viernes, 9 de agosto de 2013

Rebelde - 8

Hola a todos, espero les guste este capítulo~ lamento demorar.
Tom sentía que estaba cometiendo una locura… una tremenda locura, un acto enfermo. Pero su cuerpo que bien respondía a cada caricia de Bill, al calor que su cuerpo emanaba y a cada soniditos particular que sus labios soltaban. Era sensual.

Bill estaba acostado sobre su espalda en el asiento de cuero y se estaba quitando la polera negra de manga larga que traía puesta, Tom se separó un poco de él siendo atrapado por las piernas de su hermano, aprisionando su cuerpo atrayéndole hacia él, impidiendo sus libres movimientos.

—Mírame —le canturreó mientras terminaba de quitarse la camiseta, la cual lanzó al suelo.

La poca luz que entraba de una farola en la calle, le permitía a Tom verle en la luz tenue, lo blanco de su piel era hipnotizante. Y sus manos descendieron hacia la hebilla de su pantalón para quitárselos también, lo cual Tom impidió con sus manos heladas de nerviosismo. 

—Espera Bill…

—Esperé mucho —contestó rápidamente, sabía que Tom podría arrepentirse, casi lo había adivinado. 

Sus manos se movían rápidas y en segundos estaba bajándose el pantalón, alzando sus piernas, liberando a Tom en cuanto se quitó esa prenda y la tiró lejos.

—Basta… espera, no —su voz sonaba agitada, aún estaba arrodillado sobre el asiento viendo como su hermanito se quitaba todo con tanta prisa que no pudo detenerlo— ¡Espera Bill! —le gritó lo que causó una risa de emoción de Bill, a él le gustaba eso para su pesar de Tom quien sudaba nervioso.

—Que espere qué… —tenía ambas piernas apoyadas en los hombros de Tom y hasta le acarició las mejillas calientes con sus atrevidas piernas. Luego metió sus pulgares en los lados de su última prenda, sus calzoncillos negros, Tom cerró los ojos y Bill rió triunfante ante eso.

Aquella prenda terminó sobre la cabeza de Tom, sobre sus rastas.

Bill reía y se agitada, Tom no reaccionaba, él solo pensaba qué podía hacer… Estaba harto de discutir con él, de siempre salir perdiendo, no quería rechazarlo pero tampoco follarlo. Estaba acorralado como un ratoncito en un hueco con el gato afuera. Debía salir y escapar o ser comido.

Abrió los ojos al sentir que Bill se movía.

—Sé que te gustará esto —le canturreó mientras se daba la vuelta con movimientos suaves, moviendo su cabeza, agitando sus cabellos, se arrodilló en el asiento de cuero exponiendo su espalda y luego, apoyado con sus manos se alzó un poco mostrándole todo. 

Podía ver como Tom pestañeaba y abría la boca sorprendido de su atrevimiento.

—¡Bill! —le gritó yendo sobre él intentando tapar toda su desnudez cogiendo la polera en el suelo, cubriendo principalmente su trasero.

Su hermano tenía dieciséis años, él no podía imaginar cómo así Bill podía comportarse de esa manera.

—Déjame, Tom —se sintió rechazado. 

Él jamás se había expuesto así a nadie, voluntariamente, claro. Por lo general tomaba el control de la situación, pero nunca estaba en cuatro con alguien detrás, eso para él era muy íntimo, quería darle ese placer a Tom, pero éste se desesperaba por vestirlo. Toda la calentura de Bill se iba en forcejeos e insultos.

—¡Suéltame carajo! —encarando a Tom peleaba de manos— ¡Ya me harté! —diciendo esas palabras, tomó la polera de Tom y jalándole de las rastas se la quitó entre gritos y jalones de ropa.

—¡Bill! ¡Deja! —no sabía cómo controlarlo, además su brazo enyesado era una desventaja— ¡Esto se acabó, no más! ¡No estoy jugando! —ya para el último grito de amenaza, tomaba sus anchos pantalones de un extremo y Bill del otro, hasta le había conseguido sacarle un zapato, era algo que Tom no podía creer— ¡Ahh! —gritó frustrado cuando quedó casi desnudo— ¡Qué carajos quieres! ¡Ya estoy desnudo! ¡Qué más! ¡Ahora déjame que voy a encender el auto y nos vamos a la casa!

Bill rió de emoción al ver a Tom así, sentado en el asiento sin nada casi, solo sus bóxers blancos los cuales tenía intención de quitar.

—No le veo el chiste — dijo Tom intentando buscar su polera.

—Ven aquí —se le lanzó encima, poniendo sin pudor ambas piernas a sus lados y sentándose desnudo sobre sus muslos, Tom se tensó y solo pudo poner una mano en su cintura para mantener una distancia prudente.

—Bill… ¿sabes lo que haces? ¿Realmente lo sabes?

—Sí —dijo sonriente.

—No, solo actúas por tus impulsos nada más… Estás caliente y como no entraste a tu fiesta quieres que alguien pague eso y desquitarte conmigo te parece buena idea—Bill frunció el ceño, él no estaba para reflexiones, él quería acción.

—Bah, que serio… Al menos dime si… si te pongo duro, anda… —se sentó sobre su miembro sintiendo como Tom se incomodaba— Así como el otro día… —le susurró lamiendo su oreja— solo que esta vez… Esta vez entrarás en mí y terminarás dentro.

El cuerpo se le escarapeló en sensaciones placenteras que le llenaron de temor, qué clase de hermano tenía. Aún sí quería hacerle entrar en razón.

—Somos hermanos… —grave error, era lo que menos quería escuchar Bill, las cosas morales, las reglas sociales, los impedimentos. Se molestó.

—¡Una mierda! ¡Si no me follas tú, te follo yo! —diciendo eso, volvió a jalarle de las rastas, usando su fuerza logró recostarlo en el asiento entre forcejeos e insultos.

—¡Bill! ¡Basta! —estaba comenzando a enfurecerse, Bill estaba descontrolado, tratando de dominarlo usando la fuerza y Tom estaba en desventaja pues tenía el yeso en un brazo, con una sola mano era imposible dominar al pequeño pero fuerte de Bill— ¡Grr…! —otra vez gritó enfurecido al sentir las escurridizas manos de Bill quitándole todo.

—Te va a gustar… —reía y se agitaba tratando de abrir las piernas de Tom y acomodarse entre ellas— Quizá duela… no hay lubricante, pero dudo que quieras que te prepare… he… —se lamió los labios.

—¡Qué pretendes! ¡Déjame! ¡Es en serio, Bill! —lo tenía dominado y buscaba la manera de que se relajara para así lograr su cometido.

Entonces se inclinó un poco y le besó, recibiendo una mordida de parte de Tom enfurecido, el cual aprovechó para levantarse y sentarse cuando Bill retrocedió luego de gritar sintiendo el ardor en su labio… Otro rechazo más, comenzaba a cansarse y ofuscarse en sobremanera.

El silencio reinó ahí dentro, solo las agitadas respiraciones se escuchaban, Tom podía adivinar que si tocaba a Bill éste explotaría de rabia, al parecer le había mordido muy fuerte pues podía sentir el sabor salado de su sangre, pero ¿y Bill? ¿Acaso él no le había hecho peor? Lo había golpeado y ya el brazo enyesado le dolía de tanto forcejear para librarse de ser prácticamente violado.

—¡Eres un maldito! —fue el insulto que le lanzó Bill. 

Entre tantas malas palabras que podía haber escogido, le dijo solo eso… Tom sonrió un poco y luego rió ante toda la escena. Ambos desnudos, sentados ahí con los cabellos totalmente desordenados y la ropa tirada en todas partes, era una locura.

—¿Debo tomarlo como cumplido? —Tom lo miró y Bill aún lucía enfadado, limpiándose el labio. 

Le extendió su mano libre de yeso la cual Bill golpeó— ¡Aush! —se quejó—. Ya, lo siento… —Nada, Bill aún estaba sentado con ambas manos en sus labios— Bill, vamos a la casa, allá te curo.

—No… —Dijo alzando la mirada y meneando la cabeza, suspiró sonoramente— Estoy caliente, tú no me quieres, ¿sabes lo que alguien haría por tenerme? —se giró hacia la puerta y la abrió— ¿Quieres verlo?

—¡Espera! ¡No! —pudo adivinar sus intenciones, quería salir del auto desnudo, parecía demente, Tom se angustió intentando impedir aquello.

Pero Bill fue escurridizo y terminó afuera, desnudo en la vereda de esa calle mugrosa. Se pasó ambas manos por su cabello, alisándolo y luego se sacudió, hacía frío.

—¡Está bien, tú ganas! —gritó Tom con mucha vergüenza pues no quería salir del auto tal como vino al mundo —¡Entra al auto! —ordenó con voz firme con lo cual recibió una risita burlona de parte de Bill.

—No, no —le cantó con una melodía tonta— No entraré… ¡vendrás por mí! —Y corrió como loco por la vereda. A Tom casi se le sale el corazón.

Así que tomó sus anchos pantalones tan rápido como pudo y con una sola mano se los puso, y salió.

Su corazón bombeaba a mil y toda la adrenalina que sentía hasta le hizo olvidar que había dejado abierta la puerta del auto y que corría sin zapatos.

Su Bill había girado por una calle oscura hacia un callejón. Todas las pocas personas que por ahí pasaban eran maleantes y prostitutas. Giró la calle y pudo verlo parado frente a dos hombres, que poca vergüenza, y ahora él se encontraba algo nervioso y bastante alterado.

—¡Bill! —gritó con voz rasposa.

—Veinte euros —pudo escucharle decir, ¿acaso de prostituiría en su delante?— Sin preservativo, cincuenta.

—¡Qué demonios! —se acercó y le tomó del brazo, los dos hombres lo miraron fijamente.

—¡Ey! —amenazó uno de ellos acercándose peligrosamente a Tom.

El corazón de Bill latía de temor y eso le parecía… excitante, no sabía qué podía ocurrir y le encantaba. La adrenalina que corría por sus venas le impulsaba a más…

—Bill, vámonos —le dijo apretando los dientes, los dos hombres miraban con mucho interés el trasero de su hermano.

—Espera, no —habló uno de ellos, uno panzón y feo, estaba interesado—, yo te doy sesenta y nos vamos a mi auto —la manera en como lo miraba era asquerosa, se lamía los labios, Tom sintió que su sangre hervía de la rabia, apretó el brazo de Bill y éste en vez de gritar gimió excitando a los dos hombres presentes.

—Tengo setenta aquí —sacó de su bolsillo el otro hombre barbudo—, vamos.

—No, no, no, no —repitió Tom tantas veces, casi tartamudeando, pensaba en qué decir mientras los hombres comenzaban a ponerse ansiosos por tomar a su hermano—, no está disponible, pagué mucho por él y se escapó del auto, viene conmigo o su caficho nos sacará la mierda a todos —vio como los hombres fruncieron el ceño y uno de ellos se llevó una mano hacia la espalda con cautela, pudo anticipar que sacaría alguna navaja.

—Con que es tuyo, eh… —las cosas se pondrían feas y Bill solo espectaba la escena respirando agitado— ¿Es verdad lo que dice? —le preguntó a Bill—. Mira que te ofrezco setenta y si quieres… pues tengo amigos que le gustan los jovencitos calientes —Tom comenzaba a tensarse tanto que sentía que la espalda le dolía.

—Pues… —Bill sonrió, Tom estaba a su tras intentando cubrirle de otras personas que pudieran notar su desnudez— Es que este cliente es impotente, no se le para y escapé por eso, estaba tan caliente… ¡auch! —se quejó en cuanto un codazo le impactó en las costillas. Los hombres rieron maliciosos, pero había algo en ellos que le indicaba a Tom escapar, el problema era que sin zapatos no podría correr tan rápido. Su auto estaba apenas a una cuadra de distancia.

—Tenemos que irnos… —habló Tom nervioso.

—No —dijo seco el hombre barbudo sacando una navaja— A ver si nos regalan algo de… acción —pidió perversamente. 

A Tom se le bajó la presión y en parte Bill comenzó a preocuparse, pues solo quería burlarse de Tom un momento, mas aquello ya se tornaba bizarro.

—Sí —dijo el otro hombre, panzón y desalineado— Vamos, tócalo, acaba con él o nos lo follamos.

Aquello terminó por poner frío a Tom quien solo atinó a tomar fuertemente de la muñeca a Bill y jalarlo hasta casi arrastrarlo por la vereda y echar a correr con él rumbo su auto escuchándolo gritar de la sorpresa y a los hombres también gritar e ir corriendo detrás suyo.

Tanta adrenalina logró hacer reaccionar a Bill, quien corrió junto a Tom lo más rápido que dieron sus piernas y metiéndose en el auto, Bill manejó aun con el auto con las puertas abiertas y el perrito chillando dentro puesto que se sentó encima de una de sus patitas.

Todo el griterío acabó dos cuadras más arriba puesto que perdieron a los hombres que los perseguían.

—¡Estás demente! —fue lo que le gritó Tom esta vez muy molesto, le lanzó una bofetada en la cara tan fuerte que su mano ardió y el rostro de Bill se giró violentamente producto del impacto.

Otra vez el silencio se hizo presente con el llorar del perrito de fondo. Tom lo tomó en sus brazos calmándolo mientras veía a Bill enfurecido cerrando violentamente la puerta del auto.

Bill estaba algo cansado, así que no quiso empezar una discusión con Tom. Él le indicó cambiar de asiento para que manejara a casa, Bill pasó al asiento de atrás para vestirse pasándole poco a poco la ropa que le faltaba a Tom.

Al llegar a casa, ambos bajaron con las ropas mal puestas y despeinados totalmente. El paseo había sido el más loco de sus vidas… Pero había una duda latente en Tom. Mientras había estado conduciendo, las imágenes de su hermano desnudo, todo ese atrevimiento y la manera en como se expresó cuando estuvieron a punto de acostarse le había hecho pensar que algo había ocurrido con él, tenía una corazonada, y sabía que él ya no era virgen, aunque no sabía con cuántos había estado su hermano íntimamente, mucho menos desde qué edad.

Al entrar a casa, ambos sintieron que debían darse una ducha.

—Yo primero —dijo Bill.

—Lo que pasó hoy pudo habernos costado la vida, Bill tú…

—¡YA! —gritó airado— sé lo que me vas a decir, siempre es lo mismo, no quiero oírlo, estamos vivos por desgracia, así que ¡Shh! Ahórrate tus sermones aburridos —Tom aspiró aire tratando de controlar su mal genio, eso era injusto.

—Iré primero, y punto.

Bill se lo permitió, estaba cansado de discusiones.

Luego que ambos terminaran de bañarse, Tom puso al perrito al lado de su cama y fue a la habitación de Bill para cerciorarse que dormiría sin problemas… Como cuando eran niños.

Bill estaba sentado en su cama solo con sus bóxers puestos, acomodaba su almohada, estaba serio y un poco fastidiado, pero permitió que Tom entrase a su cuarto y se recostó suspirando, relajándose.

—Bill…

—Si vas a sermonearme retírate ahora mismo —prefirió poner límites antes de tener que ir en contra de Tom.

—No vine a eso —su voz sonaba suave y algo tímida… Entonces captó la atención de Bill quien le miró acomodándose en su cama, tapándose con las mantas.

—Dime…

—Pues… No sé cómo decirlo —Bill movió una de sus piernas y le pateó el trasero por debajo de las mantas, Tom rió un poco esquivando su miraba— Ya... Me preocupa cierto tema —Bill rió burlonamente y le dio otra patadita.

—Habla de una vez, pareces mujer así con rodeos —los ojos de Tom se clavaron en los suyos poniéndose serio y con una grave voz soltó la pregunta.

—¿Con cuántos te has acostado y desde cuándo? —Tom pudo notar la incomodidad en el rostro de su hermano quien llevó una mano hacia su frente y se cubrió un poco los ojos, un gesto que denotaba algo de vergüenza, pero no lo quería demostrar, ni cohibirse, aunque pensar en ciertos acontecimientos confusos le llenaban de una sensación fastidiosa, como un pesar que le daba enojo.

—No lo sé.

—¡Cómo no lo sabes! —se alteró un poco imaginándose un número espantoso mayor de cien personas las cuales tocaron a su hermano menor. Pero vio la pequeña sonrisa de Bill y decidió mantener la calma— No lo pregunto por… no sé, por curioso morboso, solo me preocupas, no quisiera que… no sé, ya sabes, eres lo suficientemente grande como para saber a qué me refiero.

—Pareces una anciana hablando así, ¿tan difícil se te hace decir que puedo tener sida? —Tom trató de relajarse, al parecer Bill estaba abierto al diálogo directo.

—Pues eso, el sida y otras enfermedades más…

—Uso preservativos… Y solo han sido menos de… no sé, diez personas —aquella información disgustó mucho a Tom, pero trató de mantener la calma.

—¿Desde cuándo? —esa pregunta incomodaba mucho a Bill, pero al igual que Tom trató de disimular y llevó una mano hacia sus ojos y suspiró prolongado, estaba serio, pero quería hablar.

—Muy temprano… Quizá no debas saberlo —Tom sintió un dolor en su estómago, aunque preferiría no saberlo había una preocupación y duda en su ser.

—Quiero saberlo —Bill bajó mucho la mirada aún recostado sobre su cama con una mano tapándole un poco los ojos de la luz de la habitación.

—Después que papá y mamá murieran… —Tom agachó la cabeza y no supo qué decir, escuchó un suspiro de Bill tratado de calmarse. Muchas imágenes inundaban su mente, recuerdos de un hombre llamado Jimmy follándole en una cama, lo mucho que le dolía, y la confusión de saber si él se lo había buscado o no— luego de la primera vez tuve algunos encuentros más y eso es todo —otra vez el silencio, Tom procesaba esa información, sus padres habían muerto cuando Bill apenas tenía catorce años, y él no supo cuidarlo bien… Era su culpa—. ¿Y tú? —volvió a patearle el trasero por debajo de las mantas.

Tom rió un poco, se sintió algo cohibido puesto que él era casto y virgen a sus dieciocho años no había pasado más que besos y tocamientos algo subidos con Andreas su único novio y ahora con Bill, claro. Pero el menor tenía la sospecha de que él había experimentando más en especial con chicas.

—Si hablamos solo con la verdad, pues… Aún nada —le miró a los ojos y Bill le sonrió volviendo a patearle el trasero a lo que Tom tomó su pierna por encima de los cobertores.

—¿Ni mujeres? —Tom negó.

—¿Tú?

—Sí, pocas… pero sí —su orgullo creció, suspiró sintiéndose bien.

Tom era su máximo ideal, pero en algo Bill le ganaba y aunque precisamente no era nada bueno, se sintió el maestro del sexo… El hermano menor capaz de darle toda una charla de esas cosas al mayor. Así que la adrenalina corrió por su cuerpo otra vez y se sentó en la cama.

—¿Quieres hacerlo conmigo? —se ofreció abiertamente, no esperaría un no por respuesta, muchos rechazos en un día lo tenían al borde de algo… Desde niño se sintió así, incapaz de tocar a su hermano y ahora había una debilidad en Tom: su inocencia.

Las mejillas de Tom se calentaron y pestañeó rápido.

—De-definitivamente hoy es-estás demente… —tartamudeó y luego rió nervioso tratando de dejar aquel ofrecimiento en una broma. Pero luego Bill sacó los cobertores y se quitó los bóxers quedando desnudo otra vez en un ambiente cómodo e iluminado— Bill, no —habló Tom serio. Era un rechazo.

—No acepto un no… —estaba sentado casi al borde y se levantó para irse, pero se detuvo cuando Bill se giró mostrándole todo, arrodillado en la cama.

—No… —su voz sonó excitada. La vista de su lindo trasero y su espalda lograban hipnotizarlo, pero temía dañarlo o quizá no satisfacerlo… Estaba nervioso, sería una locura acostarse con él— Bill… —gateando en su cama fue a su costado y Bill se arrodilló para abrazarle y sentarse en sus piernas.

—Dijiste que me querías… —Bill sabía que sonaba patético, poco demandante, pero no quería más rechazos.

—Te quiero, te amo, es la verdad, pero no lo veo correcto, esto, tocarte así… Me sentiré mal después… no quiero dañarte —le susurró aferrándose a su cuerpo desnudo, Bill comenzaba a meter sus manos por debajo de su polera de pijama.

—Tú no podrías dañarme… Ya estoy dañado —Bill recibió un suave beso en su mejilla y rió tratando de no lanzarse sobre Tom como cuando estaban en el auto.

—No… 

—Sí —Bill le besó en los labios y Tom cerró los ojos cayendo hacia atrás en la cama con Bill sobre él. Guió una mano de Tom por su pecho y luego más abajo y hacia atrás, la dejó ahí y luego lo miró a los ojos— No me rechaces… 

Tom tragó saliva y luego de segundos confesó—: No sé cómo… cómo hacerlo… —Bill le inclinó hacia él besándole.

—Te diré cómo…

—Estás demente… —Bill le sonrió mostrándole todos sus dientes.

—Demente por ti, solo por ti. Ahora… —se metió dos dedos a la boca, lamiéndolos y jugando un poco ante la atenta mirada de Tom— Espera a que esté listo.

—Oh, no… —se quejó nervioso, llevando una mano hacia su rostro, sintiendo como su pulso se aceleraba y su respiración se agitaba, trataba de no ver lo que Bill se hacía a sí mismo aunque podía imaginarlo y en ese proceso su erección crecía.

Pronto un gemido se escuchó de parte de Bill y luego Tom yacía sobre la cama completamente desnudo. Bill se alzó sobre él y tomó la erección de Tom, lo miró a los ojos y descendió sentándose en él emitiendo un jadeo prolongado viendo como Tom abría la boca y lo abrazaba por la cintura…

¿Qué más pasará >:D lo veremos muy pronto. Los quiero *-*~

5 comentarios:

  1. :O ¡Qué final! :O me encanto, y yo que mediante leía el capítulo pensaba que no habría mas acción, veo que me equivoque. Me está encantando este fic cada vez más :D
    y tengo tantas dudas, quiero descubrir el misterio de por qué Bill es como es.

    cuidate! besos!
    Criis.

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  2. Hallo!
    owwww!!! *-* Tom es virgen!
    que bonis e.e'
    solo que Bill se va aprovechar ._. como antes de que llegaran a la casa, que biien que no paso nada, No puedo creer que Bill saliera corriendo desnudo ._.' wow es algo que yo no haría XD

    Tomii Tomii Tomii tu te metiste en algoooo Maaalo :s
    pero espero que con esto Bill pueda cambiar tan siquiera un poquito :s

    Me gusta *-* espero el proximo!
    Cuídate y besos <3
    Zuii.

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  3. aii bucha >u< siempre lo dejas en la mejor parte (/u\) lo ame jeje
    esperare el proximo con ansias c:

    atte vanee

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  4. Tom virgen, Amo los fics en los que Tom lo és >.< Cambia la dinamica de todos "Tom el dios del sexo" "el player"

    waaa Bill esta taaaan loco...

    El final... Ya Bill lo consiguió, desvirgó a Tom x
    Actualiza pronto!!!!

    ~Moonlight

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  5. aaaaaaaaaaaaaaah!!! Pero queee exaltado y enloquecido el pendex !!! POOOR JEBUUUS!!!! Casi violan a los dos en esa mugrosa calle!!!
    Puedo ODIAR a más no poder a Billito que creaste??? -_-
    Y encima LOGRO EXCITAR a su pobre hermano quien lo FOLLOOOO!!! O__O
    Y ahora ??? :/ Gracias por actualizar(?
    Cuidateeee nena! ♥

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