieres saber?

—Usted no sabe sobre él más que yo.

—Claro que no… Bill, deja ya de tomarme como enemigo ¿Sabes por qué estás aquí? —Bill asintió—. Entonces, no más confrontación, ¿de acuerdo? —Bill optó por una postura un poco más relajada… de nada valía enfrentarse, lo único que buscaba era no ver más allá de lo que él veía. —Bueno, veo a Tom como un manipulador, ¿qué dices sobre eso?

—No me parece… ¿no le estoy contando lo de las liebres? Le pedí que las liberara, él lo hizo, usted antes me dijo que él dominaba mi voluntad y que al perder mi guía me encontraba perdido, pero en realidad no es así, también podía cambiar cosas de él.

—¿Sabes que no se puede cambiar de la noche a la mañana, menos cambiar de negro a blanco?

—¿De negro a gris? 

—Puede ser.

-Me quedo con lo gris, él cambió en ese tiempo.

—Sí, aunque desde mi punto de vista él modificó su conducta para lograr su objetivo, tenerte consigo, física y mentalmente… por eso, es un manipulador. —Bill suspiró resignado.

—Sí, está bien, usted gana, es un manipulador de mierda —dijo con tristeza—. Pero aun así lo amo, entonces soy amante de los manipuladores, ¿contento?

—Sabes que no, todo manipulador necesita un dependiente… Bill estás aquí para depender de ti mismo, ha llegado la parte de la acción, y eso es lo que haremos ahora, ven. —Lo guió a su escritorio y le sonrió.

—Y bien Bill, ¿pudiste hacer lo que te pedí? La pequeña tarea. —Bill asintió sacando de su bolsillo una hoja de papel—. ¿Fue fácil?

—La verdad que no… usted sabe, me cuesta vivir. 

—Lograremos algo, si en verdad lo quieres, lo lograremos. —Abrió el papel doblado, se acomodó sus lentes y leyó—. A ver… “Quisiera graduarme en el Instituto” eso es una meta genial, es algo que se puede alcanzar. —Siguió leyendo—. “Vivir solo lejos de papá y mamá” —El doctor sonrió—. Eso también es positivo, ya eres mayor de edad, eres libre. —Bill le puso mala cara con ese comentario—. Perdón, pero la libertad es algo positivo. —Bill suspiró resignado y el doctor miró la hoja de papel otra vez—. “Terminar con Andreas” oh, el novio… pensé que ya no estabas con él ¿Tienen problemas?

—No lo amo.

—Es una buena meta entonces. —Le sonrió—. A ver… ¿Qué dice aquí? —Había un borrón, Bill se acercó y miró cauteloso.

—Es un borrón… no dice nada. —Ambos se miraron cómplices de algo, el doctor asintió.

—Haces bien.

*

Saliendo de la consulta, tenía más tareas… no sabía que un psicólogo podía dejarle tareas, pero estas eran divertidas, era planificar su vida poco a poco.

Caminó por un sendero de árboles, solo y recordó que era un sendero parecido a aquel que quedaba por su casa en donde había sido secuestrado.

Divisó un puente que daba a un pequeño riachuelo, se detuvo ahí mirando el agua correr debajo de sus pies. Sacó de su bolsillo la hoja de “Metas” y rompió la última parte, el borrón…

—No podrá ser posible… —suspiró y dejó caer esa parte de la hoja con su más anhelada meta—. Tú no volverás…


***

Tom, en su celda, terminaba de leer un libro. Las historias de libros terminaban tan bien que le hacían sentir todo un revoloteo interno, una esperanza, un calorcito agradable.

—Oye Georg —llamó a su compañero de celda.

—Qué —contestó con voz cansina.

—¿Crees en el amor eterno? —El otro rió—. Joder, no te rías…

—Lo siento, hoy te has puesto medio sentimental… eso suena gay, amigo. —Tom bajó la mirada—. No creo en eso.

—Oh…

—¿Crees que lo amas? —Hubo un silencio prolongado—. Él no te esperará… así que, sólo olvídalo. —Miró a Tom y éste se quedó pensando.

—Sí —dijo para Georg, pero dentro de sí mismo estaba aquel dolor… el del amor “No puedo”, pensó. ¿Él amaba a Bill? Muy tarde para darse cuenta…

Y porque la vida a veces suele ser dolorosa, la respuesta a eso era sí, él amaba a Bill.

*

Las historias que mal empiezan, así terminan; los amores que en lágrimas se formaron, en lágrimas mueren.

Al que quitaste libertad ahora vuela, y tú… a ti sólo te queda respirar de tu dolor dentro de tu hoyo negro…


Fin.

Este es el final que siempre quise darle, pero luego veremos una serie de capítulos extras más que son de un futuro no tan lejano, veremos cómo Bill afronta su nueva realidad y como Tom afronta el hecho de salir de la cárcel, quién es capaz de sacarlo de ahí y cómo hará para reintegrarse a una sociedad... y quizá, solo quizá, recuperar a Bill. 

4 comentarios:

  1. TE ODIIOOOOOOOO!!!
    Asi no termina �� pero yo lo tengo completo, el pedo es que esta en mi laptop y no la tengo conmigo :(
    Es maravilloso, es mi ficc favorito de ti❤
    GRACIIIIIAAAAS POR LA DEDICATORIA, Y SI, SIEMPRE LO AMARE Y ES MI FICC ��❤❤❤❤

    Atte:Marie Lu ��

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  2. No o!!! :'( tom! Bill! porque? Todo el tiempo me la pasé llorando, no quiero que acabe así ( ノД`)。・゚・(ノД`)・゚・。

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  3. Me encanta este final, aunque también los otros

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