Minino~ - 38

 Hola a todos~ lamento otra vez demorar en publicar este fic, pero quiero seguirlo hasta terminarlo. Pienso que este capítulo es especial pues es lo que todos estaban esperando *-* ya sabrán a lo que me refiero cuando lo lean. Gracias por seguir el fic, tiene años y me emociona escribirlo. 

—¡!Ven aquí, Pety Rojo o como te llames! —El ave se escapaba lo más rápido que podía. Podía ver que Bill estaba airado, demasiado agitado, se había asustado con la mirada que le había dado que en lo único que pensó fue en escapar.

Bill logró perderlo y eso que era más veloz que el ave, solo que por estar un poco debilitado, se cansó y cayó al suelo boscoso, en las hojas secas de un árbol rojo con naranja.

Respiraba agitado, buscando calmarse un poco y pensar… ¿Se habría referido al Tom que él conocía y extrañaba y que por desgracia estaba muerto? Porque mientras más lo pensaba podía darse cuenta que no tenía lógica.

—¡Me mentiste! —gritó hacia el cielo a ver si el ave lograba escucharlo—. ¡Cuando te vuelva a ver juro que te comeré, no vuelvas a dirigirme la palabra! —se había ofuscado.

Otra vez se entristeció y se hizo una bolita en medio de las hojas secas. No quiso moverse, no quería pensar en nada y cerró los ojos. 

Ellos nunca dormían… ellos solo reposaban y ronroneaban cuando había mucha paz, Simone le había enseñado a dormir y eso era lo que Bill hacía desde pequeño cuando en sueños entraba a ese mundo surreal y eso fue lo que hizo, quiso abstraerse del mundo.

¿Para qué vivir más? Se preguntaba y luchaba con esos pensamientos, frunciendo el ceño, aguantando el llanto que le embargaba cada vez que pensaba en su desdichada vida, lejos de sus padres, lejos de su amor, en un lugar que ni existía… por más que trataba de sacar el valor necesario, diciéndose una y otra vez que no sería derrotado por Furst, que eran una raza especial, se sentía perdido…

*

Simone tenía constantes crisis de nervios, no podía estar tranquila y Georg se había cansado de verla así.

Viajó a Hamburgo para buscar a Tom, de seguro le diría algo de Bill, no podían quedarse sin hacer nada, Bill debía aparecer o en definitiva, Simone enloquecería pronto.

Al momento de llegar al condominio y subir el ascensor, se percató de una rubia. Georg no quiso verla, pero le dio mala impresión, algo le decía que ella conocía a Tom de alguna forma y frunció el ceño ante esa idea, él cuidaría que nadie se le acercara a Tom mientras Bill no estaba. 

Llegó al departamento y tocó la puerta, la mujer rubia estaba detrás de él y lo miró curioso.

—¿Usted conoce a Tom?

—Sí, es mi yerno.

—¡Qué! —la chica se asustó—. ¡Pero cómo así, con qué mujer está si él es mi novio! —Georg se escandalizó.

—Disculpe, pero él es pareja de mi hijo. —Ella se quedó sorprendida de lo que le decía y sintió tal vergüenza combinada con asco que no soportó estar ahí parada frente a él, retrocedió y se fue rápido hacia su departamento.

Georg suspiró varias veces, estaba muy molesto, cómo así esa bella mujer se hizo pasar por novia de Tom, cómo así las cosas habían cambiado tan pronto…

Tocó la puerta en busca de respuestas, pero Tom no quería despertar de su sueño profundo. Al fondo de su habitación, sobre el mueble de la ropa, dormía sentado, en la oscuridad, abrigado con una remera larga y él ni sabía que ronroneaba.

*

Tom estaba caminando por el sendero de siempre, boscoso, de nubes grises, árboles extraños, largos algunos con hojas de colores y animalitos extraños, mariposas tornasoladas, ardillas voladoras, flores que se movían y emitían olores agradables o extraños; un mundo diferente a todo lo que conocía y se preguntaba si realmente podía ser solo un sueño o algo más que eso.

—Qué extraño —decía suspirando y dio una mirada hacia su trasero para ver si la cola gris seguía ahí—. Jajaja —rió moviéndola—, vaya, aún tengo la cola, me pregunto si… si… —se la tocó y sonrió achinando los ojos, se sentía diferente, las terminaciones nerviosas de su cola era algo nunca antes sentido—. No sabía que se sentía tan rico tener una colita —sonrió satisfecho y luego decidió seguir caminando—. Me pregunto si podré hablar al menos con ese pájaro rojo de la otra vez, al menos con alguien… o con… con el de ojos azules. —Cerró los ojos por un momento recordando los ojos de ese lindo gatito que vio la otra vez y que incluso alzó el vuelo al tener que irse—. Me siento tan solo… —dijo triste, percatándose de su cruel situación—. ¿Cuándo sabré quién soy? Esto ya empieza a fastidiarme mucho…

Estaban cerca… tan cerca pero ninguno se percataba de ese hecho.

Poco a poco Bill podía sentir en el ambiente un olor familiar que le hizo suspirar y lamentarse aún más. El olor de Tom le traía recuerdos… recuerdos de cuando era feliz, cuando descubría el mundo y un ser humano le mostró lo que era el amor, pero del bueno, él único ser humano, muy a parte de su mamá y Georg, que había sido capaz de amarlo pese a su condición y más aún después de haber descubierto sus orígenes… pero ahora estaba tan lejos de él, o eso creía.

Tom observó en el bosque, un frágil cuerpo recostado en las hojas. Se inquietó y las orejas gatunas se sobresaltaron así como su cola, hasta se le esponjó del susto. Apenas algunos árboles los separaban. ¿Quién era esa hermosa criatura? No parecía ser pequeño, su largo cuerpo encogido ocupaba gran parte y las hojas secas habían cubierto un poco su cuerpo, además uno de sus brazos tapaba su rostro de la luz.

Escuchó un gemido, una queja proveniente del chico a quien le distinguió una colita negra sobre sus muslos y eso le gustó mucho, era de su “especie”, eso creyó. Olió el aire descubriendo un aroma muy provocador que le hizo abrir la boca y lo que siguió le erizó más la cola, lo escuchó llorar y temblar, haciéndose una bolita.

Se acercó un poco apresurado, capaz se había caído y estaba herido, capaz algo muy malo estaba pasando y él estaba sólo observando, así que se acercó llamando la atención de Bill con sus fuertes pisadas.

Los ojos de Bill se abrieron tanto y sus pupilas se contrajeron, sus cabellos y pelo se erizaron de inmediato, se apoyó en el suelo como pudo, trató de levantarse rápido, pero la impresión y el debilitamiento lo paralizaron, se puso pálido y se aterrorizó.

Veía a Tom, estático, observándolo con susto y Bill gritó asustado ante lo que veía. —¡AHHHH!

—¡Hey! —Tom gritó para calmarlo, Bill logró ponerse en pie, erizado, comenzó a temblar observándolo con detenimiento. Era Tom, pero tenía orejas y cola de gato color gris, se veía un poco más delgado y pequeño de cuando murió, pero de seguro era porque Bill había crecido más.

—¡No puede estar pasando, por la diosa Basted, tienes que ser un holograma, una mala broma! —Miró a todos lados en busca de otro ser que estaría provocando ese fenómeno. Sabía que podía proyectarse imágenes como hologramas pero éstos desaparecían a voluntad de uno, Tom no desaparecía…

—¿Qué dices? Vaya, es extraño encontrar otro lindo gatito por estos extraños lares…

—¡Tom! ¡Tom! —gritó aun sin acercarse, con ambas manos en su pecho, sintiendo los fuertes latidos de su corazón, sus lágrimas cayeron por sus mejillas y su voz se apagó—. Tom… —susurró estando débil.

—¿Me conoces? —ladeó la cabeza acercándose lentamente y Bill retrocedió de esa misma forma, tenía miedo tocarlo. Asintió ante su pregunta.

—¿No sabes quién soy? —dijo con la voz entrecortada.

—No, pero no me gusta verte llorar, eres demasiado… demasiado hermoso para estar llorando… no me temas —dijo percatándose que retrocedía ante sus pasos. Alzó sus brazos queriendo tocarlo, pero Bill estaba aterrado.

—No puede estar pasando, no puede… —se apoyó en un árbol y se puso de costado, evitando mirarlo.

—¿Pasando qué? No recuerdo nada.

—¿Qué? —lo miró aun sorprendido—. Dime si eres Tom, si eres mi Tom… el dueño de mi corazón. —Tom abrió la boca sorprendido, no sabía a qué se refería con eso, pero algo dentro de su pecho comenzó a latir.

—No sé quién soy… —dijo un poco asustado—. Pero si tú lo sabes, exijo me lo digas.

—¿Cómo llegaste aquí? Se supone que… que tú… —no quiso decirlo, tenía miedo asustarlo—. Oh, Tom… —No pudo más y fue con él, lo abrazó percatándose que era real, era palpable, Tom estaba ahí con él y su olor inundó su interior, su calor calentó sus manos frías y hasta su cola se enredó en la de Tom, enroscándose, provocando placer en Tom quien aceptó el abrazó un poco sorprendido. Para él fue emocionante encontrar alguien tan bello que lo conocía, ¿pero quién era? ¿Acaso era el pequeño el cual estaba retratado en varias fotos? No lo sabía, pero sí era consciente de los latidos acelerados de su corazón. 

Bill olía a provocación sexual, Tom no podía darle nombre a todo lo que estaba sintiendo, pero supo darse cuenta de lo mucho que le atraía el chico delgado que lo abrazaba, así que lo presionó en sus brazos.

Pero Bill estaba conmocionado, comenzó a temblar de tantos nervios y se separó de Tom para mirarlo a los ojos, fue cuando Tom se asustó de verlo llorar tanto no sabiendo de qué.

Bill se tapó la boca con ambas manos, bajó la cabeza y sus temblores se hicieron más constantes. Retrocedió un poco hasta que su espalda chocó contra un árbol.

—Si me conoces, dime quien soy, por favor… dime qué es este lugar y… y por qué tengo una cola y esto —llevó sus manos hacia sus orejas gatunas—. Dime además quién eres… —Bill alzó la vista brillosa de lágrimas y Tom tragó saliva—. No llores…

—Tom… —Tom lo miró con más curiosidad y se acercó más.

—Estoy aquí. —Bill cerró los ojos ante esas dulces palabras que hacía tanto había deseado escuchar, aunque sean mentiras e ilusiones, pero la voz de Tom diciéndole justamente eso.

—Te fuiste… te alejaron de mí ¿cómo es posible que estés vivo? ¿Acaso no lo recuerdas? —Tom abrió los ojos sorprendido y parpadeó luego, confundido.

—¿Estuve muerto? —Bill asintió y con manos temblorosas, se le acercó un poco y extendió una mano hacia su pecho, con el dedo índice delineó su pecho hasta detenerse en donde él supo que había entrado una bala. De solo recordarlo, la piel se le puso de gallina otra vez.

—Aquí —dijo y Tom llevó una mano hacia su pecho, sabía a qué se refería y se abrió el abrigo de lana y luego se desabrochó la camisa azul a rayas que tenía puesto. Bill se quedó sorprendido al ver la cicatriz. 

—Desperté una vez con una herida que cicatrizó rápido, aun no sé cómo eso puede ser posible, estuve vagando, perdido sin poder recodar nada sobre mí y luego… luego acontecieron cosas extrañas… —Tom lo miró a los ojos y Bill suspiró tembloroso—. De repente soy un… un hombre gato, como tú. —Bill sonrió un poco.

—Esto es increíble… no sé qué decir, quisiera que recordaras todo, Tom, todo lo que ha pasado para contarte lo que estoy pasando, pero comprendo que quizá no recodar sea lo mejor en este momento, no te desearía saber mi realidad…

—Pero cómo así me conoces, cómo así te metes en mis extraños sueños, cómo así tengo esta cola y orejas y cuando despierto soy una persona normal, aunque… aunque no sé cómo explicarlo, hasta mi madre se ha asustado de mí… Todo esto es jodidamente extraño, quiero respuestas, quiero saber quién eres tú.

—Soy Bill, tú minino…

—¿Mi qué? —Lo miró sorprendido y Bill bajó la cabeza, suspirando resignado—. Minino… —Vio cómo la cola de Bill se alzaba en el aire, moviéndose—. Mi minino… —susurró y Bill lo miró ilusionado—. Pero no recuerdo si tuve uno… —Las orejas de Bill decayeron, así como su cola y sus ojos se llenaron de lágrimas otra vez—. Por favor no llores… ¿puedo hacer algo por ti? No quiero que estés así.

—No sabes todo lo que he sufrido desde que te has ido…

—Explícame algo, ¿fuimos amigos? ¿Eres pariente mío? —Las mejillas de Bill ardieron un poco y sintió vergüenza de contarle lo que eran, y es que parecía como su Tom fuese un desconocido más.

—Nos conocíamos muy bien… 

—¿Te dejé solo en un mal momento? ¿Qué es lo que está pasando?

—Quisiera que recordaras todo para no tener que repetirlo… Tom, tú estabas muerto, te dispararon en el pecho, y yo… —volvió a llorar recordando lo angustioso de ese día—. Cuando vi tu cuerpo inerte tuve tanto miedo, sentí como si mi mundo se hubiese roto, como si una gran parte de mí moría contigo y… así fue, después de eso todo fue como una pesadilla… —comenzó a llorar y Tom a desesperarse—. Los otros hombres gato me dieron la idea de una transfusión de sangre… Tom, era capaz de darte toda mi sangre, mi vida entera, estaba tan desesperado porque vivas otra vez… y… —el llanto desconsolado y el recuerdo de una pesadilla hecha realidad lograron desequilibrarlo. No pudo seguir hablando, estaba tan conmocionado.

—Ven aquí… —Tom jaló su delgado brazo y volvió a abrazarlo, sobando su espalda. Estaba tan sorprendido de ser alguien importante para ese lindo hombre gatito, estaba un poco emocionado por encontrar algunas respuestas a tantas dudas de su existencia—. No me iré…

—Oh Tom —gimió de angustia, mojando el hombro de Tom con sus lágrimas.

—No me iré más, ¿de acuerdo? No te dejaré…

Bill cerró los ojos, quería creerle, quería nunca más despertar y permanecer así, en los brazos de su primer y único amor…

Su Tom había vuelto y así, el corazón duro de Bill volvió a latir con fuerza.

*-* al fin, un poco de consuelo para nuestro pequeño Billy minino u_u que por cierto, de tamaño ya no es pequeño xd ¿Qué creen que pasará después? Será tan difícil el desenlace final del fic, me está costando mucho pues está tan enredado. Espero sus comentarios *-*