martes, 9 de septiembre de 2014

Vagabundo - 3

Hola a todos. Gracias por leer mi fic *-* lo valoro<3 espero les guste este capítulo, quizá pueda sonar algo precipitado, pero no es así, luego se verá qué más pasará. Una vez más, gracias por gustar y leer de este fic.
Luego de confesarle que quería verlo, terminó por ponerse nervioso y se retractó. 

—No… no. —Bill estaba en aprietos ya para él había sido difícil aceptar su sexualidad, ahora debía aceptar que exponerse mucho le traería malas consecuencias, ya le había pasado por ser tan evidente, incluso un hombre quiso golpearlo porque Bill lo había mirado insistentemente, ahora volvía a cometer algo similar, pero estaba a tiempo de retractarse—. No. Debo irme… un gusto. —Dio media vuelta y casi estuvo por avanzar hasta que sintió a Tom tomarle del brazo. Una electricidad le pasó por todo el cuerpo, esas manos ásperas eran especiales para él—. Ahh… —dijo de la sorpresa y volteó. Tom lo miraba serio.

—Espera, no te vayas. —Se miraron a los ojos, Tom jaló un poco a Bill—. Si viniste puedes quedarte, aunque sabes que este lugar no es el indicado para ti, pero bueno, o si quieres puedo acompañarte a la salida. —Bill sonrió aliviado y asintió.

—Bueno, no es que esté apurado —dijo cambiando de dirección, aceptando ir con Tom.

—No sé, no suelo recibir visitas —rió un poco y eso para Bill significó mucho—. Pero siempre es bueno tener alguien con quien hablar. —Caminaba con las manos en los bolsillos y Bill le seguía, observando todo a su alrededor, las calles no lucían tan feas como antes.

Se adentraron por un callejón hacia un departamento de varias habitaciones, al fondo era la de Tom.

Esta vez Bill abrió la boca de la sorpresa al ver que la habitación tenía una ventana abierta y alrededor de ésta muchas macetas de plantas además de una jaula de pequeñas aves. Había una cama mejor arreglada pero muy simple y una mesa con dos sillas. Todo seguía siendo muy precario, pero estaba mejor cuidado que hace cinco años.

Así que Tom seguía viviendo ahí, ¿pero cómo así Bill no lo había visto en tanto tiempo? Eso era un misterio.

—Siéntate —lo invitó a sentarse en una silla y Bill así lo hizo. A Tom le llamaba la atención la linda sonrisa que traía desde que habían hablado, Bill parecía emocionado por todo lo que él hacía y eso entre que lo incomodaba y a la vez producía curiosidad—. Recuerdo esa vez que me regalaste una barra de chocolate, de esos caros. —Bill sonrió aún más, Tom recordaba eso y para él significó mucho. 

—Oh, hubiese querido traer uno otra vez —se lamentó—. Me gusta que hayas mejorado tu casa —dijo observando todo a su alrededor. 

Tom se había sentado a su frente y no dejaba de observar cada gesto que hacía. Podía ver que Bill era muy detallista, su cabello estaba demasiado bien cuidado, lacio, brillante, bien peinado, sus cejas pobladas eran perfectas y sus ojos estaban delineados con negro acentuando su mirada más de la cuenta, sus labios lucían sanos, hidratados, sus mejillas redonditas y un poco coloreadas por el rubor y calor que sentía; había mucha vida en Bill a diferencia de él.

—… pero no tienes una cocina… —Bill dijo percatándose de ese detalle y Tom le sonrió.

—No puedo, no hay para pagar el gas ni tampoco para conectar tuberías, tenemos un comedor común o mandamos a traer comida o la suelo preparar en otro lado, no me quejo. —Bill no podía entender algunas cosas, pero podía ver que Tom se sentía extrañamente cómodo con su “pobreza” y eso le llamaba mucho la atención, pero tampoco quería ser indiscreto.

Bill no supo cómo así terminó conversando de muchas cosas con Tom como si lo conociera de toda una vida. Ya le estaba contando de sus clases, de su familia, de sus sueños y Tom le contaba pedazos también de sus cosas, aunque sin entrar en detalles.

A la media hora de hablar, una mujer llamó a la puerta y Tom la abrió pero no la dejó entrar, Bill pudo escuchar que le dijo que le trajera dos gaseosas a lo que ella cumplió. Las dos bebidas llegaron y Tom abrió la lata para invitarle a Bill.

—Salud, Bill —chocó su lata con la de Bill y éste también le dijo lo mismo.

—Salud, Tom —y bebió mirándolo aún a los ojos.

—Es poco común ver un joven con uñas blanco y negro —dijo Tom otra vez improvisando una conversación.

—Lo sé, pero no puedo evitarlo —dijo con una risita.

—No dejes que nadie te diga qué hacer, haces bien —le guiñó un ojo y Bill suspiró.

Fue cuando se dio cuenta que Tom era… era lo que tanto había estado esperando. ¿Cómo así puede uno querer al menos pensado? Bill se hacía esa pregunta, pero podía sentir y ver que Tom era un buen tipo pese a su apariencia extraña. Aun no le quedaba claro si era un vagabundo o no, si huía de alguien y por eso vivía como vivía, no lo sabía, pero quería seguir viéndolo, saber de él.

—¿Puedo venir a visitarte? —preguntó cuando se percató de que ya era tarde y debía irse.

—¿Tú quieres venir aquí? —preguntó sorprendido.

—Sí. —dijo sincero—. Me gustaría mucho. —Tom abrió los ojos sorprendido.

—Bueno, si tú lo quieres así, por mí encantado. —Y Bill sonrió emocionado.

Tuvo que regresar a casa, pero en el camino, cuando Tom se despidió de él, Bill no pudo evitar seguir pensando en Tom. No sabía exactamente en qué se estaba metiendo, pero no quería dejar de verlo.

Esa noche soñó con los ojos de Tom sobre él, esa forma en la que lo miraba, aunque no indicaba nada, para Bill significaba mucho… Fue cuando al despertar, sacó su conclusión de que un nuevo sentimiento se había instalado en su pecho, aunque no quería admitirlo, a Bill le gustaba ese vagabundo. 

En la escuela tenía a Andreas que le hablaba y le invitaba su desayuno, pero la mente de Bill estaba en otras cosas, o más específico, estaba en Tom. 

—… hace tanto estoy que te hablo para salir en la noche y tú pareces estar en Marte.

—¿Ah?

—¿Te das cuenta?

—¿De qué?

—¡De que no me haces caso! —Bill lo miró con cansancio y suspiró aburrido.

—Lo siento, solo pienso… —bajó la cabeza—. Oye, ¿crees que uno puede enamorarse de… de alguien muy mayor? —Andreas frunció el ceño ante esa pregunta.

—¿Acaso te gusta un viejo? ¿Qué pasa, Bill?

—No, no… no sé, o sea, no hay nadie, tranquilo —lo miró serio—. Pero pienso… ¿qué tal y un día me enamoro? Pero me enamoro de alguien mayor, ¿te imaginas? Como veinte años mayor o algo así… —Bill estaba haciendo cálculos de la edad de Tom y aunque le parecía un joven, algo le decía que, por su madurez, quizá Tom tenía más de treinta, entonces ante sus ojos él seguiría siendo un niño y ese concepto le incomodaba un poco. 

—Te enamorarás de alguien al cual no te importe su edad, tampoco si es amigo tuyo o no, si es cercano a ti o no, te enamorarás del indicado, yo lo sé —decía con esperanzas—. Te enamorarás de alguien que te ame. —Bill lo miró y supo a qué se refería. A Bill le dolía que Andreas esté enamorado de él pues no era algo correspondido, Bill por más que quería, no podía mandar en sus sentimientos.

Por eso Bill sabía que no podía contarle a Andreas los nuevos sentimientos que tenía por Tom.

Así pasó una semana en donde no podía ver a Tom porque sus padres lo vigilaban, además de las múltiples obligaciones que tenía. Pero una tarde decidió hornear un pastel solo con el propósito de llevar un pedazo a Tom. Así que horneó uno de chocolate al cual puso relleno con mucha dedicación.

—Hum, pastel, qué bien, cariño —dijo Simone interrumpiéndolo en la cocina—. ¿Para alguien?

—Oh, no… —dijo restándole importancia.

—Es que veo que lo estás decorando tan bonito.

—Para nada —trató de disimular—. Solo debe salir bien. Dejaré la mitad en el horno y me llevaré la otra mitad a… a la casa de Andreas. —Vio la seriedad de su mamá—. Aun no es mi novio, mamá, deja esa cara, nunca lo será, ¿de acuerdo?

—Espero hijo, aun me cuesta pensar que no tendrás una novia. —Bill suspiró cansado.

—Si algún día cambio de opinión, te lo haré saber. —Quiso darle esperanzas a su madre solo para verla sonreír y así fue, Simone dejó de hostigarlo y Bill se apuró en la decoración. 

Salió de casa bien vestido como siempre, con una cajita en las manos donde tenía el pedazo de pastel. Suspiró varias veces antes de decidirse cruzar la reja y miró otras tantas veces más hacia atrás por si algún vecino lo veía, no notando nada.

Pasó la reja y caminó por el camino de rieles hacia debajo del puente oscuro, pasando de él estaban a los lados los departamentos aglomerados de la gente considerada de mal vivir. Esta vez Bill no tuvo mucho temor y decidió adentrarse un poco más.

—¿A quién buscas? —preguntó un anciano—. No queremos gente de tu alcurnia aquí.

—Vete —dijo una señora a su lado—. Luego te quejarás que te hemos robado, qué esperas.

—Disculpe, vengo en paz —respondió Bill tratando de calmar sus nervios.

Y luego vio salir al hombre de barba con tatuaje en el cuello, era un moreno alto, de lentes negros y lucía molesto.

—Pero qué tenemos aquí… un pequeño aventurero y vaya, tu cara es como de porcelana… —Bill se asustó un poco, era el hombre que había sido detenido pero de seguro lo habían liberado ya que estaba parado a su frente. A Bill no le gustó cómo lo miró—. ¿Buscas a alguien o algo en especial? ¿Drogas? —Bill abrió los ojos un poco intimidado. 

—No, no… —retrocedió y cuando estuvo por correr hacia la salida, algo lo detuvo.

—Hey, Bushido, deja al joven en paz. —Era Tom quien había salido de un callejón.

—¿Lo conoces? —preguntó Bushido bastante sorprendido.

—Sí —dijo Tom con una pequeña sonrisa mirando a Bill quien solo puso suspirar de alivio al verlo—. Ven —Bill fue con él.

—Vaya amigo, debiste decirlo antes, pero ten cuidado, esta gente siempre trae problemas.

—Descuida, no pasará nada… —Tom prefirió sacarlo de ahí y casi lo jaló hacia el pasillo que lo llevaba a su departamento—. Disculpa a mis amigos, ellos reaccionan así porque ya antes…

—Lo sé, no tienes que darme explicaciones.

—Bueno. —Lo miró a los ojos antes de abrir su puerta—. Viniste… creí que no lo harías.

—Quise hacerlo —Bill sonrió emocionado y luego le extendió la pequeña caja que tenía en brazos.

—¿Qué es eso? Humm… —inspiró el aire y supo reconocer que era un pastel—. ¿Es para mí?

—Sí.

—Oh, gracias. —Lo recibió hambriento y ambos pasaron a la casa.

Tom no supo desde cuándo no probaba bocado así de exquisito, tan finamente elaborado. Había invitado un poco a Bill y ambos estaban saciados. Bill tenía tanta curiosidad por saber de Tom, pero no sabía cómo preguntar todo lo que quería.

—Hum, ¿Tom? —Éste lo miró—. Verás… no sé cómo decirte, pero ¿siempre has vivido aquí?

—No siempre.

—Ah, y ¿antes? —Tom dejó de mirarlo y se mantuvo en silencio por algún tiempo—. Descuida.

—No me gusta hablar de mí —fue sincero y Bill asintió sintiéndose un poco incómodo—. ¿Qué hay de ti? ¿Por qué ese interés de venir? —Fue directo y Bill se encogió de hombros un poco.

—Yo… —pestañeó varias veces y se puso en pie sabiendo que mejor debía irse—. Es mejor que me vaya.

Tom se puso en pie y caminó con Bill hacia la puerta de su pequeña habitación la cual tomaba como casa, pero detuvo a Bill tomándolo del brazo y éste se tensó tanto que comenzó a temblar, Tom pensaba que lo estaba asustando. —Tranquilo —casi susurró observando su rostro, la expresión de miedo que Bill tenía, pero a la vez ese rubor en sus mejillas que le hizo pensar en tantas cosas. Bajó su mano por su desnudo brazo hacia su muñeca y Bill solo retrocedió hasta que su espalda chocó en la pared más cercana y abrió un poco la boca por la extraña mirada que Tom tenía sobre él—. Bill —llamó con grave voz y éste se estremeció otra vez.

—¿Sí? —respondió nervioso, intimidándose con la cercanía de Tom serio y observándolo como si fuese un bicho raro. 

—¿Alguien te ha dicho que eres muy bonito? —Bill se sorprendió de eso y enrojeció más.

—No… —susurró ya muy nervioso por la cercanía. Tom le sonrió de lado y luego vio que Bill se agitaba más de la cuenta, así recordó que Bill tenía un problema de asma, por lo que no quiso seguir intimidándolo.

Llevó una mano hacia su mejilla caliente, acunó su rostro y lo atrajo hacia él. Bill puso ambas manos en el pecho de Tom y terminó con la espalda apoyada en la pared sintiendo los labios de Tom sobre los suyos. Apenas pudo cerrar los ojos y sentir que Tom lo besaba suave y lento. Sus manos se sujetaron fuerte de la camiseta y cuando Tom se separó, sonrió aún más. Su espesa barba le hizo cosquillas y Bill solo rió para abrazar a Tom de manera posesiva. 

Estaba viviendo un sueño, Tom lo había besado, y eso para Bill significaba demasiado. No dejaba de suspirar cerca del oído de Tom, sabía que casi no conocía nada de él, pero lo había besado y se sintió tan feliz.

—No puedo creerlo —dijo Tom cuando Bill se separó y lo miró a los ojos—. Tú te dejaste… —dijo sorprendido pues realmente pensó que se estaba aprovechando de la inocencia de un jovencito y no supo que sería correspondido, es decir, nadie se fijaría en un vago como él, nadie mucho menos un chico de dinero como lo era Bill.

—Yo quiero… —Y esta vez fue Bill quien se acercó para robarle un beso, llevando sus manos hacia el cuello de Tom, rodeándolo y ladeando la cabeza.

Luego de eso nada volvió a ser lo mismo entre los dos. Luego de ese beso Bill sabía que haría hasta lo imposible para estar a su lado y aunque Tom sabía que no podía ofrecerle nada, estaba fascinado por lo que le estaba pasando.

—¿Estás seguro? —preguntaba Tom una y otra vez cuando Bill le decía que regresaría al día siguiente.

—Sí, lo haré.

—Te estaré esperando entonces. —Tom le sonrió y Bill se emocionó—. ¿Sabes lo más raro de esto? Para mí es tan fácil fijarme en ti, es decir, cuando eras un niño te vi tan bello que incluso pensé que llegarías a ser muy guapo de grande, ahora que te vi de grande pensé en que tenía razón, pero nunca pensé que tú serías capaz de sentir todo eso que me dices… —Ya Bill le había dicho que pensaba en él desde los doce cuando lo había visto, no pudo ocultarle eso—. Es imposible.

—Pues yo lo creía imposible por el hecho de ser un hombre… —dijo un poco apenado—. Pensé que tú me rechazarías. —Tom se le quedó mirando. Aun hablaban cara a cara, parados cerca de la puerta. Tom alzó una mano y delineó su mejilla con la punta de su dedo índice hasta rozar sus labios.

—¿Cómo rechazar a alguien tan bello? —Y acercándose más lo besó abrazándolo por la cintura.

Bill se sentía flotar en una nube suave y hasta rió emocionado cuando Tom se separó de él.

—Dime que vendrás mañana —dijo Tom.

—Vendré, te lo juro. Dime que pensarás en mí.

—¿Cómo no hacerlo? Viniste a iluminar mis días grises, aun no lo creo… —Bill sonrió emocionado.

Hasta aquí parece que todo va bien, pero no se confíen, muchas cosas están por pasar. Espero les guste lo que vendrá. Saludos y muchas gracias por comentar *-* es importante para mí. Espero sus comentarios *-*~

10 comentarios:

  1. -Hace un escándalo- Que hermoso, que hermoso, que hermoso!!! Estoy saltando.
    He gritado y me han mirado como loca xD
    Gracias por subir Pink, siguelo pronto.

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  2. AHHH QUE EMOSIÓN!!! Hasta yo no puedo creerlo, sentí mariposas con ese beso, ha sido arrollador como empeizan, ya quier leer más :)

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  3. Me encantó, hermoso, hermoso, síguelo! (yop otra vez) :) :)

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  4. Amo este fiiiiiiiiiiic >.< veamos como va y podrá ser mi fanfic favorito de todos los tuyos :'3 no dejes de actualizar que me matarás de la angustia >.<, me fascina este Bill y este Tom *--*

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  5. AHAHAHAAH!!! que hermoso y que emoción!!!. *-* Está muy bueno el capitulo sigue así , y espero que suba mas pronto..

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  6. Se besaron (Corre emocionada) Bill prometió volver al día siguiente.
    Espero el proximo, saludos c:

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  7. Me encanta! *---* Síguela pronto ♥

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  8. Pink amo tus fics!..estoy ansioso por leer el cap 4 espero que lo subas pronto >.< Besos y abrazos de Nico.

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  9. Ya estoy QUERIENDO a tu fic como a los demás que son mis favoritos!!! ESE ÓSCULO TAN DESEADO POR EL JOVENCITO BELLO Y PULCRO Y EL JOVEN DESASEADO Y GUAPO :3 OTROOOOO PRONTITOOOO!!! Cuidate DamitaRosa te quierooo :) ♥

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  10. Es Primera Vez q leo Esto es muy Hermoso Todo lo q pasa con Bill Espero leer mas & mas me identifico de inmediato con Bill :3 (jazmín)

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