Artificial

Hola a todos *-* Les traigo un nuevo fic, está muy avanzado y la forma en cómo lo estoy haciendo me está gustando mucho. Nació luego de que me quedara pensando en qué sería si perdería mi razón de humanidad, mi sentido de familia u_u  luego supe que sería tan horrible. Espero les guste este nuevo proyecto *-* y quiero agradecer a Van Träumer por el bello Banner ¡Es precioso! *-*, aquí su Tumblr: Silencekanndestroy 

Resumen: 

En el año 4000, las personas solían convivir con los robots debido a los cambios que la sociedad tuvo luego de la era de la extinción. Tom es un joven solitario que ama la literatura antigua y conserva un romanticismo ya extinto y debido a eso es considerado el candidato perfecto para un proyecto de investigación y es así como le dan al Androide 483 cuya consigna es enseñarle a ser como un humano.

Autora: Pink Girl

Clasificación: NC 17
Advertencias: Incesto no relacionado, Lemon.
Género: Sci-Fi, Romántico, Drama, Universo alterno.
Pareja principal: Bill - Tom.
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, solo la trama. 

Era el año 4000, un tiempo en donde la humanidad había pasado por muchos cambios, hubieron epidemias, terremotos y un sinfín de desastres que redujeron a la población en casi un cincuenta por ciento, tanto fue así que se pusieron leyes para la procreación en todo el mundo: Muchos humanos significaba la extinción del mismo, así que la solución era conservarse pocos.

La mayoría de las familias eran de máximo tres personas y la gente joven ya no optaba por casarse y tener hijos, más bien era gozar la vida y morir solo. 

El sentido de humanidad se había perdido, la falta de personas, las muertes, los desastres y todo el estrés de vivir las casi extinciones había calado hondo en los seres humanos que quedaban y las secuelas más severas era la falta de querer y el individualismo, solo importaba uno mismo por encima del resto.

Todo era superficial y robotizado y es que las grandes empresas encargadas de la protección a la raza humana habían creado toda una industria robótica para repoblar la tierra, por cada humano había un robot que le ayudaba a vivir. 

Robots médicos, robots que servían en casas, robots que enseñaban, cuidaban, alimentaban a los humanos responsablemente, etc, todos los robots de diferentes diseños entre simples cajas metálicas a humanoides servían al hombre con el propósito de prevalecer su existencia.

Como eran pocos seres humanos, la competencia era escasa, así que la sociedad estaba plagada de comodidad en cuanto a los seres robotizados y todo era controlado por un sistema unido, no más países, no más divisiones, no más guerras por cosas parecidas, todos dependían del Sistema y debían de retribuir a ese sistema de muchas formas.

Mientras los seres humanos se conservaran pocos, no faltaría comida, ni peligraría la existencia. Por eso habían controles de esterilización para las mujeres, solo podían embarazarse una sola vez y luego de chequeos minuciosos de raza y genética, el derecho a la reproducción se había perdido.

Pero no todos los seres humanos eran iguales… habían muy pocos que conservaban el pensamiento antiguo, la valoración de la humanidad, la vida simple y ese tipo de filosofía pertenecía a los que se denominaban “puros” y en su mayoría no estaba en las ciudades, siempre andaban lejos de toda tecnología pues la aborrecían.

Uno de ellos había sido Tom.

A Tom le gustaba mucho leer en especial sobre la sociedad antigua, aquella que había desaparecido en su totalidad, le encantaba leer sobre la gente que solía frecuentar lugares juntos, cuando socializar o tener varios hermanos era tan común, cuando las máquinas conectaban a una persona con otra y la tecnología servía para eso, entrelazar lazos, culturas, personas, formar parejas… mas ahora la tecnología había reemplazado la necesidad de socializar… los robots habían invadido todo lugar generando un espejismo de sociedad.

Recientemente se había mudado a la ciudad pues debía hacerlo o el Sistema comenzaría a perseguirlo por su falta de aporte y eso podía ser fatal.

Tom no tenía ni un solo robot, los detestaba porque sabía que perdería su filosofía pro-humanidad si caía en la tentación de tener uno, así que apenas había comprado una máquina inteligente que era como una computadora que controlaba las cosas de su pequeño departamento como seguridad, no quemar la comida, recordarle hacer cosas, cumplir una agenda, despertarlo y hasta bañarlo, pero Tom había programado lo mínimo para no tener que depender de ese aparato.

No tenía padres ni familia, había crecido con una mamá que murió joven y creció a cargo de un anciano que no quería morir sin haber sentido lo que es criar un niño, así que los dos vivieron cerca de un bosque teniendo una vida descontaminada de tecnología. Pero el anciano murió y Tom ya era un joven que tuvo que mudarse a la ciudad para desarrollar sus habilidades en botánica y con eso aportar al Sistema. 

El trabajo ya no era una obligación, si todos cumplían con el Sistema, recibían una manutención, total, mientras eran pocos y tenían a los robots la idea de trabajar por dinero no existía. Pero la gente tenía que aportar con algo al Sistema y Tom lo hacía con la germinación de plantas para los alimentos que se repartía, ese era su especie de trabajo.

Así que se había mudado a la planta más grande de alimento vegetariano en donde debía programar robots para la plantación de plantas en enormes paneles, pero él no sabía de reprogramación de robots en lo más mínimo, solo de plantas.

—¿Cómo que no sabes? Entonces no podrás tener el departamento que la compañía da ni los beneficios, ¿cómo retribuirás al Sistema? —le habían cuestionado cuando se había mudado.

Su departamento era pequeño, para él solo, cómodo y con las cosas que él solía amar, sus libros, sus plantas y bueno, esa máquina que le ayudaba en algunas cosas, pero al parecer estaba por perder ese departamento solo por no saber cómo ordenar a los robots sobre cultivo de plantas.

—Hum, aprenderé, ténganlo por seguro. —Y Tom pensaba en que si no podía aprender renunciaría a colaborar con el Sistema y se iría errante al bosque a vivir, total, allá estaba acostumbrado a ese tipo de vida, aunque sabía que sería peligroso pues el mismo Sistema lo buscaría…

Algunas personas se enteraron de sus antecedentes, cuando vivió cerca de un bosque, lo poco que le gustaba la tecnología y un hombre que trabajaba en otra empresa lo contactó al percatarse de eso.

—¿Necesitas aprender de robótica? No es algo complicado, muchacho.

—No sé, en verdad me molesta un poco todo esto, pero si debo aprender lo haré.

—¿Odias las máquinas? —preguntó y Tom rió.

—¿Odiarlas, señor? No desarrollo sentimientos hacia máquinas, no me interesan, eso es todo.

—Vaya, eres perfecto, eres… puro —dijo con una sonrisa y es que algunos científicos de esa época llamaban puros a los pocos humanos que crecían libres de la tecnología y por lo general era más propensos a sentir, a desarrollar lazos de afecto con otros, aunque eso no se aplicaba mucho en Tom pues, así como la gran mayoría, había crecido solo o aislado. 

Tom tomó a mal ese comentario y quiso irse, pero el hombre lo tomó del brazo.

—Tengo algo que mostrarte que podría ayudarte mucho y claro, tú también ayudarnos a nosotros, es más, si no quieres apoyar en botánica al Sistema, puedes apoyar con un proyecto, ¿qué dices?

—¿Proyecto? ¿De qué?

—Bueno, tengo un robot que te puede enseñar muchas cosas…

—Ya tengo uno.

—¿Qué modelo es?

—Una máquina casera.

—Bah, eso no es un robot.

—No se mueve pero atiende todo, desde cocina, despertador, manda a los electrodomésticos.

—Eso es tecnología pasada, tú necesitas un robot moderno. —Tom se incomodó un poco, no era la primera vez que le decían lo mismo—. No pongas esa cara, haremos un trato, ¿te parece? Te doy al robot gratis y solo tienes que firmar un compromiso de respondernos algunas preguntas en un tiempo programado.

—Hum, pero qué tipo de robot es. —Tom preguntaba eso porque sabía que había toda clase de robots y a él le molestaba eso. Casi no podía caminar tranquilo en las calles, sus primeros días en la ciudad habían sido muy estresantes.

—Es uno inteligente.

—Lo sé, pero de qué tipo.

—Joven como tú, bueno, tenemos de ambos sexos, es una androide. —Tom torció la boca, no sería una máquina amorfa, una caja metálica que lo siguiera por todas partes, sería uno tipo humano, con voz, con respiración artificial y todo lo que él detestaba.

—¿Por qué a mí? ¿Qué haré en el proyecto?

—Bueno, es muy complicado en este tiempo encontrar “puros” que se ofrezcan a convivir con robots, que no sepan interactuar con ellos, y… queremos probar.

—¿Por cuánto tiempo? —preguntó cruzándose de brazos.

—Por seis meses, luego nos lo devuelves y te daremos beneficios del Sistema a cambio, si quieres una casa o más robots…

—No quiero más robots y… acepto —dijo resignado, sentía que no tenía otra salida.

Luego de eso, era conducido a la planta de elaboración de robots donde le presentaron una versión femenina semidesnuda, cabello rojo, labios prominentes y de esbelta figura, estaba apagada y recostada en una camilla especial, pero antes que la programaran para que funcione, Tom retrocedió un poco.

Tom no sabía que era observado a través de un vidrio espejo por un científico y avisó que no encendieran a la robot, y más bien que le preguntaran, que le dieran a escoger.

—¿Todo bien, Tom?

—No —respondió un poco nervioso.

—¿Pasa algo?

—No sé, ella me asusta, hum… sé que no es una persona, pero no me agrada, no sé... —Esa era la típica reacción de los “puros”, ese era el típico rechazo porque los confundía un poco, claro que no era humana pero la similitud era tal que confundía su razón, por eso el nerviosismo.

La gran mayoría de personas habían crecido en la convivencia con los robots y por eso nada les sorprendía, todo lo contrario, los androides eran populares por su cercanía en parecido a los seres humanos y eran considerados la mejor compañía.

El científico ordenó que fueran con paciencia, que no lo presionaran, que dejaran que el “puro” se vaya adaptando a su nueva adquisición.

—Te daremos tiempo —le dijo quien le había llevado a la planta.

—No… no, no quiero verla —dijo con las manos sudadas y es que ahora la robot respiraba con los ojos cerrados, imitaba muy bien la respiración y Tom dudó de que fuera un robot, su piel tenía una apariencia tan real—. ¿Por qué parece como real? ¿Es robot? —dudó.

—Sí Tom, es la 482, la última generación, no verás otra como ella en ningún país o lugar, aún no sale al mercado. Es exclusiva.

—¿Por qué mujer? —preguntó tartamudeando. Sabía que la nueva generación solía usar robots sexuales, pero él nunca haría algo semejante.

—Es así por comodidad, ya sabes, estará en tu casa…

—No, no me gusta —dijo nervioso, pestañeando rápido y el hombre detrás del vidrio sonrió, Tom era un perfecto “puro”.

—¿La quiere diferente? —preguntó el hombre que lo había llevado y Tom frunció el ceño, se sentía incómodo, como si hubiera entrado a una tienda de artículos sexuales y tuviera que escoger alguno delante de la gente.

—No, no la quiero simplemente, no quiero una robot en casa… —Se sentiría observado, como si la robot fuera una persona, ese era su sentir.

El científico ordenó que no lo presionaran con preguntas tontas, que lo dejaran tranquilizarse y hablar.

Tom tardó mucho en hablar, estaba parado cerca de la pared de vidrio negro y casi no quería mirar al robot, mandó que lo apagaran para no tener que ver ese movimiento de respiración y se quedó quieto por unos minutos.

Observó a los presentes, unos tres científicos que permanecían con él sin decir nada. La mayoría de personas era así, poco comunicativa, fría, como los robots, menos Tom, pero tampoco era que le gustara socializar, casi no podía por falta de costumbre.

—Bien… no creo poder —dijo después de que el silencio lo tranquilizara.

—¿Qué quiere decir?

—No llevaré a esa pechos falsos conmigo, parece actriz porno, no la quiero. —Fue sincero y los presentes se preocuparon.

Entonces el científico principal, mandó a que le mostraran el número 483, una versión masculina, pero de un jovencito.

—Tenemos otro —anunció el hombre que lo había llevado.

—No sé, señor —ni siquiera le había dicho su nombre, pero en ese tiempo esas cosas no importaban—. Mire, luego de ver a ésta, dudo poder ver otro, no me agrada su aspecto humano.

—Sólo mira al otro —insistió por órdenes del jefe y Tom caminó sigiloso por el pasillo blanco que le conduciría al cuarto del otro robot.

—¡Ahhh! —gritó al entrar y ver al robot sentado en la camilla, con los ojos abiertos y vestido de traje blanco.

Tenía el cabello negro hasta los hombros, sus facciones eran perfectas, era delgado y parecía inofensivo, pero a Tom le asustó encontrarlo “despierto”, nunca le había gustado interactuar con robots cuando los encontraba en restaurantes o en el hospital, nunca siquiera los miraba a los ojos, los evitaba, pero esta vez estaba viendo el más humanoide robot que nunca jamás.

—Que no se mueva —pidió detrás de uno de los científicos, eso divirtió un poco a los presentes, Tom era tan retrógrada para ellos.

—No se moverá, está adormecido, recién lo hemos encendido y todos sus programas están actualizándose, pero puede hablar, responder órdenes, todo lo que quieras, eso es lo bueno de los robots, están a nuestro servicio, no debes temerles. —Pero Tom les temía, aunque trató de tranquilizarse y permaneció quieto junto a los otros hombres, solo observando al humanoide. 

—¿Me conoce? —preguntó al notar que lo miraba mucho, aun no hablaba, pero Tom notaba eso.

—No, aún no, solo te mira porque lee tus muecas, eres el único que hace gestos diferentes al resto.

—Ah… —trató de no hacer gestos y relajarse, entonces notó que el humanoide dejó de verlo—. ¿Camina?

—Sí, puedes ordenarle.

—No, no quiero.

—De acuerdo.

El jefe sonrió más con su reacción, pero pudo notar que a Tom le agradaba este robot más que el otro, quizá tenía inclinaciones homosexuales, pero no lo cuestionaría, Tom era perfecto para su proyecto de investigación y haría todo lo posible para que se llevara al humanoide consigo.

—¿Y bien? Esperaremos todo lo que quieras para que lo aceptes contigo —dijo el hombre quien lo había traído y Tom suspiró inflando sus mejillas lo que ocasionó que el humanoide lo mirara, sonriera y emitiera una linda risa. 

—¿Por qué hizo eso? —dijo indignado, señalándolo con el dedo y el humanoide dejó de reírse.

—Fue gracioso —dijo el robot y Tom se molestó.

—Ah, no, no discutiré con una máquina, no hablaré con él si eso es lo que quieren. —Los presentes pusieron sus manos en sus frentes, estaban comenzando a frustrarse, nunca antes habían visto un sujeto tan retrógrado.

—Él solo quiere congeniar, el robot es inteligente, Tom.

—A ver —dijo mirándolo a los ojos, serio y hasta molesto—. Dime, ¿cuál fue el chiste? 

—Usted hizo así… —infló sus mejillas botando aire por la boca y eso fue gracioso ante los demás, entonces Tom sonrió un poco, ese humanoide no le asustaba como antes, parecía socializar como un humano…

—¿Si lo llevo habrán contraindicaciones? Nunca tuve uno, no sé cómo criarlo… digo, tenerlo.

El científico principal sonrió detrás del espejo, había ganado, Tom se llevaría ese robot y mandó que le explicaran las indicaciones de uso.

—El robot se llama Bill, último modelo 483, no necesita recargarse pues se recarga solo, atiende todas las necesidades humanas, tienes un sirviente, un cocinero, un médico, un científico, todas las profesiones en uno, tiene habilidades humanas. No debes obligarlo a dañar a otros seres humanos porque no lo hará ni dañarte a ti mismo, tiene una capacidad para autodestruirse si se ve amenazado, solo buscará tu integridad y la suya propia, no debes darle de comer porque posee un estómago temporal, luego deberá auto lavarse por dentro y eso a veces puede deteriorarlo, y por último y el más importante concepto, tú haces al robot no ellos a ti, la actitud que tome Bill será la que tú le enseñes, ellos están programados para aprender, aprenderá de ti a ser un humano…

—No es humano —interrumpió molesto.

—Lo sabemos, pero él aprende rápido, está diseñado para eso, le enseñarás la vida humana, eso es todo.

Tom suspiró resignado y el robot lo imitó pues era otra vez que inflaba las mejillas así y supo que era por aburrimiento, pues bien, Bill se había aburrido ya que no le prestaban atención.

—¿Y… ahora cómo me lo llevo? —preguntó inseguro.

—Toma su mano y dile que eres su amo —le dijo el científico y Tom se puso nervioso.

—¿Por qué debo decirle eso?

—Recién ha nacido, él no sabe quién es su dueño y tú lo serás, su mano activa la dependencia y lealtad hacia alguien, hasta el momento nadie lo ha tocado, serás el primero y mirándolo a los ojos él te grabará en su primera memoria como su dueño.

—Vaya, esto es un poco… friki —utilizó un término ya extinto, pero los científicos lo entendieron.

—Es tuyo —animó el científico que guiaba, estaba aburrido de esperar que Tom hiciera algo.

Tom se acercó un poco inseguro y Bill lo miró expectante, había escuchado todo y su sistema se preparaba para recibir contacto humano.

—Hum… ¿su mano? —preguntó a los presentes y todos corearon un aburrido “siiiii”.

Tomó la mano del robot y miró a sus ojos. Tom estaba frío y eso lo registró Bill.

—Hum… soy tu amo —dijo despacio y Bill le sonrió.

—Estoy para servirle —dijo eso apretando su mano lo cual asustó un poco a Tom—. No me tema, estoy feliz de irme con usted, señor Tom. —Tom pestañeó seguido, soltó su mano y volteó a ver a los científicos.

—No tiene una caja, ¿verdad? —Todos rieron y luego Bill se puso en pie.

—Camino, le sigo a donde vaya.

Tom lo miró e infló sus mejillas otra vez, suspirando para bajar sus nervios, jamás pensó que terminaría inmerso en un proyecto extraño de robots, pero sabía que ya no podía dar marcha atrás…

Y este fue el primer capítulo, es probable que suba pronto pues los tengo listos. Veremos cómo va su convivencia.... Espero me hagan saber su opinión *-*